Páginas Amigas

viernes, 3 de febrero de 2023

Capitulo 5.

 

Ignacio

 

Si me preguntan; yo diría que para todos  en mi familia estaba resultando difícil esta nueva vida, nadie la había elegido, pero  todos debimos tratar de acostumbramos…  sin duda al quien le había pegado peor este cambio era a mi hermano mayor  “Pablo´´, y en cada ocasión que podía se los restregaba a nuestros padres, pero ellos no tenían la culpa,  y por el contrario, ellos se esforzaban día con día en protegernos a niveles exagerado;  un  ejemplo de esto fue la primera semana en la cual llegamos a vivir al pueblo de  “WEEDGOOD”…no durmieron cuidándonos. Papá en especial era quien hacia los turnos más largos vigilando por las ventanas por si divisaba algo extraño o peligroso y esto lo pude observar en varias ocasiones en las que me levante durante  la madrugada, y solo se tranquilizó cuando  los policías y la empresa de seguridad instalaron las cámaras,  el botone de pánico, sumado a otras medidas que solicitaron mis padres. Luego cuando estuvieron con calma otro sentimientos se cobijó en su corazón y fue el miedo…ya que no podrían vigilarlos en cada momento dentro de casa como lo habían hecho desde el día en que llegamos, cuando mi padre tenía la sensación de que estábamos en riesgo, era poseído por un ser totalmente controlador, y ese sentimiento a  mis hermanos y a mí  nos estresaba y angustiaba a la vez.

 

Recuerdo que cuando lo vi peor fueron los días previos a entrar a clases, después del accidente en la moto de  mi hermano,  su tolerancia estaba al límite y lo demostró con Pablo dándole una paliza por empujar a Gabriel, y unos días después hizo lo mismo  con Gabriel ya que no respondió una llamada suya al estar bañándose. y no se tranquilizó hasta que mi madre durante la cena lo regaño,   pero no piensen que nuestros padres eran medio psicópatas o algo,  ya que todo tenía su razón de ser y ellos  se comportaban de esta forma después de un terrible hecho traumático por el que pasamos un año y medio atrás,  específicamente después del juicio para desbaratar una  gran y peligrosa banda de secuestradores, traficantes y delincuentes internacional, la fiscalía para protegernos nos otorgó nuevas identidades  y nos trasladaron  a este pueblo en medio de la nada

Con todo lo anterior;  con mis hermanos estábamos preocupados ya al día siguiente seria nuestro primer día de clases   y después de todo un año de estar de un lugar a otro escondiéndonos solo los seis,  nos enfrentaríamos solos a un nuevo mundo, nueva gente y en especial a nuevas experiencias fingiendo ser otras personas con nuevos nombres, personalidades, intereses y etc…. Con esos sentimientos nos fuimos a las camas esperanzados en que al siguiente día no la lleváramos tan mal.

 

….Primer día de clases….

 

El reloj daba las 7 de la mañana y era nuestro primer día  de clases,  mi padre estaba con los nervios a flor de piel y cuando eso pasaba se convertía en un ser totalmente controlador y eso a nosotros nos estresaba. Sabía que trataba de controlarse,  pero aquella mañana mi hermano mayor no pensaba lo mismo.

 

- ¿Estás seguro de que entiendes todas las reglas, Pablo?... No puedes desviarte ni un milímetro hijo… debes ir de casa al colegio y viceversa. – Dijo mientras con mi hermano revisaba el nivel de combustible de la motocicleta.

Pablo me miro dándome a entender que iniciaría una pelea con él y yo negué con mi cabeza y susurre.

- Está preocupado, ¡Paciencia..!.-  Pablo cerró los ojos y luego respondió con la mejor actitud sumisa y relajada que pudo.

- Si papi, comprendo… te aseguro que no  te desobedeceré.- Papá asintió con la cabeza y dejó escapar un suspiro relajado al fin. 

- Bien, te estoy devolviendo las llaves,  pero no abuses del privilegio y no empieces a comportarte mal de nuevo.- Advirtió entregando los llaves y una vez que mi hermano las cogió,  corrió por las escaleras en busca de su novia mientras papá se quedó observando como desaparecía con una expresión de no estar seguro de haber tomado la decisión correcta,  Luego me acerque y toque su hombro preguntando.

