PROBLEMAS EN LA
ESCUELA
Ángel se removía inquieto en el asiento del copiloto, mirando
suplicante a quien iba a su lado.
-Tíoooo... en verdad... te juro que voy a levantar esas notas, pero no le digas
a mamá, por favooor!!!- Gimoteó, apretando el brazo de Agustín, quien manejaba en
completo silencio desde que salieron de la escuela, con la cara contraída,
serio. Ángel juraba que había escuchado un gruñido salir de la garganta de su
tío por lo que se hizo pequeñito en su lugar. Qué miedo pensaba. Si no era
mamá, su tío realmente lo mataba.
Es que la situación no era para menos. Así lo veía Agus.... Ángel no sólo estaba por reprobar todo el año, sino que también estaba la posibilidad de ser expulsado por su bajo rendimiento. No se daba cuenta del mal que se hacía a sí mismo?! Su educación era importante! Qué le contaba mantener un poco sus notas? Suspiró, recordando la única vez en que él y su hermano Valentín reprobaron asignaturas: matemáticas y lengua -las dos materias más aburridas del mundo, según ellos- cuando su padre leyó la libreta de calificaciones vieron su rostro enrojecer literalmente mientras sus colitas empezaban a picar rememorando las miles de advertencias que les había dado sobre las notas. Su padre los envió a ambos con un cintarazo a su habitación, donde los alcanzó a los segundos y, armado con ese horrible cinturón, les dio la paliza de su vida. Desde ese momento que los muchachos no sólo traían 10 en esas materias sino que también notas de felicitaciones por el progreso logrado. Con otro suspiro trató de desterrar nuevamente ese recuerdo. Le había dolido el trasero durante toda una semana.
Pero el problema con Ángel no era que fuera lento o tonto o como quieran decirlo; desde pequeño su sobrino había sido el mejor de la clase, pero con la llegada de la adolescencia y el acercamiento a la tecnología y las redes sociales, se había vuelto un completo desastre en el colegio, a tal punto que sus notas daban vergüenza. No se dedicaba a sus tareas por estar todo el día metido en la computadora o jugando con la play... Lo que no entendía era cómo Dolores había descuidado tanto los estudios del niño. Grr... si ella también se merecía un buen jalón de orejas.
Eso le dio una idea. Él ya sabía cómo su hermanita castigaría a su sobrino. Lola era tan consentidora con él que seguramente lo dejaría dos días sin televisión, celular o computadora sin mayores consecuencias, por eso el chico cada dos por tres era citado a la sala del director para rendir cuentas. Pero Ahora Lola ya no estaba sola y Agus sabía que Leo había tomado el lugar de padre de su sobrino, por lo que decidió que dejaría el tema de las notas en sus manos.
Cuando llegaron a la casa de Leo, Agustín tomó el diario que estaba en la mesita de café y mandó a su sobrino a pararse de cara al rincón, mientras él tomaba asiento en el sillón para leer
-Tíooooo... eso no... Pueden estar Pia o Lauti...qué vergüenza!- Rogó el chico, bastante afectado.
-Y por qué no te da vergüenza reprobar casi todas las materias?! Mira que hasta Educación física reprobaste!- Ángel se puso rojo, pero siguió en su terquedad- digno hijo de su madre, pensaba Agus- y estampó su pie en el piso, imitando perfectamente a un niño en plena rabieta, pero giró y apuró sus pasos al rincón cuando vio que Agustín se levantaba de su asiento. Jamás se había enojado tanto con su sobrino.- Obedece y ve a la esquina.- Dijo con firmeza pero sin levantar la voz.
Con los ojos brillando por las lágrimas contenidas, Ángel obedeció, sintiendo sus mejillas quemar. Odiaba que alguno de sus tíos se enojaran con él.
A la hora, llegó Leo, Lola se iba a quedar dos horas más en el trabajo y Leo quería llevar a su hijo -Sí, su hijo....- a almorzar fuera. Pero cuando entró a su sala se encontró a su cuñado favorito hojeando el diario y a Ángel parado enfrentando el rincón.
-Hola! -Saludó y Agustín se levantó del sillón para saludarlo.
-Hola, Leo... Cómo estás?!
-Bien... -Y Leonard no podía quitar la vista de su niño, y le dirigió una miraba interrogante a su cuñado.
