SI ODIO TODO SOBRE USTED, PORQUE DEBO
AMARLO?
CAPITULO 18
Andres Felipe, debido a lo
ajetreado de la vida militar sobre todo cuando se encontraba en el área de
operaciones, sumado al extenso entrenamiento recibido, había desarrollado un
sueño sumamente liviano.
Con una percepción de su
entorno extraordinaria, estaba más dormido que despierto, pero plenamente
consciente de su ubicación y la de sus dos tesoros que cómodamente dormían a su
lado.
Angélica dormía plácidamente,
pero de inmediato noto que Juan Andres, respiraba con dificultad, estaba
sudando copiosamente y su temperatura corporal se incrementaba con rapidez, lo
que puso al militar de inmediato en alerta.
Con sumo cuidado se giró a su
derecha y tomo su reloj militar de pulsera de la mesita de noche y pulso el
obturador de luz pálida, faltaba un cuarto para las siete de la mañana.
Con mucha delicadeza salió de
la cama y tomo su teléfono móvil, estaba aterrado, era la primer crisis
respiratoria que presenciaba de su hijo, pero como un curtido militar que era no
perdería la calma ni la cabeza fría en una situación de tensión como aquella.
Rápidamente busco en su lista
de contactos el número del móvil de su madre, la cual le contesto casi al
cuarto timbrazo, la Doctora Caicedo últimamente se sentía sumamente presionada
por lo poco común de la condición física de su hijo menor.
Los sentimientos de rabia,
impotencia y culpa la devoraban, se sentía en parte responsable por lo que le ocurría a su niño.
Alo,? hola hijo, cuéntame que
te sucede mi vida, contesto la médica tratando de sonar tranquila.
Madre, hola respondió el
saludo Andres, perdona por llamarte tan temprano, pero necesito tu ayuda con
urgencia, manifestó el militar al borde de las lágrimas, pero sin perder la
entereza ni el temple en ningún momento.
Juanito, está volando en
fiebre y respira con demasiada dificultad, creo que la escapada de ayer con
Valentina desabrigado le hiso demasiado daño.
Yo no se de medicina un
carajo, pero creo que tiene una crisis bronquial muy severa, está muy rojo
mami, tiene demasiada fiebre y le cuesta trabajo respirar.
Un sentimiento de angustia
agudo como una daga en medio de su corazón atravesó el pecho de la Doctora
Caicedo, ahora no solo su hijo sino también Su nieto requerían atención médica,
porque rayos le sucedían estas cosas a su familia?, sin embargo rápidamente la
médica desplazo a la abuelita angustiada y con toda la calma del mundo
manifestó: Amor, en diez minutos esta una ambulancia en tu apartamento con el
equipo paramédico más calificado de la clínica recogiéndolos.
Por favor abriga bien a mi
tesoro y trata de bajar lo más que puedas su temperatura corporal con compresas
de agua helada, tuércelas bien que solo este húmeda la fibra, no me lo vayas a
mojar.
Tenemos que proteger su
cabecita de la fiebre, hay peligro de que convulsione por esa temperatura alta,
yo estaba terminando turno de guardia en la clínica así que ya mismo me pongo a
coordinar su arribo.
Los estará esperando con el
mejor medico neumólogo pediátrico de aquí y con todo lo demás dispuesto para
que atiendan a mi nieto.
No te preocupes mi príncipe,
que la mama está a tu lado para afrontar esta crisis, nuestro muñequito
precioso se va a recuperar rápidamente hijito mío. Ahora te dejó que tengo mucho
que coordinar para su llegada, ve pronto a hacer lo que te indique, dicho esto
colgó el celular.
Andres de volada despertó con
sumo cuidado a Angélica y la puso al tanto de la situación, mientras tanto Juan
Andres, tosía cada vez más fuerte y se sentía el esfuerzo enorme que hacía para
llevar aire a su cada vez más cerrados bronquios.
Angélica que ya estaba
familiarizada con ese cuadro clínico de su niño, busco entre su cartera un
atomizador con el medicamento comprimido para los bronquios y poniéndolo en la
boca de su hijo mayor lo acciono, haciendo que Juan Andres, despertara
completamente, rompiendo en llanto casi de inmediato.
