Trece
primos y una historia: Lacour
Capítulo 15:
Se cierra la tumba
Santiago POV
La
llamada se cortó.
—¿Qué
pasó? ¿Por qué se cortó la señal?
—¡Vuelve
a conectar la llamada!
—Por
si no se habían dado cuenta estamos pasando al lado de una cárcel. No hay señal
en este lugar, que, por cierto es el lugar en el que terminarán por haberme
secuestrado.
—Cállate
imbécil, tú eres el que deberías terminar ahí, por rata. Además somos niños, no
nos pueden mandar a la cárcel — tronó mi hermano.
—Cálmate
Bruno por favor — le dije
—Oh,
al menos en algo tienes razón, no irían a la cárcel, tu abuelo, el gran
patriarca Lacour no lo permitiría, “antes muerto que sencillo” algo así reza el
dicho de la clase wanna be de este país
¿no?. ¿Cómo diría la versión adaptada a tu abuelo de la élite? ¡Antes
los mato a que deshonren el apellido en la cárcel!
—¡Mi
abuelo no mataría a nadie, menos a su familia! ¡Deja de decirlo o te mato yo
mismo! — le gritó Bruno arrebatándole la pistola a Johnny
Yo
detuve la camioneta de golpe, mi hermano le apuntaba al pecho, pero las manos
le temblaban visiblemente.
—Bruno,
hermano, por favor, dame la pistola. — Le dijo en una voz suave Johnny — Por
favor, no hagas ninguna locura, además lo necesitamos, es el único contacto que
tenemos con el abuelo.
El
abogado se había quedado mudo y pálido, lentamente Bruno dejó que Johnny
recuperará la pistola. Yo comencé a conducir de nuevo.
—Por
favor vuelve a llamarle a mi abuelo, Gabriel. — le dije al abogado, quien sin
volver a decir nada marcó de nuevo el número.
Volvió
a sonar el timbre de llamada
—¿Sí?—
la voz de mi abuelo volvía a sonar grave
—Abuelo.
—Comencé —Necesitamos saber ¿por qué? , ¿qué está pasando? ¿Están vivos
nuestros papás?
—Hijo…
¿Santiago, verdad? — se hizo el silencio y por un momento me pareció oír un
suspiro del otro lado de la línea, pero la voz de mi abuelo regresó grave y
templada — Es complicado hijo. ¿Dónde están?
—Por el centro. ¿Por qué? ¿Por qué no me
respondes?
—
Me gustaría que habláramos, en persona.
—¿De
verdad? ¿Dónde? — le pregunté mientras pensaba ¿por qué después de tanto tiempo
abuelo, por qué?
—A
dos cuadras de la embajada de Italia, Gabriel te dirá donde es. — Dijo y colgó
—No
estoy seguro de que sea una buena idea —dijo Jonathan —podría ser una trampa
—Pero
no tenemos opción, está es la oportunidad de entender qué realmente pasó y está
pasando con nuestra familia. — le respondí lo que pensaba y después le pregunté
al abogado — ¿Sabes a qué lugar se refiere Gabriel?
—
Sí, y se me hace muy extraño que les haya dicho que se vieran
ahí. Es su residencia privada y casi nadie la puede visitar, yo nunca he estado
ahí, pero sé dónde es.
Cómo
seguían entrando llamadas y mensajes de Miguel Ángel decidí apagar mi teléfono
y les dije a mi hermanos que apagaran el suyo también.
Después
de un rato le pregunté a Gabriel:
—¿Por
qué hablas de mi abuelo como si fuera una persona muy poderosa y hasta
peligrosa?
—
Muy pronto lo verás Santiago.
Seguimos
conduciendo en silencio.
Miguel Ángel POV
Cuando
los chicos se negaron a contestarme el teléfono y los mensajes me enfureció que
se les ocurriera ignorarme así cuando lo único que me preocupaba era su
seguridad, y me prometí que esta vez sí les daría una paliza inolvidable a cada
uno de ellos.
Continúe
conduciendo hacia el centro comercial y la mente se me fue aclarando un poco.
