Páginas Amigas

domingo, 8 de marzo de 2015

Tal para cual….



Tal para cual….

-Ni se te ocurra mover un pie fuera de ésta habitación, jovencito porque sino.... Me vas a conocer realmente cabreado!!- Rugió el papá de Robertito, apenas se giró para salir de la habitación de su adorado -a pesar de todo el coraje que sentía- hijito único.
Robi había quedado enfrentado a una esquina de su habitación, con la cara llorosa escondida en el rincón por orden de su papá. Pero cómo odiaba esa endemoniada esquina... odiaba estar allí solo. Quiso correr a los brazos de su padre para pedirle perdón y consuelo, pero sólo se animó a llamarlo en medio de sus sollozos -Sniiiifff.... papiii...- Apenas fue un susurro. Pero Roberto padre lo escuchó, y, enojado -o furibundo- como estaba, interpretó aquél llamado como un acto de rebeldía. Se volvió en sus pasos y jaló a su niño de un brazo para disponerlo a su voluntad. Estaba dispuesto a terminar con cualquier acto de majadería de su hijo, aún cuando en el proceso terminara con sus nalgas.
-PLAFF PLAFFF....- Retumbaron dos sonidos secos por las paredes de la recámara, seguidos bien de cerca por dos aulliditos del muchacho.
-Auuuuu... ayyyyy... ya, papito! Ya, papito! -Suplicó Robito, poniendo sus manitos como escudo de su agonizante trasero.
Ya se había llevado una paliza. Pero Roberto no creía que fuera suficiente. Su hijo realmente lo había cabreado! Y eso era quedarse corto. El mocoso sí que se había buscado una buena en ésta ocasión... já! Pero de dónde le salían esas ideitas a ese crío del demonio! Acaso no tenía sentido de la preservación?! o es que le gustaba comer de pie y dormir todas las noches sobre su estómago?! "Bueno!" Pensó Roberto "si eso es lo que quiere... yo no tendré empacho en cumplírselo"  
-Te quedas ahí, Roberto! Nada de hablar, nada de moverse de esa esquina, nada de salirte de la casa, y mucho menos, nada de salirte de la habitación. En cuanto me dé un baño, vamos a seguir hablando tú y yo... y pobre de tu trasero si es que no me tienes una buena explicación para tu aventurita de la tarde, hijo, porque créeme que no te van a gustar las consecuencias! - Regañaba al paso que lo acomodaba mirando nuevamente la pared. -Ya estás grandecito para que papá ande tapándote las mierdas que te mandas... Qué vas a hacer cuando yo no esté, eh?!!- PLAFFFFF!!!!
Roberto no había podido dominar sus "ganas" de magullarle el trasero al niño. Bueno, bueno... niño niño, no! Pero para Roberto, Robi siempre sería su niño, aún con sus 22 añitos!
-Ayayayayyyyy... papito, perdóname por favooor... snif snif.... ya... ya me pegaste e- en el shoppiiiiing, papi... ya nooooo... buaaaa....- Lloró el muchacho, haciéndose pequeñito contra la esquina. Su papá ya lo había castigado. Y encima con público! Eso ya era castigo suficiente, o no?! Le había dado unos 20 chirlos con el cinto en pleno centro comercial por.. por... uff!!! hasta de sólo pensarlo se le caía la cara de vergüenza a Roberto. Por PELEAR. Sip. Por pelearse en uno de los negocios del shopping más concurrido de la ciudad con un muchacho más joven que él....
Y cuál había sido el motivo de la trifulca? Pues.... aquí va... Esa tarde, Robertito había tenido que ir a una tienda a comprar algo de ropa para su próximo viaje de estudios, que estaba a escasos dos días... y como siempre, él había dejado todo para último momento. Pero ese es otro tema -que su papito arreglaría en cualquier momento-. En cuanto terminó con sus compras, decidió pasearse por el resto de los negocios y buscar algo más que le pudiera servir para el dichoso viaje... que más que de estudios, era de placer! Justo cuando pasaba por la última vidriera, se percató de unos lentes de sol, increíblemente geniales, que a él se le verían de maravilla. Decidido a que una comprita más no le hacía demasiado daño a la tarjeta de su padre, ingresó al negocio a pedir los añorados lentes cuando...
