domingo, 26 de marzo de 2017

Capítulo 13: ¿delinquiendo? contra el ¿delincuente?



Trece primos y una historia: Lacour

Capítulo 13: ¿delinquiendo? contra el ¿delincuente?
Bruno POV
Miguel Ángel nos había dejado en el centro comercial y se había ido a presenciar un interesante juicio. OK, seguramente no iba a ese juicio por gusto, pero eso no quita que nos había dejado abandonados en un mini mall que no tenía nada interesante. Como era lo único que valía la pena fuimos a ver qué películas había en el cine. Por supuesto, no nos poníamos de acuerdo en cuál película ver, pero Fernando puso fin a la discusión eligiendo esa película de la reencarnación de un perro, supuestamente porque “era apta para todos”.
Después de comprar 14 boletos en la máquina y provocar un drama al acabarnos los lugares disponibles, quedaba un rato antes de que comenzara la película, así que nos fuimos a comprar un helado.
―¿Cómo abriste la camioneta tan fácilmente, si está blindada, Johnny?― Le preguntó Santiago
 ―Se puede abrir con presión de aire, es parte de los sistemas  de emergencia del carro; si chocas se botan los seguros con el mismo mecanismo que infla las bolsas de aire, supuestamente para que los pasajeros no se queden atrapados en un accidente. A mi me enseñaron que había que sellar la cerradura de los carros normales, pero he oído que en carros blindados no era necesario, aunque no sé la razón.
―Tiene sentido ―aseguró Fernando ―los vehículos blindados generalmente están diseñados para soportar ataques con gas venenoso. Eso obviamente implica que estén sellados desde fabricación.
-         ¿Dijiste que podías abrir la camioneta sin que sonara la alarma, no? -  siguió preguntándole  Santiago
-         Sí, solamente hay que abrir lentamente la camioneta  
-         ¿Entonces sabes cómo abrir cualquier camioneta aunque sea blindada y que no suene la alarma?
-         Sí, creo que sí – le respondió algo incomodo.
-         De todas formas no necesitamos andar abriendo carros  – intervino Fernando dando punto final a la conversación.
Entramos a ver la película pero a los pocos minutos de haber comenzado noté que Santi y Johny se escabullían por la salida, y como la película no estaba tan interesante decidí seguirlos.
-         ¿Qué haces aquí, Bruno? – se sobresaltaron cuando me vieron
-         Nada, decidí seguirlos porque la película estaba aburrida y los vi escabullirse muy sospechosamente.
-         Solamente vamos al baño
-         Jaja, seguramente, porque hay dentro del cine, por si no sabías.
-         OK, OK, es que vamos a hacer algo arriesgado – cuando Santiago me dijo eso recordé lo que le había estado preguntando a Johnny
-         ¿Para que quieres abrir carros? Por si no lo sabías tenemos suficiente dinero como para no robar. No te entiendo
-         No entiendes, hay cosas que no se compran dinero.
-         A veces la información vale más de lo que imaginas
-         Ajá, agentes del Mossad
-         ¡Búrlate lo que quieras! , pero por si no lo sabías, la situación del abogado ratero es cada vez más rara. Y estoy decidido a encontrar alguna respuesta cómo sea.
-         ¿Y entonces qué vamos a hacer?
-          ¿Alguien te invitó a formar parte de la misión?
-         Yo mismo a menos que quieran que los acuse – vi que Johnny dudó pero Santiago en cambio me retó
-         Estás blufeando
-         Claro que no – y saqué el celular para llamarle a Fernando
-         Está bien, pero si algo sale mal luego no nos eches la culpa – en el carro analizamos el plan
Santiago pidió un Uber black al juzgado ese y después de unos veinte minutos ya estábamos camino al lugar del juicio.
-         ¿Qué vamos a hacer si Gabriel trae chófer, o peor aún, guardaespaldas?
-         Algo se nos ocurrirá para distraerlos
-         Tiene que salir muy bien, Johnny, está vez no puede sonar la alarma, porque valemos….
-         ¿Y qué vamos a buscar en su carro?
-         No sé, papeles, documentos, cualquier cosa que sirva. Cuidado con mochilas y así porque pueden traer rastreador.
-         ¿Y si nos cachan?
-         Nos rendimos, es la ventaja de ser menores de edad. Si quieren indemnización se las pagamos porque dinero no nos falta, y no creo que se atrevan a hacernos nada más.
El chófer del Uber se nos quedaba viendo como si estuviéramos locos, pero creo que el hecho de que lo ignoráramos terminó por convencerlo que lo nuestro no era de su incumbencia.
Fernando nos llamó varias veces hasta que Santiago decidió que sería mejor contestarle
-         Bueno ¿Qué pasó Fer?
-         ¿Cómo que qué pasó? Quién sabe desde cuando se fueron a quién sabe dónde tu, Bruno y Jonathan.
-         Es que la película estaba muy aburrida y decidimos que sería más interesante ver un juicio.
-         No creo que a Miguel Ángel le parezca muy buena idea que vayan al juicio .¡Si no es un show de entretenimiento! Además ¿Cómo se fueron?
-          En Uber, y no te preocupes, nosotros veremos como le explicamos a Miguel Ángel.
