Hola!!! Muchísimas gracias a los que
han leído esta historia, espero les esté gustando mucho :3 Si tienen alguna
sugerencia o comentario, háganmelo saber ;)
Porfis lean la historia del Chema (del Señor de los Cielos) y díganme también qué opinan :)
Por cierto, los invito a que pasen a
este sitio y nos digan qué les parece e igual si gustan colaborar, sería un
súper honor leerlos también por allá :D https://asuntosenfamilia.blogspot.com/
Ahí también estaremos actualizando muy seguido todas nuestras historias y muchas nuevas más ;)
.
De
pronto todo olía a medicamento y alcohol, y eso ya no le gusto a Roy, claro que
no... ese olor comenzó a ponerle los pelos de punta, y esa luz brillante lo
hacía marearse, y ese olor... era asqueroso. No era la aguja, eran los
guantes... el olor a medicamento, y esa fastidiosa luz que le estaba dando
dolor de cabeza.
-Claro
que no- dijo Roy muy nervioso. Se había agarrotado
a la silla donde estaba sentado, joder... tenía más miedo del ambiente que de
Oliver.
Oliver
dejó escapar una risilla tonta, entre nervioso y avergonzado.
-Roy,
haz lo que la doctora dice- le "sugirió".
-No,
estás loco- lo único que sentía Roy eran las ganas de vomitar. No se movía, no
quería estaba nervioso, pero veía a esa señora y quería salir corriendo.
-Si
quieren puedo salir del consultorio un segundo- ofreció la doctora, sintiendo
que algo no estaba bien ahí.
-No-
replicó súbitamente Oliver, con más fuerza de la que pretendía- ¡Roy, haz lo que
te dijo pero ya!-
-¡Que no! ¡Demonios Oliver, me quiero largar!- gritó enojado
Oliver
no contestó. Estaba rojísimo y ni siquiera sabía si era más por pena o por
enojo. Fue hasta Roy y lo agarró del brazo con fuerza, dispuesto a arrastrarlo
a la camilla.
-Suéltame,
Oliver..- puso toda la fuerza que tenía
para resistirse- Déjame..-
-Es
enserio, si quieren yo..-
-¡Que
no!- le gritó el hombre a la pobre doctora.
-Roy,
deja de hacer rabietas, es una jeringa y ya-
-De
hecho son 3- le corrigió la doctora.
-¡No
es la jeringa, mierda! Es estar aquí, ME QUIERO IR ¿Qué es lo que no entiendes?-
-Por
qué tanta desesperación en irte, eso es lo que no entiendo- contestó él,
logrando por fin levantarlo y empujarlo un poco hacia la camilla.
-
Porque me da A-S-C-O estar aquí..- replicó él, poniendo toda la fuerza posible.
Oliver
se hartó y en un movimiento rápido se lo echó sobre el hombro. Que no creyera
Roy que por semejante escena se le iba a olvidar la charla que tenían
pendiente.
-Pues
más razón para obedecer; mientras más rápido hagas caso, más rápido nos vamos-
-¡OLIVEER! Bájame... bájame- gruñía Roy- Quiero irme de aquí-
Comenzó a patalear inconscientemente.
Una
de las patadas le dio a Oliver en la mandíbula, lo cual le molestó mucho e hizo
que se olvidara momentáneamente de la presencia de la doctora. Le plantó al
chico una corta serie de dolorosas palmadas. Ya no le estaba cayendo en gracia
su teatrito.
-Te
calmas porque te calmas- le ordenó, dejándolo sentado en la fea y hospitalesca
camilla- Y más te vale hacer caso, que ya no estoy harto de ti, sino lo que le
sigue, Roy, ¡No haces más que dar problemas!-
-Pues
lo único que quiero es largarme de aquí- dijo furioso Roy y muuuy sonrojado por
las palmadas que le había dado Oliver- Me quiero ir, entiéndelo-
-¡No!
Además, no uses ese tono conmigo- le amonestó- Y más te vale no armar más
escenas porque entonces sí me vas a conocer-
-¿Ya
puedo...?- intervino la doctora, casi tan roja como Roy. Quizás debería pedir
cambio a pediatría, así vería escenas de ese tipo sólo con los niños, quienes tenían
derecho a hacerlas.
