Páginas Amigas

jueves, 24 de marzo de 2022

Capítulo 45 “Esa sonrisa”

 

Capítulo 45 “Esa sonrisa” 


KEITH


Estaba en cólera, no podía comprender por que mis hijos no podían mantenerse fuera de los problemas por lo menos por una semana, solo una semana…


Sam: pa… de verdad lo siento mucho, jamás volveré a hacer algo parecido. – No le creía para nada.


Phill: lo peor de todo es que no lo sientes en realidad, solo dices aquello para salvarte de un castigo, pero te digo desde ya, eso no ocurrirá. – vaya con Phillsito quien diría que sacaría a relucir su lado estricto. 


Sam: no, de verdad que no es así… me ofende que crean esas cosas de mi. – la ira volvió a surgir. 


Keith: eso si que no, no vengas con tu victimismo, tú eres el que se metió en problemas, tú y nadie más que tú. – ahora si que me iba a escuchar. – le mentiste a tus abuelos, manejaste aún sabiendo que no tienes la experiencia, por ende te pusiste en peligro y además no quiero ni imaginarme lo que estuviste haciendo a solas con esa chica. – al decir aquello la cara de Phill se deformó. 


Phill: Samuel Adams, no me digas que usaste nuestra habitación para… ni si quiera quiero decirlo. – llegaría a cambiar la ropa de nuestra cama. 


Keith: a toda tu lista le agregamos el que violaste nuestra privacidad y además nuestra confianza. – estaba siendo un poco duro, pero creo que se lo merecía. Ese crio iba a cumplir 18 años en muy poco tiempo, no podía comportarse de la misma manera que a los 15 o 16 años. Me quedé en silencio para susurrarle algo al oído a Phill y una vez que dio su visto bueno proseguí. – te diré de inmediato cual será tu castigo, y para sorpresa tuya no será una zurra, por que de seguro creíste que valdría la pena el arriesgarte a una, así que te acabas de quedar sin viaje de cumpleaños. – ese era un autocastigo, no sé como íbamos a soportar el mal humor del chico.


Sam: ¡Qué! Papá, no, no me puedes hacer eso, estuve años organizando todo, no puedes arruinarlo en el último momento. – ¿arruinarlo yo? Alguien que haga callar a este muchacho para que no se meta en más problemas. 


Phill: nada de que tu padre arruinó tu viaje, tú lo hiciste, sabías que tenías un viaje muy cercano y aún así te arriesgaste.  


Sam: pero… snif… - ay no, ya había empezado el llanto. Me dolía tanto escuchar a mis hijos llorar, pero debía mantenerme firme, era una lección que debía aprender. 


Keith: pero nada hijo, quiero que sepas que te amamos profundamente, pero que no vamos a cambiar de opinión en esto. – iba a proseguir pero se escuchó un ruido extraño proveniente del teléfono. - ¿Sam?


Allan: corrió a su habitación, Keith. – ahora más que nunca quisiera estar de vuelta en casa para hacer comprender de alguna manera a mi hijo. – no quisiera entrometerme, pero no creen que es un poco excesivo el castigo, después de todo es su cumpleaños. 


Phill: estamos seguros de que es lo correcto, pero gracias, Allan. 


Después de aquello estuvimos hablando unos minutos más con mis padres y alguno que otro chico que se atravesó por la cocina y luego colgamos. 


Phill: se nos viene una temporada muy difícil cuando volvamos a casa. – no pude más que asentir. 


Muy difícil…


SHAUN


Estaba nervioso, demasiado nervioso. Y para no estarlo, era mi primer día en mi nuevo trabajo y en lo único que pensaba era que no quería decepcionar a mi padre al tener un terrible desempeño. 

Me había dormido casi a las 3 de la mañana repasando mis apuntes de la universidad, quería que saliera bien. 


Llegué una hora antes de mi horario real y para mi sorpresa, al aparcar mi coche pude observar como el de mi padre ya se encontraba allí. Vaya que madrugaba, incluso a su edad. 

En el camino hacia la oficina de mi padre saludé a todo el personal que me topé en el camino. Ya me conocían, mi padre se había encargado de presentarme a todos hace algunos días. 


Saludé a la secretaria de mi padre y entré a su oficina sin siquiera tocar, y estaba clarísimo que debí hacerlo. 

Al entrar me encontré con mi padre con mi madre sentada sobre él, besándose, no apasionadamente, pero sin duda alguna no era algo que quisiera ver. 


Jenna: Shaun Adams, es que ¿acaso se te olvido por completo todos los buenos modales que te inculcamos? ¿cómo entras sin avisar? – mi madre se levantó del regazo de mi padre y se acercó a mi. Por un momento me acojoné, realmente pensé que iba reprenderme o algo, aunque después recordé la edad que tenía. Ella solo se acercó a saludarme y abrazarme. – ya te extrañaba cariño, ¿Por qué no llamas a tu madre? – ahí si que mi madre olvidó mi edad y me dio un fuerte jalón de oreja. Esa pequeña mujer era de temer. 