- Papá, ¿Todo bien?- Él asintió con la cabeza,  pero el miedo se le notaba a leguas, así que intente tranquilizarle - No te preocupe, Pablo  no intentará nada… dale una oportunidad.

- Ok, y ¿Qué me dices de ti?... nos conocemos Ignacio.- Dijo algo desconfiado entre cerrando los ojos y con los manos en su cintura,

- Me portare bien… como siempre.- Asegure al mismo tiempo en que mi padre frunció el ceño y se cruzó de brazos sobre su pecho en actitud de que no me estaba creyendo nada, pero su actitud corporal cambio cuando  vio a Gabriel salir por la entrada de nuestra casa, y  abrió la puerta para que ingresáramos, faltaban treinta minutos para entrar a clases y no quería que llegásemos tarde.

 

Una hora después me encontraba sentado en el salón de clases tratando de prestar atención, pero era difícil ya que  llegábamos a  mitad del año escolar  y eso nunca fue fácil y menos con la situación que estábamos viviendo. Así que mientras intentaba oír al profesor al mismo tiempo me distraían los murmullos de mis compañeros respecto a mis hermanos y a mí,  el misterio que nos rodea era interés popular,  y  así pasaron las horas , hasta que llego el tiempo de almuerzo, sin saber dónde se encontraba el casino seguí al montón, era muy orgulloso para preguntar a alguien para que me orientara, así que seguir a la gente  me pareció la mejor opción, al llegar  al casino estaba Gabriel sobre un pilar seguramente buscando a Pablo, Florencia o a mí, al verme sonrió.

- ¡¡Ignacio!! - Dijo con voz alegre.

- ¿Listo para tu primer almuerzo?- Pregunte sonriendo, era primera vez en un año que veía sonreir a mi hermanito.

- Sí... pero estoy algo nervioso -

- Tranquilo, estarás conmigo - Dije, tranquilizándole al instante. Luego retiramos nuestro almuerzo al mismo tiempo en que Pablo y Florencia se retiraban, nos comentaron que tenían deporte así que debían cambiar el uniforme por el deportivo.

A nosotros esto nos parecía extraño, en la escuela anterior asistíamos con ropa normal, pero aquí no… era más tradicional y llevábamos uniformes, así que cuando estábamos a punto de terminar Gabriel me miro por varios minutos, sabía que quería preguntar algo,  pero no se atrevía.

- Ignacio… ¿Escuchaste los rumores de… nosotros?- Intente no expresar ninguna emoción, sabía que mi hermanito me estaba estudian, pero cuando intente responder algo que lo tranquilizara,  fui interrumpido.

- Hola, ¿Eres hermano de Ignacio? - Me saludó la chica que estuvo toda la mañana sentada a mi lado y aun no sabía cómo se llamaba.

- Si... se llama Gabriel y es mi hermano menor y tú… ¿Te llamas?  

- Por favor llámame Antonella - Dijo otra chica algo nerviosa, mientras se sentaba.  Y  me tendió la mano, una vez que se presentó y resulto ser compañera de  Gabriel se lo llevo a por postre o algo así, mientras decía.  

- Muy bien, les dejamos para que se conozcan, Hermanita ¡Te portas bien! Porque quizás en un tiempo Ignacio se convierta en mi cuñado favorito... –  Advirtió, se  giró y ver a mi compañera  mientras yo me quedaba sin saber que decir, así que pensé que lo mejor era presentarme.

- Eh, hola - Dije mientras me ponía de pie tratando de disimular mi nerviosismo sin mucho éxito - Soy Ignacio Antonio Goycolea Soler y tengo 14 años.

- Uyyy tan formal, me llamo Amaia y tengo tú edad somos compañeros… ¿Debo levantarme y dar la mano?-  Pregunto burlándose y yo sentí como mi rostro se ponía rojo y negué con la cabeza y me quede en silencio pensando en mi siguiente paso, pero fue Amaia quien continuo la conversación.

