Un trato especial…
Capítulo 1
Lección de respeto
Resumen: Lionel Messi está
fuera del orden y la disciplina que se considera debería tener un jugador de
futbol profesional entonces Guardiola sin saber ya que hacer con él y la
situación que conlleva todo el lío que se ha formado y que podría agrandarse
según su apreciación, decide volver a aplicar
el método que considera más efectivo en su querido pupilo, haciendo uso de su
poder y con la total libertad que este le permite cumple su cometido gracias a
un consenso entre él, el club y Messi desde su llegada al mismo como director.
N/A: En primer lugar, este relato
es un regalo para mi amiga Estrella, quien llevaba años de pedírmelo, (tómalo
como tu obsequio de cumple atrasado y tenme mucha paciencia para las
actualizaciones porfa, ya sabes que como tú, soy como el cometa jaja) al fin me
decidí, y no era que no quisiera eh, sin embargo, la laptop me falla desde hace
un tiempo, sobre todo el teclado, es algo tedioso, aparte la inspiración iba y
venía, y sumado a eso otras cosas del diario vivir, pero más vale tarde que
nunca ¿cierto? espero te guste, segundo el mismo se remonta a la época de Leo
Messi en el Barça cuando Pep Guardiola lo entrenaba.
………….
El
cumplimiento de una serie de normas de disciplina, era algo que Guardiola les
había dejado muy en claro a cada uno de sus jugadores desde el primer día que
había pisado las instalaciones del Camp Nou, buscaba con esto resultados
positivos para el club, para ellos y obviamente para él, pero aunque tenía una
plantilla de lujo llena de talentosos jugadores, que le rendían en la mayoría
de los partidos que disputaban, a la vez tenía que lidiar con todo tipo de
roces que ocurrían dentro y fuera del vestuario en cuanto a lo deportivo se
refería y había conseguido controlar todos los aspectos dentro del equipo y todos
sus jugadores seguían al pie de la letra sus instrucciones, estaba tranquilo y conforme
porque hasta el momento nadie había intentado siquiera a llevarle la contraria.
La
primera mitad de la temporada había corrido con normalidad, gracias a que el
calendario estaba bastante accesible, y su mayor rival el Real Madrid estaba en
proyecto de construcción, así que les resultó cómodo hacerse con el primer
lugar de la tabla.
Aun
con todo lo favorable que les estaba yendo, a Josep, mejor conocido como Pep
por los más cercanos, no se le quitaban las ganas de dar instrucciones;
filosofando sus extensos discursos como si de Aristóteles se tratara, algo que
podía acabar con los nervios hasta del más paciente de todos, y un día en
particular en la ciudad deportiva Joam Gamper estaba hablando como si no
hubiera un mañana, Zlatan había volteado los ojos sin que lo viera, no porque
le tuviera miedo, ya una vez lo había enfrentado por querer hacer del club un
colegio y tratarlos como críos que siguen todas sus órdenes sin rechistar, sin
voz, ni voto para la mayoría de las cosas importantes, Ibrahimovic no estaba de
acuerdo con él en nada, pero sabía que
no valía la pena decirle algo, cuando ya sus días estaban contados en el
equipo, así que por el momento se conformaba con no hacerle caso y obviamente
Josep lo castigaba restándole minutos de juego y seguramente ahora tomaría su
indiferencia como excusa para banquearlo el sábado que enfrentarían al Mayorca
en Liga, mientras su mente procesaba lo que pasaría en su futuro no muy lejano,
Xavi, Iniesta, Puyol y los demás acataron las indicaciones de su maestro al pie
de la letra, pero la estrella principal del equipo, el favorito de Pep, Lionel
Messi, estaba ensimismado en sus pensamientos y no prestó nada de atención a lo
que su jefe les había comunicado, Guardiola no estaba contento con eso, hacía
días que estaba con una actitud lamentable y lo que menos le gustaba, era su
mal humor, porque eso se reflejaba allá dónde iba, enfriándose y a su vez a
todo el equipo, algo que no podía permitírsele porque si él, “la considerada principal figura para
muchos” seguía así, estaba claro que acabaría por contagiar al resto por
tiempo indefinido y eso arruinaría todo lo que ya habían conseguido y peor iba
a terminar él porque todo tanto interno y externo giraba alrededor de él,
entonces a Pep ya se le estaba yendo de las manos, por lo que pensó que tenía
que tomar medidas serias antes que fuera demasiado tarde y hubiera un
descontrol abismal por los caprichitos del niñato quisquilloso que tenía cerca,
así que una vez los otros chicos se retiraron, como correspondía, le llamó la
atención:
_ ¿Qué es lo que te está pasado eh? ¿Por qué no respondes
cuando te hablo? _ Guardiola lo miró muy serio
e hizo que Messi retrocediera dos pasos, en esta ocasión no quería tenerlo muy
cerca de él.