-Te
detesto, Oliver, me quiero ir- dijo enojado.
-¡Yo
también te detesto!- gritó Oliver, totalmente fuera de sus casillas. Roy ya
había empujado demasiado por un día....
-Yo
no dije que me adoptaras- le gritó, intentando levantarse.
-¡Y
yo no te dije que te tatuaras, que desobedecieras y que además te drogaras como
un Hooligan de mierda!- explotó antes de que pudiera pensar en lo que decía.
-Si
tanto te molesta, déjame ir y ya, Oliver, tú eres el que me detiene, me voy a
la mierda y YAAA- dijo Roy levantándose.
-Ni
de chiste, niño, no te vas a zafar tan fácil de todo- replicó, jalándolo del
brazo y regresándolo a la camilla.
-Disculpe,
pero si usted y el pequeño angelito necesitan hablar..- comenzó la doctora, tan sólo para ser
interrumpida por el adolescente.
-¿Y
por qué no? Si tanto te saco de quicio para que jodidos me quedo contigo, si
tanto te pesa Oliver, ya déjame ir-
-Mira,
mocoso, aquí no se va a hacer tu santa voluntad- le advirtió sin soltarlo del
brazo y sentándose a lado suyo en la camilla. Oliver comenzó a jalar a Roy
hacia sí, pero no como si lo fuera a abrazar o algo, sino... diferente...
-¿Qué haces? Déjame..- forcejeó Roy.
hombre
no le hizo caso y unos cuantos forcejeos después, ya había logrado medio
tirarlo sobre su regazo. La cosa era difícil porque Roy no dejaba de retorcerse
e intentar ponerse de pie, pero Oliver utilizó una pierna para pasarla sobre la
parte trasera de las rodillas de Roy.
-¡Suéltame, Oliver! ¡Déjame!-
Oliver
hizo caso omiso y utilizó su brazo derecho para sostenerlo del torso para
arriba. Después le bajó un poco los pantalones de un tirón.
-¿Lo
puede inyectar ya?- le dijo a la doctora un poco desesperado.
-Ehm...
sí, ya voy- titubeó ésta, acercándose un poco con una de las jeringas en la
mano.
-Oliver...-
La
doctora caminó hacia ellos y empapó un algodón en antiséptico. Se acercó,
esperando con todo su corazón que el joven no la fuese a patear. Con toda la
precaución que pudo, se dispuso a desinfectar la zona en la que quería insertar
la aguja y...
-¡OLIVEER!-
justo cuando Roy gritó, la doctora enterró la aguja- Ayyyyyy, suéltame joder,
joder...- el medicamente iba entrando y ardía.
-Roy,
ya basta. Me consta que no tienes problema con las agujas- habló, ahora sí cansado.
¿Qué demonios le pasaba al chico?- Y no seas grosero, que hay una dama
presente-
-Listo-
la doctora sacó la jeringa
La
verdad es que Roy contenía las lágrimas, entre el asco del hospital, las riñas
con su padre, y el dolor de la inyección estaba harto, y sabía que Oliver no lo
dejaría.
-¿Ya
me puedo levantar?- preguntó entrecortadamente.
Antes
de que Oliver pudiese responder con un frío "No", la doctora habló, acercándose
con otro algodón empapado.
-No,
cariño, pero no te preocupes que ya nada más faltan otras dos-
Cuando
por fin los Queen pudieron salir de ahí, el ofendido era Roy. Sólo miraba
furioso a Oliver, pero no hablaba ni aunque Oliver le estuviera regañando, solo
estaba haciendo una rabieta (no le digan que dije eso) tipo Jason, porque estaba
rojo, rojo, y sin poder hablar. Sólo quería llegar a la casa.
-¿Estás
siquiera escuchando lo que digo?- le recriminó Oliver, abriendo el auto.
Roy
se metió al auto sin decir nada, estaba ofendido, indignado con Oliver, y no
quería hablarle jamás.
Oliver
rodó los ojos y entró al auto también. El camino a la casa fue tan silencioso
que el Arquero de la Liga consideró la opción de que el chico se hubiese
dormido, pero desgraciadamente no...
