domingo, 21 de octubre de 2018

Capítulo 9





Hola!!! Muchísimas gracias a los que han leído esta historia, espero les esté gustando mucho :3 Si tienen alguna sugerencia o comentario, háganmelo saber ;)

Porfis lean la historia del Chema (del Señor de los Cielos) y díganme también qué opinan :)
Por cierto, los invito a que pasen a este sitio y nos digan qué les parece e igual si gustan colaborar, sería un súper honor leerlos también por allá :D https://asuntosenfamilia.blogspot.com/

Ahí también estaremos actualizando muy seguido todas nuestras historias y muchas nuevas más ;)
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De pronto todo olía a medicamento y alcohol, y eso ya no le gusto a Roy, claro que no... ese olor comenzó a ponerle los pelos de punta, y esa luz brillante lo hacía marearse, y ese olor... era asqueroso. No era la aguja, eran los guantes... el olor a medicamento, y esa fastidiosa luz que le estaba dando dolor de cabeza.
-Claro que no-  dijo Roy muy nervioso. Se había agarrotado a la silla donde estaba sentado, joder... tenía más miedo del ambiente que de Oliver.
Oliver dejó escapar una risilla tonta, entre nervioso y avergonzado.
-Roy, haz lo que la doctora dice- le "sugirió".
-No, estás loco- lo único que sentía Roy eran las ganas de vomitar. No se movía, no quería estaba nervioso, pero veía a esa señora y quería salir corriendo.
-Si quieren puedo salir del consultorio un segundo- ofreció la doctora, sintiendo que algo no estaba bien ahí.
-No- replicó súbitamente Oliver, con más fuerza de la que pretendía- ¡Roy, haz lo que te dijo pero ya!-
-¡Que no! ¡Demonios Oliver, me quiero largar!- gritó enojado
Oliver no contestó. Estaba rojísimo y ni siquiera sabía si era más por pena o por enojo. Fue hasta Roy y lo agarró del brazo con fuerza, dispuesto a arrastrarlo a la camilla.
-Suéltame, Oliver..-  puso toda la fuerza que tenía para resistirse- Déjame..-
-Es enserio, si quieren yo..-
-¡Que no!- le gritó el hombre a la pobre doctora.
-Roy, deja de hacer rabietas, es una jeringa y ya-
-De hecho son 3- le corrigió la doctora.
-¡No es la jeringa, mierda! Es estar aquí, ME QUIERO IR ¿Qué es lo que no entiendes?-
-Por qué tanta desesperación en irte, eso es lo que no entiendo- contestó él, logrando por fin levantarlo y empujarlo un poco hacia la camilla.
- Porque me da A-S-C-O estar aquí..-  replicó él, poniendo toda la fuerza posible.
Oliver se hartó y en un movimiento rápido se lo echó sobre el hombro. Que no creyera Roy que por semejante escena se le iba a olvidar la charla que tenían pendiente.
-Pues más razón para obedecer; mientras más rápido hagas caso, más rápido nos vamos-
-¡OLIVEER! Bájame... bájame- gruñía Roy- Quiero irme de aquí- Comenzó a patalear inconscientemente.
Una de las patadas le dio a Oliver en la mandíbula, lo cual le molestó mucho e hizo que se olvidara momentáneamente de la presencia de la doctora. Le plantó al chico una corta serie de dolorosas palmadas. Ya no le estaba cayendo en gracia su teatrito.
-Te calmas porque te calmas- le ordenó, dejándolo sentado en la fea y hospitalesca camilla- Y más te vale hacer caso, que ya no estoy harto de ti, sino lo que le sigue, Roy, ¡No haces más que dar problemas!-
-Pues lo único que quiero es largarme de aquí- dijo furioso Roy y muuuy sonrojado por las palmadas que le había dado Oliver- Me quiero ir, entiéndelo-
-¡No! Además, no uses ese tono conmigo- le amonestó- Y más te vale no armar más escenas porque entonces sí me vas a conocer-
-¿Ya puedo...?- intervino la doctora, casi tan roja como Roy. Quizás debería pedir cambio a pediatría, así vería escenas de ese tipo sólo con los niños, quienes tenían derecho a hacerlas.
