Capítulo
5: No temas, cielito… papi enfrentará los miedos por ti!!!
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Benicio alzó en brazos a su pequeña
bebé para sacarla de la bañera llena de burbujas, que había preparado para
ella.
-Es hora de salir, mi princesita! - Decía con ternura el joven papá, haciendo ruiditos con
la boca cuando su nena quiso llorar al ser sacada del agua tibia; si hasta
parecía una sirenita.
-Shhh... chchchchhh... Vamos,
hijita... Tenemos que salir ya! Se nos hace tarde, mi amor, y papá aún no está
ni vestido!! -
Ben se había bañado unos minutos
antes, aprovechando que Marita cuidaba de su hijita, pero ni siquiera había
elegido qué ropa ponerse.
Rápidamente, envolvió a la bebita en
un toallón rosado y empezó a secarla.
Debía darse prisa. Su mamá le había
dicho que regresaría en una hora, así que tenía muy poco tiempo para arreglarse
y aún debía vestir a su hija. Con cuidado, la recostó en el cambiador y empezó
poniendo el pañal, mientras le hablaba para entretenerla.
-Ay, mi chiquita. - Le decía, haciéndole mimitos en
la pancita, dejándose deleitar con las risitas de su hija. Se sentía tan bien
hablando con ella... y lo mejor era que Jaz siempre estaba dispuesta a
escucharlo! -Créeme que no me hace mucha gracia tener que llevarte al
doctor, bebita... pero es por tu bien!.... Al menos eso me dice papá todo el
tiempo... -Suspiró, recordando la última discusión que había tenido con su
papá sobre el tema, y que había terminado con su pobre trasero soportando unas
cuantas palmadas - Pero
¿sabes, Jazmín? Yo odio verte llorar! Y te juro que cuando me dicen que es por
tu bien, yo.... grrrr!! - Le
tomó el piecito para llenárselo de besos. La pequeña le sonreía, encantada de
escuchar los gruñidos de su papito
-Pero tienen razón... es por tu
bien, Jazmín. Y yo sólo pienso en eso! Te lo juro, hijita- Le susurraba, mientras la vestía y le
ponía los zapatitos.
Qué grande estaba su
princesita.
Benicio la miraba con ojos acuosos,
llenos de ilusión. Esos ojos celestes, como los suyos, lo tenían hipnotizado.
Había tanto de él en ella... y tanto de su madre!
El vestidito rosa, digno de la
reinita que era esa pequeña en el corazón de toda la familia, fue colocado con
el mayor de los cuidados. Ben parecía tener manitos de seda cuando se trataba
de su hija.
Con Jazmín lista, el niño pudo
empezar a cambiarse. Pero realmente no deseaba apresurarse.
Aún no podía quitarse de la cabeza el
llanto desesperado de su hija, causado por el dolor de las vacunas que le
habían puesto en las piernitas, y él quería evitar aquello de cualquier forma.
Pero no pudo dilatar más las cosas,
cuando su mamá tomó a su bolita rosa en sus brazos y a él de la manito, y lo
llevó al auto.
-Vamos, cariño. El doctor nos está
esperando y no quiero que lleguemos tarde.- Le dijo, jalándolo para que
empezara a caminar.
-Mamiii... - Murmuró Beni, poniendo un poco de resistencia en su paso -...de
veras tenemos que ir?!!! -
Preguntó intranquilo - Jazmín
ya recibió muchas vacunas. Ya deberían ser suficientes... -Añadió con un
pucherito, que hasta parecía que él fuera a recibir las vacunas.... y así era,
sólo que mamá aún no le había dicho nada.
-Sí, hijito. Tenemos que ir!! Y
mejor apuras el paso porque vamos a llegar tarde....
-Pero mamita... No me gusta verla
llorar!! Por favor! - Rogó.
-Cariño, es suficiente. Ya hemos
hablado de esto muchas veces y tu papá te explicó por qué es importante que
Jazmincita esté inmunizada... Mi niño, acaso no quieres que tu hija crezca
sanita y feliz?! Uhm?! - Elisa sonrió. - Eres igual a tu padre...- Le
dijo acariciándole la cabecita, y Benicio la miró curioso.
-A papá?!
-Sí. Tu papi sufría igual que tú
cuando a ti o a tu hermanito les tocaba una inyección... Bueno, con Leandrito
no tanto porque tu hermano siempre se dormía en la sala de espera y tenía el
sueño pesado...
-Como ahora?!- Bromeó Benicio, un poco más
relajado.
