lunes, 7 de agosto de 2023

Un trato especial…

  

Un trato especial…

 

Capítulo 1

 

Lección de respeto

 

 

 

Resumen: Lionel Messi está fuera del orden y la disciplina que se considera debería tener un jugador de futbol profesional entonces Guardiola sin saber ya que hacer con él y la situación que conlleva todo el lío que se ha formado y que podría agrandarse según su apreciación, decide volver a  aplicar el método que considera más efectivo en su querido pupilo, haciendo uso de su poder y con la total libertad que este le permite cumple su cometido gracias a un consenso entre él, el club y Messi desde su llegada al mismo como director.

 

N/A: En primer lugar, este relato es un regalo para mi amiga Estrella, quien llevaba años de pedírmelo, (tómalo como tu obsequio de cumple atrasado y tenme mucha paciencia para las actualizaciones porfa, ya sabes que como tú, soy como el cometa jaja) al fin me decidí, y no era que no quisiera eh, sin embargo, la laptop me falla desde hace un tiempo, sobre todo el teclado, es algo tedioso, aparte la inspiración iba y venía, y sumado a eso otras cosas del diario vivir, pero más vale tarde que nunca ¿cierto? espero te guste, segundo el mismo se remonta a la época de Leo Messi en el Barça cuando Pep Guardiola lo entrenaba.

 

 

 

………….

 

 

El cumplimiento de una serie de normas de disciplina, era algo que Guardiola les había dejado muy en claro a cada uno de sus jugadores desde el primer día que había pisado las instalaciones del Camp Nou, buscaba con esto resultados positivos para el club, para ellos y obviamente para él, pero aunque tenía una plantilla de lujo llena de talentosos jugadores, que le rendían en la mayoría de los partidos que disputaban, a la vez tenía que lidiar con todo tipo de roces que ocurrían dentro y fuera del vestuario en cuanto a lo deportivo se refería y había conseguido controlar todos los aspectos dentro del equipo y todos sus jugadores seguían al pie de la letra sus instrucciones, estaba tranquilo y conforme porque hasta el momento nadie había intentado siquiera a llevarle la contraria.

La primera mitad de la temporada había corrido con normalidad, gracias a que el calendario estaba bastante accesible, y su mayor rival el Real Madrid estaba en proyecto de construcción, así que les resultó cómodo hacerse con el primer lugar de la tabla.

Aun con todo lo favorable que les estaba yendo, a Josep, mejor conocido como Pep por los más cercanos, no se le quitaban las ganas de dar instrucciones; filosofando sus extensos discursos como si de Aristóteles se tratara, algo que podía acabar con los nervios hasta del más paciente de todos, y un día en particular en la ciudad deportiva Joam Gamper estaba hablando como si no hubiera un mañana, Zlatan había volteado los ojos sin que lo viera, no porque le tuviera miedo, ya una vez lo había enfrentado por querer hacer del club un colegio y tratarlos como críos que siguen todas sus órdenes sin rechistar, sin voz, ni voto para la mayoría de las cosas importantes, Ibrahimovic no estaba de acuerdo con él en nada, pero  sabía que no valía la pena decirle algo, cuando ya sus días estaban contados en el equipo, así que por el momento se conformaba con no hacerle caso y obviamente Josep lo castigaba restándole minutos de juego y seguramente ahora tomaría su indiferencia como excusa para banquearlo el sábado que enfrentarían al Mayorca en Liga, mientras su mente procesaba lo que pasaría en su futuro no muy lejano, Xavi, Iniesta, Puyol y los demás acataron las indicaciones de su maestro al pie de la letra, pero la estrella principal del equipo, el favorito de Pep, Lionel Messi, estaba ensimismado en sus pensamientos y no prestó nada de atención a lo que su jefe les había comunicado, Guardiola no estaba contento con eso, hacía días que estaba con una actitud lamentable y lo que menos le gustaba, era su mal humor, porque eso se reflejaba allá dónde iba, enfriándose y a su vez a todo el equipo, algo que no podía permitírsele porque si él, “la considerada principal figura para muchos” seguía así, estaba claro que acabaría por contagiar al resto por tiempo indefinido y eso arruinaría todo lo que ya habían conseguido y peor iba a terminar él porque todo tanto interno y externo giraba alrededor de él, entonces a Pep ya se le estaba yendo de las manos, por lo que pensó que tenía que tomar medidas serias antes que fuera demasiado tarde y hubiera un descontrol abismal por los caprichitos del niñato quisquilloso que tenía cerca, así que una vez los otros chicos se retiraron, como correspondía, le llamó la atención:

 

_ ¿Qué es lo que te está pasado eh? ¿Por qué no respondes cuando te hablo? _ Guardiola lo miró muy serio e hizo que Messi retrocediera dos pasos, en esta ocasión no quería tenerlo muy cerca de él.

 

_ Lo siento, estaba pensando en algo y no preste atención a lo que dijiste. _ Se excusó tímidamente, pero eso para Pep no fue suficiente. Joder, tenía que espabilarlo de una manera u otra.

 

_ Es que es el colmo contigo, han sido varias semanas de lo mismo, y no entiendo a qué se debe este repentino cambio tuyo y tampoco por qué te empeñas tanto en reincidir una y otra vez, mi paciencia tiene un límite y tú más que nadie lo sabes porque me conoces muy bien Lionel Andrés Messi Cuccitini _ Insistió Pep sacándole la partida de nacimiento y la pulga lo miró un poco sorprendido, no esperaba que su jefe se enojara tanto por su leve descuido y de paso le reclamara lo demás, la re concha de la lora, la cosa se puso peluda, se dijo para sí el rosarino. _ Y francamente me estoy hartan…

 

_ Bueno, ya está, _ interrumpió Leo _ ya…

 

_ Cállate que estoy hablando, estoy harto de tu actitud, han sido… _ Y la frase volvió a quedar en el aire, que cansado tener que escucharlo a Guardiola con lo mismo una y otra vez, que hablara mañana o la semana siguiente, pero hoy no, que Messi estaba en sus días, aquellos en los cuales no se le podía decir nada.

 

_ Ya fue boludo, ya te pedí disculpas, ahora me tengo que ir a entrenar.  _ Soltó en un tono altanero, enojando más a Guardiola, que no demoró en reclamarle como solía hacer la mayor parte del tiempo.

 

_ Primero me respetas, segundo, no irás para ningún lado y tercero, calla y escucha lo que he de decirte. _ Y Josep elevando la voz, enumeró con los dedos cada punto para que le quedara bien claro el mensaje a Lionel, quien frunció el entrecejo y torció un poco los labios, clara muestra de molestia. Tenía la piel muy delgadita, que se hacía el ofendido cuando le echaban una buena bronca, así supiera que era merecida, algo con lo que su técnico tenía que lidiar.

 

Guardiola empezó con su larga disertación, sobre el respeto, la obediencia y el cumplimiento de las normas dentro de la plantilla y el club en general, básicamente como pensaba el jugador, lo mismo que repetía a cada rato, solo que ahora le había agregado más adornos, Messi estaba cada vez más aburrido, que se le escapó un bostezo, y con ese gesto tuvo el entrenador para que le hirviera más la sangre.

 

_ ¡Presta atención cuando te hablo! _ Lo cogió por los hombros y lo sacudió con fuerza.

 

_ Pero que denso que sos, _ como pudo se soltó y alejó un poco y continuó  _ ya ese sermón me lo sé de memoria, que manía tenés de hincharme las pelotas _ gritó y de inmediato se arrepintió porque aunque el Pep no era argentino, sabía que significaba ese lenguaje tan malsonante y despectivo hacía su persona, y era algo que consideraba intolerable y más todavía si se lo decía con el tono que lo hizo, aun con la cara que puso el ofendido, Leo iba dispuesto a marcharse y seguir su rutina, sin embargo antes que diera un solo paso, Pep lo cogió fuerte del brazo.