-Te detesto, Oliver, me quiero ir- dijo enojado.
-¡Yo también te detesto!- gritó Oliver, totalmente fuera de sus casillas. Roy ya había empujado demasiado por un día....
-Yo no dije que me adoptaras- le gritó, intentando levantarse.
-¡Y yo no te dije que te tatuaras, que desobedecieras y que además te drogaras como un Hooligan de mierda!- explotó antes de que pudiera pensar en lo que decía.
-Si tanto te molesta, déjame ir y ya, Oliver, tú eres el que me detiene, me voy a la mierda y YAAA- dijo Roy levantándose.
-Ni de chiste, niño, no te vas a zafar tan fácil de todo- replicó, jalándolo del brazo y regresándolo a la camilla.
-Disculpe, pero si usted y el pequeño angelito necesitan hablar..-  comenzó la doctora, tan sólo para ser interrumpida por el adolescente.
-¿Y por qué no? Si tanto te saco de quicio para que jodidos me quedo contigo, si tanto te pesa Oliver, ya déjame ir-
-Mira, mocoso, aquí no se va a hacer tu santa voluntad- le advirtió sin soltarlo del brazo y sentándose a lado suyo en la camilla. Oliver comenzó a jalar a Roy hacia sí, pero no como si lo fuera a abrazar o algo, sino... diferente...
-¿Qué haces? Déjame..-  forcejeó Roy.
hombre no le hizo caso y unos cuantos forcejeos después, ya había logrado medio tirarlo sobre su regazo. La cosa era difícil porque Roy no dejaba de retorcerse e intentar ponerse de pie, pero Oliver utilizó una pierna para pasarla sobre la parte trasera de las rodillas de Roy.
-¡Suéltame, Oliver! ¡Déjame!-
Oliver hizo caso omiso y utilizó su brazo derecho para sostenerlo del torso para arriba. Después le bajó un poco los pantalones de un tirón.
-¿Lo puede inyectar ya?- le dijo a la doctora un poco desesperado.
-Ehm... sí, ya voy- titubeó ésta, acercándose un poco con una de las jeringas en la mano.
-Oliver...-
La doctora caminó hacia ellos y empapó un algodón en antiséptico. Se acercó, esperando con todo su corazón que el joven no la fuese a patear. Con toda la precaución que pudo, se dispuso a desinfectar la zona en la que quería insertar la aguja y...
-¡OLIVEER!- justo cuando Roy gritó, la doctora enterró la aguja- Ayyyyyy, suéltame joder, joder...-  el medicamente iba entrando y ardía.
-Roy, ya basta. Me consta que no tienes problema con las agujas- habló, ahora sí cansado. ¿Qué demonios le pasaba al chico?- Y no seas grosero, que hay una dama presente-
-Listo- la doctora sacó la jeringa
La verdad es que Roy contenía las lágrimas, entre el asco del hospital, las riñas con su padre, y el dolor de la inyección estaba harto, y sabía que Oliver no lo dejaría.
-¿Ya me puedo levantar?- preguntó entrecortadamente.
Antes de que Oliver pudiese responder con un frío "No", la doctora habló, acercándose con otro algodón empapado.
-No, cariño, pero no te preocupes que ya nada más faltan otras dos-
Cuando por fin los Queen pudieron salir de ahí, el ofendido era Roy. Sólo miraba furioso a Oliver, pero no hablaba ni aunque Oliver le estuviera regañando, solo estaba haciendo una rabieta (no le digan que dije eso) tipo Jason, porque estaba rojo, rojo, y sin poder hablar. Sólo quería llegar a la casa.
-¿Estás siquiera escuchando lo que digo?- le recriminó Oliver, abriendo el auto.
Roy se metió al auto sin decir nada, estaba ofendido, indignado con Oliver, y no quería hablarle jamás.
Oliver rodó los ojos y entró al auto también. El camino a la casa fue tan silencioso que el Arquero de la Liga consideró la opción de que el chico se hubiese dormido, pero desgraciadamente no...