_ Lo siento, estaba pensando en algo y no preste atención
a lo que dijiste. _ Se excusó tímidamente,
pero eso para Pep no fue suficiente. Joder, tenía que espabilarlo de una manera
u otra.
_ Es que es el colmo contigo, han sido varias semanas de
lo mismo, y no entiendo a qué se debe este repentino cambio tuyo y tampoco por
qué te empeñas tanto en reincidir una y otra vez, mi paciencia tiene un límite
y tú más que nadie lo sabes porque me conoces muy bien Lionel Andrés Messi
Cuccitini _ Insistió Pep sacándole la partida de
nacimiento y la pulga lo miró un poco sorprendido, no esperaba que su jefe se
enojara tanto por su leve descuido y de paso le reclamara lo demás, la re
concha de la lora, la cosa se puso peluda, se dijo para sí el rosarino. _ Y francamente me estoy hartan…
_ Bueno, ya está, _ interrumpió
Leo _ ya…
_ Cállate que estoy hablando, estoy harto de tu actitud,
han sido… _ Y la frase volvió a quedar en el aire,
que cansado tener que escucharlo a Guardiola con lo mismo una y otra vez, que
hablara mañana o la semana siguiente, pero hoy no, que Messi estaba en sus
días, aquellos en los cuales no se le podía decir nada.
_ Ya fue boludo, ya te pedí disculpas, ahora me tengo que
ir a entrenar. _
Soltó en un tono altanero, enojando más a Guardiola, que no demoró en
reclamarle como solía hacer la mayor parte del tiempo.
_ Primero me respetas, segundo, no irás para ningún lado
y tercero, calla y escucha lo que he de decirte. _ Y
Josep elevando la voz, enumeró con los dedos cada punto para que le quedara
bien claro el mensaje a Lionel, quien frunció el entrecejo y torció un poco los
labios, clara muestra de molestia. Tenía la piel muy delgadita, que se hacía el
ofendido cuando le echaban una buena bronca, así supiera que era merecida, algo
con lo que su técnico tenía que lidiar.
Guardiola
empezó con su larga disertación, sobre el respeto, la obediencia y el
cumplimiento de las normas dentro de la plantilla y el club en general,
básicamente como pensaba el jugador, lo mismo que repetía a cada rato, solo que
ahora le había agregado más adornos, Messi estaba cada vez más aburrido, que se
le escapó un bostezo, y con ese gesto tuvo el entrenador para que le hirviera
más la sangre.
_ ¡Presta atención cuando te hablo! _
Lo cogió por los hombros y lo sacudió con fuerza.
_ Pero que denso que sos, _ como pudo se soltó y alejó un poco y
continuó _ ya ese sermón me lo sé de memoria, que manía tenés de hincharme las
pelotas _ gritó y de inmediato se arrepintió porque aunque el Pep no era
argentino, sabía que significaba ese lenguaje tan malsonante y despectivo hacía
su persona, y era algo que consideraba intolerable y más todavía si se lo decía
con el tono que lo hizo, aun con la cara que puso el ofendido, Leo iba
dispuesto a marcharse y seguir su rutina, sin embargo antes que diera un solo
paso, Pep lo cogió fuerte del brazo.
_ ¡¿Qué parte de no te mueves, no entendiste?!
