CAPITULO
9: LA OSCURIDAD SE ASOMA A MI VIDA
Ariel
observaba detenidamente a la bebe en su cuna, no se atrevía a tocarla,
necesitaba comprender como esa intrusa había llegado a robarle el amor de sus
papas, así que cuando su mama entro a la recamara rosa de la baby, Ariel
aprovecho para preguntar su historia.
-
¿Cómo llego la bebe a tu vida
mama?
-
Es una larga historia, quieres
que te la cuente
-
Si, en verdad la quiero
escuchar.
-
Al hospital nos llegó un caso
de maltrato conyugal, la chica es muy joven, casi de tu edad, obligada a
casarse para cumplir las expectativas que sus padres tenían puestas en ella, así
que cuando tuvo la oportunidad de escapar descubrió que estaba embarazada, si
la descubrían tendría que regresar a su calvario, un día llego al hospital en
muy mal estado y yo la atendí, le prometí velar por su seguridad, fue cuando
ella me pregunto por mis hijos, le hable de ti, de cuanto te amo, del como
llegaste a mi iluminando mi vida, así que ella me pidió que la ayudara, no a
ella, sino al pequeño ser que crecía en su vientre, fue cuando me pidió que me quedara con su
bebe. Fue algo que pensamos tu padre y yo, no sabíamos si tú la ibas a aceptar,
o si ella al final declinaba la idea de dármela y volvía a destrozar mis
ilusiones de ser madre nuevamente, tu padre estaba en la misma posición, en
secreto brindamos reguardo y apoyo económico, ante todo ella debía estar bien y
sentirse segura, el día del parto me llamaron, la bebe nacería de forma
prematura, por su seguridad pedimos que el nombre de la chica no debería
aparecer en el registro, así que veladamente la protegimos en el hospital hasta
que nació Miranda, nos reunimos con la chica y le pedimos que la conociera más
ella nuevamente se negó, respetamos su decisión y le rogamos aceptara que
nosotros veláramos por ella,
afortunadamente sí quiso, y desde entonces ella cuenta con una
aportación mensual que no fue condición, fue un regalo que nosotros le hacemos
hasta asegurarnos de que ella pueda salir adelante sola.
-
¿Entonces su mama era
maltratada?
-
Si amor, algo que es injusto,
pues ninguna mujer merece maltrato, en caso de descubrir que Miranda nació,
ella correría la misma suerte, algo que su dulce mamá no estaba dispuesta a
soportar.
-
Ósea, no me queda claro, ¿cuántos
años tiene la chica?
-
Es de la edad de Dony….16
años.
-
Woww es muy chica¡¡¡
-
Y tenía mucho miedo por ella,
por su hijita, aun es una niña, por eso
también se vio obligada en dar a su pequeña en adopción, no quiere verla para
no sufrir, pero pues yo estoy dispuesta a que la vea cuando ella lo decida,
ante todo también soy mamá y la comprendo.
-
Pobre chava…
-
¿Quieres cargar a la bebe?
-
¿Y si se me cae?
-
Yo te enseño, anda cárgala, y
espero tu no me des la sorpresa de ser padre a temprana edad
-
No mama, con los gritos y el
llanto de Miranda tengo – la sonrisa dibujada en su dulce e infantil rostro
tenia completamente enamorada a su mamá, este niño la manejaba a su antojo.
Al
sentir a la bebe en sus brazos, sintió solo ternura, aun así para el seria la mascota, no su hermanita, ahh y claro….la
enseñaría a que a él lo debe de admirar y cubrir de sus papás…..lo que ahora
ignoraba, es que en el futuro la bebé será la primer dueña de su corazón.
Esa
tarde acudió nuevamente a la casa de Dony, solo que esta vez con permiso, antes
de ensayar pidieron pizza para comer, realmente Ari se moría de hambre.
-
Si seguimos ensayando vamos a
mejorar mucho Dony
-
Si….pero también debemos
estudiar, no sé cuánto tiempo pueda ensayar, volví a salir mal en las materias,
si papá se entera que prefiero tocar la guitarra en vez de estudiar se va a
enojar muchísimo, no quiero defraudarlo, yo lo voy a desilusionar.
-
Ósea, ¡consíguete un mapa y
ubícate¡, la escuela es la escuela, la familia es otra cosa- son una tierna sonrisa
Ariel borraba la preocupación de Donald
-
Tienes razón, pero tú no
tienes al exigente padre que tengo yo, además mis hermanos son un orgullo para
la familia….es mucho peso para mi
-
Ay y a ti no te regaña tu papi
como a mi….además tu papá te da todo…
-
Ahí algo que no te he revelado
aun, quien sabe si un día lo haga. Mejor ensayemos.