-Ve a la recámara, que tú y yo aún tenemos que hablar- le ordenó sin siquiera mirarlo una vez que se estacionó.
Roy, como seguía enfadado, solo se bajó, azoto la puerta tan fuerte como pudo y entró y subió a la habitación. Estaba harto de Oliver.
Oliver, por otro lado, se quedó estupefacto. ¿De dónde sacaba Roy los cojones para tener esa actitud después del show que había armado? Ni idea...
Lo siguió hasta la habitación y entró sin tocar la puerta.
-Oye, bájale a tu actitud, Roy, que la paciencia la perdí ya hace rato- le ordenó.
Roy solo lo miro enojado, pero no le contestó nada.
-Ahora que ya no te vas a enfermar- estableció con cierto sarcasmo en la voz- Dime en qué rayos estabas pensando cuando decidiste fumarte esa porquería-
-No quiero hablar contigo-  declaró Roy.
-No me importa- replicó- ¿Qué no consideraste los problemas que esas cosas te trajeron la última vez?-
-No quiero hablar contigo, Oliver, entiende-
-Deja tu berrinche de una buena vez- le ordenó, levantando un poco la voz. Gracias a Dios Connor había decidido dormir esa noche en la otra habitación con Artemis, sino de seguro se hubiese despertado.
-¿Qué berrinche? Solo no te quiero hartar más- sonrió Roy.
-Muy bien, Roy, estás tentando a la suerte- le advirtió- Quita esa sonrisa arrogante de tu rostro antes de que te la quite a bofetadas-
Roy soltó una risita.
-Nada te gusta, ¿Qué hago entonces? ¿Qué qué pensé al fumar marihuana? Nada, Oliver, nada de nada, solo quería hacerlo y ya. Ya sé que está prohibido por el empresario Olliver Queen, pero no pensé que me descubrirías-
-¡¿Cómo no te iba a descubrir si llegaste más estupidizado que de costumbre?!- gritó- Además, no, no te lo prohibe el empresario Oliver Queen, sino tu padre Oliver Queen- enfatizó
-Bueno, ya... Yo no sabía que Jason se desataría y ustedes estarían abajo, me escape, no se supone que lo supieras, pero me salío mal. En el momento no lo pensé Oliver, son cosas que haces en caliente-
-Esque ni siquiera se supone que fueras, ¿no lo entiendes? Te pudo haber pasado algo- se desesperaba Oliver- Fumarte eso fue el más grave error, pero no el primero, ese fue desobedecerme; no debiste de haber ido a esa fiesta-
Roy rodó los ojos.
-Ya sé, pero ya lo hice, y enredé a Dick, lo lamento, es lo único que puedo decir… Digo, no somos ni los primeros, ni los últimos adolescentes en escaparnos de fiesta-
-Lo único inteligente que hicieron fue dejar a Dick conducir de regreso- musitó, pero luego enarcó la ceja- Porque así fue, ¿no?-
-Si, papá- mintió secamente
Oliver se sintió un poco más tranquilo con la mentira. Bueno, ojos que no ven, corazón que no siente...
-Y el teatro que armaste en el hospital.... ¿Qué rayos pasa contigo? Actuar así sólo para salirte con la tuya..-
-No quiero hablar de eso-  pensar en lo ocurrido le daba vergüenza.
-No te pregunté si querías o no, Roy, ¿en qué estabas pensando? ¿Tienes idea de lo vergonzoso que fue?-
-DEJAME; no quiero hablar de eso, Oliver-
-¿Qué te está pasando? Cada día es más difícil lidiar contigo-
-Pues ya te dije: no lo hagas, y deshazte de mí, no te odiaré- se cruzó de brazos.
-¿Ves? Es esto de lo que hablo. Quiero que dejes esa actitud pedante y por lo menos te disculpes-
-Ya te dije que lo lamento-
-Sí, Roy, pero te vale. Lo dices como si no hubieras estado tan jodido la última vez que te drogabas. No le estás dando la importancia debida- le recriminó- ¿Y sabes qué? Si vas a conservar esa actitud, mejor pasemos de una vez al castigo-
Roy estaba asustado pero no dijo nada más, no podía cambiar nada, hablando o no hablando lo iban a castigar.