-Ya te lo explicará... yo me voy ya...
-No quieres ir a almorzar con nosotros?!- Invitó cortezmente.
-No, gracias. Si no llego a comer a casa, mi novia me mata... -Dijo, sonriendo - Hablando de matar... Leo, cuando Ángel te cuente por qué está contando las líneas de la pared, recuerda que aún es joven y que mi hermana te asesinaría si lo matas.... -Pasó por su lado para despedirse y le susurró- No seas demasiado duro.- Dicho esto, depositó en sus manos la libretas con calificaciones y varias cartas que retiró esa mañana del colegio.
Todo aquello dejó confundido a Leo. Cuando Agustín salió, se dirigió al sillón y ocupó el lugar que Agus había dejado. Había llegado el momento de hablar con su hijo.
-Ángel, quieres venir aquí, por favor?!
Ángel respiró fuertemente, no tenía más remedio que darse la vuelta y enfrentar a papá....- Sí! Papá. Desde cuándo?! Pues desde que el niño se dio cuenta que Leo no sólo vivía para hacer feliz y cuidar a su mamá sino que también quería hacerlo feliz y cuidar de él también.
Leo tomó la libreta y las notas dirigidas a los tutores de Ángel y con cada una de ellas fue enrojeciendo más y su enojo era cada vez más palpable. Ángel se sentía tan impotente delante de él. Parado en posición de firme como un soldadito, con los brazos a sus costados, mientras papá cruzaba los suyos sobre su pecho. Qué enorme se veía Leo así, y qué pequeño se sentía Ángel así.
-Di algo. - Ordenó Leo, tirando los papeles sobre la mesa. Pero Ángel se mantuvo en silencio, observando cómo las venas de sus sienes se contraían.
Leo estaba muy enojado. Cómo era posible que reprobara tantas materias?! Casi todas! A qué carajos iba a la escuela?! A calentar el asiento?! Bien... Si era así, él empezaría a calentarle el trasero hasta que regularizara todas sus notas!
-No piensas hablar?! - Leo esperó unos pocos minutos, otorgándole el derecho de defensa. Esperaba que Ángel tuviera al menos la decencia de responderle con un "lo siento", pero cuando vio que su hijo se cruzaba de brazos también y le dedicaba una mirada de fastidio, su paciencia se esfumó.
-Qué pasa? Te quedaste mudo... Seguro que no quieres explicarme cómo rayos desaprobaste 10 materias!!! - Leo terminó perdiendo las formas y empezó a levantar la voz.
Y si bien Ángel no podía dejar de sentir un dolor muy extraño en su estómago, como si fuesen murciélagos mordiendo sus tripitas, algo hizo click en su mente. Por qué le debía dar explicaciones a ése hombre que no era nada suyo?!
-No tengo por qué darte explicaciones. Tú no eres nada mío, tú no eres mi padre. - Gritó rebelde, queriendo darse la vuelta para dejar a su padre con la boca abierta. Su corazoncito acababa de romperse al decir esas palabras, pero no quería un castigo tampoco.
-Ah, no!! Eso sí que no, jovencito!!! No vamos a retroceder diez pasos sólo porque no quieres afrontar las consecuencias de tus actos. Sabes muy bien que yo te amo como si te hubiese engendrado... - Ante esas palabras, Ángel hizo un gesto de asco, no por no querer ser su hijo biológico sino por cómo lo había dicho. Leo se percató de eso y agregó - Te amo como si fueras sangre de mi sangre, como si te hubiese esperado cada día durante 9 meses. Te amo con toda el alma y tú sabes eso. Y te amo tanto que no voy a permitir que arruines tu futuro descuidando tus estudios. Tus únicas obligaciones en esta casa son estudiar, ni siquiera tiendes tu cama, así que no tienes derecho a sacar estas notas....
Angelito, que ya se le caían unas lágrimas, empezó a ver el error que había cometido. Iba a perder el curso si no hacía algo...aunque tal vez ya estaba perdido si prácticamente estaban finalizando las clases... Soltando un suspiro dio gracias por que Leo no hubiera tomado en serio lo que dijo, sino que ahí estaba, con la preocupación vibrando en su rostro. - Lo siento, es que no entiendo esas materias... - Quiso excusarse.
