jueves, 24 de marzo de 2022

Capítulo 43 “Sorprendido”

 Capítulo 43 “Sorprendido”


SAM


Era hombre muerto. ¿cómo no lo pensé antes? ¿por qué creí que no me atraparían? Pero bueno, la verdad es que si había valido la pena. Había disfrutado como nunca con Marie.


Entré en el despacho del abuelo con los nervios a flor de piel, a pesar de que no me arrepentía del todo, si que me daba miedo la consecuencia, hace mucho tiempo que el abuelo no me castigaba, casi nunca lo hacía, yo creo que prefería mimarnos y dejar el trabajo pesado a papá, y por mi eso estaba perfecto. Aunque debo admitir que daba gracias de que papá estuviera de viaje, ya que de seguro se hubiera puesto como un energúmeno si se me hubiera ocurrido hacer algo similar en su presencia, sobre todo si me hubiera pillado en el acto como el abuelo. 

Que vergüenza, ¿Cómo iba a poder mirar al abuelo a la cara ahora? 


Estaba inmerso en mis pensamientos cuando escuché la puerta cerrarse detrás de mi. No había oído que la hubiera abierto, quizás la dejé abierta sin querer al entrar. 


El abuelo se sentó frente a mi sin decir ni una palabra, solo me miraba fijamente y la verdad es que eso me ponía más nervioso. ¿es que acaso debía hablar yo? Quizás servía de algo disculparme. 


Sam: abue… - iba a seguir, pero me hizo callar de un solo gesto con su mano. ¡diablos! ¿Qué quería de mi entonces?


Allan: quiero que sepas que estoy profundamente decepcionado de ti Samuel – ouch, creo que eso dolió aún más que cualquier castigo que me esperaba. – traicionaste la confianza que te di, al dejarte salir con el coche tú solo, y créeme que te costará recobrarla.


Las lágrimas se comenzaron a acumular en mis ojos, no quería llorar frente al abuelo, quería mantenerme fuerte, pero era difícil al escuchar todo aquello. ¿es que acaso valió la pena? 


Sam: lo siento… - eso fue lo único que salió de mi boca, ya que, de haber seguido, no hubiera podido controlar el llanto. 


Allan: espero que sea así… - hubo otro silencio incómodo, pero no abrí la boca, no podía. – el resto de la semana que te quedarás aquí estarás castigado. No habrá televisión, consola, ni teléfono. - ¿eso es todo? Creo que me gustaba estar con el abuelo después de todo. – pero no creas que eso es todo. – me lo temía. Es que ¿acaso el viejo puede leer la mente? Mejor dejo de decirle viejo… por las dudas. – no quiero molestar a tus padres en sus vacaciones, pero no me dejas alternativa. – Espero que eso no signifique lo que estoy pensando. – mañana después del desayuno llamaremos a tus padres y le contarás toda tu travesía del día de hoy. – ahora si que estoy muerto. 


Sam: abue, no me hagas esto, castígame tú si así lo consideras, pero no me hagas decirle a papá, me matará. 


Allan: no seas exagerado Samuel – claro, lo dices por que no estás en mi posición y no tienes un padre endemoniadamente estricto y gruñón. – y no te castigaré yo por que la verdad no me apetece. Yo esperaba que esta semana que estarían aquí, nos divertiríamos todos, pero tu decidiste esto y ahora tu abuelo está muy enfadado contigo. – me compadezco de papá, sinceramente esto es peor que la “otra cosa” que no mencionaré. – pero no te equivoques, sigo amándote con toda mi alma, eres mi primer nieto y eso de alguna manera te hace importante, así como todos tus hermanos son importantes para mi a su manera, pero lo que hiciste hoy simplemente no lo puedo dejar pasar y la verdad es que no quiero opacar esta semana castigándote, a pesar de que creo que te lo mereces de verdad. 


En ese momento no pude evitar que las lagrimas salieran. Sin poder evitarlo estaba sumido en un llanto incontrolable. Los 17, casi 18 años se fueron a la mismísima mierda. 


Me tapé la cara, no quería que me viera, ya de por si me sentía avergonzado por todo lo que había pasado. 

De un momento a otro, pasé de estar sentado, a estar siendo abrazado por el abuelo. 