Oliver se comenzó a quitar el cinturón. La verdad que no quería dejar las cosas así, pero parecía que a Roy ni le importaba lo que había hecho
-Papaaa...- dijo Roy mirando sus pies.
-¿Qué?¿Ahora sí me dices papá? ¿Qué pasó con “Jódete, Oliver, te detesto”?- replicó sin siquiera mirarlo, doblando el cinturón para sostenerlo de ambos extremos.
-Papaa... no me pegues- supo lo ridículo que sonó, como Connor o Jason, pero vamos ¿A quién le gustaba una paliza? Y si con alguien podía dejar salir su lado voluble era con Oliver.
-¿Que no te pegue? ¡Ja! Mas bien agradece que no te envío a la militarizada o a algún lugar así de lejos donde aprendas a comportarte de una vez por todas- replicó, sentándose en su cama- Ven-
-Papá... por favor- se quejó Roy levantándose, pero sin acercarse a Oliver.
-¡Que vengas, Roy, no estoy jugando! No estoy enojado contigo, sino lo que le sigue, así que ven porque capaz y me harto y reconsidero las cosas-
Roy se acercó lentamente a su padre. No quería que le pegara, pero tampoco quería meterse en problemas, vaya no era tonto, solo muuuy rebelde
-Por favor...-
-Por favor nada. Mejor no hables si no es para decirme en qué diablos pensabas al hacer semejante berrinche en el hospital-
Roy rodó los ojos. Eso no lo diría, le daba vergüenza… sólo se quedó frente a su padre callado, algo arrepentido, molesto y con ganas de que todo terminara.
-¿No me vas a decir? Bien, yo lo haré: lo único que querías era salirte con la tuya para que olvidara el castigo y regresáramos a casa- asumió- Ahora, si no tienes nada productivo que decir, ven aquí-
Roy prefirió obedecer antes de decir que tenía miedo a los hospitales, doctores, etc… así que obedeció sin replicar.
Una vez que el joven estuvo frente a él, Oliver lo tumbó sobre sus rodillas sin mucha gentileza que digamos. Vaya que hace buen tiempo que no lo castigaba sobre su regazo, pero si Roy se había empeñado en actuar como un niño, bien podría castigarlo como a uno.
-Esto es humillante, Oliver- se quejó muy enojado.
-Esto no es nada- replicó, dejando caer el primer correazo- Si insistes en actuar como un niño, pues perfecto, te trataré como a uno- continuó descargando el cinturón sobre el trasero del joven sin importarle realmente que recién hubiese recibido 3 inyecciones- Puedes irte olvidando de salir de mi vista de aquí a que madures-
-Yayaya, dejame- se quejaba.
-Duele, Oliveeer-
-Menos mal, quizás así se te quede de una buena vez: no tolero el uso de drogas- repuso, remarcando cada palabra con un correazo a los muslos del joven- Al menos espero que así sea, porque ya no me basta con tu palabra Roy, yo ya no confío en tí-
-YAA, Oliver, hace rato me pegaste- gruñó.
-Y aun así te diste el lujo de mandar a la mierda mis órdenes- contestó inflexible, repartiendo cinturonazos como pan caliente.
-¡AUUU! Ya, por favor…- comenzó a llorar silenciosamente.
-Ya deja de chantajear- se exasperó Oliver, deteniéndose y pasándose una mano por el rostro. Ya ni siquiera sabía si creerle al chico. Era tan probable que estuviese llorando enserio como que estuviese derramando lágrimas de cocodrilo para librarse de todo y hacerlo sentir mal.
Ya déjame, ¿Crees que no me duele, o qué?- se quejó intentando no llorar.
