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lunes, 6 de abril de 2015

Chapter 47: Las palabras duelen



 


Chapter 47: Las palabras duelen
 


Nick se quedó de pie, junto a la puerta, sintiendo frío de pronto, a pesar de que hasta hacía unos momentos había tenido más bien calor. Vio como Chris se alejaba, como si él tampoco pudiera estar a su lado, al igual que Peter. Se sintió un miserable. Se hubiera sentido mucho mejor si Chris le hubiera gritado, insultado, o castigado. Pero Chris no había hecho lo primero, nunca hacía lo segundo, y parecía demasiado enfadado hasta para hacer lo tercero. Eso fue lo que hizo que Nick se planteara que tal vez la había cagado. Buscó la compañía de la única persona de la casa que parecía no detestarle: se fue a por Leo, que estaba jugando con Ariel. Pero Leo apuntaba maneras "Peterescas", y era bastante empático al igual que su hermano mayor. Se dio cuenta de que algo iba mal en cuanto Nick dijo seis frases sin llamarle "enano".
- ¿Te has enfadado con Rachel? – le preguntó.
- ¿Eh?
- Os he visto besaros, y pensé que te gustaba estar con ella, pero ahora pareces triste.
- No, Leo, con Rachel todo ha ido bien.
- ¿Es por algo que he hecho yo?
- ¿Qué puedes haber hecho tú? Estamos jugando
- Entonces ¿qué te pasa? Y no me digas que nada. Me gusta que me mientan tan poco como a papá.
Nick sonrió un poco por el tono que había empleado el niño, autoritario como el que usaba Chris para regañarle. Pero pensar en eso le hizo entristecer de pronto, aún más que antes, si cabe.
- Papá y Peter me odian – dijo al final, sin saber por qué se lo confesaba a su hermanito. Tal vez porque necesitaba hablar con alguien.
- Eso es imposible.
- Sé por qué lo digo. Me odian, y no sé qué hacer para que me perdonen. Tan sólo puedo intuir por qué están tan enfadados, pero en realidad no lo entiendo del todo.
- ¿Y por qué no se lo preguntas?
- No creo que quieran hablar conmigo.
- Papá sí. Papá siempre quiere.
- Esta vez no.
- No lo sabrás si no lo intentas.
Nick pensó que ahí el niño tenía razón. Se excusó un momento y se dispuso a hacer lo que le sugería. Antes de ir en busca de su padre, dedicó unos segundos a replantearse la situación. Peter parecía empeñado en defender a toda costa a la prima de Rachel. Nick sentía pena por ella, no era un monstruo, pero realmente creía que su hermano había sido tan simpático sólo por educación. Como quien aguanta un niño pesado o a alguien que le cae mal. No había pensado que de verdad hubiera disfrutado de su compañía porque eso…no era posible ¿no? Nick sabía que Hope no tenía la culpa de su enfermedad, y jamás se le hubiera ocurrido tratarla mal, pero que era latoso e incómodo cuidar de ella era innegable ¿no? Tuvo una cosa clara: para Peter no era innegable, y por lo visto para su padre tampoco. Al repasar todo lo que había dicho, se dio cuenta de que la había llamado "idiota", y de que eso podía haber sido interpretado como un golpe bajo, puesto que Hope padecía cierto retraso. Nick no lo había dicho con esa intención. Él llamaba idiota a todo el mundo. Había otras cosas que sí había dicho de forma intencionada, y no creía que debiera retractarse de ello, pero ya no le importaba que Peter hubiera molestado a Rachel. Sólo quería hacer las paces con él, y con su padre.
Bajó a hablar con Chris, pero no le encontró en la cocina. Supo que estaría hablando con Peter, y decidió esperar, con paciencia.
Efectivamente, Nick la había cagado. Peter no se podía creer que hubiera sido su hermano el mismo que había hablado ahí abajo. Las palabras de Nick se clavaban en sus oídos una y otra vez: "No sé qué te ha dado con esa idiota" "¿Tan ciego estás como para no ver lo que la pasa?" …. No. Peter no estaba ciego, ni sordo, y se había dado perfecta cuenta de la discapacidad de Hope. Pero no era alguien de quien hubiera que alejarse, o a quien hubiera que tratar diferente. Nick parecía sentir desprecio hacia la chica, y eso a Peter le molestaba doblemente. En un sentido personal, le molestaba porque Hope le había caído bastante bien. Y a su sentido de la moralidad le molestaba especialmente, porque Peter sentía debilidad por los indefensos. Por eso había adoptado a Ariel.
Peter pensó que si seguía pensando le estallaría la cabeza, pero por suerte para él Chris llamó en ese momento a la puerta y entró.
- Ey – saludó su padre y le miró como esperando alguna clase de reacción por su parte. Peter buscó en su cerebro que era lo que se esperaba que dijera. Era ya en él un automatismo el decir lo que la gente quería oír. No lo decía por manipulación, al menos la mayoría de las veces no, sino porque creía que era su obligación agradar a los demás. Creyó encontrar lo que Chris quería que dijera.
- Sé que antes me has dicho que no debo darme aires de superioridad moral y supongo que es en parte lo que he hecho con Nick. Y sé que tampoco debería haberle llamado imbécil. Es que el que se meta con Hope me ha hecho daño – confesó.
- No he venido a decirte eso, Peter – dijo Chris. Peter notó que su padre parecía algo sorprendido. No debía de haber elegido las palabras correctas, entonces. Esperó a que Chris siguiera hablando. Sabía que si se quedaba callado Chris continuaría: siempre lo hacía. – El que tiene algo que sentir es tu hermano. Sólo quería ver cómo estabas. Y me gustaría hablar contigo…de Hope.
- Soy todo oídos.
- No la conocías ¿verdad? Ni sabías de su "enfermedad".
- Pues no.
- Has reaccionado muy bien. Me he sentido muy orgulloso de cómo te has portado con ella.
- Papá, cuando me hablas en ese tono sueles estar tanteándome para luego decirme algo que sabes que me va a molestar. Dime lo que sea: no voy a saltarte a la yugular. Ni a dar patadas – añadió, recordando con algo de vergüenza su enfado de aquél día con Rachel.
- Bueno…lo cierto hijo es que yo también me preguntaba, aunque te aseguro que no en el mismo sentido que Nick… si eres consciente de "lo que le pasa".
- Sé lo que es el síndrome de Dawn, si lo dices por eso.
- ¿Hope te gusta? – preguntó Chris sin rodeos. - ¿Te…atrae?
- No estoy…seguro. ¿Puede gustarte alguien en un día?
- Amy me agradó desde el primer momento. No digo que vayas a enamorarte y caer rendido a sus pies nada más verla, pero si puedes sentirte atraído.
Peter guardó silencio un momento, y pensó. Él no tenía ninguna experiencia en ese campo. Hope no le atraía de la misma forma que lo había hecho Rachel al conocerla, pero quizá sí con mayor intensidad. Peter sentía que eran compatibles.
- Pues…puede que sí.
Peter escuchó suspirar a su padre. Le miró con curiosidad, sabiendo que por fin iba a decirle aquello que le había llevado a hablar con él.
- Eso está bien. Supongo.
- ¿Supones? – preguntó Peter, intentando que no sonara como un ataque.
- Sólo quiero asegurarme de que…lo has pensado bien.
- ¿Pensado bien el qué?
- Lo que sería salir con ella. Hope es fantástica. Pero no creo que quieras con ella algo esporádico y superficial. Y, si vas a ir en serio quizá tengas que considerar…
- Aun no sé si voy a ir en serio o en broma. Aun no sé si voy a ir de ninguna manera ¿vale?
- Claro. Únicamente quiero que tengas las cosas claras antes de hacerte daño a ti y hacérselo a ella. Que entiendas lo que hay, y veas si no te supone ningún problema.
Peter estuvo a punto de preguntar "¿Tú también? , pero supo entender que su padre sólo estaba expresando su preocupación. Que no discriminaba a Hope de ninguna manera, sino que tenía miedo de que aquello pudiera acabar mal. Decidió que su actitud tenía que ser más bien de agradecimiento, por el hecho de que su padre le apoyara y a la vez se preocupara por él.
- Lo haré.
Christopher le sonrió.
- Realmente, es un encanto.
- Ojalá Nick lo viera de la misma forma.
El aludido se estaba muriendo de impaciencia al otro lado de la puerta. Finalmente, harto de esperar, llamó a la puerta y entró. Le recibieron cuatro ojos no muy amigables y Nick se asombró al darse cuenta de que eso le enfurecía. Le habían vuelto a hacerle sentir como una mierda, y ya era la segunda vez aquél día.
- Bueno, no es para tanto ¿no? – les espetó. No era así como quería empezar, pero una vez empezó a hablar, no pudo parar. – No creo haber dicho algo tan malo, y esta no sería la primera vez que hablo de más. Nunca os habíais puesto así.
- Nunca te había tenido por un discriminador. – le dijo Peter.
- ¡Yo no discrimino a nadie! Mira, la chica me da pena, pero no es "normal" y si no quieres reconocer eso eres tú el que tiene el problema.
- El problema es precisamente que hables en términos de "normalidad", Nick. – intervino Chris – Es el tono en el que te has referido a ella y el hecho de que le hayas llamado idiota. Tiene una enfermedad, sí, pero también sentimientos. Agradece que no estuviera delante para oírlo.
