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jueves, 24 de marzo de 2022

Capítulo 44 “Podría estar mejor”

 

Capítulo 44 “Podría estar mejor”


SHAUN


Kyle se acercó corriendo a su madre y yo avancé a paso lento y con mi mejor cara de enfado para amedrentar a Daniel. 


Daniel: hey pequeño, tanto tiempo que no te veía, creciste un montón. 


Kyle: Tengo 15 años, no soy pequeño y sí, crecí bastante, mi padre es muy alto. – ese era mi chico. 


Lydia: no seas grosero Kyle.


Shaun: no regañes a mi pequeño por ser honesto Lydia. Daniel. – él me extendió su mano, pero yo pasé de ella. Agradecía que mi madre no se encontrara aquí, ya que me imagino el fuerte coscorrón que me hubiera llegado por ser así de descortés. 


Daniel: bueno… yo mejor me voy retirando. – ya era hora. – espero que todo esté super con el bebe Lydia. 


Lydia: Muchas gracias por traerme Daniel y siento… todo esto. – el imbécil solo sonrió y se fue, justo después de darle un beso en la mejilla a MI esposa. – no puedo creer lo grosero que eres Shaun Adams. Él tuvo la gentileza de traerme y tú le tratas de esa manera. Y tu jovencito, no te hemos criado de esa manera. 


Kyle: lo siento mami. 


Lydia: ya sé que si mi vida, anda cuéntame ¿cómo estuvo tu mañana? – los pocos minutos que quedaban Kyle se los pasó quejándose con su madre. 


Finalmente nos llamaron a la consulta y entramos los tres a la consulta y ahí ya se encontraba la tecnologa que haría la ecografía.

No hubo mucha conversación y a los 5 minutos, Lydia ya se encontraba sobre la camilla y le estaban aplicando el gel. 


Tec: veo que ya tienes pancita, ¿de cuánto estás? ¿20 semanas? 


Lydia: para nada, estamos recien en la semana 10. – la mirada de la chica me preocupó de inmediato. No se esperaba esa respuesta 


Shaun: ¿ocurre algo malo?


Tec: en lo absoluto, vamos a ver a este bebito. – comenzó con la exploración y de inmediato apareció en la pantalla el pequeño maní que estaba creciendo dentro de mi esposa… aunque lo extraño era que no solo había un maní, sino que a su lado habían dos más. – pues dejenme felicitarlos papás, van a tener trillizos. – eso era una broma. Una broma muy fea. ¿dónde están las cámaras? ¿acaso habíamos ganado un concurso?


Lydia: ¡¿3?! – mi esposa se espantó y la verdad es que yo estaba igual, epero no podía articular ninguna palabra. 


Tec: así es, veo tres embriones bien posicionados. Un par son monocigóticos y el tercero es solo su trillizo fraterno. – los tres miramos a la chica con una cara de perdidos y ella de inmediato simplificó sus palabras. – eso significa que un par serán idénticos, pero el tercero no. – 3 bebes… aún no podía creerlo. 


Kyle: tendremos 3 bebes en casa, sinceramente no podremos volver a dormir en un buen tiempo. – lo dicho por mi hijo hizo reir a la tecnóloga, pero Lydia y yo nos quedamos en silencio. 


Tec: pues tendrás que hacer de hermano mayor y ayudar a tus padres ¿vale? – mi peque asintió emocionado. – ahora escucharemos sus corazones.


De pronto un ruido de golpeteos se escuchó por toda la habitación. Las lágrimas se me acumularon en los ojos. Aquel pequeño ruido era el corazón de uno de mis hijos. Como no alegrarme por ello. 


Lydia no se aguantó las lágrimas y se largó a llorar en silencio, pero de inmediato buscó con su mano la mia y la apretó fuerte. 


Lydia: tendremos tres pequeños más en casa Shaun. – cualquier enojo que hubiera tenido mi esposa o yo con anterioridad había desaparecido por completo. 


Shaun: lo sé mi vida, es maravilloso. – y lo era, pero ahora debía de resolver el problema del espacio en casa. ¿Dónde meteríamos 3 bebes?


La tecnóloga nos dio unas cuantas fotos con el informe de la ecografía y nos pudimos retirar. 

Ya ibamos en el coche, cuando Kyle interrumpió el silencio que reinaba allí. 


Kyle: ¿puedo escoger uno de los nombres mamá? – la sonrisa no desaparecía del rostro de mi hijo. Él siempre había soñado con ser hermano mayor y esta vez lo sería por partida triple. 


Lydia: claro que sí mi vida, tú y Sammy podrán elegir los nombres de dos bebes, y tu padre y yo elegiremos el tercero. – por lo menos una carga menos, solo debíamos elegir uno. 