-Sí, sí duele y que bueno, porque parece que las palabras nada más no funcionan contigo. Te dije que no salieras, te pedí que te comportaras en el hospital, te pedí que me contaras qué te pasaba y al parecer todo lo que yo digo te entra por un oído y te sale por el otro- determinó, reanudando la paliza con un correazo particularmente fuerte cerca de donde lo habían inyectado.                                                              
-¡AUUUU! Dejame...Oliver, ya- Roy se intentó levantar y comenzó a llorar un poco más fuerte.
-Mira, Roy, he tratado de ser paciente aunque no te lo merezcas pero si no dejas los chantajes de una buena vez, entonces los pantalones van abajo- le amenazó.
-!Oliver! Pues me duele- se quejó Roy.
-Suficiente- musitó, descargando una nueva y potente seria de correazos antes de bajar un poco los pantalones del joven de un sólo jalón.
-NOOO, Oliver, ya déjame, no te estoy chantajeando-
-¿Y cómo lo voy a saber? Ya te lo dije, Roy: yo ya no confío en tí- le dio otro cinturonazo, ahora en los muslos por sobre los boxers del joven- Cuando empieces a decir la verdad, quizás te escuche-
-¡YAAAA! -lloró más.
Oliver puso los ojos en blanco. Por más que trataba de hacerse de oídos sordos, la posibilidad de que Roy estuviese llorando así enserio... Se detuvo y puso su mano con la que sostenía el cinturón en la espalda del joven
-Bien. Tienes una última oportunidad- cedió- ¿Me vas a decir qué demonios pretendías haciendo tal berrinche en el consultorio? Porque si no me quieres decir significa que lo fingiste y si pretendiste todo eso ¿qué me asegura que no estas fingiendo esto para chantajearme?-
Roy se quedó callado unos minutos.
-No pretendía nada, solo quería irme- intentó de contener aún las lágrimas.
-¿Por qué?- insistió. Normalmente no era nunca tan frio con ninguno de sus hijos, pero Roy ya le había hecho pasar suficiente por esa noche.
-Porque no me gustan los hospitales- dijo en un murmullo apenas audible.
-Ahora resulta- bufó Oliver- ¿Y desde cuando, según tú, no te gustan los hospitales?-
-Déjame levantar- se quejó Roy, no le gustaba estar viendo las colchas de la cama.
-Contéstame, Roy, que aun puedo seguir-
-Ay, Oliver... Pues siempre me han asustado, deberías saberlo- intentó que no sonora a reclamo.
Bien, pensándolo un poco en retrospectiva, Roy nunca había sido muy fanático de los hospitales, pero siempre lo atribuyó a cosas de niños o terquedad, ¿Cómo rayos iba a saber que les tenía miedo miedo?
-¿Por qué no me dijiste?- le preguntó, tratando de sonar tan firme como hace un instante, pero la verdad es que aquel nuevo dato lo hacía sentir un poco culpable acerca de no haber sido un poco menos duro con él en el consultorio de la doctora.
-Porque no, porque no es algo que quiera publicar- dijo Roy enojado- Déjame levantar ya-
Oliver, sin embargo, no lo dejó levantarse. Al contrario, reanudó la serie de correazos. No los descargaba con más fuerza, pero sí más velozmente, asegurándose de no tardar mucho entre uno y otro.
-¡AUUU! Ya, Oliver, ya te contesté, déjame- Roy intentaba no llorar, ¿pero estamos de acuerdo que ya era suficiente? Bueno, según Roy.
Su padre no le contestó, sino que continuó y por un largo rato. La verdad es que comenzaba a sentir algo de lástima por el joven, pero no planeaba darle gusto hasta que su hijo dejara de dar ordenes y comenzara mostrar un poco de arrepentimiento.
-Ay, ay, ay, ay, ay YAAA papá- lloró con fuerza Roy.
De pronto Oliver se detuvo. No estaba seguro si Roy sonaba arrepentido o desesperado, pero ya no le importaba. Dejó el cinturón a un lado y le acomodó los pantalones al joven, casi sin reparar en el siseo de dolor. A continuación, hizo algo que hace mucho no hacía y, antes de que su hijo pudiese protestar, lo sentó en su regazo, sosteniéndolo muy fuerte contra él.
