Bruno
estaba enfrente de casa de sus tíos, mirando asustado el coche de su tía
perfectamente aparcado en la entrada de la casa. Sí el coche de tía Ana María
estaba fuera eso es que el de su tío estaba en el garaje, y si el coche estaba
en el garaje, eso solo significaba que su tío estaba en casa. David le pasó el
brazo por encima a su hermano y le dio un achuchón de ánimos, pero Bruno tenía
los ojos vidriosos, estaba a punto de echarse a llorar. David sabía que si no
estaba llorando ya era porque intentaba impresionarlo. Bruno siempre intentaba
hacerse el milhombres ante su hermano, para que David se sintiera orgulloso de
él y quisiera llevárselo a todas partes.
En
ese momento llegaron tara y Luke en el precioso coche de Luke, ambos chicos
pusieron cara de asco, al ver como su hermana y su tortolito se despedían.
David después de tres minutos, ya tuvo más que suficiente de tanto besuqueo y
le preguntó a grito pelado a su hermana
si tenía pensado entrar en casa en algún momento o le tenían que llevar la merienda
al coche. Tara se puso roja como un tomate, pero no de vergüenza sino de pura
rabia, y tras despedirse una vez más de su novio, salió como un toro de lidia
hacía David. Iba a matarlo. Pero cuando llegó delante de David, se percató de
la carita de Bruno y recordó que aquel día era el día en que su tío regresaba a
casa y que a Bruno le esperaba una buena, y no pudo más que olvidar su enfado
con David y sentir pena por Bruno.
-
Ñajo
(dijo Tara, cuando Bruno era muy pequeño Tara lo llamaba “ñajo” de pequeñajo,
pero ahora ya solo lo hacía en contadas ocasiones , cuando quería ponerse en
plan cariñoso), mejor entramos, si el
tío piensa que estás intentando escaquearte se va a cabrear aún más.
-
¿Aún más? (preguntó escéptico Bruno.
Como si fuera posible que su tío estuviera más enfadado).
-
Sí, aún más (le respondió. Bruno miró a
su hermano. David era él único que podía saber de primera mano si eso era
posible. Y David asintió con la cabeza, y Bruno se hundió de hombros derrotado
y empezó a caminar hacía la entrada).
Al entrar en casa, todo estaba como siempre, Ana
Isabel y Moisés estaban en el sofá viendo la tele mientras Fran, hacía los
deberes tirado en la alfombra del salón. Al oír la puerta Ana María, como una máquina
programada dijo su “los zapatos”, y los tres se quitaron los zapatos, los
dejaron en el armario de la entrada y se
pusieron las zapatillas de estar por casa. Moisés como siempre les preguntó qué
tal había ido el día en la escuela, y los chico contestaron con monosílabos,
como siempre. Excepto Fran, claro, que hacía una crónica pormenorizada de todo
lo que había sucedido en su día de escuela. Y cómo siempre Moisés se dedicaba a
sonsacarles a sus sobrinos que es lo que habían hecho y que es lo que les
habían mandado. Bruno estaba todo el rato analizando cada movimiento y palabra
de sus tíos. Que nada más llegar no lo hubieran arrancado la piel a tiras lo
había descolocado por completo. Moisés se estaba dando cuenta que bruno parecía
más angustiado de lo que cabría esperar. Y aunque ponía mucho esfuerzo
para que su familia actuara como una
auténtica familia unida y feliz, sabía que no podía dejar que el chico
continuara en es estado de ansiedad.
-
Bruno, cuando hayas acabado
las tareas de la escuela, quiero hablar contigo a solas. ¿David te importa si
hoy Tara y tú hacéis los deberes juntos en el cuarto de Tara? (Tara y David se miraron, en
cualquier otro momento ambos habrían protestado enérgicamente, pero David solo
asintió y se hizo un incómodo silencio).
-
¿Papá vas a zurrar a Bruno porque llamó su señorita? (preguntó fascinado Fran.
Bruno, Tara y David le lanzaron una mirada de reproche a su primito que aunque
tuviera 10 años, ya no era un niño de pañales
para no darse cuenta que esas no eran cosas para preguntar). Mamá no me ha querido decir qué ha hecho
Bruno, pero está muy enfadada ¿también lo estás tú?