-Y por qué no dijiste nada? Te hubiera puesto un profesor de apoyo, estás a punto de perder el año, hijo....- Angel no pudo más y se echó a llorar. Se arrojó a los brazos de Leo y lloró toda su angustia.
-Perdoooooón... Buaaa... No me di.. No me di cuenta que eran tantas materias.
-Ni una sola debiste desaprobar... Qué va a decir tu madre ahora?!!, - Regañó suavemente, apretando el cuerpecito de su hijo contra su pecho.
-Lo Sniff lo siento! - Sollozó más fuerte, sintiendo vergüenza por defraudar a sus padres.
Leo suspiró. Le dolía escuchar el llanto de ese muchachito que resguardaba en sus brazos, pero si quería que Angel aprendiera a ser responsable con sus estudios, debía castigarlo. Debía enseñarle que habrían consecuencias cada vez que él decidiera desatender su educación. Ahora que lo pensaba mejor, él también lo había hecho. Siempre le preguntaba cómo iba en la escuela, pero jamás le había exigido ver las notas. Hacía tiempo que se estaban llevando bien. Hacía tiempo que sus oídos habían sido congraciados con la palabra papá y él era feliz llevándole cosas y cumpliendo caprichos. Era cierto lo que su hermano decía. No se es padre sólo por cumplir caprichos de los hijos, se es padre educándolos para que crezcan siendo personas de bien, de compromiso. Recordó la vez que él reprobó 3 materias, su padre le dio una paliza con el cinto. La educación era importante.
Otro suspiro y Ángel fue el que deshizo el abrazo. Tímidamente miró a Leo y a pesar de tener una guerra interna entre su conciencia y su trasero, al fin habló - Lo siento, papá. Snif.. Sé que me merezco un castigo, snif, no tengo excusa para lo que pasó.. Yooo... yo me distraje pensando que habría tiempo para levantar los exámenes y.. y cuando me di cuenta ya estaban las notas.
Leo le dio un beso en la frente y lentamente fue acomodando a Ángel para que quedara boca abajo sobre su regazo. No había más nada que decir, él sabía qué había hecho y Ángel sabía lo que había hecho.
Cuando lo tuvo acomodado, Leo le bajó el pantalón de deporte del colegio que traía puesto junto con el calzoncillo. En ese instante, Ángel reaccionó. - Papaaaaá, nooll! Qué haceeees?! Así no, por favorrrr... Buaaaaa... - Gimoteaba
Pero una sola palmada entregada al centro del traserito, bastó para que Ángel se quedara quieto. - Esto es grave, hijo, por eso voy a castigarte con el cinturón, y necesito ver lo que hago.
-Nooooo... No con eso, no con esoooo... Buaaaaa... Tu mano ya.. Ya duele muuchooo por favoooor...- Suplicaba poniendo sus manos sobre su trasero.
-Voy a hacerlo Ángel - Afirmó Leo, quitando suavemente el par de manitas temblorosas - porque tu educación es muy importante para mí y para tu mamá. Te amamos y queremos lo mejor para ti, bebé.
-Pero con eso nooo!! Por favor, no quiero que me lastiiimes...
-No, mi niño. Eso jamás va a pasar, te prometo que no voy a lastimarte, pero tampoco voy a mentirte. Esto va a doler pero es para que aprendas a ser más responsable con tus estudios. Te amo, hijo.
-Yo.. yo también, papito. - Leo casi suelta el agarre que tenía alrededor de la cintura del niño. Era la primera vez que Ángel llamaba papito. Había sonado tan lindo. Haciendo de tripas corazón, obligó a su brazo a empezar.
PAFF!!! Auuu - Protestó cuando sintió la mano de Leo estrellarse en su nalga derecha.
PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!!
Una lluvia interminable de nalgadas llegaron certeras a buena parte de su trasero y sus glúteos.
PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! Leo continuó bajando su mano firmemente, dejando manchas rojas en el proceso.
Ángel aguantó lo más que pudo sin quejarse, pero cuando sintió cómo su papá empezaba a quitarse la correa, soltó un gemido y aferró sus manos a la pierna de Leo.
Leo le acarició la cabeza y esperó pacientemente hasta que notó que su ángel alojaba el agarre de su pierna. - Te amo, bebé. Te amo tanto que no puedo permitirte fallar en tu educación, es tu porvenir el que pones en juego. Que tú estudies no me va a servir a mí o a tu mamá, te va a servir a ti. Es por ti que tienes que poner empeño. Entiendes, verdad?!