Roy siguió medio llorando, porque no quería hacerlo, pero le dolía ¡Enserio! mucho, su trasero y sus muslos. Sollozó un poco al estar en el regazo de Oliver y se cubrió la cara.
Ollie le comenzó a acariciar la espalda con un brazo mientras con el otro lo atraía más contra su pecho.                                                                                                                        
 -Mira, Roy, no me gusta hacer esto, pero ¿cómo se supone que no suceda si te la pasas desobedeciendo? Todo lo que te ordeno es para que estés bien- le aseguró, antes de hacer una pausa y exhalar pesadamente- Lamento si fui muy duro o intransigente en el consultorio, pero tu también lo fuiste al no querer explicarme tus razones. Si quieres que vuelva a confiar en ti, vas a tener que trabajar en ello y eso incluye no ocultarme las cosas-
Roy solo asintió en verdad no quería que lo viera llorar, y tampoco le quería explicar porque lloraba, era estúpido... y estaba enojado, por estar llorando
De algún modo que ni él supo, Roy logró controlarse lo suficiente como para articular cierta duda que lo aquejaba.
-¿Crees que algún día dejes de detestarme?-                                                                                               
Hasta a él le pareció que sonaba patético, sí, pero igual le había calado cuando Oliver lo había llamado problemático, difícil de tratar, mal ejemplo, Hooligan de mierda...
Oliver suspiró.
-Roy, no te detesto, y perdón por todo lo que dije en el consultorio, ¿de acuerdo? Estaba muy molesto, y tu parecía que no me querías escuchar... y dije que cosas que no siento, perdón, quizás no arregle lo que dije, pero son palabras sin una estructura- le consoló, mientras le sobaba la espalda.
-Pero... lo de enviarme lejos y... ¿enserio piensas que soy un Hooligan de mierda?... Dijiste que no daba más que problemas y que estabas harto de mi… no quiero dejar de ver a Connor.. ni a la arpía de Artemis y..-  musitó apresurado, sin levantar la mirada y hundiéndose más en Ollie.
-Lo de enviarte lejos debo admitir que lo he pensado, pero no sería capaz de hacerlo, sé que tú te acostumbrarías y yo sería el único sufriendo-  le sonrió- Y no creo lo de Hooligan de mierda ni que sólo des problemas o me hartes, al contrario, tú y tus hermanos me hacen muy feliz- le aseguró- Perdón Roy, estaba molesto, a veces debemos medir las palabras, y tú y yo debemos aprender eso-  lo abrazó.
Roy lo dudó un poco, pero no mucho después se abrazó también a Oliver como si la vida dependiese en ello, mientras que más lagrimas suyas comenzaban a derramarse en el hombro de su padre.                                                                                                                                     
-Papá, no me quiero ir- confesó, aun algo aterrado con la idea. Ya una vez había estado separado de Dinah, Ollie y Connor, y no le había gustado mucho que digamos... quizás ahora hasta extrañase al reempla... a Artemis.
-No te enviaré a ningún lado, pero de todos modos tienes que comportarte, Roy- le consoló su padre.
-Lo intentaré- musitó, implicando "Lo que tú digas pero no me corras".
-Eso espero en verdad, que sino juro que estarás en una peor posición que la de hace rato- le advirtió Oliver.
Roy hizo una nota mental de recordar eso.... El episodio de hace rato no había sido muy de su agrado... ¡No volvería a probar ninguna sustancia ilegal en su vida!.... bueno, ¿a quién engañaba? tan sólo trataría ser más cuidadoso la próxima vez, es decir, él era Roy Harper, a él no deberían de descubrirlo en nada...


2 comentarios:

  1. La verdad es que me a Encantado. Felicitaciones!!!

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  2. Pobre Roy tres piquetes y una cueriza no es de Dios!!
    Yo también de estar en un hospital ya hubiera salido corriendo, así que lo entiendo ☹️
    Me ha gustado mucho el capi!!
    Es genial encontrar tan excelentes historias!! 😀😉

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