El secreto de Juan Pablo

Feliz cumpleaños Sanha, espero que hayas pasado un muy buen día y  también te hayas gozado en la rumba que seguro tuviste ojalá te guste el relato y que pena por la demora

El secreto de Juan Pablo

(Hermano mayor de Santiago)

Estoy cien por ciento seguro de que mi hermano me odia, aunque para ser sinceros yo también me odio a mí mismo, no sé cómo fui capaz de hacerle eso a mi madre ya ni la puedo mirar a los ojos. Lo peor de todo es que ya tome la decisión de decir lo que pretende mi padre o ¿no?, me he vuelto un egoísta pero terminar con mi mamá y Santiago viviendo no es una opción para mí. Mi hermano puede ser la persona menos materialista y con poco interés hacia el dinero que conozco hasta al punto de que disfruta regalando y rompiendo cosas ya que para el son solo “cosas” pero yo no soy así.  

Desde lo que pasó todos vivimos en mundos diferentes lo único que hacemos como “familia” es compartir el espacio vital, no, incluso desde que descubrimos la enfermedad de Mariana hemos vivido todos juntos sin necesidad de hablarnos. El mundo de mi hermana es el mejor, no la culpan de nada, la llevan al médico y hasta le preguntan si se siente bien; Santiago está completamente traumatizado, quiere mostrarse fuerte pero sé que llora todas las noches y desde hace un tiempo fuma pero al parecer soy el único que se ha dado cuenta y yo el que debería ser ejemplo no soporta estar con ellos, paso el mayor tiempo posible afuera y me meto lo que me den… si la triste y cruda realidad.

Estábamos a viernes y José, él que se supone que es mi mejor amigo quería que lo acompañara a un lugar genial o por lo menos eso dijo. Como esperaba nadie llegó por nosotros al colegio, últimamente Santiago y yo fuimos olvidados, aunque tenga diecisiete años agradecería que mandaran a alguien o me dejaran las llaves de algún carro para llegar a la casa… no puedo ser tan peligroso; mis padres solo nos recuerdan cuando tenemos que ir a los “grandiosos tribunales de familia”, pero como hoy no hay citación ni me molestare en ir a la casa, espere a ver a Santiago a la salida y me le acerque para decirle que tendrá que llegar solo a la casa, total sé que él prefiere eso a tener que estar conmigo.

-oye no iré a la casa, si preguntan diles que se vayan a la mierda… y ten –le pase un billete de $20.000 con eso le alcanza para llegar a la casa en taxi, imposible que no

-no necesito tu puto dinero y creerme sería mejor que no volvieras pero ya que –dijo Santiago –además yo tampoco voy a la casa tengo mejores cosas que hacer antes de ver sus caras cerca de mí –me preocupaba que hablara con tanto desprecio hacia mí, si es así ahora en unos días se volverá peor, tal vez nunca me perdone

Mire como caminaba hacia algunos amigos de él, seguro a fumar quería detenerlo y decirle que fuera a la casa pero no era nadie para hacerlo así que yo también fui en busca de José pensando en que soy el peor hermano mayor de la historia

-RAMÍREZ VAMOS O QUE? –grite al verlo

-ya le dieron permiso –grito mientras se despedía de las chicas con las que estaba, yo asentí y me les acerque

-hola Juan Pa –dijo una de ellas abrazándome, no sabía su nombre pero siendo sincero no conozco el primero que se resista al abrazo de una chica linda

-hola –dije haciendo que las chicas soltaran una carcajada nerviosa, estaba acostumbrado a eso…

-bueno Vélez y yo nos vamos –ambos nos llamábamos por nuestros apellidos, yo asentí y me aleje un poco de las chicas, haciendo eso me sentía en una película gringa

Nos despedimos y subimos al auto de José, él coloco música a todo volumen, cantamos con nuestras terribles voces y espere a llegar a su casa. Al entrar José fue al refrigerador, me lanzo una lata de cerveza y ambos nos sentamos en el sofá

-ay Vélez le van a encantar las carreras –dijo, según yo íbamos a ir a un club no a carreras

-¿qué carreras? –pregunté, no es que tuviera algo en contra de las carreras pero no soy exactamente el mejor conductor

-las de 54… o acaso no sabes de que hablo –tenía razón no quería ir a ninguna carrera y no sabía de qué hablaba,  solo estoy seguro que en esos sitios se junta mucha gente rara

-si… pero usted sabe que soy malo manejando, mejor vamos a un bar –dije optando por mentirle, no iba a quedar como tonto

-ash pero si vamos será a uno de la 93 y usted verá como entramos porque creo que ambos tenemos 17 –dijo, yo solo decidí sonreír

-tranquilo… el dinero tiene poder –solté mirándolo con complicidad, iba a ser sencillo entrar a cualquiera de esos bares…