 

_ ¡¿Qué parte de no te mueves, no entendiste?! ¡Irrespetuoso! _ Y como no podía controlar su enojo, empezó a contar mentalmente para calmarse, aunque fuera un poco, de lo contrario iba a matarlo a Messi enfrente de todos.

 

_ No escuchaste, que te dije que voy a entrenar, tenemos partido el sábado. _ Había dicho ahora nervioso e intentando soltarse.

 

_ Me importa poco tu entrenamiento, mejor es que te olvides de eso ahora…

 

_ Pero entrenar forma parte de mis responsabilidades como jugador del Barcelona. _ Se defendió Lio, liberando su brazo por un momento, ya que Pep volvió a agarrarlo esta vez con más fuerza.

 

_ ¡Qué te olvides, te he dicho!

 

_ Me lastimas…, soltame la concha de… _ y no pudo terminar por un fuerte manotazo que le metió Guardiola en la boca.

 

_ Basta Lionel, con esta, ya son dos las veces que me has faltado al respeto y eso merece una sanción disciplinaria, que ahora sí que no pienso dejar pasar por alto _ anunció tajante sin soltarlo, ¿cómo? Si solo fue un simple arranque, ahora resultaba que no podía enojarse, porque al señor perfección no le gustaba, pensó Leo en su lugar.

 

Y como Messi vio que Guardiola no estaba dispuesto a ceder esta vez, espero lo que tuviera que pasar.

Todos los jugadores tenían que cumplir y respetar las órdenes de su entrenador o las consecuencias serían serias para quien no estuviera dispuesto a hacerlo, Lionel sabía cuáles eran los castigos impuestos para todos a excepción de él, pero también sabía que, con él, Pep tenía un trato especial, con muchos privilegios que el resto no tenía, uno de ellos, era no ser cambiado nunca en ningún partido a menos que el propio Messi lo pidiera, ya fuera por cansancio o lesión imprevista.

Si Leo tenía un mal día en el entrenamiento, aun así, era convocado para el partido correspondiente, jugara bien o mal, con seguridad aparecía en la siguiente alineación, incluso Xavi, Andrés y Puyol eran relegados al banquillo, algo que solo había pasado en contadas ocasiones porque ellos eran jugadores muy disciplinados que se esforzaban por hacer las cosas bien y si los cambiaba eran en partidos menos exigentes.

Messi tampoco era regañado en público cuando actuaba mal, muchas veces Pep le pasó groserías porque sabía el temperamento delicado de Lionel, que podía ser muy susceptible cuando se le daba la gana, entonces para no impedir el progreso de su pupilo favorito, mandó a sacar a jugadores como Deco y Dinho, este último que consideraba una mala influencia, algo que por esas razones y otras más le funcionó, ya que Leo alcanzó el mejor momento de su carrera y aún tenía mucho por dar, por lo que no quería meterle presión, aunque tenía la ventaja de tener la prensa catalana y la mayoría del resto de medios de comunicación y las páginas en internet a su favor, cuando las cosas no iban bien, se desanimaba fácilmente, solía buscar lo negativo en todo y eso mermaba su rendimiento, tirando todo su talento al caño.

Aunque debido a su personalidad introvertida, pareciera un niño bueno ante los ojos del público externo y principalmente de sus fanáticos, no era tanto así.

Y Guardiola lo sabía aunque fingiera en rueda de prensa para no dañar la imagen del pibe y porque había entre ellos más que una relación de entrenador-jugador, el Pep lo adoraba, pero Lionel  igual que el campo era realmente bueno para sacarlo de quicio con sus niñerías  e insolencias, mismas que desde semanas atrás andaba mostrando y fue entonces que  la paciencia de Pep se agotó y lo llevó prácticamente a rastras, el muchacho no paraba de protestar todo el camino junto a su enojado entrenador que  no paraba de reprenderlo, así se fueron  hasta el edificios dónde se ubicaban los vestuarios mientras el resto seguía a lo suyo, ajenos a lo que estaba pasando entre el míster y su maleducado compañero de equipo.