-
Fran, te tengo dicho que no
me gustan los chismosos, lo que haya hecho Bruno en la escuela es algo que solo
nos incumbe a tu madre, a Bruno y a mí.
¿A qué a ti no te gusta que tus primos hablen de cuando tú te portas mal, eh? (Fran al ver que sus padre
le estaba riñendo de una forma muy seca, se dio cuenta que su padre estaba
realmente molesto y que hoy era uno de esos días para portarse muy pero que muy
bien)
-
No, papi (le contestó bajando la cabeza).
-
Pues no hagas lo que no te
gusta que te hagan, hijo. Y sube a tu habitación, que dudo mucho que puedas
hacer bien tu tarea si estás más
pendiente de la televisión que del libro (dijo Moisés alzando una ceja, Fran
dio un bufido, el niño no se cansaba nunca de intentar ver los dibujos en vez
de hacer sus tareas. Moisés arqueó una ceja y lo miró muy serio al oír el
suspiro y los morros que hacía Fran.
Fran tragó saliva y se apresuró a recoger sus cosas y salir de allí pitando.
Realmente ese era un día para portarse como un angelito).
-
Tío, yo, yo quería decirte
que (empezó
a tartamudear Bruno).
-
Bruno, hablamos cuando hayas
acabado tus tareas ¿vale? (dijo en un tono muy dulce para alguien que te va a rustir
el trasero en breve).
-
Pero no creo que pueda concentrarme
si no hablamos antes.
-
Bruno, vamos hablar, vamos
hablar y mucho (Bruno tragó saliva). No me
refería a eso (moisés rodó los ojos). En
serio quiero que hablemos ( le dijo agarrándolo de la mano y acercándoselo
como hacía cuando solo tenía cuatro años y le explicaba cosas que a Bruno le
parecían todas fascinantes), porque, de
verdad que necesito que me lo expliques.
-
Pero….
-
Bruno, tienes las tareas de
la escuela, y dudo mucho que “luego” te pongas a hacerlas. Y no queremos más
llamadas de la escuela. Tu tío y yo esperamos que ésta sea la última llamada que recibamos,
porque si este año recibimos una llamada más, tendremos que tomar otras medidas (intervino Ana María viendo que Bruno no estaba dispuesto
a obedecer sin rechistar, Bruno puso cara de no entender. Pero David lo
entendió a la primera).
-
No, no podéis separarnos,
mamá no lo hubiera consentido (le gritó David enfurecido).
-
David cálmate (Moisés se puso de píe para
encararse a su sobrino, que no era nada propenso a esos arrebatos). Nadie ha hablado aún de separaros. David
(dijo Moisés) Estoy muy convencido que tu hermano a partir de ahora no va a meterse
en más problemas. Pero si las palabras y los castigos no funcionan, entiende
que algo más tendremos que hacer. Y si uno solo no puede debe ser lo
suficientemente listo como tragarse el orgullo y pedir ayuda. Así que cambiaríamos a Bruno a otra escuela, una que
sepa tratar con chicos más difíciles (Bruno bajó la cabeza, él no creía que
fuera un chico difícil).
-
¿A qué te refieres con eso
“que sepa tratar con chicos más difíciles”? (preguntó David aún alterado).
-
Pues una escuela con una
educación más rígida. Donde los profesores estén más pendientes de los chicos (dijo Ana María en un tono
muy maternal, pero David no le importó solo apretó fuerte los puños y las
mandíbulas. Moisés sabía que los chicos aunque siempre estaban discutiendo
estaban muy unidos, y más tras quedarse huérfanos, pero aún así le chocaba ver
a David en una actitud tan beligerante, eso era más propio de Bruno).
-
David (intervino Moisés viendo que
eso se podía salir de madre) Bruno solo
iría a otra escuela. Seguiría viviendo aquí, seguiréis estando juntos,
seguiremos estando todos juntos. Y lo siento, pero aquí los adultos somos tu
tía y yo, y somos los que decidimos que es lo mejor para vosotros. Y antes que
abras la boca, te adelanto que no voy a
discutir como tengo que educaros con vosotros, que como quien dice, hace dos
días os cambiaba los pañales.
