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lunes, 29 de agosto de 2016

Capítulo 23




Capítulo 23
-      Esto es una total perdida de tiempo (dijo Antonia estirándose. Marcos la miró y sonrió porque él llevaba horas que pensaba lo mismo. Alejandro le echó una rápida mirada de desaprobación) Conozco un sitio a una hora de aquí que hacen unos daiquiris de muerte.
-      Antonia cállate (dijo Julio serio pero no parecía especialmente molesto. En ese par de días que llevaban rastreando la zona ya se había acostumbrado a los comentarios de la mujer)
-      ¡Joder! Ya no puede ni opinar una, esto es una puta dictadura, bufff (resopló) que ganas de regresar a casa
-      Esa boca (le riñó Julio y Antonia se paró en seco, se volteó y se lo quedó mirando fijamente con cara de “¿Me estás tomando el pelo, no?”) No quiero que mi hijo acabe hablando como vosotros (dijo Julio echándole una mirada rápida a Max. Antonia sabía que con “vosotros” se refería a Sebastian y a ella).
-      Disculpe usted si le he ofendido (dijo con ironía)
-      ¡Ya está bien! (dijo Alejandro) Hemos venido a trabajar no a cotorrear.
-      No sé que coño hago yo aquí (le dijo Antonia a Alejandro pero cuando dijo “coño” no pudo evitar con descaro a Julio). Entiendo que os hayáis llevado al muchacho porque está aún muy verde. Pero esto es una total y completa perdida de tiempo (dijo poniéndose seria).
-      No lo es. He oído que en esta zona crece la verbena lapislázuli (la cara de Antonia se transformó de repente). Estoy pensando en rehacer nuestro arsenal y eso incluye nuestra botica.
-      Tienes problemas más importantes de que preocuparte que los vampiros (dijo muy seria Antonia)
-      Yo decido que problemas debemos preocuparnos y de cuales no (dijo igualmente serio)
-      Ese odio tuyo hacia los vampiros será tu perdición, ahora toca preocuparse por los caballeros de la rosa, por que no tenga la más mínima sospecha que sobrevivisteis. No es momento para bizarras cruzadas contra vampiros. Estamos en el siglo XXI Alejandro.
-      No me hagas ponerte en tu lugar, mujer (dijo a escasos milímetros de la cara de Antonia con los ojos de lobo. Antonia estaba que echaba chispas pero sabía que no era el momento aún para saltar sobre Alejando y por mucho que le costó guardó silencio). Continuemos (dijo para todos). Le dije a Leopold que empezaríamos a tratar la verbena esta misma semana
-      ¿Por qué quieres tratar la verbena? En casa solo la teníamos almacenada (preguntó Max con cara de angustia porque se temía la respuesta)
-      Hay una colonia de vampiros, en lo que llevamos aquí han desaparecido ya tres turistas, no nos podemos permitir que esos monstruos pongan esta ciudad en el centro de atención de los medios (dijo muy serio pero aún se notaba que era la rabia la que hablaba)
-      Pero no sabes si los vampiros están relacionados con esas desapariciones ¿no? (dijo tímidamente)
-      ¿Quién sino? (dijo mirando a su sobrino como si el niño se hubiera bebido el entendimiento)
-      No, sé…un psicópata, o quizás se pasaron con la fiesta y acabaron mal…joder como si los humanos no fueran capaces de mil aberraciones peores que las que un vampiro podría hacer (dijo Antonia en voz alta pero sin mirar a nadie).
-      Fueron los vampiros (dijo Alejandro como si fuera una sentencia. Antonia rodó los ojos y resopló. Pero no dijo nada más, solo miró disimuladamente a Max. Pobre niño la cara era la de un condenado a la horca).
