Camilo
llevaba tres días que no salía de su oficina, estaba enfrascado en un proyecto
imposible. No porque el proyecto fuera difícil sino porque los dos tipejos que
se lo habían encargado estaban a cada momento mareándolo con cambios. Aquel era
el cuarto plano que hacía para ese gimnasio municipal y comenzaba a estar un
pelín cansado. Así que cuando el teléfono sonó y Mario le dijo que le acababan
de ascender y a jefe de proyectos y que esa noche irían los tres a celebrarlo a
Zen- Art su restaurante tibetano favorito, le sonó a gloria bendita y le subió
la moral y volvió a tomar el proyecto con entusiasmo. Camilo estuvo trabajando
como loco hasta las dos del mediodía que hizo un parón para comer un poco de
sopa de tomate que les había dejado su vecina. Su vecina no es que fuera una
ancianita amable que le gusta conversar con los vecinos por la calle. Su vecina
tenía 20 años, era estudiante de segundo año de geología y para pagarse el
alquiler trabajaba en una tienda de sopas para llevar. Y como admiraba mucho a
Mario (Camilo estaba convencido que era algo más que admiración) y era pobre
como una rata, de vez en cuando les traía sopas y productos vegetarianos. Vale,
no era de vez en cuando, eran martes, miércoles y jueves, pero a cambio Mario
le daba clases de refuerzo en el salón de su maravillosamente diseñada y
climatizada casa. Hasta la llegada de Juan, Valeria era lo más parecido a una
ahijada que tenían Mario y Camilo. Camilo estaba absorto en sus pensamientos
cuando el teléfono volvió a sonar, menuda mañanita de llamadas pensó
alegremente Camilo y descolgó el teléfono.
-
¿Diga?
-
¿Señor Mario Macias? (la voz fina de una mujer
joven preguntó)
-
No, soy su marido ¿quién le
llama?
-
Llamó del instituto de
secundaria Vives es referente
(pero Camilo no le dejó acabar su frase)
-
¿le ha pasado algo a Juanito? (preguntó en pánico Camilo,
la secretaria tuvo que hacer un esfuerzo y no reírse tras oír lo de Juanito,
tenía delante de ella a tal “Juanito” y si aquel chico alguna vez fue Juanito
hacía ya mucho tiempo de eso).
-
No, a su cuñado no le pasó
nada. Pero se vio envuelto en una pelea con otro alumno y la política de la
escuela es tolerancia cero a la violencia de cualquier tipo. Y me temo que
tendrá que venir a recogerlo. Por ser su primer día solo se le expulsará tres
días y deberá asistir durante el próximo mes a los talleres que impartimos los
sábados sobre control de la rabia. Bueno el director ya le explicará mejor
¿Puede pasar el señor Macias a recoger a su cuñado?
-
Ahora mismo está trabajando y
me es imposible ponerme en contacto con él. ¿Puedo ir yo a recogerlo?
-
¿Dígame su nombre, por favor?
-
Camilo Alcázar Benavente
-
Déjeme comprobarlo, con
nuestra base de datos (se
escuchó como la secretario tecleaba) si
aparece su nombre como tercer familiar de contacto. Ok, puede venir, no olvide
traer un documento acreditativo de su identidad.
-
Si, descuide, en 15 minutos
estoy ahí (Camilo
tomó las llaves y salió corriendo del apartamento)
Camilo, no corrió, voló. No es
que le sorprendiera mucho lo de la pelea. Bueno, sobretodo viendo como se había
comportado nada más llegar a casa y claro después estaba aquello que le comentó
Mario. Juan le había llegado a alzar la mano a Cristina. Durante toda su
infancia tuvo que soportar las palizas de muchos abusones. Era pelirrojo, de
familia pobre y numerosa, enclenque y medio cegato. Y si eso no era poco, le
gustaba dibujar. Es como si tuviera grabado en la frente “rarito”. Así que era
el blanco fácil de todos los abusones de la escuela. Así que pensar que su
cuñado podía ser uno de esos abusones le hacía hervir la sangre de puro coraje.
Nada más entrar en secretaría vio a Juan, tenía le labio partido, un ojo morado
y la nariz taponado con un montón de algodón. Estaba sentado en una banqueta
justo enfrente de secretaria.
-
Hola Camilo ¿Y Mario? (dijo Juan mirando sobre el
hombro de Camilo a ver si veía a su hermano)
-
Trabajando en el laboratorio,
ahí no tienen cobertura ¿recuerdas?
-
Ahhhh (y bajó la cabeza)
-
¿usted debe de ser el señor
Alcázar, verdad?
(dijo la secretaria asomándose por el mostrador. Camilo asintió) Hemos hablado por teléfono. Le agradezco
la rapidez. ¿Me puede dar su licencia de conducir o alguna tarjeta que lo
identifique, por favor?
-
Claro (sacándose la cartera del bolsillo
interior de la americana y dándole a la secretaria su licencia de conducir)
-
Muchas, gracias, son normas de
la escuela, solo pueden recoger a los alumnos las personas designadas.
-
Si, lo entiendo. Si se sienta
un momentito, el señor Camer, el director lo atenderá en seguida. Está con el
padre del otro chico, pero ya deben estar a punto de salir ¿quiere un vaso de
agua o un café?
-
Si, por favor, un café
-
En seguida se lo traigo (y desapareció de nuevo tras
el mostrador)
-
¿Qué demonios ha pasado? (dijo fulminándolo con la
mirada).
-
Nada (dijo bajito)
-
¿nada? Uno no acaba con esa
cara por nada. Uno no acaba en el despacho del director por nada. Uno no lo
expulsan tres días por nada.
-
Déjalo yo, Camilo, solo quiero
irme a casa.
-
Claro, que te irás a casa, te
han expulsado, lumbreras
(dándole un pequeño collejón). ¡Y en tu
primer día! Cuando lleguemos a casa ya te ajustaré yo las cuentas
-
¡qué! (Juan abrió los ojos como platos,
debía de haber entendido mal)
-
Dime porque narices te
peleaste.
