Capítulo
trece
No
puedo perderte no puedo
Kathya pov.
Sé que las mujeres nos jactamos a
menudo de contar con ese “sexto sentido” que a veces nos ayuda a prevenir malas
experiencias y aunque les parezca ridículo, en ocasiones como ésta, a salvar la
vida de la persona que amamos.
“¿Steve? ¿Amor
te sientes mal?” le pregunté con cautela, mi tigrecito
intenta ocultarme que está enfermo, pero hace tres día que le notado extraño, más
extraño que de costumbre.
“no, estoy bien” Steve me mintió descaradamente, siempre
se cuándo me miente, mi corazón se activa como una alerta silenciosa.
“Uhhhh pues
tienes cara de zombi con indigestión jajaja” Le
dije sonriendo, Steve y yo siempre nos la pasábamos riendo y bromeando, él
tenía un sentido del humor increíble, pero hoy simplemente ignoró mi broma “Estas enfermo” le grité y ésta
vez no era una pregunta, era una clara afirmación.
“Kathya, ya te dije que estoy bien” me
respondió mientras salía del cuarto con su caminar descuidado y yo moría de
ganas de llamar a su padre, confieso que odio cuando azotan su traserito pero
creo que necesita quien lo ponga en cintura. Tomé el teléfono buscando el
número de Sean cuando Steve regresó y me dio una de esas tiernas miradas que me
derriten el alma.
“Apúrate K, llegaremos tarde al entrenamiento” Me
dijo con su cara de ángel y yo me olvidé de a quién carajos llamaba.
Fui tras él, teníamos que entrenar, pero
por supuesto no dio ni siquiera un treinta por ciento en el entrenamiento, se
le notaba cansado y en cuanto llegamos a casa se fue a la cama enseguida. Conozco
a Steve y eso es una mala señal, muy mala señal. Llamé al médico de inmediato.
“Déjenme solo. Estoy bien” le gritó al doctor en cuanto llegó y
no permitió que se le acercara, yo escuché los gritos desde el pasillo y allí
mismo, mientras miraba al médico marcharse, tome una decisión, me sentía una
traidora y tal vez lo era pero ¿Qué más podía hacer?
“Aló, Ssuegrito” Hablé
con voz temblorosa.
“Si cariño ¿Qué ocurre?” El tono suave de Sean me tranquilizó un
poco y me dio la fuerza para continuar hablando.
“Es, es, Steve
esta con fiebre y dificultad para tragar, se negó a ver el médico no sé qué más
hacer” Intenté explicarme pero Sean no me lo permitió.
“Tranquila cachorrita, en dos hora estoy ahí” Me
dijo y yo me sentí más tranquila y en silencio agradecí las ventajas de ser
millonarios, los jet llegan rápido a todas partes.
Entre de nuevo a la habitación y le
tomé la temperatura, no estaba tan mal pero iba empeorando cada vez más y yo
recé porque Sean no se demorara mucho en llegar.
“No quiero ver a ningún doctor” Me dijo luciendo exactamente como un
mocoso de cinco años.
“Me preocupa
tu salud, no quiero que te pase nada malo, pero tranquilo que no llamé a ningún
otro médico” Le respondí buscando en el botiquín un
analgésico.
“¿Y entonces a quien llamaste? te escuché hablando con alguien por
teléfono”
“A tu papá” exclamé
aparentando mucha tranquilidad y respiré hondo esperando los gritos que
llegarían en cualquier segundo.
“¿A SEAN?” Gritó levantándose de un brinco de la
cama “¿KATHYA
LLAMASTE A MI PADRE?”
“Ya te dije
que me preocupa tu salud”
“¿Te preocupa mi salud? con un carajo Kathya, Sean me va a matar”
“¿Y QUÉ
QUERÍAS QUE HICIERA?” Esta vez era yo la que gritaba “Te negaste a ver al médico y estoy segura que
la fiebre te matará primero”
“Pues yo prefiero morirme de una fiebre que de una paliza”
“Y yo
prefiero que no te mueras” le dije con enojo mientras
trataba de darle un jarabe para bajarle la fiebre “Tómate esto y deja de comportarte como un mocoso”
“Vete, vete, aléjate de mí” me gritó furioso tirando todo jarabe
al piso.
Suspiré y salí de la habitación en
busca del chofer para me ayudaran a meterlo a la bañera, pero no conseguimos
sacarlo de la cama, era impresionante la fuerza que tenía y a pesar de estar
enfermo nos gritó, chilló y pateó hasta que se cansó. Nancy logro que tomara
algo de agua pero se la escupió.
“¡DEJENME EN PAZ!” gritaba descontrolado
y yo me salí del cuarto corriendo, me sentía tan enojada que si me quedaba un
segundo más en la habitación, seguro terminaba ahorcándolo yo misma.