La cabecita le dolía
horrores, se sentía ardiendo por dentro, tenía la garganta reseca, el pecho le
dolía demasiado, BUAAAAAA, MAMIII, PAPIII ME DUELE, NO PUEDO RESPIRAR COF, COF,
COF,…. Andres, rápidamente se sentó al lado de su peque tratando de
tranquilizarlo.
Calma mi vida, ya pronto
llega la ayuda, vamos a ir a la clínica de la abuelita y allí te van a atender,
para que te sientas mejor príncipe hermoso de los papitos.
Su tono de voz era cálido y
dulce, su rostro estaba sereno y con una media sonrisa bastante forzada, estaba
a punto de caer presa del pánico de ver a su hijo adorado tan enfermo.
Pero haciendo acopio de
fuerza sobre humana trataba de mantener la calma, de no perder el control de la
situación.
Angélica, al ver a su niño
tan delicado sintió una mescla de preocupación y molestia, la cual le hiso
saber a Juan de inmediato, te fijas niño desobediente, porque te insistimos
hasta el cansancio de que aquí en Bogotá debías salir sumamente bien abrigado?
Que el frio de esta sabana
era demasiado agresivo para tus bronquios, pero nooo el carricito siempre tiene
que hacer su sacro santa voluntad y los papas somos los paganos de tu falta de
juicio, Dios santo mira nada más como estas de mal Juan Andres Contreras.
Andres, seguía aplicándole
compresas heladas húmedas en la frente a Juan, tratando de bajar a fuerza la
temperatura de la cabecita de su nene, mientras las lágrimas se escurrían incontrolables
por los ojos del niño.
Quien entre lo Angustiado que
se sentía por no lograr respirar con facilidad y el regaño que le estaba
metiendo su madre, cada vez se sentía peor, lo sientooo, mamitaa, perdonameee,
BUAAAAA, COF, COF, COF, ARGHHHH BUAAAAAA, BUAAA, COF, COF, COF, me dueleee
papiii ayúdame, te lo ruego.
Andres, miro con un claro gesto de desaprobación a su
esposa, al tiempo en que le manifestaba lo poco útil que resultaba en ese
instante reprender al niño.
Tomando una larga y profunda
bocanada de aire el militar se dirigió a su amada, y dirigiéndose a ella dijo: amor
mío, en este momento tratemos de ser más constructivos ahora mismo, en nada
ayuda que lo regañes, necesito es que me colabores tratando de que se calme lo
más posible amor.
Caramba tienes toda la razón
mi vida, soy una idiota, este embarazo me tiene las hormonas revueltas,
rápidamente Angélica se sentó al lado de su niño, para mimarlo y tratar de
tranquilizarlo para que no se le dificultara aún más respirar por estar
llorando.
Ya mi chiquito precioso de la
mamita SHH, SHHH, cálmate mi cielo, yo no estoy enojada contigo, lo único que
necesito en este momento es que te tranquilices lo más que se pueda para que
logres respirar mejor mi muñeco precioso.
Ya viene la ayuda en camino, pronto vas a estar mejor mi vida te lo prometo
que así será, aquí están tus papitos contigo mi príncipe lindo.
Poco a poco Juan Andres, trataba
de recuperar la calma, aun se sentía fatal, pero al menos los papas no estaban
enojados con él, como le dolía el pecho y la cabeza.
Esto era terrible, recordaba
otras crisis bronquiales bastante feas, pero jamás ninguna así de fuerte como
esta que le estaba ocurriendo en ese momento.
Se sentía un completo idiota,
¡¡¿Por qué rayos no se había puesto una chamarra antes de salir?¡¡ Ni que fuera
tan difícil caramba, esto era horrible, sentía como si la vida se le fuera del
cuerpo, COF, COF, COF, la maldita tos de nuevo, sentía como si se fuera a
desbaratar en cualquier momento.
Papa y Mama están a mi lado,
tratan de ayudarme, maldita sea, soy un jodido idiota.
Ok, calma, ya viene la ayuda
en camino, tengo que calmarme, necesito respirar como sea, me duelen la cabeza
y el pecho demasiado… poco a poco el malestar se convirtió en miedo, el miedo
en angustia, la angustia en rabia.
COF, COF, COF, GRRRRR,
DEJENMEEEE, JODER, sonó fuerte y atronador en la habitación, tanto que logro
despertar a Valentina que dormía profundamente en la habitación de huéspedes
del apartamento.
