domingo, 11 de junio de 2017

Capítulo 14: la tumba se abre



Trece primos y una historia: Lacour
Capítulo 14: la tumba se abre
Santiago POV
Estábamos atrapados en la camioneta del sicópata de nuestro exabogado. Vi que Bruno sacaba su celular y le hubiera dado un golpe de no haber existido el riesgo de que hiciéramos escándalo. ¿Cómo se le ocurría ponerse a ver el celular como si todo estuviera bien y fuéramos en un viaje normal en nuestra camioneta?
Bruno nos hizo señas y comprendí que había puesto el teléfono en silencio y quería que nosotros hiciéramos lo mismo. Lo hicimos justo a tiempo porque en ese momento entró una llamada de Fernando al celular de Bruno y una de Miguel Ángel al mío. Obviamente Bruno no contestó y yo colgué y le mandé a Miguel Ángel un mensaje: “No puedo contestar ahorita”. No le dije nada de nuestra situación pues no estaba seguro si nuestro estatus era de niños traviesos metidos en un gran lío, criminales o víctimas de un secuestro.
“Contéstame inmediatamente Santiago”
“De verdad no podemos.” – le respondí el mensaje
“Tienes una última oportunidad para contestar Santiago, de lo contrario les voy a dar la paliza de sus vidas.”
Mientras consideraba si la amenaza de Miguel Ángel sería mejor que lo que sucedería si nos delatábamos, el abogado le dijo algo a su chófer y comenzó una llamada con el sistema de comunicación integrado de la camioneta.
Sentí un codazo de Bruno y cuando voltee vi que me estaba haciendo señas para que escuchara la conversación del abogado.
-         ¿Ya quedó todo arreglado Gabriel?
-         Sí señor, aunque no entiendo porqué. ¿Qué necesidad había de devolverles la mitad otra vez?
-         Eso no te corresponde a ti decidirlo, Gabriel
En eso Bruno me mandó en un mensaje de WhatsApp : “esa voz se me hace conocida”
-         Además, te recuerdo que esos chicos son mi familia – siguió la voz
“A mi también. Pero porqué dice que somos familia si no tenemos más familiares.”
-         Es extrañó escuchar eso del hombre que mató a sus hijos y dejó a sus nietos abandonados a su suerte.
-         Cállate Gabriel, no tienes ni idea de lo que dices.
Al parecer los interlocutores estaban reflexionando acerca de esto, pues la llamada se quedó en silencio mientras nosotros tratábamos de entender la conversación.
Un pensamiento me asaltó:
El abuelo
Era imposible, pero en un momento mi mente recordó escenas con la voz del abuelo, e inmediatamente después recordé los momentos de cuando nos enteramos del accidente. Sentí que la cabeza me daba vueltas y cerré los ojos, era demasiado para asimilar.
 Pero una alarma en mi mente me recordó a Bruno, Bruno se ponía loco cuando se enojaba. Abrí los ojos y vi que estaba inmóvil pero que literalmente comenzaba a respirar más profundamente y se le enrojecían las mejillas por la presión sanguínea acelerada por la adrenalina. Me miró preguntándome con sus ojos si era cierto y aunque quería calmarlo mi propia reacción me traicionó. Mientras tanto Jonathan nos miraba tratando de entender que estaba pasando. Le hice señas de que teníamos que contener a mi hermano mientras este se giraba listo para abalanzarse sobre Gabriel.
 Afortunadamente me entendió y juntos logramos tirarlo en el suelo de la cajuela mientras yo le tapaba la boca para que no gritara. Logramos evitar hacer mucho ruido pero la camioneta se sacudió bastante con nuestros movimientos y escuché que el abogado le decía al chófer que manejará con más cuidado y a éste que le decía que no habían sido ningunos baches.
Espere a que Bruno se calmara un poco y saqué mi celular para escribir:
Cálmate por favor Bruno. Yo estoy igual de enojado y desesperado que tú. Pero te recuerdo que estamos en la camioneta de un psicópata y su escolta. Tenemos que pensar en un plan. ¿OK? Vamos a conseguir respuestas, pero lo vamos a hacer bien.
Se quedó mirándome después de leer lo que había escrito y finalmente asintió, aunque algo indeciso; después lo solté y comenzamos a pensar en un plan.
“No entiendo que está pasando.” Escribió Jonathan en el celular.