-Siii... Lo siento, papiiii... Ya, Sniff Sniff ya voy a estudiaaaar... - Lloriqueó.
-Lo sé, hijo. Lo sé. - Contestó Leo, antes de proceder a dar el primer cintarazo que Angel recibiría en su vida.
SMACKK!!! - El cuero cruzó de lado a lado las nalga sonrosadas, provocando un grito desesperado en Ángel, que empezó a retorcerse, tratando de liberarse de su odiosa posición.
AYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAAAAAYYYYY!!! PAPPPIIIIII!!! NOOOOO!!!
SMACK!! SMACK!! Quiero compromiso de tu parte...SMACK!! Jovencito... SMACK!! SMACK!! SMACK!! Tú educación es muy importante SMACK!! SMACK!! Te lo ha dicho tu madre... SMACK!! SMACK!! Te lo he dicho yo... SMACK SMACK y te lo han dicho tus tíos SMACK SMACK Si no entiendes algo, nos avisas SMACK!! SMACK!! Somos tu familia y estamos para ayudarte SMACK!! SMACK!! SMACK!! SMACK!! SMACK!! SMACK!! SMACK!! SMACK!!
-AAAAHHHH!! PAAAAPIIIII.... YAAAAAAAAHHHHHH... AUUU.... AAAUUUCCHHHH!!! BUAAA A.... AAAYYYYYYY!!! PAPAAAAAAÁ....DUELEEEEE - Ángel sollozó fuertemente cuando su papá puso más esmero en los cintarazos que estaba dando. Era horrible aquella sensación del cuero golpeando sus nalgas. Quería que parara pero sabía que su papá tenía razón en castigarlo.
SMACK SMACK SMACK SMACK -
AAAYYYY!! PAPIIII YA NOOOOO... LO SIEEENNTOOOOUUU!! PERDOOONNNN!! PERDOOOOOÓN.... BUAAAA
Al escuchar las disculpas de su bebé, Leo detuvo la paliza. Soltó el cinto y empezó a acariciar la nuca del niño mientras lo dejaba sollozar en su regazo. No sabía cuántos cintarazos habían sido en total, pero estaba seguro que Ángel lo pensaría muy bien antes de flojear nuevamente en la escuela.
-Shhhh... Ya mi amor, todo está bien. Respira, hijo... Papá está aquí, cielo. Shhhh.... - Consolaba con voz tierna, masajeando la espalda y nuca de su ángel. El chico siguió llorando unos minutos más hasta que sintió las palabras de confort que Leo le susurraba.
Con cuidado, Leo le subió la ropa y lo ayudó a darse la vuelta para dejarlo acunado en su falda.
Todavía con la respiración sobresaltada, ocultando su rostro en el cuello de Leo, Ángel dio rienda suelta a sus miedos y las lágrimas volvieron a sus ojos azules.
-Papiiii qué voy a hacer? No quiero quedarme de curso buaaaa
-Shhhh... No pasará, cariño. Ya veremos qué hacemos, pero no vas a quedarte de curso. - Afirmó Leo, pensando cómo haría para que el chico recupere 10 materias. Hasta se le había cruzado por la cabeza desembolsar una buena suma de dinero para asegurarle el pase al próximo curso, pero entonces qué le estaría enseñando a su niño?!
-Cómo voy a hacerlo?! - Preguntó con la voz tomada.
-Encontraremos una manera, hijo. Ya lo verás. Mañana iré a hablar con el director. Te prometo que haré todo lo que esté a mi alcance para que te tomen nuevos exámenes, pero de ti dependerá estudiar y aprobarlos. Eres un chico muy inteligente, igual que tu madre, así que tú puedes hacerlo. Todo estará bien, mi rey.
Ángel hizo un pucherito que Leo no alcanzó a ver. No quería pasarse todo el día estudiando, pero lo tendría que hacer. - Gracias, papito. - Susurró Angel, dejándose mimar por las manos de su padre, hasta que el agotamiento porña paliza y el llanto pasaron la cuenta, adormilándolo en los brazos de quien se había ganado en su vida y en su corazón el lugar de padre.
FELIZ NAVIDAD, AMIGUITA LINDA. DIOS TE BENDIGA. TE DESEO UNAS HERMOSAS FIESTAS Y UN FELIZ AÑO NUEVO!!!!