- Yo también tengo sentimientos ¿sabes? Y me habéis hecho sentir fatal. Lo lamento por ti, Peter, pero aunque te avergüences no puedes cambiarte los genes.
- Siento haberte dicho eso. Pero es que tú la has llamado idiota.
- No "idiota" en ese sentido ¿vale? Que piense que es rarita no quiere decir que sea un puto insensible.
- Nick, esa boca.
- A la mierda, papá. Os creéis los dos muy buenos por hacer que lo de Hope no os supone ningún problema. Pues a mí sí, y me da igual lo que penséis. Nadie va a quitarme el subidón de haber estado con Rachel. No le deseo ningún mal a esa chica, pero me alegraré si no vuelve.
- Pues puede que eso sea un problema, Nicholas, porque yo quiero volver a verla. – le dijo Peter, usando un tono de absoluto desprecio.
- ¡Pues te vas a buscarla al agujero de donde haya salido y…!
- ¿Qué has dicho? – interrumpió Chris, en un tono que a Nick le puso los pelos de punta. Había elevado la voz, pero no era tanto el hecho de que hubiera gritado como el…peligro …que aquella voz destilaba. De no haber sido su padre, Nick habría sentido miedo. Y en el fono un poquito sí que sintió.
- Yo…yo…
- No voy a permitir que hables así de nadie. – dijo Chris, con esa misma voz y aquellos ojos de acero.
- No lo decía en serio, papá. Era…era una forma de hablar.
- Pues vas cuidando tu forma de hablar. Vas cuidando tus reacciones de niño, tus miradas de desprecio y tus insultos hacia personas que no están aquí, que no te han hecho nada, y que no pueden defenderse. Personas que más bien merecerían tu compasión y no tus insultos. Sé cómo eres Nick. Eres una buena persona, así que no hables como si no lo fueras.
- Sí…sí, papá.
¿Por qué le dolía tanto que le hablara así, si ya estaba acostumbrado a que le regañaran?
- Por si no te has dado cuenta, esa chica es importante para tu hermano. Al menos por eso deberías ser más considerado. No creo que su vida sea muy sencilla, así que no necesita que un chico talentoso, afortunado, atractivo e inteligente se sienta superior a ella. Probablemente ella ya te vea así. Quizás Hope no haya tenido tanta suerte en la vida, pero puede que tenga más valor de lo que te piensas. Dudo mucho que ella se metiera contigo sólo porque fueras diferente, o hubieras tenido el infortunio de nacer ciego. Si mides el valor de las personas por su coeficiente intelectual, es que me he equivocado mucho contigo.
Nick intentó salir corriendo, porque las palabras de su padre le estaban haciendo llorar. Chris le sujeto del brazo con fuerza pero sin hacerle daño.
- Ya termino. Pero tienes que oírme. Entiendo que no vivimos en una utopía. Sé que hay muchas cosas que Hope no va a poder hacer nunca, y otras que haga de forma diferente. Y sé que eso puede ser un problema. Pero para tu hermano hoy no lo ha sido. Como le he dicho antes a él, hay ocasiones en las que uno se muerde la lengua. Me parece bien que seas realista, y sincero. Que Hope no sea la compañía que tú hubieras escogido y necesites decirlo. Pero no confundas la franqueza con la crueldad. Para Peter, tú sólo has insultado a la chica dulce, buena e indefensa que le gusta. Pero para mí has llevado demasiado lejos lo que tendría que haber sido una opinión personal. Mucha gente piensa como tú Nick, y no estáis del todo equivocados. El mundo no está hecho para la gente especial como Hope. Pero tal vez el problema sea del mundo. Ella desde luego no podrá cambiar en la vida, aunque lo intente. El mundo sí que puede hacerla un hueco. Y la clase de comentarios que tú has soltado no contribuye a esa causa.
Para ese momento, Nick lloraba intensamente. Antes se había equivocado: no se sentía como una mierda, porque como una mierda se sentía entonces, después de oír hablar a Chris. Como la peor basura del planeta. Chris le soltó, y Nick iba a irse, pero su padre no le dejó. Le envolvió en un abrazo, y Nick lloró sobre él. Los sollozos le salían desde el pecho, y los fue calmando poco a poco mientras sentía los dedos de su padre acariciándole el pelo. Nick no lo entendía. ¿Por qué le abrazaba? ¿Por qué le trataba bien si era él el que le había hecho sentir mal? Cuando Nick se separó de él, vio que estaban solos en la habitación. Peter debía de haberse ido en algún momento.
- ¿Te has desahogado? – preguntó Chris con voz dulce. Nick asintió. - ¿Has entendido lo que te he dicho? – siguió preguntando, con la misma voz. Nick volvió a asentir. – Pues ahora olvídalo, y no llores más. Todos metemos la pata alguna vez. Todos hemos necesitado oír ciertas verdades desagradables cuando nos hemos equivocado. Mi trabajo es decírtelas, y el tuyo escucharlas, pero sé que en el fondo ya lo sabías. No has tratado mal a Hope en ningún momento. Eres del tipo de los que o actúa mal con buenas intenciones, o actúa bien pero habla mal. Pero tienes que tener cuidado con eso, porque mucha gente puede hacerse una idea equivocada de ti. Quiero que todos vean a la persona buena, dulce, y generosa que eres.
Nick se limitó a seguir asintiendo, consciente de que si hablaba volvería a llorar de nuevo. Chris le dio un beso en la cabeza. Nick pensó que al menos él parecía haberle perdonado.
- ¿Me vas a castigar? – le preguntó.
- No, Nick. Ya te he hecho llorar bastante. Hay cosas que no se aprenden con unos azotes, sino cuando nos golpean el corazón.
- Prefiero los azotes – dijo Nick muy bajito, pero Chris le oyó y soltó una risita.
- ¿Qué puedo hacer para que vuelvas a estar orgulloso de mí?
- Nunca he dejado de estarlo.
Nick apoyó la cabeza en el hombro de Chris, sin llorar, pero disfrutando del contacto. Nick siempre había sido muy cariñoso, de la clase de hijos que se pasan el día en las faldas de su madre, pero no había tenido madre a la que apegarse. En vista de que Chris no parecía ser de esos tipos duros que piensan que los hombres no deben abrazarse, él se aprovechaba, y el momento en el que se sentía más vulnerable era después de que le castigara o le regañara. Sabía que tenía que dejar de hacerlo en algún momento, que ya era casi un hombre adulto, pero aún no estaba preparado. Después de todo sólo llevaba unos meses viviendo con él, y en muchos sentidos conocer a Chris había sido como volver a nacer.
- ¿Haces tú la operación? – preguntó Nick de pronto, necesitando romper el hielo.
- ¿Eh?
- De cambio de genes. Dado que Peter ya no quiere compartirlos, tengo que buscarme unos nuevos. ¿Me prefieres rubio, o pelirrojo?
- Moreno, con los ojos azules, y deslenguado.
- Pero así soy ahora.
- Exacto. – dijo Chris, y le revolvió el pelo – No creo que Peter siga enfadado contigo.
- Es bastante rencoroso. Y tú has dicho que me iba a costar que me perdonara.
- Sí, y también he visto la cara que ha puesto cuando te he hecho llorar. Y por eso te digo que no creo que esté enfadado.
- ¿Por qué siempre soy yo el que meto la pata? ¿No podría equivocarse él alguna vez?
- Tú metes la pata y él se lleva la peor parte en las situaciones de riesgo. Cada uno tiene su papel. Creo que él te lo cambiaría.
- Un día se va a cansar de perdonarme.
- Que estamos hablando de Peter. – dijo Chris, con una sonrisa.
- Vale. Un día DEBERÍA cansarse de perdonarme.
- Tú aprendes de tus errores, Nick, y esa es una cualidad muy buena. Él cae en los mismos una y otra vez. Estoy seguro que entiende de puntos débiles y de la necesidad de que alguien nos los perdone.
Nick rezongó un poco más, contento de que Chris ya no estuviera enfadado. Había sido por muy poco tiempo, pero Nick le había visto enfadado de verdad. Y luego le había hablado con una mezcla de dureza y ternura, como sólo Chris sabía hacerlo. Estuvo un rato recordándolo, hasta que se convenció de que debía ir a hablar con Peter. Le encontró en la cocina, sentado en la encimera, bebiendo un vaso de agua. Nick se preguntó por qué no usaba las sillas como la gente normal, pero se encogió de hombros y se acercó a él. Peter le siguió con la mirada, y le hizo un hueco. Durante unos segundos sólo se oyó el sorber del agua. Peter bebía muy despacito, con mucha calma, como si no tuviera prisa. Tras unos segundos más, fue Peter el primero en hablar:
- ¿Vas a decir algo? – preguntó en tono de "seguro que no has bajado sólo para sentarte aquí".
- ¿Lo siento? – dijo Nick, haciendo que sonara como una pregunta.
- ¿Por qué exactamente?
- Por…por todo.
Nick evitaba mirarle. Peter se tomó su tiempo.