-      Hijo, cuando hayamos encontrado la verbena y la hayamos recolectado…verás que el proceso para tratarla para que sea rápida, letal e irreversible es complicado (dijo Julio viendo que la situación estaba apunto de convertirse en la tercera guerra mundial) se necesita de destreza y paciencia (dijo sonriéndole porque Julio sabía que Max era bueno en los trabajos detallistas y de precisión. Pero Max solo podía pensar en Coral) ¿hijo?
-      ¿Y esos vampiros? ¿Sabéis donde están exactamente? (dijo y la preocupación era tan grande que no pudo ocultarlo afortunadamente su padre y su tío lo interpretaron más como miedo a los vampiros que como preocupación porque algo malo les pasara a Coral y a sus tíos).
-      No tienes de que preocuparte, es cosa de grandes, iremos Sebastian y yo (dijo Alejandro sonriéndole) quizás la próxima vez (y le removió el pelo, aquella fue la primera vez que Max se apartó al recibir una caricia de su tío. Max no quería recibir caricias de alguien que estaba hablando de aniquilar a todo un clan de vampiros. ¿A caso lo que había pasado en Quickwater no le había removido la conciencia?)
-      ¿Sebastian? ¿Ya sabe eso Sebastian? (dijo Antonia sonando más que molesta)
-      Sebastian hará lo que yo ordene (Alejandro escogió  ordenar y no decir expresamente. Estaba ya muy harto de los reproches de Antonia). Sebastian y todos, no olvides quien soy, mujer (dijo deteniéndose y mirándola muy fijamente a Antonia. Antonia tuvo que reconocer que aquel hombre sabía como infundir respeto). No dejaremos ni uno de esos chupasangres vivo. Si este va a ser nuestro hogar ahora, lo quiero limpio de esa (puso una mueca de profundo asco) inmundicia (Y entonces Antonia vio por primera vez odio en la mirada de Max. Aquel dulce niñito estaba mirando a su tío como seguramente jamás había mirado a nadie. Antonia sonrió levemente porque eso era lo que estaba buscando des de que salieron y al fin, ahí estaba, plantada la semilla del odio).
-      Pero puede que haya vampiros buenos ¿no? (dijo tímidamente Max esperando algo de decencia de su trío que hasta ese momento había admirado y respetado de forma ciega)
-      No seas ridículo Max, los vampiros no son como los de las películas esas que ahora veis. Son demonios, seres sin alma que se alimentan de la sangre de la gente, y eso significa que para sobrevivir ellos deben de matar (Alejandro no hablaba sentenciaba). Créeme cuando te digo que no hay vampiro bueno.
-      Pero en Quickwater convivíamos con vampiros (dijo Max esta vez no tan tímidamente)
-      Lo sé (dijo con rabia). Los Bocha firmaron un amnistió hace siglos con ellos, y debía respetar nuestra palabra dada, pero ahora esa palabra ya no vale. Esto no es Quicksilver y ya somos libres…(dijo con alegría) Ya no hay razón para tener que sufrir más sus presencia. No permitiré que nada ponga en peligro a mi familia.
-      Hijo, tú no lo sabes, pero ya eres suficientemente mayor para saberlo, fue un vampiro el que acabó con tu madre (aunque Max solo hacía unos días que se había enterado, aquello le sonó como que llegase muy tarde, demasiado tarde. Max no podía apartar la mirada de su tío, ni siquiera miró a su padre cuando le soltó la bomba. Y Julio al ver que el chico ni parpadeaba se dio cuenta que había lago ahí que estaba pasando justo delante de sus narices pero que se le estaba escapando) ¿Hijo, has oído lo que acabo de decir?
