viernes, 25 de noviembre de 2016

Alitas para qué las quiero, si mis piernitas ya saben andar…



Alitas para qué las quiero, si mis piernitas ya saben andar…

Siento que papá ya no me quiere y no puedo evitar sentirme miserable. Es que si él se cansa de mí, qué voy a hacer?! Mamá ya no está. Ella también se cansó de mí... aunque papá diga que no es así, yo sé que sí... Ella se fue porque no me soportaba. No soportó que mis piernitas no sean normales como la de los otros niños. Mis piernitas la asustaron y por eso yo no las quiero... Pero no me las pueden cortar... Papá dijo que ya se iban a curar, pero no creo que ocurra eso. Ya son 14 años de mi nacimiento y las muy desgraciadas siguen sin querer funcionar. Y eso que he hecho terapia desde prácticamente la segunda semana de vida. Pero nada. El otro día escuché que el médico decía que era algo psicológico... Pero qué psicológico ni nada, si yo quiero caminar. Quiero correr y jugar al fútbol o a lo que sea! Quiero ser normal. Quiero que mamá vuelva y que papá deje de estar triste, pero no sé cómo lo lograré. Encima, papá trabaja todo el día para pagar mi tratamiento y casi siempre llega de noche y muy agotado. Me siento tan solo.
Esta mañana papá salió a trabajar y dejó a la niñera como siempre. No me cae bien esa muchacha, además que es humillante tener una niñera a los 14 años!!! Quisiera decir que no la necesito pero estoy tan limitado con mi cuerpo que eso sería una mentira. Hasta para ir al baño necesito que me ayude. Es frustrante.
-Te ocurre algo, Martín?! Hoy estás muy callado. Estás enfermando?! - Preguntó Lourdes, tocándome la frente para ver si tenía temperatura.
-Estoy bien, Lou. No es nada... - Dije, apartando su mano de mi cara.
-Estás seguro?!
-Sí, estoy bien, no te preocupes.
-Mira Martín, sé que no nos llevamos tan bien, pero eres del tipo de chico que dice más de tres palabras por hora, y hoy has estado muy callado. Así que sí me preocupo. Dime qué te sucede, tal vez yo te pueda ayudar.
Sacudí la cabeza negativamente. No me creía capaz de decirle sobre mis miedos... pero parece que mi boca piensa otra cosa. - Qué voy a hacer si papá se cansa también?!- Terminé gimoteando, sin saber en qué momento se me escaparon un par de lágrimas...mucho menos las palabras.
- De qué hablas? De qué se va a cansar tu papá?!
-De mí. No soy un tonto, sabes?! Y me doy cuenta que papá ya no es el mismo de siempre. Viene a casa más tarde, casi no charla conmigo y apenas y nota mi presencia. Ya no me quiereeee... - Sé que no debí mostrarme tan vulnerable, pero no podía más. Me puse a llorar como no lo hacía hace mucho tiempo. Lourdes se acercó hasta a mí y me abrazó.
-Shhh, no llores Martín. Yo creo que te estás equivocando. -
La miré con los ojos humedecidos. - Sniiif, cómo?!
-Te equivocas porque si piensas eso, entonces SÍ ERES UN TONTO!!
-Oyeeee...- Me quejé por ser insultado.
-Es que es verdad! Tu papá jamás se cansaría de ti... Él te ama. Sino, no me llamaría 50 veces al día para preguntar cómo estás. No crees?
-Pero por qué no pide hablar conmigo?!! Tanto le cuesta oír mi voz? Soy tan aburrido?
-Buenooo, sí eres aburrido - Dijo burlándose de mí- pero no es por eso que no habla contigo...
-Sniff.. Entonces por qué?
-Pues porque tú tienes tu tratamiento casi todo el día. Y cuando no estás con los ejercicios, estás durmiendo. Tu papá me correría si te despierto... dice que no le gusta que te exijas demasiado. 
No sabía si creerle o no, hasta que sentí un golpecito en el costado de mi cabeza- Auuu... Lourdes!!!
-Eso es para que dejes de pensar disparates! Ahora volvamos con tus clases, que tu profesor de Matemáticas puso las quejas con tu papi ayer. 
-Es que ese profeso no me gustaaa..
-Pues por el momento te aguantas hasta que aparezca otro. Ponte con la tarea. Yo voy a traerte algo para que comas.
-Gracias, Lou.... Oye... puedes guardar en secreto lo que te dije, por favor?!
-Claro, bobito! - Me guiñó un ojo. No sé por qué pero ya no me cae tan mal.
Después de casi todo un día lleno de actividades, por fin se hizo la noche. No daba más de sueño, pero quería esperar a papá. Quería hablar con él y decirle que lo quería mucho, pero se hizo muy tarde y papá no llegaba. Cuando lo hizo, ya eran casi las 12 de la noche. 
-Pero qué haces despierto a esta hora Martín?- Apenas me vio en mi silla de ruedas, esperándolo en la sala, papá empezó a gritarme y regañarme- Encima desabrigado. Quieres resfriarte acaso?! Es que no crees que tengo suficiente con tu...- Papá calló abruptamente. -Vete a tu cuarto, hijo, por favor. Yo voy en un momento. 
Mis ojos estaban llenos de lágrimas. –Te odio! Ya no quiero verte más! – Le dije. Estaba herido. Sólo había querido decirle que lo amo y que lo extraño y papá me trata así! Ya ven! Se cansó de mí. Ya no me quiere, ya no me quiere!
Salí lo más rápido que la silla de ruedas me lo permitía, no quería llorar delante de él y que piense que además de todo era un llorón. Aguanté hasta llegar a mi cuarto y como pude bajé de la silla de ruedas para tirarme en mi cama a llorar. 
