Ignacio
Si me preguntan; yo diría que para todos en mi familia estaba resultando difícil esta
nueva vida, nadie la había elegido, pero todos debimos tratar de acostumbramos… sin duda al quien le había pegado peor este cambio
era a mi hermano mayor “Pablo´´, y en
cada ocasión que podía se los restregaba a nuestros padres, pero ellos no
tenían la culpa, y por el contrario,
ellos se esforzaban día con día en protegernos a niveles exagerado; un
ejemplo de esto fue la primera semana en la cual llegamos a vivir al
pueblo de “WEEDGOOD”…no durmieron cuidándonos.
Papá en especial era quien hacia los turnos más largos vigilando por las
ventanas por si divisaba algo extraño o peligroso y esto lo pude observar en
varias ocasiones en las que me levante durante
la madrugada, y solo se tranquilizó cuando los policías y la empresa de seguridad
instalaron las cámaras, el botone de pánico,
sumado a otras medidas que solicitaron mis padres. Luego cuando estuvieron con
calma otro sentimientos se cobijó en su corazón y fue el miedo…ya que no
podrían vigilarlos en cada momento dentro de casa como lo habían hecho desde el
día en que llegamos, cuando mi padre tenía la sensación de que estábamos en
riesgo, era poseído por un ser totalmente controlador, y ese sentimiento a mis hermanos y a mí nos estresaba y angustiaba a la vez.
Recuerdo que cuando lo vi peor fueron los
días previos a entrar a clases, después del accidente en la moto de mi hermano, su tolerancia estaba al límite y lo demostró
con Pablo dándole una paliza por empujar a Gabriel, y unos días después hizo lo
mismo con Gabriel ya que no respondió
una llamada suya al estar bañándose. y no se tranquilizó hasta que mi madre
durante la cena lo regaño, pero no piensen que nuestros padres eran medio
psicópatas o algo, ya que todo tenía su
razón de ser y ellos se comportaban de
esta forma después de un terrible hecho traumático por el que pasamos un año y
medio atrás, específicamente después del
juicio para desbaratar una gran y
peligrosa banda de secuestradores, traficantes y delincuentes internacional, la
fiscalía para protegernos nos otorgó nuevas identidades y nos trasladaron a este pueblo en medio de la nada
Con todo lo anterior; con mis hermanos estábamos preocupados ya al
día siguiente seria nuestro primer día de clases y después de todo un año de estar de un lugar
a otro escondiéndonos solo los seis, nos
enfrentaríamos solos a un nuevo mundo, nueva gente y en especial a nuevas
experiencias fingiendo ser otras personas con nuevos nombres, personalidades,
intereses y etc…. Con esos sentimientos nos fuimos a las camas esperanzados en
que al siguiente día no la lleváramos tan mal.
….Primer día de clases….
El reloj daba las 7 de la mañana y era nuestro
primer día de clases, mi padre estaba con los nervios a flor de piel
y cuando eso pasaba se convertía en un ser totalmente controlador y eso a
nosotros nos estresaba. Sabía que trataba de controlarse, pero aquella mañana mi hermano mayor no
pensaba lo mismo.
- ¿Estás
seguro de que entiendes todas las reglas, Pablo?... No puedes desviarte ni un
milímetro hijo… debes ir de casa al colegio y viceversa. –
Dijo mientras con mi hermano revisaba el nivel de combustible de la
motocicleta.
Pablo me
miro dándome a entender que iniciaría una pelea con él y yo negué con mi cabeza
y susurre.
- Está
preocupado, ¡Paciencia..!.- Pablo cerró los ojos y luego respondió con la
mejor actitud sumisa y relajada que pudo.
- Si
papi, comprendo… te aseguro que no te desobedeceré.-
Papá
asintió con la cabeza y dejó escapar un suspiro relajado al fin.
- Bien,
te estoy devolviendo las llaves, pero no
abuses del privilegio y no empieces a comportarte mal de nuevo.- Advirtió
entregando los llaves y una vez que mi hermano las cogió, corrió por las escaleras en busca de su novia
mientras papá se quedó observando como desaparecía con una expresión de no
estar seguro de haber tomado la decisión correcta, Luego me acerque y toque su hombro
preguntando.