Kyle: genial, hay que comprar un monton de cosas y además preparar la habitación… ¿dónde diablos meteremos tres cunas?


Shaun: cuida tu lenguaje hijo, y no te precupes por eso, ya con tu madre veremos una solución. – y espero que esa solución no implique un cambio de casa. Nuestra economía no nos permitirá comprar otra casa. 


Llegamos a casa rapidamente y allí estaba Sammy en el salón haciendo sus deberes. 


Sammy: ya era hora, muero de hambre y ustedes no llegaban. Hice el almuerzo por cierto. – pude sentir el aroma de unos spaguettis y desee no haber comido una hamburguesa. Los spaguettis eran mi comida favorita en el mundo. 


Lydia: al parecer tu padre y tu hermano ya comieron cariño, pero yo te acompañaré con un gran plato de esos spaguettis. 


Con Kyle a pesar de haber comido nos sentamos en el comedor a acompañar a nuestras chicas mientras comían. 


Kyle: Sammy, a que no adivinas la tremenda noticia que te tenemos. 


Sammy: pues la verdad es que no se me ocurre nada enano, ¿Qué sucede? – nos miró a todos intrigada y antes de que pudieramos decir algo, con Lydia, Kyle se nos adelantó.


Kyle: tendremos 3 bebes… osea mamá tiene tres bebes en su pancita. – mi chico era un tierno en condiciones. 


Sammy, quien había bebido un sorbo de agua se atragantó con la misma, escupiendola en el proceso justo en mi cara, ya que me encontraba frente a ella sentado. 


Shaun: hija, ten cuidado. – me levanté a secarme con un trozo de toalla de papel.


Sammy: perdona papá, es que estoy en shock. 


Lydia: estamos igual cariño, así que tendremos que hacernos a la idea de tener a 3 pequeñajos corriendo por aquí. – que bello sonaba aquello. – por cierto, podrás colocarle el nombre a uno de los bebes.


Sammy: debo comenzar a pensarlo de inmediato. – en eso la cria se levantó de la mesa comiendo el último bocado y dejando su plato en el fregadero. – iré a mi habitación para llamar a Cassie. - Cuando ya iba por la mitad de las escaleras se escuchó un último grito. - ¡papá, yo cociné, tú friegas los platos!


Shaun: no he probado un bocado y debo limpiar su desastre. – a pesar de quejarme, me dirigí de inmediato a limpiar la cocina. 


Lydia: pues tendrás que acostumbrarte cariño, por que pronto me será dificil al cargar con tres bebes.


Lo haría con todo el gusto del mundo entonces. 

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ALLAN


Allan: ¡3! – eran apenas las 10 pm del sábado cuando recibí una llamada de Shaun. 

Era usual es llamarnos a esta hora para hablar entre los tres. Pero esta vez me sorprendió por completo lo que tenía que decirme.  


Eve: ¿qué sucede All? – mi esposa se encontraba a mi lado leyendo un libro y en medio de nosotros estaban Noah, Julie y Elliott durmiendo como unos angelitos. 


Allan: déjame decirte hermano que te felicito y a la vez me compadezco de ti. – la mirada insistente de mi esposa y además un pellizco me hicieron responder su pregunta. – Lydia está esperando tres bebes. – Eve casi se cae de la misma cama al escucharme. 


Los dos felicitamos a los condenados y luego corté la llamada. 


Eve: a veces me dan ganas de tener otro bebé. – oh no, ni pensarlo, ya estaba muy viejo como para tener otro bebé. – pero luego recuerdo que tenemos un bebé de 4 años tremendo y se me pasa. – me reí de las ocurrencias de mi esposa y debo haber hecho mucho ruido ya que el pequeño del cual hablabamos abrió sus ojos.


Allan: mi vida, disculpa a papá, vuelve a dormirte cariño. – le iba a hacer caricias en su cabeza para ayudarle a dormir, pero en ese momento me percaté del calor que irradiaba. – pequeño estás ardiendo. – Eve de inmediato se alarmó y comprobó ella misma lo que había dicho, levantandose luego a buscar, supongo, el botiquín de emergencias que teníamos en el cuarto de baño. - ¿te duele algo campeón?


Elliott: la garganta papi, y aquí – dijo apuntando su cabeza. Quizás sería buena idea llamar a Ryan para que le revisara. 


Eve: le daré una dosis de Tylenol, pero será mejor que llames a Ryan para que le revise. – yo diría que después de tantos años juntos nuestras mentes estaban conectadas. 


Le di un beso en la cabecita a mi pequeño y me dirigí a la habitación de Ryan. Toqué la puerta y entré al momento en que me respondieron de dentro. 


