CAPÍTULO 3
Sherrinford se paseaba por la pequeña sala del 221B de Baker Street, se
sentía humillado como era posible que lo dejaran otra vez ahí sin darle la
oportunidad de salir y con la Sra. Hudson de niñera que se pensaban sus
hermanos que era un niño? aunque ya se lo había dicho Mycroft él estaba
seguro que no lo era.
-Sherrinford cariño te traje un bocadillo - dijo amablemente la
Sra. Hudson dejando una bandeja en la mesa de la sala.
-Gracias Sra. Hudson - dijo amablemente el joven, le dio una
sonrisa inocente.
-Cariño no te preocupes Sherlock volverá pronto y te hará compañía.
-No necesito compañía, necesito salir!
-No es necesario elevar la voz jovencito.
Sherrinford se avergonzó un poco pero no porque se sintiera mal de haber
sido grosero con la Señora Hudson sino porque sabía que de tener una
oportunidad de salir tendría que ser porque de alguna manera logró engatusar a
la señora con su aspecto de niño inocente y bien portado.
-Lo siento mucho Señora Hudson, discúlpeme.
-Oh, está bien querido nadie ha muerto por una voz elevada.
-Usted cree que tal vez pueda dar una vuelta a la manzana hasta que
llegue Sherlock?
La Señora Hudson vio directamente a los ojitos azules de su jovencito a
cargo y no pudo más que ceder a su petición, estaba a punto de darle su
aprobación pero Sherlock apareció en el departamento.
-No hay necesidad cariño, tu hermano ya llegó.
-Genial…
Sherrinford dijo lo más sarcástico que pudo y la señora Hudson sonrió
por su descaro, contenta de que podía seguir con sus actividades se despidió de
los hermanos.
-Pensé que tardarías más.
-Yo creía lo mismo, pero afortunadamente mi trabajo de campo rindió
frutos ahora debo analizar estos.
Sherlock tenía muestras muy raras en una bolsa de plástico, misma bolsa
que sujetaba como si fuera el más preciado tesoro, sus ojos brillaban
como si se tratase del más preciado diamante.
-Voy a estar ocupado así que no me interrumpas.
-Para que te molestaría Sherlock?
-No lo sé monstruito mi imaginación no es clara respecto a la hora en la
que decides hacer tus travesuras.
-Acá no hay nada que hacer, me voy a aburrir.
-Te compadezco, no hay cosa peor.
Sherlock hablaba en serio pero estaba más entusiasmado en investigar las
muestras que tenía en la bolsa.
-Pero dada la ventaja de tu juventud estoy seguro que podrás distraerte
con algo.
-Distraerme? que acaso crees que tengo 5 años!?
-Por la manera en que te encanta gritar diría que sí pero como
obviamente no tienes esa edad me refería a que tienes la ventaja de distraerte
con cualquier otra actividad.
-Acá ni siquiera hay un televisor decente.
-Entonces lee.
-Ya me leí todos esos libros.
-Come algo.
-Tu nevera está vacía.
-Juega con tu celular.
-Mycroft lo tiene confiscado.
-Sherrinford no tengo tiempo ni paciencia, dado tu IQ tan alto estoy
seguro de que encontrarás algo en que distraerte ahora no me molestes, estoy
ocupado.
Sherlock se encerró en su cocina donde tenía todo su equipo para
experimentos, dejando a Sherrinford con la palabra en la boca, Sherlock era un
auténtico dictador, podría parecer no tan terrible como Mycroft pero era sólo
apariencia, lo dejó solo y echado a su suerte.
Decir que Sherrinford era un chico brillante era quedarse un poco corto,
él era un Holmes digno hermano de Mycroft y Sherlock pero no siempre lo
demostraba, por lo general usaba su IQ para molestar a sus hermanos mayores,
nunca en los estudios o en algo provechoso por eso era que Mycroft siempre lo
vigilaba, desconfiaba del adolescente porque sabía de su potencial.
Sherrinford solo tenía que concentrarse en algo, lamentablemente para
Sherlock ese algo en ese momento era él, así que Sherrinford se adentró en
examinar cada parte del apartamento de su hermano y descubrir sus secretos,
después de conocer a Irene Adler la vida de Sherlock se le presentaba como algo
interesante.