- Papá, ¿Todo bien?- Él
asintió con la cabeza, pero el miedo se
le notaba a leguas, así que intente tranquilizarle - No te preocupe, Pablo no intentará nada… dale una oportunidad.
- Ok,
y ¿Qué me dices de ti?... nos conocemos Ignacio.- Dijo
algo desconfiado entre cerrando los ojos y con los manos en su cintura,
- Me
portare bien… como siempre.- Asegure al mismo tiempo en que
mi padre frunció el ceño y se cruzó de brazos sobre su pecho en actitud de que
no me estaba creyendo nada, pero su actitud corporal cambio cuando vio a Gabriel salir por la entrada de nuestra
casa, y abrió la puerta para que ingresáramos,
faltaban treinta minutos para entrar a clases y no quería que llegásemos tarde.
Una
hora después me encontraba sentado en el salón de clases tratando de prestar
atención, pero era difícil ya que
llegábamos a mitad del año
escolar y eso nunca fue fácil y menos
con la situación que estábamos viviendo. Así que mientras intentaba oír al
profesor al mismo tiempo me distraían los murmullos de mis compañeros respecto
a mis hermanos y a mí, el misterio que
nos rodea era interés popular, y así pasaron las horas , hasta que llego el
tiempo de almuerzo, sin saber dónde se encontraba el casino seguí al montón,
era muy orgulloso para preguntar a alguien para que me orientara, así que
seguir a la gente me pareció la mejor
opción, al llegar al casino estaba
Gabriel sobre un pilar seguramente buscando a Pablo, Florencia o a mí, al verme
sonrió.
- ¡¡Ignacio!!
- Dijo con voz alegre.
- ¿Listo
para tu primer almuerzo?- Pregunte sonriendo, era
primera vez en un año que veía sonreir a mi hermanito.
-
Sí... pero estoy algo nervioso -
- Tranquilo,
estarás conmigo - Dije, tranquilizándole al instante. Luego
retiramos nuestro almuerzo al mismo tiempo en que Pablo y Florencia se
retiraban, nos comentaron que tenían deporte así que debían cambiar el uniforme
por el deportivo.
A
nosotros esto nos parecía extraño, en la escuela anterior asistíamos con ropa
normal, pero aquí no… era más tradicional y llevábamos uniformes, así que
cuando estábamos a punto de terminar Gabriel me miro por varios minutos, sabía
que quería preguntar algo, pero no se atrevía.
-
Ignacio… ¿Escuchaste los rumores de… nosotros?-
Intente no expresar ninguna emoción, sabía que mi hermanito me estaba estudian,
pero cuando intente responder algo que lo tranquilizara, fui interrumpido.
-
Hola, ¿Eres hermano de Ignacio? - Me saludó la chica que estuvo
toda la mañana sentada a mi lado y aun no sabía cómo se llamaba.
- Si...
se llama Gabriel y es mi hermano menor y tú… ¿Te llamas?
- Por
favor llámame Antonella - Dijo otra chica algo nerviosa,
mientras se sentaba. Y me tendió la mano, una vez que se presentó y
resulto ser compañera de Gabriel se lo
llevo a por postre o algo así, mientras decía.
- Muy
bien, les dejamos para que se conozcan, Hermanita ¡Te portas bien! Porque quizás
en un tiempo Ignacio se convierta en mi cuñado favorito... – Advirtió, se
giró y ver a mi compañera mientras yo me quedaba sin saber que decir,
así que pensé que lo mejor era presentarme.
- Eh,
hola - Dije mientras me ponía de pie tratando de disimular mi
nerviosismo sin mucho éxito - Soy Ignacio Antonio Goycolea Soler y tengo
14 años.
- Uyyy
tan formal, me llamo Amaia y tengo tú edad somos compañeros… ¿Debo levantarme y
dar la mano?- Pregunto
burlándose y yo sentí como mi rostro se ponía rojo y negué con la cabeza y me
quede en silencio pensando en mi siguiente paso, pero fue Amaia quien continuo
la conversación.