-Ufff!! Creo que peor! Así que ni se
enteraba del pinchazo! Jajajaja... No le vayas a decir a Lea que yo te conté
¡¿sí?! Secreto! - Mamá le guiñó un ojo y luego hizo un silencio cortito
antes de seguir - Pero contigo
era diferente, sabes?!... Llorabas apenas veías la aguja! Y creo que no has
cambiado mucho, mi vida. Pero tu papito siempre quiso lo mejor para ustedes...
para ti, como sé que tú lo quieres para Jazmincita. Llorará, sí... pero sólo un
ratito. La mimarás y luego ni se acordará! Ya verás, hijo. -Eli le abrió la
puerta del vehículo y le dio un beso en la cabeza a su hijo.
Con las palabras de su mamá en mente,
Beni se subió al auto y se sentó junto a su niña.
Durante el viaje seguía repitiéndose
que todo era por el bien de la niña, intentando dejar de lado su propio
miedo... Y es que el solo ir a ese lugar lo ponía nervioso! Su mamá tenía
razón. Él no había cambiado con respecto a eso... Uuuf, qué suerte que no
le tocaría a él ésta vez - pensó Benicio.
Al llegar al consultorio, Elisa tuvo
que llevar a su hijo de la mano hasta la sala de espera. Benicio se quedó de
pie, sosteniendo apretadita a su hija en brazos, paseándola por el pasillo - No te preocupes, princesita. Papá
no dejará que te lastimen!- Le
susurró al oído.
Elisa miraba a sus dos amores, y con
una sonrisa de nostalgia recordaba cuando ella traía a sus hijos cuando estaban
pequeñitos, y las mil carreras que tuvo que dar con ellos. Y hoy venía, no sólo
como madre sino también como abuela
-Hijito?! Vamos, mi cielo, es nuestro
turno!- Le dijo Eli, impulsándolo con una
palmadita, para el horror de Beni, que directamente ni se detuvo a observar si
alguien lo había visto. Afortunadamente, había poca gente en el pasillo y
ninguno pareció percatarse de la palmada.
-Maaamáa!! ... - Susurró Beni - Mamita,
y si esperamos un poquito más?! A lo mejor esos otros niños tienen que irse
antes; démosle chance a ellos. Nosotros podemos esperar! Verdad que sí,
Jazmín?
Elisa lo miró seriamente. -Benicio, entra de una vez si no
quieres que te lleve a nalgadas!- Le
dijo con un reto, levantando la mano en forma peligrosa para cierta partecita
de la anatomía de Benicio.
-Sí, mamá! Yo sólo decía... no te
enojes!! Vamos, Jazmicita! La abuela se puso gruñona... creo que tiene miedo!! - Murmuró el niño.
-Aguguuuu... adada... -Balbuceaba la pequeñita, provocando
una sonrisa en la joven abuela.
-Princesita, dile a tu papito que se
comporte... o le tocará pam pam en la casa! - Le dijo Elisa, pellizcándole el
cachetito a la nena.
-Yo me porto bien, mami! Bueno... ya
estamos aquí y ¿el doctor? No lo veo, mamá. A lo mejor está ocupado y nosotros
molestando! Mejor venimos otro día - Dijo, al no ver al doctor en cuanto
cruzó la puerta del consultorio.
-Te quedas aquí, Benicio. No me hagas
renegar, por favor! El doctor Arenas debe estar por llegar.
-Ay, mamá! De verdad es necesario? Me
van a dejar a la beba como un colador de tanto pinchazo que me le dan!!- Gimoteó, bastante preocupado.
Eli le dio un besito en la frente a
su niño. - Tranquilo,
mi rey. Todo saldrá bien... verdad, Jaz?!
La beba era sólo sonrisa. Le divertía
toda la situación... Claro, ella no sabía lo que le esperaba!
En eso que esperaban al pediatra,
sonó el celular de Elisa. - Hola, amor!
-Hola, mi vida, ¿ya llegaron? ¿cómo
se porta Benicio?
-Bien, Eduardo! Pero está tan
nervioso.... Ay cariño, si lo vieras! Me recuerda tanto a ti!
-A mí? jajajaja!! Bueno, sí. Creo que
yo también me ponía un poco nervioso .... Amor? no le has dicho nada aun,
verdad?
-Nada! Es que... no sé cómo
hacerlo... Amor, ven pronto! - Le dijo Eli, siempre manteniendo su
voz en un tono bajo para no alertar a su niño.