Es que la situación no era para menos. Así lo veía Agus.... Ángel no sólo estaba por reprobar todo el año, sino que también estaba la posibilidad de ser expulsado por su bajo rendimiento. No se daba cuenta del mal que se hacía a sí mismo?! Su educación era importante! Qué le contaba mantener un poco sus notas? Suspiró, recordando la única vez en que él y su hermano Valentín reprobaron asignaturas: matemáticas y lengua -las dos materias más aburridas del mundo, según ellos- cuando su padre leyó la libreta de calificaciones vieron su rostro enrojecer literalmente mientras sus colitas empezaban a picar rememorando las miles de advertencias que les había dado sobre las notas. Su padre los envió a ambos con un cintarazo a su habitación, donde los alcanzó a los segundos y, armado con ese horrible cinturón, les dio la paliza de su vida. Desde ese momento que los muchachos no sólo traían 10 en esas materias sino que también notas de felicitaciones por el progreso logrado. Con otro suspiro trató de desterrar nuevamente ese recuerdo. Le había dolido el trasero durante toda una semana.
Pero el problema con Ángel no era que fuera lento o tonto o como quieran decirlo; desde pequeño su sobrino había sido el mejor de la clase, pero con la llegada de la adolescencia y el acercamiento a la tecnología y las redes sociales, se había vuelto un completo desastre en el colegio, a tal punto que sus notas daban vergüenza. No se dedicaba a sus tareas por estar todo el día metido en la computadora o jugando con la play... Lo que no entendía era cómo Dolores había descuidado tanto los estudios del niño. Grr... si ella también se merecía un buen jalón de orejas.
Eso le dio una idea. Él ya sabía cómo su hermanita castigaría a su sobrino. Lola era tan consentidora con él que seguramente lo dejaría dos días sin televisión, celular o computadora sin mayores consecuencias, por eso el chico cada dos por tres era citado a la sala del director para rendir cuentas. Pero Ahora Lola ya no estaba sola y Agus sabía que Leo había tomado el lugar de padre de su sobrino, por lo que decidió que dejaría el tema de las notas en sus manos.
Cuando llegaron a la casa de Leo, Agustín tomó el diario que estaba en la mesita de café y mandó a su sobrino a pararse de cara al rincón, mientras él tomaba asiento en el sillón para leer
-Tíooooo... eso no... Pueden estar Pia o Lauti...qué vergüenza!- Rogó el chico, bastante afectado.
-Y por qué no te da vergüenza reprobar casi todas las materias?! Mira que hasta Educación física reprobaste!- Ángel se puso rojo, pero siguió en su terquedad- digno hijo de su madre, pensaba Agus- y estampó su pie en el piso, imitando perfectamente a un niño en plena rabieta, pero giró y apuró sus pasos al rincón cuando vio que Agustín se levantaba de su asiento. Jamás se había enojado tanto con su sobrino.- Obedece y ve a la esquina.- Dijo con firmeza pero sin levantar la voz.
Con los ojos brillando por las lágrimas contenidas, Ángel obedeció, sintiendo sus mejillas quemar. Odiaba que alguno de sus tíos se enojaran con él.
A la hora, llegó Leo, Lola se iba a quedar dos horas más en el trabajo y Leo quería llevar a su hijo -Sí, su hijo....- a almorzar fuera. Pero cuando entró a su sala se encontró a su cuñado favorito hojeando el diario y a Ángel parado enfrentando el rincón.
-Hola! -Saludó y Agustín se levantó del sillón para saludarlo.
-Hola, Leo... Cómo estás?!
-Bien... -Y Leonard no podía quitar la vista de su niño, y le dirigió una miraba interrogante a su cuñado.
-Ya te lo explicará... yo me voy ya...
-No quieres ir a almorzar con nosotros?!- Invitó cortezmente.
-No, gracias. Si no llego a comer a casa, mi novia me mata... -Dijo, sonriendo - Hablando de matar... Leo, cuando Ángel te cuente por qué está contando las líneas de la pared, recuerda que aún es joven y que mi hermana te asesinaría si lo matas.... -Pasó por su lado para despedirse y le susurró- No seas demasiado duro.- Dicho esto, depositó en sus manos la libretas con calificaciones y varias cartas que retiró esa mañana del colegio.
