CAPITULO 2!
-Vamos,
mueve ese brazo!-
-Mi brazo
acaba de obtener la emancipación, así que tiene el derecho de decidir autónomamente.-
-Ya, basta Ángel!
No vez que no quepo!- Alai movió el brazo de su malévolo hermano con rudeza,
logrando nada más que el chico se tumbara de espalda encima suyo, fingiendo
estirarse.
-Ángeeel!-
La chica trató de levantarlo haciendo fuerza con sus brazos y pateando, hasta
que en todo aquel patear sin querer le golpeó de un rodillazo el mentón.
Su padre
levantó los ojos y escrutó la escena en el espejito retrovisor, con el ceño
fruncido.
-Hay! Que
haces tarada? Yo solo estaba bromeando!- Se quejó ultrajado el gemelo, sobándose
la cara. Alai lo miró con preocupación, sin embargo tras cerciorarse de que no había
ningún daño se puso sus auriculares y se cruzó de brazos.
-Tú te la
buscaste, así aprendes a no fastidiarme.-
El chico
abrió grande sus ojos, sorprendido y ofendido de que su hermana no solo le
había horriblemente desfigurado su hermosa cara, sino que también se negaba a
pedirle disculpas. Así que se inclinó hacia ella para sacarle los auriculares y
decirle lo que pensaba de ella y de su ego gigante, pero no midió su fuerza y
acabó tirando el I-Pod rosa de su hermana al otro lado del auto.
- Que haces
idiota!!- gritó la chica ya al borde de la exasperación. -Ves que eres un
imbécil?! Recógelo ya!- y le dio un fuerte empujón.
-Chicos..-
-Te lo
recoges sola estúpida!- contestó él devolviéndole el gesto.
-Chicos..-
-El único minusválido
acá eres tú! RECOGE' MI I-POD O LA ULTIMA COSA QUE VERAS SERA' MI MANO CERRADA
GOLPEANDO TU CARA TONTA!-
-Uuuuy que
miedo!- se burló Ángel fingiendo temblar. -Éstas segura de que lograras coordinar
tus movimientos? PEREZA MALFORMADA!-
-CHICOS! YA
BASTA!-
Damián ya
sacado detuvo el auto en el borde de la calle y apagó el motor. Estuvo a punto
de bajarse del auto y nalguear aquellos dos niños maleducados, pero lo pensó
mejor, dándose cuenta de que la tensión de sus hijos era debida a la inminente
visita a su futura familia, quien no lo sería en su lugar. Así que se agarró el
entrecejo entre pulgar e índice y respiró hondo logrando calmarse con las últimas
gotas de paciencia que tenía.
-Niños,
será posible que tenga que parar el auto para detener sus peleítas como si
fuesen dos críos? Es esto lo que quieren? Que les dé tán-tán en los culetes en
el borde de la calle para que paren con sus pataletas?- Realmente no quería
pegarles, solo quería que se diesen cuenta de lo infantil que se habían
portado. Y aparentemente lo logró, de hecho los dos adolescentes agacharon la
cabeza avergonzados y un poco asustados: improvisamente su serio y diplomático
intercambio de puntos de vista parecía mucho menos adulto.
Damián
relajó un poco los músculos faciales, pero sin dejar de mover su mirada severa
de un hijo al otro a través del espejo retrovisor.
- Si tengo
que pararme otra vez lo haré en un lugar más aislado, y la discusión será entre
mi mano y sus traseros. He sido claro?-
Ambos
chicos se hundieron en sus asientos y susurraron un -Si señor- apenas audible.