Shaun: aich, lo siento mamá, es que ha pasado mucho y apenas si tengo tiempo para comer algo. – le devolví el abrazo y me acerqué a saludar a mi padre. – buenos días, papá. 


Daniel: no te preocupes por eso hijo, por cierto, ¿cómo está mi nieto? – mis padres estaban preocupadísimos por Kyle, y es que en realidad ellos eran los únicos a parte de Dean que sabían lo que ocurría. Con Lydia quisimos esperar a tener todos los resultados para contarle al resto de la familia. 


Shaun: el casi ni se entera, por lo que sigue tremendo como siempre. – al decir eso mis padres se sonrieron. – pero la próxima semana tendrán los resultados de los estudios que le hicieron hace un par de días y ahí nos dirán lo que pasa realmente. 


Jenna: mantennos informados por favor, hijo. – mi madre le gustaba aparentar ser ruda y dura, pero en el fondo yo sabía que tenía un amor infinito e incondicional con todos nosotros. 


Shaun: lo haré mamá… 


Daniel: más te vale, ahora, por que no vamos los tres a desayunar a la cafetería del edificio, aún quedan 45 minutos para que empiece el horario laboral. – todo estuvimos de acuerdo. 


Una vez sentados y con el café servido, se me ocurrió soltar la gran noticia que me había estado guardando.


Shaun: papá, mamá, bueno ustedes saben que Lydia está embarazada ¿no? – claro que sabían, como había dicho con anterioridad, le habíamos hecho un video bastante emotivo para contarles mientras estaban de crucero. – pues ayer tuvimos hora para una ecografía…


Jenna: ¿ya saben el sexo del bebé? Estoy segurísima de que será niño, se le nota. – no había que subestimar las predicciones de mi madre, ella había atinado con todos los embarazos que ha habido en la familia.  


Shaun: no, mamá, aún es muy pronto para eso. 


Jenna: entonces que ocurre Shaun, que me tienes con el Jesús en la boca, ¿hay algo mal con el embarazo? ¿Por qué te tardas tanto en hablar? – bueno, si me dejara hablar todo acabaría más rápido, pero no podía decirle aquello, ya me dio un bofetón en mis tiempos de rebeldía adolescente cuando le contesté aquello. 


Mi padre se reía por debajo, y es que a él también le tocaría si mi madre se da cuenta. 


Shaun: resulta que en la consulta nos dijeron una noticia, pero en vez de decírsela, véanla por ustedes mismos. – ahí fue cuando saqué una de las copias de la ecografía en la que se puede apreciar con claridad los 3 bebes.


Mis padres se tomaron su tiempo en mirar y comprender la situación. Apenas lo comprendieron mi madre pegó un pequeño grito y mi padre se levantó para abrazarme. 


Daniel: que alegría hijo, siempre he dicho que un hijo es una bendición y mira tú, eres 3 veces bendito esta vez. 


Jenna: entonces sabías esto desde ayer por el medio día y no me habías dicho Shaun Adams, mira que fue una casualidad toparnos hoy, ¿no me ibas a contar? - ¿Por qué mi madre es tan melodramática?


Esto pintaba para largo…

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RYAN


Estaba seguro de que James se había desvelado luego de que yo me durmiera… ¿cómo lo sabía? Eran ya las 11 de la mañana y él seguía bien dormido. 

Entendía que era domingo, pero tampoco como para dejarle dormir hasta las tantas, que luego en la noche no podría dormir y mañana tenía clases. 


Ryan: James Smith, llevo más de media hora tratando de despertarte, no me hagas enfadar. – el chico estaba atrapado entre las sábanas y no daba señales de querer levantarse. – no me hagas obligarte chico, que no te gustará para nada la manera - Nada… no me dejó elección. Agarré su pie que estaba descubierto y le comencé a hacer cosquillas. Despertó de inmediato.  


James: ¡ay! Tío, jajaja, por favor basta. – se revolvió hasta que cayó de la cama, cosa que no me preocupó ya que apenas y si estaba un poco alta. – ya te tocará a ti, vas a ver. – se levantó del suelo con una gran sonrisa plantada en su rostro. Una sonrisa familiar, que de la nada me hizo desbloquear un recuerdo en mi cabeza. Un recuerdo muy olvidado. 

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Estaba completamente borracho, y no era para menos, ya me había tomado 6 vasos de whiskey y realmente no era una persona que tomara con regularidad, por lo que aquellos vasos me sentaron de la patada. 

Tenía la cabeza recostada en la barra del bar en el que me encontraba ahogando mis penas. Tenía una pena inmensa. John se había echado novia. 


Hoy la había conocido, era simpática, claro, pero no por eso me dolía menos, y lo que es peor de todo es que él no se daba cuenta de eso.  