Me dejé caer sentada en el pasillo y
comencé a llorar. En ese instante ya no me sentía furiosa, sino, preocupada y
un sentimiento de impotencia recorrió mi cuerpo. El hombre que amaba se estaba
muriendo y no podía hacer nada para evitarlo.
Unos minutos después, alguien se me
acercó y me ayudó a levantarme, Sean por fin había llegado.
Miré a Sean con mis ojitos llorosos y
me sentí tan pequeña e inútil “Suegrito lo siento, no he podido hacer nada” le dije en
tono derrotado tirándome en sus brazos.
Sean pov.
Cuando escuché la voz de Kathya, el
corazón se me aceleró de preocupación, mi hijo me necesitaba a su lado.
Sin perder ni un segundo, tomé mi jet y
en menos de dos horas estaba en la casa de mi hijo. Corrí hacía la habitación
de Steve y en pleno pasillo me encontré a la K, sentada en el piso y llorando
como una niña chiquita.
"tranquila cariño, dime qué paso"
le pregunté desesperado pensando en lo peor. Steve es mi niñito y mi corazón se
resistía a seguir viviendo sin él.
“No quiere
ver a nadie, tiró las medicinas y yo, yo, no sé qué más hacer y le sube la
temperatura cada vez más” Kathya balbuceaba desesperada en mis
brazos.
“Mi niña, calma, ya estoy aquí y todo irá bien, te lo prometo. Le aseguré como si yo fuera dueño del
futuro y ella me creyó. Juntos entramos a la habitación de Steve.
"lo
llamaste" le dijo a Kathya como si lo hubiese traicionado y noté
que ella se estremeció al escuchar sus reproches.
“Steve
Kathya solo estaba preo…”
"No me
importa, largo no te quiero aquí" me gritó, sin ni siquiera darme la
oportunidad de terminar la frase. Noté que sus ojos estaban vidriosos y a duras
penas articulaba las palabras.
Suspiré e intenté hablar un poco más
fuerte "cachorrito, papi está aquí,
vine a cuidarte mi amor, por eso me llamo Kathya" le dije con
calma aunque por dentro tenía terror de lo que le podía suceder en ese estado
de tanta fiebre "Kathya cariño
llama al médico por favor"
Mientras veía a Kathya llamar de nuevo
al doctor, intenté acercarme a mi cachorro y puse mi palma izquierda en su
cabeza. Ese simple gesto lo hizo saltar como fiera y retiró bruscamente mi mano.
"NO ME TOQUES ALEJATE, ME HACES DAÑO" se
veía tan indefenso pero con tanta fuerza como si tuviera que protegerse del
mundo.
"Steve basta"
le ordené con firmeza suprimiendo mi deseo de jalarlo de la oreja, primero
debía encontrar al médico y que me digiera cómo estaba mi hijo y que debíamos
hacer para ayudarlo.
"¿Es que son sordos o idiotas?” Preguntó de repente
viéndonos directo a los ojos con su mirada llena de rabia “ya les dije que
largo todos de aquí, aléjense de mí"
Se levantó de pronto y de un impulso
tiró todo lo que estaba en el velador. Se veía realmente cansado y yo pensé que
se desmayaría pero caminando tambaleante llego hasta mí y trato de sacarme a empujones
de la pieza.
Algo en mi cerebro se activó "ya basta de esto" me dije
a mí mismo, y en ese preciso momento, utilicé toda mi fuerza para sostener a
Steve entre mis brazos y evitar que siguiera empujándome. Amo a mi hijo con mi
alma, pero esto ya era más que suficiente, él no puede hacer lo que se le vine
en gana, mucho menos venir a tratarme como si no fuera nadie en su vida.
"Kathya
espéranos afuera" dije muy suavecito para no
asustarla y con nuevas lágrimas recorriendo sus mejillas, ella salió corriendo
fuera del cuarto.
Esto no iba a ser fácil, definitivamente
no iba a ser nada fácil, pero tenía que hacerlo. Tomé a mi pequeño de los
hombros, me senté en la cama y lo dejé en mis rodillas. Sé que ese movimiento
lo sorprendió y yo aproveché para bajarle el buzo hasta la mitad de sus muslos.
"esto
hijo es por tu irresponsabilidad al no cuidar tu salud"
Fue todo lo que dije antes de dejar caer tres golpes seguidos en el centro de
su trasero.
PAFF! PAFF! PAFF!
"BUAAAAAA" Steve comenzó a llorar como si lo
estuviera matando, en esta posición podía sentir a mi hijo arder, debe haber
tenido cerca de 40 grados.