Los hermosos ojos de Juan
Andres, estaban teñidos de ese aterrador color amarillo intenso el cual cubría
por completo la extensión de su iris, su carita de niño dulce había cambiado súbitamente
por una expresión fiera.
Respiraba con mayor
facilidad, pero aun de forma agitada, estaba desorientado, mirando en todas
direcciones, sentía la necesidad imperiosa de Arremeter con violencia contra el
que fuera.
Este sentimiento de ira
irracional que invadía su ser, le obnubilaba la mente, su corazón latía tan
rápido que lo sentía en sus tímpanos, apretaba sus puños con una fuerza
increíble y hasta ese momento desconocida para él.
Por más de que sus padres
trataban de contenerlo no lo conseguían y antes de que unos sumamente
sorprendidos Andres y Angélica lograran asimilar lo que sucedía, su niño había
saltado de la cama con una agilidad felina y estaba de pie en medio de la
habitación luciendo como una fiera acorralada.
Andres Felipe, se congelo al
ver los ojos de su hijo, ahí estaba frente a sus ojos la frase apocalíptica
pronunciada por su odioso padre, “la
fiebre de la sangre”, esa furia brutal que él conocía tan bien y que le
aterraba.
Esa parte de sí mismo que
odiaba, a la que temía con todo su ser y que había tratado de mantener enterrada
en lo más profundo de su persona.
Ahora salía de repente para
manifestarse sin pudor y en la persona de uno de los seres más importantes en
su vida, de su adorado hijo mayor.
Esto no era cierto, por DIOS
SANTO ESTO NO ESTA PASANDO, no contigo Juan Andres, a ti no, espeto con dolor y
miedo, haciendo que Angélica lo mirara en pánico y con cara de pregunta.
Amor que está pasando, que
tiene nuestro niño? Pregunto la angustiada madre al apenas lograr reconocer a
su hijo en ese ser absolutamente agresivo Y dispuesto a arremeter que tenían
parado frente a ellos luciendo acorralado e iracundo.
Amor, sal del cuarto por
favor, de forma suave, sin hacer movimientos bruscos, ordeno de manera absolutamente
fría Andres Felipe.
Estaba preocupado por la
seguridad de su amada, su embarazo ya era avanzado y le aterraba que Juan se
pudiera poner violento en cualquier momento.
Pero como se te ocurre amor?,
contesto Angélica indignada, mira como esta nuestro niño, parece que tuviera el
diablo adentro, además está demasiado enfermo, Juanito precioso de la mama, mírame
trata de calmarte mi vida. Espeto angustiada Angélica, dirigiéndose
directamente a Juan Andres, el cual parecía un erizo acorralado.
El muy enfermo y
descontrolado niño, fijo su vista en su madre y rugió le como respuesta LES
DIJE QUE NO ME JODAN DEJENME SOLO, LARGUENSE DEL CUARTO GRRRR.
Angélica, sal del cuarto
ahora mismo joder, rugió Andres Felipe, déjame con Juan a solas,… por favor amor mío dijo el militar suavizando
su tono de voz y su gesto lo más que pudo.
Te juro por mi vida que todo
va a estar bien, pero piensa en el bebito amor, tú no puedes estar sometida a
demasiado estrés ni mucho menos ir a recibir un golpe Dios no lo permita.
Recibir un golpe?, como se te
ocurre decir eso?? Nadie aquí va a dar ni a
recibir golpes Andres Felipe, olvídate de eso, te volviste loco acaso?,
Angélica Estaba aterrada cada vez entendía menos lo que estaba sucediendo.
Además Andres Felipe, poco a
poco, a medida de que la tensión y la angustia escalaban en esa habitación
estaba luciendo tenso, respiraba con fuerza, estaba alerta por completo, esto
era aterrador.
Lucia exactamente como en
aquella ocasión en ese depósito militar, su gesto estaba inexpresivo, su mirada
durísima y sus ojos POR DIOS SUS OJOS, estaban amarillo brillante iguales a los
de Juan Andres, iguales a los del Dragón, pero que carajos estaba pasando?
Angélica, amor mío, te lo
ruego, sal de la habitación, necesito calmar al niño, él está muy enfermo y la
ambulancia va a llegar en cualquier momento, SAL AHORA DEL CUARTO, ordeno en
tono marcial Andres, dedicándole una durísima mirada con aquellos fieros ojos
de color amarillo que hicieron que la maestra se estremeciera hasta lo más
profundo de su angustiado ser.
