Special Improvement Academy
Ring
Ring
Salgo de la oficina para
atender el timbre. Veo a un niño vestido con un short verde con negro, una
playera Adidas y unos tenis deportivos, aparenta unos 12 o 13 años y va
acompañado por su mamá. Noto que llegaron en el minicooper que está estacionado
en la calle empedrada frente a mi peculiar “academia”.
-
MA, de veras no es necesario – oigo que le dice el niño en el
tono infantil agudo que aún conserva.
-
No hijo, ya lo habíamos hablado. La próxima vez que
reprobaras íbamos a venir aquí.
-
Buenas tardes – los saludo
-
Buenas tardes, señor. Es que tengo una situación que resolver
con mi hijo.
-
Paseen por favor, y hablamos acerca de este jovencito.
Los
introduzco a mi academia, que cuenta con tres partes: mi oficina, el “salón” y
una salita, que es a donde nos dirigimos.
-
Entonces ¿Qué pasó? – invito a reanudar la conversación.
-
Como le comentaba, mi hijo reprobó nuevamente la materia. Ya
estaba advertido de que vendríamos con usted si eso volvía a suceder, así que
aquí estamos.
Básicamente mi “academia”
es una institución poco común, donde los padres traen a sus hijos a recibir un
determinado castigo. Dadas las circunstancias de incertidumbre económica el
mejor seguro es la educación, por lo tanto los padres están dispuestos a todos
con tal de dar y conservar a sus hijos una excelente educación. Y es así que mi
institución floreció entre las clases medias altas de nuestro ajetreado y
polarizado país.
-
Comprendo. Entonces, señora, le voy a pedir que me deje con… ¿Cómo
te llamas?
-
Manuel
-
Con Manu. Puede venir por el en unos 20 minutos vamos a
platicar un poco y tendrá su sesión de corrección.
Le abro la puerta a la
mamá de Manuel y regreso a donde esta sentado en el sillón muy quieto.
-
¿Sabes por qué estás aquí cierto? – cuando asiente a mi
pregunta continúo – entonces no demoremos más esto. Ven – le digo y señalo
hacia la sección principal de la academia.
Entramos
al cuarto que es una habitación amplia donde hay tres especies de bancas de
diferentes tamaños. Son bancas de azotes muy modernas, acolchonadas y con
bandas sujetadoras de material fuerte pero un poco elástico.
-
Inclínate en esa por favor, Manu- le digo señalando a la
mediana. – por ser tu primera vez serán seis, sin ropa. Aquí siempre son todas
sin ropa por políticas de seguridad y eficiencia. Necesitamos ver para no
lastimar de más y además no tenemos que ser tan severos pues así es más
efectivo el castigo. – aclaró esto porque usualmente los chicos se escandalizan
de esta medida en sus primeras veces.
Veo que se inclina pero no
hace nada con lo de su ropa, lo cual es natural. Su torso queda elevado
mientras que sus piernas juntas quedan inclinadas en diagonal hacia abajo. Aseguró
sus piernas con una de la cintas, su torso con la otra, y sus muñecas con dos
más pequeñas que quedan a cada lado. La razón de esto es que los niños que no
están acostumbrados a los castigos se mueven demasiado si no están sujetados.
Tomo la vara de debajo de
la banca, es una varita de silicón de unos 45 centímetros y de aproximadamente
medio centímetro de ancho. Jalo el elástico de el short del niño y bajo la
prenda hasta las rodillas. Noto que Manu se estremece un poco cuando queda al
descubierto un bóxer azul marino con orillas verde oscuro, pero aún no he
terminado y bajo también su bóxer hasta las rodillas.
-No! – protesta
-
Voy a empezar – le aviso y dejo caer la vara por primera vez
con fuerza moderada
JUAS
MMMMMGGG
JUAS
OUCH!
JUAS
Ayyy!
Noto
que empieza a resolverse y tratar de zafarse, me cambio de lado porque voy a la
mitad.
JUAS
AUuuu!
Y
JUAS
YAA!
JUAS
AYYYYYAAA
Dejo
la vara debajo de la banca y espero que
se calme tantito.
-
Ya Manu, ya paso el castigo. Súbete la ropa. – le digo
mientras desato las cintas.
El
niño tarda unos instantes en reponerse, pero después se sube la ropa y se levanta
rápidamente. Noto que un par de lagrimas se le resbalan por sus brillantes ojos
cafés.
No puedo impedir sacudirle
el cabello castaño mientras lo dirijo hacia el lavabo que esta en una esquina.
-Ya paso campeón, pórtate
bien y échale ganas en la escuela. Ahora lávate esa carita.
Después nos vamos a la
sala y nos sentamos a platicar mientras tomamos un refresco. Me cuenta un poco
más de sus problemas en la escuela y de que no le entiende mucho al maestro. Yo
sé que es en parte porque no le interesaba mucho hasta ahorita, pero tomo nota
para recomendarle a su mamá que busque un maestro particular de apoyo extra. Sé
que mi extraña labor consiste en disciplinar a estos chicos, pero también me
preocupo por mis pupilos en la medida en la que puedo.
Su mamá llega y salgo a
entregarle al niño. Me despido de ella y de Manu mientras pienso que es curioso
que después de todo al final hemos creado cariño algunos de mis pupilos y yo, y
que más de uno me agradeció unos meses después el castigo que los enderezó en
su camino hacia un futuro exitoso.
.
Waaoo que buen capítulo me gustó mucho de verdad!!
ResponderBorrarEspero encontrar más de tan particular academia jejeje