¡Irrespetuoso! _ Y como no podía controlar su
enojo, empezó a contar mentalmente para calmarse, aunque fuera un poco, de lo
contrario iba a matarlo a Messi enfrente de todos.
_ No escuchaste, que te dije que voy a entrenar, tenemos
partido el sábado. _ Había dicho ahora nervioso
e intentando soltarse.
_ Me importa poco tu entrenamiento, mejor es que te
olvides de eso ahora…
_ Pero entrenar forma parte de mis responsabilidades como
jugador del Barcelona. _ Se defendió Lio, liberando
su brazo por un momento, ya que Pep volvió a agarrarlo esta vez con más fuerza.
_ ¡Qué te olvides, te he dicho!
_ Me lastimas…, soltame la concha de… _ y
no pudo terminar por un fuerte manotazo que le metió Guardiola en la boca.
_ Basta Lionel, con esta, ya son dos las veces que me has
faltado al respeto y eso merece una sanción disciplinaria, que ahora sí que no
pienso dejar pasar por alto _ anunció tajante sin
soltarlo, ¿cómo? Si solo fue un simple arranque, ahora resultaba que no podía
enojarse, porque al señor perfección no le gustaba, pensó Leo en su lugar.
Y
como Messi vio que Guardiola no estaba dispuesto a ceder esta vez, espero lo
que tuviera que pasar.
Todos
los jugadores tenían que cumplir y respetar las órdenes de su entrenador o las
consecuencias serían serias para quien no estuviera dispuesto a hacerlo, Lionel
sabía cuáles eran los castigos impuestos para todos a excepción de él, pero
también sabía que, con él, Pep tenía un trato especial, con muchos privilegios
que el resto no tenía, uno de ellos, era no ser cambiado nunca en ningún
partido a menos que el propio Messi lo pidiera, ya fuera por cansancio o lesión
imprevista.
Si
Leo tenía un mal día en el entrenamiento, aun así, era convocado para el
partido correspondiente, jugara bien o mal, con seguridad aparecía en la
siguiente alineación, incluso Xavi, Andrés y Puyol eran relegados al banquillo,
algo que solo había pasado en contadas ocasiones porque ellos eran jugadores
muy disciplinados que se esforzaban por hacer las cosas bien y si los cambiaba
eran en partidos menos exigentes.
Messi
tampoco era regañado en público cuando actuaba mal, muchas veces Pep le pasó
groserías porque sabía el temperamento delicado de Lionel, que podía ser muy
susceptible cuando se le daba la gana, entonces para no impedir el progreso de
su pupilo favorito, mandó a sacar a jugadores como Deco y Dinho, este último
que consideraba una mala influencia, algo que por esas razones y otras más le
funcionó, ya que Leo alcanzó el mejor momento de su carrera y aún tenía mucho
por dar, por lo que no quería meterle presión, aunque tenía la ventaja de tener
la prensa catalana y la mayoría del resto de medios de comunicación y las
páginas en internet a su favor, cuando las cosas no iban bien, se desanimaba
fácilmente, solía buscar lo negativo en todo y eso mermaba su rendimiento, tirando
todo su talento al caño.
Aunque
debido a su personalidad introvertida, pareciera un niño bueno ante los ojos
del público externo y principalmente de sus fanáticos, no era tanto así.
Y
Guardiola lo sabía aunque fingiera en rueda de prensa para no dañar la imagen
del pibe y porque había entre ellos más que una relación de entrenador-jugador,
el Pep lo adoraba, pero Lionel igual que
el campo era realmente bueno para sacarlo de quicio con sus niñerías e insolencias, mismas que desde semanas atrás
andaba mostrando y fue entonces que la
paciencia de Pep se agotó y lo llevó prácticamente a rastras, el muchacho no
paraba de protestar todo el camino junto a su enojado entrenador que no paraba de reprenderlo, así se fueron hasta el edificios dónde se ubicaban los
vestuarios mientras el resto seguía a lo suyo, ajenos a lo que estaba pasando
entre el míster y su maleducado compañero de equipo.
