CAPÍTULO 6: FAMILIAS MEZCLADAS
Goku dormía atravesado sobre su cama, cómodo
y tranquilo no solo porque no había bebés llorando, sino porque tenía toda la
cama para él. Para ser justos, por más que le gustara dormir, Goku era
perfectamente capaz de levantarse temprano cuando tenía algo importante que
hacer, como entrenar o salvar el mundo. Pero llevaba varios días despertándose
de madrugada y aquella noche había sido algo movida, así que cuando llegó el
amanecer, no hizo el más leve intento de levantarse.
El primer habitante de la casa en abrir los
ojos fue Gohan. La luz que entraba por su ventana le estaba molestando y
finalmente le hizo despertar. Parpadeó confundido un par de veces y el reloj de
su mesa le hizo ver que era algo más tarde que de costumbre. ¿Por qué su madre
no le había despertado, como solía hacer cada mañana? Tal vez se había apiadado
de él y había decidido dejarle dormir más, puesto que el bebé solía despertarle
cada noche, pero no las tenía todas consigo. No era propio de su madre ser tan
considerada.
Bostezando y estirándose, salió de su cuarto
en busca de su familia. Nadie más parecía levantado. Fue al cuarto de sus
padres y allí sólo encontró a Goku. Extrañado, despertó a su padre o mejor
dicho intentó hacerlo.
-
Ah, Chi-Chí… Cinco minutos más…
-
Papá, soy Gohan… ¿dónde está mamá?
-
Mmmfggg.
Gohan se resignó a no conseguir ninguna
respuesta coherente por el momento y entonces probó con algo que sabía que era
infalible con Goku.
-
Papá, ya está el desayuno.
-
¿Desayuno? – repitió Goku, mucho más despejado de
pronto, y se levantó de la cama de un salto. Gohan sonrió. Su padre podía ser
muy predecible.
-
Sí, pero mamá no está. ¿Sabes a dónde fue?
-
¡Oh! Es verdad. Ayer fuimos a casa de Bulma.
-
¿Por la noche? – se extrañó Gohan.
-
Sí. Chiyo tenía algo de fiebre y tu madre quería que
le viera un médico.
-
¿El bebé está bien?
-
Solo es una enfermedad corriente. Pero él y Chi-Chí
están durmiendo en casa de Bulma. Se supone que tenemos que ir allí a
desayunar.
-
Oh. Pues hay que darse prisa o llegaré tarde a clase
– dijo Gohan, y fue a vestirse mientras Goku iba a despertar a Goten.
Diez minutos después, Goku y sus hijos se
teletransportaron en el comedor de Bulma. Vegeta y Trunks estaban allí,
protagonizando una escena extraña. El sayan tenía a su hijo sobre sus piernas y
en seguida fue evidente que le estaba dando unos azotes, en un extraño e
incómodo silencio.
-
Chi-Chí y Bulma están en la cocina – gruñó Vegeta,
sin levantar la vista de su hijo.
Gohan prácticamente empujó a su padre y a su
hermano lejos de allí.
-
Por eso hay que llamar a las puertas, papá –
susurró, muy avergonzado.
-
¿Y yo qué sabía?
-
¿Le estaba pegando a Trunks? – preguntó Goten,
preocupado por su amigo.
-
Se habrá metido en algún lío. Ya sabes que Vegeta se
enfada fácilmente – le dijo Gohan.
Goten iba a responder, pero en ese momento
llegaron a la cocina y su madre fue a saludarles como si hiciera meses que no
les veía. Bulma tenía al bebé en brazos, haciéndole carantoñas.
-
¡Ah, desayuno! ¡Me muero de hambre! – exclamó Goku,
al ver una mesa llena de comida. Se acercó para coger un bollo, pero Chi-Chi le
dio un manotazo para que lo soltara.
-
Hay que poner la mesa primero. No vamos a desayunar
en la cocina.