Recorrió primero la habitación de su hermano, un desperdicio de tiempo
solo pudo reafirmar que los hábitos de Sherlock dejaban mucho que desear, en
eso el menor de los Holmes se parecía más a Mycroft, paso a la sala en donde
algo le llamó la atención, que hacía una caja fuerte oculta en la sala de su
hermano.
Ah pero qué desafío para un adolescente sin nada más que hacer, el chico
miró detenidamente la caja fuerte como si retara a un oponente, sonrió al
acordarse de la caja fuerte en el despacho de Mycroft escondida detrás de una magnifica
pintura clásica victoriana de John Ruskin.
La caja fuerte de Sherlock era mucho más precaria que la de Mycroft por
lo que no sólo fue fácil de abrir sino que algo decepcionante para Sherrinford,
cuál otra podría ser la palabra clave, su hermano era muy predecible, no había
más probabilidad certera que la palabra clave sea “Redbeard” y la caja
dio a conocer todo sus secretos que no eran muchos solo una pequeño sobre
blanco, por un momento Sherrinford pensó que era un medicamento pero tomó
el sobre para inspeccionar debidamente. Era ligero, sin peso y cuando lo abrió
vio con extrañeza un polvo blanco.
Luego de inspeccionar el extraño polvo blanco, su primer impulso fue
probarlo pero algo lo detuvo quizás la voz de Mycroft que sonaba en su cabeza,
su voz de advertencia al igual que la voz de su madre y padre ambos muy
preocupados sobre el consumo de drogas.
Entonces el cerebro de Sherrinford tomó el control pasando los recuerdos
delante de él como si fueran una película.
Primero Mycroft hablando fuerte dándole lo que sería su primer sermón
sobre las drogas pero no solo era la voz de Mycroft en segundo plano se
escuchaba claramente los sollozos de su madre y las palabras de su padre
intentando consolarla.
Segundo su viaje inesperado, esa vez fue tan repentino, tan extraño que
lo hizo pensar que sus padres querían deshacerse de él, ni siquiera Mycroft se
quedó para cuidarlo contrataron una niñera y lo que tenía grabado en su cerebro
era la imagen de los tres bajo un halo de tristeza.
Solo faltaba alguien en todas estas escenas donde estaba Sherlock?
él único de la familia que no lo había sermoneado, él único que bajó la
vista al verlo devuelta de su viaje.
Una sola conclusión le gritaba su mente brillante: Culpable.
Lo que tenía en sus manos era la prueba irrefutable de la culpabilidad
de su hermano, Sherlock era un drogadicto, lo que había en ese sobre era
Cocaína.
Sin siquiera pensarlo hecho el sobre en su bolsillo, ese sobre era ahora
su llave hacia la libertad, oh sí, dulce pero muy dulce venganza para el
dictador de Sherlock que había osado encerrarlo como un animalito salvaje.
Podría decirse que Sherrinford estaba siendo muy cruel con su juego planeado
pero su mente maquiavélica no daba paso a los sentimientos cuando quería
conseguir lo que quería.
Sherlock había estado encerrado en su cocina-laboratorio toda la tarde
concentrado en su mundo sin siquiera pensar en su hermano, con tal que no
hiciera ruido a él no le importaba hasta que sintió la molesta voz del chico
- Sherlock voy a dar una vuelta vuelvo en un par de horas- Raras veces el
mejor detective del mundo dejaba su rutina de lado, pero la sentencia dictada
por su hermanito menor lo sacó de su estado perdido.
-Que dijiste?- Sherlock se sacó las gafas de plástico de seguridad.
-Me oíste- Sherrinford se puso las llaves en el bolsillo trasero del pantalón.-
Voy a dar una vuelta, no me esperes.
-Ok buena broma- Sherlock fingió reír- Vuelve.
-No estoy bromeando.