Angélica, aun sin comprender
que rayos sucedía, pero superada por mucho en aquella situación, decidió, ceder
a la petición que de forma angustiosa le Hacia su amado, levantándose
cuidadosamente de la cama, saliendo a pasos cortos pero firmes de aquel entorno
y tan pronto abrió la puerta de la habitación se encontró de frente con una
asustada Valentina, la cual estaba escuchando todo desde fuera sin atreverse a
entrar.
Tía Angie, que está pasando?
Porque Juancho está gritando así? Pregunto llena de pesar y angustia la
voluntariosa adolescente sin lograr dilucidar lo que estaba ocurriendo en ese
momento.
Vamos al cuarto de huéspedes
linda dijo casi en automático Angélica, tomando suavemente de los hombros a la
niña y encerrándose con ella en el mismo.
Poniéndose casi de inmediato
a orar, solo su fe le daba fuerza y consuelo en ese instante, le rogaba con
todas sus fuerzas al todo poderoso por un desenlace rápido y feliz.
Mientras tanto en la
habitación principal del apartamento de los CONTRERAS TORRES, Andres se
acercaba lenta pero decididamente hasta donde se encontraba su niño, el cual
estaba completamente frenético sin lograr asimilar lo que estaba ocurriendo con
él.
Juan Andres, se sentía en
medio de una horrida pesadilla, estaba como atrapado dentro de su propio
cuerpo, consciente de lo que sucedía, pero sin tener control de lo que hacía o
decía.
En ese momento era puro
instinto animal lo que tenía el control de su enfermo cuerpo, estaba aterrado,
necesitaba con desesperación que su valiente padre tomara el control de la
situación.
Que lograra hacerlo
reaccionar, sabia en lo más recóndito de su ser que si alguien era capaz de
ponerlo a salvo ese era su papito.
Juanito, mi amor, escúchame
decía de forma serena pero firme el militar a medida que se acercaba
cuidadosamente a su aterrado hijo, mírame a los Ojos bebe, concéntrate en mi
voz.
Escúchame, vamos a solucionar
esto juntos mi vida, súbitamente llegaban a manera de flashes los recuerdos más
recónditos de su más tierna infancia al lado de su abuelito a su mente como
olas.
Poco a poco al lograr auto
control de sí mismo los había olvidado en lo más profundo de su mente, sus
violentos ataques de ira de la niñez, su agresividad casi incontrolable.
La manera sabia y sumamente
creativa en que el doctor Alberto Caicedo lidiaba con ellos, las clases de arte
y de música, los ejercicios de meditación profunda, las extenuantes jornadas
deportivas, las relajaciones guiadas.
Todo absolutamente todo tenía
sentido para Andres Felipe en ese instante, su abuelito no era un viejecito
dulce y excéntrico como creía, todo lo que recordaba con ternura y cierta burla
en su etapa de adulto, ahora tenía absoluto sentido para el militar.
Todo aquello había sido
debido a él, ahora lo recordaba todo al ver a su mini mi totalmente fuera de
control, poseído por aquello que tanto lo aterraba.
Los incansables esfuerzos de
su abuelito materno le habían ayudado a encontrar su centro.
A que la mente racional fuera
más fuerte que el instinto feroz y agresivo, seguramente aquello también funcionaria
para su adorado Juancho.
Sin darse más tiempo de
navegar en los recuerdos de su infancia decidió poner manos a la obra de
inmediato.
Ya que el mismo estaba
sintiendo que debido al altísimo nivel de estrés que estaba experimentando en
ese instante podría perder el control en cualquier momento.
Lentamente se sentó en
posición de meditación en frente de su hijo, el cual lucia y se comportaba como
un animalito salvaje acorralado.
Ven hermoso de papa,
acércate, siéntate en frente de papito, vamos hermoso escucha mi voz, es papa
mi niño lindo.
Escucha mi voz, concéntrate
en mis ojos, vamos Juanchi, sé que tú puedes lograrlo, eres un niño fuerte y
valiente, eres el orgullo de los papitos.
Juan Andres Contreras Torres,
no podía resistir a dos cosas en todo el mundo, sus máximas debilidades eran el
helado de chicle y la voz de su padre.
La cual parecía tener un
efecto hipnótico en su persona, así que lentamente se fue acercando a donde se
encontraba su padre sentado frente a él.
