Tal para cual….
-Ni se te ocurra
mover un pie fuera de ésta habitación, jovencito porque sino.... Me vas a
conocer realmente cabreado!!- Rugió el papá de Robertito, apenas se giró para
salir de la habitación de su adorado -a pesar de todo el coraje que sentía-
hijito único.
Robi había quedado
enfrentado a una esquina de su habitación, con la cara llorosa escondida en el
rincón por orden de su papá. Pero cómo odiaba esa endemoniada esquina... odiaba
estar allí solo. Quiso correr a los brazos de su padre para pedirle perdón y
consuelo, pero sólo se animó a llamarlo en medio de sus sollozos -Sniiiifff....
papiii...- Apenas fue un susurro. Pero Roberto padre lo escuchó, y, enojado -o
furibundo- como estaba, interpretó aquél llamado como un acto de rebeldía. Se
volvió en sus pasos y jaló a su niño de un brazo para disponerlo a su voluntad.
Estaba dispuesto a terminar con cualquier acto de majadería de su hijo, aún
cuando en el proceso terminara con sus nalgas.
-PLAFF PLAFFF....-
Retumbaron dos sonidos secos por las paredes de la recámara, seguidos bien de
cerca por dos aulliditos del muchacho.
-Auuuuu...
ayyyyy... ya, papito! Ya, papito! -Suplicó Robito, poniendo sus manitos como
escudo de su agonizante trasero.
Ya se había llevado
una paliza. Pero Roberto no creía que fuera suficiente. Su hijo realmente lo
había cabreado! Y eso era quedarse corto. El mocoso sí que se había buscado una
buena en ésta ocasión... já! Pero de dónde le salían esas ideitas a ese crío
del demonio! Acaso no tenía sentido de la preservación?! o es que le gustaba
comer de pie y dormir todas las noches sobre su estómago?! "Bueno!"
Pensó Roberto "si eso es lo que quiere... yo no tendré empacho en
cumplírselo"
-Te quedas ahí,
Roberto! Nada de hablar, nada de moverse de esa esquina, nada de salirte de la
casa, y mucho menos, nada de salirte de la habitación. En cuanto me dé un baño,
vamos a seguir hablando tú y yo... y pobre de tu trasero si es que no me tienes
una buena explicación para tu aventurita de la tarde, hijo, porque créeme que
no te van a gustar las consecuencias! - Regañaba al paso que lo acomodaba
mirando nuevamente la pared. -Ya estás grandecito para que papá ande tapándote
las mierdas que te mandas... Qué vas a hacer cuando yo no esté, eh?!!-
PLAFFFFF!!!!
Roberto no había
podido dominar sus "ganas" de magullarle el trasero al niño. Bueno,
bueno... niño niño, no! Pero para Roberto, Robi siempre sería su niño, aún con
sus 22 añitos!
-Ayayayayyyyy...
papito, perdóname por favooor... snif snif.... ya... ya me pegaste e- en el
shoppiiiiing, papi... ya nooooo... buaaaa....- Lloró el muchacho, haciéndose
pequeñito contra la esquina. Su papá ya lo había castigado. Y encima con
público! Eso ya era castigo suficiente, o no?! Le había dado unos 20 chirlos
con el cinto en pleno centro comercial por.. por... uff!!! hasta de sólo
pensarlo se le caía la cara de vergüenza a Roberto. Por PELEAR. Sip. Por
pelearse en uno de los negocios del shopping más concurrido de la ciudad con un
muchacho más joven que él....
Y cuál había sido
el motivo de la trifulca? Pues.... aquí va... Esa tarde, Robertito había tenido
que ir a una tienda a comprar algo de ropa para su próximo viaje de estudios,
que estaba a escasos dos días... y como siempre, él había dejado todo para
último momento. Pero ese es otro tema -que su papito arreglaría en cualquier
momento-. En cuanto terminó con sus compras, decidió pasearse por el resto de
los negocios y buscar algo más que le pudiera servir para el dichoso viaje...
que más que de estudios, era de placer! Justo cuando pasaba por la última vidriera,
se percató de unos lentes de sol, increíblemente geniales, que a él se le
verían de maravilla. Decidido a que una comprita más no le hacía demasiado daño
a la tarjeta de su padre, ingresó al negocio a pedir los añorados lentes
cuando...
-Yo los vi primero....-
Dijo un muchacho alto y delgado, quitándoselos de la mano.
-Qué te pasa,
idiota. Yo los tomé primero.- Arremetió Robertito, estirando el brazo para
recuperar los lentes.