-Estaré allí pronto; no te preocupes!
Y sí, mejor no le digas nada... si ya está nervioso sin saber, no me quiero ni
imaginar qué hará cuando sepa.
-Está bien, cielo. Apresúrate, por
favor... te dejo ahora. Llegó el Doctor Arenas. Adiós, amor!
-Mamá? -Dijo Beni, levantándose de la silla y
acercándose a la puerta, sin aflojar el agarre que tenía alrededor del cuerpito
de su beba, en cuanto vio llegar al doctor.
-Hey! Pero si aquí están mis
pacientes favoritos! - Dijo el doctor, caminando muy
sonriente hasta Ben y la beba para saludarlos.
-Ho-hola señor .... esteee... ya nos
íbamos... es que usted ha de estar ocupado! Así que adiós!
-Beniiiicioooooooo!!! - Advirtió la mamá, perdiendo casi
toda la paciencia.
-Queeeé??!!! - Respondió Beni, deteniéndose-
Yo sólo no quiero molestar al doctor! Pobrecito! Ha de estar cansado!
El médico sonrió - Benicio,
voy a pensar que no me tienes ni un poquito de cariño! Casi ni me saludas ¿y ya
te quieres ir, niñito?!
-Pues usted quiere pinchar a mi
bebé... pero hola!! - Se apuró a decir al ver la cara de
desaprobación de su madre.
El doctor le revolvió el pelito. -No cambias nada... Y creo
que por eso sigues siendo mi paciente más querido! Como el nietecito que tanto
reclamo a mis hijos y aún no llega! - Le
dijo, estrujándolo en un abrazo rápido, tomando a la beba en brazos. - Y ésta princesita?! Puede
ser que estés cada día más bella?!
Jazmín le dedicó la más linda de sus
sonrisas al médico.
-Es muy parecida a ti cuando tenías
su edad...
-De veras?! - Preguntó con la mirada iluminada. Por más que sus padres
le dijeran lo mismo a diario, él no terminaba por creérselo.
-Claro que sí!! Mira. Por aquí tengo
una foto tuya- Dijo el doctor Arenas, mostrándole un portaretrato con la
fotografía de un bebito rechoncho, con los ojos azules tan grandes y bellos
como los de su hija.
-¿A ver? - Dijo Beni, a quien la curiosidad le
ganó al miedito y se fue tras el médico a ver la dichosa foto.
Mientras, el doc procedía a hacerle
los controles de rutina a la pequeñita, que se portó de lo más bien.
Elisa posaba su mirada entre su
nieta y su hijo, principalmente, ya que éste era el que más le preocupaba. Pero
se relajó al verlo tan tranquilo, prestando atención a lo que le hacían a la
niña.
-Muy bien jovencita. Se nota que tu
papi y tus abuelitos hacen un excelente trabajo cuidándote. Estás muy sanita...
y como queremos que sigas así, tendremos que poner una vacuna... Pero descuida,
pequeña, que no dolerá nada... Sostenla unos momentos, Benicio, por favor,
hasta que yo busque el medicamento. - Comentó el médico. Y Beni corrió por su nena.
De pronto, toda su paz se había
esfumado.
Pero ni Elisa ni el doctor se
percataron del nerviosismo que invadió al niño, mucho menos de lo que hizo a
continuación.
Cuando Elisa le dio la espalda a sus
amores unos segundos para preguntarle algo al doctor, Benicio aprovechó para
correr hacia la puerta y salir lo más rápido posible de aquella clínica, con la
beba en brazos para salvarla de la horrible tortura que le esperaba.
Estaba a unos pasos ya de alcanzar la
salida, cuando su bracito fue apresado por una mano grande que él conocía bastante
bien. -A dónde crees que vas,
jovencito?!- Regañó Eduardo,
poniendo un poco más de presión en su agarre, cuando Ben quiso liberarse.
-Pa... pa- papitoooo!! Suelta, que ya
nos vamos. Papáaa!! Sueltaaa!!
-Cómo que se van?! Y tu madre?!
Benicio! Dónde demonios ibas, hijo?!.... - Demandó, con un sacudón al brazo
capturado - Camina derechito
al consultorio, hijito, si no quieres que aquí mismo te dé una buena paliza. - Conminó el abogado, al darse
cuenta de lo que su hijo intentaba hacer... escapase con la niña!!.