- Verás, Nick, lo cierto es que esta vez no me has hecho nada. En realidad no tenía derecho a enfadarme contigo. No puedo erigirme defensor de todas las causas, y en realidad tampoco has llegado a atacar a Hope, aunque no me guste cómo has hablado de ella. Es como si ahora te diera por ser racista. Me sentiría decepcionado, pero no podría enfadarme ¿entiendes?
Aquello dolió más de lo que Nick podía imaginarse. Pensaba que sólo podía dolerle el decepcionar a Chris, pero quizá eso fuera porque nunca se había planteado la posibilidad de hacer algo que pudiera decepcionar a su hermano. A los hermanos no se les decepciona ¿no? Aunque Peter, una vez más, no le estaba hablando como un hermano, sino casi como un padre. Y aquello sólo le daba mayor fuerza a sus palabras.
- En ese caso…siento haberte decepcionado – dijo Nick al final, sin saber qué podía decir. Quería suplicarle que le perdonara, pero se conocía lo bastante como para saber que no iba a hacerlo.
- ¿Piensas de verdad que Hope es una molestia? – le preguntó Peter, mirándole a los ojos. Nick se vio a sí mismo mirándole de una forma en la que él no solía mirar. Tragó saliva.
- No. Papá ha dicho algo sobre huecos en el mundo y utopías donde su enfermedad no importa, y me gusta creer que tiene razón. Supongo que ella es más que una enfermedad. Tendrá una personalidad…Tan sólo tengo que conocerla.
- En ese caso, no me has decepcionado – dijo Peter, y le sonrió – Sigues siendo el mismo hermano bocazas de siempre. Hablas antes de pensar, pero eso es parte de tu encanto. Y debe ser contagioso, porque yo también he dicho un par de tonterías. No quiero otros genes, ya lo sabes. Eso de que puedan confundirnos tiene sus ventajas.
Nick le sonrió con mucho alivio, dándose cuenta de que Peter no estaba ya enfadado. Chris había tenido razón en que no iba a costarle tanto. Le miró con agradecimiento, y Peter ensanchó aún más su sonrisa.
- Para que te perdone del todo tienes que darme un abrazo. Sin llamarme nenaza ni decir que son mariconadas.
Nick puso los ojos en blanco, pero lo hizo.
- Gracias – susurró, sintiéndose de pronto lleno de paz, y como más ligero.
- Pensaba torturarte un poco más, pero me ha dado pena la forma en la que papá te ha hablado. – le respondió Peter, y separó el abrazo. Se fijó en que su hermano tenía los ojos rojos. Él se había ido justo cuando empezaba a llorar. Se preguntó si debía decir algo al respecto, o si con ello sólo conseguiría avergonzarle. Decidió trivializar la situación. – Papá sabe dar justo donde duele ¿eh? A mí me dijo algo sobre creerme superior moralmente que aún me ha dejado pensando.
- A mí me ha hecho polvo – reconoció Nick – A veces desearía no tener conciencia.
Peter asintió, entendiéndole perfectamente. Se quedaron un rato en silencio hasta que Nick habló de nuevo.
- Así que…¿papá dice que te gusta Hope?
- ¿Me lo preguntas o me lo afirmas?
- Dímelo tú.
- Aún es pronto para saberlo.
- Quiero ser el primero en enterarme.
- La primera será ella ¿no crees?
- Pues el segundo.
- Papá…
- No, no, no. Yo estaba antes que papá. Me corresponde por derecho de nacimiento.
Peter sonrió, y a partir de ahí hablaron de forma mucho más relajada. Gastaron bromas, e intercambiaron impresiones. No tuvieron que fingir complicidad y buenrrollismo, porque lo sentían de verdad. Nick se consideró afortunado porque Peter además de un hermano fuera un amigo.
Estaban en medio de una carcajada cuando Leo entró en la cocina.
- Veo que Peter no te odia – comentó el niño, como si nada, y cogió un vaso de agua.
- No, parece que no.
- Si no me odia a mí después de haberle convertido en un niño pequeño y hacer que le hirieran, no va a odiarte a ti porque seas tan idiota como siempre.
- ¡Eh! ¿Acabas de insultarme? – preguntó Nick, haciéndose el sorprendido.
- ¿Cómo era eso que le dijiste a papá el otro día? "Si dice la verdad no se está metiendo contigo". Pues eso. – repuso Leo, sonriendo.
- Oye Peter, éste niño es demasiado listo. No puedo dejar que me hable así ¿no crees? – dijo en tono juguetón - Tenemos que darle una lección.
- ¿Tenemos?
- Por supuesto. Alguien tiene que sujetarle mientras yo le hago cosquillas.
Y, con una coordinación genética, los dos se levantaron a la vez de la encimera y se pusieron a perseguir a Leo. Corrieron por toda la casa, y se toparon con Chris, que se apartó en un acto reflejo, ante aquél repentino huracán formado por sus hijos.
- ¡Papá! - dijo Leo, entre risas - ¿A que tú me defiendes?
- Mmm. No sé, Leo. Me lo tengo que pensar ¿sabes? – dijo con una sonrisa. De pronto Peter y Nick se detuvieron y le miraron fijamente.
- ¡A por él! – gritaron a coro, y sus tres hijos se lanzaron sobre Chris, que se llegó a caer el suelo por el ímpetu del placaje. Soltó una carcajada.
- ¡Eso ha sido a traición!
- ¡Es la única forma de que podamos contigo!
Chris cogió a Leo y le levantó en el aire encima suyo, haciéndole reír. Se alegró mucho de que Nick y Peter lo hubieran arreglado todo, y de que sus tres hijos se llevaran tan bien.
- ¿Qué, me dejáis levantarme?
- ¿Sin represalias? ¡Nada de cosquillas a traición! – le advirtió Nick, y Chris levantó las manos en señal de paz. Los chicos se quitaron de encima. Chris hizo como que se limpiaba la ropa, y de pronto le hizo cosquillas a Nick en un costado con una sola mano y un movimiento rápido. - ¡Tramposo! – le acusó Nick. Chris sólo se rió, y se fue a hacer cosas, ya que se suponía que estaba haciendo la colada. Mientras faenaba, percibió durante un rato las risas de sus hijos, y luego sólo escuchó el silencio. Cada uno debía de haberse ido a su habitación. Pensó en aquél día, con tanto sube y baja de buenos y malos momentos. Su conversación con Nick le había dejado un mal sabor de boca, peor aún que lo que había ocurrido con Peter, pero al final todo se había arreglado. Chris sabía que el mérito no era suyo. Que todo había sido posible porque sus hijos eran grandes chicos.
Por fin había conocido a Rachel. A Chris sólo le importaba una cosa: que Nick la quería. Y se acordó de algo que tenía que hacer. Algo que ya no podía retrasar más. Respiró hondo, y fue a buscar a sus hijos. Concretamente a los dos mayores.
- Tengo que hablar con vosotros – les dijo, y fueron los tres al cuarto de Peter. Los chicos se sentaron en la cama y le miraron expectantes. – A ver…como digo esto…hay algo de lo que debo hablaros…
Una bombillita se encendió en la cabeza de Nick, al verle tan apurado y…avergonzado.
- Papá, de verdad, que no es necesario…
- Debo hacerlo, Nick. No es nada malo. Es algo natural, no hay de qué avergonzarse…
- Papá, ¡no vamos a hablar contigo sobre sexo!
Peter abrió mucho los ojos al oír lo que su hermano estaba diciendo.
- ¡No, claro que no! Además, no hay nada de qué hablar…
- Algo hay, Peter. Ya no sois niños.
Chris reunió valor, y empezó a hablar, desde lo básico a lo no tan básico. De alguna forma consiguió que la conversación no fuera tan incómoda, apoyándose una vez más en su propia juventud. Nick pareció relajarse por momentos e incluso le hizo alguna pregunta. Pero Peter estuvo tenso todo el rato. Cuando Chris dio la conversación por concluida, Peter se fue como si la vida le fuera en ello.
- Cualquiera diría que le he traumatizado.
- Puede que lo hayas hecho. – le dijo Nick, con voz divertida – Ya te dije que hablar con Peter de esto es…muy difícil. Sé que es además muy….puritano.
- ¿Qué quieres decir?
- Que no tendrás que preocuparte porque él deje embarazada a ninguna mujer.
Chris encontró extraña esta declaración, pero no dijo nada.
- ¿Y porque lo hagas tú? ¿Tengo que preocuparme por eso?
- Ya te dije que yo…en realidad aún no quiero – dijo Nick, de nuevo algo incómodo.
El suspiro de Chris fue muy sonoro. Nick le miró con curiosidad.
- Bueno, es un alivio. Una cosa es que considere que debo hablaros de esto, y otra que me guste pensar que lo ponéis en práctica.
- Tú lo pusiste en práctica con 16 – dijo Nick, recordando lo que había hablado con él esa mañana.
- Yo con 16 lo único que hice fue meter la pata. Anda, ve a asegurarte de que tu hermano no se ha puesto tapones en los oídos. Puede que no le importe que haya terminado. Caray, Peter es demasiado…demasiado todo. Exagera la mayoría de sus emociones, incluida la vergüenza.
- ¡Con eso he tenido que convivir yo durante 17 años! – dijo Nick con voz de "lo que tengo que aguantar" pero sonrió y se fue, a decirle a Peter que aquella probablemente sería la última conversación del estilo que tuvieran con Chris.
