EL GATO DE SHOGRURENEGUER
A la mañana siguiente como acordamos
ingresamos a clases del primer periodo, Debía presentar mi práctica de
matemáticas para acallar a todos. Y dio resultados, aunque aún me molestaba la
sorpresa que tenían en la cara mis compañeros incluso del profesor. Normalmente
la clase era aburrida, pero esta de alguna forma fue divertida. En la segunda
hora me quede en el corredor no sin antes sacar mi última nota de emergencia
sellada por la dirección, la rellene informando que Alex tenía permiso de salir
del colegio por razones de enfermedad y yo su hermano mayor le llevaría a casa,
no fue tan difícil ya que Alex estaba tan nervioso que no tuvo que fingir
evitar malestar. Nos dejaron salir casi de inmediato
· Ángel no puedo creer que hagas esto todo el tiempo, es tan
agotador ¿y cómo demonios tienes notas de permiso y además selladas por el
director?
· Eso es secreto profesional amigo – dije arrogante mientras
subíamos al bus que nos acercaba a la casa de la colina. Pero la verdad es que
las había conseguido cuando estaba en la dirección para recibir una nota de
citación para mi padre, pues era la tercera vez que me pescaban sin uniforme.
El director tardaba demasiado y las notas estaban sobre su escritorio, no dude
evitar tomar unas cuantas, incluso me alcanzo el tiempo para sellarlas. De
todos modos sería castigado. Me arriesgue. Y por supuesto no se lo contaría a
Alex. No era algo de lo que podía alardear. No con él.
· Si claro – respondió molesto y tan nervioso que parecía
vomitar en cualquier momento.
· Oye, tú me pediste regresar a esa casa – dije punzante.
· Sí, pero pensé que lo haríamos por la tarde.
· Sabes que Tami estaría involucrada y no quiero que salga
lastimada.
· ¿A que le tienes tanto miedo? No pasará nada. Sé que parece
cosa de brujería y que es tan tenebroso o como quieras pero no deja de ser
maravilloso. Además pienso que todo esto estaba desde el principio destinado
para nosotros – dijo pareciendo un verdadero friki.
· Hum… - respondí, no era muy creyente en eso del destino.
· De acuerdo pero al menos admite que es lo mejor que nos pasó
en la vida.
· Supongo que sí – dije pensando en las muchas formas de
aplicar esa ventaja en mi vida de ahora en adelante.
· Wow hermano… ¿de veras que esto no te impresiona y emociona
nada, verdad? Piensa en lo que podríamos hacer. Incluso… incluso… - Sabía que
es lo que quería decir – podemos hacer que mamá…
· Tranquilo – le interrumpí, no es que no quisiera hablar de
ella pero si esto significaba retroceder tanto, de alguna manera me parecía
incorrecto, además aun no sabíamos cómo funcionaba esto y como se controlaba el
tiempo. Y no sabía cómo explicárselo a mi hermano – eso no pasará, es… pienso
que nos arriesgamos demasiado al retroceder el tiempo. Alex ya paso un año
desde que mamá nos dejó – dije evitando una mueca de dolor – Además no sabemos
si podremos retroceder demasiado, rayos ni siquiera sabemos cómo funciona
exactamente.
Alex se calló, apoyo su codo en el
marco de la ventana del bus y sobre ella su mentón mirando hacia las calles.
Sin duda estaba molesto. Sé que me mostraba muy reacio al hablar de nuestra
madre, pero no podía hacer nada después de que yo mismo intentará que
regresara, ella seguía huyendo y por más que retrocedamos el tiempo ella aún se
iría por cuenta propia. Quizás no nos quería. No, definitivamente no podía
decirles eso a mis hermanos.
· Alex, esta es nuestra parada, bajemos.
· Si – respondió obediente, eso me tranquilizo pero
superficialmente, al menos no volvería hablar de mi madre, aunque se lo
guardará para después. Subimos la colina, tras los arbustos, por si alguien nos
mirará. Llegamos y entramos por la ventana rota con tablas sueltas. Todo estaba
como antes, creía que al menos destaparían las ventanas.
· Ángel no hay nadie ¿ahora podemos dejar de caminar como
espías profesionales? – dijo arrastrando las palabras.
· De acuerdo, pero agudiza los oídos – estaba seguro de lo que
escuche ese día – mi hermano
se calló pero no dejaba de verme por el rabillo del ojo, eso solo significaba
que quería decirme algo mas – ¿qué? – le pregunte excesivamente a la defensiva.
· Nada… - dijo poco convencido, así que le eché una mirada de
“solo di lo que tengas que decir” – Bueno… comienzo a pensar que estabas muy
nervioso ese día que escuchaste los pasos o que te dio un ataque de
sobreprotección fraternal... eso es todo.
· No paso ninguna de las dos cosas, estoy seguro de lo que
escuche. Había alguien en esta casa – afirme salvajemente.