Andres, levanto ligeramente
la mirada, su respiración era absolutamente controlada en ese momento, estaba
pensando en el lago de la cabaña de su abuelo, en una tarde de verano, en la
brisa refrescante, zumbando entre las copas de los árboles.
En la calidez de los rayos
del sol, en el agua moviéndose en ondas, casi de inmediato sus ojos volvieron a
su color miel normal.
Lo había conseguido, había
encerrado nuevamente a ese demonio que habitaba en su ser y ahora ayudaría a su
niño a hacer lo propio.
Vamos mi ángel hermoso dijo
con dulzura extendiéndole su mano derecha a su hijo, el cual lentamente la
tomo, reconociendo esa calidez, era su padre.
Aquella fuerte mano era la del
hombre que más amaba y admiraba en todo el mundo mundial, su master chief el que estaba frente a él.
Lentamente se sentó enfrente
de Andres Felipe, eso es hijito hermoso hablo el militar quien se encontraba
absolutamente en calma y relajado.
Vamos a respirar juntos con
mucha calma, inhala, sostenlo, exhala, mira mis ojos mi vida, concéntrate en mi
voz, nada más existe solo estamos tu papi y tú en esta habitación.
Sigue mi voz mi niño hermoso,
síguela del otro lado están papa y mama, vamos mi Juancho, tu puedes lograrlo,
así es mi sol ya casi lo consigues.
Durante un lapso de diez
minutos padre e hijo estuvieron frente a frente realizando aquella relajación
guiada, poco a poco los hermosos ojos de Juan regresaron a su color miel
normal.
El peque lo había conseguido,
a pesar de la bronquitis, de la fiebre, del dolor de cabeza y pecho, el
príncipe heredero había conseguido reaccionar y vencer aquel maligno gen
artificial que evidentemente también tenía consigo codificado en lo más
profundo de su tierno ser.
Papi? papito que me está
pasando? COF, COF, COF, Finalmente Juan Andres, lograba recuperar por completo
la lucidez y el control sobre su persona.
Que hice?, COF, COF, COF, tengo
miedo papi ISHH, ISHH, ISHH, rompió en un profuso y sentido llanto sintiéndose
aterrado por lo que acababa de hacer y decir.
Andres, se puso de pie con
velocidad y firmemente alzo del piso entapetado a su niño acunándolo contra su
cálido pecho, SHH, SHHH, no ha pasado nada mi ángel hermoso.
Todo está bien ahora mi peque
adorado, shh, shh, estas a salvo ahora mi vida, ven déjame ponerte este saco,
ya debe de estar por llegar la ambulancia.
La abuelita Lina te está
esperando muy preocupada por tu salud mi niño lindo, ya te van a curar esos
bronquios mi bebe lindo.
Al escuchar que la puerta de
la habitación se abría Angélica y Valentina salieron del cuarto de huéspedes a
la mayor velocidad que les fue posible hacerlo.
Completamente angustiadas,
sintiendo un alivio enorme al ver a Andres Felipe, vestido con Juancho alzado también
vestido, calmado y listo para irse a la clínica.
A los cinco minutos de
aquello el citofono del apartamento sonaba para anunciar la llegada de la
ambulancia.
Amor que paso? Inquirió con
curiosidad Angélica, tranquila mi cielo, ya todo está en orden, Juanito
necesita que lo atiendan y descansar mucho.
Cuando regresemos de la
clínica, te cuento lo que hicimos con lujo de detalles, por ahora quédate con
la princesa pendiente del móvil.
Sé que quisieras ir con nosotros,
pero en la ambulancia solo puede ir un familiar, además en tu estado no me
parece prudente que vayas al caos de una clínica.
Yo me comunico con ustedes
tan pronto hayamos llegado y sepa que dicen los médicos hermosa, no te
preocupes que nuestro hijito esta en las mejores manos amor mío.
Tío, por favor te comunicas
con nosotras constantemente, te lo ruego, espeto Valentina con los ojos
anegados en llanto, sintiéndose completamente responsable por la crisis de
salud de su primo.
Descuida princesa hermosa,
contesto con calma y dulzura Andres Felipe, yo las tengo al tanto de todo lo
que suceda, en cuanto pasen a Juanito a habitación, van juntas a visitarlo
vale?
Seguro que si tío, por favor
cuídalo mucho, no permitas que le pase nada malo a mi primito, en serio Tío te
lo suplico de corazón, dicho esto sendos lagrimones se escaparon raudos por las
lindas mejillas de Valentina.