Una
vez allá, el director técnico eligió uno de los vestuarios, abrió la puerta y
metió a Messi primero y seguido entró él, puso seguro a la puerta para evitar
interrupciones y que Leo se escapara, pero lo segundo era poco probable, viendo
el tamaño y la complexión física del argentino y la de él, estaba claro, que el
chico no tendría oportunidad alguna de salir ileso, así que lo mejor que podía
hacer era mantenerse calladito y cooperar, sino quería empeorar las cosas.
_ Che boludo, ¿qué te pasa? ¿Por qué me encerrás acá contigo? _ preguntó
lo que era obvio, pero estaba muy aterrado.
_ Tu no pretenderás pegarme así ahora… _
la cara de Lio enrojeció ferozmente, pero no tanto como tendría su retaguardia
cuando Guardiola acabara con él.
_ No pretendo, lo voy a hacer, así que ve quitando esa cara,
y prepara el culo, que te voy a ir cobrando cada una de tus insubordinaciones.
_ Anunció tajante el míster y Messi tragó en seco,
empezando a sudar nervioso, mucho más que cuando lo traía a medio camino.
Y esa
lección de respeto sería una más de las tantas que recibió desde la llegada de Pep a la plantilla, quien
tenía derecho sobre él, tanto por el vínculo de mutua confianza que mantenían
ambos, o bueno al menos eso era lo creía el jugador, como fuera, a su manera se
llevaban bien, sin embargo Lionel Messi debido a sus antecedentes de mala conducta
e indisciplina desde que estaba en la masía, puso a pensar a Guardiola en una
solución inmediata y tajante a cambio de tantos beneficios que el pibe recibía,
con la idea de tener un balance en la ecuación y con el consentimiento del club
encontró como controlarlo, así un viernes en particular, después de haber
pasado horas diseñado un contrato
especifico adicional al que el chico ya tenía como jugador del Barcelona, en
dónde detallaba todo lo pertinente, es decir privilegios, condiciones,
sanciones y una serie de cláusulas un tanto extrañas que solo encajaban en el
pensamiento inusual de Guardiola y pues Messi aunque dudaba en ciertos puntos,
habían otros, la mayoría, que le resultaron muy convenientes, entonces, luego
de hacer un análisis exhaustivo de todo el
documento como solía hacer antes de tomar una decisión, y enfocándose
principalmente en los privilegios, ya que según él, buscaría la forma de evitar
la parte fea descrita en dicho papel que así hubiese sido muy bien maquillada,
Lionel no era tan ingenuo como lo pintaban para no entender entre líneas lo que
Guardiola pretendía, aún con todo lo que sabía que significaba esa pequeña
partecita, pensó que se las podría arreglar para manipular a su entrenador de
una u otra manera, total él era como el niño varón que el Pep nunca tuvo y
siempre deseó, sin embargo el rosarino había olvidado que todo en la vida tenía un precio,
y a él le iba a tocar pagarlo el tiempo que el encargado durara en el puesto.
_ Che Pep, discúlpame por favor tío, mira que no me
vuelvo a portar así más, te lo prometo, _ hizo
un gesto de súplica_ pero no lleguemos a
esto te lo pido, no podés castigarme de esa manera, tenemos partido sábado. _
agregó desesperado, casi al borde de ponerse de rodillas, menudo teatro estaba
haciendo, se lo hizo ver Pep sonriendo irónicamente mientras movía la cabeza de
un lado a otro.
_ Pues haberlo pensado antes, en lugar de comportarte
como un verdadero mimado, _ respondió cambiando la cara
a una de total seriedad y agregó _ y tú
a mí no me vienes a decir como tengo que corregirte, que te quede claro chaval
que aquí quien manda soy yo, y date por afortunado que no me he traído la
correa, sino ya te enterabas. _ Y con ese comentario Messi puso los ojos
como plato, mientras Guardiola se fue directo a un casillero por una raqueta de
ping-pong.
Cuando
regresó su atención a Leo, vio que este no se movía, y no por querer hacerse el
rebelde, en esos momentos, ni siquiera era lo último que pasaba por su cabeza,
del miedo que cargaba encima, lucía más pálido de lo que era en realidad, medio
miró a Pep a la cara y luego bajó la vista hacía a la raqueta que traía en la
mano, volviendo a tragar grueso, paralizado, volviendo a mirar a su jefe, esta
vez a los ojos y de nuevo al instrumento que iba a marcarse en su trasero.