· Aja… pero pudo ser cualquiera no precisamente los dueños,
quizás algunos amigos del barrio te vieron entrar y te siguieron.
· Era en la mañana, todos estudiamos en la mañana.
· Pero puede que hayan faltado a clase… muchos como “tu” lo
hacen ¿verdad?
· Cállate – grité – De todos modos, solo concéntrate a lo que
venimos – dije algo alterado y luego recordé – ¿Qué venimos a buscar? – suavice
mi voz.
· Una especie de diario – respondió seguro, ocultando su
frustración – sé que su lengua es Alemán, pero después de vivir varios años acá
debieron de aprender algo del idioma ¿no crees?
· Sí, pero no creo que se hayan emocionado tanto como para
escribir un diario.
· ¿No comprendes verdad? Esto es demasiado interesante como
para no dejar alguna señal de su existencia.
· Aja… - respondí despectivamente – ¿sabes? no me importa ¿por
dónde empiezo a buscar? Quiero acabar con esto rápido - sentencie…
· De acuerdo, busca en las cajas de arriba, yo buscare en esté
piso – dijo resignado.
Me pareció una mañana tortuosa, por más
que buscaba no encontré cosas que nos indicaban el porqué de lo ocurrido, a
menos que los juguetes, adornos y ropas viejas nos indicaran algo, había libros
pero todos eran de historia de Alemania o novelas escritas en el mismo idioma.
Nada que ver con un manuscrito o un dichoso diario.
· Ángel – escuche que me llamaba Alex así que abandone mi
búsqueda y fui a su encuentro, seguro que ahora él también había escuchado los
pasos.
· Alex – grite al no encontrar a mi hermano.
· Ángel aquí, por favor – respondió tan bajo y tenso pero me
vasto para localizarle, estaba agazapado y con la cabeza apoyada en las
rodillas, esa era la posición en la que se ponía cuando realmente algo le daba
miedo, pues eso solo me atemorizó más. Nos habían encontrado. Camine hacia la
habitación con la intención de disculparme por la intromisión, tomar del brazo
de mi hermano y correr, pero cuando ingrese a la habitación estaba vacía y
oscura, frote mis ojos y comencé a ver varios par de ojos color rojo intenso
casi como fuego ¿Zombis? o eso parecía (lo que los juegos pueden hacer con tu
criterio común) un escalofrió recorrió mi cuerpo.
· Alex – le dije y sujete su muñeca, dispuesto a correr
halándolo – ¿De qué va todo esto? – le pregunte pero sabía bien la respuesta.
· No lo sé.
· Lo siento, no queríamos molestar, nos iremos en este momento
– dije y automáticamente la puerta se cerró, agradecí que mi mano no estuviera
allí, pues la había retirado por instinto segundos antes, la puerta se cerró
con mucha fuerza.
· Ángel esos son… son gárgolas – Alex dijo muy tembloroso que
si no fuera por los agudos que se pusieron mis oídos por el miedo no le
hubiera escuchado.
· ¿Gárgolas? ¿Cómo sabes eso?
· Vi sus rostros en las paredes de la casa, son los mismos.
· Tiene razón tu pequeño hermano – dijo una voz casi
cavernosa, que me erizo la piel.
· De acuerdo – dije arrastrando la voz – si nos permiten
retirarnos ahora, no regresaremos más…
· No es tan sencillo.
· Si, ya me lo suponía – respondí resignado – entonces dejen
que se vaya mi hermano al menos – Alex me confronto aun con terror pero
decidido a no dejarme. Mientras una risa general se esparció aunque más parecía
latas cayendo.
· No, desde que tomaron los objetos de ese baúl nos
permitieron regresar a la vida. Nosotros somos los guardianes del misterio que
conlleva todo lo referente a lo que les está envolviendo.
· ¿Entonces ustedes conocen el significado de las piedras y
collares? – pregunto Alex recuperándose del susto, tan rápido que me dio miedo.
· Si, sabemos el secreto ¿a qué si colegas? – pregunto la
gárgola con enormes cuernos que estaba en dintel de la puerta de la casa con
carcajadas infernales. Todas las gárgolas respondieron afirmando
estridentemente.
· ¿Perfecto que es lo que debemos dar a cambio de su
información? – pregunto Alex sin más.
· Alex cállate – le dije sorprendido que ahora se le haya
quitado el miedo completamente. Mi hermano era un gallina normalmente pero
cuando le ganaba su curiosidad había que ver lo valiente que se comportaba – Nosotros
no tenemos nada que ver con esto, sí recogimos esos objetos por error, y lo
devolveremos todo.
· Ya es tarde para eso, solo queda seguir adelante… – confirmo
la gárgola y los ojos rojos brillantes en la habitación oscura se hicieron
intensos…
Esta historia tiene todo un misterio y suena bastante interesante!!
ResponderBorrarEspero encontrar más capis de estos!!