Nuevas reglas, nuevos castigos
Capítulo 40
Saliendo de la clase de piano he quedado con Martina en
el paseo marítimo. Nos encontramos y nos saludamos con un beso apasionado y un
abrazo. Hoy Martina está especialmente guapa.
Adrián: Hola bella,
estás preciosa.
Martina: Gracias
amor, tú también estás muy guapo. ¿Damos una vuelta?
Adrián: Sí, claro.
¿Dónde quieres ir?
Martina: ¿Al parque
de los enamorados?
Empezamos a caminar cogidos de la mano, Martina me mira y
le sonrío. Llegamos al parque y cruzamos un túnel de rosales, al final del cual
hay una pequeña zona de césped entre unos árboles, detrás de unas rocas, desde
donde se ve el mar. No es la primera vez que venimos aquí, nos aseguramos de
que no hay nadie a la vista y pasamos entre las rocas para llegar a nuestro
rincón, nos sentamos mirando hacia el mar.
Miro a Martina y ella me mira a mí. La beso mientras con
mi mano acaricio su cara. Martina me mira a los ojos, se separa y sonríe.
Martina: Tus ojos,
hoy brillan y son más oscuros, parece que reflejan el color del mar.
Le sonrío y la vuelvo a besar. Martina se acerca más a mí
y me acaricia la espalda, yo hago lo mismo. No es la primera vez que tenemos
este tipo de contacto, a mí me apetece algo un poco más íntimo pero no estoy
seguro de que ella también lo quiera. Le levanto un poco la camiseta para
acariciar directamente su piel, la miro mientras lo hago, no parece que le
moleste. Ella me responde haciendo exactamente lo mismo, pero me sube la
camiseta bastante más y la ayudo a quitarla. Martina me pasa la mano por el
pecho y la va bajando, no es que nunca me haya visto sin camiseta, en realidad
me ha visto un montón de veces en la playa sólo en bañador, pero nunca estando
los dos solos y tan cerca.
Martina: Estás muy
fuerte. Me encanta como se te marca la tableta.
Adrián: ¿Te puedo
quitar la camiseta?
Noto como me sonrojo, el corazón me va a mil por hora.
Martina me mira, me sonríe y levanta los brazos. Le quito la camiseta, lleva un
sujetador rosa con corazones blancos, la acaricio sin atreverme a tocarle los
pechos. Martina me coge la mano y la pone sobre su ropa interior, justo en el
corazón.
Adrián: Va tan
rápido como el mío.
Me acerco a ella, la beso por encima del pecho, en el
cuello y voy subiendo hasta que encuentro de nuevo su boca. Nos seguimos
besando y acariciando. Martina me resigue el centro de la espalda con una mano
hasta llegar al pantalón y la sigue bajando por debajo de mi ropa interior
hasta mi trasero. Me tenso y la miro confundido. Me apetece que nos acariciemos
así pero no quiero pasar de los besos, los abrazos y las caricias, no me siento
preparado para tener otro tipo de relación, aunque parece que una parte de mi
cuerpo no opina lo mismo. Y no sé lo que quiere ella, nunca lo hemos hablado.
Cambia la expresión de su cara, supongo que ha notado lo que siento.
Martina: Amor,
¿estás bien? ¿Qué ocurre?
Adrián: Martina,
yo, lo siento, pero no estoy preparado para tener relaciones.
Martina: Lo siento,
¿te ha molestado? Yo tampoco quiero tener relaciones aún, sólo te estaba
acariciando la espalda y he pensado que podía seguir bajando hasta las nalgas.
Adrián: No me
molesta, de verdad. Perdona, es que nunca lo hemos hablado y no sabía si tú querías
llegar más lejos.
Martina me sonríe y vuelve a acariciarme. Yo también le
acaricio la espalda y voy bajando hasta la parte alta de su trasero. Seguimos
un rato así, besándonos y acariciándonos. Acabamos tumbados abrazados uno al
lado del otro. Martina me besa el pecho y apoya en él su cabeza. Nos damos las
manos y disfrutamos del momento en silencio.
Después de un rato abrazados nos ponemos la ropa y
volvemos al paseo marítimo. Vamos a tomar un refresco y hablamos un rato, hasta
que el padre de Martina viene a buscarla.