“Creo que eso es suficiente para que te portes bien" lo
reté mientras mi corazón se deshacía viéndolo llorar y la preocupación inundaba
mi cerebro ¿Dónde diablos estaba ese
médico?
"Me duele, me duele todo, que quema, papi has
que pare" mi
hijo empezó a gritar de la nada, "que se alejen de mí, papá sácalas de mi"
Steve se revolcaba en mi regazo como si algo trepara por su cuerpo, toqué su
frente y se sentía aún más caliente.
El Doctor llegó en ese preciso momento "Es por la fiebre" me dijo
mientras lo tomaba en brazos y se dirigía al baño con él. Luego lo metió
en la tina con agua helada.
Yo observaba desesperado la escena, el
hombre le pincho el brazo y luego me dijo serio "si no la bajábamos temperatura a tiempo se muere" me explico.
En ese instante vi todo negro ¿Mi hijo pudo haber muerto de fiebre?
"ahora
lo dejaremos ahí unos minutos hasta que pase" continuó
hablándome serio y con una cara de reproche.
No había visto a la Kathya a mi lado
hasta que la escuché romper en llanto y disculparse entre sollozos "lo siento, no
podía, intente todo" Ella no podía retirar la vista de Steve que
parecía más calmado.
"tranquila
mi cachorrita" la abracé mientras vimos al
médico aplicar otra inyección al brazo de mi hijo.
"con eso será suficiente"
me dijo mientras tomaba a Steve de la bañera y mirándolo directo a los ojos le
reprendió señalándole con el dedo en su cara "nunca más, pudiste morir".
Al salir del baño, volvía a tomar a
Steve entre mis brazos y el doctor continuó hablando “le daré las recetas y lo que debe seguir como
estricto régimen alimenticio este chico tiene las defensas por el suelo" me
dijo con gravedad y yo asentí triste mientras llevaba a mi hijo a la cama, le
saqué el pijama mojado y le puse otro seco. Noté con felicidad que la fiebre
había cedido.
"lo lamento papá" le escuché decir con solo un hilito de
voz mientras tiritaba de frio, una vez vestido lo lleve a mi habitación porque
su cama estaba empapada en sudor.
" Es hora de
descansar cariño” Dije
colocando las almohadas.
"me duele papito, me duele todo" se
quejó mientras bostezaba.
"Todo pasara" le
respondí viéndolo tan pequeñito e indefenso como cuando era un bebé. Inconscientemente
empecé a cantar una nana que solía cantarle años atrás y así se quedó
dormido "te amo mi bebito"
le susurré al oído deseando jamás volver a repetir una experiencia como ésta en
mi vida.
|
Cuando ya se durmió lo deje tranquilo y
hable con el médico que esperaba paciente "gracias doctor".
"no es nada más que mi trabajo, señor Hyuga por ahora esta son las
prescripciones, necesita siete inyecciones de un antibiótico y con eso mejorara,
vitaminas masticables y un jarabe para el apetito" me
miró severo "cuide a su hijo señor, el chico está muy débil"
No dije nada, simplemente agaché mi
cabeza y le deje ir, estaba demasiado cansado para discutir y mande a comprar
todo y me encamine a la habitación con mi cachorro mientras Kathya iba a dormir,
ella también había vivido una experiencia traumática.
Al llegar al cuarto mi hijo abrió los
ojitos "promete que no te irás hasta que esté bien verdad" me
dijo sollozando como si creyera que podría dejarlo así.
"Te lo
prometo" lo abracé con fuerza, nos quedamos dormidos desperté a la hora
de aplicar los medicamentos "Tigrecito despierta es hora de los medicamentos para que te
mejores" me levante para ir a preparar la inyección.
Cuando volví mi hijo tenía su boquita
abierta y los ojitos entre cerrados “¿Qué haces mi cachorrito?” Le pregunté con un tono divertido.
“Voy a tomar mi medicina papito”
"Uhmmm
ok, pero quiero que te des media vuelta muéstrame el potito" le
dije con todo el amor del mundo.
"Inyecciones no papi, eso duele" sus ojitos se pusieron
vidriosos enseguida "¿me puedes
dar jarabe o pastillas?" me suplicaba.
Me dio mucha pena, sabía que no le
gustaban pero debía hacerlo, según el médico era un tratamiento riguroso y si
no se aplicaba bien no serviría de nada "mi amor también hay un jarabe y pastillas, pero el antibiótico es
inyectable mi amor" intente explicarle.
Mi bebe comenzó a sollozar apretando una
almohada "papi no
quiero" debe haberse sentido muy mal, porque su actitud
abatida no es comparada a las pataletas que acostumbra hacer, simplemente se
enredó entre las sábanas para que yo no pudiera inyectarlo, pero tenía que
hacerlo rápido o el medicamento se comenzaría a cristalizar.
