Nuevas reglas, nuevos castigos
Capítulo 35
Me levanto, me ducho y voy al comedor. Ayer, durante la
cena, estuvimos hablando mucho y después Natalia se fue a su casa y mi padre y
yo a la nuestra. Cuando llegamos nos quedamos en el salón viendo una película,
por lo que fui a dormir bastante tarde, y hoy no he madrugado precisamente.
Me encuentro con mi padre en el comedor, parece que ya ha
desayunado y está leyendo el diario. Se levanta y me abraza.
Carlos: Buenos días,
cariño, ¿cómo estás?
Carlos: Te preparo
el desayuno, ¿qué quieres?
Adrián: Me apetecen
unos sándwiches calientes de jamón y queso. Y un zumo.
Mi padre va a la cocina y voy detrás de él. Saca la
sandwichera y yo cojo el pan, el jamón, el queso y la mantequilla, los
preparamos entre los dos. Él saca el exprimidor y me prepara el zumo. Cuando
están los sándwiches listos los pongo en un plato y vamos al comedor. Me siento
a desayunar y mi padre se sienta a mi lado.
Carlos: ¿Qué planes
tienes para hoy? ¿Te apetece que hagamos algo juntos?
Adrián: He quedado
con Martina, ayer hablé con ella antes de ir a cenar, me había mandado varios
mensajes, estaba preocupada.
Carlos: Se portó
muy bien, Martina es una gran chica. Tengo una idea, ¿te apetece ir a la Cala
Rocosa y almorzar allí? Puedes decirle a Martina que venga y así verá que todo
está bien entre nosotros.
Adrián: ¡Sí papá!
¡Buena idea! Ahora la llamo.
Le doy un abrazo y un beso. Mi padre me sonríe, cuando
nos abrazamos él me besa siempre pero yo casi nunca lo hago.
Adrián: Papá,
¿quieres decirle a Natalia que venga? Por mí está bien.
Carlos: Por mí sí,
¿estás seguro de que quieres que venga?
Voy a mi habitación y llamo a Martina, oigo cómo le
pregunta a su madre, que le dice que sí. Perfecto, quedamos en media hora, le
digo que coja el equipo de snorkel, la Cala Rocosa es una pequeña cala con
muchas rocas, de ahí su nombre, donde se pueden ver un montón de peces. Me
pongo el bañador, preparo mis cosas y voy al salón. Me encuentro con mi padre
que sale de la cocina con unas bolsas de hielo y botellas de agua. Lo llevamos
todo al coche, mientras lo estamos cargando llega Natalia.
Mi padre se acerca a ella y se besan, aún se me hace
raro. Desvío la mirada y pongo el hielo en la nevera y las botellas de agua
dentro. Oigo que Martina me llama desde la entrada.
Voy a abrir la puerta y nos damos un pico rápido, ella me
da un abrazo.
Le sonrío y le devuelvo el abrazo. Le he contado que
Natalia también viene a la salida y, aunque ha sido idea mía, me da un poco de
corte, se lo he propuesto a mi padre porque estaba seguro de que Martina se
apuntaría. Estoy algo nervioso, hace mucho que conozco a Natalia y hace casi
dos años que es con ella con quien más tiempo paso, pero nunca hemos ido juntos
a la playa. Todo este tiempo he visto a Natalia en el trabajo con mi padre o en
casa mientras mi padre no estaba.
Saluda a mi padre y a Natalia y deja sus cosas en el
maletero. Durante el trayecto, una media hora, hablo con Martina y le cuento
como es la cala donde vamos pues ella no ha estado nunca. Oigo que mi padre y
Natalia también hablan pero lo hacen en voz bastante baja y no sé qué dicen,
para ellos esta situación también es nueva y supongo que les preocupa que todo
salga bien.
Llegamos y mi padre aparca el coche. Cogemos todas las
cosas y seguimos el camino que lleva a la cala. Mientras ponemos la sombrilla y
las toallas Natalia va a reservar mesa en el chiringuito donde comeremos. Mi
padre me mira, me sonríe y me despeina.
