¡ME TIENEN ARRECHO, NO JODA!
N/A: Me gustó mucho escribir de este chico llamado
Kyle, de la familia Hoffman de Sanha, una de las historias entretenidas de este
blog, con numerosos personajes como me gusta, traté como siempre de mantener
las personalidades tanto del protagonista como de los otros chicos que
intervinieron en los diálogos, espero que te guste mi regalo Dream.
Kyle se había levantado de muy mal humor, y lo que
menos quería era ser molestado, llevaba semanas con un estado de ánimo
inaguantable hasta para él mismo, pero ese martes en particular estaba peor y
no quería reventar su enojo con el primer idiota que se atreviera a decirle una
sílaba, por lo que había decido encerrarse en su habitación, un tiempo
considerable, quizás hasta que volviera a ser el mismo de siempre; el hijo
atento y respetuoso, el hermano mayor responsable, sobreprotector, el ejemplo
para los menores, tal como solía actuar la mayor parte del tiempo.
Ahora todo parecía estar muy alejado de su actual
realidad, y la única razón de su terrible genio, era que había terminado con
Gaby, su chica; a la cual todavía amaba y no podía sacarse de la cabeza, creía
que el mundo se le venía encima, que se iba a volver loco, porque jamás pensó
que algo así podría ocurrirle a él, un chico muy guapo, excelente estudiante,
atleta, carismático, además siempre la había tratado bien; ella no podía
quejarse, él era amoroso, detallista, fiel, ¡¿cómo pudo engañarlo con ese
mongólico?! ¿Pero cómo pudo él ser tan gafo para no darse cuenta a tiempo? Por
eso él mismo decidió ponerle fin a la relación, sin darle tiempo a ella de
explicarse, ¡¿para qué?! La infiel no lo merecía, la muy descarada lo hizo
perder el tiempo, todo ese cariño y promesas de amor infinito; no eran más que
falacias. ¡Fue un completo imbécil! Se cuestionaba y recriminaba para sí, al
recordar las imágenes de su exnovia con ese tipo tan simple y aburrido o bueno
al menos así parecía ser, por lo menos para Kyle, que no soportaba haber sido
remplazado, y para su pesar todo estaba más claro que el agua; las malditas fotos
hablaban por sí solas, su primera decepción amorosa y vaya que lo tenía
arrastrando la manta. Lloraba en silencio en su habitación cada que revivía ese
trago tan amargo.
Su padre Edward no estaba conforme con su actitud,
y lo peor de todo es que no estaba ni siquiera enterado que le pasaba a su
hijo, pues este se había encerrado en sí mimo, según él; solito podría
solucionar sus propios problemas sentimentales, además su progenitor no era
psicólogo, así que de nada valía contarle algo.
El chico se había aislado por completo de la
familia entera, ni a la hora de cualquiera de las comidas principales se
sentaba a la mesa, prefería que le llevaran todo al cuarto. En un principio el
señor Hoffman se opuso a eso, pero acabó cediendo por insistencia de Abby,
quien le dijo que lo más prudente en esos casos era dejarle su espacio, que ya
después podría hablar con él a ver que le pasaba, ya Kyle tenía dieciocho años
y debía tener sus razones para comportarse como lo estaba haciendo, le había
explicado con suma paciencia.
Pasaron dos horas más, con el mayor de los hijos de
la familia Hoffman encuartelado, ahora con los audífonos colocados en sus
oídos; perdido en el volumen alto de la música que estaba escuchando hasta que
le entraron unas enormes ganas de orinar, debido a haberse llenado de agua en
el almuerzo, o al menos fue lo que él pensó, y como el inodoro que tenía en su
pieza estaba dañado, tuvo que usar el que tenían próximo del pasillo principal,
así que salió de su recámara y se dirigió a aquel reservado. Una vez hubo
terminado de hacer lo suyo, se encontró con quien menos quería su hermano
Raynier, ya había discutido con todos en la semana, le gritó a Susan, la cual
hasta el momento había decidido no dirigirle la palabra porque si algo le
incomodaba a ella era la patanería y aunque él jamás la había tratado de la
manera como lo hizo ese día, aquello definitivamente la tenía sentida. A pesar
de todo, probablemente para Kyle la frialdad de su hermanita le dolía, pues
como no, si la quería mucho, pero más le dolía su mal de amores.