-Sherrinford no tengo tiempo para tus locuras, ni se te ocurra salir por
esa puerta - dijo Sherlock abriendo por primera vez esa tarde la puerta de la
cocina para ver a su hermano con el abrigo puesto y listo para salir - Si
eso quieres hermanito - dijo en el mismo tono que Mycroft lo hacía - voy
a llamar a Mycroft.
Sherrinford se sonrió - Creo que en verdad lees la mente hermano, eso
mismo estaba pensando, así puedo mostrarle esto - el chico sacó de uno de
los bolsillos un sobre que inmediatamente Sherlock reconoció y lo asustó mucho
pero sutilmente cambio su rostro y no necesitó explicación para lo que su
hermano insinuaba, tonto de él que olvidó ese paquete escondido “por si acaso”
lo necesitara, oh pero no todo estaba perdido.
-Amenazarme a mí? De verdad te crees tan listo?- Sherlock se acercó a
su hermano.
-No te amenazo, hermano como crees que podría hacer algo tan bajo - dijo poniendo cara
de preocupado - solo busco la solución a un problema, yo quiero salir y tu
no quieres que Mycroft sepa que aún tienes guardada esto - dijo
mostrando el sobre.
-Una amenaza en cada letra, que te hace pensar que voy a ceder ante la
amenaza de un niño?
-No soy un niño y ...y…-Sherrinford vio que su hermano no
estaba intimidado como ilusamente pensaba que lo estaría- y si no accedes se
lo voy a decir a Mycroft y él se lo dirá a mamá y a papá.
-Y?- Sherlock se acercó más a su hermano y por más que no lo creyera,
Sherrinford estaba siendo el único intimidado.
-Y….no le tienes miedo a Mycroft?- Sherrinford retrocedió tres pasos.
-Sí, mucho- Sherlock fingió temblar, lo cierto era que su rivalidad con Mycroft
nunca fue por miedo- Pero por lo que veo, tu le tienes más miedo que yo, me
equivoco?- Sherlock agarro el celular y fingió marcar el número del mayor.
-Nooooo!! Sherlock no llames a Mycroft! no le digas que estaba a punto
de salir.
Sherlock guardó el teléfono en su abrigo largo azul.
-Nunca me equivoco Sherrinford- Sonrió con malicia.
-Maldito dictador! me encarcelas a tu puro antojo! eres igual de
paranoico que Mycroft los dos están locos!
Sherlock esperó a que su hermanito dejara de insultar pero las palabras
coloridas no dejaban de salir de su boca.
-Obsesivo, cabrón de mierda!!
-Es todo?- Sherlock vio impaciente su reloj.
-Aggg no te soporto! no me prestas atención!
-Te presto más atención de la que le daría a cualquier otra persona que
interrumpe mi trabajo y lo hago porque eres mi hermano, mi hermano menor y como
soy tu hermano mayor te guste o no vas a hacerme caso.
Sherlock sujetó a Sherrinford por su brazo derecho y lo sentó en el
sillón de John, inmediatamente lo amarró con lo que encontró para que no se
moviera de ese lugar.
-Hey! has perdido la cabeza! Sherlock suéltame!
-No, te di la oportunidad de hacer lo que quieras siempre y cuando eso
no implique salir y estabas a punto de chantajearme bajo amenaza para dar una
“vuelta”, te conozco Sherrinford además olvidas quién soy, sé perfectamente que
ibas en dirección a apostar, por eso tienes el dinero en tu bolsillo izquierdo
del pantalón envuelto en esa tela de la “suerte” para tus apuestas, puedo
perder la cabeza pero no soy tonto, no vas a ir a perderte en ese mundo nunca
más, punto.
-Se lo voy a decir a mi mamá- Sherrinford dijo en un tono lastimero
porque no podía moverse.
-Es mi madre también y ya te he dicho que no me doblego ante las
amenazas.
Sherlock estaba muy satisfecho con lo que acababa de hacer por lo que
Sherrinford se irritó más.
-Ahora te das de “Hermano Mayor” cuando solo eres un maldito
drogadicto!!
-No me tientes Sherrinford que no solo te puedo amarrar sino también
amordazar.
Sherrinford se quedó boquiabierto junto a sus grandes y extendidos ojos
azules.