Discúlpeme Capitán Contreras,
me puede permitir al paciente, necesitamos asegurarlo en la camilla e
inyectarle epinefrina para evitar espasmo bronco pulmonar en lo que dure el
trayecto hasta la clínica.
Manifestó serio y con tono de
urgencia en la voz el paramédico jefe de carro el cual había subido
personalmente a encargarse de estabilizar y medicar al nieto de su jefe a quien
además admiraba.
Papi, espeto con miedo en los
ojitos un ya muy débil Juan Andres, razón por la cual su padre lo puso en la
camilla de inmediato sin soltar su mano derecha en ningún momento, para
seguirle transmitiendo seguridad.
Tranquilo amor, aquí estoy
contigo, vamos a hacer esto juntos, como siempre amor, juntos en lo bueno y en
lo no tan bueno, aquí esta papito a tu lado mi niño adorado.
En cuestión de dos minutos ya
se encontraban a bordo de la moderna ambulancia y partían con rumbo a la
clínica, en donde eran esperados con ansiedad por la doctora Lina Caicedo.
Juan Andres, estaba medicado,
con mascarilla de oxígeno puesta y siendo sus signos vitales constantemente
monitoreados, todo aquello sin soltar la mano de su padre ni por un segundo.
Tan pronto hicieron el
ingreso por la bahía de urgencias de aquella moderna clínica, un enjambre de
enfermeras y dos médicos incluida la abuela de Juancho les cayeron encima y
comenzaron a recabar todo tipo de datos Médicos, del equipo de monitoreo al
cual venia el niño conectado, Andres Felipe, trataba de seguirles el paso sin
soltar la mano de su hijo, pero cuando llegaron a la puerta de urgencias, tuvo
muy a su pesar que soltar por fin la maño de su niño.
Siendo de inmediato
reemplazado por la doctora Caicedo la cual tomo la manito de su dulce nieto con
toda la firmeza de la que era capaz, lo cual tranquilizo a ambos de inmediato.
Ingresaron en tropel
empujando la camilla por las puertas de la sala de emergencias las cuales se
cerraron de inmediato, dejando a un preocupado Capitán Contreras, atrás de pie
frente a aquella entrada con el corazón apretado de ver a su bebe conectado a
un montón de aparatos, canalizado y con mascara de oxigeno puesta.
Transcurrió cerca de hora y
media, cuando por fin salió al pasillo de urgencias la doctora Lina, la cual
lucia bastante agotada, pero traía ese gesto cálido y tranquilizador que Andres
Felipe, conocía muy bien.
Como esta mi niño madre?
Pregunto el militar lleno de ansias, y con ojos de cachorro, gesto que ocasiono
una enorme sonrisa en el rostro de su madre, la cual le contesto sin demasiada
prisa, que habían estabilizado a Juan, que estaba nebulizado, con antibióticos,
canalizado con suero y apoyo respiratorio, pero que se
recuperaría rápido.
Una vez se sintió mas
aliviado y después de cumplir con su solemne promesa de avisar las novedades
sobre la condición clínica de Juan Andres, a Angélica y Valentina, el capitán
Contreras, le pidió a su madre que le acompañara a la cafetería de la clínica.
Necesitaba contarle a su
madre todo lo que había ocurrido con Juan Andres y con el mismo, en este punto
de la situación estaba más que seguro que no estaba poseído por algo siniestro,
que algo más ocurría con él, algo peligroso que le había transmitido por la
sangre a su hijo.
Antes de comenzar a contarle
de sus inquietudes y sospechas a su madre, esta lo interrumpió diciéndole que
necesitaba hablar muy seriamente con el sobre las muestras de sangre que días
atrás le había tomado.
Afirmación que le cayó al
militar como balde de agua fría, ya que solo confirmaban lo que ya en el fondo
sospechaba, algo había salido terriblemente mal con su sangre, con todo su ser
y ahora su niño sufría por eso.
La doctora Caicedo por más de
una hora le conto con lujo de detalle a su hijo menor, sus descubrimientos
sobre aquel insidioso y maligno código de ADN artificial implantado en su
genoma.
Sobre los impresionantes
cambios que este gen ocasionaba en su química corporal y sus tremendamente
peligrosos efectos colaterales, en especial el aumento desmesurado de las
características agresivas en su portador.