-
No fui yo.
-
Pues parece que los golpes si
que los recibiste tú
(agarrándole por la barbilla y mirándole mejor el ojo morado)
-
¡Nccch déjame, Camilo! (apartándose para que lo
dejara)
-
No me chistes Juanito que ya
estoy suficientemente enfadado como para que me vengas encima chistando.
Contesta, ¿Qué pasó?
-
Nada, un idiota que no paraba
de tocarme las pelotas y tuve que arrearle para ponerlo en su lugar (Camilo estaba alucinando
pepinillos fosforitos, Juan estaba hablando como un auténtico macarra. Camilo
se pasó la mano por la cara, eso no podía ser cierto. El rollo de joven
enamorado atormentado había ido demasiado lejos, Juan si continuaba así,
Juanito se iba a convertir en un delincuente).
-
No me lo puedo creer. Juanito
tú no eres así.
-
Ya te he dicho que no fue
culpa mía, empezó él.
-
Me importa una mierda quien
empezara, la violencia jamás es una salida, ¿pero donde narices has aprendido
que está bien usar los puños?
-
Esto es el instituto si dejo
que me ninguneen el primer día, mejor me pego un tiro porque mi vida aquí no
valdrá una mierda.
-
Mira, niñato, esto es un
instituto no la mafia rusa, tienes 17 años no 13, así que no me vengas con
tonterías de ningunear. En los institutos se “ningunea” a los pobrecillos de
primer y segundo curso, no a los del último. Y aunque así fuera, debiste
ignorarlo y si eso no funcionaba debiste intentar dialogar y si eso no
funcionaba debiste acudir a un profesor y sino al llegar a casa habrías de
habérnoslo dicho a tu hermano o a mí. ¡Pero liarte a puñetazos como un simple
maleante! ¡Eso jamás! (en
ese momento llegó la secretaria con el café y se hizo un incómodo silencio. Al
cabo de un rato salieron del despacho un chico que parecía un armario ropero.
Al menos Juan no era un abusa enanos, pensó Camilo. Y un minuto más tarde salió
le padre del chico. Camilo quería morirse, conocía a ese tipo. Era el dueño de
un pequeño concesionario a las afueras de la ciudad. Además iban al mismo
gimnasio).
-
¿Camilo? ¿qué haces tú aquí?
-
Ya ves, parece que tú hijo y
mi cuñadito han tenido un pequeño altercado (mirando al muchacho que tenía un
aspecto realmente lamentable, Juan le había dado una buena paliza, y eso que
hacía dos como Juan).
-
Lo siento mucho Camilo, el
director ya ha tenido unas palabras con mi chico, pero te aseguro que cuando
lleguemos a casa yo también tendré las mías con él (la cara de terror del chico era un
poema) ¡Walter! ¿no tienes nada que
decir? (rugió aquel hombre y el muchacho tembló como una hoja)
-
Lo siento, juan, no debí
decirte esas cosas ni meterme con tu familia (dijo sin poder levantar la cabeza.
Juan ni le contestó, simplemente apartó la cara).
-
Mira chico, mi hijo a veces es
un auténtico capullo, pero te aseguro que jamás volverá llamarte paleto o a
insinuar que te acuestas con tu madre (entonces camilo lo entendió todo) o nada por el estilo. Tienes mi palabra, muchacho. Venga, Walter, nos
vamos para casa.
-
Si, señor (dijo en un hilito de voz y
aquel hombre lo agarró fuerte del brazo y salieron de la secretaria)
-
¿señor Macias? (dijo el director alargándole
la mano)
-
No, soy el marido de Mario
Macias, el hermano del chico
(tendiéndole también la mano)
-
Si, algo me comentó la
secretaria, disculpe, ha sido una tarde movidita. Por favor pasen a mi
despacho.
-
Gracias (y Camilo y Juan entraron en
el despacho del director. No importaba cuantos años tuvieses, entrar en el
despacho del director seguía imponiendo. Aunque fueras adulto, no fueras a esa
escuela y no hubieras hecho nada malo). Gracias
por venir tan pronto, por favor tomen asiento (dijo el director muy
educado) me hubiera gustado conocerlo en
otras circunstancias, pero debido las actuales circunstancias me temo que no es
así. Normalmente tardó más en conocer a los muchachos u mucho más a sus
familiares. Pero Juan ha hecho una gran primera impresión en la escuela (Camilo
apretó mucho los puños y le echó una rápida miradita de puro enojo a Juan). Señor Álvarez.
-
Alcázar (corrigió Camilo)
-
Disculpe de nuevo, señor
Alcázar, en esta escuela tenemos una política muy severa con lo que respecta a
la violencia física y verbal. No toleramos la más mínima señal de violencia
física o verbal. Y condenamos cualquier acto violento, vejatorio o denigrante
perpetrado entre nuestros estudiantes o profesorado. Aunque sabemos que su
cuñado no empezó la pelea, si que fue el primero en dar el primer puñetazo, y
no sé paró en ese primer puñetazo. Como ha podido comprobar los dos chicos
parecen salidos de una película de guerra más que de una clase de bilogía. Como
es su primer día, y cómo he dicho nos consta que el otro alumno se pasó el día
hostigándolo, solo vamos a aplicar una sanción leve (el director le dio un papel a ambos)
deben firmar en donde pone alumno y
tutor) con la fecha de mañana. (Juan ni se lo miró solo lo firmó y se lo
dejó encima de la mesa del director. Pero Camilo si que se lo leyó y cuando
llegó por la mitad, levantó la mirada y miró al director. Y el director
asintió. Camilo continuo leyendo y finalmente lo firmó y se lo entregó)
-
Bueno Juan, espero que estos
tres días te sirvan par reflexionar sobre tu mala conducta. El viernes te
esperamos de nuevo, y esperamos que esto quede como un triste incidente
aislado.