Todo aquello dejó confundido a Leo. Cuando Agustín salió, se dirigió al sillón y ocupó el lugar que Agus había dejado. Había llegado el momento de hablar con su hijo.
-Ángel, quieres venir aquí, por favor?!
Ángel respiró fuertemente, no tenía más remedio que darse la vuelta y enfrentar a papá....- Sí! Papá. Desde cuándo?! Pues desde que el niño se dio cuenta que Leo no sólo vivía para hacer feliz y cuidar a su mamá sino que también quería hacerlo feliz y cuidar de él también.
Leo tomó la libreta y las notas dirigidas a los tutores de Ángel y con cada una de ellas fue enrojeciendo más y su enojo era cada vez más palpable. Ángel se sentía tan impotente delante de él. Parado en posición de firme como un soldadito, con los brazos a sus costados, mientras papá cruzaba los suyos sobre su pecho. Qué enorme se veía Leo así, y qué pequeño se sentía Ángel así.
-Di algo. - Ordenó Leo, tirando los papeles sobre la mesa. Pero Ángel se mantuvo en silencio, observando cómo las venas de sus sienes se contraían.
Leo estaba muy enojado. Cómo era posible que reprobara tantas materias?! Casi todas! A qué carajos iba a la escuela?! A calentar el asiento?! Bien... Si era así, él empezaría a calentarle el trasero hasta que regularizara todas sus notas!
-No piensas hablar?! - Leo esperó unos pocos minutos, otorgándole el derecho de defensa. Esperaba que Ángel tuviera al menos la decencia de responderle con un "lo siento", pero cuando vio que su hijo se cruzaba de brazos también y le dedicaba una mirada de fastidio, su paciencia se esfumó.
-Qué pasa? Te quedaste mudo... Seguro que no quieres explicarme cómo rayos desaprobaste 10 materias!!! - Leo terminó perdiendo las formas y empezó a levantar la voz.
Y si bien Ángel no podía dejar de sentir un dolor muy extraño en su estómago, como si fuesen murciélagos mordiendo sus tripitas, algo hizo click en su mente. Por qué le debía dar explicaciones a ése hombre que no era nada suyo?!
-No tengo por qué darte explicaciones. Tú no eres nada mío, tú no eres mi padre. - Gritó rebelde, queriendo darse la vuelta para dejar a su padre con la boca abierta. Su corazoncito acababa de romperse al decir esas palabras, pero no quería un castigo tampoco.
-Ah, no!! Eso sí que no, jovencito!!! No vamos a retroceder diez pasos sólo porque no quieres afrontar las consecuencias de tus actos. Sabes muy bien que yo te amo como si te hubiese engendrado... - Ante esas palabras, Ángel hizo un gesto de asco, no por no querer ser su hijo biológico sino por cómo lo había dicho. Leo se percató de eso y agregó - Te amo como si fueras sangre de mi sangre, como si te hubiese esperado cada día durante 9 meses. Te amo con toda el alma y tú sabes eso. Y te amo tanto que no voy a permitir que arruines tu futuro descuidando tus estudios. Tus únicas obligaciones en esta casa son estudiar, ni siquiera tiendes tu cama, así que no tienes derecho a sacar estas notas....
Angelito, que ya se le caían unas lágrimas, empezó a ver el error que había cometido. Iba a perder el curso si no hacía algo...aunque tal vez ya estaba perdido si prácticamente estaban finalizando las clases... Soltando un suspiro dio gracias por que Leo no hubiera tomado en serio lo que dijo, sino que ahí estaba, con la preocupación vibrando en su rostro. - Lo siento, es que no entiendo esas materias... - Quiso excusarse.
-Y por qué no dijiste nada? Te hubiera puesto un profesor de apoyo, estás a punto de perder el año, hijo....- Angel no pudo más y se echó a llorar. Se arrojó a los brazos de Leo y lloró toda su angustia.
-Perdoooooón... Buaaa... No me di.. No me di cuenta que eran tantas materias.
-Ni una sola debiste desaprobar... Qué va a decir tu madre ahora?!!, - Regañó suavemente, apretando el cuerpecito de su hijo contra su pecho.
-Lo Sniff lo siento! - Sollozó más fuerte, sintiendo vergüenza por defraudar a sus padres.