¿Estarían actuando como adolescentes traviesos que se meten en problemas sin
medir las consecuencias, o peor aún, estarían realmente en una situación
peligrosa que les impidiera hablar realmente. ¿Un secuestro o algo así? Otra
vez sentí que se me aceleraba el corazón. Le llamé a Fernando:
—Hola
Fer, ya voy para allá, es que estoy preocupado por tus hermanos. Me dijiste que
habían venido al juicio, pero nunca los vi. ¿Cómo se vinieron?
—En
Uber
—OK,
déjame checar algo y ahorita te llamo.
Comencé
a revisar en mi correo buscando el recibo de Uber, mientras trataba de seguir
conduciendo.
Por
fin lo encontré y estaba revisando los detalles del recibo cuando escuché una
sirena y vi que una patrulla me estaba siguiendo
—¡Maldita
sea! — no me pude resistir a gritar
“Oríllese
por favor “, se escuchó en el altavoz
Orille
la camioneta y en lo que los policías se bajaban seguí leyendo el recibo,
efectivamente mis primos habían llegado hasta el juzgado, o al menos algún
punto muy cerca. Sentí que la adrenalina se me subía de nuevo, la zona donde
estaba el juzgado no era precisamente la más segura.
—Se
encuentra bien— la voz del policía me sacó de mi ensimismamiento
—No,
sí, quiero decir, tengo un problema.
—Claro,
que tiene que pagar una multa por manejar con el celular, puede causar un
accidente mortal.
“En
este momento mis primos podrían estar sufriendo riesgos mortales” pensé “trata
de concentrarte”
—Lo
sé oficial, y le pido una disculpa, no lo volveré a hacer, es que tengo un
problema realmente grande.
—Bueno,
necesito la documentación del vehículo.
—Lo
siento pero no puedo quedarme a que me levante la multa, tengo prisa, mis — iba
a decir hijos, pero no me creería que tenía hijos, y primos sonaría como una
excusa — hermanos tienen un problema y necesito llegar a ayudarlos. Tenga este
reloj — Le dije quitándome un reloj marca Ball que traía — vale más de $30,000
y estoy seguro que alcanza para cubrir la multa. No lo estoy intentando
sobornar, véndalo, pague la multa y quédese con lo demás.
El
policía vio el reloj unos momentos y sacudiendo la cabeza lo tomó de mis manos.
—Tenga
cuidado, y dejé de usar el celular mientras maneja.
Yo
asentí y arranqué la camioneta de nuevo.
Llegué
por los otros chicos y le pedí a Fernando que manejara al hotel mientras yo
hablaba con mi abogado.
—¿Qué
cree que debe hacer? ¿Cree que sea un secuestro? ¿Debería ir a la policía?
—No
hay forma de saberlo, y la decisión es suya, yo solamente soy su abogado, pero
la experiencia a mostrado que reportar un secuestro no suele terminar bien, y
si fuera alguna trastada de los niños estarán con usted en un par de horas.
Pero como le dije, solamente soy su abogado.
—Sí.
Gracias.
Colgué
y me avasallaron diez preguntas de niños preocupados por sus hermanos
—¿Están
bien, Santi, Bruno y Johnny?
—¿Los
secuestraron?
—¿Nos
vamos a quedar otra vez sin dinero?
Quería
llorar, gritar, salir corriendo, abrazarlos a todos, pero más que nada quería
asegurarles que estaríamos bien, todos, algo que no podía asegurarles.
Santiago POV
Llegamos
a una casa enorme en una de las zonas más exclusivas de la ciudad. La puerta de
metal se abrió en cuanto Gabriel le aviso a mi abuelo que estábamos afuera.
Entramos
y estacioné la camioneta al lado de otras dos que estaban ahí. La puerta se
cerró atrás de nosotros. Nos bajamos, mientras Johnny seguía apuntando al
abogado. En ese momento aparecieron unos 15 sujetos armados con ametralladoras
y escopetas, distribuidos atrás de las camionetas y en otras partes del jardín,
que nos apuntaban.
—¡No
se muevan! —Gritó uno de ellos
Nos
detuvimos, pero vi como Jonathan se tensaba y le ponía la pistola a Gabriel en
la sien.
