Páginas Amigas

domingo, 9 de agosto de 2015

CAPÍTULO 3: HIPERSENSIBILIDAD



CAPÍTULO 3: HIPERSENSIBILIDAD

El mundo mágico y el mundo mortal  no eran en el fondo tan diferentes. Había reglas universales que tenían que cumplirse en los dos ámbitos. Si en el mundo mortal alguien quiere romper un contrato, tendrá que pagar una penalización económica o legal. Del mismo modo, si alguien quería romper un contrato en el mundo mágico, tendría que pagar un precio. Y algunos contratos, eran simplemente irrompibles. Por más que buscaron, leyeron e investigaron entre cada uno de los libros de la escuela de magia, ni Chris ni su padre pudieron encontrar una forma de anular el contrato que Peter había firmado. Lo peor de todo es que Chris parecía ser el único de su familia que pensaba que aquello estaba mal, que era un error, y que Peter jamás debía ocupar el puesto que le habían asignado.
-         Cariño, sé que no te gusta, pero si hacemos caso a todas las cosas que han pasado, este parece ser el destino de mi nieto – dijo Piper, tratando de animar a Chris, que estaba sentado con la cabeza entre las manos, desesperado de pura frustración e impotencia.
-         ¿Su destino? ¿Gobernar esa cloaca? Olvidas que es mi hijo, mamá. El hijo de un medio luz blanca, y el nieto de un Anciano y de una Embrujada. ¿Cómo va a ser su destino ser el jefe supremo de las criaturas a las que debemos combatir?
-         Tal vez, para que ya no tengamos que combatirlas.
 Es su vida lo que está en juego, mamá – insistió Christopher, porque todos parecían estar olvidando ese detalle.
Su verdadero problema no era el contacto con los demonios, porque gracias a los gemelos había aprendido algo que en verdad ya sabía: que no todo es blanco o negro, incluso en la magia. Que nacer de una forma no te obliga a ser una cosa o hacer otra. Que todo el mundo tenía elección, incluso los demonios. Entendía que podía haber bondad en todos los seres humanos y en todas las criaturas del planeta, y aunque nunca formaría parte de un club de fans demoníaco, no tenía tanto prejuicios como meses atrás. Lo que tenía era un miedo terrible a perder a su hijo. A perderlo de nuevo.
-         Peter no va a matar a nadie, Chris. Me da igual lo que  Victoria viera en aquella premonición: eso no pasó, y Peter, el Peter de ahora, el que vive contigo, el que vemos todos los días, no es capaz de matar a nadie.
-         Pero sí a sí mismo. Tu no le viste, mamá…. Estaba… lleno de sangre. Era todo… como en una película de terror…. Sólo que era real….
-         Si a ti te dijeran que la única forma de evitar que tu familia entera se destruya es que tú mueras, lo harías sin dudarlo. No le estoy justificando, lo que mi nieto hizo fue una tontería y de verdad creo que debería retomar sus visitas con el psicólogo.  Pero eso no es incompatible con el hecho de que cumpla la misión que le han asignado.
-         ¡Tiene diecisiete años, su única misión tendría que ser acabar el colegio! No quiero esto para mis hijos, mamá…
-         Lo sé, cariño. Una parte de mí deseo que tus hermanos y tú nacierais sin poderes. Pero las cosas son así, y lo único que un padre  mágico puede hacer es lo mismo que cualquier otro: proteger a sus hijos con todas sus armas.
Christopher suspiró, resignado, y dejó la mirada fija en un punto de su desván, que era donde se encontraba, en compañía de su madre.
-         ¿Chris?  - llamó Piper, después de un rato, al verle tan abstraído. Se preguntaba en qué estaría pensando su hijo.
-         ¿Crees que hice mal en castigarle? – preguntó Chris, volviendo sus ojos hacia ella.
-         ¿A quién?
-         A Peter. Por firmar el contrato.
-         Chris, es tu hijo…. Yo en eso no me quiero meter…
-         Vamos, mamá. Será mi hijo pero bien que le regañas cuando crees que lo merece. En esta casa no existe el “no me quiero meter”. Cuando murió Bianca, siempre que metía la pata con Leo no dudabas un segundo en echarme la bronca, como buena abuela defensora.
Piper pensó unos segundos antes de responder.
-         Tal vez todo esto fuera lo que debía pasar, pero no debió hacerlo tan impulsivamente. Tendría que haberlo pensado y consultado con nosotros. Y Nick me dijo que había estado bajando al inframundo. Estaba actuando impulsivamente, y había que ponerle un alto. Creo que hiciste lo que debías.
-         Una parte de mí se siente como el padre que le dice a su hijo “no puedes estudiar tal cosa” porque tiene otros planes para él. Esto no es igual, pero se parece. No quiero que Peter piense que yo quería que fuera un luz blanca, y que me molesta que en vez de eso sea un demonio….
-         ¿Te molesta?