Una vez a solas, Chris se sintió muy liberado. Sentía que les debía aquella conversación. Él no había llegado a tenerla con sus padres, y lo cierto es que le hubiera venido muy bien, aunque contaba con la experiencia de su hermano. Peter y Nick ni siquiera tenían hermanos mayores, así que más le valía asegurarse de que al menos alguien les hablaba de aquello alguna vez. Y ese alguien tenía que ser él. Prefería pasar un poco de vergüenza a arriesgarse a que hicieran alguna tontería por falta de información.
Chris fue al salón, y vio que Leo estaba viendo la TV. Se iba a sentar con él, pero entonces vio que todos los juguetes del niño estaban por el suelo. Hacía un rato todo estaba despejado. ¿Cómo lo había llenado todo de juguetes tan rápido? Sin decir nada fue hacia él, le levantó del sofá, y le dio tres azotes.
- Recoger los juguetes antes de ver la TV, ¿recuerdas, Leo? Te lo he repetido muchas veces. Recoge, vamos.
Apagó la tele, y esperó a que Leo obedeciera. Leo lo hizo, pero luego no quiso sentarse a su lado cuando Chris se lo indicó. Le bastó un vistazo para ver que estaba enfadado.
- Es una norma estúpida – le dijo.
- Siento que no estés de acuerdo, pero me da igual. Tienes que cumplirlo y ya está. Es la única forma de asegurarme de que recojas y no lo dejes todo por ahí tirado.
Leo no dijo nada, pero se fue haciendo un mohín, a pesar de que Chris había vuelto a encender la TV para que la viera si quería. Chris le dejó tranquilo, pero cuando creyó que había pasado suficiente tiempo para que el enfado de Leo se hubiera esfumado, decidió subir a hablar con él, para tantear el terreno. Le sorprendió ver que Leo había cogido el ordenador.
- Leo, ¿el fin de semana ha terminado? – le preguntó, con voz tranquila. Leo ni siquiera había reparado en él y dio un respingo.
- N-no.
- ¿Y tú no estabas castigado sin ordenador durante el fin de semana?
- Sí.
- O sea, que básicamente me has desobedecido, y te has saltado un castigo.
Leo asintió, sin mirarle. Chris se acercó a él y le alzó la barbilla.
- La semana que viene tampoco podrás usar el ordenador – le dijo solamente, y luego le dio un beso en la cabeza.
- Lo siento – musitó el niño.
- ¿De verdad? Porque a mí me ha parecido que lo has hecho adrede. Lo has hecho porque estabas enfadado, y querías hacer que yo me enfadara también.
Leo volvió a agachar la cabeza y se puso de pie. Chris sabía lo que estaba esperando y le pareció muy valiente de su parte el "hacerle frente". Se sentó, para ver lo que hacía Leo y le sorprendió ver que se acercaba a él. Le cogió en brazos, pero no le tumbó en sus rodillas, que es lo que el niño había esperado, sino que le sentó en su regazo.
- No vuelvas a hacerlo ¿de acuerdo? Y Leo: sólo te he pedido que recojas tus juguetes. No puedes enfadarte por eso.
- No estoy enfadado por eso – dijo el niño, que parecía un poco desconcertado. No más de lo que lo estaba Chris.
- ¿Ah, no?
- No. Es porque has sido borde conmigo. "Vamos, recoge". "Tienes que cumplirlo y ya está" – citó el niño, agravando la voz como si quisiera imitarle. Chris le miró sin parpadear y luego soltó una risa.
- "¿Podría Su Alteza recoger sus juguetes?" ¿Así está mejor?
- Bastaría con un "tienes que recoger los juguetes, Leo".
- Es que no tendría que recordártelo hijo – dijo Chris, hablando un poco más en serio. – Ya sabes que tienes que hacerlo. No sé por qué siempre intentas salirte con la tuya, si sabes que la norma no ha cambiado.
- Odio recoger – dijo el niño, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño – Sobre todo sin poderes.
Chris le revolvió el pelo.
- Tampoco te tengo todo el día recogiendo tus cosas, campeón. Y podría. ¿Has visto éste cuarto?
- ¿Y tú has visto el de Nick?
- Touché – dijo Chris, y se rió. Leo le sonrió, y él le bajó de sus piernas, para poder levantarse. – Le hablaré al principito con la amabilidad que se merece – le dijo, y le dio un golpecito cariñoso en la nariz.
Salió de la habitación sacudiendo la cabeza, y sonriendo. Escuchó a Peter trastear con la guitarra. Debía de estar afinándole, a juzgar por el sonido escalado y regular.
- Toc, toc – dijo, y pasó, ya que la puerta estaba abierta.
Peter le saludó con la cabeza y terminó de mover una de las clavijas de la guitarra. Rasgueó un momento y lo que escuchó le dejó satisfecho.
- ¿Cómo puedes saber que ya está afinada?
Peter se encogió de hombros.
- Práctica, supongo. Todo es cuestión de oído. Sé cómo tiene que sonar cada cuerda. Si suena así, es que está afinada. Si suena más agudo tengo que mover la clavija para éste lado. Si suena más grave, para este otro.
Chris sabía algo de guitarra. No sabía tocar, pero había tenido su época de "guitarrista" y siempre le había gustado la música. Por eso entendió que Peter se lo estaba simplificando. En esencia era como se lo contaba, pero detrás de su habilidad había horas de práctica.
- ¿Y qué tal te va con el piano?
- Me encanta – dijo Peter, sonriendo, y dejando la guitarra a un lado. Chris observó que la movía con mucho cuidado, como quien tiene en sus manos un tesoro frágil.
- ¿Desde cuándo te gusta la música?
- Desde siempre. Y la literatura también. Escribo y canto desde que sé hacerlo.
- ¿Y el teatro?
- Descubrí que me gustaba actuar hace un par de años, pero toda mi vida he amado las series, las películas, y esas cosas. Antes actuar no era una…afición. Era algo necesario.
- ¿Por…por Derek? – preguntó Chris, sin estar muy seguro de si quería oír la respuesta.
- No. Para integrarme. Habrás notado que no soy muy dado a hacer amistades.
- Pues nadie lo hubiera dicho hoy al verte con Hope.
- Ella es diferente. Y yo también soy diferente ahora.
- ¿Lo has pasado bien?
- Si obviamos que casi me dejo de hablar con mi hermano, que una desconocida que puede convertirse en alguien especial ha visto como me castigan, y que mi padre me ha dado una charla gratuita de educación sexual…sí, ha sido perfecto.
- Eh, eh. Que yo sepa las dos primeras cosas de esa lista ya están arregladas. Y hay quienes considerarían lo tercero como algo bueno. Sólo quería que…nada os pillara por sorpresa.
- Papá, todo lo que me has dicho ya lo sabía.
- Por si acaso.
- Es que no va a haber "caso". ¿Vale?
- Eso no lo sabes.
- Pues si no lo sé yo, a ver quién más va a saberlo. Sí, si lo sé papá. Y no me presiones ¿quieres?
- No te estoy presionando. Peter, actúas como si fuera algo malo…
- Que es justamente como deberías actuar tú. Mira, sólo voy a decirlo una vez, luego fingiremos que no lo he dicho y podrás ir a reírte de mí con Nick: no voy a acostarme con nadie hasta que me case.
Chris guardó silencio, y se dio cuenta de que Peter había hablado completamente en serio. A eso debía de referirse Nick con lo de "puritano". Y por eso la conversación había sido tan incómoda para Peter. Chris se dio cuenta de que, como padre, esa clase de propósitos le debían alegrar. Y no es que no se alegrara. Es que se preguntaba cuáles eran los motivos de Peter. ¿Religiosos? ¿Morales? Le extrañaba que Nick y Peter pensaran diferente respecto a eso.
- No me voy a reír de ti, Peter. Claro que no. Me parece bien, mejor que bien. Es muy … tranquilizador. Además es tu vida, tu decisión, y tu todo…pero no es algo malo. Sólo quiero que sepas eso.
- Lo que sea.
A Chris le pareció una respuesta algo brusca e injustificada, pero como era evidente que a Peter le resultaba incómodo hablar del tema decidió no insistir.
- Te dejo que sigas afinando…- dijo, y se estaba yendo, cuando Peter le frenó.
- Es injusto ¿sabes? Que el raro sea yo. Es injusto.
- ¿Raro por qué? ¿Injusto el qué?
¿De qué le estaba hablando ahora?
- Si tú te acostaste con la primera que viste en tu adolescencia, bien por ti. Pero el raro no soy yo, sino tú. Eso no está bien, igual que no lo está el que mi madre hiciera lo mismo y luego nos abandonara.
Chris se mordió la lengua, antes de devolverle el golpe bajo, porque por fin entendió la actitud de Peter respecto a ese tema. Debía de pensar, quizá con razón, que su madre se quedó embarazada por una relación irresponsable. Eso sin duda tenía que haber marcado su forma de relacionarse con las mujeres. Chris supo entenderlo, y por eso se contuvo, pero le miró con cierta dureza.