Aquellas palabras hicieron que el
menor de los Robles entrara en pánico. Ahora no sólo iban a punzar a su
princesa, sino que papá estaba enojado con él y lo amenazaba con castigarlo...
injustamente, porque él sólo estaba defendiendo a su pequeñita.
-No papito! por favor!! Tú no quieres
que lastimen a Jazmincita, verdad?!
-Por supuesto que no, hijo!! De qué
hablas?! Nadie va a hacerle daño a la niña ¿qué dices?
-Papito la va a pinchaaaar! No
quiero! No quiero que nadie la lastiiime!!
-Ay hijo! Otra vez con lo mismo? Creo
que ya fui muy claro con respecto a esto - Le regañó Eduardo - Camina. No te lo repito
más!!
-Ya voooy!!! - Refunfuñó, tratando de seguirle el
paso a su padre, pero se detuvo cuando vio a su mamá muy enfadada, esperándolo
en la puerta del consultorio.
-Papito?!! - Dijo jalándole de la camisa a su
padre para que se detuviera- Papá?!
Mamita está enojada, ¿me ayudas?
Eduardo, no le respondió, simplemente
le sacó a la bebita de las manos y se la pasó a su esposa. -Hola, Doc! -Saludó- Me
prestas el baño unos momentos?!
-Eh?! Sí, claro - Respondió el doctor, no muy seguro de que fuera una
buena idea al verle la cara a Eduardo.
-No, papito!! Aquí no, por faa!!!
Aquí no! Aquí noooo!! Mamiiiitaaaa!!!! Buaaaaaaa...
-Camina! Y sin escándalos, o no me
espero a llegar al baño- Le riñó.
-Buaaaaaaaa.... - Lloró más fuerte. No quería que su papá le pegara...
mucho menos estando en el consultorio. Moría de vergüenza. Pero al final no le
quedó otra alternativa. Caminó junto a su padre, no sin antes darle una ultima
mirada de súplica a su mamita.
-Eduardooo...- Elisa quiso decir más, pero Edú
cerró la puerta del baño.
-Papáaa!! Por fis!! Ya me porto
bien... No! No lo hagas, papá - Dijo con lagrimitas cayendo por sus
ojitos, pero Edú ni caso le hizo.
Apenas Beni puso los pies en el baño,
Eduardo lo agarró por el brazo, haciéndolo inclinar contra su cuerpo, mientras
lo aseguraba en esa posición sosteniéndolo con firmeza por la cintura.
-No, hijo. - Dijo bajándole el pantalón, justo
antes de soltar una buena tanda de chirlos en el traserito de su bebé.
PLAFF...
-Aaaayyyy!!!
-PLAFF PLAFF... Lo hago... PLAFF PLAFF porque ya hemos hablado hasta el
hartazgo... PLAFF PLAFF
PLAFF... Te explicamos de
todas las formas... PLAFF PLAFF PLAFFF... por qué es necesario que tu hija
siga el calendario de las vacunas PLAFF
PLAFF PLAFF PLAFF... Y tú
vienes y te comportas como un mocoso irresponsable!!! PLAFF Encima sales corriendo con la niña
en brazos!!! Sabes lo peligroso que es eso?!!!!! PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF
-Recalcó, azotando con más fuerza los muslos del crío.
-Aahh!! Auaua!!! Papitooo, yaaa!!
AUUUUUU.. Entendí!!! Aaaah! Ay! ay! Pero... pero no me gustaaaa... aaah!!...
verla llorar!! Buuaa!!!- Sollozaba incontrolablemente.
-Buaaaaaaaa!! M-me duele aquí... - Dijo poniéndose la mano en el corazón- Snif snif... cuando ella llora!!- Había dejado de luchar contra la firme
ligadura que su padre tenía sobre su cuerpo y se dedicó a llorar abatido.
Eduardo pareció derretirse ante ese
gesto tan indefenso, y no pudo más que detener las palmadas. En menos de medio
segundo, lo dio vuelta y lo estrechó contra su pecho.
-Shhhh... lo sé, mi niño! - Lo consolaba -Lo sé, mi rey! A
mí también me pasaba lo mismo cuando estaba en tu lugar, bebé... aún me pasa,
pero es necesario. Quien quiere a sus hijos, los quiere sanitos... aún cuando
duela verlos llorar por una inyección.
-Perdón, papito! Ya me porto bien...
e intentaré no volverlo hacer. - Susurró refregando el rostro en el
hombro de su papito.
Eduardo le llenó de besos la carita,
tratando de confortarlo. - Sé
que lo intentarás, mi amor. -Sonrió- Ni te imaginas las veces que estuve
tentado de hacer lo mismo contigo!