En dicha semana, no fue Susan la única, a quien
trato con malos modos, su hermanito Reynaldo también recibió lo suyo, Kyle no
solo lo insultó, sino que además lo largo de su recámara, cuando el niño fue a
compartirle, que sus compañeros y él, habían ganado un partido de fútbol, sin
embargo en lugar de una felicitación, le lanzó cuatro piedras, de manera que
Reynaldo al igual que su hermana decidió evitarlo.
En cuanto a Robert, le advirtió que ni se atreviera
a acusarlo o iba a tener serios problemas, aquella última frase, se la dijo con
un tono de voz que asustaba, y es que el muchacho se dio cuenta sin querer,
como le había hablado a su hermano Rey, ya que él también iba a consultarle
algo al mayor, pero al ver el humor de perros que se cargaba, prefirió no
pronunciar palabra, al final se esfumo del sitio todo nervioso.
Con Ricky no fue menos blando, lo llamó ladilla,
solo porque se puso intenso a un nivel sorprendente. El pequeño, quería que
jugara con él a la fuerza, sin embargo Kyle no estaba para nadie, ni quería
estarlo. Al final Ricky se cansó de insistir y se retiró de la pieza de su
hermano.
Hasta con sus padres y el ama de llaves; cuando
nunca le había hablado mal, hubo un día, que se pasó de contestón, sin embargo
Edward no pasó de las advertencias.
Me tienen arrecho, no joda; era la frase que se
repetía una y otra vez, tanto delante de sus hermanos, como solo en su pieza, y
ahora lo que le faltaba, toparse de frente con el más odioso y mala sangre en
su opinión, es que no tenía buenos pensamientos para nadie mucho menos para
Ray, y de lo último estaba completamente seguro porque su hermano la mayoría de
las veces era demasiado rencoroso, vengativo, celoso del cariño de sus padres
hacía él, ya que pensaba que en la lista de los hijos favoritos de Edward, Kyle
ocupaba el primer puesto, así que nada más salir del baño, lo apañó con sus
típicos comentarios de mal gusto, o tal vez no lo eran tanto, pero cualquier
cosa que le dijeran a Kyle en ese momento lo molestaba a tal punto de llegar a
ponerlo iracundo.
_ Y ahora tú ¡¿por qué traes esa cara e culo?! _
preguntó Ray con una sonrisa cínica en los labios, sabía que su hermano andaba
con humor del demonio últimamente, sospechando las razones, pero le dio igual,
le encantaba fastidiarlo cada que tenía oportunidad, a lo mejor no lo hacía en
mal plan, sin embargo esta vez se comportó como un reverendo imprudente _ Tanta
depresión, te va a dejar más mongólico de lo que ya eres.
_ ¡Largo de mi vista imbécil! _ Replicó el mayor,
no estaba para aguantarle nada a nadie.
_ ¡Épale! ¡Bájale dos! _ Exclamó sin dejar la
ironía en su tono de voz.
Los dos hermanos siguieron discutiendo, casi
siempre era así, uno provocaba y el otro le seguía el juego, generalmente Kyle,
sin embargo quien había empezado en esta ocasión fue Raynier, con sus frases
fuera de lugar. Kyle le advirtió que lo dejara tranquilo, pero parecía que Ray
no entendía razones, hoy estaba más terco de lo normal y siguió hasta que se
pasó de ofensas que el mayor no perdonó y se lo hizo ver, no solo con palabras,
también lo cogió del cuello de su camisa con ambas manos mientras lo sacudía
con vehemencia.
_ ¡Suéltame, de pana que no quise decir eso, ya
déjame, me haces daño! _ se zafó como pudo, sintiendo su corazón latiendo a mil,
tomando algo de distancia, su hermano era muy fuerte, más que él, estaba claro,
pero igual lo enfrentaría porque él no era menos.