-
Si, señor (dijo Juan, levantándose de
la silla)
-
Juan, aun queda una cosa más (Juan se volvió a sentar) veo que no te has leído el documento que
te he dado a firmar.
-
Es mi carta de expulsión ¿no?
-
No, tu carta de expulsión la debo
firmar yo. Eso era la carta del correctivo.
-
¿la carta del correctivo?
-
Si, al matricularte en esta
escuela tu hermano, Mario, marcó la casilla CCC
-
¿y eso qué es? (preguntó Juan sin saber a
que venía ahora todo aquello de clausulas y firmas y papeles)
-
Esto es una escuela privada (le dijo Camilo)
-
¿y? (Juan sabía perfectamente que era una
escuela privada, llevaba uniforme y los profesores no parecían a punto de
pegarse un tiro)
-
CCC significa (continuo Camilo) castigo corporal consentido.
-
¿perdón? ¿qué es lo que acabas
de decir? (Juan
estaba alucinando, no podía ser cierto lo que acababa de decirle, se trataba de
una broma para meterle el miedo en el cuerpo. No existía una cláusula de es
tipo ¿verdad?)
-
Según las leyes de este
Estado, el castigo corporal se deberá dar en presencia de al menos 3 adultos,
con una pala de educación o con una vara senior homologada por el ministerio de
educación (el
director estaba leyendo el papel que habían firmado Juan y Camilo). Siempre con el previo consentimiento del
tutor (el director levantó la cabeza y dejó de leer) por eso ponemos la casilla CCC en los documentos de la matriculación (volvió
a leer el documento). Los golpes no
podrán ser inferiores a 6 ni superiores a 20, ni podrán ser en días
consecutivos. El correctivo deberá ser aplicado siempre sobre el uniforme del
estudiante y preferiblemente ante su tutor legal o familiar más cercano.
-
No, puede ser (dijo levantándose de la
silla)
-
Juan, siéntate (dijo Camilo en un tono que
hizo que hasta el mismo directo tragase saliva. Juan miró confundido a Camilo,
pero se sentó)
-
¿Que va a ser? (preguntó Camilo que parecía
más familiarizado con la casilla CCC que su cuñado)
-
Me temo que serán 10 con la
pala, los estatutos de la escuela son muy tajantes con eso, seré rápido ¿Juan? (dirigiéndose ahora al chico)
-
No me lo puedo creer ¿en serio
le vas a dejar que me pegue con una pala?
-
Mario marcó la casilla por
algo. Y aunque no la hubiera marcado estoy de acuerdo, a la escuela se viene a
aprender no a pelearse como un vulgar matonzuelo de tres al cuarto.
-
¿Y si me niego?
-
En ese caso se concertará una
segunda cita con su tutor legal y él tutor legal será el encargado de aplicar
el correctivo si lo cree pertinente (Juan sabía que si le daban una pala a Mario su culo
estaba muerto, además el director se había mostrado todo el rato mable y le
había dicho que sería rápido).
-
De acuerdo.
-
Me alegra que hayas entrado en
razón, por lo general, cuando se concierta una segunda cita, los chicos suelen
acabar mucho más adoloridos que si hubieran aceptado de buen grado mi primera
oferta (Juan
sabía que ese sería su caso). Muy bien
manos en frente sobre la pared, así separadas, un poco más inclinado (el
director le ayudó a colocarse bien) las
piernas un poco más separadas (Camilo reconocía muy bien esa pose, en sus
tiempos era lo más habitual castigar así en las escuelas, actualmente solo lo
hacían las privadas), así está bien. No
se mueva. Debe contarlas de forma respetuosa, una señor, dos señor, tres señor,
hasta llegar a la diez que debe decir, “diez señor, aprendí mi lección” (Juan
estaba muerto de vergüenza ni se atrevía a girarse y mirar al director a la
cara. El director cumplió con su palabra fueron 10 palazos, fueron duros pero
también rápidos, en cuanto acababa de dar la replica caía el siguiente. Parecía
increíble que aquello no le hubiera tomado ni un minuto pero Juan estaba
convencido que él iba a doler durante horas, quizás días).
-
PLACK
-
Uno, señor (dijo Juan aguantando la
respiración)
-
PLACK
-
Dos, señor (Juan estaba seguro que aquella
maldita pala era de hierro recubierta de una fina lamina de madera)
-
PLACK
-
Tressssss, señor (Juan tembló todo él al
recibir el tercer palazo)
-
PLACK
-
Grrrrrrrrr cua-tro, señor (había empezado a tener
problemas para vocalizar)
-
PLACK
-
Cincogrrrrrrrrrrarggggggggg,
señor (las lágrimas
caían ya descontroladas)
-
PLACK
-
seis, señor (Juan empezó a acelerar la
respiración las piernas le iban a fallar de un momento a otro)
-
PLACK
-
SIETE, señor (lo de haber pasado ya el
ecuador, no era ningún consuelo, esas seis primeras habían sido terroríficas)
-
PLACK
-
OCHOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
ARGGGGGGGGG, SEÑOR
(La espalda de Juan se arqueó totalmente. El directo aguardó unos segundos)
-
Por favor reasuma la posición.
Solo te quedan dos, Juan (dijo
el director en un tono demasiado fraternal para estar empuñando una pala) PLACK
-
AAAAAAAAAAAAAAH
NUEEEEEEEEEEEVE SEÑOR
(Juan empezó a toser) AJUM AJUMAJUM
-
PLACK (alzó un poco más la pala y dio con
un poco más de brío)
-
AAAAAAAAAAA AJUM AJUM DIEZ,
señor, aprendí mi lección
(Juan estaba apunto de caerse al suelo de rodillas, permaneció un rato más en
esa posición, Camilo empezó a pensar que el director lo había clavado a la
pared con la pala como si Juan fuera un clavo y la pala un martillo)
-
Lo has hecho
extraordinariamente bien Juan
(Juan finalmente se reincorporó. Y miró con extremo odio al director ¡yupi! soy
un as recibiendo palizas- Será gilipollas el tío este, no te jode. Pensó Juan
para si mismo) te esperamos de vuelta el
viernes. Señor Alcázar, espero que la próxima vez que nos veamos sean en
mejores circunstancias.
