Padrelotti y Vini Jr
Lección aprendida
Parte 2
El viaje de regreso fue
tranquilo, Vini llegó a su casa, al entrar le dio las buenas noches a su padre,
y se preparó para dormir.
La noche pasó rápido, dando
inicio a un nuevo día. Vinicius normalmente tenía entrenamiento bien temprano, y antes de iniciar su rutina matutina, tenía
una cuenta pendiente con Carlo. Se duchó y se alistó de inmediato, bajó a tomar
el desayuno que le preparó su chef, empezó a comer y mientras lo hacía, era
supervisado por Thiago su entrenador personal, Una vez
se terminó todo lo que tenía en su plato, se despidió y se preparó ahora
sí para salir en dirección a la ciudad deportiva de Valdevebas.
Tenía chofer, pero
siempre prefería conducir él, Vini aunque muy familiar y cercano a su gente, también
le gustaba tener su espacio personal y qué mejor que hacerlo manejando él
mismo, iba por Jude, pero esta vez su madre decidió llevarlo.
-Hola hermano, has
llegado temprano - mencionó Rodrygo al
ver a su amigo bajarse del auto, asegurándose que llevaba todas sus cosas antes
de poner el seguro.
-Siempre
estoy a tiempo- respondió el número siete haciéndose el serio.
-Que era broma hombre-
dijo Rodrygo como queriendo disculparse y Vini no se aguantó y empezó a reír mucho.
-Has
vuelto a caer-
-Sí, con esa cara que
pusiste incluso Toni hubiese caído. -dijo siguiéndole el paso a Vinicius, que
ahora iba muy apurado.
-Amigo
¿y por qué llevas tanta prisa?
-Tengo que ir al despacho
del míster por lo de ayer, ya sabes me va a dar una tunda -Rodrygo se
sorprendió mucho por como su amigo dijo sin tabú la que le iba caer, nada más
cruzara aquella puerta.
-Creí que por esta vez,
te castigaría de otra manera.
-Bueno si la falta es muy
grave, además de la tunda, el míster me manda a hacer una serie de ejercicios mentales,
que son un poco tediosos, en alguna ocasión he meditado en la esquina como me
encontraste ayer o sentado en una silla, pero en cualquier caso hasta ahora nunca
me he librado de una buena azotaina – explicó Vini a su compañero que caminaba
a su lado, que sentía nervios por su compatriota.
-¿Y estas preparando?-
aunque él no pintaba nada en ese asunto, sentía lo que le pasaba a su amigo,
como si lo estuviera viviendo él, Rodrygo lo apreciaba mucho y quería evitarle
pasar por ese castigo, incluso llegó a pensar en recibirlo él en su lugar, ya
Vinicius tenía suficiente con todo lo que le tocaba vivir dentro y fuera de
campo.
-Si hermano, no te
preocupes, - respondió porque sabía que Rodrygo estaba muy angustiado por él, era
notable por su actuar y su energía cada que preguntaba o decía alguna cosa -tranquilo
estaré bien.
-Lo sé, eres fuerte, te
quiero mucho Vini – respondió Rodrygo ya cuando ambos alcanzaron la puerta del
despacho de Carlo.
-Te alcanzo ahora – le había
dicho Vinicius antes de entrar, sin embargo Rodrygo no se movió.
Vinicius no tenía
secretos con su compatriota, sin embargo verlo todavía ahí lo ponía un poco incómodo,
así que antes que el chico más alto agregara algo más, Rüdiger venía llegando y en lo que se acercaba,
los observó a ambos, se veían tan tiernos y él los consideraba sus hermanitos,
como vio a Vini en esa situación y ya sabía que iba a ser corregido, llamó a
Rodrygo una vez que vio que Carlo hizo entrar a Vinicius, dejando la puerta
medio abierta, así que se llevó con él al otro brasileño.
-Ya me iba, tampoco
tenías que hacer eso- protestó Rodrygo al tiempo que se soltaba del agarre de Antonio.
-Tranquilo hermanito, no
ha sido mi intención, pero vi a Vini nervioso y pensé…
-Sí, comprendo…
Y mientras ellos ya bien alejados
del sitio seguían hablando, Vini ya dentro de la oficina de Carlo, esta vez con
la puerta bien cerrada, porque el muchachito se aseguró de ello y dejó sus
cosas en una mesa que ahí había.