-No escuchaste,
lelo, que yo los vi primero?! Señorita, puede cobrarme, por favor? Llevo
prisa...- Dijo el insolente jovencito, sonriéndole con picardía a la vendedora,
que no sabía qué hacer.
-Parece que además
de la cara, tienes el cerebro de gusano! Esos lentes son míos. Yo lo agarré y
es a mí a quien van a vendérselos.
Y así, en el tire y
afloje entre los muchachos, los lentes terminaron en el piso del salón,
rompiéndose en dos partes.
-Estúpido. Mira lo
que hiciste?!
-Yo? Pero si tú
fuiste el idiota que los soltó...
-Ya verás, infeliz!
Te voy a partir la cara- Amenazó Robertito, arrojándose encima del otro chico,
haciendo que ambos cayeran al piso y quedaran enredados en una repartija de
golpes, patadas y puños, hasta que dos hombres de seguridad llegaron al local y
los trasladaron a una sala donde aguardaron la llegada de la policía.
Una hora después,
Roberto padre llegó al Centro comercial, hecho una fiera. En cuanto vio la cara
del otro muchacho y las fachas de su propio vástago, creyó sentir un
cortocircuito en su cabeza.
De inmediato,
levantó a Robi del asiento y se quitó el cinturón.
-Nooooooo.....
papáaaa, noooo!!! NONONONOOOOOO... AQUÍ NOOOO, PAPIIIII.... -Gritó desesperado
al comprender las intenciones de su padre.
ZASSSS...
Resonó el primer golpetazo, dirigido al centro del trasero, haciendo que
se le erizaran los vellos de la nuca al custodia que observaba anonadado la
escena.
- SISISISISIIII,
AQUÍ SI, MOCOSO!!! ZASSSSS... ZASSSS.... QUE FUE AQUÍ DONDE TE PORTASTE COMO UN
VERDADERO MATÓN DE QUINTA!! ZASSSSS..... ZASSSSS.... ZASSSSS....
- BUAAAAAAA.....
PAPÁAAAA.... DUELE, DUELEEEEE.... BUAAAA....
-ZASSSSS....
ZASSSS.... QUÉ DEMONIOS TIENES EN LA CABEZA ZASSSSS.... ZASSSSS.... MOCOSO
IRRESPONSABLE..... ZASSSS.... AGARRARTE A GOLPES CON ESE CRÍO.... ZASSSSS....
-AYYYYYYY...
PAPI... PAPIIII... NO SABÍA QUE ERA MENOOOR.... BUAAAAA.....
-ZASSSS.... MENOR O
MAYOR.... ZASSSSS.... ESO NO IMPORTA.... ZASSSS.... ZASSSSS.... ZASSSSS.... LO
QUE IMPORTA Y ME MOLESTA ES QUE TE HAYAS IDO A LOS GOLPES POR UNA TONTERA....
ZASSSSS.... ZASSSSS.... ZASSSS.... NO ERES UN NIÑO, HIJO.... ZASSSSS....
ZASSSS.... ZASSSSS.....
-Ayyyyy.... PAPITO,
PERDOOOOOÓN... PERDOOOOOOOÓN... LO SIENTOOOOUUUU.... BUAAAAAA... NO MÁS, NO
MASSSSS!!!
Roberto estaba
decidido a darle la paliza de su vida a su hijo ahí mismo. Estaba tan furioso.
Su niño se había agarrado a los golpes con un muchacho apenas mayor de edad...
Sí, era cierto que parecía incluso mayor que su Robito, pero podían presentar
cargos en su contra. Y él no quería que su hijo se viera afectado por una pelea
de niños, que fue lo que hicieron esos dos.
-Señor!!! Voy a
pedir que se detenga en éste instante. Está asustando a la gente. - Dijo el
empleado de la seguridad contratada del shopping, saliendo por fin del shock
inicial.
Robito se sobaba
desesperado la colita, llorando a moco tendido. No quería ni mirar hacia los
costados. No quería saber cuánta gente lo había visto siendo castigado como un
mocoso desobediente. Sólo daba gracias por la intervención del policía y porque
su papá hubiese terminado.
- En su casa puede
continuar si usted lo cree conveniente... pero éste es un lugar familiar. - El
rostro de Robertito empalideció.
- Y bien que
seguiremos ésta charla, jovencito. Ni creas que unos pocos azotes son
suficiente. Vamos a tener una laaarga conversación tú, el cinto y yo!!!
PLAFFF!!!
- AUUUuuu... No
papito. Ya no más, por favooor!!! Buaaa...