-Ve
a la recámara, que tú y yo aún tenemos que hablar- le ordenó sin siquiera
mirarlo una vez que se estacionó.
Roy,
como seguía enfadado, solo se bajó, azoto la puerta tan fuerte como pudo y
entró y subió a la habitación. Estaba harto de Oliver.
Oliver,
por otro lado, se quedó estupefacto. ¿De dónde sacaba Roy los cojones para
tener esa actitud después del show que había armado? Ni idea...
Lo
siguió hasta la habitación y entró sin tocar la puerta.
-Oye,
bájale a tu actitud, Roy, que la paciencia la perdí ya hace rato- le ordenó.
Roy
solo lo miro enojado, pero no le contestó nada.
-Ahora
que ya no te vas a enfermar- estableció con cierto sarcasmo en la voz- Dime en
qué rayos estabas pensando cuando decidiste fumarte esa porquería-
-No
quiero hablar contigo- declaró Roy.
-No
me importa- replicó- ¿Qué no consideraste los problemas que esas cosas te
trajeron la última vez?-
-No
quiero hablar contigo, Oliver, entiende-
-Deja
tu berrinche de una buena vez- le ordenó, levantando un poco la voz. Gracias a
Dios Connor había decidido dormir esa noche en la otra habitación con Artemis,
sino de seguro se hubiese despertado.
-¿Qué berrinche? Solo no te quiero hartar más- sonrió
Roy.
-Muy
bien, Roy, estás tentando a la suerte- le advirtió- Quita esa sonrisa arrogante
de tu rostro antes de que te la quite a bofetadas-
Roy soltó una risita.
-Nada
te gusta, ¿Qué hago entonces? ¿Qué qué pensé al fumar marihuana? Nada, Oliver,
nada de nada, solo quería hacerlo y ya. Ya sé que está prohibido por el
empresario Olliver Queen, pero no pensé que me descubrirías-
-¡¿Cómo
no te iba a descubrir si llegaste más estupidizado que de costumbre?!- gritó-
Además, no, no te lo prohibe el empresario Oliver Queen, sino tu padre Oliver
Queen- enfatizó
-Bueno, ya... Yo no sabía que Jason se desataría y
ustedes estarían abajo, me escape, no se supone que lo supieras, pero me salío
mal. En el momento no lo pensé Oliver, son cosas que haces en caliente-
-Esque
ni siquiera se supone que fueras, ¿no lo entiendes? Te pudo haber pasado algo-
se desesperaba Oliver- Fumarte eso fue el más grave error, pero no el primero,
ese fue desobedecerme; no debiste de haber ido a esa fiesta-
Roy rodó los ojos.
-Ya sé, pero ya lo hice, y enredé a Dick, lo lamento, es lo único
que puedo decir… Digo, no somos ni los primeros, ni los últimos adolescentes en
escaparnos de fiesta-
-Lo
único inteligente que hicieron fue dejar a Dick conducir de regreso- musitó,
pero luego enarcó la ceja- Porque así fue, ¿no?-
-Si,
papá- mintió secamente
Oliver
se sintió un poco más tranquilo con la mentira. Bueno, ojos que no ven, corazón
que no siente...
-Y
el teatro que armaste en el hospital.... ¿Qué rayos pasa contigo? Actuar así
sólo para salirte con la tuya..-
-No
quiero hablar de eso- pensar en lo
ocurrido le daba vergüenza.
-No
te pregunté si querías o no, Roy, ¿en qué estabas pensando? ¿Tienes idea de lo vergonzoso
que fue?-
-DEJAME;
no quiero hablar de eso, Oliver-
-¿Qué
te está pasando? Cada día es más difícil lidiar contigo-
-Pues
ya te dije: no lo hagas, y deshazte de mí, no te odiaré- se cruzó de brazos.
-¿Ves?