-
Que pasa Donald??
-
Tal vez un día te lo cuente,
hoy no, hoy quiero ensayar-
En
eso escucharon al resto de los chicos, su rostro cambio de seria a alegre, no
debía mostrarle al grupo como se sentía, ellos no tenían la culpa. Mas Ariel no
bailo ni canto con ánimo, estaba confundido, primero la historia de la mamá de
Miranda, luego las palabras de Donald, esas palabras que perturbaban sus
pensamientos, su amigo se sentía presionado por unas calificaciones, ¿le tenía
miedo a su padre?
En
verdad quería y apreciaba a su amigo de la infancia, le afectaba que estuviera
triste o que sufriera, solo tenía 16 años y no era como el resto de los chicos,
se estaba volviendo callado, aislado del grupo, su mirada era baja, ya no
sonreía, él sabía que fingía ser feliz para el resto pero solo con él era
sincero.
Al
llegar a casa fue directo al consultorio a buscar a su papá, necesitaba hablar
con él y aclarar todos los pensamientos que llenaban su joven mente. Para su
buena suerte, estaba desocupado y se alegró al verle frente a él.
-
Hola enano, ¿Cómo te sientes
hoy? ¿sigues con vomito?
-
Hola pa…estoy bien, ya no
tengo nada
-
Que te pasa?
-
Papi, ¿Te puedo hacer una
pregunta?
-
Claro enano, dime…
-
Papi…. ¿Yo algún día te puedo
desilusionar?
-
Primero dime, ¿Qué es
desilusionar para ti?
-
Pues que creas en mí y te
entristezcas porque no soy lo que tú quieres que sea
-
Hay momentos en los que tu
conducta infantil y rebelde si me molesta, pero sé que lo soluciono con unas
palmadas y elimino esa conducta o por lo menos la pensaras antes de volver a
hacerla, pero en cuanto a quien eres o como eres jamás me cuestionaría algo, jamás
me sentiré desilusionado de ti, espero hijo que tú tampoco te desilusiones de
mi….pero… ¿a qué viene esa pregunta? ¿Reprobaste?
-
Ay paaaa, ¿cómo voy a saberlo
si todavía no me entregan las calificaciones? …. Solo era una pregunta
-
¿De dónde surgió esa pregunta?
¿Qué estás haciendo sin que yo lo sepa?
-
Nada papi, nada…. – Ari regalo
una sonrisa pícara y una mirada realmente dulce a su papi, sabia como manejarlo
para que no le siguiera preguntando
-
Ven a mis brazos enano, te amo
hijito, te amo, nada que tú hagas me va a desilusionar.
-
Ósea, créeme papi que eso lo
voy a tener en cuenta cuando me entreguen calificaciones del siguiente
bimestre, y te lo voy a recordar si se te ocurre sacar el cinto…
-
¿Es eso enano?
-
Pa, tu dijiste hace un momento
que nada te va a desilusionar, y no, no es eso….no es nada mío, me voy a dormir.
-
Descansa enano, mas tarde paso
a dar las buenas noches a mis dos hijos..
-
¿dos?
-
Si…tu y mi niñita Miranda…
-
Auch papiiii….me sacas de
onda¡¡¡¡
Ariel
se retiró a su cuarto y prefirió escuchar música, pensó mucho en la mirada de
Donald, ahora se preguntaba cómo ayudar a su amigo, como alegrarlo, como volver
a hacer que sonriera, uff, eran muchas cosas......se quedó dormido aun vestido,
aun no eran las 8 de la noche y el ya no sabía de sí. Cuando entro Edward a su
cuarto se sentó en el borde de su cama y acaricio la cabeza de su hijo, se
cuestionaba mucho como educarlo, como guiarlo por el camino sin que sufriera, y
sobre todo se sentía culpable por no soltar a su hijo para que buscara camino
en el mundo del espectáculo, tal vez un día le cuente su historia.
La
semana paso sin más contratiempos, en verdad que los cintarazos recibidos le
habían dolido mucho y prefería mantener el cinto de su papá en su preciado
lugar, excepto un día en que molesto porque le obligaban a comer avena y se le
ocurrió gritar a su papá, cuando reacciono solo se quedó helado, se acababa de
ganar unas palmadas ¡solo por no querer comerse una rica avenita¡ pero su mami
salió a su rescate…
-
Amor no le pegues por favor……
- la voz de Susan era protectora, así que a su esposo no le quedo de otra más
que optar por otro castigo.
-
Te vas a la esquina 14
minutos, te mueves o pataleas, solo le aumentaras minutos a tu castigo
-
Noo papi por favor, eso es
castigo de bebés…
-
¿Quieres palmadas?
