Trece primos y una historia: Lacour
Capítulo 8: De tronos y deseos
Fernando POV
Caminaba sintiéndome
muy contento en los bonitos caminos empedrados de la hacienda. Me dirigía hacia
la oficina del casino observando el agradable espectáculo que representaba el nuevo
y recién abierto casino natural. El concepto innovador del casino “natural” parecía
todo un éxito, observé todos los clientes extranjeros qué jugaban Póquer,
Ruleta y otros juegos y apuestas utilizando fichas naturales, y como la sustitución
de luces por arreglos de plantas, piedras y fuentes le daban un sabor muy
especial a nuestro casino. Los señores elegantes, los jóvenes soberbios y las
mujeres guapas parecían muy satisfechos y contentos con la experiencia del
lugar. Por supuesto yo también me sentía muy satisfecho con los logros.
De pronto a
alguien que estaba observando la carrera en el laberinto de tortugas, una de las
muchas ocurrencias qué se nos habían ocurrido a los primos Lacour para nuestro
nuevo casino, tiró sin querer sus fichas al suelo, y yo me apresuré a ayudarle
a recuperarlas.
-Fer! Qué
gusto verte Papawh
-José Pablo!
Ya ves Papaloy
-Qué padre
les quedó el casino, espero irme con mucho dinero.
-Pues yo
espero lo contrario-le dije de broma a mi amigo.
Pedí a uno de
los meseros qué le trajeran a mi amigo y a su novia unas copas de Champagne
como cortesía del casino, me despedí y continúe hacia la oficina a hacer
cuentas y administrar todo el relajo qué implica dirigir un casino, y afortunadamente
Miguel Ángel también estaba ahí para ayudarme.
-¿Cómo van
las ganancias y pérdidas?
-Bien,
tenemos un buen balance positivo, aunque hay que mantenerlo.
En eso sonó
el teléfono y Miguel Ángel contestó, era el director de la escuela.
-Sí diga
-Sí
-Sí, pero ¿qué
dijo exactamente?
-Ok
La cara de Miguel
Ángel reflejaba algo de preocupación y tal vez enfado. ¿Quién de mis hermanos
se habría metido en líos?
-No se
preocupe, hablaré con él
-Sí, encontraremos
una solución, gracias, que tenga buena tarde Sr. Stuart.
-¿Qué
pasó?-le pregunté cuando terminó la llamada .
-Llama a
Santiago- se limitó a decirme.
Encontré a Santiago
acostado boca abajo en su cama haciendo rayas y círculos en su cuaderno,
parecía nervioso.
-¿Qué hiciste
en la escuela Santi? Miguel Ángel te llama en la oficina.
Pareció que
no me oía.
-Santiago,
que Miguel Ángel te está llamando.
-******* Germans,
Jews, and Canadians too.
No entendí
por qué insultaba a los alemanes, judíos y canadienses pero me limité a esperar
que se terminara de vestir y lo acompañe a la oficina de Miguel Ángel.
Santiago POV
-¿Cómo se te
ocurre Santiago? ¿Querías provocar la tercera guerra mundial en la escuela o qué?-
me reclamó Miguel Ángel cuando entré a la oficina.
Flashback
Estábamos en
la clase de historia y la estricta profesora estaba calificando las tareas.
-Daniel y
Karl felicidades, los demás dejan mucho que desear como siempre.
Esta actitud arrogante
de la profesora esa ya me tenía harto.
-Claro- dije
yo con tono de ironía
-¿Qué dices?
Por que si no tiene nada que ver con nuestra clase de historia mejor te callas.
-Si tiene que
ver, ¿saben por qué los judíos y los alemanes tuvieron tantos problemas entre ellos
el siglo pasado? Porque son iguales.
-¡E¡Eso no es
cierto!o!- me gritaron los dos a la vez.
-Claro que sí,
las dos culturas han defendido a lo largo de la historia su derecho divino a ser
dueños del mundo, pero eso genera un conflicto de intereses que los enfrenta
directamente.
El ambiente
comenzaba a ponerse más tenso cada vez, la profesora intento decir algo, pero
yo no la dejé.
-Y además,
ambas culturas tienen un historial de falta de ética cuando se trata de
intentar alcanzar sus propósitos.
Y aquí
explotó la bomba
-¡No es
cierto, ellos…
-¡FALSO,
ellos…
-¡Bombardeando
niños en los hospitales de Palestina!
-¡Gaseando
niños en sus cámaras de gas!