Escuché que papá le reclamaba a Lourdes porque yo no estaba en la cama y a ella contestándole en el mismo tono de voz.
-Deje de gritarme y escúcheme un momento! 
-Es que no hay nada que escuchar. Te dije que quería que durmiera temprano. Se exige demasiado con los ejercicios...
-Pero es que él quería verlo! Su hijo no sólo necesita que su papá trabaje para traer el dinero a la casa, también lo necesita a ud.- En un momento llegué a pensar que parecían casados discutiendo, papá reclamándole a mamá y mamá enojada, con los brazos en jarra, respondiéndole. Hubiera sido lindo tener a mis dos papás juntos, pero todo por mi causa no pudo ser.
Después de un rato de llorar, me dormí. Cuando me desperté noté el silencio que reinaba en la casa y supuse que Lourdes ya se había marchado y que papá ya dormía. Pero me sorprendió cuando lo vi pasar por el pasillo, sosteniendo una botella de whisky casi vacía en una de sus manos. Decidí seguirlo. Quería verlo, aunque sea desde lejos. Subí a la silla y empecé a empujar suavemente. Lo vi ir hacia la zona de la piscina. Se sentó en el borde mientras daba un buen trago de la bebida, segundos después, desapareció entre las aguas.
-Papáaaaaaaaa!!! Papáaa, dónde estas?!! Papiiii... Ayuuuudaaaaaa... Ayúdenme, por favoooor! Papá se cayó a la piscinaaaaa..- Grité. Qué maldita suerte la mía estar atado a este par de piernas inertes. Papá se moriría frente a mis narices y yo sin poder hacer algo para salvarlo. 
-Papito, por favooor, sal del aguaa.. snif snif.. no quiero perderteee...- Lloraba desconsolado. Papá se moría. 
Fue extraño pero, en ese instante, mis piernas empezaron a temblar. Sentía un hormigueo, algo que las hacía querer moverse, me apoyé en los apoya brazos de la silla y me impulsé hacia arriba. No lo podía creer. Estaba de pie! Solo! Sin la ayuda de nadie. Mis piernas andaban. Funcionaban! Caminé hacia la pileta y me arrojé al agua sin siquiera pensarlo. No sabía nadar. Pero papá estaba ahí, boca abajo en el agua. Ya casi no debía tener aire en sus pulmones. Traté de llegar hasta él y cuando mis manos tomaron sus brazos, él se dio la vuelta y me sostuvo.- Hijo, por Dios! Qué haces?!
-Papi, tienes que salir del agua. Tenemos que salir antes de que nos ahoguemos. -Mi padre recién pareció darse cuenta que estaba en el agua. y puso sus brazos alrededor de mi cuerpo para mantenerme a flote. 
-Tranquilo, bebé. Papá te tiene. Saldremos pronto.- No sé cómo lo hizo, pero logró sacarnos a ambos a pesar de estar embriagado. 
-Cariño, qué hacías en el agua?! Pudiste ahogarte! Qué hacías ahí?!- Dijo papá, sacudiéndome de los hombros.
-Tú te metiste y te estabas ahogando. Yo quería rescatarte...
Papá miró hacia los lados, hasta que observó la silla de ruedas a unos buenos 3 metros de la pileta. Me miró con los ojos llenos de lágrimas. A pesar de haber estado en el agua, yo sabía que esa humedad en sus ojos eran lágrimas.
-Papi, caminé.- Susurré, dejando que mis lágrimas cayeran por mis mejillas. 
Mi papá me abrazó fuertemente, llenándome de besos la cabeza. - Caminaste. hijito, caminaste. Gracias a Dios! Gracias a Dios...! 
-Papá, te quiero tanto. No te canses de mí, por favor!
-Jamás, mi ángel. Cómo puedo cansarme de mi bebé?!! Te amo, hijo. -Dijo separándome de su cuerpo un poquito. Me dio la impresión de que estaba enojado.- Hijo, te arriesgaste por mí. No sabes nadar y te metiste al agua. No debiste hacer eso nunca! - Papá me volteó para ponerme sobre sus rodillas con la cola hacia arriba. No sabía qué iba a hacer hasta que sentí un fuerte golpe en mi nalga izquierda -NUNCA plasss plass VUELVAS plasss plasss  A ARRIESGAR plasss plass plasss TU VIDA plasss plasss planes ASÍ plasss plasss plasss!
-Auuuuuu... ayyayayayyyyyyy... buaaaaaa... Qué hacesssss... buaaaaaa... dueleeee... dueleee... déjameee, papáaa!!! Buaaaaa- Pataleé, lloré, grité. Me dolieron tanto esos golpes. Era la primera vez que papá me hacía algo así y no entendía por qué.
-Si te ahogabas... si te pasaba algo yo simplemente me moriría.- Murmuró, dándome vuelta para que quedara sentado en sus rodillas y me envolvió en sus brazos- Shhhh... Ya, bebé. No llores, no llores. Papá te castigó porque lo que hiciste fue muy peligroso. Pusiste tu vida en riesgo, mi amor, y no quiero que lo vuelvas a hacer ni por mí ni por nadie. 
-Snif snif snif... es que tú te estabas ahogaaandooo... buaaaa-
-Shhhh, bueno. shhhh... Pero tú no sabes nadar. Además, yo prefiero morir a que te pase algo a ti... Así que prométeme que no lo volverás a hacer.
-Snifff.. no puedo, papi... si te pasa algo a ti, yo me muero.
Mi padre me miró por un largo rato, hasta que me volvió a abrazar. -Te amo, mi sol.. No sabes lo feliz que me haces. Te amo tanto... Y ahora mi bebé ya sabe caminar. 
-Sip, aprendí por ti, papito. -En eso, sentí otro beso en mi cabeza. Papá me tomó en brazos y me llevó alzando hasta su habitación. Nos cambiamos de ropa y cuando estábamos listos para dormir, necesité ir al baño. Casi salgo corriendo para no hacerme encima y papá no pudo evitar derramar un par de lágrimas. Apenas empecé esa noche a caminar y yo ya estaba corriendo. 