-
Vale, el enano la ha cagado,
lo que hizo estuvo mal, muy mal (corrigió Tara enseguida) pero ¿Cambiarlo de cole? Además ya estamos acabando el curso, solo
queda un trimestre. Y a Bruno no le va mal en los estudios, tío, el problema no está en la escuela (Tara hablaba con su tío pero
todo el rato buscaba la mirada de su tía para que la ayudara e hiciera entender
a su tío que se equivocaba. Pero Ana María estaba de acuerdo con su marido y se
mantuvo en silencio).
-
No fue en casa donde creyó
que podía emprenderla con un inocente y actuar como un vándalo, como si no
importara los sentimientos de los demás. Fue en la escuela Tara. Bruno estaba
en la escuela, y decidió que agarraría a un compañero de clase y lo ataría desnudo
el palo de la escuela. ¿El por qué aún no lo sé? Espero (mirando a Bruno) saberlo esta tarde, pero ya te aseguro (volvió a mirar a su sobrina) que veo muy improbable escuchar una buena
excusa que justifique un acto tan vergonzoso. Y si acabó la charla, todos a
hacer los deberes ( y ese tono imperativo les recordó tanto al tono que
usaba su madre cuando les mandaba a hacer algo, que ni lo pensaron y los tres
obedecieron).
Los cuatro chicos estaban en total silencio, haciendo
sus tareas como si la vida dependiera de ellos. Tara y David de vez en cuando
se miraban y negaban con la cabeza. Cuando ambos acabaron con sus deberes, se
pusieron a trastear con sus teléfonos. Sabían que aunque habían acabado sus
deberes, sus tíos esperaban que se quedaran allí hasta que acabaran de “hablar”
con Bruno. Después de 20 minutos, Tara dejó de escribirse mensajitos con Luke y
miró a David.
-
¿De qué escuelas cree
que estaba hablando el tío? (preguntó Tara preocupada, ella no iba al mismo
instituto que sus hermanos, ella tenía una beca deportiva de voleibol e iba a un centro de alto rendimiento para deportistas).
-
Pues no sé, no es que conozca
muchos institutos de aquí. Pero seguro que uno de esos privados religiosos que
los llevan curas que parecen sacados de la santísima inquisición.
-
¿Quieres decir que eso
existe? (dijo Tara sonriendo un poquito).
-
Supongo que no. Pero sí el
tío dijo eso de cambiarlo a otra escuela
más rígida es porque ya ha estado mirándolas y ya sabe al cual lo va a mandar.
Oye, Luke es de aquí, ¿Por qué no le preguntas?
-
Creí que pensabas que Luke
era un idiota
(dijo con malicia Tara).
-
Y lo es (David se rio). Pero seguro que eso hasta los idiotas lo
saben (tara no perdió tiempo en contestar a su hermano y se puso a
escribirse con Luke. Luke contestó al segundo con el nombre de un solo
instituto).
-
¿Te suena el Mauritania? (le preguntó Tara a su
hermano. Davis se hundió de brazos, no lo había oído en su vida).
-
No, pero lo podemos mirar por
internet (y
ambos corrieron a googlear Mauritania para saber de que tipo de escuela
hablaban sus tíos).
Continúalo pronto por favor.
ResponderBorrarTaz
Buen capi Little me encanta tu estilo me transportas al lugar de los hechos por eso espero actualices pronto lo dejaste en una parte muy curiosa que se encontraran en el internet....
ResponderBorrarAy pobre Bruno....solo fue un momento de locura asi que espero quer no lo cambien
ResponderBorrarmuy bueno
hasta pronto
Uyyyyyy, me tienes con los nervios de punta... muy rígidos esos tíos! No había comentado en los otros capis, Little, pero te digo ahora que esos tíos, en especial la tía, me caen de la patada... grrr!!! jejeje
ResponderBorrarYa quiero saber qué sigue... quiero que Bruno se salve, si?!! Hay posibilidad?!! Seguro podemos armar una buena defensa y conseguir el sobreseimiento!!! =P
Es genial que hayas vuelto al ruedo!!! Extrañaba mucho tus escritos!!!
Camila
awwwwww que nervios, que no los separe
ResponderBorrarMás :D mucho más porfiiii
ResponderBorrarEsa escuela existe??
ResponderBorrarVal, que se4 nota la diferencia de el trato de su hijo con sus sobrinos!!!
grrrr eso me molesta!!!
Pero bueno Little me gusta mucho tu estilo!!
desde siempre desde que te conoci en la pag. de Marta