-
Ignacio, ¿Qué hay de cierto de los
comentarios que circulan por allí?-
Pregunto
como si nada mientras bebía un jugo de piña y sentí miedo… ¿Quizás ya sabían la
verdad de nosotros?.. Luego me calme pensando en que no era posible que un policía se le
saliera en una tarde de copas con algún amigo.
- Y ¿Qué
es lo que dicen?
- Bueno…
las teoría dicen que tú hermano mayor.- Dijo y me cogió
por el cuello de la camisa para susurrar
en mi oído.- Estuvo en una carrera de
esas callejeras y seguramente en eso murió alguien o seguramente se robó a la hija de alguien…¡¡ YA
LO VIMOS BESANDOSE!! Así que con Antonella llegamos a la conclusión que con Florencia, la chica linda… hermanos no son...
Debo
confesar que al oír sus teorías debí aguantar la risa pensando en el rostro de
Pablo cuando le dijera lo que decía Amaia, pero la risa se me esfumo al mismo
tiempo y se convirtió susto al pensar que para ellos fuéramos centro de
atención. Así que trate de disimular
trate de bajarle la importancia.
-
¿Esas son las teorías?- Ella solo respondió alegremente con la
cabeza.- Pues…. pienso que deben tener
mucho tiempo libre o ver muchas películas para inventarse cosas así.
- Ya
lo creo… yo por eso, me acerque y quiero que me lo digas ¡Tú!
- Bueno es más simple de lo que piensas y se
trata solo del traslado de trabajo a mi
padre y como somos tan unidos y nos amamos, aquí nos tienes.- Respondí
mientras pelaba una naranja, y la observaba de reojo
- ¿A este pueblo en medio de la nada?... me estás
diciendo que ¿Dejaron su vida anterior
para vivir aquí donde no tienes ni un centro comercial?- Respondí
con un sube y baja de hombros.- Ok ...Entonces sí que deben quererse
mucho...- Aseguro y se levantó
caminando junto a mí a clase, el timbre
estaba sonado y debíamos regresar a
clases.
La
tarde paso y fue relativamente tranquila al salir, estaba nuestra madre
esperando junto a Gabriel en el estacionamiento, una vez que llegamos a casa, Pablo estaba en la cocina junto a Florencia preparado
las ensaladas para la cena, al ingresar nos observó y sonrió mientras
preguntaba
- ¿Cómo
estuvo el interrogatorio?-
-
Piensan que eres un rebelde, que mamá tenía un amante o que atropello a alguien por allí y debimos huir.- Respondí
burlándome
- En
huir no se equivocan y fue por mi culpa…-
Dijo Gabriel lastimero.- yo ciento
mucho todo lo que estamos pasando y sniifff. Chicos….yo en serio lo lamento mucho, jamás
pensé que,… yo no quería que Florencia tus padres snfff snifff– Comenzó a sollozar, con
justa razón por que aquel día había
estado estresante para nosotros, ya que fue la primera vez que nos enfrentábamos con
esta nueva vida sin nuestros padres y
había estado bastante difícil.
Pablo se acercó y lo abrazo cogiéndolo de la
cabeza y apoyándolo en su pecho fuertemente,
sorprendiéndonos a todos al mismo tiempo en que Florencia besaba su
frente y acariciaba la espalda de
Gabriel para tratar de tranquilizarle.
La
reacción de mi hermano mayor fue
impresionante, ya que desde que nuestras vidas habían cambiado Pablo había
drenado su estrés, frustración y rabia contra Gabriel, quien si tenía algo de
responsabilidad no era el total responsable, mi hermano tenía 12 años y en un momento se vio envuelto en un terrible
lio con personas mayores que él… Nuestra madre se emocionó ante ese gesto y se les unió en el abrazo.-
- No
te preocupes hijo, que hablen lo que quieran,
en una semana se les olvidara, solo recuerde que debemos decir a todo, que nos mudamos
por el traslado de trabajo de papá y ya está.-
En ese
momento llego nuestro padre y después de enterarse de todo lo que vivimos aquel
día se preocupó, pero luego nuestra madre lo tranquilizo y después de dos años pudimos cenar en familia,
unidos y en paz.
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