-
¿Por qué no? – protestó Goku. – En el comedor está
Vegeta. Y parece que va para largo.
-
Está pegando a Trunks, mamá – informó Goten, sin
estar seguro de si debía ir a defenderle. Sabía que Vegeta era su padre, pero a
veces daba mucho miedo.
-
Trunks rompió la cuna de tu hermano, Goten – le
explicó Bulma.
Goten la miró sin entender. ¿Por qué haría
Trunks algo así? Pero Gohan creía saber el motivo.
-
Seguramente está enfadado por tenerle aquí… Lleva
ocho años siendo el único niño en esta casa – dijo.
- No es eso, lo que pasa es que ayer Vegeta
le regañó injustamente, cuando tu madre y yo peleábamos y creo que Trunks le
echa la culpa a Chiyo. – suspiró Bulma. -
Tampoco creo que quisiera romper la cuna. Solo le estaba mirando,
apretando los barrotes y, como estaba enfadado, no controló su fuerza y los
rompió.
-
Espero que Vegeta no sea muy duro con él… - murmuró
Chi-Chi, seguramente sintiéndose culpable.
Goten había escuchado suficiente. A su
entender, Trunks no había hecho nada malo. Volvió al salón, dispuesto a
interceder por su amigo, pero Vegeta ya había terminado. Trunks no estaba
llorando y Goten le admiraba por eso. Para él, Trunks, tan solo un año mayor
que él, era alguien fuerte y valiente que además tenía juguetes muy chulos y
nunca lloraba por cosas por las que Goten sí. Pero en realidad lo que pasaba
era que el niño era tan orgulloso como su padre y no le gustaba dar muestras de
debilidad, además de que sabía que una buena forma de ganarse el respeto y el
afecto de Vegeta era si conseguía no llorar nunca delante de él.
Vegeta miraba a Trunks con semblante serio y
con los brazos cruzados. Su rostro era una máscara indescifrable.
-
¡Eres malo, tío Vegeta! ¡Seguro que Trunks no quería
romper la cuna! – protestó Goten.
-
Un sayan debe aprender a controlar su fuerza y a no
dejarse llevar por las emociones – replicó Vegeta, sin siquiera mirarle. –
Trunks, ve a desayunar.
-
Sí, padre. Vamos, Goten – murmuró el niño, bastante
avergonzado y queriendo cambiar de tema cuanto antes.
-
¡No! ¡Tu madre dice que ayer fue injusto contigo y
hoy lo ha vuelto a ser!
-
Goten, cállate – protestó Trunks. Le iba a meter en
más problemas.
-
¿Cómo? ¿Qué es lo que dijo Bulma? – se interesó
Vegeta, alzando una ceja. Goten tragó saliva fuertemente, ese hombre le
intimidaba mucho.
-
Que fuiste injusto con él. ¡No tenías que haberle
pegado, tío Vegeta! … ¿Es que no quieres a Trunks?
Goten siempre había querido preguntar eso,
pero nunca había tenido el valor para hacerlo. Antes de tener un padre, pensó
que tal vez todos eran así de fríos, pero ahora que tenía a Goku sabía que un
padre podía ser alguien divertido con el que hacer cosas juntos. Nunca veía a
Vegeta y a Trunks pasar tiempo a solas. Salvo en la sala de entrenamiento, que
era un lugar en el que Goten nunca querría estar a solas con Vegeta, porque era
muy bruto.
Vegeta no respondió a la pregunta. Su orgullo
le impedía manifestar sus sentimientos, pero si se paraba a pensarlo, claro que
quería al mocoso. Y a Bulma. Y al nuevo mocoso. Mataría con sus propias manos a
quien osara hacerles daño. Miró de reojo a Trunks. Era su hijo, un príncipe sayan.
Y no era del todo débil. Vegeta se sentía orgulloso de que pudiera seguirle el
ritmo en los entrenamientos, aunque jamás fuera a admitirlo.