-Yo los vi primero....- Dijo un muchacho alto y delgado, quitándoselos de la mano.
-Qué te pasa, idiota. Yo los tomé primero.- Arremetió Robertito, estirando el brazo para recuperar los lentes.
-No escuchaste, lelo, que yo los vi primero?! Señorita, puede cobrarme, por favor? Llevo prisa...- Dijo el insolente jovencito, sonriéndole con picardía a la vendedora, que no sabía qué hacer.
-Parece que además de la cara, tienes el cerebro de gusano! Esos lentes son míos. Yo lo agarré y es a mí a quien van a vendérselos.
Y así, en el tire y afloje entre los muchachos, los lentes terminaron en el piso del salón, rompiéndose en dos partes.
-Estúpido. Mira lo que hiciste?!
-Yo? Pero si tú fuiste el idiota que los soltó...
-Ya verás, infeliz! Te voy a partir la cara- Amenazó Robertito, arrojándose encima del otro chico, haciendo que ambos cayeran al piso y quedaran enredados en una repartija de golpes, patadas y puños, hasta que dos hombres de seguridad llegaron al local y los trasladaron a una sala donde aguardaron la llegada de la policía.
Una hora después, Roberto padre llegó al Centro comercial, hecho una fiera. En cuanto vio la cara del otro muchacho y las fachas de su propio vástago, creyó sentir un cortocircuito en su cabeza.
De inmediato, levantó a Robi del asiento y se quitó el cinturón.
-Nooooooo..... papáaaa, noooo!!! NONONONOOOOOO... AQUÍ NOOOO, PAPIIIII.... -Gritó desesperado al comprender las intenciones de su padre.  
ZASSSS...  Resonó el primer golpetazo, dirigido al centro del trasero, haciendo que se le erizaran los vellos de la nuca al custodia que observaba anonadado la escena.
- SISISISISIIII, AQUÍ SI, MOCOSO!!! ZASSSSS... ZASSSS.... QUE FUE AQUÍ DONDE TE PORTASTE COMO UN VERDADERO MATÓN DE QUINTA!! ZASSSSS..... ZASSSSS.... ZASSSSS....
- BUAAAAAAA..... PAPÁAAAA.... DUELE, DUELEEEEE.... BUAAAA....
-ZASSSSS.... ZASSSS.... QUÉ DEMONIOS TIENES EN LA CABEZA ZASSSSS.... ZASSSSS.... MOCOSO IRRESPONSABLE..... ZASSSS.... AGARRARTE A GOLPES CON ESE CRÍO.... ZASSSSS....
-AYYYYYYY... PAPI... PAPIIII... NO SABÍA QUE ERA MENOOOR.... BUAAAAA.....
-ZASSSS.... MENOR O MAYOR.... ZASSSSS.... ESO NO IMPORTA.... ZASSSS.... ZASSSSS.... ZASSSSS.... LO QUE IMPORTA Y ME MOLESTA ES QUE TE HAYAS IDO A LOS GOLPES POR UNA TONTERA.... ZASSSSS.... ZASSSSS.... ZASSSS.... NO ERES UN NIÑO, HIJO.... ZASSSSS.... ZASSSS.... ZASSSSS.....
-Ayyyyy.... PAPITO, PERDOOOOOÓN... PERDOOOOOOOÓN... LO SIENTOOOOUUUU.... BUAAAAAA... NO MÁS, NO MASSSSS!!!
Roberto estaba decidido a darle la paliza de su vida a su hijo ahí mismo. Estaba tan furioso. Su niño se había agarrado a los golpes con un muchacho apenas mayor de edad... Sí, era cierto que parecía incluso mayor que su Robito, pero podían presentar cargos en su contra. Y él no quería que su hijo se viera afectado por una pelea de niños, que fue lo que hicieron esos dos.
-Señor!!! Voy a pedir que se detenga en éste instante. Está asustando a la gente. - Dijo el empleado de la seguridad contratada del shopping, saliendo por fin del shock inicial.
Robito se sobaba desesperado la colita, llorando a moco tendido. No quería ni mirar hacia los costados. No quería saber cuánta gente lo había visto siendo castigado como un mocoso desobediente. Sólo daba gracias por la intervención del policía y porque su papá hubiese terminado.
- En su casa puede continuar si usted lo cree conveniente... pero éste es un lugar familiar. - El rostro de Robertito empalideció.
- Y bien que seguiremos ésta charla, jovencito. Ni creas que unos pocos azotes son suficiente. Vamos a tener una laaarga conversación tú, el cinto y yo!!! PLAFFF!!!
- AUUUuuu... No papito. Ya no más, por favooor!!! Buaaa...
Roberto se limitó a apresar el bracito de su niño y lo sacó casi a las rastras del negocio sin siquiera cruzar unas palabras con los de seguridad, dispuesto a seguir el castigo en la privacidad de su hogar.