Roberto se limitó a
apresar el bracito de su niño y lo sacó casi a las rastras del negocio sin
siquiera cruzar unas palabras con los de seguridad, dispuesto a seguir el
castigo en la privacidad de su hogar.
- Voy a darme ese
baño... Ya sabes, hijo. Quieto ahí. Que ahora vendré a terminar este asunto
contigo.- Y Roberto se apresuró a salir del cuarto de su mocosito antes
de que sus nervios lo traicionaran y terminara lastimándolo. Ganas de dejarle
el trasero en llamas no le faltaban!!
Robertito, por su
parte, soportó unos minutitos más en esa posición antes de arrojarse a su cama
a llorar pesadamente su mala suerte en su almohada. Su papá estaba tan
furioso.... nunca lo había visto así de enojado... Y lo que más le dolía era
que no lo escuchara, simplemente Roberto se limitó a repartir cintarazos a
diestra y siniestra, sin siquiera darle la oportunidad de defenderse!!!
Encima de todo, la
culpa había sido del idiota ese de la tienda.... y seguramente a éstas alturas
ese infeliz estaría descostillándose de la risa después de ver la paliza que su
papá le había dado... suerte que su papá no lo había sacado de una orejita del
shopping, que sino... dónde escondía la cara?!!!
Teresita entró al
cuarto de Robito en cuanto empezó a sentir que los sollozos del niño lo hacían
ahogar. Decidió llevar un vasito con agua dulce para tratar de calmarlo. Ese
muchachito era para ella como el hijo que siempre había deseado. Lo había visto
crecer, sabía que ya no era un nene... pero en su corazón no podía dejar de ver
a ese niñito pequeñito que corría a esconderse detrás de ella cuando su padre
lo correteaba para darle unas merecidas nalgaditas, por lo que escucharlo
llorar con tal frustración le hacían estremecer el corazón.
Silenciosamente, se
abrió paso en la habitación, llegando hasta la cama de Robi sin ser escuchada
por él. Se sentó en la cama y puso su mano en la cabecita de Roberto.
-Shhhh, mi niño.
Shhhhh.... no me llore así... shhh... que se me lo va a enfermar!!- Decía con
voz dulce, cual madre que intenta ahuyentar los miedos de su pequeño. Robito se
dio la vuelta y se arrojó a sus brazos.
-Buaaaaaaaaaa.....
-Sollozó, tomando algo desprevenida a Teresa. Pero la mujer sólo atinó a
apretar sus brazos alrededor del muchacho, sobándole la espalda.
-Snifff sniffff...
pa..snif sniff... papá m-me pe... pegóoooo... buaaaaa.. snif snif... y..y.. me
va a..a segu-guir pe-pega-a-ndoooo.... snif snifff mgggg.... - Balbuceó
prendido a los brazos de Teresa.
-Shhhhh.... no, mi
niño. No diga eso! Su papá no se atrevería a pegarle... shhhh... Sé que el Sr.
Roberto estaba muy enfadado cuando lo llamaron del centro comercial, pero ya se
le va a pasar... shhhh... yaaa, mi niño... shhhh... tome el agüita que le
traje... despacito, mi niño, así no se ahoga...-Lentamente, Robertito terminó
el agua dulce, apaciguando un poco su llanto. Los mimos de la empleada habían
obrado magia en él, pero aún seguía muy triste, y además asustado. Su papá
seguramente ya había terminado de bañarse y en cuanto entrara a su habitación
empezaría nuevamente a reñirlo y castigarlo, y su trasero no aguantaba más
palmadas.
Teresita veía ese
miedo en los ojos de su mayor tesorito y decidió que debía intervenir...
después de todo, ella y Roberto ya llevaban años de relación. Tenia que
escucharla.
Con un besito en la
frente de Roberto Junior, Teresa se puso de pie.
-Noooo!!! Tere no
te vayas!! No te vayas... por favor!- Dijo el chico, agarrándola de la mano.
-Mi niño, voy y
vuelvo... se lo prometo. -Aseguró, besando la naricita roja.
-No me dejes...-
Robertito no quería soltarla. Se sentía tan solo.
-Ya regreso.-
Teresa logró desprenderse del agarre del niño y salió a buscar a Roberto.
-Usted y yo tenemos
que hablar, señor! -Dijo muy seria, en cuanto lo interceptó en el pasillo.
-Teresa, qué te
pasa?! Por qué me hablas así?!- Preguntó enseguida Roberto, un tanto intimidado
por la dureza en el tono de voz de Tere.