Christopher se miró las manos. Se analizó cada poro de la piel y las uñas recién cortadas, aunque era difícil decir si estaba prestando o no atención a los detalles.
-         Pensé que sería peor. Pensé… En realidad no parece que sea un demonio. Sigue siendo mi niño, y mientras lo sea, yo estoy bien. Mi único miedo es perderle.
-         Entonces no tengas tanto problema, Chris. Sólo sé su padre, como lo vienes siendo hasta ahora. Demuéstrale que nada ha cambiado. Que estás ahí para él, en las buenas y en las malas, y eso incluye corregirle si mete la pata…
Chris asintió, algo más convencido. Toda su seguridad como padre se había desestabilizado en el momento en el que dos adolescentes entraron en su vida, y cada día  tenía algo que aprender al respecto de cómo tratarlos. Todo se había vuelto más y más complicado cuando además apareció el factor magia.
Le dio vueltas a lo que había dicho su madre durante un rato, y llegó a la conclusión de que tenía razón.
-         He estado pensando en dejar la casa – dijo de pronto, confesando algo que había estado pensando las últimas semanas.
-         ¿Qué?
-         Debí hacerlo cuando murió Bianca… todo está impregnado de ella, lleno de recuerdos… Ahora además se suman otros recuerdos dolorosos, como todo lo que pasó. Y en esta casa se siente la… magia… Quiero darles a mis hijos la oportunidad de crecer como niños y adolescentes normales. Quiero una casa en una urbanización, con un jardín, un perro, y ningún desván con pociones, bolas de cristal y elementos mágicos. Además… ahora que está Amy… sería una buena forma de volver a empezar.
Christopher observó a su madre, a ver cómo se tomaba su revelación. Esa casa había pertenecido a su familia durante generaciones, y siempre había vivido un Halliwell en ella. Sus padres se la habían dado en herencia aún en vida cuando se casó, y desde entonces había sido suya, a pesar de que era muy grande para vivir solo él, su mujer y su hijo, y se quedó más grande aún tras la muerte de su esposa.
-         Me parece… bien.
-         Por supuesto, no la vendería. Eso ni se me pasó por la cabeza. Esconde demasiados secretos mágicos, y lo que hay bajo el suelo del sótano es simplemente demasiado peligroso para que ningún mortal viva aquí… He pensado que a Wyatt le podría gustar vivir aquí.
-         Lo mejor sería que se la quedaran Melinda y Thomas.  Son los que más la necesitan, y así viviría en la misma ciudad, por fin…
-         Pero… su trabajo….
-         Algo me dice que dentro de poco lo va a dejar – respondió Piper, con una sonrisa chispeante. Christopher la miró con curiosidad, instándola a que se explicara.  – Se supone que no debo decirlo….Oh, está bien…. Tú no eres el único que va a darme otro nieto.
Christopher tardó unos instantes en entenderlo.
-         ¿Mel está embarazada?
-         Ahá. Y con cuatro hijos, ella misma dice que necesita pasar más tiempo en casa. Thomas puede montar un gimnasio de boxeo aquí y ella… tal vez encuentre algo a medio tiempo.
-         ….¿Necesitan tanto el dinero? Wyatt y yo…
-         Ya sabes que no aceptará vuestra ayuda. Pensará que es caridad, y tu hermana es muy orgullosa. Thomas lo es aún más.
Christopher suspiró, conociendo lo cabezotas que eran su hermana y su cuñado. Se alegró de que fueran a vivir más cerca, a pesar de que con sus poderes pudiera estar en otra ciudad en pocos segundos.
-         ¿Crees que les gustará la idea? No sé si Thomas se sienta muy a gusto aquí…
-         Creo que Thomas empieza a estar más acostumbrado a la magia de lo que le gustaría.
Chris sonrió un poco, y abrió la boca para responder, pero la cerró enseguida al escuchar un grito del piso de abajo. Amy y sus hijos estaban allí, y Chris bajó corriendo para ver qué había pasado, con los sentidos alerta como había aprendido en sus muchos años de mago y en sus ocho como padre.
El grito había venido de la habitación de Peter. Cuando entró, Chris se encontró en ella un cuadro curioso. Su hijo de ocho años estaba de pie con los ojos muy abiertos, mirando a Peter como si hubiese visto un fantasma. Peter, en cambio, estaba sentado en el suelo con aspecto de estar adolorido y frotándose el pecho.
-      ¿Qué pasó? – preguntó Chris, algo más calmado al ver que nadie corría ningún peligro.
Ninguno de sus hijos parecía dispuesto a responderle. Chris estaba a punto de llamar a Nick para ver si él sabía algo, pero Piper, que había bajado tras él, decidió intervenir.
-      Vuestro padre os ha hecho una pregunta. – dijo con voz seria. Piper sabía poner un tono autoritario que prácticamente obligaba a cualquiera a hacer lo que le pedía.
Peter miró a Leo a ver si éste decía algo, pero el niño parecía demasiado impactado para hablar.