-      Si (contestó muy seco)
-      Cuando tu tío te dice eso de los vampiros no es por supersticiones o viejas historias para que los niños se vayan a dormir pronto…lo dice porque nosotros, mejor que nadie, sabemos el daño que esas criaturas hacen…no se puede confiar en ellos, quizás al principio te hagan creer que son distintos, pero no lo son su naturaleza les hace traicioneros y unos depredadores brutales sin ningún tipo de remordimientos (Julio hablaba de una forma pausada y muy atenta. Quería que su hijo entendiera no quería que lo viera como una imposición, ya había cometido ese error con su hijo mayor y lo había)
-      A mi me sigue sonando a prejuicios. porque un vampiro matara a tu esposa (le dijo con respeto), lo lamento, no significa que todos sean igual…no todos los hombres lobos somos iguales ¿no? (dijo Antonia pero su tono no era beligerante como lo era cuando hablaba con Alejandro)
-      Para ti es fácil decirlo, no tienes una familia que proteger…si se tratasen de tus hijos tu también desearías acabar con cualquier tipo de amenaza…y ellos son una amenaza y muy real
-      ¿Sabes que es también una amenaza muy real, Julio? Los caballeros de la rosa
-      Ellos nos creen muertos (dijo muy seco Julio. Alejandro seguía caminando hacía como que no estaba pendiente de la conversación entre Antonia y Julio pero era todo lo contrario) ¿no?
-      Eso no significa que estemos fuera de peligro (Alejandro sonrió al ver que Antonia se incluía en el paquete, esa era la primera vez que la oía como se refería a si misma como un Bocha y no como un caballero de la rosa).
-      No y no vamos a dejar de estar atentos, pero eso no significa que debamos cerrar los ojos al resto de peligros que nos acechan
-      ¿acechan? Ningún vampiro nos ha atacado (protestó Antonia)
-      Pero su comportamiento…esos asesinatos…ponen esta ciudad en el punto de mira…y con eso a todos…los humanos no hacen diferencia entre vampiros y hombres lobos, y lo sabes (dijo Julio casi amonestándola pero aún era un tono de voz muy civilizado).
-      Quizás, solo fueran unos vampiros que pasaban, por aquí…quizás no sea necesario empezar una guerra…acabamos de llegar (dijo Max)
-      No. No son unos errantes, sabemos que se han establecido aquí…y que son voraces. Leopold nos lo confirmó (dijo Alejandro a su sobrino en un tono muy seco). Precisamente porque acabamos de llegar hay que arrancar las malas hierbas en cuanto salen antes que te invadan todo el jardín.
-      ¿Max, tienes un minuto? (dijo Julio agarrando a su hijo por el brazo y deteniéndose) ¡Seguid! (le dijo a Alejandro y a Antonia) en seguida os alcanzamos (Antonia no le hacía mucha gracia quedarse a solas con Alejandro, menso después de haberse pasado los últimos minutos picándole. Por supuesto a Alejandro tampoco le hacía gracia quedarse a solas con Antonia, pero entendía que su hermano quisiera hablar a solas con su hijo y lo respetaba así que no dijo anda y siguió caminando. Julio esperó a que su hermano y Antonia se hubieran alejado lo suficiente para no poderles oírles) ¿Des de cuándo sabes lo de tu madre? (Max lo miró enfadado pero no contestó) ¿Max? Te he hecho una pregunta (dijo aún más serio)
-      No hace mucho (dijo enfadado)
-      Supongo que tu hermano ¿no? Ya hablaré yo con él cuando regresemos. No debió contártelo
-      ¡Alguien tenía que hacerlo! ¡Era mi madre! ¿Como pudiste mentirme así? (Max no era un muchacho de gritos ni siquiera cuando era pequeño…era más bien tranquilo y retraído así que aquella demostración de rabia descolocó del todo a Julio).
-      Eráis muy pequeños…¿entiéndelo? Pensé que era lo mejor…no quería que lo pasarais peor de lo que ya lo estabais pasando, hablándoos de monstruos y…bueno…no fue una muerte apacible, precisamente. No quería que tuvierais esa imagen…del final de vuestra madre (dijo Julio su voz se quebraba de vez en cuando par él aquella aún era una herida abierta no importaba que ya hubieran pasado tantos años).
-      Entiendo que no nos lo dijeras entonces…pero fui suficientemente maduro como para ostentar el cargo de heredero de los Bocha, pero no para saber como murió de verdad mi madre…eso es lo que me asquea, papá…No tenías intención alguna de contárnoslo ¿verdad?