“Nosotros tampoco, pero al parecer mi abuelo está vivo y podría estar involucrado en la muerte de nuestros padres”. Escribí yo en un chat grupal para que pudiéramos comunicarnos Bruno, Jonathan y yo.
“¿Si nuestro abuelo está vivo, entonces tal vez nuestros padres también?”
“No tengo idea”
“¿Pero no dijiste una vez que habían ido al funeral de tu abuelo? ¿Cómo puede ahora estar vivo?”
“No tengo idea y es lo que tenemos que averiguar, pero para eso necesitamos el control. ¿Alguna idea de cómo podemos lograrlo?”
“Necesitamos deshacernos del chófer”
“Pero necesitamos a Gabriel”
“Podríamos secuestrarlo con la pistola que escondimos acá atrás con los papeles.” Sugirió Jonathan
Bruno y yo lo volteamos a ver con cara de sorpresa y después miramos la pistola en la cajuela con horror e ilusión simultáneas.
Después de dudar y deliberar un poco decidimos que probablemente era nuestra única opción. Jonathan coloco las balas en la pistola lo más silenciosamente que pudo, pero no podíamos arriesgarnos a que oyeran el sonido de la pistola al cargarse. Jonathan le colocó la pistola en el cuello mientras yo le tapaba la boca con mi suéter para que no gritara del susto y una vez amagado le susurré al oído
 - tienes una pistola en el cuello. Si no quieres morir no hagas ni un ruido, no mires para atrás y haz todo lo que te digamos. Solo queremos un poco de dinero y sabemos que tienes muchísimo, así que coopera y no habrá ningún problema. – el aterrorizado abogado asintió y le solté la boca mientras le indicaba – ahora le vas a decir a tu chófer que te sientes muy mal y que se detenga en el próximo Oxxo para comprarte un gatorade.
- J. Por favor, me siento muy mal. Detente en el próximo Oxxo y baja a comprarme un gatorade.
 - Claro que sí señor. ¿Se siente bien señor?
 - No. Solamente haz lo que te digo por favor.
Esperamos, y en cuanto el chófer se detuvo y bajó a  comprar el gatorade continuamos con la fase 2 del plan.
Yo salté al asiento del conductor y arranqué la camioneta a toda velocidad mientras Bruno y Jonathan se pasaban a donde estaba el abogado y cargaban la pistola para mantenerlo controlado.
-          Us. Ustedes? – exclamó el abogado cuando nos reconoció. – sabía que estaban jodidos, pero no que tanto como para tener que cometer crímenes.
-         No si para empezar esto no es por dinero, además habló el estafador más grande de la historia. – le dijo Bruno
-         ¿Entonces para qué montaron esta escenita, mocosos?
-         Basta! – exclamé – Gabriel, comunícanos con mi abuelo.
-         La pobreza sí que los enloqueció ¿te recuerdo que tu abuelo está sepultado en el cementerio que está allá por las Lomas?
-         ¿Te recuerdo que estabas hablando con él hace unos minutos?
-         Está bien escuincle. Pásame mi celular para que le marque, solamente a mi me va a contestar.
Sonó el timbre de llamada por unos instantes, y después contestó la llamada la voz de mi abuelo, aunque un poco más ronca.
-         ¿Por qué rompes el protocolo de comunicación Gabriel?
-         Jajaja, no lo va a creer Señor. Jajaja.
-         ¿Estás borracho Gabriel? Te tengo que recordar que hasta mis hijos pagaron el precio de no cumplir.
-         No, para nada Señor. Es que ¿Qué cree? Estoy secuestrado. ¿Por quién cree? Por tres de sus nietos: creo que son Santiago y Bruno, y el bastardo. Jajaja al final al parecer estos comparten su mente maquiavélica, a diferencia de sus papás. Tal vez tenía razón en darles una oportunidad. Jajaja, se los paso para que les explique lo que quieren saber, que creo que es básicamente la razón de porqué mató a sus hijos.
-         Cállate – le gritó bastante alterada la voz de mi abuelo por el parlante.
-         Abuelo. – Comencé y me detuve pues no sabía que decir - ¿Entonces sí estás vivo?
-         Santiago, hijo, sí estoy vivo – me respondió con voz más grave de lo usual.
-         ¿Entonces también nuestros papás están vivos?
-         Nietos, aggsgs

 La llamada se cortó por mala señal. 

1 comentario:

  1. Queeeee mató a sus hijos uuuff si que no me lo esperaba!!
    Espero encontrar más capis que tengo un montón de dudas y quiero saber como sigue esto!!!

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