Ismael y Eugenia estaban desbordados con el pequeño, llevarlo
al médico siempre era una gran batalla. Y el dentista no era precisamente uno
de los médicos favoritos del pequeño. Así que estaban deseando que acabara ese
día. Jesús pensaba que era el chico de 14 años más afortunado de la tierra,
porque precisamente el enano tenía dentista ese día y sus padres apenas se
fijaban en él. Ismael le dejó en la puerta de la casa de Fran porque ya
llegaban con el tiempo justo, y sabía que si acompañaba a Jesús el padre de
Fran lo entretendría más aún. Así que esperó que la puerta de la portería se
abriera y cuando vio a Jesús entrar, arrancó y puso rumbo al dentista.
Jesús no podía parar de sonreír, se sentía tan bien, libre y
poderoso. Capaz de todo. Al llegar al piso de Fran, Fran abrió la puerta al
primer toque. Y salió escopeteado agarrando a su amigo por el brazo para
arrastrar de él.
- Oye ¿A qué viene esa gran salida?
- Mi madre, que está de un pesado…Bufff…que ganas de llegar a
la playa con los demás. Me he pasado todo el día limpiando y haciéndole
recados, para que no me dijera nada.
- Pobre ceniciento (dijo Jesús riendo).
- Vete a la mierda Jesús, lleva toda la semana buscando
cualquier excusa para no dejarme ir a la playa.
- Bueno, ya olvídalo, ahora vamos a centrarnos en la fiesta
(dijo chocando los cinco con su amigo)
- Eso es. Nuestra primera fiesta patria sin padres Yeahhhh
- Siiiiiii (y los dos chicos corrieron hasta la parada de
autobús porque el autobús que los llevaría a la playa estaba girando la
esquina).
Por su parte Samuel en el asiento trasero del coche solo
hacía que sorberse los mocos, lloraba pero no se atrevía a hacer mucho
alboroto, sabía que ni su madre ni su padre estaban con mucha paciencia. Pero
seguía odiando tener que ir al dentista.
Al llegar a la consulta, su madre se detuvo justo en la
puerta y le advirtió que si no se comportaba le iba a calentar el culete en
medio de la sala de espera delante de todos los demás padres y niños. Samuel
abrió mucho los ojos, y la miró con cara de terror y Eugenia le echó una mirada
que solo significaba que no iba de farol.
Afortunadamente para Samuel su boca estaba perfectamente y el
dentista lo felicitó y le regaló en kit de limpieza de los Transformers.
- Ves cómo no era para tanto (le dijo su madre al salir de la
consulta).
- Mmm (contestó mientras admiraba el regalo).
- Siempre igual contigo, armas todo un espectáculo y después
para nada. A ver cuando se te mete en la mollera que ir al médico no es algo
malo.
- Eso lo dices porque no es a ti a quien tienen que pinchar.
- Hijo, ni que cada vez que te llevara al médico te pincharan
(dijo Eugenia resoplando, como podían ser su hijo tan melodramático).
- No siempre, pero sí que siempre que me han pinchado ha sido
un medico (Ismael tuvo que aguantarse la risa, el mocoso siempre tenía
respuestas para todo).
- Venga Samuel, déjalo ya. Deberías de estar contento. El
dentista te ha felicitado, no te han pinchado y sobre todo no he tenido que
pagar ninguna ortodoncia o empaste.
- ¡Ismael! (le riñó su esposa, que no sabía cuando su marido
hablaba en serio o bromeaba).
- Ok, venga vamos a casa de tu hermano que aún nos perderemos
los fuegos artificiales.
- Yupiiiiii! (saltó Samuel que siempre que iba a casa de su
tío se lo pasaba en grande jugando con los animalitos y con sus primos)
- Si, si, disfruta, porque te recuerdo que cuando regresemos
a casa estarás toda una semana castigado (dijo Ismael con media sonrisa y de
repente Samuel puso morros y miró a su padre como si con la mirada pudiera
fulminarlo).
- Samuel, en casa del tío Carlos quiero que te portes bien
¿eh? Que no te tenga, que llamar la atención ¿Entendiste?
- Sí, mamaaaaaaaaaaaaa (dijo rodando los ojos).
- No, nada de “si, mamá” (imitándolo), hablo en serio,
Samuel. Más que te portes bien y nada de palabrotas ¿eh? (dijo Eugenia alzando
una ceja).
- Ni una (dijo mordiéndose el labio inferior).
- Ni media (dijo su madre muy amenazante).
La noche fue genial tanto para Samuel que estuve toda la
noche corriendo de aquí para allá con sus primos y los perros. Ismael y Eugenia
también lo pasaron bien en compañía de sus amigos y de su familia. Y por
supuesto Jesús, se lo pasó de…de puta madre. La libertad de no tener adultos
vigilándolos era como un gran subidón de alegría. No es que se desmadraran,
tenían solo 14 años, y eran todo chicos, aún muy críos para meterse en serios
problemas. Se dedicaron a tirar petardos, saltar hogueras, hacer el mono,
gritar, cantar, y beber un poco. Pero nada por lo que se pudieran arrepentir al
día siguiente.