Llego a mi casa y voy al salón, me encuentro a mi tío
hablando con mi padre, creo que de Natalia, pero se callan cuando entro yo.
Ellos siempre han estado muy unidos y, desde que mis tíos se han mudado, se ven
varias veces por semana. Me acerco a mi padre y lo abrazo, él me besa en la
cabeza.
Carlos: Hola
Adrián, ¿ha ido bien la cita con Martina?
Adrián: Sí papá,
hemos estado paseando, hablando y hemos tomado un refresco.
Luís: ¡Ei! ¿Y para
mí no hay abrazo?
Adrián: No, estoy
enfadado contigo.
Adrián: Porque has
castigado a Víctor sin salir en toda la semana. Sólo llegó tarde, no fue para
tanto, y además también le castigaste su trasero.
Le pongo cara de enfadado y mi tío empieza a reír.
Luís: Vaya, veo que
Víctor tiene un abogado nuevo. ¿Y sólo te dijo que llegó tarde? Porque además
salió sin pedir permiso, nos mintió, me insultó y me faltó al respeto.
Hago una mueca, parece que Víctor no me lo contó todo.
Eso fue el domingo pasado, yo aún estaba en el torneo de tenis, y sólo sé lo
que él me contó anteayer cuando nos encontramos en el club. Me acerco a mi tío
y lo abrazo, él me lo devuelve y me revuelve el pelo.
Luís: ¡Felicidades!
Ya vi algunas fotos de tus partidos y sé que conseguiste la medalla de bronce.
¿Lo pasaste bien en el torneo?
Adrián: Sí tío, muy
bien. Fue fantástico y estoy muy contento por haber conseguido el tercer
puesto.
Luís: Le he
propuesto a tu padre que vengáis a cenar pasado mañana a casa para celebrarlo.
Y, si quieres, puedes invitar a Martina.
Adrián: Gracias
tío, se lo diré.
Me quedo un rato en el salón con ellos. Después me voy a
mi habitación y le mando un mensaje a Martina para invitarla a la cena del
sábado. Me dice que sí. Estoy mirando la tele cuando entra mi padre y se sienta
a mi lado. Me abrazo a él.
Carlos: Me parece
que hoy estás muy mimoso, ¿estás bien? ¿Ha pasado algo con Martina?
Me separo y apoyo mi cabeza en su pecho, mi padre me besa
en la cabeza.
Carlos: Vamos, sé
que quieres preguntarme o decirme algo, suéltalo.
Adrián: Vaya papá,
¿desde cuándo eres tan observador?
Últimamente mi padre nota cuando me pasa algo sin que yo
le diga nada. Por un lado me gusta pero por otro da miedo, ¿eso significa que
cuando meta la pata también lo notará? Me sonríe y levanta las cejas. Me da un
poco de vergüenza pero me lanzo.
Adrián: ¿Cómo sabré
que estoy preparado para tener relaciones sexuales?
Carlos: Lo sabrás
cariño, cuando llegue el momento no dudarás. ¿Martina te lo ha propuesto?
Adrián: No, pero
nunca lo habíamos hablado hasta hoy, yo le he dicho que creo que no estoy
preparado y ella me ha dicho que tampoco quiere tener relaciones aún. Además no
hace ni tres meses que estamos saliendo.
Mi padre me mira, me sonrojo, no sé si seguir hablando.
Carlos: ¿Entonces?
¿Dónde está el problema?
Adrián: Es que nos
estábamos besando y acariciando y he tenido una erección. Puede que si seguimos
juntos quiera que eso pase.
Carlos: Sólo tenéis
15 años, sois muy jóvenes, pero vuestros cuerpos están cambiando, ya no sois
niños, sentir atracción sexual es normal. Pero eso no significa que estés
mentalmente preparado para tener relaciones. ¿Tú te sientes cómodo con la idea?
Adrián: Creo que
no, no sé si cuando llegue el momento sabré qué hacer y me da miedo hacerle
daño a Martina, ¿es verdad que a las chicas la primera vez les duele?
Carlos: A algunas
chicas les duele y a otras no, lo importante es que ambos os sintáis cómodos y
que haya confianza y comunicación para saber en todo momento qué siente el
otro. Y en cuanto a qué hacer, sabes cómo funciona. Al principio puede que os
sintáis un poco torpes, sobre todo si es la primera vez para ambos, pero entre
los dos os iréis guiando.
