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jueves, 24 de marzo de 2022

Capítulo 41 “Eso no es algo que los abuelos deben presenciar”


 Capítulo 41 “Eso no es algo que los abuelos deben presenciar”


SHAUN


A las 10 de la noche por fin pudimos ir a descansar. Había sido un día ajetreado, con lo de Kyle me había agotado mentalmente y además aquel día Sammy al parecer amaneció con el pie izquierdo y se pasó la tarde peleando conmigo por las cosas más mínimas. 

Logré terminar el día invicto con Sammy, lo menos que quería era castigar a mis dos hijos el mismo día. 

Luego de darles las buenas noches, me dirigí a mi habitación en donde ya estaba acostada Lydia, leyendo uno de los tantos libros que amontonaba por la habitación.  


Shaun: lo único que quiero es terminar este bendito día, creo que nunca me había sentido tan agotado y ni siquiera fui al gimnasio el día de hoy. - me saqué la camiseta y los vaqueros que había utilizado aquel día y sin ganas de colocarme el pijama me metí bajo las sábanas solo con la ropa interior. 


Lydia: eso está terrible cariño – no entendía a que se refería, pero apenas me recosté al lado de Lydia, ella cerró con suavidad su libro y lo dejó en la mesita de noche que tenía a su lado. – es perjudicial no hacer el apropiado ejercicio diario Profesor Adams – ya me había dado cuenta de que tramaba. Amaba en demasía a mi esposa, pero la amaba aún más cuando se encontraba en esta época de sus embarazos. 


Ella se sentó sobre mi mientras yo le besaba el cuello con necesidad, hacía semanas que no pasaba nada entre nosotros. Entre Kyle que cada dos por tres venía a dormir a nuestra cama y los malestares propios del embarazo de Lydia, la sexualidad en nuestra rutina se había postergado por completo. Hasta el día de hoy al parecer. 


Shaun: no sabes como me pone que me digas profesor… - le comencé a desabotonar la camisa de su pijama lentamente mientras la seguía besando. 


Lydia: Profesor… - no pude evitar dar un respingón al sentir el susurro de Lydia en mi cuello. No aguantaba más. 


Estaba a escasos centímetros de descubrirle los hombros cuando sin previo aviso Kyle entró a nuestra habitación. 


Shaun: ¡carajo! – Kyle al fijarse de la situación solo atinó a cubrirse el rostro mientras se volteaba.  


Kyle: diablos, búsquense una habitación – no podía creer la audacia de ese crio.  


Shaun: estamos en nuestra habitación. – Lydia apenada ya había vuelto a abotonarse la blusa y se estaba acomodando a mi lado. – cuantas veces debemos decirte que debes tocar antes de entrar a una habitación, sobre todo a nuestra habitación. – le hablé severamente. No estaba enojado con mi hijo, pero si me sentía levemente frustrado. 


Kyle: lo siento… es solo que me siento muy nervioso y no puedo conciliar el sueño, y quería saber… si… ¿puedo… dormir… con ustedes? – como podía enfadarme con mi pequeño. 


Lydia: claro que si mi vida, ve por tu almohada y recuéstate aquí entre nosotros. – la voz de Lydia se escuchaba extraña, pero no pude indagar mucho más ya que rápidamente se fue al cuarto de baño. – iré a cepillarme los dientes. 


Kyle se recostó a mi lado y yo le rodee con mi brazo para acurrucarle bien. 


Kyle: no te da vergüenza tocarme con aquella mano con la cual querías profanar el cuerpo de mi madre. – quedé en blanco, desde cuando mi bebé sabía de estas cosas y además bromeaba con ellas. – deberías ver tu cara papá hahaha… - le piqué el costado para hacerle cosquillas y claro que lo conseguí. 


Shaun: cuidadito Kyle Adams… - seguí jugando con Kyle hasta que escuché a lo lejos un sollozo que provenía del cuarto de baño. Decidí ir a investigar. – iré a cepillarme los dientes también peque, trata de comenzar a dormir… y no te atrevas a prender la televisión – dije aquello cuando le vi tratando de robar el control de la mesita de noche de Lydia. – estás castigado Kyle, que no se te olvide. 


No tuve más respuesta que un quejido, pero ya estaba dentro del baño y no me detuve a contestarle. 

Apenas al entrar vi como Lydia se encontraba llorando a mares sentada en el inodoro. 


Shaun: mi vida, ¿Qué sucede? ¿te sientes mal? ¿es el bebé? – me preocupé de inmediato, Lydia no era de llorar muy fácilmente. 