-
Yo también, y gracias (Camilo se despidió del
director y la secretaria y agarró por el cogote a Juan y se lo llevó de aquella
maldita escuela. Camilo odiaba el olor a tiza y cuadernos y productos de
limpieza industrial. Le traían malos recuerdos. Una vez estuvieron fuera del
instituto. Camilo se detuvo un instante y le dijo al oído a Juan) Cuando lleguemos a casa te quiero directo a
la esquina suroeste del salón (Juan lo miró como si fuera un alienígena) que te quiero con tu nariz pegadita en el
rincón de la derecha (dijo otra vez con aquel tono de voz que hacía que
Juan quisiera correr a los brazos de su madre y pedirle que lo acurrucara. Pero
su madre estaba muerta y él tenía ya 17 años, demasiado viejo para ser
acurrucado)
Juan llevaba más de una hora con
la nariz contra la pared, el dolor de sus posaderas comenzaba a calmarse, nunca
pensó que una maldita tabla pudiera hacer tanto daño. Y para colmo ahora estaba
ahí castigado como si fuera un maldito niño de parvulario. Si seguía de píe ahí
era solo porque sabía que si se ponía muy estúpido con Camilo, fuera lo que
fuese que tuviese en mente Mario se iba triplicar. Y su trasero había tenido
por aquel día suficiente trato especial.
Camilo había podido contactar
con la universidad, al fin, Mario había tenido que ir a una excavación, porque
habían encontrado una veta de un mineral muy extraño y querían su opinión. Así
que no regresaría hasta la hora de cenar para celebrar su ascenso. Camilo, le
hubiera encantado en ese momento que su marido, hubiera regresado pronto a
casa. No porque no se viera capaz de castigar a Juan, sino porque no sabía si
sería capaz de controlar su rabia con el muchacho. ¡Su primer día de escuela y
expulsado! Y por liarse a puñetazos con un compañero. Juan tenía un problema
muy grande de autocontrol. Cuando se enfadaba dejaba que toda su rabia y
frustración salieran de la forma más violenta. Y Camilo, tenía una cosa muy
clara, no iba a vivir con una persona así. No iba a permitir que Juan se
convirtiera en uno de esos tipos que se parten la cara en un bar con un total
desconocido porque le han mirado mal o porque no les ha gustado lo que le han
dicho. Camilo respiró hondo, se remangó la camisa y sacó del armario una correa
de piel, del disfraz de colono de aquel año nuevo en que Mario iba de indio y
él de colono. Nunca pensó que volviera a utilizar esa correa y mucho menos para
ese fin. Dobló la correa con sumo cuidado, para que la hebilla no pudiera
hacerle daño a Juan y salió a enfrentarse con el pequeño Mohamed Ali.
Juan oyó la puerta de la
habitación de Mario cerrarse, al fin podría salir de ese rinconcito estúpido.
Camilo se quedó de píe mirando a Juan un minuto preparándose mentalmente para
los fuegos artificiales. Respiró hondo y con paso decidido fue hasta donde
estaba Juan y lo agarró por la oreja. Juan no se esperaba para nada que Camilo
lo agarrara por la oreja si mediar palabra alguna.
-
auuuuuuuuuuuuuuuu
(llevándose la mano a la oreja, pero Camilo no soltaba la pobre orejita) Camiloooooooooooooooo
-
te gusta golpear a la gente ¿no? ¿Pues vamos a ver cuanto te gusta que esto (enseñándole el cinturón) golpee tu estúpido culo? ZWASS (y le
dio un correazo en todo el muslo)
-
Arggggh Camilo noooooooooo
(dijo Juan en pánico mientras Camilo lo arrastraba hacía el sofá) por favor (dijo suplicando)
-
¿No? Lo siento jovencito, pero no has oído eso de que la violencia solo genera
violencia
ZWASS ZWASSZWASS (Camilo le dio otros tres correazos en los muslos. Juan dio un
brinquito en cada uno y se llevó la mano libre al trasero para intentar
cubrirse)
-
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaauauau Para Camilo, por favor, duele.
-
¿y los golpes que le diste al pobre muchacho no crees que le dolieron? ZWASS ZWASSZWASS (otros tres
correazos sobre el otro muslo)
-
AAAAhhhhhhhh Fue una pelea, él también me golpeó (intentaba dialogar con Camilo para
que dejara de pegarle con el dichoso cinturón).
-
El director dijo que tú fuiste el que dio el primer puñetazo (dijo Camilo entre dientes).
-
Pero solo porque llevaba toda la mañana dándome por culo ZWASSSS (un correazo especialmente
duro cayó sobre el trasero de Juan) Auuuuuuuuuuuuuuuu
¡Camilo, para, por dios!
-
No, no voy a parar, es más todavía no he ni empezado. Voy a quitarte yo esa
costumbre que te ha dado a ti ahora de emprenderla a golpes cada vez que no te
sales con la tuya.