-De veras, papi?!.... Y a ti el
abuelo también te dio nalgadas por salir corriendo???
-Jajajaa... no, mi niño, porque yo no
llegué a hacerlo. Tu madre era la que me detenía.... - Le confesó, soltándolo de a
poquito, para mirarle la carita- Bueno, Beni. Vamos con tu madre y con
Jazmín.... Quieres sostenerla mientras Héctor le pone la vacuna?!
-Uhmm ... no sé, papito! Y si me
vuelve a dar miedo y salgo corriendo otra vez??
-Más te vale que no lo hagas,
muchachito. - Le dijo Eduardito, dándole una
palmada suave.- Anda.
Tu hijita se sentirá más segura contigo.
-Bueno, papá. Pero si lo llego a
hacer, no me pegues! No lo hago a propósito, papi - Dijo, abrazando a su papito. Edú lo
apretujó más fuerte y luego lo liberó para acomodarle la ropa.
-Está bien, amor. Vamos ahora con
mamá.
Ben se limpió las lágrimas y le tomó
la mano a su papá.
Ambos salieron del baño y aunque Beni
tenía un poco de vergüenza al pensar que todos sabrían que le habían castigado,
corrió hasta su madre y alzó a Jazmincita para abrazarla con ternura.
Elisa le acarició el cabello a su
hijo mirando que aún tenía el rastro de algunas lágrimas en su rostro.
-Papá me pegó Jazmín!! Snif snif...- Le lloró a su beba, dejándose
abrazar y mimar por su mamá. -Pero
yo me lo merecía por actuar como un miedoso! Me perdonas, bebé?!- Hizo un puchero de lo más
adorable.
La peque lo miraba fijamente, como
tratando de descifrar lo que su papito decía.
-Fue sólo un impulso, cariño- Dijo Eli.
Eduardo se acercó a su bebecito y lo
hizo sentar en su pierna, mientras Beni hacía lo mismo con Jazmín. El doctor
llegó con la vacuna y procedió a pasarle el algodoncito impregnado en alcohol
por el brazo de la pequeñita. Benicio apretó los ojitos, resistiendo las ganas
de salir corriendo nuevamente de allí.
Eduardo le acariciaba la espalda- Todo saldrá bien, hijito.
Beni sólo suspiró y, temblando un
poco, le dio un beso a su beba.
Pronto la aguja se dio paso por la
tierna pielcita de la niñita, que apenas y lloriqueó un poco. Benicio se puso
de pie para hamacarla en sus brazos, queriendo consolarla.
Jazmín no tardó mucho en olvidarse de
lo que había pasado y comenzó a dormirse enseguida. Entonces Eli la sostuvo
para que pudieran aplicar la dosis a su niño.
-Benicio?! Hijo, ven un momento - Dijo Eduardo.
-Papito, podemos irnos ya?!-
-Ya casi, hijo. Ven, quiero decirte
algo - Dijo mientras lo jalaba para
sentarlo y sostenerlo como hace un rato, sólo que un poco más fuerte.
-Ay, no!!! Ay, no, papito! A mí
nooo!!! A mí no, papiiiiii....- Lloró adivinando el propósito.
-Calma, mi niño, calma!! Será sólo
una, hijo... sólo una y nos vamos a casa!
-Nonononononooo!!! Nooooo! Yo no
quiero, papá!! Buaaaaaa... siento haberme portado maaaal, pero... pero no me
hagas esto, papito, no!!!!
-Shhhh... shhh, mi niño lindo. No es
castigo. Mírame, Benicio, mira a papá... No es un catigo, hijo, es... es un
acto de amor, mi rey, porque yo te quiero ver sano! Te quiero ver fuerte y
feliz, cuidando a tu pequeña. La vacuna dolerá un poco nada más, pero estaré
aquí, yo te mimaré, mi rey! Papá está aquí para ti... Puedes confiar en mi?!
Benicio lloraba desconsolado, pero se
fue tranquilizando con las caricias de su papá y los arrullos. Eduardo le
sostenía la cabeza en su hombro con una mano, mientras que con la otra le
sostenía el brazo. El doctor le levantó la manga y limpió la zona. Beni
escondió más la cara en el cuello de su padre, antes de sentir el pinchazo.
-Auuuuu!! - Vino el murmullo embozado.
-Listo, campeón. - Dijo Héctor, poniendo una curita adhesiva.