- Voy a darme ese baño... Ya sabes, hijo. Quieto ahí. Que ahora vendré a terminar este asunto contigo.- Y Roberto se apresuró  a salir del cuarto de su mocosito antes de que sus nervios lo traicionaran y terminara lastimándolo. Ganas de dejarle el trasero en llamas no le faltaban!!
Robertito, por su parte, soportó unos minutitos más en esa posición antes de arrojarse a su cama a llorar pesadamente su mala suerte en su almohada. Su papá estaba tan furioso.... nunca lo había visto así de enojado... Y lo que más le dolía era que no lo escuchara, simplemente Roberto se limitó a repartir cintarazos a diestra y siniestra, sin siquiera darle la oportunidad de defenderse!!!
Encima de todo, la culpa había sido del idiota ese de la tienda.... y seguramente a éstas alturas ese infeliz estaría descostillándose de la risa después de ver la paliza que su papá le había dado... suerte que su papá no lo había sacado de una orejita del shopping, que sino... dónde escondía la cara?!!!
Teresita entró al cuarto de Robito en cuanto empezó a sentir que los sollozos del niño lo hacían ahogar. Decidió llevar un vasito con agua dulce para tratar de calmarlo. Ese muchachito era para ella como el hijo que siempre había deseado. Lo había visto crecer, sabía que ya no era un nene... pero en su corazón no podía dejar de ver a ese niñito pequeñito que corría a esconderse detrás de ella cuando su padre lo correteaba para darle unas merecidas nalgaditas, por lo que escucharlo llorar con tal frustración le hacían estremecer el corazón.
Silenciosamente, se abrió paso en la habitación, llegando hasta la cama de Robi sin ser escuchada por él. Se sentó en la cama y puso su mano en la cabecita de Roberto.
-Shhhh, mi niño. Shhhhh.... no me llore así... shhh... que se me lo va a enfermar!!- Decía con voz dulce, cual madre que intenta ahuyentar los miedos de su pequeño. Robito se dio la vuelta y se arrojó a sus brazos.
-Buaaaaaaaaaa..... -Sollozó, tomando algo desprevenida a Teresa. Pero la mujer sólo atinó a apretar sus brazos alrededor del muchacho, sobándole la espalda.
-Snifff sniffff... pa..snif sniff... papá m-me pe... pegóoooo... buaaaaa.. snif snif... y..y.. me va a..a segu-guir pe-pega-a-ndoooo.... snif snifff mgggg.... - Balbuceó prendido a los brazos de Teresa.
-Shhhhh.... no, mi niño. No diga eso! Su papá no se atrevería a pegarle... shhhh... Sé que el Sr. Roberto estaba muy enfadado cuando lo llamaron del centro comercial, pero ya se le va a pasar... shhhh... yaaa, mi niño... shhhh... tome el agüita que le traje... despacito, mi niño, así no se ahoga...-Lentamente, Robertito terminó el agua dulce, apaciguando un poco su llanto. Los mimos de la empleada habían obrado magia en él, pero aún seguía muy triste, y además asustado. Su papá seguramente ya había terminado de bañarse y en cuanto entrara a su habitación empezaría nuevamente a reñirlo y castigarlo, y su trasero no aguantaba más palmadas.  
Teresita veía ese miedo en los ojos de su mayor tesorito y decidió que debía intervenir... después de todo, ella y Roberto ya llevaban años de relación. Tenia que escucharla.
Con un besito en la frente de Roberto Junior, Teresa se puso de pie.
-Noooo!!! Tere no te vayas!! No te vayas... por favor!- Dijo el chico, agarrándola de la mano.
-Mi niño, voy y vuelvo... se lo prometo. -Aseguró, besando la naricita roja.
-No me dejes...- Robertito no quería soltarla. Se sentía tan solo.
-Ya regreso.- Teresa logró desprenderse del agarre del niño y salió a buscar a Roberto.
-Usted y yo tenemos que hablar, señor! -Dijo muy seria, en cuanto lo interceptó en el pasillo.
-Teresa, qué te pasa?! Por qué me hablas así?!- Preguntó enseguida Roberto, un tanto intimidado por la dureza en el tono de voz de Tere.
-Me pasa que no voy a permitir que sigas castigando a Robi... Ya le has pegado, no?! -Al menos eso es lo que ella había entendido en medio de las balbuceadas de su chiquito consentido.