-
¿No crees que pegarme por que pegué alguien es un poco hipócrita? (dijo intentando zafarse una
vez más del agarré férreo de Camilo)
-
¿En serio? ¿Crees que esto se compara con lo que tú has hecho? Porque si es así
tiene un gran problema de percepción, niñito. (Camilo finalmente, dejó el cinturón
sobre el sofá y empezó a desabrochar el pantalón de Juan. Juan intento
impedírselo, pero solo logró que Camilo le retorciera aun más la oreja) Yo te estoy castigando porque hiciste algo
tan intolerable como pelearte a puñetazos contra una persona. Vamos a ver si me
explico bien,… (Y una vez los pantalones del uniforme de Juan cayeron hasta
los tobillos. Camilo se sentó en el sofá colocando el trasero del muchacho
justo encima de sus rodillas) para que lo
entienda esa cabecita hueca de ahí, has sido un niño malo y tete Camilo te está
haciendo ay ay en el culete, para que no vuelvas a ser un niñito malo. (Camilo le engurroñó el slip para en el
siguiente asalto, poder tener una mejor vista de las nalguitas rosaditas de
Juan y volvió a adoptar un tono más sobrio) Juan es imperdonable, uno no puede ir descargando toda su rabia y
frustración a base de puñetazos y patadas. No puedes golpear a la gente porque
te molestan o no te gusta lo que te dicen, no puedes tirarle cosas a la cara y
no puedes dar bofetones para acallar algo que aunque no te guste oírlo es
cierto.
-
¡Suéltame, te odio! (intentando
levantarse, pero Camilo era mucho más fuerte que él).
-
Siento mucho oír eso, porque yo te quiero mucho, te quiero como si fueras mi
hermano de sangre, y no pienso dejar que un hermano mío caiga en un
comportamiento tan burdo y zafio ZWASSSS ZWASSSSZWASSSSZWASSSSZWASSSSZWASSSS (y Camilo
dejó caer seis veces seguidas en cinturón sobre las pobres nalgas de Juan que
aun estaban un poco rosaditas por la pala).
-
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH NOOOOOOOOOOOOOOOOOO
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAUUUUUUUUUUUUUUU
PARA PARA AHHHHHHHHHHHHHHHH TE ODIO AAAAAAAAAHHHHHHHHHHH (Juan se retorcía pero Camilo
lo tenía bien agarrado, aquella no era la primera vez que calentaba el culo a
alguien y sabía bien lo que hacía)
-
Juan, sé que lo estás pasando mal. Es duro estar lejos de casa. Es duro
enamorarse de la persona que no toca. Pero eso no te excusa para comportarte
como un auténtico salvaje.
ZWASSSS ZWASSSSZWASSSSZWASSSSZWASSSSZWASSSS (las siguientes seis no fueron tan
rápidas camilo se tomó su tiempo entre cuerazo y cuerazo, para que Juan le
diera tiempo para asimilar bien el dolor. Juan hubiera preferido que no hubiera
pausa entre correazo y correazo, aquello era mucho peor cada nuevo golpe se
sentía con más viveza).
-
¡Tú no sabes una mierda! Ni te atrevas a hablar de algo que no tienes ni idea,
no tienes derecho
auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuahhhhhaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaauunooooooooooooooooooooo
-
Juanito, no estás en la mejor postura de mandar a callar a nadie ZWASSSS ZWASSSS ZWASSSS más bien estás en muy buena postura para
escuchar ZWASSSS ZWASSSS ZWASSSS Todos
hemos pasado por un mal de amores. Vale, tú te has enamorado de Cristina que es
la esposa de tu hermano y que te ha criado como a un hijo estos últimos años.
Pero si necesitas desahogarte, deberías hablar conmigo o con tu hermano. Te
sorprendería saber cuanto te puede ayudar Mario a superar esto.
-
Ella no es mi madre
-
No, no lo es. No es tu madre. Pero métete en esa cabecita que Cristina te
quiere como a un hijo y eso no va a cambiar. Así que aprovecha esta oportunidad
e intenta superarlo. Y sobre todo deja de comportarte como un auténtico
gilipollas. Porque aquí no tienes que demostrar nada a nadie. Solo tienes que
ser tu mismo. Y Juanito, sé que eres un chico bueno y listo, así que no quiero
volver a tener esta charla contigo nuevamente ZWASSSS ZWASSSS ZWASSSS ZWASSSS ZWASSSS
ZWASSSS (Camilo dejó el cinturón) ¡Al
rincón! (rugió Camilo. Juan se levantó todo lloroso y se subió los
pantalones y se fue al rincón. Camilo tomó el cinturón y fue a dejarlo a su
sitio. Algo le decía que debía dejarlo guardado pero a mano) Ok (dijo al entrar de nuevo al salón) acabemos con esto. Hoy han ascendido a tu
hermano y cuando llegué nos va a llevar a cenar fuera para celebrarlo. Y no
quiero que estés toda la cena revolviéndote en la silla.
-
¿No sé lo vas a decir a Mario?
(a Juan se le iluminó la cara a pesar de estar aun roja y llena de lagrimas).
-
no (dijo muy
seco)
-
gracias, gracias, gracias
(abrazándolo y dándole un montón de besos. Juan estaba seguro que Mario cuando
se enterara también querría tener unas palabras de tu a tu con él, más
concretamente con su trasero)
-
No se lo pienso decir yo, se lo dirás tú mañana en el desayuno (la cara de Juan se volvió a
entristecer) Hoy es el gran día de tu
hermano. Mario lleva tres años detrás de ese ascenso, y no quiero que tu
maldita estupidez le amargue su gran día ¿entendido? (Juan solo asintió. Por él
estaba bien, a sí su culo tendría lago de paz esa noche) muy bien. Te di 18 con
el cinturón serán el doble con la zapatilla (agarrando su propia pantufla).
Sobre mis rodillas.
-
Por favor, Camilo, ya me duele horrores. Hoy ya recibí mucho. Y seguro que
mañana cuando Mario se entere, me volverá a dar (le suplicó Juan intentando que
Camilo se apiadara de él).