—¡Qué
venga mi abuelo! ¡Quiero ver a mi abuelo! — gritó Bruno
—Primero
suelten la pistola
—Qué
antes venga mi abuelo. — dije en la voz más calmada que logré, aunque no logré
disimular mi nerviosismo.
—Está
bien, está bien — Oí la voz grave de mi abuelo
Y
en eso mi abuelo apareció en una esquina puerta lateral que daba a una esquina
de la gran casa. Era mi abuelo, como lo recordaba pero ahora totalmente canoso,
con el pelo más blanco que gris. Iba con un traje negro, formal como siempre, y
aunque caminaba erguido, lo hacía más lentamente. Al verlo quise correr a abrazarlo,
pero recordé que estábamos rodeados de hombres apuntándonos con armas de alta
potencia.
Al
parecer a Bruno se le olvidó porque corrió hacia mi abuelo a abrazarlo y vi
como las miras láser de varias armas lo seguían, pero mi abuelo hizo una señal
con la mano y nadie le disparo, Bruno lo rodeó con los brazos mientras las
lágrimas le corrían por las mejillas, mi abuelo dejó que lo abrazara pero no le
correspondió con uno el mismo.
—Suelten
la pistola y vamos a entrar a hablar. En cuanto dejen a Gabriel van a dejar de
apuntarles.—Nos dijo mi abuelo
—¿Cómo
sabemos que nos es un engaño? — preguntó Johnny sin soltar a Gabriel
—¿Jonathan,
cierto? Sé que no has tenido la oportunidad de conocer bien a tu familia hijo,
pero créeme, un Lacour nunca rompe su palabra.
Johnny
me volteó a ver inquisitivamente y yo asentí, así que lo soltó y caminamos hacia
dónde estaba mi abuelo.
—Tú
te quedas aquí Gabriel —le dijo y entramos a la casa seguido de tres de los
guardias que no traían armas visibles, pero con apariencia de no necesitarlas.
Después
de que yo abrazara al abuelo, que reaccionó similar al de Bruno, nos sentamos
en una mesa grande de madera y alguien nos trajo agua envasada en botellas de
vidrio.
—Ahora
sí abuelo, por favor explícanos qué es todo esto —
—Oh,
mis nietos, qué compleja es la vida, ¿no?. Seguramente quieren respuestas, pero
las respuestas solamente traerían más preguntas. Seguramente quieren la verdad,
pero una verdad que no necesariamente es la verdad. Aunque si yo estuviera en
su lugar me gustaría saber la verdad, por más difícil de entender y dolorosa
que sea, y aunque tal vez al final no lo crean, como soy un hombre que le
interesa lo mejor para ustedes les diré la verdad.
—¿Están
nuestros papás muertos, osea muertos de verdad ? — le pregunté
—Sí,
mis hijos están muertos, no muertos como yo, sino verdaderamente muertos. Hay
algo que no saben, aunque deberían saberlo, y el hecho de que no lo sepan es en
parte la causa de que sus padres están muertos.
Se
hizo una pausa y sentimos que nuestras esperanzas se resquebrajaban.
—Por
varias generaciones la familia Lacour ha pertenecido a la élite del país, incluso
antes de la revolución e independencia mexicana, y antes de eso a la de España.
Sin embargo, también ha pertenecido a una organización secreta llamada “El
Alba”. ¿Saben qué son los masones?
—Más
o menos
Bueno
“El Alba” es algo similar, una organización secreta que busca influenciar en el
curso de la historia del mundo, excepto que a diferencia de los masones,
realmente ha permanecido secreta, y por ello sigue conservando la influencia y
el poder que está última perdió paulatinamente en las últimas generaciones.
—¿Pero
eso que tiene que ver con la muerte y tuya y de nuestros padres?