-      Quería abrir el Arca – explicó Peter. El Arca era una caja metálica que Peter había adquirido como parte de sus nuevas responsabilidades. Dentro de ella estaban los nombres de todos los demonios y le habían advertido que nadie debía abrirla, porque conocer el nombre de un demonio te daba mucho poder sobre él.
-      Leo, ya te dijimos que no puedes hacer eso – regañó Chris, algo cansado de la curiosidad inquieta de su niño, que siempre tenía que hurgarlo todo.
-      No iba a abrirla… Solo quería verla…. –se defendió.
-      Ibas a abrirla – replicó Peter – Y yo traté de impedírtelo y…. me empujaste. – dijo, frotándose el pecho nuevamente – Me dolió – exclamó, más sorprendido que acusatorio.
-      Tu hermano es mucho más pequeño que tú, Peter, no creo que te haya hecho daño…
-      Lo sé, pero… me dolió…
Chris solo necesitó mirar en los ojos de Peter para saber que estaba diciendo la verdad. Supuestamente al ser un demonio completo tendría que ser más fuerte que nunca, y sin embargo parecía más débil de lo que jamás había sido.
Chris intercambió una mirada con su madre, esperando que ella pudiera explicar aquello. Piper parecía tan desconcertada como él, así que lo anotó a la lista de las cosas de las que tenía que encargarse, y decidió ocuparse de lo que podía resolver en ese momento.
-      Leo, ven aquí.
Leo se acercó a él a pasitos cortos.
-      No quería hacerle daño, papi  - gimoteó el niño, aún asimilando que había derribado a su hermano mayor con tan solo un empujón.
-      Yo sé, pequeño. Pero de todos modos sabes que no está bien empujar ¿eh? Ni tocar cosas que no son tuyas, y que te han dicho que no se tocan.

Leo puso un puchero y asintió. Parecía entender que había obrado mal, pero cuando Chris le agarró del brazo salió corriendo a refugiarse en los brazos de Piper.
-      ¡Abu, Abu, no dejes que me pegue!
Chris estaba seguro de que Leo nunca antes había pedido la ayuda de su abuela en una situación así, porque no recordaba haber sentido nunca antes ese nudo en el pecho, al pensar que su hijo le consideraba peligroso. Tal vez era que estaba demasiado sensible, y estaba sobrerreaccionando al hecho de que Leo quisiera escaparse de un castigo.
Piper pareció notar su debate interno y tomó una decisión. Correspondió al abrazo que Leo le pedía, pero bajó la mano un par de veces justo encima del pantalón del pequeño:
PLAS PLAS
-      Ya escuchaste a tu padre, cariño. – regañó Piper con suavidad. Leo la miró sintiéndose traicionado, sin llegar a llorar porque en verdad no le había dolido. Aceptó el abrazo que su abuela le ofrecía y luego se dejó acariciar por su padre.
-      Ya no vale castigar más – dijo Leo, por si acaso Chris tenía segundas intenciones.
-      Renacuajo descarado y con suerte – murmuró Chris, y alzó en brazos a su hijo hasta levantarle por encima suyo – Pídele perdón a Peter.
-      Perdón Peter.
- No pasa nada, enano – dijo Peter, conteniendo una sonrisa porque el enano siempre salía bien parado de los líos en los que se metía.

3 comentarios:

  1. Oh noticias de mis diablitos favoritos
    Que bien Dream de veras... Estaba extrañandote ya
    Espero pronto lo continues y asi saber que pasa con Peter y ese cansancio no habitual
    Solo por favor que no sea nada malo

    Un abrazo

    Marambra

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  2. De verdad que lindo que le hayas dado a tan buena historia!!!
    Que también espero sea una temporada de más de 100 capítulos!!!!
    jajaja Leo siempre se sale con la suya!!!

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