Y se desató
la tercera guerra mundial en el salón con un judío y un alemán peleándose entre
sí más aparte todos en la clase con sus opiniones personales. Y la maestra
intentaba parar todo pero quedó relegada en segundo plano. ¿Has visto que pasa
con los consejos de paz en las guerras? Pues eso le pasó a nuestra profesora, y
yo con trabajos ocultaba mi felicidad por que había logrado boicotear su clase.
-¡Santiago!-
la voz de Miguel Ángel me trajo de vuelta a la realidad.
Pues en
realidad si había querido provocar una especie de tercera guerra mundial, pero
no debía admitirlo delante de Miguel.
-Yo, yo
solamente expresé mis opiniones, es que estoy harto de que esa profesora se la
pase halagando a esos dos y criticando a sus demás alumnos.
-Comprendo, ¿pero
te da eso derecho a provocar un pleito así? Porque yo creo que lo hiciste intencionalmente.
Me limité a
negar con la cabeza.
-Además ¿qué
tienes contra los alemanes y los judíos, envidia, odio o qué?
-En realidad
nada, creo que hay mucho que aprender de su capacidad de alcanzar sus logros,
pero esa maestra me está volviendo loco y pues pude hacerla quedar en ridículo.
Algo así como quedan los consejos de paz en medio de las guerras.
Me pareció
que Miguel Ángel tuvo que disimular una sonrisa que se le estaba escapando.
-Mira
Santiago, no se si debería castigarte por esto, pero no lo haré porque
solamente estabas expresando tus ideas. Aunque quiero que sepas que estás en un
buen lío, el director y los profesores están muy disgustados, así que quiero
que les pidas una disculpa a tus compañeros y a tu profesora.
-Pero…
-Pero nada,
ya te lo dije. Si no sí te vas a llevar un castigo.
-Bueno, le
dije algo inconforme.
Alejandro POV
Ahora con el
casino, la hacienda entera estaba convertida en un remolino de actividad. Así
que después de comer algo me fui a recluir a mi cuarto, más específicamente al
cuarto secreto con la esperanza de que nadie me echará de menos.
Encendí las lámparas
de aceite y me senté en la vieja silla de madera. Saqué el cuaderno de mi
mochila, ¿por dónde empezar a buscar el secreto del cuarto? Decidí que sería a
través de saber quién era el dueño del mismo.
C L
Anoté las iniciales
qué estaban en la mesa y en la silla y observé algo desorbitado en la
habitación ¿qué seguía? Levanté uno de los sobres abiertos, dentro estaba una
carta escrita a mano. Me esforcé por entender las letras manuscritas antiguas.
“Mi estimado amigo, sé que tal vez te molestes porque he tardado en
escribirte, pero es que he estado ocupado. Creo que teníais razón, hoy iré al
sitio. Respecto a lo que me habías preguntado en la carta anterior, sí tengo miedo,
pero debo comprenderlo todo”
La carta
estaba empezada pero no terminada. ¿Por qué?
“hoy iré al sitio” “claro que tengo algún miedo, pero debo comprenderlo
todo”
Sentí que un
escalofrío recorrió mi cuerpo y me quedé paralizado un rato tratando de
comprenderlo. Después tomé una de las cartas apiladas en el escritorio y la observé,
estaba cerrada y sellada. La abrí con mi navaja y saqué el papel.
“Mi estimado amigo, lo hemos analizado y parece estar relacionado, pero
también estamos seguros de que son personas muy peligrosas y tal vez nos
estemos arriesgando demasiado. Lo hemos discutido y hemos determinado abandonar
la misión de investigar a fondo los hechos y contentarnos con lo que hemos
obtenido . Es por seguridad amigo, y deseamos que lo comprendas.”
La carta
estaba fechada el 13 de octubre de 1719 y firmada por un tal Sebastián Bernal.
¿A qué se
referían?
Salí del
cuarto secreto metido en mis pensamientos aunque estornudando por la alergia
que me había provocado el polvo.
Fui a tomar
un vaso de agua y me encontré a Fernando.
-¿No tienes
una pastilla de esas de miel para la garganta?- le pedí a Fernando
-Toma Alex ¿Dónde
estabas?
No le respondí
-¿Qué dónde
estabas? Si no me lo dices a mí, tendrás que explicárselo a Miguel Ángel.
-No, a Miguel
Ángel no por favor.
-Dame una buena
razón Alex
-Pues que la
vez pasada me dejó ardiendo el trasero.
Fernando se rio.
-Esa no es
una razón
-Es que no
puedo explicártelo, pero te prometo que no es nada malo ni peligroso. Por favor
Fer, no le digas nada a Miguel Ángel.