El semblante del militar se
ensombreció cada vez más a medida que escuchaba todo aquello de boca de su
adorada madre, de algo estaba más que seguro.
Aquella maldición la había
heredado de su papa, había notado la tremenda fuerza, resistencia, agilidad,
agresividad y aquellos ojos amarillos en su padre durante su desafortunado
último encuentro.
Ahora la pregunta del millón
de dólares era como había ocurrido aquello? Como ocurrió? Cuando ocurrió? Y lo
más importante por qué?, su madre Afirmaba que aquel maldito gen no era una
mutación natural del ADN de su padre, que aquella atrocidad era un gen de
diseño, algo hecho específicamente para cumplir un propósito maligno en un
laboratorio.
De verdad que pensé de
corazón, que ya no podría llegar a odiar al Dragón con más intensidad de lo que
ya lo odio, pero evidentemente mi padre siempre encuentra la forma de superarse
a sí mismo, manifestó con auténtica tristeza Andres Felipe.
Hijo de mi corazón, créeme
que entiendo cómo te sientes, sobre todo tu angustia de haberle transmitido
aquella cosa terrible a tu pequeño y probablemente también al nuevo bebe que
viene en camino.
Pero ahora mismo necesito
rogarte con todo mi corazón que dejes de lado tus más que justificados pero
totalmente inútiles sentimientos negativos hacia tu padre.
Necesitamos que Hernando
Contreras, nos cuente qué coño paso durante ese viaje misterioso a Europa,
antes de que te engendráramos, estoy 100% segura que lo que sea que le haya
sucedido, ocurrió durante ese maldito viaje.
No me ayuda en nada que se
vayan a liar a trompadas de nuevo cuando nos reunamos, y ya de entrada te
advierto señor pomposo y arrogante oficial militar que tú puedes estar muy crecidito
y tener tu propia familia.
Pero si algo así de horroroso
como lo que presencie en aquella bodega del ejército, vuelve a suceder entre tú
y tu padre delante mío, la paliza que te pienso administrar le va a doler hasta
tus bis nietos.
Andres Felipe, abrió los ojos
como platos ante la nada halagadora afirmación de su tierna madre, aun
recordaba con bastante desagrado la soberana y generosa dosis de cinturonazos
que le había obsequiado aquella vez.
Madre e hijo siguieron
conversando al abrigo de aquellas riquísimas tazas de café de Juan Valdez,
poniéndose de acuerdo en la forma en la abordarían Aquel espinoso tema, tanto
con Angélica, que segurito no le haría ninguna gracia, como con Hernando
Contreras, ahora más que nunca debían tener tacto, cabeza fría y muchísima
compostura para tratar con pinzas al de por sí bastante arrogante y duro
oficial militar y lograr sacarle la información vital que ahora requerían con
desesperación.
Juan Andres, estaría por
orden medica todo el día en el área de UCI, bajo constante tratamiento, y
observación de su evolución broco pulmonar, en cuanto mostrara signos de franca
recuperación lo pasarían a una habitación más cómoda y privada.
También era la ocasión más
propicia, para tomar muestras suficientes de su sangre, para realizar los
estudios genéticos de rigor, para comparar su gen de Diseño con el de Andres
Felipe, y averiguar si había ocurrido algún cambio al pasar de padre a hijo, algún
tipo de evolución.
El doctor Miguel Yunis, ya
estaba trabajando hacía semanas enteras, en las muestras de sangre de Andres
Felipe, pero había llegado a un punto de la investigación en la que requería
muestras de sangre de Juan Andres y de ser posible de Hernando, lo más pronto
que fuese posible.
Me encanto continúala pronto por favor.
ResponderBorrarEste capi tiene mucho drama!!!
ResponderBorrarjajaja pobre capitán todavía lo amenaza su Mamá!!!
buuu que mal que un Contreras este enfermo.. porfis curamelo pronto y no me hagas sufrir mucho a Juanito...
Excelente historia AC!!!
Interesante el capítulo. Lo leo y me recuerda a Dr. Jekyll y Mr Hyde... En parte me gusta, y en parte no... Espero entender pronto qué sucedió en ese viaje. Qué pasó con Hernando? Y si hay una solución para lo que viven ahora los tres, para que nada de eso afecte al bebito.
ResponderBorrarLindo el capi. Muy entretenido!