Lydia: es… que… mala… soy… madre – no entendí un carajo, Lydia prácticamente estaba hipando y no entendía el porque.  


Shaun: cariño respira, no logro entenderte, anda respira profundamente conmigo. – me arrodillé frente a ella tomando sus manos y mirándola fijamente a sus ojos.  Finalmente, luego de unos minutos pudo controlarse lo suficiente como para hablar conmigo. 


Lydia: soy una pésima madre Shaun – le miré sin entender y ella continuó – de verdad quería tener sexo contigo hoy, lo quería de verdad y lo vengo deseando desde hace días y cuando por fin logramos tener unos minutos de soledad, llega Kyle y nos interrumpe, y lo peor de todo es que siento mucha rabia contra mi pequeño hijo en este momento… - volvió a llorar con sentimiento y yo no pude hacer nada más que reír. - ¿de qué diablos te ríes Shaun Adams? – ups, será posible que pase del llanto extremo al enojo tan rápidamente. 


Shaun: bebé… no eres una mala madre, eres una increíble madre, solo que estas tontas hormonas están jugando contigo. No te sientas culpable por eso. – le besé cada ojo para que dejara de llorar y también tiernamente en los labios. – no te preocupes cariño, te compensaré por lo de hoy… 


Lydia: más te vale Shaun, deberíamos mandar a los chicos con tus padres por una semana… - si que le estaban molestando aquellas hormonas, pero no podía estar más agradecido.  


Shaun: ya veremos que haremos. Ahora vamos a dormir junto a ese polizón que amamos tanto. 


Fuimos a la cama en donde ya se encontraba Kyle completamente dormido y rápidamente le acompañamos en el sueño. 


Debía de ingeniar un plan para lograr estar con mi esposa a solas por lo menos unas cuantas horas… y rápido, que no quiero que se forme la tercera guerra mundial en mi propia casa. 

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KEITH


Nuestro primer día en el paraíso estaba avanzando a la perfección. Habíamos tenido un desayuno delicioso y ahora nos encontrábamos recostados frente al mar mientras tomamos una piña colada. Creo que soñé con esto antes. 


Phill: podría morir ahora mismo… no puedo creer que hace horas nos estábamos congelando con el final del invierno y ahora estamos en bermudas y aún puedo sentir un poco de calor. 


Keith: a mi no me molestaría en lo absoluto que te quites esa bermuda igualmente, aunque claro, tendría que hacer desaparecer a todas estas personas que están a nuestro alrededor ya que no creo tener la suficiente fuerza de voluntad para no lanzarme sobre ti en un segundo. – mientras hablaba, acerqué su reposadera hacia mi y le acaricié su desnudo abdomen. 


Phill: controla esas manos Keith Adams, estamos en público. – Phill era tímido, sobre todo si se refería a demostraciones de afecto en público, aunque en la intimidad de nuestra habitación era otra cosa, pero por otro lado, a mi me importaba un carajo lo que pensara la gente a mi alrededor, inclusive podría darles un espectáculo más explícito si pudiera. 


Keith: no creo soportarlo más… 


Phill: disfrutemos de este día soleado… - Phill me sonrió y se levantó. – iré a nadar, ¿me acompañas?


Keith: ve tú, quizás te acompañe luego, quiero ver si puedo tomar una pequeña siesta aquí. 


Phill: ten cuidado con el sol, ponte más protector solar si es que te quedarás ahí. – teníamos una sombrilla bastante grande, pero quería broncearme un poco… solo un poco para regodearme luego en casa. 


Keith: que si mamá gallina, vete ya y déjame dormir de una buena vez. 


Phill desapareció en el mar y yo me dormí. 


“ 2 horas después”


Phill: ¡Keith! – desperté sobresaltado, estaba teniendo un sueño increíble de todas las cosas que le haría a Phill por la noche y de pronto ya no estaba en el paraíso, sino que veía a un Phill enfadado y preocupado frente a mi. – te dije que te pusieras protector solar, estás todo irritado.


No entendía que decía hasta que me moví y sentí fuego alrededor de todo mi cuerpo. Creo que me había pasado con el bronceado, y es que el sol y una piel extremadamente delicada no eran buena combinación. 


Phill: con cuidado Keith, que puedes marearte, anda te ayudo a llegar a la habitación. Preguntaré en recepción si tienen algún médico disponible que te pueda ver. – me levanté con muchísimo cuidado y me aferré a Phill.