Por
su parte Guardiola le indicó con un gesto que se acercara, pero el chico no
reaccionaba, así que el catalán se cansó de esperar que Lionel cooperara por
las buenas, porque que necio era Messi cuando se enfurruñaba en no hacer caso a
la primera, fue su juicio y paciencia no le quedaba, así que como estaba parado
ahí en el centro de aquel amplio vestuario, se aproximó a él y le soltó dos
duros azotes en el mero centro del culo.
_ AU, AUUUU NOOO, que…, que hacés, déjame al menos
procesar las cosas… _ aquello fue dado con ganas,
y no se quería imaginar cómo le pondría el culo dentro de poco.
_ Procesar mis cojones Lionel Andrés, te he dicho hasta
el puto cansancio que me hagas caso y te entra por un oído y te sale por el otro
_ y sin perder más el tiempo, lo arreó hasta
el banco más próximo que tenía
Pep
se sentó y tiró de Leo, quien prefirió no hacer más fuerzas. Con Guardiola era
imposible conseguir algo que no fuera lo que él ya tenía decidido y planeado,
sobre todo si se trataba del número diez del equipo, eran sus reglas y en aquel
momento tenía argumentos de peso para hacerlas valer, Messi también solía ser del
tipo de personas que prefería someterse la mayor parte del tiempo para evitar
más problemas, y todavía más sí estaba hasta el cuello o ya había un acuerdo
previo; al menos con Pep era así, el tipo le resultaba muy intimidante y hasta
le parecía un poco loco, y también, al menos quería intentar que no le fuera
tan mal a su trasero, pensó que era mejor aceptar su sanción por la buena, así
que por un momento cerró los ojos y se llevó la camiseta de entrenamiento a la
boca, preparándose para morderla en lugar de gritar cuando ya no pueda soportar
más la zurra que recibiría a continuación y lo segundo, pero no menos
importante, que nadie ajeno a ellos se entere que está siendo azotado por mal
comportamiento e indisciplina, enrojeció mucho más solo de imaginarse vivir esa
humillante situación, por un instante se le formó ese cuadro mental en la
cabeza, todos los ojos puestos en él, y mientras se enfocaba en eso, su
entrenador le bajaba los pantalones cortos y luego los calzoncillos, ahora el
calor se le subió hasta las orejas, el míster lo tomó como una reacción
completamente normal, era parte del correctivo.
Lo
acomodó mejor, de la cintura para abajo sobre sus rodillas y el resto del
cuerpo tendido sobre el banco, sujetándolo bien con la mano izquierda, mientras
que en la derecha tenía la enorme raqueta de ping-pong con la que le iba a dar
los azotes.
Cuando ya lo tenía en posición idónea y con las
nalgas al aire, como solía hacerlo, empezó la tunda. Eran unos golpes secos y
fortísimos, que le hacían temblar el culo al mismo tiempo que se lo calentaban
de lo lindo, con la dureza del gran dolor y escozor correspondientes.
Hasta tal punto que al argentino empezó a dolerle que intentó llevarse la mano
a la cola, pero Pep se la retuvo detrás de la espalda y se la inmovilizó. En
ese momento sus pantalones y calzoncillos estaban un poco más debajo de las
rodillas y los azotes empezaron a ser cada vez más fuertes. Messi mordía la camiseta,
pero aun con eso, se le escaparon varios chillidos, la intensidad del castigo
lo hizo levantar la mitad superior de su cuerpo, descubriendo los genitales,
que tenía apoyados sobre las piernas de su jefe. Se quejó y empezó a llorar. Al
rato volvió a la postura original, ahora con la cabeza tapada por la camiseta y
ésta entre los dientes, con los ojos empapados en lágrimas. Guardiola le
repartía los azotes a uno y otro lado del culo y también en el centro, no
dejando ni un ápice sin castigar desde el final de la espalda hasta el comienzo
de los muslos. El tamaño y la consistencia de la raqueta eran más que suficientes
para castigar bien su trasero desnudo. Decididamente le dio una azotaina en
toda regla, le puso el culo como un tomate, totalmente inflamado, seguramente
no iba a poder jugar al menos dos de los siguientes partidos.
