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lunes, 22 de febrero de 2021

Nuevas reglas, nuevos castigos Capítulo 9

 

Nuevas reglas, nuevos castigos

 

Capítulo 9

 

Otro fin de semana encerrado en casa, y ya van tres seguidos. No quiero quedarme sin convivencias por lo que le hago caso a mi padre y avanzo en la lectura de la novela. También estudio, sin que mi padre lo sepa, lengua e historia. Ya me han dicho las fechas de los exámenes de recuperación, serán después de Semana Santa, y tengo que aprobarlas.

El domingo por la tarde mi padre se apiada de mí y me propone salir a dar una vuelta, vamos a un parque que está a unos diez minutos en coche y en el que hay muchos caminos. Paseamos y charlamos un rato, después tomamos un helado. Me encanta que pase tiempo conmigo, agradezco esta parte de la nueva faceta de mi padre.

Natalia: Adrián, vamos levanta.

Otra vez lunes, ¡no! Y además hoy o mañana mi padre recibirá las notas. No quiero enfadar a Natalia, hoy no, me levanto, refunfuñando, pero lo hago.

Me cuesta concentrarme en las clases, me comen los nervios por no saber qué día llegarán las notas, pero consigo pasar el día sin ningún aviso. Por la tarde sigo leyendo la novela, estoy en ello, en el salón, cuando llega mi padre. Me da un abrazo y me pregunta por mí día, ¡uf!, aún no ha visto las notas.

El martes pasa un poco mejor, por la tarde tengo clase de tenis y el deporte siempre me ayuda a relajarme. Llego a casa y me voy a mi habitación, a estudiar. Mi padre entra sin llamar, enseguida veo que está enfadado.

Carlos: Hola Adrián. ¿Estás estudiando? ¿Historia?

Adrián: Hola papá, has visto las notas, ¿verdad?

Carlos: ¿Desde cuándo las sabes?

Adrián: Desde la semana pasada.

Carlos: O sea, que cuando me pediste salir el viernes tú ya sabías que no sólo ibas a suspender lengua, ¿y decidiste ocultármelo?

Adrián: Sí papá, lo siento. Quería que me dieras permiso para salir el viernes y no me atreví a contártelo. Además sabía que de todas formas te ibas a enterar cuando llegaran las notas.

Carlos: Enséñame todos los exámenes, ¡ahora!

Saco los exámenes que tengo guardados en mi escritorio, algunos ya los ha visto, otros no.

Carlos: ¿Un 1 en lengua? ¡Adrián!, eso significa que no estudiaste nada.

Adrián: Como de todas formas iba a suspender no le dediqué tiempo, ahora sé que me equivoqué, no tendré que examinarme sólo de la novela sino que también tendré un examen del temario. Para historia estudié aunque no me dio tiempo de mirarme todos los temas, había demasiados y yo lo llevaba fatal, pero he mejorado y el profesor me ha dicho que me guarda la nota del proyecto. Los demás están todos aprobados y he remontado tres de las cinco asignaturas que había suspendido en la preevaluación.

Carlos: ¡Me mentiste Adrián! Cuando te pregunté me dijiste que los exámenes te habían ido bien, y los escondiste a propósito, ocultar es como mentir. A partir de ahora quiero ver cada examen que hagas el mismo día que te lo entreguen. Y añade una regla más al cartel.

8. No debo mentir.

Adrián: Lo siento papá, de verdad. La semana pasada, cuando acabamos los exámenes ya empecé a estudiar para las recuperaciones, además de leer la novela, y este fin de semana he avanzado bastante.

Carlos: Y espero que eso siga pasando lo que queda de semana. Te iré preguntando lo que hayas estudiado para asegurarme que de verdad lo estás haciendo, ya no sé si debo seguir confiando en tu palabra.

Esta última frase hace que se me salten las lágrimas, ya no confía en mí. Eso me afecta, aunque tampoco me extraña, lo raro es que hasta ahora lo hiciera, con las cagadas de los últimos meses no sé ni cómo me aguanta. Mi padre tira de mí hacia él y me atrapa en un abrazo.

Carlos: Ya está Adrián, ¿por qué lloras? ¿Qué pasa?

Adrián: Lo siento, siento haberte decepcionado, yo quiero que confíes en mí.

Carlos: Shh, te quiero mucho, lo sabes ¿verdad? Confío en ti ¿vale? Pero quiero asegurarme de que vas a recuperar las dos asignaturas. Si veo que vas mal te ayudaré a estudiar para que apruebes y por eso te preguntaré.

Adrián: Vale. Yo también te quiero y quiero que vuelvas a estar orgulloso de mí, te demostraré que soy responsable.

Carlos: Lo sé, hijo.

Mi padre suspira. Seguimos abrazados, he enterrado mi cara en su pecho, me besa en la cabeza.

Carlos: Has crecido tanto. Te has convertido en un adolescente, has entrado en una etapa rebelde, sé que a esta edad no siempre se piensa con claridad y es normal que cometas errores. Pero yo estaré a tu lado, como te dije, para lo bueno y lo malo.

Adrián: ¿Y ahora viene lo malo?

Mi padre sonríe, me separa y se sienta en la cama.

Carlos: Vamos, te dejo pasar la mentira. Serán 20 nalgadas por cada examen suspendido, sobre el boxer, eso es lo que pasará a partir de ahora cada vez que suspendas, aunque espero que no vuelva a pasar. Pero ten en cuenta que la próxima vez que me ocultes una mala nota te castigaré por ello y se sumarán 20 más.

Me acerco a él, me bajo los pantalones y me tumbo sobre sus rodillas, suspiro, he conseguido retrasar unos días el castigo, pero ya sabía que terminaría así. Mi padre me acaricia la espalda, como siempre antes del castigo.

Carlos: Adrián, ¿por qué te voy a castigar?

Adrián: Por no estudiar y suspender dos exámenes, y por mentirte. Bueno, me has dicho que esta vez me dejas pasar el habértelo ocultado, sólo quiero que veas que sé que no debo hacerlo más. Lo siento papá, de verdad, no volverá a pasar.

Carlos: Lo sé campeón.

Deja quieta la mano y me sujeta. Me agarro a la almohada, si sigo así tendré que cambiarla porque acabará destrozada.

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Termina el castigo, me levanto, me pongo bien el pantalón y me froto el trasero, al principio me daba mucha vergüenza hacerlo. Mi padre me abraza y me acaricia.

Carlos: Ya está, shh, todo perdonado ¿vale? Vamos campeón, hoy no he sido tan duro.

Es verdad, hoy me ha pegado con menos fuerza que otras veces, eso no significa que no me haya dolido pero pasará antes. Le devuelvo el abrazo y me voy calmando.

Carlos: Tienes que añadir una nueva norma al cartel, no se te vaya a olvidar.

Le sonrío, me separo y quito el cartel de la puerta, lo llevo a mi escritorio y añado la nueva regla. Después lo vuelvo a colgar.

Mi padre me pide los resúmenes de los capítulos que he leído de la novela y le explico lo que he leído hasta ahora, después me pregunta los temas que ya he estudiado de historia y de lengua, lo tengo todo bastante avanzado. Me promete que si sigo así me dejará ir a las convivencias de la próxima semana.

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