-
Juan, si no estás sobre mis rodillas a la de tres, te juro que la cena de esta
noche te va a resultar la cena más larga e incómoda de tu vida. Uno (Camilo arqueó la ceja)
-
te odio
-
dos (pero no
hizo falta que llegara a tres, Juan corrió a ponerse de nuevo sobre las
rodillas de Camilo. Camilo lo levantó un segundo para poder quitarle los
pantalones y lo volvió a colocar sobre sus rodillas. Una vez bien colocado le enmaraño
nuevamente el slip) Voy a ser indulgente
contigo niñito, porque como muy bien has dicho mañana en cuanto tu hermano se
enteré que te expulsaron 3 días en tu primer día de clase por pelearte tu
trasero no valdrá ni un céntimo. Pero quiero que te quede claro. Si vuelves a
dejar que ese mal carácter tuyo saque lo peor de ti te aseguro que para cuando
Mario trate contigo no va a tener mucho donde tratar. En menos de una semana
has hecho dos de las cosas que considero más despreciables en este mundo. Uno,
liarte a puñetazos y Dos, violar mi intimidad. Y si mi intención cuando
llegaste aquí era mimarte y tratarte como a un auténtico rey… ahora solo
pretendo que cuando acabe este curso, sin importar lo que decidas hacer con tu
vida, seas un hombre respetable.
-
Camilo, por favor, lo siento, no volveré a pelarme más, te lo juro, pero no me
pegues más.
-
Pobre de ti que vuelvan a llamar de la escuela para decirnos que te has
peleado. Porque te aseguro que si lo vuelven a hacer vas a estar sentándote
sobre un flotador durante una semana PLAFF PLAFF PLAFF (Camilo hizo una pequeña pausa) PLAFF
PLAFF PLAFF (tres más sobre la mima nalga y otra pequeña pausa) PLAFF PLAFF
PLAFF (una vez más)
-
AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
NOOOOOOOOOOOOOOOOOO ARRGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGHHHHH
-
No más ataques de ira
PLAFF PLAFF PLAFF (Camilo empezó a castigar la otra nalga de la misma manera
tres golpes bien duros y una pequeña pausa par que el chico asimilara al
100X100 el castigo) PLAFF PLAFF PLAFF (otras tres en la misma nalga y otra
pausa) No más pataletas de mocosos
consentido PLAFF PLAFF PLAFF No más
llamadas del director PLAFF PLAFF PLAFF (Camilo hizo una pausa un poco más
larga hasta que Juan recuperó la respiración normal)
- NOOOOOOOOOOOOOOOO
AUUUUUUUUUU AUUUUUUUUUUUUU NOOOOOOOOOOOOOOOO POR FAVOR CAMILO AUUUUUUUUUUUUUUU.
- PLAFF PLAFF PLAFF (Camilo
empezó a castigar de nuevo la nalga derecho, con la misma técnica sistemática e
inconmovible) Juan, no quiero tener que
repetir esto pero…PLAFF PLAFF PLAFF
(Camilo aplicó otras tres en la misma nalga y volvió a pararse) ten por seguro que si he de hacerlo la
próxima vez lo haré mejor. PLAFF PLAFF PLAFF
-
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH NOOOOOOOOOOOOOOO NO POR FAVOR, NO MÁS,
NOOOOO, LO SIENTO AUUUUUUUUUUUUUU NO LO VOLVERÉ A HACER AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH
LO JURO AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
-
PLAFF PLAFF
PLAFF (las tres cayeron sobre la nalga izquierda. Camilo hizo pausa entre
nalgada y nalgada en vez de cada tres)
-
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH NUNCA MÁS LO JURO AAAAAHHHHHHHHHHHHHH
-
Tres más y habremos acabado Juan PLAFF PLAFF PLAFF (y esa tres últimas cayeron como una
plaga bíblica sobre el trasero de Juan) Shhhhhhhhhhhhhhh
ya está, ya está shhhhhhhhhhhhhhhhhhh respira Juan, respira Juanito
-
lo sientooooooooooo sniff sniff yo no quise enfadarte auuuuuuuuuuuuuuuu yo no
quiero que me odiéis sniff sniff (Juan hablaba sin apenas vocalizar y entre gimoteos y
llantos)
-shhhhhhhhhhhhhh
ya, mi niño, ya, ya pasó. Juanito, ya está, cálmate, respira hondo. Nadie te
odia, quizás esté bastante decepcionado contigo pero sé que pronto volverás a
ser el Juanito que todos queremos y nos gusta malcriar shhhhhhhhhhhhhhhh ya ya
- lo siento, de verdad, lo siento. Yo no quise causaros molestias. No
pensé, solo quería hacerlo callar él dijo cosas horribles, pero lo cierto es
que ojala esas cosas horribles fueran verdad. Soy un degenerado lo sé.
-
Ey, Ey, alto ahí, niñito. No quiero volver a oírte decir eso ¿He de ir a por el
cinturón de nuevo? No me gusta nada esa palabra, Juan. No quiero volver a
escucharla jamás
(le dijo muy serio) No eres un
degenerado, eres joven y estás enamorado de una persona que no te corresponde.
¿Tú no ves a Cristina como tu madre, verdad?
-
No, yo tengo una madre. Sé que murió hace ya 8 años, pero sigue siendo mi única
madre y lo será siempre
(Juan seguía llorando pero ya más calmado).
-
Entonces no tienes nada de que avergonzarte, no hay nada malo en ti. Juan,
deberías hablar con Mario de esto.
-
nooooooooooooo por favor no quiero que piense que soy un monstruo, o algo así.
-
ya te eh dicho que no hay nada malo en ti. Además Mario podría ayudarte, él
pasó por lago muy parecido.
- Camilo yo no soy gay.
-
ja jajaja ¿no? ¿En serio?
-
Nooooooooo (dijo
un poco indignado)
-
¿Es que hay algo malo en ser gay? (metiéndose con su cuñadito como le gustaba hacer)
-
no, yo no he dicho eso. Solo digo que yo no soy gay.
-
lo sé, tonto. Si fueras gay estaría enamorado de mí y no de Cristina. Y
sinceramente no podría culparte por ello
- Ja jajaja muy graciosos Camilo (Camilo se alegró ver como el
chico volvía a reír)
-
Deberías hablar con Mario. ¿Nunca té contó su primer amor?