- No puedes hablarme así. Tú no sabes lo que yo hice ni tienes por qué saberlo. No tienes derecho a juzgarme y no voy a permitir que lo hagas. Sólo estaba intentando ser amable contigo y dándote libertad para que eligieras qué hacer con tu vida. Precisamente porque sé de lo que hablo, no quiero que os pille desprevenidos. Para mí sería muy fácil decirte "oye, te quiero a diez metros de cualquier cosa que lleve falda y tenga pecho", pero eso no sería justo, ni posible, ni bueno para ti. Sólo conseguiría que hicieras justo lo contrario. Que corrieras a los brazos de la primera chica a la que vieras. No me hables de lo que está bien y lo que está mal, porque no tienes ni idea.
Peter debería de haberse dado cuenta de que estaban entrando en un terreno personal y delicado. Debería haberse dado cuenta de que si seguía hablando del tema podría llegar a hacer daño a su padre, pero su resentimiento hacia el mundo – y hacia su madre - le impidió ser perceptivo aquella vez.
- Si te pones así es porque te avergüenzas de lo que hiciste. ¿Y tú pretendes decirme que no es algo malo? Que pasa, que te encanta decir lo que otros hacen mal pero no reconoces tus errores ¿verdad?
- ¡Sí, claro que me avergüenzo! – estalló Chris, gritando muy fuerte. - ¿Es eso lo que querías oír? ¿Te gusta saber que cometí un error? Porque he cometido más de uno, pero ninguno como aquél. ¿Quieres oír también los detalles?
- ¡Pues si fue así no entiendo cómo eres capaz de hablarnos del tema! – dijo Peter, también gritando.
- Que yo cometiera un error no me da derecho a impedir que cometáis los vuestros y aprendáis…o a impedir que tengáis una buena experiencia sólo por miedo. Y a ti no te da derecho a hablarme así. ¿Qué quieres oír de mí, Peter? ¿"El sexo es malo"? ¿"El sexo es bueno pero sólo después de casarte"? Madura. Yo no puedo decirte eso. Tienes que llegar a tus propias conclusiones, y veo que ya lo has hecho, así que déjame en paz y no la tomes conmigo.
Oír a su padre decir "déjame en paz" impactó mucho a Peter. Fue ahí cuando se dio cuenta de que había algo que Chris no le estaba diciendo. Y supo que si quería que se lo dijera tenía que enfadarle más, hasta que perdiera el control de sus palabras y se le escapara.
- La tomo contigo porque vas de enrollado y de buen tipo, pero a veces parece que seas un adolescente más. ¿Pero tú te has visto con Amy? Qué, ¿vas a aplicar con ella todo lo que nos has dicho hoy, o me vendrás con un "hermanito" nuevo?
- Peter, soy tu padre. No puedes hablarme así.
- Puedo, claro que puedo. Amy, Bianca, y a saber cuántas ha habido entre medias. Por lo visto tu "error" no te quitó las ganas.
- Basta, te lo advierto. Has ido demasiado lejos.
- El que fue demasiado lejos, por lo visto, fuiste tú.
Chris pocas veces había estado tan enfadado, dolido, herido y sorprendido como durante aquella conversación. Había intentado mantener la calma, pero ya no podía más. Sin saberlo, o sabiéndolo, daba igual, Peter había dado en un punto muy débil.
- Mira mocoso, no hables de la vida cuando aún no has empezado a vivirla. Seis años ¿sabes? Seis años me costó superar aquello. ¡Casi no pude acostarme con mi mujer el día de mi boda! Sí, mi primera vez fue a los dieciséis. ¿Te lo dijo Nick? ¿Y qué? ¿Te parece mal? La verdad es que me da igual lo que te parezca. Me da igual lo que le parezca a todo el mundo. Ella tenía veinte años, tenía novio, y se olvidó de decirme ambas cosas cuando nos conocimos. Yo sólo era un chico curioso con el cerebro entre las piernas que confundió el amor con el engaño. Fui tan idiota como para pensar que me quería, y su única condición era acostarse conmigo. ¡Su condición! ¡Pero si yo tenía las hormonas disparadas! Fue como un regalo para mí…Una chica de rizos rojos como el mismo fuego, con un ojo de cada color y los dos preciosos…de un curso superior al mío…¡ja! Cuatro años que me sacaba. Tenía que haberlo sospechado, pero no lo hice. Estaba fascinado por ella, por su voz, como el canto de una maldita sirena…Incluso llegué a pensar que tal vez pudiera estar embrujado. Claro que dudé antes de acostarme con ella. Quien diga que no duda miente. Pero pensé que no iba a arrepentirme nunca…Hasta que al día siguiente no volví a saber más de ella. Me sentí usado, con el corazón roto…y para el colmo de mi vergüenza cuando un luz blanca pierde su…cuando un luz blanca deja de ser inocente, los Ancianos lo perciben. Así que mi padre lo supo en el mismo momento en el que lo hice. Yo sólo recé para que no se enfadara conmigo…Tenía tanto miedo…Eso era lo que os quería evitar. Quería que supierais que decidieras lo que decidierais todo iba a estar bien. Quería que supierais vuestras opciones. Tu abuelo fue muy bueno conmigo, pero yo no sabía cómo iba a reaccionar. No quería que vosotros tuvierais la misma incertidumbre. Y ante todo, quería evitaros las malas experiencias. Tener sexo sólo por curiosidad hace daño a una de las dos partes, o a ambas. Como me pasó a mí. Eso se soluciona quitándoos la curiosidad. Así hagáis lo que hagáis será por otros motivos, aunque el único válido es el amor. El de verdad, y no el que esa chica decía sentir por mí. ¿Qué estoy con Amy? Pues sí. Hasta donde sé ella ha tenido experiencias parecidas. Para tu información antes de ella y después de Bianca no ha habido nadie más. No sé qué opinión tienes de mí, pero no voy por ahí ligando con quien puedo. Y mi vida sexual no es de tu incumbencia. ¿Quién te crees que eres, eh? ¿Crees que puedes tomarla conmigo cada vez que te enfadas, e ir a hacer daño? Todos podemos jugar a ese juego, ¿sabes Peter? Yo no voy a caer tan bajo porque me importas, pero creía que yo te importaba también. ¿Quién te has creído que eres para hablarme así?
Peter en ese momento lo único que se creía es que no iba a ser capaz de volver a hablar en la vida. Pero contra todo pronóstico la voz consiguió sobreponerse al nudo que constreñía su garganta.
- No tenías por qué contármelo.
- Sí, porque no ibas a parar hasta que lo hiciera. Ahora ya lo sabes. Decías que era injusto que tú seas el raro…Mira Peter, yo no sé si eres raro por pensar como piensas, si tienes razón o si estás equivocado. Yo no sé si es injusto o deja de serlo. Pero creo que el que está siendo injusto conmigo eres tú. Sólo te he hablado de protección sexual, porque no sé la clase de educación que has tenido al respecto. Por desgracia, no he estado ahí para enseñarte nada. En muchos sentidos me habéis llegado ya creciditos y no soy nadie para decidir por vosotros o deciros que determinadas formas de pensar están mal. Tal vez a Leo le diga otra cosa cuando llegue el momento, pero no me considero con el derecho de aparecer cuando tenéis dieciséis años y vuestras propias ideas y deciros que tenéis que cambiarlas. Os puedo decir las mías, os puedo dar información y puedo esperar que hagáis lo correcto. Pero no puedo obligaros a hacerlo. No puedo obligaros a hacer nada. Ni en un sentido ni en otro. No te he invitado en ningún momento a hacer lo mismo que hice yo, así que no sé por qué te has sentido atacado. Es como lo de ser vegetariano, Peter. ¿Alguna vez te he dicho que esté mal? Si tú no quieres saber nada de sexo me parece bien. De hecho, me deja más tranquilo. Pero yo tenía que hablarte de ello igual por si cambias de opinión o por si quieres saber más sobre el tema.
- Yo no sabía que….quiero decir…lo que me has contado...no imaginaba que hubiera sucedido así. Pensé que simplemente lo habías hecho y ya. Y estoy harto de las bromas sobre monjes tibetanos y sobre ser homosexual. No ser un salido no me convierte en gay. Sé que…sé que el sexo no es malo, practicado de la manera correcta. Es un regalo que Dios le hizo a los hombres, para que tener hijos sea un acto agradable y placentero. Mi decisión es personal, y la baso en querer esperar a la persona idónea para compartir juntos una experiencia que bajo mi juicio debería ser más que un acto físico. Nunca he necesitado tener relaciones, y en cambio sí he necesitado encontrar un alma gemela. Para mí las dos cosas son independientes y a la vez se complementan. No necesito acostarme con nadie para quererle. Al menos eso creo ahora. Tienes razón en que tal vez cambie de opinión cuando tenga pareja….aunque lo dudo. Pero además…Yo soy el error de dos personas que no se cuidaron, o no podían mantenerme, o vete tú a saber. Nick y yo probablemente seamos hijos no planeados de una pareja que decidió que no nos quería. Somos el recuerdo viviente de que el sexo es algo más que un acto físico entre dos personas. Había creído que tú hiciste lo mismo…que nuestra madre. Que veías esto desde un punto de vista más…superficial. Pero ahora sé que piensas como yo. Aunque yo quiera esperar y tú no lo hicieras, tú entiendes que se trata de algo más de lo que a veces quieren vendernos. De algo más que simple placer. Tendría que haberlo entendido, y haberte escuchado sin tomármelo como un ataque. Siento haberte hecho daño. Puedes devolvérmelo si quieres. Yo no te he hablado como un hijo así que tú no tienes que hablarme como un padre. He vuelto a hacer eso que me dijiste de creerme superior moralmente, con la diferencia encima de que he querido hacerlo contigo, cuando has demostrado muchas veces que me das mil vueltas. Tienes razón: no tenía derecho a juzgarte, y lo he hecho. Pero espero que sepas que no pretendía hacerte sufrir.