-Te dijo acaso ese mocoso lo que hizo?!!! -Casi gritó Roberto.
-No. No me lo dijo pero..
-Todavía tiene el descaro de mandarte a ti para interced...
-Nada de eso! Él no me mandó... Yo -Dijo golpeándose el pecho- te lo estoy diciendo porque creo que si le das un chirlo más, se te estaría pasando la mano y, aunque seas tú el padre, yo no voy a permitírtelo. De veras Roberto, yo pensé que te cortabas la cabeza antes de hacerle daño, pero simplemente hoy lo estoy dudando.
-No, Tere. Es que tú no entiendes... se agarró a los golpes... el otro muchacho es menor que él... Si supieras la vergüenza que sentí cuando me dijeron que mi hijo estaba detenido en la sala de Seguridad del Shopping, y lo peor es que pueden presentar cargos en su contra. Yo no quiero eso para mi bebé.
-Y sabes cuál fue el motivo de la pelea?!
-No. Ni idea!
-Entonces pregúntaselo... pero amablemente, no hace falta que le saques la respuesta a nalgadas. Sé amable con mi niño.- Tere se acercó hasta Roberto para darle un beso en la mejilla. Podía confiar en su.. eh.. podía confiar en él. Sabía que nunca lastimaría a su Robito adorado..
Cuando Roberto entró a la habitación, pudo ver a su bebé acurrucadito en una punta de la cama. Sus hombros bajaban y subían producto de los sollozos, mientras una de sus manitos trataba de alejar el picor de los chirlos, de una de sus nalgas
Roberto caminó hasta la cama y envolvió a su hijo en un abrazo. Si bien Robi era alto, él lo era más y como pudo lo acomodó entre sus brazos, sentado sobre su regazo, cual nene que busca dormir la siesta en brazos de su papá.
El hombre besó infinitas veces la frente de Robertito, arrullándolo con delicadeza. -Perdona, hijito. Fui tan duro contigo... Disculpa a papá... shhhh....- Decía con la voz suave cuando los sollozos de Robi se renovaron.
-Perdona papitooo.. yo no quería ser u-una de-sniff sniff... desilusión para tiiiii... buaaaa... snif snifff...
-Heyyy... Tú nunca serás una desilusión, pequeño Shhhhh, amor.. shshshhshsh... Yo te adoro, mi príncipe... Te amo, mi rey! Eso jamás va a cambiar... pero quiero que me entiendas, hijito. Me enojé porque..
-Pero papito, él comenzó. -Acusó como un niño de cinco añitos.
-Hijoooo, cuántas veces te dijo papá que no hay que reaccionar de esa forma?! Si te estaba molestando, te hubieras ido.
-No era justoooo... yo. sniff... yo había tomado esos lentes mucho antes que él. Él me los quitó de la mano...
Roberto escuchaba atento lo que su tesoro tenía para contarle. Pensar que lo había reprendido sin saber cuál había sido el motivo de la gresca.
-Pero, hijito... irte a las piñas por unos lentes?! Mírame a la cara y dime que eso está bien.- Robertito le hizo un pucherito a su padre y negó apenitas con la cabeza.
-Lo siento. -Susurró. Por respuesta, Roberto le dio un beso en la mejilla.
-Está bien, cariño, pero nunca más. Estamos?!
-Sí, papito. Lo prometo. -Respondió el muchacho, haciéndose pequeñito en los brazos de su padre, empezando a dormirse con sus arrullos.
Al cabo de unos minutos, el teléfono de Roberto empezó a sonar en su bolsillo.
Aún con su hijo en brazos, Roberto contestó la llamada.- Hola! -Dijo en tono suave para no despertar a su hijo.
-Hola Roberto. Soy Fernando. Estás ocupado?!
-Hola Fernando. Un poco... se te ofrece algo?!
-Sí. Mira, no sé cómo decirte esto pero...
-Qué sucede, Fernando? Habla sin rodeos, hombre!
-Sucede que tu hijo y mi hijo tuvieron una pequeña batalla campal en un negocio del shopping... En estos momentos estoy afuera de tu casa, con mi hijo. Quisiéramos disculparnos contigo y con Robi... Crees que podrías atendernos?!
Roberto se quedó mirando el rostro de su niño sin decir una palabra. Con razón le había resultado tan familiar aquél muchacho... Era el hijo de uno de sus socios!