-      No te mentiré, esperaba tardar mucho más.
-      Ya, y sino fuera por tu manía de defender ciegamente todo lo que dice Alejandro ni me lo hubieras contado. Pero ahora os conviene ¿no? Ahora si que puedo saber como murió mamá…ahora que queréis asesinar a esos vampiros (Max miraba a su padre con desprecio. Julio había visto esa mirada cientos de veces pero en los ojos de su hijo mayor, incluso alguna vez en los ojos de Marcos cuando le negaba algo que quería mucho. Pero jamás en Max y no le gustó).
-      ¡Maximiliano! Entiendo que estés enfadado por lo de tu madre. Pero sigo siendo tu padre y sigues teniendo que respetarme. Así que ya estás calmándote y hablándome de una forma más respetuosa ¿Estamos? (Max respiró hondo y tensó toso los músculos de su cuerpo, pero no dijo nada) Te he hecho una pregunta, jovencito
-      Sí, señor (dijo entre dientes, pero estaba claro que seguía furioso con su padre)
-      Muy bien, cuando lleguemos a casa tus hermanos, tú y yo tendremos una reunión. Y os explicaré cómo murió vuestra madre y…
-      Yo ya lo sé, ahórratelo (le interrumpió rabioso)
-      ¡Maximiliano! (rugió Julio que no solía permitirles que le interrumpieran cuando hablaba él u otro adulto) el resto del viaje puede ser tranquilo o puede ser lleno de dolor, tu mismo (le amenazó su padre muy serio y Max tragó saliva y rebajó su cuota de furia a unos niveles aceptables) Hablaremos en casa. Ahora quiero que cambies esa actitud de inmediato, no quiero oírte replicarle a tu tío más, como lo has hecho antes. Por si no te has dado cuenta la presencia de Antonia ya lo altera demasiado y tu tío no tiene paciencia suficiente para consentirte a ti también que le repliques lo que dice ¿entendido? (Max asintió con al cabeza) lo digo por tu propio bien hijo, tu tío, últimamente no tiene mucha paciencia y aún no conoces a tu tío enfadado de verdad…y más vale que no lo conozcas (Julio se lo quedó mirando fijamente para ver si su hijo lo estaba entendiendo o seguía en su infantil pataleta)
-      Alejando está equivocado (dijo en un susurro) no todos son malos.
-      Eso me dijo él una vez…hará unos 10 años(dijo Julio entre dientes. Y Max abrió mucho los ojos porque entendió que su madre había muerto porque su tío confió en los vampiros) perdí a tu madre y juré en su tumba que no perdería a nadie más por ser demasiado confiado…por lo que refiere a esta familia ¡El único Vampiro bueno es el vampiro muerto!(dijo y su padre no sonó rabioso como Alejandro sino convencido como un hombre de Fe. Julio cambió el tono en cuanto vio la cara con la que lo miraba su hijo, era de estupor, como si no reconociera al hombre que tenía ante él) Y una cosa más...no vuelvas a referirte a tu tío por su nombre…es tío Alejandro o tío a secas, pero jamás Alejandro
-      Pero Sebastian le llama… (empezó a protestar Max pero su padre se puso a pocos milímetros de él)

-      No estoy hablando con Sebas estoy hablando contigo y hablo muy en serio si vuelvo a escucharte referirte a tu tío de la manera que lo has hecho antes vas a dormir sobre tu estomago por mucho tiempo. Puede que ahora vivamos en una época de muchos cambios, pero seguimos siendo hombres lobo y seguimos perteneciendo a esta manada y ahí unas reglas…y el respeto es una de las principales (dijo Julio calvándole la mirada de nuevo. Max respiró hondo y abandonó ahora por completa la actitud rebelde, volviendo a mostrarse como el adolescente tranquilo de siempre. Pero esta vez solo era pura apariencia).

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