Una vez allá, el director técnico eligió uno de los vestuarios, abrió la puerta y metió a Messi primero y seguido entró él, puso seguro a la puerta para evitar interrupciones y que Leo se escapara, pero lo segundo era poco probable, viendo el tamaño y la complexión física del argentino y la de él, estaba claro, que el chico no tendría oportunidad alguna de salir ileso, así que lo mejor que podía hacer era mantenerse calladito y cooperar, sino quería empeorar las cosas.

 

_ Che boludo, ¿qué te pasa?  ¿Por qué me encerrás acá contigo? _ preguntó lo que era obvio, pero estaba muy aterrado. _ Tu no pretenderás pegarme así ahora…  _ la cara de Lio enrojeció ferozmente, pero no tanto como tendría su retaguardia cuando Guardiola acabara con él.

 

_ No pretendo, lo voy a hacer, así que ve quitando esa cara, y prepara el culo, que te voy a ir cobrando cada una de tus insubordinaciones. _ Anunció tajante el míster y Messi tragó en seco, empezando a sudar nervioso, mucho más que cuando lo traía a medio camino.

 

Y esa lección de respeto sería una más de las tantas que recibió  desde la llegada de Pep a la plantilla, quien tenía derecho sobre él, tanto por el vínculo de mutua confianza que mantenían ambos, o bueno al menos eso era lo creía el jugador, como fuera, a su manera se llevaban bien, sin embargo Lionel Messi debido a sus antecedentes de mala conducta e indisciplina desde que estaba en la masía, puso a pensar a Guardiola en una solución inmediata y tajante a cambio de tantos beneficios que el pibe recibía, con la idea de tener un balance en la ecuación y con el consentimiento del club encontró como controlarlo, así un viernes en particular, después de haber pasado horas  diseñado un contrato especifico adicional al que el chico ya tenía como jugador del Barcelona, en dónde detallaba todo lo pertinente, es decir privilegios, condiciones, sanciones y una serie de cláusulas un tanto extrañas que solo encajaban en el pensamiento inusual de Guardiola y pues Messi aunque dudaba en ciertos puntos, habían otros, la mayoría, que le resultaron muy convenientes, entonces, luego de hacer un análisis exhaustivo de  todo el documento como solía hacer antes de tomar una decisión, y enfocándose principalmente en los privilegios, ya que según él, buscaría la forma de evitar la parte fea descrita en dicho papel que así hubiese sido muy bien maquillada, Lionel no era tan ingenuo como lo pintaban para no entender entre líneas lo que Guardiola pretendía, aún con todo lo que sabía que significaba esa pequeña partecita, pensó que se las podría arreglar para manipular a su entrenador de una u otra manera, total él era como el niño varón que el Pep nunca tuvo y siempre deseó, sin embargo el rosarino había olvidado que todo en la vida tenía un precio, y a él le iba a tocar pagarlo el tiempo que el encargado durara en el puesto.

 

_ Che Pep, discúlpame por favor tío, mira que no me vuelvo a portar así más, te lo prometo, _ hizo un gesto de súplica_ pero no lleguemos a esto te lo pido, no podés castigarme de esa manera, tenemos partido sábado. _ agregó desesperado, casi al borde de ponerse de rodillas, menudo teatro estaba haciendo, se lo hizo ver Pep sonriendo irónicamente mientras movía la cabeza de un lado a otro.

 

_ Pues haberlo pensado antes, en lugar de comportarte como un verdadero mimado, _ respondió cambiando la cara a una de total seriedad y agregó _ y tú a mí no me vienes a decir como tengo que corregirte, que te quede claro chaval que aquí quien manda soy yo, y date por afortunado que no me he traído la correa, sino ya te enterabas. _ Y con ese comentario Messi puso los ojos como plato, mientras Guardiola se fue directo a un casillero por una raqueta de ping-pong.

 

Cuando regresó su atención a Leo, vio que este no se movía, y no por querer hacerse el rebelde, en esos momentos, ni siquiera era lo último que pasaba por su cabeza, del miedo que cargaba encima, lucía más pálido de lo que era en realidad, medio miró a Pep a la cara y luego bajó la vista hacía a la raqueta que traía en la mano, volviendo a tragar grueso, paralizado, volviendo a mirar a su jefe, esta vez a los ojos y de nuevo al instrumento que iba a marcarse en su trasero.