Chris le miró a los ojos por un momento, luego suspiró, y se fue de la habitación, para no decir nada de lo que pusiera arrepentirse. Sabía que Peter había sido sincero en su disculpa, pero también sabía que era perfectamente consciente de que no podía hablarle como lo había hecho y aun así había seguido. En ese momento sólo quería decirle que decir "lo siento" sólo sirve cuando realmente lamentas la forma en la que te has comportado, pero no quería ser cruel. Además, no era justo: primero le había sacado de sus casillas, y luego una vez más había hablado de forma tierna y conmovedora. No era justo que Peter pudiera hacer todo eso con unas pocas palabras. Le daba la sensación de que ese chico podía conseguir cualquier cosa de él. Sólo tenía que pedírselo con el corazón en la mano, que es como acababa de hablarle…Diablos, le quería tanto.
Notó que Peter le seguía.
- Papá…
- Que sí, que te perdono – repuso Chris, con voz cansina. No pudo ni girarse, porque Peter le aprisionó en un abrazo, y empezó a llorar. Chris se dio cuenta de que Peter había estado reteniendo el llanto, pero en ese momento lo estaba soltando todo sobre su camiseta. Peter era tan grande y tan pequeño a la vez….Tan hombre y tan niño…Le habló entonces en un tono más amable. – Te perdono ¿vale?
Nick salió al pasillo en ese momento, y se les encontró.
- Os he oído gritar, ¿ha pasado algo? ¡Oh, vaya! ¿Por qué llora así?
No obtuvo respuesta, pero sus ojos se cruzaron un momento con los de Chris, y Nick sintió que debía desaparecer por un rato. Volvió a su cuarto dispuesto a hacerse el sordo.
- Vamos, Peter. Tampoco ha sido para tanto, tesoro.
- No me llames tesoro. No soy un tesoro. Soy el boquete que hunde el barco.
Fue un milagro que Chris lograra entenderle, porque Peter estaba llorando mucho.
"Después de todo, puede que sí que lo sienta de verdad" pensó, muy enternecido por el llanto de su hijo.
- No, eres mi tesoro. Te has dejado llevar por la rabia, pero no era contra mí, sino contra tu madre, lo entiendo.
- Pero al que he hecho daño es a ti.
- Sssh, vamos Peter, ya está. No me has hecho daño ¿vale? – dijo Chris, mintiendo un poco – Pasó hace mucho tiempo.
- Sabía que había algo que no me querías decir y te presioné para que me lo dijeras…
- Lo sé. No has sido muy sutil. Ya está, Peter. Ya te he dicho todo lo que te tenía que decir. No pasa nada. Deja de llorar ¿vale?
- No lo entiendes…no lo entiendes…
De prono Peter empezó a repetir eso y no dijo nada más pero siguió llorando. Como Chris le tenía apoyado sobre él, notó el momento exacto en el que el pecho de Peter empezó a sonar extraño.
- Peter, ve a por el inhalador - le dijo, pero su hijo no se movió. – Peter, el inhalador.
Nada.
- Vale, pues suéltame que voy yo.
Tampoco.
- ¡Nick! ¡Trae el inhalador de tu hermano!
Nick salió de su cuarto, les dedicó una mirada, y luego fue al cuarto de Peter. Pero salió con las manos vacías.
- No está en su mochila.
- Peter, ¿dónde tienes el inhalador? Ve a por él, cada vez respiras peor.
Peter no lo hizo, y Chris oyó como el poco aire que le llegaba al chico hacía un ruido sibilante.
- Si crees que me has visto enfadado no será nada comparado a cómo me verás si no me dices donde tienes el inhalador ahora mismo. Sé que puedes hablar, así que ya lo estás soltando.
Peter se limitó a seguir allí de pie, alimentando la impotencia de Chris mientras veía como su hijo se ahogaba.
- Peter, ¡maldita sea!
Nick despareció un segundo y volvió enseguida. Le dio algo a Chris.
- Es un… bueno, no sé cómo se llama, pero mide el oxígeno que le llega a los pulmones. Si sale por debajo del 50% tienes que preocuparte. Si sale más, haz que se tumbe, que respire hondo, y se le pasará.
Chris hizo que Peter soplara por aquél aparato, aunque le costó bastante porque el chico no colaboraba.
- Cuarenta y cinco por ciento – le dijo a Nick.
- Necesita el inhalador, pero ya. ¿No lo puedes orbitar?
- ¡No, si no sé dónde está! Peter ¿dónde lo tienes?
- Peter, no tiene gracia – dijo Nick, se acercó a él, y le tomó el pulso. Estaba muy acelerado. – Papá, voy a ser claro. O encuentras el inhalador, o le orbitas al hospital, porque éste ataque es bastante grave y no pienso perder a mi hermano.
- Peter, por favor – pidió Chris, pero al ver que no iba a colaborar se dispuso a no perder más tiempo. Puso una mano en su hombro y orbitó con él. Apareció en la parte de atrás del hospital más cercano. Hizo que Peter entrara, y no hizo falta que dijera nada, porque se acercó un médico al ver los esfuerzos que el chico hacía por respirar. Ahogarse es de las sensaciones más molestas que puede experimentar el ser humano, ya que respirar es un acto reflejo que no se puede evitar. El cerebro de Peter le obligaba a tomar aire, pero sus pulmones no le dejaban.
- Mi hijo tiene un ataque de asma.
- Ha sido una suerte que estuvieran cerca del hospital. ¿No lleva el inhalador?
- No. – dijo Chris omitiendo el hecho de que el ataque no había ocurrido en la calle.
El médico trajo una silla e hizo que Peter se sentara. Le llevó a una sala donde le hicieron respirar por una mascarilla y Chris observó cómo poco a poco Peter dejaba de estar azul para volver a su palidez habitual, aunque quizá estaba más pálido que de costumbre.
Después le auscultaron, le hicieron preguntas sencillas para ver si había perdido en algún momento la lucidez mental por la falta de oxígeno, y le recordaron lo importante que era llevar el inhalador siempre encima. Peter no dijo ni mu en todo el rato, y Chris tampoco dijo mucho. El médico empezó a rellenar el informe que les permitiría irse a casa.
- ¿Estaba corriendo cuando le dio el ataque?
- No – respondió Chris, porque Peter no decía nada.
- ¿Cerca de algo a lo que sea alérgico?
- No.
- Deduzco entonces que la causa ha sido algún tipo de estrés emocional.
Aunque Peter había llegado llorando, esto bien podía ser por el susto, aunque Chris sabía que no era así.
- Supongo que sí.
- Eres un chico sensible ¿verdad Peter? – dijo el médico, muy amable, intentando que el chico dijera algo. Pero Peter se limitó a asentir. – Bueno. Todo parece estar bien. Por favor, recuerda llevar siempre el inhalador encima.
- Lo hará – respondió Chris por él.
Poco después abandonaron el hospital. Chris le dio un abrazo fuerte, pero con cuidado de dejarle respirar, asustado de que le pasara lo mismo otra vez.
- Creo que voy a matarte – anunció, y orbitó con él, de vuelta a casa. Habían estado cuarenta y cinco minutos fuera, entre una cosa y otra. Nick había hecho la cena, y cuando les vio orbitar se lanzó hacia ellos. A Chris le dio un abrazo. A Peter un abrazo y un empujón. Y luego tres más, remarcando cada empujón con un insulto.
- ¡Idiota! ¡Idiota, estúpido, imbécil!
Chris le apartó con delicadeza, aunque una parte de él estaba con Nick. Entonces vino Leo, y abrazó a Peter con mucha fuerza. Esto pareció hacer reaccionar por fin a Peter, que le cogió en brazos, y le dio un beso.
- Peter, a la cama. Ahora.
Peter se fue muy cansado y con algo de dolor en el pecho. Chris subió cinco minutos después, y llegó justo cuando terminaba de ponerse el pijama.
- ¿Dónde tienes el inhalador? – fue lo primero que le preguntó.
- En el segundo cajón.
- Va a volver a la mochila. Y no va a salir de ahí. Miraré que esté cada noche ¿entendido? Y si no está tú y yo tendremos una conversación que no va a gustarte nada.
Peter asintió.
- Mañana ajustaré cuentas contigo. Ahora vas a descansar, y si necesitas cualquier cosa, quiero que me llames.
No fue necesario que le llamara, no obstante, porque Chris no hacía más que entrar y salir dela habitación de Peter, hasta que al final se quedó allí con él, sentado en una silla, mirándole dormir. Nick subió un rato después.
- Papá, ¿no vas a comer nada?
- No tengo hambre.
- Estás muy delgado. ¡Te me vas a quedar en los huesos!
- No estoy de humor, Nick.
Cinco segundos después, Chris salió detrás de Nick, que se había ido en silencio.