Leo suspiró. Le dolía escuchar el llanto de ese muchachito que resguardaba en sus brazos, pero si quería que Angel aprendiera a ser responsable con sus estudios, debía castigarlo. Debía enseñarle que habrían consecuencias cada vez que él decidiera desatender su educación. Ahora que lo pensaba mejor, él también lo había hecho. Siempre le preguntaba cómo iba en la escuela, pero jamás le había exigido ver las notas. Hacía tiempo que se estaban llevando bien. Hacía tiempo que sus oídos habían sido congraciados con la palabra papá y él era feliz llevándole cosas y cumpliendo caprichos. Era cierto lo que su hermano decía. No se es padre sólo por cumplir caprichos de los hijos, se es padre educándolos para que crezcan siendo personas de bien, de compromiso. Recordó la vez que él reprobó 3 materias, su padre le dio una paliza con el cinto. La educación era importante.
Otro suspiro y Ángel fue el que deshizo el abrazo. Tímidamente miró a Leo y a pesar de tener una guerra interna entre su conciencia y su trasero, al fin habló - Lo siento, papá. Snif.. Sé que me merezco un castigo, snif, no tengo excusa para lo que pasó.. Yooo... yo me distraje pensando que habría tiempo para levantar los exámenes y.. y cuando me di cuenta ya estaban las notas.
Leo le dio un beso en la frente y lentamente fue acomodando a Ángel para que quedara boca abajo sobre su regazo. No había más nada que decir, él sabía qué había hecho y Ángel sabía lo que había hecho.
Cuando lo tuvo acomodado, Leo le bajó el pantalón de deporte del colegio que traía puesto junto con el calzoncillo. En ese instante, Ángel reaccionó. - Papaaaaá, nooll! Qué haceeees?! Así no, por favorrrr... Buaaaaa... - Gimoteaba
Pero una sola palmada entregada al centro del traserito, bastó para que Ángel se quedara quieto. - Esto es grave, hijo, por eso voy a castigarte con el cinturón, y necesito ver lo que hago.
-Nooooo... No con eso, no con esoooo... Buaaaaa... Tu mano ya.. Ya duele muuchooo por favoooor...- Suplicaba poniendo sus manos sobre su trasero.
-Voy a hacerlo Ángel - Afirmó Leo, quitando suavemente el par de manitas temblorosas - porque tu educación es muy importante para mí y para tu mamá. Te amamos y queremos lo mejor para ti, bebé.
-Pero con eso nooo!! Por favor, no quiero que me lastiiimes...
-No, mi niño. Eso jamás va a pasar, te prometo que no voy a lastimarte, pero tampoco voy a mentirte. Esto va a doler pero es para que aprendas a ser más responsable con tus estudios. Te amo, hijo.
-Yo.. yo también, papito. - Leo casi suelta el agarre que tenía alrededor de la cintura del niño. Era la primera vez que Ángel llamaba papito. Había sonado tan lindo. Haciendo de tripas corazón, obligó a su brazo a empezar.
PAFF!!! Auuu - Protestó cuando sintió la mano de Leo estrellarse en su nalga derecha.
PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!!
Una lluvia interminable de nalgadas llegaron certeras a buena parte de su trasero y sus glúteos.
PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! PAFF!! Leo continuó bajando su mano firmemente, dejando manchas rojas en el proceso.
Ángel aguantó lo más que pudo sin quejarse, pero cuando sintió cómo su papá empezaba a quitarse la correa, soltó un gemido y aferró sus manos a la pierna de Leo.
Leo le acarició la cabeza y esperó pacientemente hasta que notó que su ángel alojaba el agarre de su pierna. - Te amo, bebé. Te amo tanto que no puedo permitirte fallar en tu educación, es tu porvenir el que pones en juego. Que tú estudies no me va a servir a mí o a tu mamá, te va a servir a ti. Es por ti que tienes que poner empeño. Entiendes, verdad?!
-Siii... Lo siento, papiiii... Ya, Sniff Sniff ya voy a estudiaaaar... - Lloriqueó.
-Lo sé, hijo. Lo sé. - Contestó Leo, antes de proceder a dar el primer cintarazo que Angel recibiría en su vida.
SMACKK!!! - El cuero cruzó de lado a lado las nalga sonrosadas, provocando un grito desesperado en Ángel, que empezó a retorcerse, tratando de liberarse de su odiosa posición.
AYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAAAAAYYYYY!!! PAPPPIIIIII!!! NOOOOO!!!
SMACK!! SMACK!! Quiero compromiso de tu parte...SMACK!! Jovencito... SMACK!! SMACK!! SMACK!! Tú educación es muy importante SMACK!! SMACK!! Te lo ha dicho tu madre... SMACK!! SMACK!! Te lo he dicho yo... SMACK SMACK y te lo han dicho tus tíos SMACK SMACK Si no entiendes algo, nos avisas SMACK!! SMACK!! Somos tu familia y estamos para ayudarte SMACK!! SMACK!! SMACK!! SMACK!! SMACK!! SMACK!! SMACK!! SMACK!!
-AAAAHHHH!! PAAAAPIIIII.... YAAAAAAAAHHHHHH... AUUU.... AAAUUUCCHHHH!!! BUAAA A.... AAAYYYYYYY!!! PAPAAAAAAÁ....DUELEEEEE - Ángel sollozó fuertemente cuando su papá puso más esmero en los cintarazos que estaba dando. Era horrible aquella sensación del cuero golpeando sus nalgas. Quería que parara pero sabía que su papá tenía razón en castigarlo.
SMACK SMACK SMACK SMACK -
AAAYYYY!! PAPIIII YA NOOOOO... LO SIEEENNTOOOOUUU!! PERDOOONNNN!! PERDOOOOOÓN.... BUAAAA
Al escuchar las disculpas de su bebé, Leo detuvo la paliza. Soltó el cinto y empezó a acariciar la nuca del niño mientras lo dejaba sollozar en su regazo. No sabía cuántos cintarazos habían sido en total, pero estaba seguro que Ángel lo pensaría muy bien antes de flojear nuevamente en la escuela.
-Shhhh... Ya mi amor, todo está bien. Respira, hijo... Papá está aquí, cielo. Shhhh.... - Consolaba con voz tierna, masajeando la espalda y nuca de su ángel. El chico siguió llorando unos minutos más hasta que sintió las palabras de confort que Leo le susurraba.
Con cuidado, Leo le subió la ropa y lo ayudó a darse la vuelta para dejarlo acunado en su falda.
Todavía con la respiración sobresaltada, ocultando su rostro en el cuello de Leo, Ángel dio rienda suelta a sus miedos y las lágrimas volvieron a sus ojos azules.
-Papiiii qué voy a hacer? No quiero quedarme de curso buaaaa
-Shhhh... No pasará, cariño. Ya veremos qué hacemos, pero no vas a quedarte de curso. - Afirmó Leo, pensando cómo haría para que el chico recupere 10 materias. Hasta se le había cruzado por la cabeza desembolsar una buena suma de dinero para asegurarle el pase al próximo curso, pero entonces qué le estaría enseñando a su niño?!
-Cómo voy a hacerlo?! - Preguntó con la voz tomada.
-Encontraremos una manera, hijo. Ya lo verás. Mañana iré a hablar con el director. Te prometo que haré todo lo que esté a mi alcance para que te tomen nuevos exámenes, pero de ti dependerá estudiar y aprobarlos. Eres un chico muy inteligente, igual que tu madre, así que tú puedes hacerlo. Todo estará bien, mi rey.
Ángel hizo un pucherito que Leo no alcanzó a ver. No quería pasarse todo el día estudiando, pero lo tendría que hacer. - Gracias, papito. - Susurró Angel, dejándose mimar por las manos de su padre, hasta que el agotamiento porña paliza y el llanto pasaron la cuenta, adormilándolo en los brazos de quien se había ganado en su vida y en su corazón el lugar de padre.
FELIZ NAVIDAD, AMIGUITA LINDA. DIOS TE BENDIGA. TE DESEO UNAS HERMOSAS FIESTAS Y UN FELIZ AÑO NUEVO!!!!
Uufff que mocosito como es que casi reprueba todas las materias...
ResponderBorrarNo pues bien merecido todo el castigo...
Me gusta todo lo que escribes Ariane ojalá el año que viene puedas retomar tus historias!!!
Que dulce tu versión de Ángel, tan dulce que estoy enojada con leo jaja. Te quedo súper bien, el tío me encantó siempre fue mi personaje favorito.
ResponderBorrar