Pronto se puso la noche y ambos estábamos listos para irnos, tratamos de llegar temprano para que no fuera muy difícil entrar. Dejamos el carro en un parqueadero y fuimos al bar de la esquina; ya había algo de fila, nos pusimos al final y esperamos con ansias llegar hasta el guardia

-cedula de ciudadanía –José me dio un codazo y yo extendí mi mano con los seis billetes con la cara de Jorge Isaac, el guardia sonrió tomo los billetes y nos dejó pasar, yo sabía que no era tan difícil     

José y yo estábamos emocionados creo que se notaba que era la primera vez que entrabamos a un bar, la música estaba sonando fuertísima habían más de 500 personas, podíamos tomar todo lo que quisiéramos y todo estaba lleno de universitarias que aceptaban bailar conmigo

-hola ¿bailas? –me pregunto una de las chicas, nunca antes me habían preguntado a mí eso, normalmente era yo el que las sacaba a ellas

--claro –me le acerque y empezamos a bailar mientras hablábamos un poco, me pregunto mi nombre, algunos gustos, mi edad y todo eso

-no bailas mal niño… pero sabes que te pone más alegre las pastillitas de la felicidad –dijo sonriéndome, sonreí nunca pensé que una universitaria me regalara droga

-jajajaja si me la das gratis de una -dije tomando una

-ya verás cómo mejora todo, te sentirás mejor que nunca –seguimos bailando, creo que no reacciono como las demás personas porque no sentía nada, siempre me pasaba eso con todo… bueno o malo no se

Ya era madrugada cuando escuché las patrullas de la policía… no podía ser cierto, yo no era una persona con mala suerte, José y yo nos pusimos contra una pared paralizados, tenía miedo y no sabía qué hacer, vi como muchos salieron corriendo antes de que la policía siguiera “su rutina” de empezar a buscar drogas, alcohol adulterado y lo que nos arruinaba a José y a mí a menores de edad.

Cada que alguien salía nos poníamos más nerviosos, la policía estaba en la puerta, pero como no podíamos hacer nada terminamos en una patrulla de policía infancia- adolescencia yendo hacia un cai. Podría jurar que en ese bar habían más de 20 menores de edad, pero en la patrulla solo habían otros dos aparte de nosotros, cuando llegamos empezaron a llamar a nuestros padres, nos hicieron pruebas de alcohol y droga, como era de esperarse yo salí en ambas positivo. Al poco tiempo llegaron por la chica que estaba al lado mío, su mamá estaba llorando y ambas salieron así… llorando; luego llegaron por José, su papá gritaba como loco cosas como “me decepcionas”, “no sé qué hacer contigo”, “me hiciste despertar antes, no eres consiente que mañana tengo trabajo” y más de esas frases que fastidian a cualquiera. Con sinceridad yo no sabía si alguien iba a venir por mí y creo que de eso se percató el único chico que quedaba.

-primera vez –pregunto sonado amigable

-sí y tú –dije. La verdad sé que sonó ridículo pero que debía responderle

   -no… cuál es tu nombre, soy Andrés –me extendió la mano, yo acepte su gesto y le respondí

-Juan Pablo

-ya veo… nadie va a llegar por ti han pasado ya como dos horas –dijo, pero yo no sabía que decirle

-no sé… pero por ti tampoco ha llegado nadie –por alguna razón se empezó a reír

-ya vendrá alguien, mis papás están en París y no llegan hasta dentro de un mes, supongo que en un rato llegará alguien por mí–decía eso seguro, lo miré extrañado pero no tuve tiempo para responderle porque llego mi papá con cara de pocos amigos

-vamos Juan Pablo –no pronuncio más palabras pero jamás lo había visto tan molesto, en el fondo agradecí que no gritara

Llegamos a la casa en completo silencio, todo estaba oscuro debían ser cerca de las 4 am. Subí a mi cuarto dispuesto a dormir pero mi papá me siguió

-gracias –dije esperando a que se fuera

-se puede saber que mierda hacías en un bar –sé que se esforzó por no gritarme

-divirtiéndome…  puedes salir ya me voy a dormir

-no primero vamos a hablar –dijo cogiéndome el brazo y haciéndome sentar en la cama

-pero que pasa contigo –dije comenzando a hablar más fuerte

-¡silencio! Que tus hermanos y mamá están dormidos –dijo. Por mi parte respire profundo

-está bien

-ahora explícame que hacías en un bar –dijo sonando tan seco que me asusto un poco

-solo quería ir –en realidad no tenía más explicaciones que darle

-bueno y no podías esperarte a tener 18, además que es eso de que estabas drogado –eso me dio algo de vergüenza y por eso empecé a mirar el piso

-ehh quería probar… no sé porque lo hice fue mm un impulso –sonaba inseguro, no sé qué me pasa, ser seguro al hablar me caracteriza  

-y se te tienen que ocurrir justo las cosas ilegales… me decepcionas –dijo, jamás me había sentido tan mal en mi vida, me dio la rabia su tono lleno de ironía