-         No puede ser que sean tan irresponsables Santiago, por lo menos cuídense y no vayan a hacer ninguna tontería.
-         Relájate Fer, no va a pasar nada
Después de un rato llegamos, y el primer reto era encontrar la camioneta. El juzgado no tenía estacionamiento mas que para los funcionarios y empleados que trabajaban ahí, entonces teníamos que buscar la camioneta del abogado en  las calles cercanas. Encontramos la Land Cruiser blindada que usaba el abogado en una calle que hacía esquina con la calle en la que estaba el juzgado. La conocíamos porque era la camioneta  del director de la compañía, la misma que usaba alguno de nuestros padres cuando tenían algún evento en el que representaban a la compañía.
-         Ahí está – dijimos casi al mismo tiempo yo y Santiago.
-         Déjenos aquí le dije al conductor, que accedió reluctante.
Nos estábamos acercando cuando notamos que el chófer escolta estaba al lado de la camioneta.
Santiago susurró una maldición
-         ¿Y ahora qué  hacemos? – dijo Johnny
Estábamos tratando de idear algo para distraer al chófer cuando vimos que miró su reloj y  cruzó la calle par ir a un puesto de comida que había enfrente.
Sin pensarlo demasiado aprovechamos la oportunidad y corrimos hacia el lado de la camioneta que daba a la banqueta contraria.
-         Pásame el clip
-         Hay que apurarnos
-         No puede sonar la alarma, que es capaz de dispararnos antes de ver que somos niños
-         ¡Yo no soy un niño!
-         ¡Cállate!
Después de varios intentos Johnny logró botar el seguro de la camioneta. Y todos contuvimos el aliento mientras abría la puerta lenta… muy lentamente.
-         ¿Y ahora qué? – preguntó Johny cuando ya teníamos la puerta medio abierta.
-         Ahora nos metemos a la camioneta a buscar algo que nos sirva para descubrir las verdaderas intenciones de ese abogaducho – dijo Santiago saltando adentro de la camioneta
 Beeeeeep Beeeeeep Beeeeeep
La alarma de la camioneta se disparó por el movimiento y nosotros nos quedamos paralizados.
-         Idiota! ¿Cómo se te ocurre saltar en la camioneta cuando está la alarma? – le reclamó Johnny
-         ¿Cómo íbamos a saber que seguía activa? – traté de defender a Santiago pero en ese momento Santiago nos jaló del brazo.
-         ¡Métanse qué ahí viene el guarura!
Sin pensarlo nos metimos a la camioneta y cerramos la puerta lo más rápido que pudimos.
¡Agáchense! - Nos dijo Santiago haciendo lo mismo.
Oímos como cargaba la pistola, y nos quedamos paralizados esperando. Después de unos momentos que se nos hicieron eternos el escolta-chófer apagó la alarma de la camioneta cerrando los seguros con el botón de la llave.
 Dejamos pasar un par de minutos antes de atrevernos a mirar por la ventanilla. El escolta estaba vigilando la camioneta mirando atentamente a todos los transeúntes, dando la espalda a la camioneta.
-         OK, parece que tenemos libre curso de acción. ¡Manos a la obra!-  le hicimos caso a Santiago y comenzamos a hurgar en la camioneta.
Encontramos una pistola calibre 0.22 cargada, algunos documentos en un portafolio, y varios fajos de billetes.
-         Aquí no hay nada interesante. Vámonos. – dije yo
-         Espera ¿Qué es esto? ¿Porqué tiene copias de nuestras boletas de calificaciones Gabriel? – exclamó Santiago
-         ¿Qué?
-         Sí, y hasta una copia del contrato de renta de la hacienda en Antigua. Y también de nuestros certificados de nacimiento y de los de defunción de nuestros papás.
-         ¿Tal vez para el juicio?
-         ¿Boletas de calificaciones? No creo, más bien este tipo es un psicópata.
Beeep
Un tono y luego el click de los seguros abriéndose nos tomó por sorpresa. Me asomé por la ventana  justo en el momento en que el abogado se acercaba.
 ―¡Ya nos cacharon!― exclamé horrorizado.
–¡No eso no puede  ser, vamos a escaparnos!
―Ya no podemos, mejor nos escondemos aquí en la camioneta.– dijo Johnny pasándose a la cajuela de la camioneta.
No estaba muy seguro de que fuera una buena idea pero le hicimos caso, y como la última fila de asientos estaba abatida pudimos medio agacharnos y medio acostarnos sin mayor problema. Escuchamos como el chófer le abría la puerta lateral al abogado y este se acomodaba en el asiento que quedaba justo en frente de nosotros.


Notas: Sí, perdonen la tardanza, la universidad me consume el tiempo de una manera desproporcionada. Sé que es un capítulo corto, pero les prometo que haré lo posible por mandar el próximo pronto, y también de mis otras historias. Les mando un saludo a tod@s

2 comentarios:

  1. Empece a leer el capi en wattpad, lo termine aqui. No habia podido comentar hasta ahora.
    Corto pero sustancioso, este tema del abogado tambien me tiene intrigada, quien no se habria metido a la camioneta si pudiera.
    Espero que los estudios te den un respiro y así podés escribir mas seguido

    ResponderBorrar
  2. Este capítulo estuvo interesante ..
    Me gustan mucho las historias que incluyen diálogos!!
    Espero encontrar más capis tuyos!!

    ResponderBorrar