-Está bien,
hermanito, pero sólo por esta vez.
-Gracias
En eso entró
a la cocina Román
-Francisco
hazme un cóctel de camarones.
-Claro que sí
Señor- le dijo el cocinero.
-¿Sabes que Game
of Thrones tiene enseñanzas muy valiosas para la vida?- me dijo Romy
-Sí ¿Cómo cuales?-
por lo menos ese tipo de ocurrencias de mi hermano me gustaban, a veces platicábamos
en una especie de juego mental.
-Pues que
mientras más competidores tengas más difícil será estar en el trono. Por eso
encuentro algo bueno de vivir en este pueblo desertor del imperio mexicano.
Miguel Ángel
no me dejaba ver la serie pues decía que tenía muchas escenas inapropiadas para
mi edad, solamente me enseñaban a veces algunas batallas, pero Román lo había
convencido de que le dejará verla aunque fuera acompañándolo. Y a él y a
Santiago les encantaba y a veces me contaban un poco.
-Tu y tus
delirios de grandeza- le dije riéndome
-Puede ser,
pero si no tienes aspiraciones nunca lograrás nada, y sin triunfos ¿qué es la
vida?
-Ajá, ¿y de
qué House te consideras? Déjame pensar. ¡Los Lannister, no?
-Cállate, qué
no me refiero a eso.
-Pues tal
vez, aunque pienso que te hubiera gustado vivir en la época en la que todos se
tenían que inclinar ante su rey. ¿No lo crees?
-Hubiera sido
bueno en ciertos sentidos, aunque ¿sabes qué? Tal vez ya no existan títulos
nobiliarios en Latinoamérica y aun en los países que todavía quedan son más de adorno,
pero todavía se puede ser alguien importante, alguien a quien la gente respete
y mantenga lealtad o temor. Y actualmente el poder muchas veces radica en el
dinero, la influencia y la astucia.
-Pues mucha
suerte conquistando tu Iron Throne hecho de espadas, o tu Paper Throne hecho de
billetes o lo que sea, yo me voy a cambiar que Miguel Ángel quedó de llevarnos
a la cascada.
Mientras me
ponía ropa adecuada continúe pensando en lo que esas cartas decían. Una carta a
medias ¿quién deja una carta a medias?
Después de un
rato Miguel Ángel nos llamó a la camioneta y salimos para las cascadas.
Cuando
llegamos habían pocas personas, algunos turistas y algunos locales. Había
varias cascadas pequeñas distribuidas en un espacio del bosque. No eran las
cataratas del Niagara pero por lo menos era un lugar agradable y Miguel Ángel
nos prometió que se comía rico.
Subimos a la
parte de arriba de una de las cascadas y Fernando nos dio unas monedas para que
pidiéramos un deseo. En realidad los mayores ya no creíamos en eso, Ana y Andrés
tal vez sí, pero los demás solamente lo hacíamos por diversión.
Fernando lanzó
la suya
-Por la
prosperidad del casino
Santiago
lanzó la suya
-Por que
corran a mi profesora de Historia
Román
-Por la
gloria
Bruno
-Por un
Internet más rápido
Sofía
-Por la
felicidad
María José
-Por que Luis
me haga caso
Cristian
-Por que… no
sé
Yo
-Por
descubrir el secreto
Fernando se
me quedó viendo y me arrepentí de haber dicho tal cosa
Los pequeños
lanzaron sus monedas pero no me fijé qué pidieron porque un señor cualquiera de
ahí se acercó y nos dijo
-Hey niños
cochinos, no tiren basura a la cascada.
-Jaja qué son
monedas no basura- le dijo Fernando
-Supongo que
a ese gato nunca le alcanzó en su vida para poder lanzar una moneda y pedir un
deseo y probablemente nunca le alcance.-expresó Bruno
En eso Román aventó
un billete de 50 quetzales (unos 6 dólares) a la cascada
-¡Por qué el
río se lleve a los nacos!
El señor que
nos estaba molestando cuando vio el billete qué había aventado Román se aventó
al río por él. Todos nos echamos a reír hasta que de pronto Miguel Ángel qué
había estado algo lejos se acercó y le dio un azote a Romy con la correa de
escalar que traía.
-Ouch-se
quejó llevándose las manos atrás y volteando sorprendido a ver que había pasado,
pero cuando vio a Miguel Ángel sosteniendo la correa se le coloreo la cara de
vergüenza.