Deje la inyección cerca y tome a mi
pequeño, como pude lo saque de su capullo de colchas y lo deje en mi regazo con
su potito al aire bajo sus reclamos y sollozos "shh bebe ya pasara" enterré al aguja y con mucho
cuidado dejé pasar el medicamento "shh
shhh tesorito pasara " intente consolarlo pero a quien
engañamos nadie presta el poto para semejante tortura.
"aaayyy
papito, no más, no más voy hacer bueno, no me pinches más" lloraba
desconsolado mi cachorro.
"no mi amor no es que seas malo, mi niño ya paso todo" le dije
mientras retiraba a aguja de su traserito, le hice un masajito y lo acomode
entre mis brazos "tenemos que caminar
cinco minuto y luego comeremos lo que quieras” le di un beso en su
naricita sin saber cómo decirle que faltaban seis dosis más.
“pero dolió
mucho, no más inyecciones para tu cachorrito” me rogaba como cuando era un
chiquillo y le ponían las vacunas.
Yo simplemente moví mi cabeza en
señal de afirmación, no le diría nada todavía, no era necesario. Lo puse de pie
y lo ayude a caminar. Guié a mi niño a la cocina para que comiéramos una gran
copa de helado.
Comimos su helado favorito y luego
volvimos a mi cama.
"papito me haces tutito" me rogó mientras se le cerraban
los ojitos de sueño y se sobaba exageradamente su traserito.
"claro
mi amor" Yo sonreí, nunca me cansaría de mimar a mi mocoso, le cante
sus canciones favoritas incluso después de que ya se había quedado
profundamente dormido. Durmió doce horas seguidas, tenía que despertarlo para
comer y ponerle la segunda dosis además debía tomarse el remedio para el
apetito.
"hijito,
ya es hora de despertar mi amorcito" le dije con cariño.
"si papi,
dormí rico" dijo envolviéndome en sus brazos
enseguida, lo note con un poquito de temperatura aún.
"si amor,
es hora de despertar, arriba arriba, te voy a dar tus remedios y luego
comeremos muy rico quiero que te recuperes pronto" le
di un beso y fui por la inyección.
Mi hijo me espero nuevamente con la
boquita abierta, sus ojitos se llenaron de pánico, cuando me vio llegar con la
inyección.
"no papi
tú dijiste, no quiero otra" comenzó a llorar enseguida, eso
demuestra que mi bebito aún se siente mal, porque no trata de escapar solo
llora y eso me parte el alma.
"es por
tu bien amor, después de esta nos faltan cinco más" intente
sonar natural mientras lo dejaba en mi regazo para poder tener mejor control, "prometo que no dolerá tanto mi vidita
tranquilo muñeco" empecé a inyectarlo.
"Ayayayyyy
nooooooooo no quiero papi me lastimas, dueleeeee, me quema, papi me
dueleeee" mi hijo gritaba tanto que empezó a tener arcadas.
"no mi
amor, no llores" le rogué mientras sacaba la aguja de su
traserito.
"papito
no más no voy a resistir" lloraba mi cachorro.
"mi
amorcito es la única forma de atacar la infección en la que se transformó un
simple refriado mal cuidado, pero luego hablamos de eso mi vida, por ahora
tomate las otras pastillas y el jarabe mi bebe" lo
abrace con fuerza.
"no papi, no puedo tragar me duele mucho mi garganta" me
contestó entre sollozos negando con su cabeza.
"bebe no queremos pedir los otros medicamentos inyectable también ¿o sí?"
le dije con una ceja alzada.
"nooo, pero no los vamos a tomar tampoco" me gritó
mientras se escondía bajo las sabanas.
"mi amor
por favor" le rogué tomándolo en mis brazos
y ayudándolo a sentarse "bebe te
hará bien después ya no dolerá porque este es el analgésico"
"Segurito
que sabe feo y no me lo tomare" me hizo un puchero y yo supe que
si la medicina tenía mal sabor, terminaría encima de mi ropa. Lo probé primero
no estaba mal "no está mal, no es
una ambrosia pero es pasable, vamos por el papito"
"las cosas que tengo que hacer por ti” me hizo un puchero y
rodó sus ojos mientras abría su boca en el segundo siguiente tenía todo el
remedio en mi cara y camisa.
“Puaj, era
horrible mentiste papito malo"
"yo no
mentí" lo rete "mira
como me dejaste eso no se hace, te lo vas a tomar o te voy a castigar"
le advertí serio pero con un tono de padre que no podía quitarme.
“Pues
prefiero que me pegues que tomarme esa cosa” me gritó sollozando, realmente
odia los remedios.
Suspiré "ok tú lo pediste así" no quería me daba pena y no podía
pero ya se lo había advertido, lo deje en mis rodillas con su pijamita en la
mitad de sus muslos "¿estás
seguro Steve?" le pregunte y el simplemente apretó los dientes.