—Mucho
Bruno, mucho. “El Alba” es una organización de estructura hereditaria. Es la
solución al problema de la secrecía. Solamente los hijos de un miembro pueden
ser miembros, y es la responsabilidad de los miembros introducirlos en dichos
principios, y aunque a nadie se le fuerza a formar parte, una vez adentro no
hay vuelta atrás. Se sella con la vida y se rompe con la muerte. Actualmente se
opera por un tiempo en vida, y posteriormente como fantasma (simulando la
muerte). Yo opero a través de la fundación Lacour, como un fantasma. Hace 3
años la organización ordenó que vuestros padres entrarán en modo Fantasma, pero
solamente los papás de Miguel Ángel siguieron la indicación, aunque después
supimos que no habían hablado con Miguel Ángel, según ellos Miguel Ángel se
había negado, pero en realidad nunca lo introdujeron a la organización.
Mi
abuelo tosió un poco y tomó un trago de agua lentamente
—Mis
otros hijos se negaron totalmente a pesar de conocer las consecuencias de ello,
e ignoraron las advertencias que se les dieron. Finalmente, cuando era el
momento de introducirlos a ustedes, los chicos más grandes, se negaron
rotundamente y entraron en total desacato a la organización. Y fue entonces
cuando murieron, en el accidente del
helicóptero.
La
estancia se quedó en un profundo silencio, la mirada de Bruno era hueca, yo
sentía un nudo en el estómago y Johnny lucía serio.
—Entonces
ese accidente no fue accidental.
—Me
gustaría decirles que sí, pero no, no fue accidental. Y algo similar sucedió
con los papás de Miguel Ángel cuando se opusieron a ello.
—¿Cómo
dejaste qué los mataran, abuelo, eran tus hijos, tus hijos, por Dios!
—¿Quién
los mató, y cómo?
—Un
miembro de la Organización infiltrado en la empresa, uno de los helicópteros se
manipuló para aprovechar el momento adecuado y volar la bomba.
—¿Cómo
pudiste?! — Gritó Bruno
se
abalanzó sobre mi abuelo y le pegó un puñetazo en la cara, mi abuelo comenzó a sangrar
de la nariz y uno de los guardias agarró a mi hermano de la playera y lo alejó
de un jalón fuerte.
Mi
abuelo se detuvo la nariz con una mano mientras con la otra hacia unas señas.
—De…
déjalo— dijo haciendo muecas de dolor y el guardia soltó a Bruno de mala gana.
Mi hermano lanzó una patada de desesperación y frustración a la silla de mi
abuelo. Y después se dejó caer en su silla y rompió a llorar con la cabeza en
la mesa y cubriéndose la cara con los brazos.
—Entiendo
cómo te sientes Bruno, y sé que crees que me merezco este puñetazo y muchos
más. —Dijo limpiándose la sangre con la servilleta de tela — solamente quiero
que sepas que lo que he hecho desde ese momento hasta ahora ha sido para protegerlos,
y de alguna forma liberarlos. Esa es la razón por la que tus padres y tíos murieron,
y aunque no estoy de acuerdo, respeto esa decisión. “Sellados con la vida y
rotos con la muerte”, recuerdas que te lo mencioné antes. A través de sus
sacrificios ustedes quedan libres y pueden decidir, y ahora que los recursos
Lacour están distribuidos adecuadamente ya nada los ata.
—¿Miguel
Ángel no sabe nada de esto, verdad? — le pregunté yo
—No,
pero creo que es momento de que lo sepa.
Marque
el número y esperé el tono de llamada…
Tengo problemas con wattpad así que te comento aquí directamente. No me esperaba esto jaja me encantan las tramas de misterios y conspiraciones. Se esta poniendo muy interesante espero que actualices pronto
ResponderBorrarGracias por comentar. ¡Qué bueno que te gustó el nuevo capítulo! Y sí, pienso actualizar pronto ahorita que estoy de vacaciones. Saludos Chany!
Borrarwaooo como dio vueltas la historia...
ResponderBorrarme da risa que se crean tanto pero se ha puesto interesante...
mm como tomara esto Miguel Angel y si cumplirá su amenaza de castigarlos??
Es difícil pensar que lo cumpla, aunque recuerda las palabras del abuelo respecto a cumplir la palabra. Qué bueno que te gustaron las historias. Gracias por tus comentarios.
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