Allan: anda, no llores mi hombrecito, mira que yo debería estar consternado. Debo decirte que el día de hoy si que me traumaste de por vida. – la voz del abuelo se había suavizado y eso me tranquilizó un poco. – anda, ve a por tus cosas electrónicas y me las traes para guardarlas. – no podía quejarme en realidad. Eso fue mucho menos terrible de lo que esperaba. – y luego te irás a la habitación por el resto del día. Te llevaré la cena luego. – estaba exiliado. – ve. 


PLAS – eso no me lo esperaba para nada.


Sam: auch, abueee…


Allan: no te quejes mocoso, que de alguna manera debía de vengarme, anda ve, que si no continúo. – me fui corriendo, no tentaría a la suerte. 


Estaba a salvo por el día de hoy. 


Ahora rezaría por que mis padres estuviesen lo suficientemente felices como para no enfadarse demasiado. 


Por lo menos tendrían una semana para relajarse. 

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JAMES


Aún no podía articular palabra alguna. Quizás me había quedado mudo y yo ni enterado. No. No estaba mudo, solo era un cobarde. 


Ryan: James, estoy esperando, ¿Qué es eso que tienes que decirme? 


James: te lo diré solamente si prometes que no te enfadarás. – debía intentarlo. Aunque la mirada que me dio después de eso me hizo percatarme que quizás no fue una buena idea decir aquello. – me dieron las calificaciones del trimestre en curso, pero antes de que te alteres, aún me quedan los exámenes finales, así que tengo oportunidad de salvarme aún. – saqué el arrugado papel que tenía en el bolsillo del pantalón y se lo entregué. Ahora solo queda rezar. 


El tío Ryan estuvo un buen rato mirando las calificaciones y no pude adivinar nada a través de su expresión. Es que acaso era un experto jugador de póker y yo ni enterado estaba. Papá ya estaría gritando a los cuatro vientos. 


Ryan: recuerdo haberte dicho una infinidad de veces que te pusieras con los deberes y que estudiaras. – su voz no sonó enfadada. ¿eso era algo bueno? – dices que aún quedan los exámenes finales ¿no? – asentí solamente, no me salía la voz. – entonces a partir de hoy nos pondremos dos horas cada día a repasar para los exámenes, estoy determinado a que los apruebes con excelencia. – luego de eso no hubo más, solo tomó un lápiz que casualmente estaba ahí y firmó la boleta. – anda, guarda esto de inmediato en tu mochila, no quiero que el lunes me andes hablando al móvil, diciéndome que no te dejaron entrar al instituto por que te la olvidaste aquí. – estoy profundamente confundido. 


James: ¿eso es todo?


Ryan: es que quieres más, luego te quejas de que no te consiento. Son solo unas calificaciones, no te mataré por eso. Solo debes esforzarte un poco más y podrás aprobarlas, confío en ti y tu inteligencia, aunque a veces esa inteligencia se vea opacada por tu pereza. 


James: prometo que las subiré tío. – le sonreí y volví a guardar el papel en mi bolsillo. 


Ryan: yo sé que si enano. 


Esto había sido menos terrible de lo que había pensado. ¿estaré soñando?

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SHAUN


Era ya medio día del viernes y llevábamos más de 5 horas en la clínica haciéndole una infinidad de estudios a Kyle, quien por cierto estaba insoportable. 


Kyle: papá, ya estoy harto ¿nos podemos ir? – como decirle al crio que aún nos quedaban unas 2 horas más aquí por lo menos. 


Shaun: ya quisiera hijo, pero aún quedan unos estudios más para realizarte. – esperaba la explosión, y la verdad es que no me sorprendí en lo absoluto. 


Olvidándose por completo de su edad, Kyle le dio una patada a la silla que había en la sala de espera, tirándola.


Kyle: ¡ESTOY HARTO! – la vergüenza que tenía en este momento no podía compararla con ningún acontecimiento anterior. Todas las personas que había allí, que no eran pocas precisamente, nos voltearon a ver. 


Iba a regañarle, pero apenas me fijé, el chico ya había salido corriendo de allí. 

Me levanté del tirón para seguirle, pero la verdad es que no llegó muy lejos, ya que, para su mala suerte, se topó de lleno con mi hermano, quien venía a acompañarnos durante su hora de almuerzo. 


Dean: anda, tenemos un escapista por aquí. – Kyle iba a seguir su camino, pero Dean le tomó firme del brazo y caminó hacia mi. – te recomiendo que te comportes Kyle, ya que este es un hospital y, sobre todo, es mi lugar de trabajo.  