Decidí darle una probada pero que valiera la pena para que se tomara la
medicina, así que pronto ¡¡Zas! Mi mano cayó fuerte y pesada sobre su traserito.
Como lo anticipe el golpe lo hizo
reaccionar, su trasero no estaba en condiciones de soportar ni media nalgada.
"papá, me
lo tomare" dijo entre un mar de lágrimas "lo tomare todo lo juro"
"no más
amor" suspire a aliviado, le di los medicamentos y salí en busca
de algo de comer.
"la K
sale muy tarde del cole, se va a quedar en el departamento"
me dijo como para que supiera que lo tendría solo para mí.
"me encantó
la idea” le dije feliz mientras tomaba la bandeja de comida "come algo" le di un besito
en su frente.
Negó con su cabecita "me duele tragar papito" suplicó
enredándose ente las sábanas de nuevo.
"mi amor, no me hagas castigarte otra vez" le advertí con un
tono de severidad.
"no
papito me duele mucho” sollozaba "No más castigos, no comer, solo nanai"
"Steve
si estas en estas es porque no comes, así que a comer mi vida la comida es
blandita no te va a doler mi amor lo haremos despacito para que no duele tanto”
le dejé claro que comería sí o sí.
"Ok, voy a comer pero solo helado de chocolate y pastel de
chocolate" me pidió. Todavía no entiendo
cómo le puede gustar tanto el chocolate cuando le da una alergia atroz.
Los días pasaron y mi hijo estaba
mejorando, yo me sentí más tranquilo cuando por fin llegó la hora de aplicar la
última inyección. Steve me vio entrar con la jeringa en la mano y comenzó una
carrera ciega a la puerta "no, no
lo harás ya estoy bien" gritaba como un loco.
"no, no lo estás, ya basta hijo tranquilo” le dije paciente sin
correr tras él.
"no ya no
más, te deje pincharme demasiado, no me puedo sentar mi poto me duele, y al
final soy yo quien decido qué hacer con mi trasero, así que no te dejaré
inyectarme nada más"
"amor, ven aquí ahora o te daré una buena razón para no poder
sentarte" lo reté un poquito más serio.
El chico ignoró mis advertencias, abrió
la puerta y salió corriendo, como se le ocurre al mocoso irresponsable, salir
en pijama y sin pantuflas.
"Steve
Hyuga, ven aquí en este instante que si voy por ti, te las voy a dar
donde te alcance" le dije furioso pero no sirvió de nada
a esa altura, mi hijo estaba abriendo la puerta de la casa.
Me vi obligado a correr tras él y lo
alcance casi de inmediato. Le di una nalgada “ya verás" le reprendí enojado y lo lleve a rastras hasta
mi habitación, me senté en la cama baje sus pantalones y empecé a aplicar con
mi pesada mano varias palmadas en su traserito.
"OWwwwww
no, no me pegues me duele, Buaaa me haces daño, papito mi potito"
"Niñito PAFF! Desobediente
PAFF! te ganaste PAFF! cada nalgada a pulso PAFF! tu salud primero hijito PAFF!"
"Noooooo, salvar mi potito es primero" me gritó llorando, mi
hijo no podía ser más tierno.
Tuve que morderme la lengua para no
reírme ante sus reacciones “te amo
hijito pero tu salud es primero y si quieres salvar tu trasero, te portarías
mejor, e irías al médico cuando fuese oportuno" razoné.
"ambos
sabemos que eso no pasará" me dijo sollozando "me da susto, lo sabes"
"mi amorcito, si sientes miedo para eso está tu papi, me llamas y yo llego
en dos minutos" le consolé con calma "te amo hijito me muero si te sucede algo" le di un
beso en su frente.
"pero
papito, no me gusta, siempre que me enfermo me pinchan el poto no me gusta y
para colmo, tu terminas castigándome" me dijo todo eso llorando
desolado.
"mi amorcito lindo, si me hubieras contado hace dos tres o cuatro
días antes de empeorar tanto, nada de esto estaría pasando, cuídate hijo, tu
cuerpo es un templo al cual debes cuidar como la morada de tu vida, mi amor si
te sucede algo me muero, tú tienes que comer bien y ser un buen chico llámame
cuando te sientas un poquitito mal" con toda la delicadeza del
mundo le puse la última inyección y le subí su ropita y lo acune entre mis
brazos susurrando un “te amo” en
su oreja.
"Yo también te amo papito, pero no
creo que pueda hacerlo, el miedo es más grande, pero le puedes pedir a la
Kathya que te avise" me dijo derrotado.
"eso me
parece justo" le di un besito en la mejilla "eres un chico muy astuto" tenía
que subir su ánimo.