Keith: no es para tanto Phill…


Y si era…


No podía despegarme del inodoro de la nausea que tenía en este momento. Mi cuerpo ardía fuertemente y la cabeza me estaba matando. Había arruinado las vacaciones por completo.  


Una vez logré dejar de devolver y el mareo se había apaciguado, volví a la cama en donde ya me esperaba Phill con una toalla húmeda. 

Estaba desnudo al completo ya que no había encontrado ropa alguna que no me hiciera chillar el tratar de ponérmela. Por suerte no sufría de vergüenza y sobre todo no me molestaba en lo absoluto en utilizar mi vestimenta original en frente de mi novio. 


Keith: siento que moriré… - hice un puchero que en otras circunstancias me habría provocado vergüenza, y me recosté a un lado de Phill. – tengo demasiadas ganas de llorar, fui un tonto, debí escucharte, arruiné las vacaciones, tenía pensado tantas cosas, tantos panoramas en los cuales en el más del 75% terminarías gritando mi nombre y ahora estoy vuelto nada. – estaba frustrado. 


Phill: no arruinaste nada cariño, es solo el primer día, seguro mañana lo recientes pero pasado ya te sentirás mejor y podremos hacer todo lo que habías planeado. – Phill me colocó las toallas húmedas en el pecho y rostro, y simplemente me quedé quieto esperando un alivio. – además, nadie dijo que no podemos hacer ciertas cosas… y que si yo te hago gritar mi nombre… - tardé unos segundos en procesar la información, pero lo comprendí al momento en que Phill ya había atrapado con su boca cierta parte de mi anatomía que se encontraba sana y salva del dolor, y completamente dispuesta a todo. 


Keith: ¡ah! – un escalofríos recorrió mi espina y luego solo hubo placer. - ¿P… Phill?


Phill: ¡Silencio! – no necesité una segunda orden y solo me dediqué a disfrutar del momento. – no debería estar haciendo esto, debería castigarte por lo irresponsable que fuiste el día de hoy. – él decía aquello, pero su lenguaje no verbal decía algo completamente distinto. 


Keith: mmmm… si tú crees que es necesario… – estaba siendo agresivo en sus movimientos y eso me prendía aún más, como si fuera posible. – Phill… Phill… Phill… mmm… - luego de que recorriera con su lengua toda la longitud, desde la base hasta la punta ya me encontraba en el límite. 


Estaba a escasos segundos de explotar… pero de pronto todo se apagó de golpe. ¿Qué diablos?


Keith: ¿Qué pasó? ¿Por qué te detuviste? – estaba desconcertado, no entendía en absoluto que había ocurrido. 


Phill: este será tu castigo… tendrás que esperar a la noche para tener tu recompensa final. – maldito bastardo.  


Keith: ¡Eres un maldito perverso Phillipe! – iba a levantarme para agarrarle, pero apenas me moví volvió el dolor al cuerpo. - ¡Carajo!


Ya me había enfadado y el desgraciado no hacía más que tentarse de la risa mientras iba a enfriar nuevamente las toallas que prácticamente se habían secado por completo por el calor que irradiaba mi cuerpo. 


Ya me vengaría luego… suponiendo que alguna vez pueda volver a moverme con normalidad.


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ALLAN


Mientras manejaba hacia la casa de Keith, planeaba en mi cabeza los posibles escenarios que me toparía al llegar y como los debía abordar. 


Me sentía estúpido ¿cómo un mocoso de 17 años había podido engañarme de esa manera? Yo había criado al terrible de su padre y debo reconocer que Keith había tenido suerte, sus hijos eran unos verdaderos ángeles comparados a como era él, y si le sumamos Ryan a la ecuación todo se intensificaba. ¿Cómo pude ser tan iluso?

Si claro, un mocoso iba a estar tan emocionado por ir un sábado a estudiar a la biblioteca. ¡Demonios!

Por otra parte, no solo me encontraba furioso con Samuel, sino que con quien más coraje tenía era con Ryan. No podía creer que aquel “adulto” de casi 37 años se había rebajado a la altura de su sobrino 9 años menor, comportándose de esa manera. 


Debí reducir varias veces la velocidad cuando me vi sobrepasado con el enfado, pero finalmente logré llegar sano y salvo a casa de Phill y Keith. 


Estacioné a medias el coche y sin siquiera detenerme a apagar el motor del mismo, salí disparado hacia la casa. 

Se escuchaba música proveniente desde el jardín trasero, por lo que decidí llegarles de sorpresa por la cerca trasera. 


Rodee la casa y entré al jardín. No había nadie. 