-Aquí no por
favor
-No hay
nadie, quita las manos por favor
Miguel Ángel
no había visto al niño que nos había estado observando desde el principio y que
nos miraba con unos ojos como si fuéramos extraterrestres.
Finalmente
Romy le hizo caso de mala gana y Miguel Ángel le dio otro azote.
-Au, eso
duele mucho peor que el cinturón.
Me dio mucha
risa pensar en lo que habíamos platicado en la casa y cómo ahora Miguel Ángel
estaba dándole una zurra al reyezuelo de mi hermano.
Después
Miguel Ángel le dio un azote a Bruno
-Ouch, ¿y a
mí por qué?
-¿Crees que
no te oí?
Me acerqué a
Romy y le susurré al oído
-Ni el trono
te salvó de los azotes
-Cállate- me
dijo algo molesto
-Vale Romy,
era solo una broma
-Pues es que
sí me dolió, y para colmo aquí en frente de todos
-Pues tampoco
había nadie más que ese niño así que relájate y siga
disfrutando su majestad.
Romy me
sonrió, tenía casi siempre tenía buen humor.
Sofía POV
Decidí
distraer al niño que Miguel Ángel no había visto por si acaso el castigo de
Romy se prolongaba más. El niño nos observaba con una mirada que me hacía reír,
me acerqué y le pregunté su nombre.
No me
respondía, Miguel Ángel sólo le había dado dos azotes a Romy y uno a Bruno así
que ya no tenía la obligación de distraer al niño, pero su forma de vernos con
esos negros ojos abiertos como platos hizo que me quedara haber si podía dialogar
un poquito con él.
-¿Quieres
pedir un deseo?-le dije mientras le ofrecía una moneda
No me
respondió pero me miró con sus añorantes ojos y señaló a Miguel Ángel.
-¿Qué pasa con
él?
-Me va a
pegar si pido un deseo
Me dio risa
lo que dijo el niño, pues pensaba que Miguel Ángel les había pegado a mis hermanos
por pedir el deseo.
-No pequeño, les
pegó por haber insultado al señor que se aventó al río.
-Entonces no
me va a pegar si lanzó la moneda.
-No, claro
que no. Vente, yo también voy a lanzar una contigo.
Le tomé de la
mano y lo llevé hacia la base de la cascada.
-¿Cómo se
hace?-me preguntó
-Pues lanzas
la moneda mientras pides un deseo
Se quedó
viendo la moneda y al final se decidió. Yo lancé primero la mía y el después
-¡Un
deseo!-dijo
Me dio mucha
risa, realmente ese niño estaba haciendo feliz mi día.
-No-le dije –
tienes que decir el deseo mientras lanzas la moneda. Por ejemplo si quieres un
cachorro lanzas la moneda mientras dices “Por tener un cachorro”
Asintió y
lanzó su moneda
-Por tener un
balón qué llevó pidiéndole a los Reyes Magos dos años.
La moneda
rebotó en una piedra y finalmente cayó en la cascada.
Yo no pude
más, ese niño me había ganado el corazón. Saqué ciento cincuenta quetzales y se los di al niño.
-Pequeño,
estoy seguro que con esto te alcanza para tu balón de fútbol y tal vez te sobre
algo más para ti.
El niño me
miró como si fuera un fantasma. Finalmente tomó el dinero y me dijo.
-Gracias,
muchas gracias. Este año me voy a portar muy muy bien. Y me llamo Manuel- me
dijo con una sonrisa muy grande
-Sale
pequeño, qué disfrutes tu balón, tengo que irme con mi familia porque vamos a
ir a cenar.
Le di un beso
en la frente y corrí con los demás que ya me estaban llamando.
Finalmente
cenamos unos deliciosos pescados asados y sazonados en una cabaña cerca de las cascadas.
Yo me sentía extremadamente contenta de haber alegrado el día a ese niño, haber
visto esos ojos profundamente negros y esa sonrisa sincera. No cabe duda que es
cierto que a veces hacer feliz a los demás te hace más feliz a ti.
Jo aveces estos niños son verdaderos riquillos mimados se merecían el castigo.. me dio gracia esa aspiración a Rey, como que lo bajaron de pedestal, jaja me gusta como se desarrolla la historia misteriosa del cuarto secreto. Aunque todavía me cuesta acordarme de las edades
ResponderBorrarMe complace muchísimo que te guste la historia. Es cierto, a veces los chicos se creen príncipes pero aun así no se salvan de sus merecidos castigos de vez en cuando. De las edades, en esta historia los principales son Fernando de 16, Santiago de 15, Román de 14, Sofía de 13 y Alejandro de 11.
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