Es genial tener piernas! Y las mías son muuuuuy rápidas! Suerte que mi papito no me escuchó y no me las hizo quitar, porque las adoro! Y claro que adoro más a papá porque gracias a su esfuerzo y a su trabajo yo pude hacer el tratamiento y mis piernitas al fin son normales! Me pregunto si mamá volverá.... No lo sé, pero si no lo hace, no voy a seguir estando triste porque la sonrisa de papá me basta y me sobra para ser feliz.  

6 comentarios:

  1. UYYY pero que bueno estuvo estoooo... Quiero leer maaaas.

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  2. UYYY pero que bueno estuvo estoooo... Quiero leer maaaas.

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  3. Aaww que lindo que su esfuerzo de ambos valió la pena!!!
    Amé este capítulo...
    Y es un lindo mensaje para que nadie se debe dar por vencido!! Se debe luchar hasta conseguir lo que uno anhela!!!
    Porfis escribe más de este par se merecen ser historia!!

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  4. hay linda no podría ser mejor la historia de Martín!!! una hermosa historia n. 100
    Felicidades que sigas hasta lo 1000 jejeje

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  5. Me conmovió mucho la forma de expresarse sobre su condición pero me alegre un montón cuando se recuperó :D

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  6. Ariane tenia rato que no me pasaba a leer tus historias. Esta a sido hermosa, triste y bella, me encanto, ese es un pequeño muy lindo que apenas va a empezar a correr por la vida y creo que el padre va a estar atrás de él. Lindo, espero que pronto puedas mandar otra de tus lindas historias.

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