- Ignacio, ¿Qué hay de cierto  de los comentarios que  circulan por allí?-

Pregunto como si nada mientras bebía un jugo de piña y sentí miedo… ¿Quizás ya sabían la verdad de nosotros?.. Luego me calme pensando  en que no era posible que un policía se le saliera en una tarde de copas con algún amigo. 

- Y ¿Qué es lo que dicen?

- Bueno… las teoría dicen que tú hermano mayor.- Dijo y me cogió por  el cuello de la camisa para susurrar en mi oído.- Estuvo en una carrera de esas callejeras y seguramente en eso murió alguien o  seguramente se robó a la hija de alguien…¡¡ YA LO VIMOS BESANDOSE!! Así que con Antonella llegamos a la conclusión que  con Florencia,  la chica linda… hermanos no son...

Debo confesar que al oír sus teorías debí aguantar la risa pensando en el rostro de Pablo cuando le dijera lo que decía Amaia, pero la risa se me esfumo al mismo tiempo y se convirtió susto al pensar que para ellos fuéramos centro de atención. Así que  trate de disimular trate de bajarle la importancia.

- ¿Esas son las teorías?- Ella solo respondió alegremente con la cabeza.- Pues….  pienso que deben tener mucho tiempo libre o ver muchas películas para inventarse cosas así.

- Ya lo creo… yo por eso, me acerque y quiero que me lo digas ¡Tú!

-  Bueno es más simple de lo que piensas y se trata solo del  traslado de trabajo a mi padre y como somos tan unidos y nos amamos,  aquí nos tienes.- Respondí mientras pelaba una naranja, y la observaba  de reojo

 - ¿A este pueblo en medio de la nada?... me estás diciendo que  ¿Dejaron su vida anterior para vivir aquí donde no tienes ni un centro comercial?- Respondí con un sube y baja de hombros.- Ok ...Entonces sí que deben quererse mucho...- Aseguro y  se levantó caminando  junto a mí a clase, el timbre estaba sonado  y debíamos regresar a clases.

La tarde paso y fue relativamente tranquila al salir, estaba nuestra madre esperando junto a Gabriel en el estacionamiento, una vez que llegamos a casa,  Pablo estaba en la cocina junto a Florencia preparado las ensaladas para la cena, al ingresar nos observó y sonrió mientras preguntaba

- ¿Cómo estuvo el interrogatorio?-

- Piensan que eres un rebelde, que mamá tenía un amante o que  atropello a alguien por allí y debimos huir.- Respondí burlándome

- En huir no se equivocan  y fue por mi culpa…- Dijo Gabriel lastimero.-  yo ciento mucho todo lo que estamos pasando y sniifff.  Chicos….yo en serio lo lamento mucho, jamás pensé que,… yo no quería que Florencia tus padres  snfff snifff– Comenzó a sollozar, con justa razón por que aquel día  había estado estresante para nosotros, ya que  fue la primera vez que nos enfrentábamos con esta nueva  vida sin nuestros padres y había estado bastante difícil.

 Pablo se acercó y lo abrazo cogiéndolo de la cabeza y apoyándolo en su pecho fuertemente,  sorprendiéndonos a todos al mismo tiempo en que Florencia besaba su frente y acariciaba la espalda  de Gabriel para tratar de tranquilizarle.

La reacción de  mi hermano mayor fue impresionante, ya que desde que nuestras vidas habían cambiado Pablo había drenado su estrés, frustración y rabia  contra Gabriel, quien si tenía algo de responsabilidad no era el total responsable, mi hermano tenía 12 años y  en un momento se vio envuelto en un terrible lio con personas mayores que él… Nuestra madre se emocionó ante ese gesto  y se les unió en el abrazo.-

- No te preocupes hijo,  que hablen lo que quieran, en una semana se les olvidara, solo recuerde que debemos decir a todo, que nos mudamos por el  traslado de trabajo de papá y ya está.-  

En ese momento llego nuestro padre y después de enterarse de todo lo que vivimos aquel día se preocupó, pero luego nuestra madre lo tranquilizo  y después de dos años pudimos cenar en familia, unidos y en paz.



 

 

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