-Me pasa que no voy
a permitir que sigas castigando a Robi... Ya le has pegado, no?! -Al menos eso
es lo que ella había entendido en medio de las balbuceadas de su chiquito
consentido.
-Te dijo acaso ese
mocoso lo que hizo?!!! -Casi gritó Roberto.
-No. No me lo dijo
pero..
-Todavía tiene el
descaro de mandarte a ti para interced...
-Nada de eso! Él no
me mandó... Yo -Dijo golpeándose el pecho- te lo estoy diciendo porque creo que
si le das un chirlo más, se te estaría pasando la mano y, aunque seas tú el
padre, yo no voy a permitírtelo. De veras Roberto, yo pensé que te cortabas la
cabeza antes de hacerle daño, pero simplemente hoy lo estoy dudando.
-No, Tere. Es que
tú no entiendes... se agarró a los golpes... el otro muchacho es menor que
él... Si supieras la vergüenza que sentí cuando me dijeron que mi hijo estaba
detenido en la sala de Seguridad del Shopping, y lo peor es que pueden
presentar cargos en su contra. Yo no quiero eso para mi bebé.
-Y sabes cuál fue
el motivo de la pelea?!
-No. Ni idea!
-Entonces
pregúntaselo... pero amablemente, no hace falta que le saques la respuesta a
nalgadas. Sé amable con mi niño.- Tere se acercó hasta Roberto para darle un
beso en la mejilla. Podía confiar en su.. eh.. podía confiar en él. Sabía que
nunca lastimaría a su Robito adorado..
Cuando Roberto
entró a la habitación, pudo ver a su bebé acurrucadito en una punta de la cama.
Sus hombros bajaban y subían producto de los sollozos, mientras una de sus
manitos trataba de alejar el picor de los chirlos, de una de sus nalgas
Roberto caminó
hasta la cama y envolvió a su hijo en un abrazo. Si bien Robi era alto, él lo
era más y como pudo lo acomodó entre sus brazos, sentado sobre su regazo, cual
nene que busca dormir la siesta en brazos de su papá.
El hombre besó
infinitas veces la frente de Robertito, arrullándolo con delicadeza. -Perdona,
hijito. Fui tan duro contigo... Disculpa a papá... shhhh....- Decía con la voz
suave cuando los sollozos de Robi se renovaron.
-Perdona papitooo..
yo no quería ser u-una de-sniff sniff... desilusión para tiiiii... buaaaa...
snif snifff...
-Heyyy... Tú nunca
serás una desilusión, pequeño Shhhhh, amor.. shshshhshsh... Yo te adoro, mi
príncipe... Te amo, mi rey! Eso jamás va a cambiar... pero quiero que me
entiendas, hijito. Me enojé porque..
-Pero papito, él
comenzó. -Acusó como un niño de cinco añitos.
-Hijoooo, cuántas
veces te dijo papá que no hay que reaccionar de esa forma?! Si te estaba
molestando, te hubieras ido.
-No era justoooo...
yo. sniff... yo había tomado esos lentes mucho antes que él. Él me los quitó de
la mano...
Roberto escuchaba
atento lo que su tesoro tenía para contarle. Pensar que lo había reprendido sin
saber cuál había sido el motivo de la gresca.
-Pero, hijito...
irte a las piñas por unos lentes?! Mírame a la cara y dime que eso está bien.-
Robertito le hizo un pucherito a su padre y negó apenitas con la cabeza.
-Lo siento.
-Susurró. Por respuesta, Roberto le dio un beso en la mejilla.
-Está bien, cariño,
pero nunca más. Estamos?!
-Sí, papito. Lo
prometo. -Respondió el muchacho, haciéndose pequeñito en los brazos de su
padre, empezando a dormirse con sus arrullos.
Al cabo de unos
minutos, el teléfono de Roberto empezó a sonar en su bolsillo.
Aún con su hijo en
brazos, Roberto contestó la llamada.- Hola! -Dijo en tono suave para no
despertar a su hijo.
-Hola Roberto. Soy
Fernando. Estás ocupado?!
-Hola Fernando. Un
poco... se te ofrece algo?!
-Sí. Mira, no sé
cómo decirte esto pero...
-Qué sucede,
Fernando? Habla sin rodeos, hombre!
-Sucede que tu hijo
y mi hijo tuvieron una pequeña batalla campal en un negocio del shopping... En
estos momentos estoy afuera de tu casa, con mi hijo. Quisiéramos disculparnos
contigo y con Robi... Crees que podrías atendernos?!
