5.
Rui estaba en la cancha
echando unas canastas como acostumbraba, cuando unos chicos mayores los echaron
de la cancha. Eso era también algo habitual, por eso iban a primera hora, los
mayores nunca aparecían antes de las once.
Rui y su camarilla se
fueron botando el balón y jurando se que cuando fueran un poco más mayores
darían una paliza a esos abusones.
Pasado un rato Rui y sus
amigos estaban aburridos pero aún era temprano para regresar a casa. Así que
empezaron a proponer cosas. En algún momento alguno de ellos propuso subir al
tejado del centro cívico y hacerles un calvo a los idiotas que les habían
echado de la cancha, lo más seguro es que fuera su primo Nico, pero tampoco
podría asegurarlo.
Los Seis chicos entraron
en el centro cívico sin problemas, siempre estaba abierto y siempre organizaban
varias actividades por lo que era normal que entrarán y salieran muchos chicos.
Eso sí, para ir al tejado tenían que pasar de la tercera planta que era donde
estaban las oficinas y donde ya solo entraban los trabajadores. pero ni eso fue
difícil, era sábado y solo habían un par de chicas trabajando y ambas estaban
cotilleando en el ordenador de una de ellas. Así que se puede decir que pasaron
por delante de sus narices. Una vez en la tercera planta el resto era plan
comido, subir las escalerillas y abrir la puerta que por falta de presupuesto
para el mantenimiento seguía sin arreglar.
Se preguntarán Cómo sabían todo esos seis
mocosos de 12 años. Muy sencillo, Era un centro cívico de barrio allí entraban
y salían los chicos del barrio Y los chicos se contaban los uno a los otros ese
tipo de cosas. Ya saben como les gusta a los chicos presumir de sus hazañas.
Aún así los chicos se sorprendieron al comprobar que era todo cierto y que la puerta
se abrió solo con girar el pomo.
Una vez arriba se
quedaron sin palabras, estaba lleno de todo tipo de pelotas: de football, de
basketball, de tennis, de handball incluso de golf! También estaba lleno de
basura, latas y botellas de cerveza, jeringuillas, condones, muchas colillas de
cigarrillos y todo tipo de desechos.
Los chicos decidieron
hacer algo más que un calvo a esos capullos, vieron un cubo viejo y lo llenaron
con sus orines. Iban a echarselo por encima y después les harían un calvo
(enseñarles el culo en forma de burla). En ese momento les pareció aparte de genial, desternillante.
Lo que no calcuraron es
que después de tan magnífica gamberrada tendrían que salir de allí y que allí
abajo estarían unos tipos grandullón es llenos de meados y muy cabreados
deseando poner sus manos sobre ellos. Ni que el revuelo que harían los insultos
de los chicos de la cancha pondrían sobreaviso a los del centro cívico y que ya
no podrían salir sin que se dieran cuenta.
Entre morir a manos de
aquellos capullos que olían a letrina o que los del centro cívico los pillaran
y les cayera una bronca monumental, ni Rui ni los otros chicos tuvieron mucho
que pensar. Así que ahí estaban los 6 sentados en uno de los despachos
soportando el aguacero. Rui iba mirando A su primo Y de reojo al reloj de la pared, ya hacía 10
minutos que debían haber llegado a casa para almorzar. Su padre los iba a castigar y eso era una
mierda. Porque una semana sin tele era echarle de la mayoría de conversación
con sus compañeros de clase. Pero la idea de una semana sin tele le sonó a
música celestial para sus oídos cuando les pidieron el teléfono de sus padres
para que pasarán a recogerlos.
Rui se negó a
proporcionarles el número de teléfono de su padre, no era un suicida, pero
entones dijeron que en ese caso lo dejarían en manos de la policía. Por
supuesto que era un farol, pero los niños se lo tragaron por completo. Solo
hacia unas semanas que su padre había tenido que sacar a Armando de comisaría y
estaba seguro que si tenía que ir ahora a recogerlos a él y a su primo a comisaría se podían dar por muertos. Así
que no tuvo más remedio que darles el número de teléfono.
Su padre apareció 20
minutos más tarde con cara de preocupación, los del centro cívico solo le
habían pedido que se pasara a recoger a su hijo Rui y a su sobrino Nicolás.
Nada más. Así que Francisco pensó que a los niños les había pasado algo. Cuando
le explicaron lo que habían hecho su hijo y sus camarilla, su cara pasó de
preocupación a incredulidad y de incredulidad a enfado colosal.
Rui pensó en ese momento
que hubiera sido mejor enterarse a los chicos de la cancha que irse con su
padre después de la mirada con la que le estaba obsequiando. Era la mirada de
" espera que lleguemos a casa, que allí, ya te arreglaré yo a tí".
Por si había duda del significado de esa mirada Eso fue lo que su padre les
dijo mientras arrastraba de él, oreja en mano, hacia la salida. Nico en
silencio iba tras de ellos con su mejor cara de arrepentimiento. Francisco se veía tan furioso e intimidante
que ni los chicos que estaban a la salida esperandolos para zurrarle se
atrevieron ni a acercarseles. Rui ya sabía que no podría volver a esas canchas
en su vida pero tampoco lo iba a hacer después que su padre le diera cinco
palmadas en el trasero justo antes de ordenarle que subiera al coche. Si Nico
albergaba alguna esperanza que su madre se iba a encargar de lidiar con él, se
esfumó Por completo, cuando también recibió cinco palmadas como
"ayuda" para entrar en el coche.
Una vez dentro del coche
Rui y Nico se miraron con tristeza, Francisco iba a matarlos en cuanto llegaran
a casa.
- ¿Tío? (se atrevió a
abrir la boca Nico) ¿y mamá?
- en casa (dijo
Francisco muy seco. Pero Nico respiró aliviado) NO te hagas ilusiones, ni tu
madre te salva, en cuanto lleguemos Y hayáis acabado de comer os quiero
directos a mi despacho, los dos ¿Me habéis entendido?
- Sí, señor (dijeron los
niños en un susurro. Nico había empezado a llorar pero Rui estaba tan asustado
por la bronca que le iba a caer que ni las lágrimas se atrevían a salir).
- Nicolás, deja ya esas
lágrimas. Te aseguro que hoy vaís a llorar, pero de verdad (Francisco aprovechó
un semáforo para girarse y mirar a su hijo y a su sobrino). No sé que mierda
tenéis en la cabeza en vez de cerebro pero ya os voy a quitar de una vez por
todas esas ideas de bombero de la cabeza.
Ya tenéis 12 años. ¿Cuándo os vais a dejar de estas estúpidas
travesuras? (y el semáforo se puso verde y Francisco reanudó la marcha mientras
iba refunfuñando todo tipo de maldiciones, amenazas y promesas).
jajaja eso de que les harían un calvo me dio mucha risa.....
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