-Así me gusta, quieto y callado.
Sherlock dio por terminada su labor y se encaminó otra vez a su cocina-
laboratorio sin dejar de pensar en las últimas palabras que le había lanzado
Sherrinford, le habían dolido y maldijo su estupidez, época oscura de su vida
por más que quería olvidarlo, siempre volvía a él.
-Nos vemos más tarde- Dijo lo más natural que pudo.
Sherrinford maldijo su suerte ahora no solo estaba encerrado sino
amarrado sin poder ni siquiera gritar porque nunca había visto a Sherlock
comportarse así con él, se había equivocado con su hermano que siempre se había
mostrado tan poco interesado en la vida del resto de la familia, pensó que si
encontraba su punto débil iba a ceder a sus caprichos pero ahora estaba en una
posición de no poder negociar.
Nunca le pareció más eterno el tiempo a Sherrinford, estaba a punto de
volverse loco, parecía que ya estaba sentado horas y horas y horas, lo peor es
que estaba sintiendo hambre y estaba seguro que su hermano no lo
alimentaría….su hermano...Sherrinford empezó a pensar en cómo se había
comportado desde que Mycroft lo dejó ahí. No había sido su mejor comportamiento
y lo último que le dijo, había sido horrible. Sintió muy feo, recordó los
rostros de sus padres abnegados por la situación de Sherlock y el como una vil
cucaracha intentó aprovecharse, Sherrinford suspiro con tristeza, pero
las amarras le hacían daño a sus muñecas, cuánto tiempo más tendría que
aguantar? acaso iba a morir, ese sería su castigo por tratar tan mal a su
hermano.
De pronto escuchó pasos de las escaleras y pensó que era la amable
señora Hudson con comida, sonrió con auténtica felicidad cuando la puerta de
Baker Street se abrió Sherrinford vio luz en su noche más oscura, seguro
era su salvadora pero era nada menos que Mycroft y por un momento pensó que era
su imaginación o un mal sueño.
No lo era, era la cruda realidad.
-Que ha pasado? - Mycroft dijo inmediatamente al ver a su hermano
atado al sillón.
-Mycroft, ayuda- Sherrinford no perdió oportunidad en victimizarse.
-Sherrinford que has hecho? - Su hermano le preguntó mientras lo
desamarraba.
-Yo?, y por qué no piensas que el que hizo algo malo fue Sherlock.
-Obviamente fuiste tu, por eso estás atado o no?
-Si, si, si muy listo.
-A ver niño, que has hecho ahora para que Sherlock haya tenido que
atarte?
Mycroft estaba forzando para que la sonrisa no se le escapara, porque
conociendo tan bien como conocía a Sherlock, sabía que el monstruito debió
volverlo loco para que tomara esa acción.
-Yo no hice nada.
Sherrinford bajó la mirada y Mycroft ya tenía su respuesta.
-Por dios santo Sherrinford! trataste de huir!
-No, yo no iba a huir.
-No me mientas, sé perfectamente cuando mientes.
Mycroft no tenía ni tiempo ni paciencia para oír a Sherrinford contar
las verdades a medias así que no podía hacer otra cosa que llamar a su otro
hermano - Sherlock Me puedes explicar que pasa!!! - gritó Mycroft
delante de la puerta de la cocina.
-Estoy ocupado!- Sherlock devolvió el grito.
Mycroft rodó los ojos, no hizo ninguna expresión pero sentía que su
cabello se le estaba cayendo del estrés - Este no es el momento para juegos,
Sherlock ven acá en este momento no es una petición!!- como no recibía
respuesta, trató de hacer lo que no quería, indagar con Sherrinford.
-Me explicas por las buenas o por las malas Sherrinford, tu escoges.
Sherrinford volvió a bajar la cabeza y Mycroft sólo podía intuir que no
era nada bueno.
-Y ya sabes cómo será por las malas.
Mycroft se quitó el saco y empezó a remangarse la camisa, la
verdad no estaba para juegos había tenido días de arduo trabajo y su
hermanos no ayudaban en nada, francamente hasta el mismo se sorprendía de lo
paciente que había sido.