-
No papi…..no….pero es que….
-
AHORA
Y
tomando a su menudo hijo del brazo le coloco en la esquina mirando a la pared,
algo con lo que no contaba es con que se enojara, se echara al piso de rodillas
y se pusiera a pegar en la cabeza, ¡vaya pataletas de un niñito¡ y pegarle por
cualquier cosa no era su idea de
castigo, además tenía que encontrar algo que fuera útil…
-
¡Ariel Alejandro deja de
golpearte la cabeza¡
-
No quiero estar aquí….!no es justo¡
Edward
suspiro con fuerza y volteo a ver a su esposa cuando esta le llamaba, sonriendo
le entregaba un pañuelo rojo, si su amado hijo se quería golpear pues por lo
menos no se pegaría en la frente, ¿quería hacer berrinche?, ninguno de los dos
le castigaría en ese momento, lo ayudarían a razonar. Edward con cuidado le ato
el pañuelo en la frente y acto de magia¡¡…. Al tenerlo atado en la frente,
Ariel se levantó, y se mantuvo firme hasta que su papá le llamo a la mesa, el
pañuelo rojo era de su abuelito, a él le debía respeto, debía ser bien portado.
-
Ay Abuelito, abuelito, entra a
mi orbita y preséntate…. – lo decía mientras graciosamente abría extendía sus
manos formando un circulo.
Edward
quedo atónito, en verdad que el pañuelo que le recordaba al abuelo era
poderoso, una muy buena arma para usar en los berrinches, acto de magia su
niñito estaba calmado.
EN
CASA DE DONALD
Lejos
del berrinche de Ariel, Donald permanecía estático en su cama, mirando el
universo luminoso que había colocado en el techo, sabía que había fallado a sus
padres, que si revelaba su secreto el apellido DoSantory quedaría manchado,
peleaba con sus sentimientos y deseaba no fueran reales, mas estaban presentes,
quería hablar con su mama pero esta le revelaría la verdad a su padre, el en
verdad no temía recibir nalgadas, temía a las palabras de su orgulloso padre.
La
puerta se abrió sin ser tocada, la única que entraba así era su mamá, miro a su
hijo y le sonrió, le pidió bajar a desayunar pues la noche anterior no había
comido, así que decidió obedecer sin cuestionarlo, nada le importaba.
-
Buenos días papá, buenos días
mamá
-
Buenos días hijo, en pocos
días nos entregan tus calificaciones del periodo, necesito que pidas una
constancia para enviarla a California, tu iras a la misma universidad que tus
hermanos, necesito apartar el lugar
-
Claro que si papá
-
También necesito de a partir
del próximo mes inicies los tutoriales
de algebra y física, no te quiero con problemas allá, tienes que ser alumno de
excelencia, en mi familia no hay mediocres, por eso invierto mucho en mis hijos.
-
Como tú digas papa
-
Algún día tú y tus hermanos
dirigirán las empresas y las expandirán a Europa, ya estoy hablando con Edward,
el papa de Ariel, juntos vamos a emprender un negocio en España
-
Papa…y si te cuando sea más
grande, a mí no me gustan los negocios
-
No digas tonterías hijo, tú
eres un DoSantory, hombre firme y de negocios, apenas tienes 16 años, desde
esta edad te formaras.
-
Papa, pero a mí me gusta otra carrera….
Tengo otros intereses…
-
NO SE DISCUTEN MIS DECISIONES
EN ESTA CASA, TU ME OBEDECES Y PUNTO, RETIRATE A TU CUARTO, NO VOY A DISCUTIR
CONTIGO
Donald
se retiró apresurado a su cuarto, casi corriendo antes que las lágrimas de
frustración e impotencia bañaran su rostro, estaba atrapado por el apellido y
sus sentimientos, se sentía una basura. Al llegar a su cuarto busco su teléfono
y llamo a su amigo Fer
-
Hola Fer, buenos días
-
Ey hola bro
-
Tienes planes para hoy en la
tarde??
-
Nada y tú??
-
Te invito al cine, quiero ver
una película
-
Pero mis papas no me dieron
dinero, ni modo de quitarles
-
Te estoy diciendo que te
invito yo.
-
Ariel también va??
-
No, él está con sus papás, hoy
es día familiar
-
Sale pues, pasas por mi
-
Ya está.
Donald
en realidad no había llamado a Ariel, era simple, necesitaba estar con su
amigo, quería estar lejos de su casa, luchaba contra todo y cada día se sentía más
impotente, es como si el día oscureciera de pronto y nada tuviera sentido, tenía
miedo, después de todo, era miembro de una prestigiosa familia que no permitía
un error: él ya se consideraba uno.
CONTINUARA…
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