-Roberto? Estás ahí?! Maldito teléfono...- Renegaba Fernando, creyendo que la comunicación se había interrumpido.
-Sí, amigo. Aquí estoy. Creo... creo que mi muchacho y yo también les debemos una disculpa- Dijo, mirando serio a su niño que había despertado ante el ruido de la charla.
-Espéranos un momento, ahora bajamos.- Robertito veía a su padre sin entender de qué hablaba.
-Era Fernando Galvez, el papá del joven con el que te peleaste... Está abajo con su hijo. Vienen a ofrecer una disculpa- Los ojos del muchacho se abrieron grande de la sorpresa.
-Tú también vas a disculparte, hijo.- Dijo en respuesta a la sonrisita triunfal que había puesto su niño.
-Quéee?!! Noooo!!! YO NO HARÉ TAL COSA!!- Gritó.
-Lo harás y punto.
-NO!!! No voy a disculparme con el imbé...
PLAFFFFF!!!!.-  Un manotazo en el trasero hizo ver estrellitas a Robi.
-Auuuuuuuuu... papáaaaa!!! -Se quejó, poniendo pucheros.
-Lo harás, mi niño. Y lo harás sin rechistar. Y quiero una disculpa sincera. Estamos?
Con un suspiro, Roberto asintió y bajó con su padre a "humillarse" una vez más en frente de su enemigo.
Pero cuando Fernando ingresó a la casa, acompañado de un cabizbajo Daniel, Robertito no pudo menos que reconocer en aquél muchacho los mismos signos que él estaba experimentando en ese momento. Daniel tenía los ojos rojos e hinchados, al igual que la nariz y sus pasos eran lentos y torpes.
-Hijo...- Dijo Fernando, poniendo una mano en el hombro de su vástago.
-Lo siento, Roberto. -Dijo rápidamente, mirando dos segundos a los ojos sorprendidos de su ex rival- Perdón Don Roberto. Yo no debí causar esa pelea. Le prometo que no se repetirá otra vez. Lo juro.
-Está bien Dani. No te preocupes, mira que no fuiste el único culpable. Aquí mi hijo también tiene algo que decirles, verdad, Roberto?
Pero Robertito se quedó callado.
-Hijo?
Nada con Robi.
Plaff...- Una palmadita en la nalguita derecha pareció lograr el milagro y su hijo aflojó la lengua.
-Auuuu... Lo siento. Yo tampoco debí atacarte, aún cuando hayas sido tú el culpable y me hayas quitado los lentes que yo había tomado primero...
-Robertoooo...- Advirtió el dueño de casa, con el ceño endurecido en su rostro.
Bufff... Resopló Robertito. -Lo siento. Perdónenme ustedes también. No volverá a pasar. Daniel, discúlpame por haberte roto la nariz.- Dijo por fin, ofreciendo la mano en son de paz. Dani tomó la mano, de mala gana, pero al fin ambos chicos pudieron hacer las paces.
Roberto invitó a su socio y al hijo de éste a cenar esa noche. Teresa había preparado una carne con pastas que olía de maravillas, por lo que Fernando accedió encantado. No así Daniel. Pero cuando Roberto agregó dos almohadones a las sillas donde se sentarían los más jóvenes, ambos niños lo miraron sonrojados pero agradecidos.
La cena transcurrió tranquila. Dani y Robi parecían llevarse cada vez mejor... lejos habían quedado los eventos de la tarde. Y cuando fue el momento de marcharse, Roberto y Fernando no pudieron más que mirar sonrientes a sus niños dormidos en el sillón.
Con suspiros gemelos, los hombres se dispusieron a cargar a sus respectivos hijos, dándose fuerzas para lo que se avecinaba... Ese par harían estragos juntos!


4 comentarios:

  1. Me encantaron este par de traviesos.

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  2. Ariiiiiiiiiiii

    par de bichitos y vaya paliza en el shoping yo hubiera muerto de infarto jjaajjajaj


    divertido como siempre

    Marambra

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  3. aaa que pena O _ O .... eso en publico no se hace...
    jeje muy buena la historia :)

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  4. Oh por Dos un Roberto y un Fernando siend amigos mmmm eso no me gusta!!!!
    jajaja es broma!!!!
    Que malo tená que ser Roberto pegar al niño en publico grrr eso no es de Dios!!!!

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