Sherrinford trago grueso pero la verdad no iba a decir que trató de
chantajear a Sherlock porque encontró cocaína en su poder, no podía hacerlo,
podría ser un chico malcriado pero no un soplón.
-Bien, tú lo has querido.
Mycroft agarró a su hermanito por el brazo derecho y lo tumbó en sus
rodillas al tiempo que él se sentaba, sin perder más tiempo comenzó a darle
nalgadas.
-PLAFFF!!! Que ha pasado Sherrinford?
-NOOOO Mycroft!!!
-Te hice una pregunta PLAFF!!! PLAFF!!! PLAFF!!!
Cayeron tres fuertes nalgadas al centro del trasero, mismas hicieron
gimotear al adolescente que ya tenía lagrimitas en sus ojos, su hermano era muy
duro a la hora de castigar.
-Auuuuuuu me dolió, ya no por favor, auuuuuuuuuuuuuuuu
nooooooooooooooooo.
-Responde Sherrinford, o vendrán más PLAFFF!!!!
De la cocina se sintió ruido de pasos, Sherlock se presentaba en la
escena e impredecible para Mycroft detuvo su mano al aire que estaba a punto de
caer por sexta vez en el trasero de Sherrinford.
-Espera Mycroft, no todo es culpa de Sherrinford
Sherrinford aprovechó para levantarse del regazo de su hermano y se puso
detrás de Sherlock mientras sin ninguna discreción se pasaba una mano por el
área lastimada y otra quitándose las lagrimillas.
-Ve a la habitación de John, Sherrinford- Dijo Sherlock.
-No, Sherrinford te quedas aquí- Dijo Mycroft.
Sherrinford se quedó parado sin saber que hacer y sin querer desobedecer
a ninguno de sus hermanos.
Mycroft miró a sus hermanos intentando escudriñar en sus más oscuros
pensamientos, intentando saber qué había pasado, miraba caras de culpable en
los dos, al igual que Sherlock, Mycroft era muy bueno haciendo deducciones y
mejor cuando se trataban de sus hermanos.
-Obviamente trataste de salir - Miro a Sherrinford - y tú se lo
impediste- Miró a Sherlock- por eso estaba amarrado pero aquí hay algo
más que ninguno me lo está diciendo.
Mycroft paseaba entre sus hermanos mirando y deduciendo hasta que se
paró delante de Sherrinford - Dame el sobre Sherrinford, Ahora!!
Sherrinford se puso pálido y trago saliva mirando a Sherlock quien le
dio su aprobación con un ligero movimiento de su cabeza, sacó el sobre
del bolsillo.
Si Mycroft estaba enojado antes ahora si que estaba en su límite.
-William Sherlock Scott Holmes! Voy a matarte! drogas! todavía con las
drogas!!!
-No sabía que aún estaban ahí.
-Tu cuando olvidas tus escondites!
-Llevo un año sin estimulantes.
-Y esto que es? tu salvaguarda? un por si acaso?
-Ya te dije que lo olvidé, olvido todo lo que me es trivial y lo que no
me importa, lo sabes perfectamente.
-Voy a morir prematuramente, por culpa de ustedes dos- Mycroft se frotaba
las sienes impacientemente - Sherrinford ve arriba y date una ducha, te iré
a buscar para que cenemos luego de que hable seriamente con Sherlock.
Sherrinford volvió a mirar a Sherlock de reojo para buscar su aprobación
y aliviado salió a la ex- habitación de John.
Sherlock estaba sentado en su sillón y Mycroft estaba sentado en su
frente.
-Deje a Sherrinford acá porque pensaba que lo podías cuidar y que podía
estar seguro.
-Lo cuidé, no puedes negarlo, si no lo ataba estarías buscándolo en uno
de tus helicópteros.
-Que no son de mi propiedad, son del estado.
-Da igual, lo usas a tu antojo.
-Sherlock ya basta! estoy diciéndote lo decepcionado que estoy de ti.
-Mycroft, antes pude haber mentido o dicho cualquier cosa para
obtener un poco pero no ahora, ahora es diferente.