- ¡Espera! Perdona. Gracias por todo, hijo. Puede que luego baje a comer algo ¿vale? Ahora quiero quedarme con tu hermano.
- Está bien, papá, pero no le va a dar un ataque mientras duerme.
- Podría darle.
- Nunca le ha dado dos ataques en un día.
- Quién sabe. Estaré más tranquilo si me quedo.
- Vale. Si no te quedaras tú acabaría por quedarme yo, y puede que entonces le estrangulara, así que es mejor que te quedes tú.
- Yo aún no he descartado el estrangulamiento.
Chris le dio un beso a Nick, y volvió con Peter. No durmió, aunque dio alguna cabezada en la silla.
Peter despertó poco después de que amaneciera. Parpadeó y bostezó, y se llevó un susto al ver que había alguien en la habitación. Luego se dio cuenta de que era su padre, durmiendo en la silla. Se puso de lado, con las manos bajo la cabeza, y le observó con una sonrisa. Luego se preguntó si se habría pasado allí toda la noche, y supo que sí.
"Peter, creo que estás muerto" se dijo.
Quizá para no adelantar el momento de su asesinato o quizá porque le hacía feliz ver a su padre allí, Peter no hizo ningún movimiento para no despertarle. Le miró y se dio cuenta de lo mucho que le quería. Soltó una lágrima al recordar el día anterior y todo lo que le había dicho. Peter era del tipo que sabe diferenciar cuando habla con un amigo (aunque no tenía muchos) y cuando con un adulto. Generalmente era bastante educado, pero se había pasado y mucho.
"Si tú te acostaste con la primera que viste en tu adolescencia, bien por ti."
"Si te pones así es porque te avergüenzas de lo que hiciste. ¿Y tú pretendes decirme que no es algo malo? Que pasa, que te encanta decir lo que otros hacen mal pero no reconoces tus errores ¿verdad?"
"¿Pero tú te has visto con Amy? Qué, ¿vas a aplicar con ella todo lo que nos has dicho hoy, o me vendrás con un "hermanito" nuevo?"
"Puedo, claro que puedo. Amy, Bianca, y a saber cuántas ha habido entre medias. Por lo visto tu "error" no te quitó las ganas."
¿Cómo había podido decirle todo eso a su padre? ¿Es que se había dado un golpe en el cerebro y ya no conectaba bien? Precisamente él, entre toda la gente del mundo, él decidía ponerse cruel con la persona que menos se lo merecía. ¿Es que no había aprendido nada de…? Peter decidió no seguir por ahí, o empezaría a faltarle el aire como el día anterior.
Poco después despertó Chris, y le miró. Peter vio tanto amor en los ojos de su padre que sintió que hasta dolía. Chris se acercó a su cama, y le dio los buenos días con un beso.
- Después de desayunar, quiero tener unas palabras contigo. Más que palabras, en realidad.
Bueno, al menos no iba a hacerle esperar. Era todo un consuelo. Peter y Chris no habían cenado nada el día anterior, así que desayunaron con apetito. Nick y Leo le hicieron la ley del silencio a Peter, como si ellos también hubieran decidido castigarle. Después del desayuno Peter subió a su cuarto casi como si fuera una perspectiva agradable. Lo que fuera en vez de aguantar esas miradas de "pero qué idiota eres".
Peter esperó a su padre sentado sobre la cama. Chris tardó un rato en subir. Peter siempre se preguntaba qué hacía en esos ratos. Quizá lo hiciera para torturarle un poco, aunque lo dudaba. Cuando su padre entró, traía el cepillo consigo. En otro momento Peter hubiera dejado que su curiosidad preguntara por qué a veces lo orbitaba, a veces no, y a veces le mandaba a él que lo cogiera, pero supo ver que no estaba en situación de ser curioso. Estaba en situación de callarse y no empeorar lo que se le venía. Chris fue directo al grano.
- Te pusiste en peligro. La primera norma. La más importante. Y no es la primera vez que hablamos de esto. Te pusiste en peligro, y todo por negarte a ir a por el inhalador, lo cual, por cierto, fue también desobedecerme. ¿Sabes lo que fue ver cómo te ahogabas sin poder hacer nada?
Peter se quedó callado pensando que era lo mejor que podía hacer.
- ¡¿SABES LO QUE FUE?!
Al ver que su padre se había enfadado más, Peter probó a hablar, a ver si eso era mejor.
- Papá, yo…
- ¡TÚ HAS SIDO UN ESTÚPIDO, PETER!
Vale, hablar o callar daba igual. No importaba lo que hiciera, Chris sólo quería gritarle un rato y Peter lo aceptó con resignación, sabiendo que le había hecho pasar mucho miedo.
- ¿Qué hago yo si te pasa algo? ¡¿Qué hago!? Lo peor de todo es que sé por qué lo hiciste. Por culpabilidad ¿verdad? Grábate esto en la cabeza Peter: no puedes autocastigarte. De eso ya me encargo yo, y te aseguro que voy a hacerlo muy bien. No puedes volver a ponerte en peligro. Jamás, nunca, debes negarte a coger el inhalador.
Sin decir nada más, Chris le levantó. Peter siempre se sorprendía de la facilidad con que lo hacía, como si no pesara nada. Su padre se sentó donde había estado él, y le puso sobre sus rodillas. Peter se quedó muy quieto mientras le bajaba la ropa. Agradecía que lo hiciera así, porque así preservaba algo de su intimidad. Peter miró los zapatos de su padre, dispuesto a no apartar la mirada de ahí mientras dudara el castigo. Ya se los había aprendido de memoria. Aquél día Chris llevaba los zapatos negros de cordones. Llevaba el izquierdo mal abrochado.
Entones vino el primer azote. Peter no se movió cuando sintió el cepillo. Al principio el dolor no era mucho. A veces si le pillaba desprevenido soltaba un gritito, pero solía ser más de sorpresa. Peter permaneció callado mientras sentía los primeros azotes.
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Normalmente, Chris no era muy rápido. Le pegaba despacio, sobre todo al principio y es especial cuando utilizaba el cepillo. Durante unos segundos, Peter sólo escuchó el sonido de los azotes.
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Peter no pudo evitarlo y se movió un poco. Enseguida se quedó quieto otra vez, aunque empezó a dolerle y sabía que no aguantaría tan estoicamente durante mucho más. Se preguntó si Chris no iba a decirle nada. Generalmente le pegaba, hablaba, le pegaba y luego volvía a hablar. Pero aquella vez todavía no había dicho nada.
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Peter se movió involuntariamente, y sintió que le escocían los ojos. A veces para aquél momento ya estaba llorando pero casi siempre era más bien por motivos emocionales que por verdadero dolor. Desde luego no era agradable, le picaba bastante, y se esforzaba por no llorar, pero podía soportarlo.
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Sin aguantar más, Peter comenzó a llorar, aunque intentó hacerlo en silencio. Vale, aquello dolía.
- ¿Cuándo aprenderás que tu vida es o más importante, Peter? No puedes, bajo ningún concepto, negarte a coger el inhalador cuando tienes un ataque.
Bueno, sobre eso había opiniones. Técnicamente si podía, porque ya lo había hecho, pero Peter sabía que no le convencía decir aquello en voz alta. Además, evidentemente su padre se refería a que no debía hacerlo. Peter estuvo tentado de decirle que lo de no respirar no era agradable, así que podía guardarse las obviedades, pero no se dejó llevar por su irritación. Le estaba castigando porque se lo había buscado, así que dejó sus palabras en la boca, de dónde no debían salir.
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Peter empezó a soltar grititos. Se había propuesto no gritar, pero no podía, simplemente no podía.
CRACK CRACK CRACK (Aaau. Peter se mordió el labio.) CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Los siguientes azotes ya no fueron con el cepillo. Chris empezó a pegarle con la mano, pero aquello no supuso mucho alivio. La mano dolía menos que el cepillo, cierto, pero cuando le pegaba con la mano le pegaba más fuerte, y además estaba adolorido.
SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK
SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK
Peter, en un acto reflejo, se tapó con la mano.
- Lo siento – dijo rápidamente, pero Chris se limitó a apartarle la mano, y a sujetársela sin hacer en realidad mucha fuerza.
SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK
- Papá, por favor.
"¿Le estás suplicando? ¿Y no te suplicó el a ti que fueras a por el inhalador?"
SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK
- Papá, ya no más.
"Él no lo entiende. No iba a morirme por no usar el maldito inhalador, y aunque hubiera sido así, al principio puede que se entristeciera, pero luego vería que su vida es mejor sin mí. Es lo que me pasó a mí cuando dejé de vivir con Derek."
SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK
Peter dejó de pensar, y se limitó a llorar únicamente. ¿Lloraba por el dolor o por lo que sentía? ¿Por las dos cosas? La verdad es que le dolía bastante. De pronto se dio cuenta de que Chris ya no le estaba pegando. Le estaba acariciando la espalda. ¿Cuánto tiempo llevaba haciendo eso? Se sentía bien, como siempre. Cuando Chris le acariciaba siempre le entraban ganas de llorar más, y esa vez no fue menos.
- Ya está, tesoro. Ssh, ya está.