Adrián: ¿Tú crees
que debo esperar? ¿Hasta cuándo?
Carlos: Soy tu
padre, ¡claro que pienso que eres demasiado joven y que debes esperar!, aunque
supongo que yo siempre te veré pequeño. Esa decisión es tuya, no mía, aunque yo
opine lo contrario en algún momento decidirás tener sexo con alguien, sea
Martina, otra chica o un chico.
Adrián: ¡Papá! ¿Un
chico? ¡Yo no soy gay!
Carlos: ¿Qué pasa?
Yo estoy abierto a aceptar cualquier posibilidad. Pero en cualquier caso quiero
que te sientas seguro, que lo hagas porque tú quieras, no porque sientas algún
tipo de presión por parte de tus amigos o de tu pareja. Y Martina, o quien sea,
debe sentir exactamente lo mismo, igual que nadie debe presionarte a ti, tú
tampoco debes presionar a nadie. El sexo tiene que ser una experiencia
compartida por los dos, ambos debéis disfrutarlo.
Asiento con la cabeza. Me sorprende que mi padre me esté
hablando tan abiertamente sobre sexo, más bien me esperaba que me dijera algo
como “no puedes tener relaciones sexuales
hasta que seas mayor de edad, porque lo digo yo”.
Carlos: Y cuándo lo
decidas, que espero que sea dentro de mucho tiempo, podéis venir a casa, a tu
habitación, lo prefiero a que estéis en cualquier otro sitio en el que no haya
las condiciones higiénicas mínimas. Eso no significa que quiera pillarte,
cuando ocurra sé discreto, ¿vale?
Me sonrojo ante la idea de mi padre pillándome cuando
esté teniendo sexo.
Adrián: Sí, a mí
tampoco me apetece que eso pase.
Carlos: Y recuerda
que me prometiste ser responsable. Utiliza protección, no quiero que me hagas
abuelo tan pronto y menos aún que pilles alguna enfermedad. Espera, ahora
vuelvo.
Mi padre sale de mi habitación pero no tarda nada en
volver, veo que trae algo en la mano y me lo da. Abro los ojos, ¿una caja de
condones?
Carlos: Ahora
ábrelo, ¿sabes cómo se utiliza?
Adrián: Sí, a
principios del curso pasado, en el colegio, nos dieron una charla sobre
sexualidad y nos enseñaron cómo se pone un condón.
Mi padre me pide que se lo ponga en el dedo, y me enseña
cómo cogerlo y ponerlo bien para que no se rompa ni se salga.
Carlos: Quédate la
caja. Y no estaría de más que pusieras uno en tu cartera y lo llevaras siempre
encima. Esto no es una invitación a que tengas sexo, en realidad preferiría que
tardaras mucho, pero sí a que lo utilices cuando decidas tenerlo.
Adrián: Gracias
papá. ¿Sabes? No me esperaba que fueras tan abierto con este tema, a veces para
otras cosas eres muy intransigente y anticuado.
Carlos: Yo te
agradezco que hayas confiado en mí hablándome de tus dudas. Puedes hacerlo
siempre que quieras.
Adrián: ¿Sabes que
hace unos meses no te habría preguntado?
Carlos: Sí, y me
alegra que eso haya cambiado. Sé que tarde o temprano tendrás relaciones,
aunque antes de llegar al coito puedes experimentar mucho tiempo sólo con los
besos, las caricias y la exploración de su cuerpo y el tuyo. Pero quiero que
cuando llegue el momento tengas toda la información y seas precavido y
responsable.
Lo abrazo. Aún no me puedo creer que hayamos tenido esta
conversación y que mi padre sea tan liberal con este tema. Cuando le dije que
salía con Martina ya me dio la charla pero en ese momento fue más parecida a la
que nos dieron en el colegio. Hoy ha sido mucho más personal, le he preguntado,
ha escuchado mis dudas, se ha preocupado por lo que siento y me ha contestado y
explicado lo que él piensa.
El sábado voy con Martina, mi padre y Natalia a casa de
mis tíos y primos a cenar. Hablamos mientras comemos, la cena es muy agradable.
Me parece que a mis tíos Natalia les cae bien y que les gusta que salga con mi
padre.
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