-lo siento –dije cabizbajo

-no sabes lo molesto que estoy; sabes que no tengo problema con casi nada, pero que me llamen de un cai… mierda… Juan Pablo que estabas pensando –dijo ahora si subiendo el tono de su voz

-de verdad que no se

-por supuesto que lo sabes no me tomes por tonto hijo que de eso no tengo un pelo –seguía con eso, ni yo sabía en qué pensaba… solo era por diversión

-no se… dejemos las tonterías y sal de aquí… me hablas como si fuera Santiago –dije poniéndome de pie algo desesperado, no sabía que decir, las frases retadoras por parte de mi papá eran normalmente para Santiago sobretodo últimamente

-no te hablo como a Santiago, te hablo como MI HIJO… siento decirlo pero con tus acciones de hoy se demuestra que tu hermano es más inteligente que tú, drogas y entrar en un bar –esas comparaciones si me calaron y en el fondo

-fue mala suerte sino nunca te habrías dado cuenta… como supongo que no sabes que Santiago fuma –no acostumbraba a ser sapo pero no me podía comparar de una forma tan idiota

-el cigarrillo y el trago con legales –dijo, su respuesta me cayó como si fuera una cachetada, mi padre se convirtió en un monstro

-¿Qué mierda dices… entonces esas dos cosas no te molestan?

-te estoy reprochado porque tomaste? (negué con la cabeza) entonces creo que eso responde a tu pregunta… Santiago y tu son lo suficientemente grandecitos  como para tomar sus propias decisiones; si quieres tatúate, ponte piercings o expansiones, píntate el pelo, compra idioteces, fuma, toma o lo que quieras al fin y al cabo es tu vida ¿no?... lo único que te pido es que no robes, no juzgues, no vayas a bares y NO TE DROGUES 

-si señor –ya estaba cansado, tenía sueño y quería que se fuera

-ninguno de mis hijos va a ser ladrón o drogadicto y para que te quede claro –se empezó a desabrochar la correa, esto era algo irreal

-pero que haces –dije retrocediendo hacia la puerta

-algo que al parecer estás buscando pero será primera y última… tomarte esto como una amenaza si así lo deseas: si te vuelvo a encontrar drogado vas verme enojado y aprenderás el significado de arrepentirse de algo–jamás me habían hablado de esa forma, su advertencia me causo un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo

-reclínate sobre el escritorio –lo mire asustado, no podía ni respirar –bueno entonces te coloco yo

Me tomo del brazo, me puso al frente del escritorio y me hizo colocar las manos apoyándome ahí; cerré los ojos esperando a que me pegara, jamás me hubiera visto en esta posición, no sabía que estaba pasando con el mundo, mi papá no me había pegado jamás, nunca lo creí capaz de hacerlo   

Zas (me había dolido más de lo esperado, me mordí el labio) zas zas zas zas zas  zas mmmgg zas mmgg zas zas zas zas zas zas zas zas (no podía llorar, sentía que veía estrellas si es que eso es posible) zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas auu zas zas zas auu (no quería quejarme más) zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas yaa (no iba a llorar) zas zas auu para zas zas

Pese a todo mi esfuerzo por no llorar, las lágrimas se me esparcían por toda la cara pero no hacia sonidos, mi papá me coloco la mano en el hombro y me hizo enderezar completamente…

-no llores… los hombres no lloran –me limpio las lágrimas con la mano y yo asentí, lo dijo con un tono tierno aunque el comentario ya era en si algo machista, siempre me decía eso a mí, no a Santiago ni a nadie más solo a mí “no llores que los hombres no lloran”

-lo lamento… prometo no hacerlo nunca más –aún tenía la voz un poco cortada pero estaba más calmado, trataba de quitarme de la cara la apariencia de haber llorado

-eso espero Juan Pablo que yo cumplo lo que prometo –me abrazo, ahora volvía a ser el padre que conozco

-si –dije en un tono bajo

-buenas noches hijo–me dio un beso en la frente algo medio raro en él y a mí no me gustan ese tipo de contactos, iba a salir de la habitación cuando yo en un impulso dije

-no sé si pueda hacerlo –él y yo sabíamos a lo que me refería

-sabes que te quiero y no dejaré de hacerlo por una decisión, tranquilo que no estás obligado a nada… no acostumbro a obligarlos a nada, ya te dije piensa bien las cosas y aprende a tomar decisiones, tu sabes que conmigo tienes lo que quieres… con tu mamá no sé pero total la decisión la tomas tu no yo –dijo y cerró la puerta del cuarto, me lancé a la cama algo dolorido aún y me puse a pensar seriamente en todo… las consecuencias, la manera en que dividiría aún más a mi familia por un estúpido juicio por “nuestra custodia”, nos trataban como objetos no como personas… aunque sabía que era algo tonto decidí mandarlo a la suerte, lancé una moneda salió sello y reafirme mi decisión iba a hacer lo que mi papá quería sabiendo en que mi mamá y Santiago nunca me verán de la misma manera