-Qué es diferente? qué es? Dímelo porque de verdad yo no veo
ninguna diferencia.
-Lo olvide, es simplemente eso, no hay más que analizar, no puedo
cometer un error?
-Olvidaste que tenías guardada una bolsa de cocaína? por favor Sherlock
puedes olvidar todo menos la sustancia tóxica que casi te mata y por más que lo
niegues sé que esa acción solo puede traducirse en una posible clara intención
de...
-Intención de qué?
-Recaída, por supuesto.
Sherlock se levantó airado de su sofá.
-Por todos los cielos! Por qué no puedes dejar la paranoia de vigilar
mis pasos! dices que me dejaste a Sherrinford porque “confiaste” en que lo
cuidaría, pero eso no es cierto, viniste aquí todos los días con cualquier
excusa para vigilar y no para vigilarlo a él sino para vigilarme a mí!
-Y no me arrepiento, imagínate si no venía!
-Seguro que sobreviviría Mycroft, te lo aseguro!
-Sí, lo harías- Mycroft se levantó en busca de algo - pero soy
tu hermano mayor y tu mi hermano menor y siempre contaras con mi apoyo, te
guste o no, quieras o no.
Sherlock no podía creer lo que acababa de sentir al escuchar esas
palabras, ese mismo sentimiento que él tuvo cuando impidió que Sherrinford
saliera a apostar, sería posible que Mycroft sintiera eso? bueno, eran las
mismas palabras que le había dicho al menor de los tres, entonces podía tratar
de entender a su hermano mayor, realmente se preocupaba por él, además
Mycroft nunca se equivocaba en sus deducciones era demasiado certero para el
gusto de Sherlock, así que tal vez su subconsciente había hecho guardar
ese paquete para usarlo alguna vez.
-Mycroft…
Sherlock Holmes estaba dispuesto a dar tal vez la tercera disculpa real
en su vida
pero en cuanto vio a su hermano con la horrible vara en las manos sólo
pudo decir una cosa.
-Oh no.
Mycroft siguió su camino e hizo que su hermano se agachara para darle la
paliza que le prometió si lo volvía a ver con drogas.
Sherlock cerró los ojos fuertemente y por cada varazo sentía que su
cuerpo se iba para delante, era un dolor indescriptible y parecía que no iba a
terminar nunca pero en algún momento dejó de sentir esos horribles varazos y
dejó de escuchar el horrible sonido del aire cortado.
A penas pudo reincorporarse, pero el dolor no le importaba tanto como lo
que quería decirle a su hermano.
-Lo siento, de verdad lo siento.
-Eso es lo mínimo que espero de ti.
Implacable como siempre Mycroft estaba frente a su hermano con los
brazos cruzados esperando a que Sherlock siguiera hablando, sabía que tenía
algo más que decir.
-No se lo dije a Sherrinford pero me asusté al verlo con ese sobre..
De todo lo que pensaba oír de la boca de su hermano, Mycroft no esperó
escuchar eso, inconscientemente ablandó su rostro, la mirada y su porte.
-Me alegra saberlo, no voy a perder a ningún hermano por las drogas.
Sherlock no sabía que decir, la protección de su hermano era palpable.
-Supongo que..que vas a llevarte a Sherrinford.
-Aunque no lo creas Sherlock tengo mucho trabajo.
Sherlock rodó los ojos, Mycroft nunca cambiaría su carácter odioso y
aunque esta vez le pareció divertido no se lo dijo.
-No me llevaré a Sherrinford, hablaremos los dos con él en la mañana
debe tener mil cosas en la cabeza después de lo que pasó.
-Esta bien, me parece bien.
-Pero tienes que deshacerte de todo lo que tengas guardado Sherlock,
hablo en serio.
-Dalo por hecho.
-Y como no puedo cuidarlos las 24 horas del día vendrá alguien por mi.
-Qué?
Sherlock preguntó en un tono serio por lo que proponía su hermano mayor,
había límites en cuanto a llevarse bien y escuchar y hacer caso y
definitivamente aguantar a una niñera entraba a esos límites pero antes de que
dijera cualquier reclamo, Mycroft habló.