Y el altercado continuó con un Ray decidido a no
perder esa batalla contra su hermano, y un Kyle al borde de explotar, su
hermanito se había empecinado en joderlo hasta hartarse, así que más insultos
iban y venían de parte de ambos, que si marico, mamagüevo, rolitronco de
desgraciado, entre el repertorio de groserías cuál de todas más ofensiva, hasta
que el mayor no lo soportó más e impulsivo como era cuando se llenaba de ira,
le lanzó un puñete en el cachete izquierdo.
Ray por su parte se tocó la mejilla afectada,
queriendo devolverle el golpe, al tiempo que lo miraba con furia en sus ojos,
pero recordó que hace poco se había ganado burda de pela por pelearse con un
chico en el colegio, y aun le dolían las nalgas, por lo que se aguantó las
ganas, su hermano terminó mandándolo a la mierda. Raynier solo se apartó
definitivamente, ya estaba metido en un gran peo, porque en cuanto su padre lo
viera iba a empezar con su acostumbrado interrogatorio.
Tampoco era un golpe exagerado, Kyle jamás dañaría
a su hermano porque a pesar de sus diferencias lo quería y mucho, el puñete que
le acababa de dar, solo fue una advertencia para que lo respetara, y es que
Kyle tenía que asegurarse que sus hermanos principalmente Raynier, siempre lo
respetaran, no por gusto era el mayor, pero al verle la cara a su hermanito
sintió deseos de disculparse, sabía que era lo correcto, pero estaba muy enojado
para hacerlo y además para su suerte nadie podía obligarlo, en casa solo
estaban dos personas Nany y Robert, este último de casualidad pasaba cerca del
lugar de los hechos, sin embargo antes de ser descubierto, con sigilo se
escondió detrás de un mueble que ahí había.
Robert había presenciado toda la discusión entre
sus hermanos, y no le gustó para nada la reacción de Kyle, pero sabía que
hablar con él sobre lo que hizo iba a ser imposible, más en esos momentos, así
que decidió que le informaría del reciente acontecimiento a sus padres cuando
estos llegaran; ya que toda la familia había salido de compras al centro
comercial, pero Ray no quiso ir con ellos porque había preferido visitar a
Megan en su casa, de modo que antes de tener ese encuentro con su hermano, pasó
un rato agradable con su novia, y Robert, él simplemente se aburría en esos
lugares, además también había quedado en verse con Vero, pero a través de video
llamada dentro de unas horas.
Dos horas más tarde el resto de la familia había
regresado con un montón de paquetes, que entre Susan, Rey y Ricky colocaron
cerca de la sala-comedor.
_ Papi ¿puedo coger una galleta? _ Se adelantó el
más joven de los hijos de Edward sacando dentro de todo una caja que contenía
unas deliciosas galletas con chispas de chocolate mientras Susan y su otro
hermano se retiraban a sus cuartos a hacer sus cosas.
_ Después de la cena, las repartimos hijo _
contestó a su pequeño, quitándole gentilmente la caja de las manos colocándolas
exactamente dónde las había sacado Ricky, quien solo se frunció en su sitio
molesto con la acción de su padre.
_ Pero solo quiero una, vamos por favor, por favor,
dime que sí _ insistió el muchachito jalando a su padre de la manga de sus
camiseta, y Edward frunció el ceño mientras botaba el aire, preguntándose por
qué ese niño no entendía a la primera, eso pasaba por tenerlo tan consentido _
Mamá dile que me deje comer una… _ Miro a su madre poniendo esos ojitos, como
buscando apoyo.
_ Papá dijo que no mi amor, por favor sé un buen
niño y haz caso _ le dijo ella con un tono de voz dulce y el chico aunque no
estaba de acuerdo tuvo que resignarse. Con ella no podía argumentar, menos
cuando le hablaba de esa manera, pero no pudo evitar murmurar un ¡Que ladilla!,
creyendo que su padre no lo había escuchado.
_ ¡Ricardo Enrique Hoffman, que vocabulario es ese!
_ Inmediatamente se acercó a su niño, y sin darle tiempo a reaccionar, lo cogió
del brazo, le dio vuelta y le soltó cinco fuertes azotes sin pausa.