"¿papi?
¿Uhmmm me vas a castigar por lo que hice?" me pregunto
preocupado.
"por
supuesto que sí, pero después cuando estés mejor".
"pero yo quería que dijeras que no" se abrazó a mi "¿estuve muy grave?" dijo
con tono asustado.
"demasiado
amor, si no llega el doctor en veinte minutos más quizás ya no estarías aquí" le
hablé serio y severo, se me revolvió el estómago al volver a pensar en ese día.
"Ufffff!
Tú me vas a castigar muy fuerte para que no lo vuelva hacer" me
dijo con una mezcla de enojo y vergüenza.
"que inteligente es mi príncipe" le sonreí, sabía que no
le gustaba mi respuesta pero con eso ya nunca más se pondría en peligro o al
menos eso esperaba yo.
"ahora me duele la panza de saber que me vas a castigar si ya me
castigaron bastante con las inyecciones" me hizo un puchero.
"no, solo era tus remedios, esto es diferente" le intente
explicar "pero no pienses en
eso ahora mi amor" lo abracé más fuerte.
"Cómo quieres que no piense en eso" mi hijito se puso a llorar
desolado "hazme tutito"
me dijo entre sollozos.
No lo solté y lo hice dormir en mis
brazos entre cariños y canciones, mi bebe quedo profundamente dormid, mañana habría
tiempo para castigarlo, hoy simplemente lo miraré descansar como un ángel.
El día siguiente vino demasiado pronto
y no encontré a mi bebito en la cama, se había fugado. De inmediato, active su
GPS y me sorprendió saber que estaba dentro del closet.
"Steve a
que estás jugando" pregunte viendo hacía el gran armario
de madera.
"No
quiero que me pegues" una vocecita contestó rápidamente y sin
anestesia.
"bebe, te ganaste este castigo a pulso" dije abriendo de
par en par el ropero y vi como mi cachorrito tiritaba asustado "ven terminemos con esto" lo tomé con algo de fuerza por que
se resistía a ir conmigo "bien
hijo tranquilo terminaremos pronto cachorrito"
"no, papi,
no quiero, no" trataba de huir "suéltame papito”
“no hasta que
muestres un mínimo de instinto de auto preservación" mi
hijo seguía intentando correr "no
mi amor" lo tome con un poco más de fuerza sujetándole la cintura, deje
caer mi mano cinco veces realmente duro "nunca más expongas tu vida al peligro de esa manera" cinco
más no tan fuertes como las primeras.
"No Buaaaaaaa,
papito malo, no me pegues, Owww" pataleaba tratando que lo soltara.
"te lo
ganaste a pulso hijito y espera que solo estamos calentando mi amor" intente
no sonar muy duro, pero la verdad me estoy enojando otra vez, Steve pudo haber
muerto y recordar la cara del médico cuando me dijo que si no llegaba en ese
preciso instante, mi cachorro podría estar en el otro mundo, me dio más razones
para seguir con el castigo "tu
salud primero" le di tres palmadas realmente muy duras.
"no malo, no golpees, papá malooooo" gritaba tratando de salir
de mis brazos.
"No puedes arriesgar tu vida por un berrinche, si tienes miedo al médico
papá estará ahí junto a ti tomando tu manito y protegiéndote" le
di 15 nalgadas realmente fuertes quería que le quedara el punto.
"¿Protegerme
papi? Si me estas pegando" lloraba desolado mi bebito "No me tortures más, me duele, estoy
débil tú lo dijiste"
"no te estoy torturando, estoy dándote una reprimenda para corregir un mal
comportamiento, para que cuando te den ganas de volver a dejarte enfermar, te
acuerdes de que lo correcto es llamar a un doctor"
"Para mí
sigue siendo tortura, no castigues a tu bebecito"
casi me convence de no ser porque vi que estaba descalzo.
"te las
ganaste y además porque estas sin pantuflas" lo
rete mientras aplicaba otras 10 nalgadas fuertes en su traserito.
"AAAAAYYYYYYYY
duele, para papito para, ya me castigaste"
"¿y
crees que es suficiente?" conté mentalmente las nalgadas
que le había dado y considerando que aún estaba enfermó, creí que era más que
suficiente, pero le di dos extra realmente fuertes "nunca más porque esto te parecerá un paseo en
el campo comparado a lo que te voy a dar" lo regañe serio.
"no papi,
no puedes castigarme, no puedes golpearme más"
me hizo un puchero gigante lleno de lágrimas.
"no más
tesorito, por eso tú serás un niño muy bueno y nunca más dejara que esto
pase" lo tome entre mis brazos
"papi no
quiero ser malo, ni que te enojes conmigo pero no me pidas que llame cuando
esté enfermo, no puedo" lloró aferrándose a mí.