-John Watson vendrá a cuidarlos, literalmente se quedará todo el día, se
de buena fuente que Mary viajará a ver a sus padres por lo que el doctor está
disponible, sé que es una persona bastante persuasiva para tratar con un
Holmes.
-Lo es.
Sherlock no pudo evitar dar una sonrisa, su entrañable amigo, era tal
vez al único que hacía caso sin rechistar. Mycroft vio su reloj e hizo un gesto
de negativas.
-Traeré a Sherrinford si es que no se durmió hambriento.
-Improbable, el chico parece pozo sin fondo, espero hayas traído lo que
le gusta porque desprecia las mejores papas fritas de Londres.
-Que sean de tus conocidos no las hacen las mejores Sherlock.
-No veo por qué no.
Mycroft de repente pareció abatido, era el momento para sincerarse con
su hermano - Pero tu observación me preocupa, Sherrinford es ambicioso y
estrafalario, no me engaña sé que tiene una mente brillante y un potencial casi
ilimitado, pero, sin embargo es un holgazán que hasta ahora no ha hecho
nada sino es obligado a hacerlo, lo único que tengo claro es su gusto por el
dinero y todo lo que ello conlleva- Volvió su vista a Sherlock -Es por
eso que te necesito, por ahora puedo lidiar con él es un niño pero pronto
ya no lo será y temo que tome un camino peligroso.
-Yo no me preocuparía tanto, tienes el perfecto incentivo para que
una persona y sobre todo un adolescente no tome un camino peligroso o
equivocado.
Sherlock se frotó el trasero con una ligera mueca lastimera, haciendo
que Mycroft se quede sin palabras y eso no había pasado en mucho, mucho tiempo.
-Bueno y cuál es el menú de hoy para el paladar de “príncipe” de
Sherrinford?
Sherlock preguntó de lo más casual para cambiar de tema,
-De haber sabido que se portó mal, no le hubiese traído esto.
Mycroft se recrimino mientras le mostró el paquete sellado del
mejor sushi de Londres, Sherlock puso cara de asco y ambos subieron a ver a su
hermanito menor, Mycroft con el mismo porte de siempre pero Sherlock más lento
que de costumbre.
EPILOGO
Baker Street llevaba una semana en relativa calma, la convivencia entre
el Dr. Watson y los Holmes era de lo más apacible solo se había roto un par de
veces por riñas entre los hermanos pero nada que el Dr. Watson no pudiera
arreglar sin tener que usar el nombre clave (Mycroft) para que se comporten.
Sherlock tocaba notas al azar en su violín mientras que Sherrinford
pasaba una hoja y otra de unos de los volúmenes de una enciclopedia.
-Lo siento - dijo Sherrinford mirando a su hermano - no quise decir lo que dije.
Sherlock lo miró atentamente, sabía perfectamente a qué se refería su hermano
- No tienes que mentir Sherrinford, sé lo que fui y no me enorgullece, ya
hablamos esto con Mycroft, pensé que quedó claro.
-Sí, pero ese día no hablamos de lo que yo hice, no debí intentar
chantajearte de esa forma fue muy bajo - Sherrinford bajo la cabeza.
-Todo perdonado Sherrinford, no te preocupes por eso- Sherlock se sintió
un poco conmovido por la obvia preocupación de su hermano menor - Pero no
vuelvas a intentar chantajearme monstruito habrá consecuencias serias.
Sherrinford sonrió como si se tratara de una broma, pero la cara de
Sherlock mostraba una sonrisa malévola que Sherrinford nunca había visto y
sintió que sus pelos se erizaban, pensó que tal vez era bueno tomarle la
palabra a su hermano, después de todo no quería conocer ese lado de Sherlock.
FIN
Hermonso Carla y Gloria me encantan sus historias de Sherlock
ResponderBorrarGraciaaaaaaaas, la verdad es que Gloria y yo disfrutamos mucho escribiendo así que es un gran cumplido saber que gusta.
BorrarChicas que increíbles capis se mandaron!! Estuvieron geniales!!
ResponderBorrarMe gusta mucho su historia y estos hermanos son divertidos y tan diferentes!!