Con eso Damián dio por terminada la charla y puso en marcha el auto volviendo
en la carretera. Cada tanto le echaba un vistazo a los asientos de atrás, y
sonrió satisfecho viendo su hijo agacharse para recoger el I-Pod del piso y devolvérselo
a su hermana con cara de culpa y ojitos de cachorro. Su hermana lo aceptó con
una media sonrisa y tras asegurarse de que funcionase correctamente le puso un auricular
en la oreja de su gemelo que hizo una graciosa mueca de asco al escuchar la voz
de Avril Lavigne golpeando sus oídos. Ambos se rieron y cada rastro de enojo y
molestia pasó, dejando paso a la típica alegría y picardía de los dos
adolescentes. Damián disfrutó de las voces vivaces de sus hijos, riéndose de
sus consideraciones graciosas y reprochando sin enojo algún que otro comentario
fuera de lugar, hasta que llegaron en la ciudad en donde vivían tanto el cómo
su novia, y una escena escalofriante le hizo parar el auto de repente en el
medio de la calle.
Ángel y Alai
lo miraron inquisitivamente sin entender, su padre tenía el ceño fruncido a más
no poder, la mandíbula apretada fuertemente y una vena cerca de su sien a punto
de explotar. Trataron de mirar en la dirección en que miraba Damián, pero solo
vieron un grupito de chicos un poco más grandes que ellos tomando unas cervezas
e indicando un punto en el cielo. Su padre maniobró rápidamente el auto
aparcando en el borde de la calle y salió del auto, no sin antes decir - No se
atrevan a moverse de acá o me van a conocer.- Los chicos miraron su padre acercándose
al grupito y mirando hacia arriba con un brazo en la cintura y otro cubriendo
sus ojos del sol. Alai se mordió un labio pensativa, combatida entre obedecer a
su padre y satisfacer su curiosidad. -Quiero ver que pasa- dijo más para sí
misma que para su hermano, y empezó a bajar la ventanilla. -Que haces? No
escuchaste lo que dijo papá?-
-No me voy
a bajar- dijo su hermana sacando su busto de la ventanilla y sentándose en el
hueco de la puerta,
-Ángel! Ángel
ven!!- chilló casi histérica. -Vamos Ángel vamos!-
-Qué pasa?-
preguntó su hermano entre gruñidos mientras trataba de ponerse en la misma
posición de la chica.
-Mira-
contestó ella asombrada extendiendo su brazo. Ángel siguió la dirección de su
dedo y miró hacia arriba. Entonces se dio cuenta de que ni su padre ni aquellos
chicos miraban el cielo, sino el enorme andamio de un palacio en construcción, más
precisamente un chico de pelo rubio oscuro bajándose peligrosamente de aquella
construcción entre saltos y movimientos fluidos. Ángel sonrió asombrado.
-Es un parkourist#!-
dijo riéndose un poco y preguntándose desde cuando su padre estaba interesado
en el parkour. Pero la risa se murió en sus labios en cuanto el deportista se dio
vuelta mostrando su identidad.
- Pero.. Ese
es..-
-MANUEL
JUAN RAMIRO CADENAS! BAJATE DE AHI YA!!-
#Parkour, también conocido como l'art du déplacement (el arte del desplazamiento), es una disciplina de origen francés que consiste en desplazarse en cualquier entorno (en ambientes urbanos o naturales), usando las habilidades del propio cuerpo, procurando ser lo más rápido y fluido posible y efectuando movimientos seguros y eficientes. Esto significa superar obstáculos que se presenten en el recorrido, tales como vallas o barandas, muros, etc. Los practicantes del parkour son denominados traceurs (traceuses en el caso de las mujeres). El entrenamiento del Parkour debe ser progresivo y seguro. El objetivo del entrenamiento (que puede variar con cada practicante) es formar personas fuertes física y mentalmente capaces de responder ante una emergencia y ser útiles a la sociedad. Este método de entrenamiento fue desarrollado por David Belle y su grupo de amigos a principios de los años 90 inspirados en el "Método natural" de Georges Hébert. Los practicantes de la variante del Parkour denominada erróneamente "free running" buscan principalmente la belleza en los desplazamientos, realizando acrobacias y movimientos estéticos derivados de la gimnasia.
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