-
¿Blanca? Si salió con ella tres años, hasta que se vino a estudiar a la
universidad, aquí. Y salió por fin del armario.
-
He dicho el primer amor, no la primera novia. ¡Oh, venga, Juanito! no me tomes
por tonto, hasta tú tienes novia y no por eso estás enamorado de ella, ¿no?
-
¿Estaba enamorado de alguien del pueblo? ¡No jodas! ¿De quién?
-
¡Esa boquita, niño!
(dijo un poco serio amonestando al chico que ya parecía haber olvidado por
completo que minutos atrás estaba sobre sus rodillas) Eso mejor se lo preguntas a tu hermano. No es cosa mía contártelo.
-
Porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
(dijo poniéndole ojitos de corderito).
-
Ni lo intentes, Juanito. Tu hermano ya me tiene totalmente inmunizado a esos
ojitos. Habla con él, te hará bien (volviendo a ponerse en plan paternal con su cuñado).
-
Dame una pista, Camilo
-
¡Anda! y ve a acostarte un ratito antes que venga tu hermano y nos lleve a
celebrar su merecido ascenso.
-
¿Por qué letra empieza?
-
JAJAJAJ a tu habitación
(dándole una pequeña palmadita para que se fuera)
-
¡AUUUUUUUUUUUUUU QUÉ DUELE!
- ¡Pues quién lo diría! Quizás deba asegurarme (hizo remangándose la
manga)
-
¡No, no, no, ya me acuesto, ya me acuesto! (y salió corriendo hacia su
habitación cubriéndose la retaguardia)
Mario llegó a casa sobre las
ocho, eufórico, con una botella de champagne y un cheque con un bono que le
habían dado a parte del ascenso y del aumento de sueldo. Mario quería llevarse
a Camilo a Paris esa misma noche para celebrarlo. Pero Camilo le hizo bajar de
las nubes diciéndole que al día siguiente los dos tenían que ir a trabajar.
Pero Mario estaba tan contento que aun así podría haber tomado un vuelo esa
misma noche y plantarse los dos en París para un par de horas solo.
-
¿Y Juan?
-
Justo acaba de entrar en la ducha.
-
mmmmm. (Mordiéndole
el lóbulo de la oreja)
-
shhhhhhhh Mario que nos puede pillar tu hermanito.
-
¡Y qué estamos casados! (Camilo
le echó una miradita de reproche) pues
vayamos a nuestra habitación (tirando de él)
-
Creí que querías llevarnos a cenar fuera para celebrarlo (dejando el peso muerto para
que no tirase de él).
-
y os voy a llevar, pero mientras mi hermano se ducha y se viste tú y yo…
-
Marioooooo que nos conocemos
-
uno rapidito por fiiiiii
(poniendo morritos como un niño pequeño)
-
ya conozco yo tus “uno rapidito”.
-
Oh venga Camilo, que no todos los días me ascienden (volviendo a tirar de él).
-
¿Y no puedes esperar a esta noche? A que esté el niño acostado y tú y yo
podamos celebrarlo a solas.
-
es que está noche lo vamos a celebrar a solas esto solo es un pequeño adelanto,
para abrir boca jajaja
(dijo tirándose sobre él en el sofá como si fueran dos adolescente)
-
vale, pero aquí no, nada más falta que salga tu hermanito de la ducha y nos
pille con los pantalones bajados otra vez.
-
¿Otra vez? ¿Cuándo nos ha pillado él…? ¡Ah! ¡El día que entró en nuestra
habitación! ¿Aun sigues molesto con él por eso? (dijo intentando ponerse serio)
-
no, eso ya está perdonado.
-
Eres un santo, Camilo. Ahora vamos a la habitación a que me excomulguen por
profanar el cuerpo de un santo jajaja
-
Idiota jajaja
(y los dos corrieron a la habitación como si tuvieran 15 años y se hubieran
quedado en cas sin padres)
Aquella
noche fuero al restaurante favorito de Mario Y Camilo, era un tibetano que se
necesitaba apuntarse a la lista de espera con tres semanas de antelación. Pero
Camilo conocía al propietario y le hizo una llamada pidiéndole un favor
especial. Así que logró mesa para tres para esa misma noche. Mario quizás bebió
un poquito más de lo habitual e iba “contentillo” cantando por la calle. Camilo
y Juan no podían parar de reír al ver a Mario comportarse como un adolescente.
Cuando ya estaban en el portal de casa Mario le insistió a en ir a tomar un
café en la pequeña cafetería donde hacía 9 años se le había declarado. Camilo
decía que era muy tarde pero Mario logró convencerle, tras que Juan decidiera
meterse en casa y dejar un poco de intimidad a los dos tortolitos.
A
la mañana siguiente Mario seguía con una sonrisa de tonto de punta a punta de
la cara. Pero era él único que parecía feliz. Camilo parecía preocupado por
lago y Juan estaba muy callado. Cuando ya llevaban un buen rato desayunando
Mario no pudo más.
- Tampoco nos acostamos tan
tarde ¿a qué vienen esos ánimos? (Camilo le echó una miradita a Juan y Juan lo miró con
ojos de suplica y negó sutilmente con la cabeza) A ver. Aquí está pasando algo y yo no me estoy enterando ¿Qué pasa
aquí? (dijo Mario mirando a Camilo)
- Juan (dijo camilo cruzándose de
brazos)
- por favor (dijo suplicándole)
- Juaaaaaaaaaan (dijo entre dientes. Mario
reconocía demasiado bien ese tono de voz de su marido. Y se le esfumó toda la
alegría de golpe)
- ¿Qué ha pasado ya? (dijo poniéndose en lo peor,
o en lo que el creía que era ponerse en lo peor)
- Ayer me expulsaron de la
escuela (dijo
rapidísimo Juan)
- ¡QUÉ! (dijo Mario con lo ojos bien
abiertos. Juan se echó hacía atrás en la silla todo lo que pudo)
- un chico me estuvo todo el
día molestando y al final no pude más y me peleé con él. El director y Camilo
ya me han castigado
(añadió también rapidísimo Juan no se atrevía a mirar directamente a los ojos a
Mario, sabía que estaba rojo de furia).
