Páginas Amigas

miércoles, 13 de julio de 2016

Capítulo 4.



Capítulo 4.
Tres meses más tarde
-          ¿Así que aquí creciste? Quickwater (dijo Antonia mirando el pueblo desde el peñón).
-          Sí, nací, crecí y morí (dijo Sebastian  mirando con tristeza hacía el pueblo)
-          Yo te veo muy bien para estar muerto jejejeje (Antonia empezó a achuchar a Sebastian  para que se le fueran de la cabeza esos pensamientos tan melancólicos) . ¿Seguro que quieres ir? Puedo ir yo sola
-          No, no te recibirían y además quiero ver a mi padre y a mis hermanos (dijo Sebastian  forzando una sonrisa)
-          Como sea (Antonia lo miró con amor). Pero que sepas que no es necesario que vengas. Me las sé apañar muy bien sola.
-          Jajaja eso es lo que más miedo me da (Sebastian  se la subió a horcajadas y la besó apasionadamente)
En ese momento en casa de Max

-          Zwass
-          Aaaaaaaaaaaau auuuuuuuuuuuuuuu no, no, lo siento auuuuuuuu (Max aulló dando un botecito después de recibir aquel primer varazo).
-          Zwass no me gustan los errores pero no tolero cuando los errores son causado por un  total desinterés (Alejandro le amonestaba molesto con toda la actitud del chico)
-          Auuuuuuuuuuuu, tío, no auu aua lo siento, lo haré bien aúuu (Max se maldijo por haber intentado holgazanear un poco durante la tarea)
-          Zwass lo debiste hacer bien en un principio, no después que yo te tenga que castigar zwass Max, tengo cosas más importantes que vigilar que si  estás haciendo  tu trabajo o no zwass ¡Maldita sea, Max! Tú tienes cosas más importantes que aprender que recibir este castigo zwass
-          Aaaaaaaaaaaay au aua lo siento, lo siento, ya lo acabo, ya
-          Zwass que no tenga que volver a castigarte (dijo Alejandro entregándole la vara a su sobrino para que la volviera a colocar en su sitio. Marcos sonrió con malicia cuando su hermano pasó por delante de él. Max gustosamente le habría borrado esa sonrisita de un guantazo pero de haberlo hecho se habría llevado algo más que aquellos 7 varazos y seguramente su padre también habría tenido algo que decir en el asunto) Marcos (Alejandro le llamó la atención al pequeño de sus sobrinos pero sin ponerle mala cara) llevas toda la mañana enganchado a la televisión, ves a fuera a jugar a algo o vete a tu habitación a leer un libro, se te va a secar el cerebro con tanto dibujito japonés.
-          Pero si yo no he hecho nada, que se vaya él a la habitación(protestó Marcos)
-          Marcos apaga la tele y obedece (le dijo su padre)
-          Pero no es justo, fue Max quien se ha portado mal ¿Por qué me tenéis que castigar a mí también? (dijo poniendo morros porque lo que estaban dando en la televisión en ese momento si que le interesaba de verdad).
-          Marcos si te tengo que volver a repetir que apagues la tele y salgas del salón no te va a gustar como lo haga (esta vez su padre no estaba advirtiéndole estaba amenazándolo).
-          Vale, me voy a mi habitación, pero me voy a ver la tele, no quiero leer ningún estúpido libro…ya tengo suficiente con los que me mandan en la escuela (dijo Marcos muy digno él y apagó de muy malos modos el televisor, arrojando el mando a distancia al sofá con muy malas maneras. Julio tuvo suficiente, en aquellos meses Max se veía como se esforzaba para seguir las lecciones de su tío, no era perfecto y había días como hoy que se llevaba alguna reprimenda. Pero su hijo pequeño en todos aquellos meses en vez de ir a mejor, había vuelto a actuar como cuando tenía 3 años, como un pequeño tirano al cual todos debían de hacer feliz).
-          Recoge el mando y ponlo en la mesita del café, que es su sitio (le ordenó  Julio con los brazos en las caderas) Estoy cansado de repetiros una y otra vez que las cosas no se tiran así, no tenéis ningún cuidado con ellas. El dinero no crece en los árboles, Marcos (dijo Julio enfadado. Marcos lo miró aún enfadado porque según él estaba siendo objeto de una terrible injusticia) Marcos, he dicho que cojas el mando y lo pongas en su sitio (Marcos le aguantó la mirada pero cuando su padre dio un paso adelante perdió el culo para coger el mando y ponerlo con cuidado en su sitio. Alejandro que lo estaba mirando todo sonrió fugazmente, era bueno saber que aquel pequeñajo aún tenía algo de sentido de autopreservación)
-          Aaaaaaaaaaaay (chilló Marcos que aunque había intentado esquivar a su padre no había logrado regatearlo y ahora su oreja sufría las consecuencias)Mi orejaaaaaa, aaaaaaaay, que me la arrancas (se quejaba intentando inútilmente proteger su oreja).
-          Llevas unos días muy tontos y comienzo a cansarme de todos esos desplantes. Que andemos ahora un poco más liados con tu hermano no te da carta blanca para comportarte como un pequeño vándalo (Marcos abrió la boca para protestar pero su padre dio un pequeño estirón más para advertirle que si protestaba se la ganaba)
-          Auuuuuuuuuuuuu ay ay vale, vale, lo siento, lo siento. Ya subo, ya subo, pero suelta, papá, suelta que me arrancas la oreja auuuu
-          Plass (Julio le dio una nalgada de las duras pero solo una y le soltó la oreja. Marcos enseguida olvidó el dolor de oreja y fue a frotarse su pobre trasero) a tu habitación y nada de tele (le dijo señalando hacía la puerta. Marcos se fue pero mostrando su disconformidad con una evidente mueca de fastidio. En ese momento Max regresó al salón dispuesto a aplicarse al 100x100 en la tarea que su tío le había encomendado, por muy tediosa que fuera. Tanto Julio como Alejandro sabían que aprenderse  todo aquel montón de formulas era una tarea soporífera para un chico de su edad que hubiera preferido estar fuera echando unas bolas con sus amigos o saliendo con alguna chica bonita. Pero era lo que tocaba) y tú (dijo Julio a Max, apuntándolo con el dedo índice) más vale que te apliques porque sino tu y yo, jovencito la vamos a volver a tener (le dijo su padre muy serio y antes de salir de allí. Max se vino a bajo, todo el mundo estaba contra él. Alejandro le puso una mano en el hombro y le sonrió con ternura. Rara vez  su tío se mostraba tan cercano con él. Y las pocas veces que se aseguraba que no hubiera gente que lo viera. Max le devolvió la sonrisa y tomó de nuevo aquellos papeles. Pensó que en cuanto se los aprendiera podría salir y ver a sus amigos)



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