_ ¡AU, agresivo! ¡Eres un exagerado! _ el chamito
tuvo el descaro de reclamarle con un tono de voz altanero, mirándolo desafiante
en lo que se sobaba su trasero.
_ Ah y encima vas a seguir de malcriado carajito
¡¿Quieres más?! _ también se puso muy serio y volvió a levantar la mano en
señal de azote, lo cual asustó al pequeño, que cambió su semblante por uno
angelical, su madre solo elevó las cejas sorprendidas, ese niño era un caso
especial.
_ No señor, ya me porto bien _ ahora aseguró sin
quitar la carita de niño bueno, haciendo como si quisiera llorar para meterse a
su padre en el bolsillo, y el show le funcionó porque Edward lo miró y se
sintió un poco mal mientras Abby se mantenía observándolos muy atenta.
_ Tranquilo mi príncipe, no quise ser tan duro
contigo, pero ya sabes que no me gusta que ustedes anden diciendo groserías _
le aclaró dándole un fuerte abrazo que Ricky correspondió mientras tanto, en su
mente estaba seguro que esa frase no era para nada una grosería, el peo lo
tenía Edward, que no los dejaba expresarse con libertad, de pana que era un
rolitranco de injusto y radical, por lo que Ricardo decidió lo que más le convenía;
decir lo que se le diera la perra gana, siempre y cuando su querido padre no
estuviera cerca para amonestarlo.
Llegó la hora de la cena, todo parecía normal,
excepto por el leve detalle en la mejilla de su segundo hijo, lucía un tanto
hinchada, nada escandaloso para el que lo recibió, pero sí para el jefe de la
familia, así que tal como lo predijo Ray en su mente, su padre acabó
interrogándolo, y pues este le contó todo lo que paso con Kyle en la tarde, ya
para que ocultarlo, al final del día se daría cuenta de todo, siempre era así y
Ray no quería llevarse una buena tunda por guardar silencio. Eso sí, le dijo
que no fuera a castigar a su hermano, que la culpa había sido de él por
provocarlo. Sus hermanos estaban atentos a sus palabras, sobre todo Robert,
quien además estaba satisfecho porque no tuvo que adelantarse e informarle a su
padre sobre el comportamiento incorrecto de su hermano mayor. En el fondo a
pesar de lo mandón que podía llegar a ser Kyle, también le dolía que papá lo
castigara, era notable que la estaba pasando mal, algo grave tuvo que haberle
ocurrido, reflexionaba Robert en su lugar, quien nunca quiso preguntarle sobre
sus sospechas a su hermano, mejor actuaba prudente como siempre era él.
Después de escuchar toda la versión de boca de
Raynier, Edward se levantó como un resorte de su asiento e iba dispuesto a ir a
la pieza del mayor de sus hijos para tener una extensa conversación con él, que
incluía una severa cuera, cuando su mujer volvió a detenerlo, y aunque el señor
Hoffman no quería dar su brazo a torcer, terminó haciéndolo. Abby tenía esa
habilidad de calmarlo.
Una hora más tarde…
_ No sé qué le pasa a ese muchacho, cada día va de
mal en peor _ hablaba Edward con Abby en la cocina de la casa _ ¡Estoy cansado
de la actitud de Kyle! _ dijo ahora y no se dio cuenta que su hijo se había
quedado parado en el marco de la puerta escuchando partes de la conversación
que sostenían sus padres y escuchó algunas cosas de boca de su padre que lo
hicieron sentir muy mal.
Kyle regresó a su cuarto y empezó a arreglar sus
maletas, lo había decidido, se largaría de esa casa, quizás el que sobraba ahí
era él, su padre tenía razón, su actitud había sido pésima, y seguro ya se
había hartado de él, nadie ahí lo comprendía, ya no tenía novia, sus hermanos
no le hablaban, en resumen según el jovencito, nada valía la pena.
Lo mejor sería irse a vivir con alguno de sus
amigos mientras buscaba trabajo para pagar sus estudios y el alquiler en algún
apartamento de la ciudad, ya vería que haría, lo importante era huir de casa,
después de todo ya era un hombre hecho y derecho. Con eso en mente, se marchó
definitivamente; cuando el resto de miembros de su ex familia estaban en el
quinto sueño.