Benicio, lentamente separó su cara de
su nido y miró incrédulo al médico.
-Ya?!! - Preguntó con sospecha.
Héctor sólo le sonrió- Ya!
Benicio pareció enrojecer de
vergüenza. -Siento haberme portado tan mal! - Se disculpó, mirando al piso.
Eduardo lo envolvió en sus brazos. -Quieres ir por un helado?! - Le propuso como cuando era pequeñito y
así calmaban sus lágrimas.
-Siiiii- Respondió ilusionado, como el
mocoso que era. Se levantó del regazo de su papi, tomó a su hija en brazos,
saludó a Héctor y salió veloz del consultorio.
Sus padres no podían disimular la
mirada de orgullo que sentían por su hijo.
-Espero que nunca cambie...- Escucharon que les decía el doctor
Arenas.
-No lo hará. Benicio es el mejor hijo
del mundo... y me ha enseñado cómo, lo que pareció
en su momento un problema, terminó siendo una bendición: mi hijo me dio
una hermosa nieta y yo no puedo estar más feliz… aún cuando me haya hecho
abuelo tan pronto!- Respondió Eduardo, saliendo de la habitación, junto con su
mujer, detrás de su retoño. Su orgullo, su adoración.
Aww Benicio tan lindo :3 intentando que su hijita no sufra, por cierto la imagen esta hermosa jejeje
ResponderBorrarApoyo a Beni las vacunas son feas! xD jajaja
Me encanto el capitulo, te quedo genial Arianne y aww :3 me encanta como el niño le habla a su Benita
Saludos C:
Bebita* error de dedo, lo siento :D
ResponderBorrarMi Beni bonito yo te comprendo las vacunas son horribles pero hay que correr más rápido si no ya vez te alcanzan jejeje
ResponderBorrarAriane me encanta este fic y Beni es un super papá.
te quedo super Ariane para cuando el próximo??? :-D
que error de dedo ni que nada Benita hija de Benito jijiji me encanta... Ariane amo a tu niño... la protección con su niñita es un sol
ResponderBorrar:D
Amigas lindas, muchas gracias por su apoyo y por tomarse la molestia de dejarme comentarios tan hermosos que me hacen llenar el pecho de orgullo.. jejej= Me hacen muy feliz sus palabras...... Graciasssss!!!!
ResponderBorrarAndreita, amiga querida: Te doy infinitas gracias a ti por la ayuda que no dejas de darme cada vez que te lo pido, eres una personita muy genial y más que cualquier cosa : excelente amiga!!!
Gracias enoooooorrrrrrme!!!!
Waaaaaa pobecito Beni jaja eso mo se vale le hicieron trampa porque no le avisaron antes se merece más de un helado por el piquete que le dieron
ResponderBorrarJaja me encanta Beni y su beba escribe más de ellos siiii
Lindo beni lo amo es un niño/papa hermoso..... cositaaaaa el solo quiere que su beba hermosa no sufra....
ResponderBorrarTahii
Me emputece cuando escriben de chicos crecidos actuando como críos malcriados. Yo que el padre le doy con el cinturon hasta dejarle el culo rojo como un tomate para que aprenda a ser hombre, que eso de tener un bebé no lo hace serlo.
ResponderBorrarLa foto fue muy tierna.
MEME
Súper tierno Arianne, y muy gracioso me haz dejado con una sonrisa
ResponderBorrarYa extrañaba al beni....
ResponderBorrarOk, ok, ok., aclaremos que yo odio las inyecciones y me declaro a favor de Benicio al 100%!!!
ResponderBorrarrecuerdo que mi madre solía prometerme un enorme helado de chocolate, una barbie y de paso un vestidito nuevo con tal de que aceptara ir al médico!!...ni te cuento cuantas barbies llegué a coleccionar!!!
En fin, retornando a lo importante, me dejaste un bonito sentimiento, la protección que tiene Beni con su nena es tan dulce, me encantó muchsisisisisisisimo!!!
Gracias chica linda por continuar deleitándonos con las hermosas historias que escribes, ya sabes que te admiro.
Saludes!!!
Mi querida Ariane, leer a mi hermoso Benicio ha sido placentero, ese toque dulce que le das ha sido fantastico, me imagine corriendo con su nena en brazos y luego el mismo en los brazos de su padre, ha estado demasiado dulce...
ResponderBorrarERES UN ATENTADO CONTRA LOS DIABETICOS EMOCIONALES COMO SOY YO... ESTOY EN COMA POR TU CULPA