-
Vamos a desayunar – repitió Vegeta. – Goten, si no
estás en la mesa en quince segundos, te quedarás sin desayuno.
-
¡Me da igual! ¡Me voy a mi casa y desayuno allí! –
replico Goten, y le sacó la lengua. Debía de haberse dado un buen golpe en la
cabeza aquella mañana, o se lo habría pensado dos veces antes de desafiar al
temible sayan.
Vegeta levantó ambas cejas con sorpresa.
¿Quién se creía ese mocoso para hablarle así? Pasaba por alto los desplantes de
Gohan pero a Goten le había conocido desde la tripa de su madre. Había estado
en su casa desde antes de saber andar. Y siempre le había mirado con cierta
reverencia, como si le tuviera por un ser invencible, ante lo cual Vegeta
sacaba pecho. No iba a permitir que le hiciera semejantes gestos. Sin
pensárselo mucho, agarró al niño por el brazo, y dejó caer una palmada sobre su
pantalón. En otro tiempo, quizá le hubiera dado un capón o algo así, pero en
ese momento no le pareció apropiado.
PLAS
Goten abrió la boca, sorprendido ante algo
que jamás se hubiera esperado. Vegeta nunca le había castigado, aunque alguna
vez le había regañado o actuado brevemente como un padre, sobre todo
cuando habían entrenado juntos. Goten
siempre había pensado que una parte de Vegeta compadecía el hecho de que él
nunca hubiera conocido a Goku. Vegeta también se quedó huérfano siendo apenas
un niño.
Cuando se recuperó de la sorpresa, Goten puso
una mueca extraña en el rostro y al segundo siguiente sus ojos estaban goteando
mientras sollozaba.
-
¿Qué ha pasado?
Todos acudieron enseguida ante el sonido del
llanto. Vegeta observaba al niño con incredulidad. ¡Pero si no le había dado
fuerte! Aquello confirmaba su creencia de que los hijos de Kakarotto eran
débiles y consentidos. Trunks no había llorado y le había dado más que una
pequeña palmada.
Goten lloraba sobre todo por la sorpresa de
que hubiera sido Vegeta quien le había regañado. Además de que se sentía
indefenso ante lo que tenía por una gran injusticia. Meses atrás, solo podía
recurrir a su madre ante esas situaciones, pero ahora…
-
¡Papá! Me ha pegado y yo no le hice nada – se quejó,
agarrándose a su pierna.
-
Fue grosero – replicó Vegeta. – Y solo le di una
palmada.
-
¡Vegeta, no puedes hacer eso, no es tu hijo! –
reprochó Bulma.
-
¿Por qué no? Está en mi casa y soy el padre de su
hermano.
-
¿Significa eso que también es mi padre? – preguntó
Goten, confundido, alzando la cabeza para mirar a Goku.
-
No, Goten… Quédate con lo de “tío Vegeta”… - dijo
Goku.
-
No soy su tío tampoco – gruñó Vegeta, aunque en
realidad nunca le había molestado que le llamara así.
-
No puedes ser tan brusco con los niños – dijo Bulma.
– Son pequeños todavía.
-
Bah. Les estás haciendo blandos – replicó Vegeta, y
salió volando por la ventana para acabar la conversación.
Mientras volaba, sin embargo, la pregunta de
Goten resonaba en su cabeza. No, él no era su padre, pero aquella situación que
se traían entre manos era complicada. Su vida se había mezclado con la de
Kakarotto mucho más de lo que nunca hubiera deseado.
Jajajajajajajjajajaja pobre Goten, pero ohh Dios yo le hablo a mi padre así, y me olvido de sentarme...
ResponderBorrarQue buen capitulo, me gusta mucho la historia!!
ResponderBorrarjajaja pobre Goten pero se lo buscó....
Ojalá escribas un capi donde le toquen algunas a Gohan mm sería muy divertido!!