A la mañana siguiente una vez que todos, menos
Edward se dispusieron a realizar sus funciones, el señor Hoffman se dirigió al
cuarto de su hijo mayor; simplemente tenía que arreglar las cosas con él, y
aprovecharía que Abby no estaba porque por alguna razón siempre lo hacía
dilatar las cosas y no era lo apropiado, tenía que hacerlo entrar en razón, así
fuera a punta de nalgadas, pero le daría la oportunidad de hablar primero,
según lo que le contó su segundo hijo, no era del todo culpable, sin embargo
aun así se portó violento y tenía que escarmentarlo sí o sí.
Edward tocó puerta, y al no recibir respuesta de su
hijo, entró sin más, llevándose la sorpresa de no encontrar al adolescente,
miró detenidamente toda la pieza e iba a salir para ver si de repente el chico
estaba en otra parte de la casa, pero antes de darse vuelta, sus ojos dieron
con una nota sobre la almohada de la cama de su hijo, no demoró en coger
aquello y leerlo.
Era cuestión de tiempo que tomará una decisión
acertada, ahora siéntanse feliz de no tener un estorbo como hijo, sobre todo tu
padre. Diles a mis hermanos que no tendrán que volver a aguantar mis groserías.
Kyle
Pd: No me busques, que no pienso regresar.
La nota fue precisa y concisa tal como el autor de
la misma, un nudo en el estómago se le hizo a Edward, que empezó a preocuparse
y crear en su cerebro un montón de imágenes mentales todas completamente
mortificantes. Pasó unos minutos en ese estado hasta que salió de su
ensimismamiento e inmediatamente fue por ayuda; su hermano Max se unió para
colaborarle y entre toda la familia movieron cielo, mar y tierra para traer a
su hijo de vuelta a casa, pero parecía que la tierra se lo había tragado, no
aparecía por ningún lado, pasaron un mes en eso, hasta que llegó diciembre y
con ello, de repente un día antes de la navidad aparece el chiquillo en el
marco de la puerta como Juan por su casa con una enorme sonrisa en los labios
junto a su hermosa novia Gaby. Se acerca dónde están todos y empieza a hablar.
_ Hola a todos, siento todo por lo que tuvieron que
pasar, es una larga historia _ decía tratando de no sonar preocupado al darse
cuenta de las caras de sus familiares; todos lo miraban serios, sobre todo
papá, que estuvo a punto de lanzársele y darle la zurra que se merecía por
inconsciente, pero una vez más Abby lo detuvo.
Y así Kyle ofreció mil disculpas a sus progenitores
y a cada uno de sus hermanos por haber descargado su enojo con ellos, quienes
no tenían la culpa de sus problemas, explicando el porqué de su comportamiento,
les dijo que había terminado con su novia sin darle la oportunidad de explicar
nada, el muchacho estaba cerrado por completo porque pensó que ella lo engañaba
con otro chico, sin embargo aquello solo había sido un malentendido; el pobre
Kyle había malinterpretado las imágenes que había visto de la señorita en su instagram,
en las cuales aparecía junto a su primo lejano que hacía muchísimo tiempo que
no veía, por lo que se había pasado de cariñosita con el pariente, pero ahora
gracias al Señor de los cielos, las cosas se había solucionado entre ellos,
volviendo a ser la pareja amorosa que habían sido desde su primer encuentro.