"le diré
a la Nancy y a la Kathya" lo consolé "ellas me dirán cuando mi niño travieso tenga
tan solo un pequeño" lo abrace con fuerza.
"pero no
más manitos por no poder avisarte papito, no puedo"
lloraba desolado por miedo a un castigo mayor.
"hagamos un trato" le di un besito en su naricita "no, por no avisarme pero si, si no haces caso,
me quedare cada vez que te enfermes, hasta que te recuperes por completo"
le dije con calma.
"pero
promete que no me dejaras y que ahora te quedaras con tu bebecito el resto del
mes" mi principito se aferraba con vergüenza.
"Lo que
quieras cachorrito" me quede mimándolo, cuidando de que
comiera que durmiera y de Kathya, me encargué de que recibiera muchos abrazos y
mucho más cariño del que pudieran querer en sus vidas.
"tengo hambre
papito, papi crees que podamos ir a buscar a la K al cole igual la extraño
mucho"
me hizo un puchero enorme.
"que te
parece si llamo al colegio y le digo a el director que me los llevo por una
semana de campamento extremo" le di una sonrisa de un millón de
dólares "Lo que ustedes quieran
hacer, paracaidismo, practicar lo que quieran vamos escalar" le di
un beso en sus mejillas.
Sus ojitos se iluminaron y con una de
esas sonrisas que no tiene precio me dijo "de verdad yo creí que estaría castigado por siempre por porfiado"
se abrazó con más fuerza "mis
vitaminas papi no queremos que me enferme de nuevo"
Me sonreí de la reacción de mi pequeño "tu castigo será estar con tu padre y
recompensarlo por verte casi muerto tendrás que darme muchos besos y abrazos
para poder aplacar el dolor de verte mal" eso era lo que más
deseaba.
"nunca
más o voy a castigar tu traserito" me dio un beso en la frente, "te amo papito, ahora nos vamos a nadar, con
tiburones" me sonrió
"no" le
dije serio.
"pero dijiste lo que tu cachorrito quisiera" me hizo un
berrinche.
"mi amor,
cualquier cosa menos eso y si se te ocurre desobedecerme" dejé
la advertencia flotando macabramente en el aire advertí "es un gran no hijito"
"Sabes que lo voy
hacer igual" me desafío.
"ok, si
lo haces te daré la zurra con mi cinturón donde te pille"
le dije estricto y severo eso era demasiado peligroso.
"No es
justo, lo voy hacer igual y tu ni te enteraras" me respondió
caprichosamente.
"¿cómo
no te pille la otra vez?, pequeño mal criadito, después no te quejes cuando no
puedas sentarte" le apreté sus cachetes no podía
castigarlo por algo que aún no hace, pero le daría un pequeño tirón de orejas
y ¡¡¡PAF! le di una
nalgada "no me desafíes amor" le
advertí.
"BUAAAAA" Steve
chillo como si lo le hubiera dado la versión completa "me hiciste daño, te voy a acusar a opa para que te que te
castigue".
"Ok, hazlo
y veamos quien termina con el trasero caliente" lo
abracé divertido.
"me dolió papito, aún duelen los pinchazos y tú me hiciste mucho daño"
Ahí vamos otra vez, de verdad que mi
hijo es el adolescente más terco que conozco "no es daño son castigos para corregir tu actitud hijito" me
lo eche al hombro como un chiquillo
"vamos a que te bañes y te cambies de ropa iremos por la Kathyta"
Pude ver en que se debatía entre hacer
un berrinche o no, pero lo prefería siendo mi bebecito "¿quién es el niño más lindo del mundo?"
le pregunte divertido.
"Yo" me dijo sonriente “Y también soy él tigrecito más inteligente, valiente y…”
“Y caprichoso,
rebelde, desobediente ”
“Ohhhh papá”
"si ese eres tu mi cachorrito caprichosito, amor nada de
tiburones" le suplique con la mirada para que me hiciera caso.
"Lo que
quieras creer papito" me sonrió maliciosamente y yo
supe que tenía que actuar.
"Steve
no quería hacer esto" suspiré con pesar lo lleve hasta mi
cama lo deje en mis rodillas “no lo
harás hijito"
¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF!
¡PAF! ¡PAF! ¡PAF!
"Nooooooooo lo hare papito, no lo
hareeeeeee"
“Eso espero
mi niño, porque esto es tu última advertencia” lo abracé.
Me dirigí directo a llamar al colegio y
grande fue mi sorpresa cuando me dijeron que mi bebe había faltado hace más de
un mes.
"Por supuesto
que estaba enterado, podría decirle a Kathya que la estamos esperando en casa, hasta
luego"
colgué el director y me dirigí a la habitación de mi hijo.