Roberto se quedó
mirando el rostro de su niño sin decir una palabra. Con razón le había
resultado tan familiar aquél muchacho... Era el hijo de uno de sus socios!
-Roberto? Estás
ahí?! Maldito teléfono...- Renegaba Fernando, creyendo que la comunicación se
había interrumpido.
-Sí, amigo. Aquí
estoy. Creo... creo que mi muchacho y yo también les debemos una disculpa-
Dijo, mirando serio a su niño que había despertado ante el ruido de la charla.
-Espéranos un
momento, ahora bajamos.- Robertito veía a su padre sin entender de qué hablaba.
-Era Fernando
Galvez, el papá del joven con el que te peleaste... Está abajo con su hijo.
Vienen a ofrecer una disculpa- Los ojos del muchacho se abrieron grande de la
sorpresa.
-Tú también vas a
disculparte, hijo.- Dijo en respuesta a la sonrisita triunfal que había puesto
su niño.
-Quéee?!! Noooo!!!
YO NO HARÉ TAL COSA!!- Gritó.
-Lo harás y punto.
-NO!!! No voy a
disculparme con el imbé...
PLAFFFFF!!!!.-
Un manotazo en el trasero hizo ver estrellitas a Robi.
-Auuuuuuuuu...
papáaaaa!!! -Se quejó, poniendo pucheros.
-Lo harás, mi niño.
Y lo harás sin rechistar. Y quiero una disculpa sincera. Estamos?
Con un suspiro,
Roberto asintió y bajó con su padre a "humillarse" una vez más en
frente de su enemigo.
Pero cuando
Fernando ingresó a la casa, acompañado de un cabizbajo Daniel, Robertito no
pudo menos que reconocer en aquél muchacho los mismos signos que él estaba
experimentando en ese momento. Daniel tenía los ojos rojos e hinchados, al
igual que la nariz y sus pasos eran lentos y torpes.
-Hijo...- Dijo
Fernando, poniendo una mano en el hombro de su vástago.
-Lo siento,
Roberto. -Dijo rápidamente, mirando dos segundos a los ojos sorprendidos de su
ex rival- Perdón Don Roberto. Yo no debí causar esa pelea. Le prometo que no se
repetirá otra vez. Lo juro.
-Está bien Dani. No
te preocupes, mira que no fuiste el único culpable. Aquí mi hijo también tiene
algo que decirles, verdad, Roberto?
Pero Robertito se
quedó callado.
-Hijo?
Nada con Robi.
Plaff...- Una
palmadita en la nalguita derecha pareció lograr el milagro y su hijo aflojó la
lengua.
-Auuuu... Lo
siento. Yo tampoco debí atacarte, aún cuando hayas sido tú el culpable y me
hayas quitado los lentes que yo había tomado primero...
-Robertoooo...-
Advirtió el dueño de casa, con el ceño endurecido en su rostro.
Bufff... Resopló
Robertito. -Lo siento. Perdónenme ustedes también. No volverá a pasar. Daniel,
discúlpame por haberte roto la nariz.- Dijo por fin, ofreciendo la mano en son
de paz. Dani tomó la mano, de mala gana, pero al fin ambos chicos pudieron
hacer las paces.
Roberto invitó a su
socio y al hijo de éste a cenar esa noche. Teresa había preparado una carne con
pastas que olía de maravillas, por lo que Fernando accedió encantado. No así
Daniel. Pero cuando Roberto agregó dos almohadones a las sillas donde se
sentarían los más jóvenes, ambos niños lo miraron sonrojados pero agradecidos.
La cena transcurrió
tranquila. Dani y Robi parecían llevarse cada vez mejor... lejos habían quedado
los eventos de la tarde. Y cuando fue el momento de marcharse, Roberto y
Fernando no pudieron más que mirar sonrientes a sus niños dormidos en el
sillón.
Con suspiros
gemelos, los hombres se dispusieron a cargar a sus respectivos hijos, dándose
fuerzas para lo que se avecinaba... Ese par harían estragos juntos!
Me encantaron este par de traviesos.
ResponderBorrarAriiiiiiiiiiii
ResponderBorrarpar de bichitos y vaya paliza en el shoping yo hubiera muerto de infarto jjaajjajaj
divertido como siempre
Marambra
aaa que pena O _ O .... eso en publico no se hace...
ResponderBorrarjeje muy buena la historia :)
Oh por Dos un Roberto y un Fernando siend amigos mmmm eso no me gusta!!!!
ResponderBorrarjajaja es broma!!!!
Que malo tená que ser Roberto pegar al niño en publico grrr eso no es de Dios!!!!