Por su parte Guardiola le indicó con un gesto que se acercara, pero el chico no reaccionaba, así que el catalán se cansó de esperar que Lionel cooperara por las buenas, porque que necio era Messi cuando se enfurruñaba en no hacer caso a la primera, fue su juicio y paciencia no le quedaba, así que como estaba parado ahí en el centro de aquel amplio vestuario, se aproximó a él y le soltó dos duros azotes en el mero centro del culo.

 

_ AU, AUUUU NOOO, que…, que hacés, déjame al menos procesar las cosas… _ aquello fue dado con ganas, y no se quería imaginar cómo le pondría el culo dentro de poco.

 

_ Procesar mis cojones Lionel Andrés, te he dicho hasta el puto cansancio que me hagas caso y te entra por un oído y te sale por el otro _ y sin perder más el tiempo, lo arreó hasta el banco más próximo que tenía

 

Pep se sentó y tiró de Leo, quien prefirió no hacer más fuerzas. Con Guardiola era imposible conseguir algo que no fuera lo que él ya tenía decidido y planeado, sobre todo si se trataba del número diez del equipo, eran sus reglas y en aquel momento tenía argumentos de peso para hacerlas valer, Messi también solía ser del tipo de personas que prefería someterse la mayor parte del tiempo para evitar más problemas, y todavía más sí estaba hasta el cuello o ya había un acuerdo previo; al menos con Pep era así, el tipo le resultaba muy intimidante y hasta le parecía un poco loco, y también, al menos quería intentar que no le fuera tan mal a su trasero, pensó que era mejor aceptar su sanción por la buena, así que por un momento cerró los ojos y se llevó la camiseta de entrenamiento a la boca, preparándose para morderla en lugar de gritar cuando ya no pueda soportar más la zurra que recibiría a continuación y lo segundo, pero no menos importante, que nadie ajeno a ellos se entere que está siendo azotado por mal comportamiento e indisciplina, enrojeció mucho más solo de imaginarse vivir esa humillante situación, por un instante se le formó ese cuadro mental en la cabeza, todos los ojos puestos en él, y mientras se enfocaba en eso, su entrenador le bajaba los pantalones cortos y luego los calzoncillos, ahora el calor se le subió hasta las orejas, el míster lo tomó como una reacción completamente normal, era parte del correctivo.

Lo acomodó mejor, de la cintura para abajo sobre sus rodillas y el resto del cuerpo tendido sobre el banco, sujetándolo bien con la mano izquierda, mientras que en la derecha tenía la enorme raqueta de ping-pong con la que le iba a dar los azotes.  

Cuando ya lo tenía en posición idónea y con las nalgas al aire, como solía hacerlo, empezó la tunda. Eran unos golpes secos y fortísimos, que le hacían temblar el culo al mismo tiempo que se lo calentaban de lo lindo, con la dureza del gran dolor y escozor correspondientes. Hasta tal punto que al argentino empezó a dolerle que intentó llevarse la mano a la cola, pero Pep se la retuvo detrás de la espalda y se la inmovilizó. En ese momento sus pantalones y calzoncillos estaban un poco más debajo de las rodillas y los azotes empezaron a ser cada vez más fuertes. Messi mordía la camiseta, pero aun con eso, se le escaparon varios chillidos, la intensidad del castigo lo hizo levantar la mitad superior de su cuerpo, descubriendo los genitales, que tenía apoyados sobre las piernas de su jefe. Se quejó y empezó a llorar. Al rato volvió a la postura original, ahora con la cabeza tapada por la camiseta y ésta entre los dientes, con los ojos empapados en lágrimas. Guardiola le repartía los azotes a uno y otro lado del culo y también en el centro, no dejando ni un ápice sin castigar desde el final de la espalda hasta el comienzo de los muslos. El tamaño y la consistencia de la raqueta eran más que suficientes para castigar bien su trasero desnudo. Decididamente le dio una azotaina en toda regla, le puso el culo como un tomate, totalmente inflamado, seguramente no iba a poder jugar al menos dos de los siguientes partidos.