Es esto de lo que hablo. Quiero que dejes esa actitud pedante y por lo menos te
disculpes-
-Ya
te dije que lo lamento-
-Sí,
Roy, pero te vale. Lo dices como si no hubieras estado tan jodido la última vez
que te drogabas. No le estás dando la importancia debida- le recriminó- ¿Y sabes
qué? Si vas a conservar esa actitud, mejor pasemos de una vez al castigo-
Roy
estaba asustado pero no dijo nada más, no podía cambiar nada, hablando o no
hablando lo iban a castigar.
Oliver
se comenzó a quitar el cinturón. La verdad que no quería dejar las cosas así,
pero parecía que a Roy ni le importaba lo que había hecho
-Papaaa...-
dijo Roy mirando sus pies.
-¿Qué?¿Ahora
sí me dices papá? ¿Qué pasó con “Jódete, Oliver, te detesto”?- replicó sin
siquiera mirarlo, doblando el cinturón para sostenerlo de ambos extremos.
-Papaa...
no me pegues- supo lo ridículo que sonó, como Connor o Jason, pero vamos ¿A quién
le gustaba una paliza? Y si con alguien podía dejar salir su lado voluble era
con Oliver.
-¿Que
no te pegue? ¡Ja! Mas bien agradece que no te envío a la militarizada o a algún
lugar así de lejos donde aprendas a comportarte de una vez por todas- replicó,
sentándose en su cama- Ven-
-Papá...
por favor- se quejó Roy levantándose, pero sin acercarse a Oliver.
-¡Que
vengas, Roy, no estoy jugando! No estoy enojado contigo, sino lo que le sigue,
así que ven porque capaz y me harto y reconsidero las cosas-
Roy
se acercó lentamente a su padre. No quería que le pegara, pero tampoco quería
meterse en problemas, vaya no era tonto, solo muuuy rebelde
-Por favor...-
-Por
favor nada. Mejor no hables si no es para decirme en qué diablos pensabas al
hacer semejante berrinche en el hospital-
Roy
rodó los ojos. Eso no lo diría, le daba vergüenza… sólo se quedó frente a su
padre callado, algo arrepentido, molesto y con ganas de que todo terminara.
-¿No
me vas a decir? Bien, yo lo haré: lo único que querías era salirte con la tuya
para que olvidara el castigo y regresáramos a casa- asumió- Ahora, si no tienes
nada productivo que decir, ven aquí-
Roy
prefirió obedecer antes de decir que tenía miedo a los hospitales, doctores,
etc… así que obedeció sin replicar.
Una
vez que el joven estuvo frente a él, Oliver lo tumbó sobre sus rodillas sin
mucha gentileza que digamos. Vaya que hace buen tiempo que no lo castigaba
sobre su regazo, pero si Roy se había empeñado en actuar como un niño, bien
podría castigarlo como a uno.
-Esto
es humillante, Oliver- se quejó muy enojado.
-Esto
no es nada- replicó, dejando caer el primer correazo- Si insistes en actuar
como un niño, pues perfecto, te trataré como a uno- continuó descargando el
cinturón sobre el trasero del joven sin importarle realmente que recién hubiese
recibido 3 inyecciones- Puedes irte olvidando de salir de mi vista de aquí a
que madures-
-Yayaya, dejame- se quejaba.
-Duele, Oliveeer-
-Menos
mal, quizás así se te quede de una buena vez: no tolero el uso de drogas-
repuso, remarcando cada palabra con un correazo a los muslos del joven- Al
menos espero que así sea, porque ya no me basta con tu palabra Roy, yo ya no
confío en tí-
-YAA,
Oliver, hace rato me pegaste- gruñó.
-Y
aun así te diste el lujo de mandar a la mierda mis órdenes- contestó
inflexible, repartiendo cinturonazos como pan caliente.
-¡AUUU! Ya, por favor…- comenzó a llorar silenciosamente.
-Ya
deja de chantajear- se exasperó Oliver, deteniéndose y pasándose una mano por
el rostro. Ya ni siquiera sabía si creerle al chico. Era tan probable que
estuviese llorando enserio como que estuviese derramando lágrimas de cocodrilo
para librarse de todo y hacerlo sentir mal.
Ya
déjame, ¿Crees que no me duele, o qué?- se quejó intentando no llorar.