Jesús y sus amigos se despertaron en la playa sobre las once,
ninguno de ellos querían que aquel día acabara, pero la realidad era que si no
estaban en casa a la hora de comer sus padres se iban a preocupar, y seguro que
acabarían enterándose que ni los padres de Luís ni los padres de Lucas habías
estado con ellos en toda la noche. Y entonces sí que se iba a montar la gorda.
Poco a poco y sin ganas los chicos se fueron convenciendo que
era hora de regresar y tras cuatro o cinco bromas se despidieron y cada oveja
fue a su corral. Nada más entrar por la puerta, Samuel corrió para enseñarle el
kit de cepillado de Transformers que le había dado el dentista. A los dos les
encantaban las películas de Transformers, así que Samuel sabía que le daría un
poco de envidia a su hermano, por mucho que Jesús fuera de maduro por la vida.
Pero Jesús estaba tan contento por su gran noche que ni que le hubiera mostrado
un iphone 5 se hubiera picado.
Sus padres le hicieron un montón de preguntas sobre su noche,
pero Jesús ya llevaba mucho tiempo contestando a sus padres con monosílabos o
sin dar grandes explicaciones. Era la edad, Jesús al igual que todos sus
amigos, estaba convencidos que hablar con sus viejos era un puro coñazo.
La comida fue de gala, ya que era fiesta y su padre estaba
haciendo sus famosas costillitas a la barbacoa y su madre había encargado un
pastel de mil hojas de postre. Por supuesto Samuel tuvo que dar un poco de
guerra porque quería ver los dibujos a pesar de estar castigado, pero el día en
sí estuvo bien. A la mañana siguiente tocaría ir a la escuela y al trabajo así
que disfrutar de un día de fiesta en medio de la semana estaba bien para todos.
Al día siguiente a las seis de la tarde.
- ¿Jesús eres tú? (preguntó su madre al oír la puerta de la
casa)
- Sí, mamá, soy yo (dijo desganado ¿quién coño iba a ser con
llaves y a esa hora? Pues claro que era él).
- Ve a cambiarte, tu padre y yo queremos hablar un segundito
contigo en el despacho (al oír eso Jesús se puso blanco su madre había dicho
“un segundito” eso nunca era bueno. Y las charlas en el despacho de papá nunca
eran cosa buena).
- ¿Qué he hecho? (preguntó entrando en el salón donde estaba
su madre ayudando con los deberes a Samuel)
- Carai, hijo, que buena conciencia tienes ¿No? Anda, obedece
y ve a cambiarte.
- Una pista mamá (dijo poniéndole ojitos).
- Jesús, te he dicho que te cambies ¿vale? (dijo su madre
alzando una ceja y por si eso no era suficiente añadió) No hagas que me enfade
aún más contigo.
- ¿Qué ha hecho Jesús? (le dijo flojito Samuel cuando su
hermano se fue)
- No es asunto tuyo.
- Joooo, él siempre se entera cuando yo me porto mal.
- Eso es porque eres muy escandaloso.
- Joooo venga mami, no se lo diré a nadie (poniendo su carita
de perrito abandonado).
- Samuel ¿quieres que me enfade también contigo? (Samuel negó
pero no dejó de mostrar su disconformidad con unos pucheros de kilometro). Anda
vuelve con la tarea, cuando regrese de hablar con tu hermano la quiero acabada,
y Samuel, la quiero bien acabada (avisándole).
- Valeeeeeeeeeeee Pero solo dime ¿Le vais a pegar?
- ¡Samuel! (le amonestó su madre)
- Jooooooo (protestó pero se puso con la tarea como le había
dicho su madre)
O.O Sami no tiene limiteeee
ResponderBorrary se enteraron del desorden de Jesús???
Aaaaaaaaaa quierooo
little si no nos cuentas para que quieren que vaya Jesus al despacho voy a provocar uha huelga y miira que estoy encontra de eso perooo mi curiosidad puede mas que mi paciencia
ResponderBorrarTe quedo buenisimo
Adoro tu regreso
estrella
Que agradable tenerte de vuelta Little, de verdad, estaba deseando que regreses a la gran pantalla jajajjajjaj esta historia esta muy rica... me encanta, pero por fi, no te olvides de mi niño hermoso y su abuelo Dalant
ResponderBorrar¡Little,que rico es poder seguir leyendo de estos críos ,estoy muy intrigada,¿de que se habrán enterado los papás? sera lo del paseo a la playa o de otra cosa??
ResponderBorrar¡uuuyyy ya quiero saber!!
...y ya sabes,feliz de volver a disfrutar tu trabajo!!
Marti