 

_ Fuiste…, fuiste muy duro conmigo, yo no voy a aguantar esto _ lloraba mucho todavía.

 

_ Ya Lionel, ya hemos terminado, siento haberte castigado tan fuerte, pero tu actitud me hizo enojar mucho, bueno ahora ya todo está perdonado… _ Le acarició la cabeza y la espalda, luego bajó su mano hasta las nalgas y las sintió bien calientes.

 

_ Madre mía, te lo deje ardiendo y lo que te va a durar, pero tú  tienes un buen culo, uno que aguanta bien este tipo de sanciones, estarás como nuevo, calculo en una semana y media, de cualquier manera si hace falta yo te echo una pomadita _ dijo con total naturalidad, Messi solo arrugó la cara, echándose a llorar con mucha más intensidad al punto que le dio un ataque de tos terrible Pep se asustó y lo ayudó a calmarse un poco, pero la pulga seguía gimiendo _ pero ya no llores hombre, que nadie se ha muerto por una azotaina, que yo también fui corregido de esta manera y mírame aquí estoy, que estarás bien chaval.

 

_ Me re cagaste a palo boludo, la re concha de tu… de tu hermana _ prefirió decir eso, sin tener idea a cuál de las dos hermanas de su jefe iba dirigida la frase, pero creyó que era mejor que mencionar a su madre, aun así Pep se enojó mucho y se lo hizo saber.

 

_ Mira como me estás hablando Lionel…, no tienes ningún derecho y menos en la posición que te encuentras, puedo ser tolerante, pero no tonto, así que más te vale que no vuelvas a buscarme y cuides muy bien esa boca o me veré en la necesidad de volver a repetir el castigo que te acabo de dar. _ Guardiola pensó que con eso le había puesto punto y final al asunto, pero su pupilo insistió con las quejas.

 

_ Lo siento, pero no me diste ninguna indulgencia esta vez… sos re cruel…, me odias, hijo de la remil… _ no se atrevió a completar la frase, con su culo vulnerable fue la mejor decisión que pudo tomar.

 

Guardiola solo movió la cabeza en señal de desaprobación ante la mala actitud de su jugador estrella.

 

_ Escucha con atención Lionel, esta mi última advertencia, como sigas con esos comportamientos, faltas graves de respeto e indisciplinas que llevas hasta ahora, no solo te pondré el culo como un tomate, te lo dejaré además bien señalado, en condiciones que te acuerdes de la tunda que te daré el resto de tu vida _ Le anunció mientras le subía la ropa con cuidado a un Messi que tragó en seco una vez más de solo imaginarse la escena.

 

_ Ahora si lo siento mucho Pep, no tenés por qué ser tan agresivo, me ha quedado claro, vos sabes que yo soy más sensible de lo normal, entiéndeme hombre. _ Esta vez lo dijo verdaderamente arrepentido _ ¿Ahora me puedo retirar?

 

_ Adelante _ Messi ya de pie se acomodó el pantalón mientras hacía varias muecas de dolor.

 

_ Es hora de irme, tengo que recuperarme, si mañana no aparezco en el entrenamiento, no me culpes, este dolor es inaguantable _ comentó llevándose una mano a su culo, y sobándoselo con cuidado, vaya si dolía aquello.

 

Pep le pasó un pañuelo para que se limpiara la cara, después de medio arreglar el desastre que todavía era su rostro, Messi quería marcharse por su cuenta, pero su jefe decidió llevarlo, y como un niño bueno aceptó total tampoco estaba para exigir condiciones y menos a Guardiola que siempre decidía lo que creía conveniente para él, además como estaba no iba a poder concentrarse bien en manejar, aunque era poco probable que el muchacho cometiera una imprudencia camino a casa; tipo irse a un bar a emborracharse para olvidarse de lo ocurrido y luego conducir sin precaución, igual como siempre Pep quería tener todo bajo control.

 

 

 

 

 

 

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