Los chicos aceptaron las disculpas de su hermano
mayor, adiós a las indiferencias, posibles rencores o celos y regresaron a ser
quienes eran ellos; excelentes hermanos a pesar de sus diferencias, pero Edward
en su lugar, no estaba para nada contento, todo ese mal comportamiento que tuvo
que aguantarle solo por un malentendido y unido a eso, se había escapado de
casa; había desaparecido por un mes, dejando una simple nota sin sentido porque
no entendía de donde Kyle sacaba eso de que era un estorbo y tal, y ahora
llegaba tan campante muy reconciliado, obvio que se alegraba que su hijo
solucionara sus problemas sentimentales, pero que llegara así tan fresco con
eso de: Me disculpan y aquí no ha pasado nada, pero ¡¿qué diablos tenía ese
mocoso en la cabeza?! Y claro se había vuelto costumbre en él, no contar todo;
omitió la parte de la conversación que había escuchado de sus padres antes de
huir de casa, por lo que el señor Hoffman no le cabía en la cabeza semejante
decisión tan descabellada, sentía que iba a explotar del coraje que estaba
sintiendo, intentando inútilmente controlarse, ya que no quería matar a su hijo
y de paso dejar a Gaby sola y desolada, se notaba lo mucho que lo amaba, quizás
exageraba un poco, no pasaría de dejarle un gran dolor en la retaguardia y por
supuesto sin salir de casa por un plazo considerable de tiempo aunque quizás
con lo último al final del día cambiaba de opinión.
Cuando su tío, que por primera había preferido no
intervenir para salvarle el pellejo a su sobrino porque sabía que se merecía un
castigo ejemplar, por la manera como actuó y Gaby se marcharon de la
residencia, Edward no demoró en mandar a sus hijos a sus recámaras, quienes
obedecieron sin rechistar, el ama de llaves se retiró a realizar sus labores,
no quería pecar de metiche y Kyle se fue directo a su cuarto, después de
escuchar el mandato claro y firme de su padre.
El señor Hoffman se había quitado la correa y la
había doblado en dos, listo para ir a incendiar el culo de su desvergonzado
hijo, sin embargo antes de dar un paso Abby se le adelantó, le suplicó que no
lo castigara con aquello, que no fuera tan cruel, que sí lo iba a lastimar, y
un montón de excusas cada vez más convincentes que acabaron por hacer que
Edward entregara el cinturón a su querida esposa, pero eso sí, le advirtió que
la pela sería de padre y señor mío, que lo que había hecho ese niño no era una
simple travesura, ella solo asintió y no se metió más.
Edward llegó a su destino, tocó la puerta, su hijo
le dijo que entrara. Una vez lo hizo, contempló a su muchacho, totalmente
nervioso sin atreverse a mirarlo a los ojos, le recordó cuando tenía doce años,
y se había mandado una de las grandes y le avisaba de ante mano que sería
castigado, tenía el mismo semblante a pesar de los años, eso no había cambiado
ni un poco. El señor Hoffman quiso retractarse y simplemente abrazar a su
pequeño, porque para él, Kyle siempre sería su niño sin importar la edad que
tuviera, pero no podía dejar pasar las cosas, tenía que corregirlo.
_ Lo que has hecho no tiene nombre hijo, son muchas
faltas gordas acumuladas, grosería tras grosería con todos en primer lugar, en
segundo no tenías por qué golpear a tu hermano de esa manera, sabes
perfectamente que esta prohibida la violencia en esta casa, y ahora me dirás
que entre ustedes dos, ya todo se solucionó, pero la falta está ahí, y la peor
de todas fue portarte de esa manera tan irresponsable. Hijo nos tuviste
preocupados durante un mes y… _ Había empezado con su largo discurso, pero de
repente fue interrumpido por su hijo que se había levantado.
_ Lo siento papá, te juró que no quise lastimar a
Ray, fui un estúpido; lo hice sin pensar, tampoco quise ofender a nadie con mi
pésima actitud, _ reconoció con franqueza, al menos en esa parte estaba
tranquilo, ya todos excepto su padre lo habían perdonado _ pero me fui porque
pensé que tú, que tú ya no me querías, que era un estorbo. _ Se volvió a
sentar, los ojos se le estaban poniendo aguados. Kyle estaba haciendo un esfuerzo
muy grande para no quebrarse. Edward abrió un poco los ojos, sorprendido por lo
último que había dicho su hijo.