_ Fuiste…, fuiste muy duro conmigo, yo no voy a aguantar
esto _ lloraba mucho todavía.
_ Ya Lionel, ya hemos terminado, siento haberte castigado
tan fuerte, pero tu actitud me hizo enojar mucho, bueno ahora ya todo está
perdonado… _ Le acarició la cabeza y la espalda,
luego bajó su mano hasta las nalgas y las sintió bien calientes.
_ Madre mía, te lo deje ardiendo y lo que te va a durar,
pero tú tienes un buen culo, uno que
aguanta bien este tipo de sanciones, estarás como nuevo, calculo en una semana
y media, de cualquier manera si hace falta yo te echo una pomadita _
dijo con total naturalidad, Messi solo arrugó la cara, echándose a llorar con
mucha más intensidad al punto que le dio un ataque de tos terrible Pep se
asustó y lo ayudó a calmarse un poco, pero la pulga seguía gimiendo _ pero ya no llores hombre, que nadie se ha
muerto por una azotaina, que yo también fui corregido de esta manera y mírame
aquí estoy, que estarás bien chaval.
_ Me re cagaste a palo boludo, la re concha de tu… de tu
hermana _ prefirió decir eso, sin tener idea a cuál de
las dos hermanas de su jefe iba dirigida la frase, pero creyó que era mejor que
mencionar a su madre, aun así Pep se enojó mucho y se lo hizo saber.
_ Mira como me estás hablando Lionel…, no tienes ningún
derecho y menos en la posición que te encuentras, puedo ser tolerante, pero no
tonto, así que más te vale que no vuelvas a buscarme y cuides muy bien esa boca
o me veré en la necesidad de volver a repetir el castigo que te acabo de dar. _
Guardiola pensó que con eso le había puesto punto y final al asunto, pero su
pupilo insistió con las quejas.
_ Lo siento, pero no me diste ninguna indulgencia esta
vez… sos re cruel…, me odias, hijo de la remil… _ no
se atrevió a completar la frase, con su culo vulnerable fue la mejor decisión
que pudo tomar.
Guardiola
solo movió la cabeza en señal de desaprobación ante la mala actitud de su
jugador estrella.
_ Escucha con atención Lionel, esta mi última
advertencia, como sigas con esos comportamientos, faltas graves de respeto e
indisciplinas que llevas hasta ahora, no solo te pondré el culo como un tomate,
te lo dejaré además bien señalado, en condiciones que te acuerdes de la tunda
que te daré el resto de tu vida _ Le anunció mientras le
subía la ropa con cuidado a un Messi que tragó en seco una vez más de solo
imaginarse la escena.
_ Ahora si lo siento mucho Pep, no tenés por qué ser tan agresivo,
me ha quedado claro, vos sabes que yo soy más sensible de lo normal, entiéndeme
hombre. _ Esta vez lo dijo verdaderamente arrepentido _
¿Ahora me puedo retirar?
_ Adelante _ Messi ya de pie se
acomodó el pantalón mientras hacía varias muecas de dolor.
_ Es hora de irme, tengo que recuperarme, si mañana no
aparezco en el entrenamiento, no me culpes, este dolor es inaguantable _
comentó llevándose una mano a su culo, y sobándoselo con cuidado, vaya si dolía
aquello.
Pep
le pasó un pañuelo para que se limpiara la cara, después de medio arreglar el
desastre que todavía era su rostro, Messi quería marcharse por su cuenta, pero
su jefe decidió llevarlo, y como un niño bueno aceptó total tampoco estaba para
exigir condiciones y menos a Guardiola que siempre decidía lo que creía
conveniente para él, además como estaba no iba a poder concentrarse bien en
manejar, aunque era poco probable que el muchacho cometiera una imprudencia
camino a casa; tipo irse a un bar a emborracharse para olvidarse de lo ocurrido
y luego conducir sin precaución, igual como siempre Pep quería tener todo bajo
control.
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