Peter respiró hondo, e intentó controlar los espasmos sollozantes que le recorrían todo el cuerpo, pero no pudo. Aguantaba mucho sin llorar, pero cuando empezaba le costaba mucho parar. ¿Y Chris le había dicho que no era un llorica? Si bueno. He ahí una prueba más de que su padre le veía con mejores ojos delos que se merecía.
- Ya está, Peter. Ya pasó. Levántate, tesoro.
Peter lo hizo, y se abrazó a él, sabiendo que no se apartaría. A veces no entendía por qué Chris no se apartaba, pero se lo agradecía con toda su alma. Si en ese momento no le hubiera abrazo probablemente se hubiera querido morir. Y rondaba mucho esos pensamientos como para que le dieran más motivos.
Chris le acarició el pelo. Le había resultado tan difícil castigarle…No dejaba de ver a Perter ahogándose, y se dijo que estaba haciendo eso precisamente para impedir que volviera a suceder. Paró cuando consideró que era suficiente. Con él no podía guiarse por el llanto. A veces lloraba más, a veces menos, y en general lloraba poco, así que su indicador fue su propia intuición. Cuando terminó de castigarle, Peter empezó a llorar con más fuerza. Chris le consoló y tuvo paciencia, sabiendo que dejaría de llorar en cuanto le fuera posible. Había sido duro con él, así que le tomaría un tiempo. Eso suponiendo que no estuviera llorando por algo más. Con él nunca se sabía. Cuando le notó más sereno, habló con él.
- Nunca vuelvas a hacer esa tontería. Mira Peter, ya no te pido que me obedezcas o que te vayas a la cama cuando te lo digo…Esto es mucho más importante…al menos tu salud ¿entiendes? Es lo básico. No puedes ponerte en peligro. Simplemente no puedes, porque yo no puedo soportarlo, tesoro.
Le dio un beso en la cabeza y le siguió acariciando. Peter aun lloraba un poquito, pero de forma mucho más controlada.
- ¿Por qué lo hiciste? ¿Huelga de brazos caídos? ¿Estoy triste así que me da igual seguir respirando? ¿He hecho algo malo y …?
- No hice algo malo. Hice algo horrible – dijo Peter por fin, interrumpiéndole.
- Me hablaste mal. No es la primera vez que lo haces. Intenta no volver a hacerlo y ya está.
- Te hice daño. Te hice daño para…para conseguir algo de ti. Y me creía mejor que tú, al menos en un sentido. ¿Reconoces el patrón? Dijiste que no dejarías que pasara. Dijiste que no dejarías que me volviera una mala persona.
- Y tal cosa no ha sucedido, tesoro.
- ¡Hice lo mismo que hubiera hecho Derek! Sólo….sólo sé resolver las cosas gritando, rompiendo algo, manipulando a la gente o haciéndoles sentir mal…usando la psicología y los sentimientos….que es lo mismo que hacía él conmigo.
- No te compares con él, Peter. Ni siquiera en broma. No te pareces a él absolutamente en nada.
- Sí lo hago. Cada vez más. Ya es tarde, papá. Hay algo dentro de mí que me hace ser…dañino.
- Sí, pero para ti mismo. Escucha Peter. Cada vez que golpees algo haré lo mismo que cuando diste aquella patada a la puerta delante de Rachel. O como cuando rompiste el cristal. No has vuelto a hacerlo. Te contuviste, y no le distes un puñetazo a la pared. A ti no te gusta ser agresivo, ni a mí tampoco, así que buscaremos otra forma de que salga tu rabia. Hay que trabajar en eso, sí, pero no te convierte en una mala persona. No he pensado en ningún momento que lo fueras. Ayer estaba enfadado, sí, pero un motivo para hablarme así sí que tenías, y todo lo demás era tu lado adolescente hablando por tu boca. Eso a mí no me preocupa. Es normal. Si vieras las cosas que le decía yo a mi padre….Pero que te pongas en peligro…Peter, no puedo dejar que hagas eso de nuevo. ¿Sabes lo más frustrante? Que ni siquiera puedo decirle muchas de estas cosas a la psicóloga. Puedo hablarle de Derek, de tus complejos, pero no de Barbas, por ejemplo. Hace tiempo dijiste una verdad muy grande Peter: la magia puede ser peligrosa. Por eso necesito confiar en que tú vas a hacerme caso en todo lo que te diga para protegerte….y no salir a los brazos del primer demonio que quiera abrazarte. Y, si ni siquiera puedo confiar en que uses el inhalador, ¿cómo voy a esperar que hagas todo lo demás? Necesito que te mantengas a salvo, hijo. Por mí.
- Por ti – repitió Peter, como un autómata, pero Chris no supo si lo estaba diciendo con conocimiento de causa o como mero loro de repetición. Decidió cerciorarse.
- Nada de ponerse en peligro. Bajo ninguna circunstancia. Es más, te prohíbo que te sientas culpable, por nada, en vista de que es un sentimiento que no sabes manejar.
- Pero…no puedes pretender que no haga nada cuando la fastidio…
- Oh, tú no harás nada, pero yo sí. Ya te he dicho que de castigarte me encargo yo.
- Ya lo he comprobado – dijo Peter, e hizo un puchero.
- Mala suerte, pero no me das pena. No cuando te has jugado el pellejo.
- Lo dices como si me hubiera tirado de una montaña sin paracaídas.
- Sin paracaídas no, pero sí sin inhalador, que para ti es más importante.
- Papáaaaaaaaaaa. ¡Ha venido el tío Wyatttttt! – gritó Leo desde abajo.
- Genial, seguro que quiere unirse al club "castiguemos a Peter". ¿Escogerá la modalidad del silencio, como Nick y Leo, o se ocupará de que no pueda volver a sentarme?
- Puedes probar a ponerle un puchero a él también. Seguro que a él sí le das pena. Vamos, bajemos.
Peter se levantó, con una mueca.
- ¿Te duele mucho? – preguntó Chris. A pesar de decir que no iba a sentir pena, estaba triste al preguntarlo, y un poco preocupado porque si Peter respondía que sí quería decir que se había excedido, y que no podía andar con normalidad.
- No. Es que me he dado cuenta de que llevo diez minutos sin pantalones.
- Ah, bueno. No es como si no te hubiera visto antes.
- Sí, papá, eso me hace sentir mucho mejor. – dijo Peter, rodando los ojos.
Chris le revolvió el pelo, y le dejó colocarse la ropa. Los dos bajaron y Peter, aun con los ojos rojos, fue a abrazar a Wyatt.
- Hola, sobrino. ¿Hemos empezado mal el día o qué? – dijo, adivinando lo que había pasado por el hecho de que tardaran en bajar y Peter pareciera haber llorado.
- Más bien lo terminé mal ayer. – dijo Peter, y se lo contó todo.
- Es de coña ¿verdad? – preguntó Wyatt mirando a Christopher. – Tu hijo no es tan idiota como para no coger el inhalador.
- Pues…me temo que eso fue lo que pasó.
- Pero ¿tú estás tonto? – le dijo Wyatt a Peter. – Da gracias a que te haya castigado tu padre, porque si llegas a hacerme eso a mí no te sientas en tres semanas.
- Doy fe – intervino Leo, recién llegado – El tío es peor que papá.
- Hasta tu hermano pequeño parece más sensato que tú. De verdad, Peter, llevas unos días en los que parece que quieras morir. Si no lo consigues, al final te mataré yo – le dijo Wyatt.
- Los luces blancas no podéis matar.
- Por ti, me lo salto.
- Ya no voy a hacerlo más. No te enfades, tío – dijo Peter, y en vez del puchero puso la mirada de cachorro más perfecta del mundo, aunque fue bastante sincera.
- Tienes suerte de que haya venido por otra cosa – le dijo Wyatt, haciéndose el duro. – Papá ha encontrado algo sobre Barbas, Chris.
- ¿Ha atacado a alguien? – preguntó Chris, con ansiedad.

- No. Precisamente eso es lo raro: que no ha atacado a un solo brujo. Ambos sabemos que ese no es su estilo. Por el submundo corren rumores…de que se está preparando para algo.

1 comentario:

  1. YO A MI MADRASTRA LE ESTABA ESPIANDO MIENTRAS ELLA SE ESTA BAÑANDO ELLA SE DA CUENTA ME DICE Q ME ESPÍAS MALDITO MAÑOSO DEGENERADO DESNUDA ME PONE DE RODILLAS Y, me DA DOLOROSAS CACHETADAS CON TODAS SUS FUERZAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF MI ABUELA ME DICE «voy a ENSEÑARTE MODALES,MALDITO DEGENERADO ella ME METE VARIAS CACHETADAS CON TODAS SUS FUERZAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF MI MADRASTRA MOJA SUS PESADAS MANOS DE ELLA RECIBO otra TANDA DE CACHETADAS CON TODAS SUS FUERZAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF y ACTO seguido MI ABUELA MOJA SUS ARRUGADAS MANOS me otra TANDA DE CACHETADAS CON TODAS SUS FUERZAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF, yo me MANTUVE de RODILLAS DELANTE de mi ABUELA y no paro de DARME CACHETADAS CON TODAS SUS FUERZAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF ME DEJA LLORANDO EN EL PISO LOS CACHETES BIEN MARCADOS DE SUS ARRUGADAS MANOS

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