Allí estaban Ryan y James, el último recostado en la cama supletoria jugando con el movil y Ryan se encontraba con la computadora escribiendo algo. 


Ryan: ¿a que se debe tu visita a nuestros aposentos papá?


Allan: yo recuerdo perfectamente haberlos mandado a dormir, ¿qué hacen ustedes dos en esos aparatos? – a pesar del motivo de mi visita, como sabía que Elliott no estaba grave, me permití bromear un poco con los chicos. 


Ryan: pues ya ves que tenemos mucho trabajo atrasado papá, bueno, yo tengo mucho trabajo atrasado, este chico solo está haciendo el tonto con sus amigos en un juego. – James ni se inmutó y ahí me percaté de los audífonos. No nos estaba escuchando. - ¿a qué venías papá?


Allan: Elliott tiene fiebre, dolor de garganta y cabeza, y quería saber si le puedes revisar. – apenas dije aquello mi hijo se levantó de la cama y se calzó con sus zapatos de andar por casa. 


Ahí fue cuando James se extrañó y se quitó sus audífonos para enterarse de lo que ocurría. 


James: ¿tío? ¿sucede algo? – preguntó al tiempo en que Ryan cogía su maletín. 


Ryan: no pasa nada peque, solo que tu mini tío está malito. – nos ibamos a retirar de la habitación, pero Ryan dijo lo último. – 10 minutos más James y luego te duermes, que no regrese yo y te pille jugando aún. – el chico rodó los ojos ante la orden. – no me pongas esas caras a mi jovencito. – que raro era ver a mi hijo, el más payaso y desvergonzado, comportandose de una manera tan adulta. – James…


James: está bien, 10 minutos. 


Con Ryan a medias satisfecho con la respuesta, nos dirigimos de volada a mi habitación en donde ya estaba Eve, acunando a Elliott en sus brazos ya que estaba lloriqueando. 


Ryan: hey, hermanito, ¿Qué pasa? – Ryan sacó todo su instrumental y comenzó a auscultar a mi pequeño. - ¿le diste algo para la fiebre mamá? – Eve apuntó a la mesita de noche en donde se encontraba el jarabe que había dado con anterioridad al niño. – está super, a pesar de que no puedo dar un diagnostigo certero aún, todo apunta a ser una gripe. Ahora solo hay que dejar que haga efecto el medicamento y luego seguramente se podrá dormir tranquilamente. 


Eve: gracias hijo… - mi mujer le sonrió y Ryan no pudo más que devolverle la sonrisa. 


Ryan: ni que lo digas mamá, que es mi hermanito. – Ryan dijo aquello mientras que le hacía cosquillas al pequeño, quien solo respondió con una pequeña sonrisa. – estarás bien peque. 


Elliott: ¿puedo dormir contigo hoy Ryan? – eso me sorprendió. Normalmente cuando mis hijos se enfermaban, se apegaban aún más a nosotros. Puedo suponer que al no ver demasiado a Ryan, mi pequeño aprovechó la oportunidad para disfrutar a su hermano mayor. 


Ryan: claro que si enano, ¿está bien eso mamá?


Eve: claro hijo, pero me avisas de cualquier cambio ¿vale? Buenas noches bebito. – mi esposa le dio un sonoro beso a nuestro hijo y Ryan se lo llevó. – anda anciano, métete a la cama a dormir. 


Allan: mira quien habla, pero si tenemos la misma edad mujer. – me reí mientras me volvía a acostar. 


No me costó demasiado dormirme, pero cuando ya estaba entrando al mundo de los sueños, no pude evitar la gran noticia que me había dado mi hermano un rato atrás. 


3 bebés… ya veremos cuantas veces llegará llorando aquí cuando nazcan. 

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KEITH


Quedaban exactamente 3 días para la gran noche. 

Ya había ultimado detalles con los encargados del Resort y ya estaba todo listo y dispuesto para aquella fecha. 

Por suerte y a pesar de haberme escapado unas cuantas horas para arreglar los detalles, Phill no sospechaba nada. 


Ahora estabamos en una sesión de masajes que ofrecían en el hotel y no podía dejar de pensar en lo urgente que necesitaba esto. 

Amaba con locura a mis hijos, pero un descanso de vez en cuando no le hacía daño a nadie. 


Phill: ¿y si alargamos un mes más el viaje? – por la voz pastosa que tenía Phill en ese momento, podía apreciar que estaba disfrutando. 


Keith: eso sería estupendo amor, pero no creo que mis padres lo aprueben demasiado. – no quería ni imaginar lo que estaban haciendo mis hijos en este momento. Ese era problema de sus abuelos, no mios, no ahora. 