Carlos: ¿Vais a
hacer snorkel?
Adrián: Sí papá,
siempre hay muchos peces entre las rocas.
Nos quitamos la ropa, nos
ponemos la crema protectora y vamos al agua, primero nos mojaremos. En esta cala normalmente hace poco viento y
el mar suele estar en calma debido a las rocas que la rodean y la protegen,
pero hoy no sopla nada y el agua está extremadamente calmada y transparente, y
además está bastante templada, no nos cuesta nada meternos. Estamos unos
minutos y volvemos a por las gafas y los tubos. Natalia ya ha vuelto, está en
bikini y le está poniendo crema protectora a mi padre.
Carlos: ¿Ya os habéis cansado?
Adrián: No, ahora vamos a hacer snorkel. ¿No os vais
a bañar?
Natalia: Sí, iremos en un rato, ¿está fría el agua?
Adrián: No, para nada, y además está completamente
plana y transparente.
Mi padre me sonríe. Cogemos
lo necesario para el snorkel y volvemos al agua. Vamos nadando entre las rocas,
el fondo marino está precioso, lleno de peces, algas y otras especies marinas
como moluscos e incluso un par de estrellas y un pulpo. Pasamos un buen rato
observándolo todo, voy guiando a Martina y le muestro algunos rincones
escondidos que me gustan mucho. Nos hemos alejado bastante de la playa y
decidimos volver, cuando nos estamos acercando veo que mi padre y Natalia están
en el agua, abrazados. Se separan en cuanto me ven, creo que intentan minimizar
las muestras de cariño delante de mí para no incomodarme, se lo agradezco
mentalmente. Vamos hacia ellos.
Carlos: ¿Cómo ha ido? ¿Habéis visto muchos peces?
Martina: ¡Sí! Es increíble, incluso hemos visto un
pulpo.
Martina está muy
emocionada, les explica con pelos y señales todo lo que hemos visto y dónde. Mi
padre me atrae hacia él en un medio abrazo y me da un beso en la cabeza, le
sonrío. Salimos del agua y tomamos un rato el sol, así nos secamos un poco
antes de ir a comer.
Vamos al chiringuito, ya
tienen una mesa preparada, me siento al lado de Martina y delante de mi padre.
Decidimos pedir de primero unas tapas para compartir y cada uno escoge el
segundo que quiere. Mi padre y Natalia piden una copa de vino y Martina y yo un
refresco, cuando traen la bebida mi padre propone un brindis. Durante la comida
hablamos bastante, al principio estoy un poco cortado pero después me siento
más cómodo. Después de comer, mientras volvemos a la playa, Natalia me coge por
los hombros en un medio abrazo y me sonríe.
Natalia: Tu padre me ha dicho que ha sido idea tuya
invitarme a la salida, gracias peque. Me lo estoy pasando muy bien.
Adrián: Yo también, me alegra que hayas aceptado
venir.
Martina y yo volvemos al
agua y nadamos un rato, hasta que mi padre nos llama. Salimos del agua, nos
secamos y nos cambiamos. Volvemos y dejamos a Martina en su casa, me despido de
ella con un pico rápido.
Adrián: Nos vemos mañana, bella.
Martina: Gracias por invitarme Sr. Fuentes, me lo he
pasado muy bien.
Carlos: De nada Martina, quería agradecerte lo que
hiciste ayer.
Llegamos a casa, me despido
de Natalia hasta mañana y voy a ducharme. Después enciendo la tele y conecto la
consola, unos minutos más tarde entra mi padre y me abraza.
Carlos: Te quiero mucho, Adrián.
Adrián: Yo también papá. ¿Quieres echar una partida?
Jugamos un rato antes de la
cena. Mi padre me pregunta qué me parece si invita a cenar a los tíos y primos
pasado mañana para que nos expliquen cómo les ha ido estos días por París y
para contarles que él y Natalia son pareja. Me parece una buena idea.
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