-Sí,
sí duele y que bueno, porque parece que las palabras nada más no funcionan
contigo. Te dije que no salieras, te pedí que te comportaras en el hospital, te
pedí que me contaras qué te pasaba y al parecer todo lo que yo digo te entra
por un oído y te sale por el otro- determinó, reanudando la paliza con un
correazo particularmente fuerte cerca de donde lo habían inyectado.
-¡AUUUU! Dejame...Oliver, ya- Roy se intentó levantar y comenzó
a llorar un poco más fuerte.
-Mira,
Roy, he tratado de ser paciente aunque no te lo merezcas pero si no dejas los
chantajes de una buena vez, entonces los pantalones van abajo- le amenazó.
-!Oliver! Pues me duele- se quejó Roy.
-Suficiente-
musitó, descargando una nueva y potente seria de correazos antes de bajar un
poco los pantalones del joven de un sólo jalón.
-NOOO,
Oliver, ya déjame, no te estoy chantajeando-
-¿Y
cómo lo voy a saber? Ya te lo dije, Roy: yo ya no confío en tí- le dio otro
cinturonazo, ahora en los muslos por sobre los boxers del joven- Cuando
empieces a decir la verdad, quizás te escuche-
-¡YAAAA! -lloró más.
Oliver
puso los ojos en blanco. Por más que trataba de hacerse de oídos sordos, la
posibilidad de que Roy estuviese llorando así enserio... Se detuvo y puso su
mano con la que sostenía el cinturón en la espalda del joven
-Bien.
Tienes una última oportunidad- cedió- ¿Me vas a decir qué demonios pretendías
haciendo tal berrinche en el consultorio? Porque si no me quieres decir
significa que lo fingiste y si pretendiste todo eso ¿qué me asegura que no
estas fingiendo esto para chantajearme?-
Roy
se quedó callado unos minutos.
-No
pretendía nada, solo quería irme- intentó de contener aún las lágrimas.
-¿Por
qué?- insistió. Normalmente no era nunca tan frio con ninguno de sus hijos,
pero Roy ya le había hecho pasar suficiente por esa noche.
-Porque
no me gustan los hospitales- dijo en un murmullo apenas audible.
-Ahora
resulta- bufó Oliver- ¿Y desde cuando, según tú, no te gustan los hospitales?-
-Déjame
levantar- se quejó Roy, no le gustaba estar viendo las colchas de la cama.
-Contéstame,
Roy, que aun puedo seguir-
-Ay, Oliver... Pues siempre me han asustado,
deberías saberlo- intentó que no sonora a reclamo.
Bien,
pensándolo un poco en retrospectiva, Roy nunca había sido muy fanático de los
hospitales, pero siempre lo atribuyó a cosas de niños o terquedad, ¿Cómo rayos
iba a saber que les tenía miedo miedo?
-¿Por
qué no me dijiste?- le preguntó, tratando de sonar tan firme como hace un
instante, pero la verdad es que aquel nuevo dato lo hacía sentir un poco
culpable acerca de no haber sido un poco menos duro con él en el consultorio de
la doctora.
-Porque
no, porque no es algo que quiera publicar- dijo Roy enojado- Déjame levantar
ya-
Oliver,
sin embargo, no lo dejó levantarse. Al contrario, reanudó la serie de
correazos. No los descargaba con más fuerza, pero sí más velozmente, asegurándose
de no tardar mucho entre uno y otro.
-¡AUUU! Ya, Oliver, ya te contesté, déjame- Roy intentaba no llorar, ¿pero
estamos de acuerdo que ya era suficiente? Bueno, según Roy.
Su
padre no le contestó, sino que continuó y por un largo rato. La verdad es que
comenzaba a sentir algo de lástima por el joven, pero no planeaba darle gusto
hasta que su hijo dejara de dar ordenes y comenzara mostrar un poco de
arrepentimiento.
-Ay,
ay, ay, ay, ay YAAA papá- lloró con fuerza Roy.
De
pronto Oliver se detuvo. No estaba seguro si Roy sonaba arrepentido o
desesperado, pero ya no le importaba. Dejó el cinturón a un lado y le acomodó
los pantalones al joven, casi sin reparar en el siseo de dolor. A continuación,
hizo algo que hace mucho no hacía y, antes de que su hijo pudiese protestar, lo
sentó en su regazo, sosteniéndolo muy fuerte contra él.