Había planeado buscarme alguna chica que me hiciera olvidar todo lo ocurrido por lo menos por unas horas, pero el alcohol se me cruzó primero y ahora ninguna de las chicas que había en aquel bar se iría conmigo. Estaba echo un desastre. 


Ryan: sírveme otro. – le tendí mi vaso vacío al cantinero, pero el solo lo puso en la pila para lavar. - ¿Qué haces?


Cantinero: lo siento amigo, pero ya no puedo servirte más alcohol, estas muy mal. – eso me había echo enojar, ¿Quién se creía él para decidir sobre mi?


Ryan: y tú ¿quién te crees? Te voy a pagar el trago. – no quería llegar tan lejos, ya que, si mis padres se enteran de que traté mal a una persona utilizando mi estatus social, poco iban a importar mis 30 años, por que de seguro mi padre iba a patear mi trasero. – ahora sírveme lo que te pedí. 


John: no te preocupes, yo me encargo de él. – la voz me sorprendió, me di vuelta y le vi allí parado detrás de mi. Estaba guapísimo, no podía negar aquello, pero yo aún estaba enfadado. 


Ryan: vete por donde viniste John, que bien mayorcito estoy como para saber cuanto alcohol beber. – iba a arrebatarle la botella de whiskey al cantinero cuando John aprisionó mi brazo con mucha fuerza. Pero… ahora, ¿Quién se creía él? Era casi dos años menor que yo, pero al parecer tenía mucha más fuerza, y como no tenerla, no sé ahora, pero en sus años de instituto, John y Keith eran conocidos por pasar en el gimnasio del instituto haciendo pesas y además peleando con el resto de los chicos para demostrar su superioridad. Para mi eran unos idiotas, ya que a pesar de lo fuerte que aparentaban ser, yo era el que los veía llorando luego cuando mi padre y el padre de John se encargaban de ellos por haber sido expulsados. 


John: vamos a casa Ryan. - ¿casa? 


Nos fuimos del bar aquel, no sin antes darle una mirada envenenada al cantinero y nos subimos al coche de John.


Él emprendió marcha de inmediato y yo, un poco mareado me recosté sobre el cristal.

Al llegar a casa de John, él bajó primero y pude ver como despedía a su noviecita, quien de seguro se había quedado cuidando a Jamie. Si no estuviera en estas condiciones ya me habría bajado a cantarle unas cuantas, a esa, aunque pensándolo bien, si no estuviera borracho, no pensaría en hacer aquello. 


Ella se fue en su coche y John vino por mi. 


John: anda, vamos a que te des una ducha y descanses. – iba a empujarle, pero al levantarme me dio un mareo que de inmediato me hizo doblarme y devolver todo el alcohol que había consumido antes. - ¡ay, Ryan! 


Ryan: lo siento. – pude decir aquello entre arcadas y luego devolví hasta lo último que tenía en el estómago, que era prácticamente puro licor y nada de comida. 


John: no te preocupes, vamos. 


John me acompañó hasta la bañera del cuarto de baño de invitados y me quitó toda la ropa, excepto la interior y me ayudó a ingresar a ella. 

Abrió el agua caliente y una vez estaba templada, comenzó a rociarme con ella por todo el cuerpo. Que bien se sentía. 

Me había relajado a tal punto en que casi me estaba durmiendo, pero la voz de John me trajo de vuelta. 


John: ¿Qué te ocurrió? Si supieras lo mal que me hace verte así… si solo supieras. - ¿Qué significaba aquello? Era lo que yo creía, seguro no, el alcohol me estaba haciendo delirar.


No sé si fue el alcohol que me dio el coraje, pero de la nada levanté la cara y miré con intensidad a John, quien detuvo lo que estaba haciendo para mirarme igualmente, y así sin más, me lancé a besarle. 


Esperaba una reacción de rechazo, pero no, al contrario, John me tomó de la nuca e intensificó el beso. 


La pasión se iba intensificando y cuando creí que llevaríamos esto a otro nivel John se detuvo. 


Ryan: ¿Por qué te detienes? Siento haberte puesto en esta situación. – por alguna razón me picaban los ojos, estaba a punto de largarme a llorar. 


John se sonrió ampliamente y eso casi me hace desvanecer, nunca iba a olvidar esa sonrisa. 


John: no sabes lo feliz que me hiciste por un momento, pero estás borracho y no quiero que luego te arrepientas de esto, que de seguro olvidarás mañana. 


Ryan: y ¿si no lo olvido?


John: entonces hablaremos por la mañana, lo prometo. 


Al otro día lo había olvidado.

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Ryan: ya veremos si logras vencerme alguna vez mocoso, anda, vamos a que desayunes algo, aunque algo liviano ya que en pocas horas es el almuerzo. ¿Qué se te antoja?


James: lo que sea, pero por lo que más quieras no fruta esta vez por favor tito. – no pude más que carcajearme. 


Ryan: ya veremos…


James: jo…


Como te extrañaba John, y créeme, lamento no haber recordado aquello…


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