Y ahí estaba el chaval de
pie, esperando las órdenes de su jefe, que fue a buscar la regla, con ella en
mano se sentó en el sofá cómodo y amplio que ahí había y le llamó:
-Ven aquí Vinicius-
El chico se acercó, de
inmediato Carlo lo tumbó bocabajo sobre sus piernas, le bajó el pantalón corto
de entrenamiento, le bajó los calzoncillos hasta la mitad de los muslos, lo colocó
bien colocado, con el culo totalmente a su vista para poder controlarlo bien, cogió
la regla y le dio el primero, a ese le siguieron otros cuantos todos en el
mismo sitio, en el mero centro del trasero, empezó con mucha intensidad, pero
sin hacer daño, Carlo lo acomodó mejor, dejándole el culo mas en alto y
continuó, esta vez intercalando ambas nalgas, primero la derecha y luego la
izquierda, le marcó la regla en tandas de diez y doce, cada lado de su joven
trasero, después de un rato recibiendo varias series de reglazos, el muchacho ya
tenía las nalgas bien calientes, y le empezó a doler, picar y arder, algo
parecido a cuando su mamá lo castigaba en Brasil, con la diferencia que ella le
daba muchos más azotes de los que hasta el momento llevaba Ancelotti, y es que en
cuestión de azotes, ella no tenía compasión cuando Vini no se comportaba como
era debido, y su mente volvió aquellos recuerdos cuando vivía en Sao Gonçalo.
Carlo continuó dándole
azotes en las nalgas, esta vez con la mano, pero bien fuertes, tanto que Vini
se llevó una mano al culete para que Ancelotti parara el castigo, el míster se la
sostuvo en la espalda y siguió zurrándole un rato más, el muchacho intentó incorporarse,
pero Carlo lo detuvo.
-No tienes permiso de
levantarte todavía jovencito.-le dijo mientras su mano se marcaba en el trasero
del chico.
-Me
duele mucho míster, por favor no más
-He terminado, pero aun
no tienes mi permiso para levantarte – Carlo ahora acariciaba su espalda y por
momentos ponía una mano sobre su trasero para comprobar el calor, Vini se quedó
en silencio, esperando la orden.
Carlo en los castigos era
un poco más estricto con él, algo que para nada le era fácil, pero era la
manera más efectiva que encontraba para ayudarlo a auto controlarse. Siguió
haciéndole cariño, esta vez cerca de la nuca y en el cabello, Vini se dejó
querer.
-Calma mi niño, estoy
aquí para ti- le decía, y entre mimos y demás palabras de consuelo a Vinicius se
le iban cerrando los ojos hasta que se quedó dormido, Carlo le sacó el shorts y
los calzoncillos del todo, después le quitó las zapatillas y sus medias, y como
pudo lo ubicó bocabajo en el sofá para dejarlo descansar un rato.
Acomodó toda su ropa y se
la dejó en la mesa frente al sofá, con las zapatillas junto a sus medias debajo
de esta, luego se quedó mirando las condiciones en las que le había puesto el
culo, se veía un poco hinchado y con algunas marcas de la regla en ambas mejillas,
nada escandaloso, pero lo justo para meterlo en cintura.
Alrededor de una hora, Vini
se revolvió en su sitio y se despertó, sintió un calor intenso en todo el culo,
se giró, se sentó con cuidado, se puso de pie, polla en ristre y con los testículos
al aire, y con ambas manos detrás empezó a frotarse el culete mientras lo subía
y lo bajaba. Ancelotti se hubo metido al reservado para darle privacidad, Vini
prefería estar sin nada por comodidad, total Carlo ya le había visto el culo y
no solo eso, y esto era así desde que llegó a ocupar su puesto en el banquillo;
Vini reconocía que las veces que el míster lo corregió con unos buenos azotes
en el culo, siempre fue por un motivo serio, y él sabía que se los merecía
aunque le doliesen y le fastidiara todo el asunto, desde la espera, como el
antes, durante y final de cada castigo, así como las curas que venían después, lo
mismo a la hora de usar esa parte del cuerpo para hacer sus funciones en el
día, mientras lo pensaba decidió vestirse, era mejor hacerlo antes que Carletto
lo empezara a regañar por exhibicionista, y él modestia aparte sabía que estaba
muy bien dotado, así que cogió sus interiores y pantalón que vio ordenados en
la mesa del frente y empezó a vestirse con cuidado, luego se puso las medias y
las zapatillas.
-Te
ha dolido?-preguntó el italiano saliendo de dónde estaba.
-Sí, mucho - respondió el
chico con una mano en el culo volviendo
a frotarse, Vini se iba a ir a entrenar, pero antes que se diera la vuelta
Carlo le dijo
-Dame
un abrazo, anda - Vini se acercó e hizo como su entrenador le indicó.
-Gracias
Carlo, gracias por estar pendiente de mi y ayudarme, te quiero mucho- y
Vinicius se aferró más a ese cálido abrazo.
Ancelotti le dio un
besito en la mejilla, y antes de Vini salir en dirección al área de
entrenamiento, le dijo que esperaba que su comportamiento del último Clásico no
lo volviera a repetir, Vini asintió, cogió sus pertenencias y se dispuso a
continuar con su día.
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