Kyle: me importa una mierda que sea tu lugar de trabajo, yo me voy de aquí. – ups, aquí ya se armó una grande. A pesar de que yo era el más severo entre mi hermano y yo, sinceramente no creía que él dejaría pasar aquella falta de respeto. 


Mi pequeño hijo trató de soltarse del agarre de su tío, pero sinceramente fue inútil el intento. Eran 59 kilos contra unos 90 por lo menos. 


Dean: déjame explicarte algo sobrinito. – Dean le sentó en donde, con anterioridad, estábamos sentados y prosiguió. – todas estas personas están aquí por algo similar a lo tuyo. Todas están hartas y seguramente preferirían estar en sus casas en vez de aquí. A eso súmale tener que soportar berrinches de un crio malcriado. – eso me llegó a mi. Que yo le había criado bien, es solo que de repente mi hijo se convertía en un salvaje. – no te parece que deberías hacerle la estadía un poco más amena. 


A pesar de no gritar, como lo habría hecho yo, a Kyle le caló profundo el regaño y solo agachó la cabeza. 


Shaun: discúlpate de inmediato con tu tío, Kyle Adams. – ahí entraba yo, ya le demostraría a Dean que tenía a un hijo mejor que bien criado. 


Kyle: no. – sinceramente me rindo. 


Shaun: más te vale hacerlo, si no quieres que aquí mismo arme un escandalo en condiciones. – iba a levantarme, pero Dean me lo impidió. 


Dean: compórtate Shaun, ya dije que este es mi lugar de trabajo. – me corté de inmediato. Volví de pronto a tener 13 años y mis hermanos se creían con el derecho de regañarme. – te entiendo Kyle, sé lo frustrante que debe ser para ti todo esto. Estás asustado y además tienes que estar horas de un lado para el otro haciendo un centenar de cosas que apenas las entiendes. Pero, eso no significa que tienes el derecho de desquitarte con el resto. Tienes el derecho de sentirte frustrado y enojado, pero deberías saber que es mejor buscar ayuda que crearte enemigos, ¿no crees?


Desde cuando mi hermano iba de sabio por la vida. ¿Estaré soñando acaso? ¿Dónde están las cámaras de televisión? Como puede ser que este sea el mismo Dean, quien con 20 años me daba de coscorrones por contestarle mal a nuestros padres. 


Kyle: lo siento tío, no debí decirte todo aquello, por favor no me castigues. – a pesar de mi enfado, la mirada de ese mocoso era mágica, simplemente era imposible enojarse con él. 


¡Ay! Dios, como que me estoy ablandando demasiado, debía componerme rápidamente, que ya me veo esclavizado por el bebé que viene en camino. 


Dean: no hay castigo hoy enano. Debemos mimarte y consentirte al máximo. – declaraciones como esa me hacían recordar en la situación en la que estábamos. Esto no era una visita de rutina al médico. Estos exámenes nos dirían que tenía con exactitud mi pequeño y nos darían la clave para comenzar con los tratamientos correspondientes. 


Aún no le contaba al resto de la familia lo que estaba ocurriendo con Kyle, solo sabían mi padre y Dean. Estaba segurísimo de que Allan me iba a torturar una vez sepa que estuve guardando este secreto por un buen tiempo, pero queríamos con Lydia tener la película completa para comenzar con las explicaciones pertinentes. 


Luego del incidente con Kyle, todo se tranquilizó y pudimos terminar con todos los exámenes. 

Ahora teníamos que esperar una semana para tener nuestra cita con el neurooncólogo y ahí sabríamos que sucede realmente. 


Por supuesto, y luego de haber “torturado” todo el día a mi pobre hijo debía llevarlo, y esto fue gracia de mi hermano, a comer lo que el quisiera. Es que estos no comprenden que aún no me pagan mi primer sueldo…  


Llegamos al restaurant de comida rápida que había elegido Kyle, Lydia iba a matarme por esto, y nos sentamos para poder ordenar la comida. 


Kyle: voy a pedir una hamburguesa, un hot dog, una malteada, y de postre quizás pediré un helado. – este mocoso además de dejarme en banca rota quería vomitar mi coche de vuelta a casa. 


Shaun: hijo, creo que esa es demasiada comida para ti. – el me miró con expresión enfadada, pero yo sabía que no era un enfado real. – por que no mejor te comes un hot dog y una malteada. 