_ ¡¿Qué te hace pensar eso?! ¡¿Qué acaso no te he
demostrado lo importante que eres para mí?! ¡¿Crees que sí fueras un estorbo,
te hubiera ido a buscar sin cansancio con la ayuda de tu madre, hermanos y tu
tío Max?! Y encima escribes semejante tontería en este papel y te marchas de
buenas a primeras _ Le reclamó en lo que se agachaba y cogía un papel, que
estaba en el suelo, el mismo en donde había escrito Kyle la notita antes de
irse de casa. Ed dobló la misma y la guardo en el bolsillo trasero de sus
pantalones. _ ¿En que estabas pensando eh? Y mírame cuando te hablo señorito… _
subió el tono de voz y con eso tuvo Kyle para levantar la vista aguantándose
las ganas de llorar, cada vez con más dificultad.
_ Te escuché papá, te escuché cuando hablaste con
mamá en la cocina, pero no aguanté y me fui molesto a mi habitación y… y decidí
que lo mejor era desaparecer _ contó todo tal cual con la voz un tanto
quebrada, y agregó que había regresado porque su chica se lo pidió
incansablemente.
Ahora su padre se sintió pésimo, ¡¿por qué rayos no
actuó como el padre que debió ser en su momento?! Sabiendo desde un principio
cómo estaba su niño sufriendo por dentro y tragándose todo eso solo, por el
gusto tenía papá, Edward se regañó internamente, pues él simplemente dejó las
cosas pasar; culpa de Abby tal vez que le impidió hablar con su hijo. No, para
nada, el único culpable era él, que no movió un dedo para intentar comprender
la situación de su hijo.
_ Lo siento mi vida, soy un completo imbécil,
perdóname… _ le dijo mientras se sentaba a su lado y lo abrazaba fuerte.
_ No tengo nada que perdonarte papá, yo fui quien
se portó mal _ admitió el muchacho sinceramente, aferrándose al abrazo de su
padre, ya había derramado algunas lágrimas, el pobre chico andaba con las
emociones a tope.
Estuvieron así un ratito más hasta que Edward
decidió pasar a la parte que menos le gustaba, pero que era necesaria.
_ Vamos papá, ya tengo dieciocho años, estoy muy
viejo para ser castigado sobre tus rodillas _ suplicó Kyle ahora de pie con las
mejillas ruborizadas al tiempo que se limpiaba los ojos con la manga de la
camisa, no quería pasar por eso, era demasiado vergonzoso.
_ ¡Kyle Enrique Hoffman, no hagas las cosas más
difíciles! Sabes que te mereces un castigo, además deberías agradecer a tu
madre quien me pidió que solo te diera unas buenas nalgadas, pero tú más que
nadie, sabes que te mereces más que eso… _ Kyle tembló de miedo al pensar en la
posibilidad de una paliza con la correa, y luego no le quedó más que pronunciar
un ¡está bien, señor! aceptando su castigo como todo un varón, acto seguido se
bajó el pantalón y se colocó en posición.
Su padre lo terminó de acomodar bien y de una, le
bajó los calzoncillos hasta medio muslo. Sí, la azotaina era sin ninguna
protección, tenía que darle una lección memorable para que nunca más en su vida
se le pasara por la cabeza preocupar a toda la familia de esa manera, ni actuar
violentamente contra un hermano, en este caso Ray.
Por su parte, el jovencito no protestó en el
proceso, sabía que se lo merecía y tenía bastante suerte que su padre solo le
marcaría la mano y no algo más, entendiendo que pudo haber sido peor para él.
Y así con el culo al aire y bien levantado en el
regazo de su padre y con un cojín por delante, listo para morderlo antes de
gritar, en caso de no poder soportar la pela, ya que aunque solo sería mano, él
sabía que su padre la tenía pesada. Sumado a todo eso, tenía la cara roja hasta
las orejas. ¡Joder, maldita posición tan penosa en la que se encontraba! Eso lo
rebajaba al nivel de un crio de preescolar, pensaba el joven vergonzoso y
asustado, pero sabía que tales emociones también eran parte del correctivo, así
que solo cerró los ojos preparándose para lo que se le venía encima.