Phill: ya me gustaría haber conocido a mis padres, tendríamos otro par de niñeras gratis. – debo admitir que ese comentario me sacó de onda por completo. Y es que no era usual escuchar a Phill hablar de sus padres biológicos. No supe como contestar a su broma, por lo que opté por quedarme en silencio. – era una broma Keith, ahora es cuando debes reirte.


Keith: lo siento cariño. 


Después de aquello no volvimos a hablar del tema, más bien de ningún tema, porque nos quedamos en silencio hasta que llegamos de vuelta a la habitación del hotel. 


Phill: ¿qué hora es en Seattle ahora? – Phill se había recostado en la cama, agarrando el telefono que había en la mesita de noche. 


Keith: apenas las 9 y algo de la mañana, ¿llamarás? – no tuvo que contestarme, ya que de inmediato marcó el número de la casa de mis padres y colocó el altavoz.


No demoraron mucho en contestar, seguramente estaban tomando el desayuno. 


Eve: ¿diga? – por supuesto mi madre no reconoció el número.

Phill: Eve, querida ¿cómo estás?


Eve: Phill, cariño, estamos todos bien por aquí, ¿qué tal todo allá? ¿te está tratando bien mi hijo? Mira que si no, solo debes avisarme y a su regreso le reprenderé. – creo firmemente que mi madre quería más a mi novio que a mi mismo. 


Phill: se está comportando, no te preocupes. Solo se quedó mucho tiempo en el sol, así que preparate para ver todo un morenazo llegar el viernes. – la verdad es que a pesar del dolor inicial, el bronceado me había quedado bastante bien. Solo que tuve que rostizarme la espalda el día siguiente. 


Eve: tengan cuidado con eso, la piel de este chico es muy delicada. No arruines los 20 años que estuve cuidandote Keith Alexander Adams. – mi madre ya sabía que estabamos en altavoz. Esta mujer lo sabe todo. 


Keith: lo siento mamá, fue un accidente. – mi madre iba a responder pero justo se escuchó a mi padre preguntar si era yo el que estaba en la linea.


Eve: cariño, te dejo con tu padre que quiere hablar con ustedes. – algo me olía mal.


Keith: no me digas que me hablarás de trabajo papá, que estoy de vacaciones. – el puchero que se planto en mi rostro hizo reir a Phill. 


Allan: nada de eso chico y por lo menos saluda, creo haberte educado bien. – pedí disculpas y nos saludamos en condiciones. – no quisiera molestarlos chicos en sus vacaciones, pero la verdad es que no creo que el crio soporte una semana de espera. - ¿Qué crio? – tuvimos un pequeño incidente con Samuel. – no sé por que no me sorprende. Hasta sus hermanitos pequeños se comportaban mejor, aunque mejor no digo eso en voz alta, ya que de seguro Phill me regañaría por andar comparando a nuestros hijos. 


Me había quedado mudo, por lo que fue Phill quien continuó la conversación. 


Phill: ¿Qué sucedió Allan? – por favor que no sea algo lo suficientemente grave como para que tengamos que tomar un vuelo de regreso a casa hoy mismo. Aun nos quedaban 5 días en el paraíso.


Allan: dejaré que el chico les diga… toma el telefono Samuel. – esperamos unos segundos pero nadie hablaba. 


Keith: Samuel Adams, más te vale comenzar a hablar que sino me devuelvo hoy mismo y sin que me importe lo que hiciste, a mi llegada te las daré. – no quería ni mirar a Phill, quien de seguro me estaba lanzando su mirada reprochadora. 


Samuel: no es algo tan terrible papá… - eso significaba que era terrible.


Phill: te escucharemos mi vida, pero primero cuentanos como estás. – aquello lo dijo mientras me pellizcaba. 


Samuel: pues podría estar mejor papá, la verdad. – el enojo no era suficiente, ya que aquello me causó gracia. 


Phill: me imagino cariño, anda, cuentanos que sucedió. 


Sam: ¿Recuerdan a Marie? – traté de hacer memoria y pude recordar el día que tuve que cuidarles yo solo y mi chico había vuelto muy campante del instituto. – pues resulta que queríamos estar un rato a solas, por lo que la invité a casa para meternos a la piscina y conversar por unas horas. – claro, conversar, y yo no lo había tenido a su misma edad al mocoso este. 


Phill: y ¿qué hay de malo en eso Sam? Es que, ¿le dejaron mucho desastre a tus abuelos? 


Sam: no papá, es que no la invité aquí, sino que fuimos a casa para estar a solas, sin niños digo. – iba a matar a este mocoso. Llegando a casa cambiaría la ropa de nuestra cama. 


Keith: Repite.


Ahora mismo me iba de regreso a Seattle para patearle el trasero a mi primogénito.  







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