Roy
siguió medio llorando, porque no quería hacerlo, pero le dolía ¡Enserio! mucho,
su trasero y sus muslos. Sollozó un poco al estar en el regazo de Oliver y se
cubrió la cara.
Ollie
le comenzó a acariciar la espalda con un brazo mientras con el otro lo atraía
más contra su pecho.
-Mira, Roy, no me gusta hacer esto, pero ¿cómo
se supone que no suceda si te la pasas desobedeciendo? Todo lo que te ordeno es
para que estés bien- le aseguró, antes de hacer una pausa y exhalar
pesadamente- Lamento si fui muy duro o intransigente en el consultorio, pero tu
también lo fuiste al no querer explicarme tus razones. Si quieres que vuelva a
confiar en ti, vas a tener que trabajar en ello y eso incluye no ocultarme las
cosas-
Roy
solo asintió en verdad no quería que lo viera llorar, y tampoco le quería
explicar porque lloraba, era estúpido... y estaba enojado, por estar llorando
De
algún modo que ni él supo, Roy logró controlarse lo suficiente como para
articular cierta duda que lo aquejaba.
-¿Crees
que algún día dejes de detestarme?-
Hasta
a él le pareció que sonaba patético, sí, pero igual le había calado cuando
Oliver lo había llamado problemático, difícil de tratar, mal ejemplo, Hooligan
de mierda...
Oliver suspiró.
-Roy,
no te detesto, y perdón por todo lo que dije en el consultorio, ¿de acuerdo? Estaba
muy molesto, y tu parecía que no me querías escuchar... y dije que cosas que no
siento, perdón, quizás no arregle lo que dije, pero son palabras sin una
estructura- le consoló, mientras le sobaba la espalda.
-Pero...
lo de enviarme lejos y... ¿enserio piensas que soy un Hooligan de mierda?... Dijiste
que no daba más que problemas y que estabas harto de mi… no quiero dejar de ver
a Connor.. ni a la arpía de Artemis y..- musitó apresurado, sin levantar la mirada y hundiéndose
más en Ollie.
-Lo
de enviarte lejos debo admitir que lo he pensado, pero no sería capaz de
hacerlo, sé que tú te acostumbrarías y yo sería el único sufriendo- le sonrió- Y no creo lo de Hooligan de mierda ni
que sólo des problemas o me hartes, al contrario, tú y tus hermanos me hacen
muy feliz- le aseguró- Perdón Roy, estaba molesto, a veces debemos medir las
palabras, y tú y yo debemos aprender eso- lo abrazó.
Roy
lo dudó un poco, pero no mucho después se abrazó también a Oliver como si la
vida dependiese en ello, mientras que más lagrimas suyas comenzaban a
derramarse en el hombro de su padre.
-Papá,
no me quiero ir- confesó, aun algo aterrado con la idea. Ya una vez había
estado separado de Dinah, Ollie y Connor, y no le había gustado mucho que
digamos... quizás ahora hasta extrañase al reempla... a Artemis.
-No
te enviaré a ningún lado, pero de todos modos tienes que comportarte, Roy- le consoló
su padre.
-Lo
intentaré- musitó, implicando "Lo que tú digas pero no me corras".
-Eso
espero en verdad, que sino juro que estarás en una peor posición que la de hace
rato- le advirtió Oliver.
Roy
hizo una nota mental de recordar eso.... El episodio de hace rato no había sido
muy de su agrado... ¡No volvería a probar ninguna sustancia ilegal en su
vida!.... bueno, ¿a quién engañaba? tan sólo trataría ser más cuidadoso la
próxima vez, es decir, él era Roy Harper, a él no deberían de descubrirlo en
nada...
La verdad es que me a Encantado. Felicitaciones!!!
ResponderBorrarPobre Roy tres piquetes y una cueriza no es de Dios!!
ResponderBorrarYo también de estar en un hospital ya hubiera salido corriendo, así que lo entiendo ☹️
Me ha gustado mucho el capi!!
Es genial encontrar tan excelentes historias!! 😀😉