Edward levantó la mano y empezó a darle los azotes
en ambas nalgas, y de forma contundente, que al principio Kyle aguantó bien,
pero a medida que avanzaba la tunda, la vaina se ponía difícil, ahora sí tuvo
que clavar sus dientes en el almohadón. Su padre había aumentado la intensidad
de las nalgadas, se las daba en tandas de entre diez y doce, primero en un
cachete, luego en el otro y por último al centro, cuando iba por la mitad de
los que le había prometido, el muchacho sentía arder su retaguardia, deseando
mentalmente que su padre terminara con el castigo, y ya casi al final tenía
toda la retaguardia a tope; roja como un tomate maduro, en ese momento medio se
retorció tratando de escapar inútilmente; su padre lo tenía bien sujeto y
completó la zurra tal como le aseguró; finalizando con veinte nalgadas, en la
unión del culo con los muslos, haciendo que ahora sí, el niño soltara las
lágrimas, que se deslizaban alrededor de toda la cara hasta mojar la almohada
que aún estaba mordiendo.
_ Listo mi amor, ya terminamos _ Le indicó su
padre, el muchacho una vez se calmó, se volvió a poner de pie y todavía con la
pena en el rostro, rápidamente acomodó sus ropas poniendo una mueca de dolor al
momento que las mismas hicieron contacto con el reciente rojez de la piel.
_ ¡Joooo papá te pasaste! _ Le reclamó a su padre,
sobándose el culo con ganas. Ed lo miró serio y eso fue suficiente para Kyle,
que inmediatamente cambió de tema _ ¡¿Si tendré mi regalo de navidad papi?!
_ Eres un caso…, _ Ed solo pudo sonreír moviendo la
cabeza de un lado a otro _ y claro que si hijo, tendrás tu regalo, ya todo
quedó perdonado _ Se levantó y acercó a él, sacó un pañuelo de su bolsillo, le
limpio la carita, luego lo tomó de los hombros y depositó un beso en la frente,
su hijo se dejó querer.
Cayó la noche y toda la familia se sentó junto al
gran árbol de Navidad que habían colocado en la sala, a cantar villancicos,
mientras algunos de ellos disfrutaban de una deliciosa cena, esperando la
Navidad, cuando dieron las 12am, todos se abrazaron mientras se decían los unos
los otros.
_ ¡FELIZ NAVIDAD!
N/A: Como pudieron ver, le cambié el formato, obvio
que me encanta leerlo en el de obra de teatro o script como le dicen, pero
siempre quise leer está historia en el formato de guion aunque sea una vez, y
finalmente cumplí mi deseo je, je, je.
Les cuento que para mí fue muy fresco escribir de
Kyle, con él todo fluyó genial, sin embargo no quiere decir que fue fácil
porque me he vuelto más exigente que antes, con lo que escribo; mis relatos ya
no son tan simples como cuando empecé y aunque no sean mis personajes, tengo
que cuidar algunos detallitos para no arruinar la historia, así que tuve que
leer y releer algunos capis antes de plasmar las ideas acá narradas.
Agradezco a Lady por darme la oportunidad de
tomarlo prestado, (tenía tiempo que no participaba en el amigo secreto, y
gracias también a mi amiguita Estrella que me animo y acá estoy) pero yo amo
mucho Robert, es mi favorito de esta historia. ¡Y la verdad odio cuando el
Edward lo castiga! Siguen Ricky, Kyle, luego Ray, Reynado y Susan, yo tengo mi
orden de preferencias al igual que Edward con ellos JAJAJA.
Por cierto, averigüé solo un poco, sobre algunas,
palabras o expresiones venezolanas, ya que otras las conocía, como saben me
encanta escribir de acentos y jergas propias de un país, (sí sé cómo va la
tonada, o he estudiado un poco, como en este caso, sino pues en neutro XD.) me
considero multicultural, amo lo diferente, variado y amo hacer castigar a los
personajes +18 años.
Sin más, Les deseo una FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO
AÑO NUEVO, y me quedó complacida con saber que te gustó Dream e igualmente a
Sanha que es la dueña del protagonista y resto de los personajes.
Muchas gracias!!!
ResponderBorrarTe quedó genial
A mí también me gusta Robert y bueno, todos los personajes de Sanha xD
Muy feliz Navidad!
Que rico que te haya gustado!!! y sí Robert es muy lindo!!!
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