"Steve André de casualidad hay algo que me quieras decir con respecto al
colegio" le di la oportunidad que confesara
"nada, porque papito" me dijo inocentemente
"Uhmm tal vez sea que no sabes nada, porque no vas hace un mes"
mi hijo abrió grande sus ojos y sin que tuviera la oportunidad de empezar a
lloriquear lo deje a poto pelado sobre mis rodillas "tu educación es importante no puedes faltar cuando se te plazca"
¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! esta vez las nalgadas fueron más fuertes que las
anteriores.
"Ayyy suéltame, puedo hacer lo que quiera, vivo solo" me
gritó.
"bueno
eso se soluciona rápido hijo, me quedo contigo y ya no vives solo así no podrás
hacer lo que se te venga en gana" lo rete severo le di una buena zurra.
"Ouchhhh no papi, me duelen los pinchazos, papi cuidado OWwwww me duele, no
papito, voy a ser bueno, voy a ir al cole, no faltare más no peg… castigues
papito, duele mi potito, Aaahhh no papi"
"Al rincón " le ordené mientras lo llevaba hacía la
esquina del cuarto "15 minutos y
ni se te ocurra moverte de aquí"
"no quiero papá esto es de niños, es vergonzoso" lloraba no le
gustaba estar en el rincón.
"te lo ganaste por irrespetuoso hijito, si sientes vergüenza tal vez eso
te ayudara a no volver a cometer el mismo error dos veces"
"papi alguien
puede entrar" me suplicó entre sollozos mientras se
sobaba su traserito teñido de rojo.
"hijo en el rincón no se habla amor, además solo está Nancy en casa"
“Esto es tan
tonto" se quejó intentando salir del rincón.
"Si lo es, igual que tu mal comportamiento, ahora al rincón y sin hablar o
moverte si no quieres que te siga castigando"
Negó con la cabeza al mismo tiempo que volvía
a mirar al rincón.
"ese es
mi chico listo" me quede esperando que pasara los
minutos, " Cachorrito ven aquí"
le dije con todo el amor del mundo lo único que quiero es abrazarlo.
Mi cachorro sin pensarlo se echó a mis
brazos "duele mi potito, papito"
luego comenzó a llorar "ya no me vas a llevar a pasear " lloraba.
"mi vida, si iremos pero debes prometerme que te portaras bien y que
recuperaras hasta la última clase que perdiste" Dije dándole
un beso en la frente.
"lo prometo papi" se puso mimoso "donde me llevará el mejor papito del mundo"
"al campo, iremos a casa hijito" le sonreí sabiendo que le
encantaba ir ahí.
"te amo, como sabias que extrañaba el hogar" se puso triste de
pronto "Seguro que cuando lleguemos
el opa me va a castigar por cómo me he portado”
"no mi
amor, además el opa no está en casa, y quiero a mis cachorros solo para mí "
le sonreí.
Mi hijo me contemplaba como
debatiéndose entre decir algo o no "papi ¿crees que te puedes quedar una temporadita y cuidar a tu
cachorro?" lo sentí indefenso "bueno solo para asegurarte que yo no tenga recaídas” Agrego
y me miro esperanzado esperando mi respuesta.
"Si, estaba
pensando en lo mismo, creo que me quedare unas semanas tal vez un poco más"
"si papito
me gusta mucho la idea" mi niñito me sonrió "te extrañaba un poquito" confesó
con un poco de vergüenza.
¿Solo un
poquito?” lo miré ofendido.
Steve rodó los ojos “bueno está bien, más que un poquito” me
sonrió “papi ya sé lo que quiero par mi
cumpleaños”
¿Qué quiere
me príncipe?” le pregunté curioso, mi hijo no es de los que pide cosas,
si quiere algo simplemente lo compra y listo.
“un crucero”
“Ok, pero será para tu cumpleaños dieciocho”
"No, lo quiero listo cuando cumpla 16" el mocoso me ordenó insolente.
"cámbiame el tonito Steve que soy tu padre no tu empleado" lo
rete “cuando cumplas 18 y se acabó”
"lo
siento papá, no me di cuenta, a los 18 está bien”
Lo mire con amor “espero que no crezcas nunca” le dije
sin pensar.
"te
prometo que tenga la edad siempre seré tu cachorrito y tú siempre serás mi gran
Tigre" me dijo acurrucándose en mi pecho “te amo papi”
Sonreí feliz al oír esas palabras y mi
corazón se llenó de emoción, si sé que Steve un día crecerá y las cosas serán
diferentes, pero mientras tanto lo disfrutare “te amo mi cachorrito” le respondí abrazándolo en mi regazo
y disfrutando el presente a su lado. Así nos aprontamos a pasar nuestras mini
vacaciones, en familia.
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