Kyle: pero, y ¿qué pasará con la hamburguesa? – traté de hacer memoria de esta mañana, ¿es que acaso no le había dado desayuno?  Claro que desayunamos, pero se me olvida que es un crio de 15 años con un agujero negro por estómago. 


Shaun: hijo, a ti ni siquiera te gustan las hamburguesas, pero hagamos esto… - se había entristecido al escuchar lo primero dicho por mi, pero se puso alerta de inmediato esperando el veredicto. – si cuando te acabes todo aún tienes hambre, te podrás pedir otra hamburguesa o si deseas el helado ¿vale?


Al ver su asentimiento pude respirar con tranquilidad, me había salvado de un posible berrinche. 


Como lo había pronosticado, apenas pudo acabar con la comida que había pedido, y es que en el proceso también había picado de lo mío. 


Iba a pedir otro refresco para cada uno cuando recibí una llamada de Lydia. 


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Shaun: Hola mi amo…


Lydia: se puede saber ¿dónde diablos estás Shaun Elias Adams? - ¿qué está ocurriendo? ¿Por qué estaba enfadado conmigo?


Shaun: ¿cómo que donde estoy? Estoy con Kyle cariño, ya sabías que íbamos a estar en la clínica toda la mañana. – ¿acaso se me estaba olvidando algo?


Lydia: eso ya lo sé… - ¿entonces? – pero también sé que te dije claramente anoche que tenías que recogerme en la editorial luego de que acabaran con los estudios para ir a la ecografía del bebé. - ¡demonios! Era hombre muerto, me lo había recordado por la mañana. – incluso te dejé un mensaje para recordártelo Shaun. La cita es en 15 minutos. – el restaurant estaba por lo menos a 20 minutos del trabajo de mi esposa, no creo que lograríamos llegar a tiempo. 


Shaun: mi vida, lo siento mucho, se me fue la cabeza. Espérame allí, iré volando a buscarte. – ya me había levantado de la mesa, dejando un estimado de la cuenta en un costado y agarrando a Kyle de un brazo para que se apurara. 


Lydia: ni te apures, Daniel me irá a dejar, mejor nos vemos en la clínica. – ¿acaso había escuchado bien?


Shaun: y ¿por qué demonios te tiene que ir a dejar ese tipejo? – ese bastardo siempre ha estado detrás de Lydia, desde el día uno en que empezó a trabajar en aquella editorial. 


Lydia: primero, no le llames así que por sobre todo es mi jefe, y segundo, me irá a dejar por que es el único disponible en este momento ya que mi esposo brilla por su ausencia. 


Shaun: no me gusta para nada esto Lydia. – estaba siendo irracional, pero la verdad es que ese tipo me enfurecía. 


Lydia: pues la verdad es que me da igual Shaun, nos vemos en la consulta. – iba a contestarle, pero colgó. 

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Estaba furioso, y Kyle se dio cuenta de inmediato, ya que pudo observar como apretaba con más fuerza de lo usual el volante mientras nos ponía en marcha. 


Kyle: ¿mamá está enfadada? – iba a responder de mala manera, pero recordé al instante que ese era mi hijo y no tenía nada que ver con el enfado que tenía ahora mismo. Ni siquiera estaba enfadado con Lydia, sino conmigo, era mi culpa haberme olvidado de la cita médica y por sobre todo era mi culpa el haberle dado la oportunidad al imbécil de Daniel para que esté a solas con mi esposa.  


Shaun: si enano, creo que la fastidié un poquito, olvidé que hoy teníamos una consulta para una ecografía, pero no te preocupes, ya luego contentaré a tu madre. 


Kyle: pues quizás si la invitas a por un helado después de la consulta se le quite el enojo. – ahí caí en cuenta de que me había olvidado del helado que le había prometido a Kyle. 


Shaun: tienes razón pequeño, luego de la consulta iremos los tres a por helado. – eso bastó para que le saliera una gran sonrisa a mi hijo. Que fácil era hacer feliz a alguien. 


Traté de no cruzar el límite de velocidad permitido y por suerte, llegamos 5 minutos antes de la hora a la consulta. 


Ya estábamos llegando a la sala de espera del área de maternidad, cuando a lo lejos pude ver como Lydia estaba sonriendo mientras conversaba muy campante con Daniel, quien estaba sentado a su lado. 


Esto definitivamente lo hacía para molestarme…



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