Se podía apreciar de igual manera que hubo alguien no hace mucho, debido a todas las latas de cerveza vacías que habían por los alrededores y las toallas regadas en la entrada abierta a la casa. 


Entré a la casa y seguí las voces que se escuchaban hasta la habitación principal. Tenía agallas Sam, quería pensar que mis hijos jamás hubieran hecho algo parecido y menos en la habitación de su madre y mía. 

Temiendo lo que me encontraría, abrí de golpe la puerta, asustando a los críos de pasada. 


Sam: ¡ABUELO! – estoy seguro que Sam estuvo a punto de ir a ver a San Pedro cuando me vio. Y no es para menos, los encontré en pleno acto y eso no es algo que los abuelos deberíamos ver.


Allan: les doy exactamente un cuarto de hora para que se vistan y además vayan a recoger el desastre que dejaron en el jardín. – y fiel a mi palabra, ajusté en mi reloj de muñeca los 15 minutos.


Sam: No. - ¿había escuchado bien? Definitivamente los chicos de ahora tenían nulo instinto de sobrevivencia. Sam quería mostraste altanero en frente a su novia, pero yo era Allan Adams, y nadie intimidaba a un Adams, sobre todo si se trata de un mini Adams. 


Allan: te recomiendo que me obedezcas Samuel Adams, porque de lo contrario te daré un incentivo para que lo hagas y no va a importarme que tu novia esté en frente. – mientras decía aquello, sutilmente me llevé las manos al cinturón para darle énfasis a mi advertencia. Por supuesto Sam lo captó de inmediato. 


Demás está decir que en menos de 15 minutos los dos críos estaban vestidos y ya terminaban de limpiar el jardín bajo mi estricta supervisión. 

Cuando Sam fue a dejar la basura en el basurero de la urbanización, la chica, aprovechó y se acercó a mi. 


Marie: Señor Adams, quiero disculparme con usted por todo lo ocurrido, me siento totalmente avergonzada y espero sepa disculparme. – por lo menos el mocoso estaba con una chica educada y no con cualquier fulana que quiera meterlo en problemas.


Allan: agradezco tus disculpas…


Marie: Marie Evans, señor. 


Allan: Marie, pero mi nieto es el mayor culpable en todo esto, sobre todo por que se aprovechó de que sus padres están de viajes para utilizar la casa sin permiso. ¿tus padres saben que estás aquí? – con solo ver su expresión supe la respuesta. 


Marie: creen que vine a una fiesta de piscina con mis amigas. – como detestaba que los críos mintieran sobre donde se encontrarían. Es algo que traté de inculcar muy bien en Ryan y Keith, y ahora estaba haciendo con Chris, sobre todo luego de lo ocurrido a Keith con Vanessa. Yo no podría hacer nada si algo malo les ocurriera, ya que no sabría donde están. – no vaya a decirle nada a mis padres, me matarán si se enteran que estuve a solas con un chico, no me permiten tener novio aún. – por un momento temí que sus padres fueran de esos violentos, pero no había real temor en su voz, aunque lo de la prohibición de los novios me llamó la atención. 


Allan: disculpa, puedo preguntarte ¿Qué edad tienes? 


Marie: tengo 16 años, y si es por lo de los novios, mis padres son algo conservadores y muy religiosos, es por eso que no tengo permitido tener novio por lo menos hasta los 18 años. – muy valiente la chica para mentirle de esa manera a sus padres que al parecer la tenían bastante controlada. – por eso le pido por favor, no le diga a mis padres, me castigarán de por vida. – si ya tenía condenado a un mocoso, por que no ayudar al otro. 


Allan: está bien, por esta vez no les diré, pero si nos volvemos a topar en una situación similar no seré tan permisivo. 


Marie: muchas gracias señor Adams. – justo en ese momento volvió Sam. 


Sam: ya está todo listo abue… - se le veía asustado, y con justa razón, no le hará mal un poco de susto para que se le quite eso de andar mintiendo. 


Allan: quedó reluciente chicos, me impresionan. Samuel, irás a dejar a Marie a su casa y luego te irás directo a la mía. – él asintió y tomó la mano de la chica para guiarla al coche. – no hagas nada estúpido chico. – debía asegurarme que no se escapara, y es que con su historial, nunca se sabe. 


Sam: no lo haré abuelo. 

Esperaba que el chico estuviera diciendo la verdad, por que ya estaba hasta arriba de problemas y definitivamente no le convenía echarse unos más encima. 


Y ahora que recuerdo, Sam no es el único en problemas hoy…


Ya me escuchará Ryan…


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