- ¿Cuánto tiempo te han
expulsado? (intentaba
sonar calmado pero nada más lejos aquel tono ponía los pelos de punta hasta a
Camilo).
-
Tres días (dijo bajando aun más la
cabeza y en un susurro de vez).
- Se acabó el desayuno. Ve a
tu cuarto y me esperas.
- pero ya me castigaron, el
director de esa estúpida escuela con la pala y ayer Camilo con la correar y la
zapatilla (dijo
Juan desesperado).
- ¡He dicho que te vayas a tu
habitación, Juan!
(dijo rechinando los dientes).
- Pero no es justo (dijo con carita de perrito
apaleado) ellos ya (pero no acabó la
frase, Mario se levantó como un toro en plena estampida y dio la vuelta al mesa
lo levantó muy brusco de la silla y lo inclinó sobre la mesa, volcando el vaso
del zumo sobre el mantel y le dio 5 duras nalgadas y lo volvió a levantar y
apuntó a su cuarto) AAAAAAAAAAAAAAAH
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO AU AU
- ¡A TU HABITACIÓN YA! (bramó Mario Juan se secó las
lágrimas con la manga de la camisa y salió corriendo)
- Y Tú lo sabias, ayer durante
toda la cena lo sabías y dejaste que yo estuviera haciendo el payaso mientras
él se debía de estar regocijando de…
- Mario, para ya. Juan no se
estaba regocijando de nada. Y fui yo quien el dije que esperara a esta mañana
para decírtelo. No queríamos arruinarte tu gran día (Mario se quedó unos segundos
pensando).
- me voy a trabajar (dijo agarrando la americana
del respaldo de la silla)
- Mariooooo
- Nooo, Camilo, déjame ahora
mismo no soy bueno para hablar.
- de acuerdo ¿aun vendrás para
almorzar?
- si, para entonces ya se me
habrá pasado. No quiero que salga de esa habitación hasta que yo regrese, solo
para ir al baño. Y asegúrate que cuando yo regrese no queda nada que pueda ser
remotamente divertido en su habitación. Está expulsado, no de vacaciones (Mario le dio un beso rápido
y frío a Camilo y se fue. Camilo se quedó sentado solo en la mesa un rato
pensando que quizás no había sabido llevar tan bien como creía la situación. Al
cabo de un rato fue a la habitación de Juan. Juan estaba tumbado en la cama
llorando).
- Juanito, soy yo, Camilo,
gírate hombre y mírame
(Juan ni se movió)
- Déjame solo, Camilo (dijo sin levantar la
cabeza).
- En tu familia todos tenéis
un muy mal pronto. Ya deberías saberlo. Me ha dicho que al medio día ya
hablaría contigo.
- Si, ya sé que charla va a
tener conmigo
(dijo sonando como un niño pequeño).
- Juanito, tu hermano te
quiere y quiere lo mejor para ti, y cuando haces cosas como estás te estás
cerrando tantas puertas que se frustra. Y Mario frustrado es peor que una
estampida de bisontes en un centro comercial.
- genial (dijo con ironía y aun sin
levantar la cabeza de la almohada).
- Mira Juanito, conozco muy
bien a tu hermano y esto se le pasa en una hora. Es incluso mejor para ti, que
se haya ido a trabajar.
- Ni si quiera me ha dicho
adiós, me odia.
- Oh, por favor Juan, no me
seas melodramático. No te odia, solo está frustrado contigo. Se supone que te
ha traído a casa para que te centrases. Y en tu primer día de escuela aquí no
tan solo no te centras sino que consigues algo que jamás en tu vida habías
hecho, consigues que te expulsen. Venga ayúdame a sacar de aquí la tele, el
equipo de música y el portátil.
- ¡Qué! (ahora si que se giró)
- No me mires así. Idea de tu
hermano.
- Pero tú ya me castigaste.
- Y no te quitaría la tele y
las demás cosas. Pero ha sido idea de tu hermano, venga, mueve el culo, que
tengo mucho trabajo y quiero tenerlo listo para las dos que venga tu hermano.
- Tú crees que…que Mario…que
cuando vuelva al medio día, él… bueno que…
- ¿Qué si creo que te vaya a
dar una buena zurra?
(Juan asintió con la cabeza) Probablemente,
pero ya le diré que yo que ayer te di también lo tuyo. Además que te vaya a castigar
sin tele ni ordenador es buena señal.
- ¿en serio? Porque yo no lo
veo como bueno para nada.
- si hombre, piensa que todo
lo que te castigue de esta manera no lo pagara con tu culo.
- pues ahora no sé cómo debo
sentirme.
- bueno, tienes toda la mañana
para pensar en como sentirte al respeto. No vas a salir tampoco en toda la
mañana de esta habitación.
- ¿alguna cosa más? Porque si
sigue así acabaré teniendo yo que pegarle a él.
- jajaja sigue soñando,
Juanito, ese privilegio solo lo tengo yo.
- ¡oh, por dios, que asco!
¡Joder Camilo!, qué es mi hermano (dijo Juan con cara de terror)
- ja jajaja venga ayúdame a
llevarlo todo al trastero.
- ¿Y no podemos llevarlo a la
una antes que venga Mario?
- no, no podemos (dijo mirándolo con reproche).
- No me mires así, solo era
una preguntita (Camilo
prefirió no contestarle).
Mario
llegó a las 13:45 a casa, parecía más relajado que esa mañana cuando salió por
la puerta.
- Hola, mi amor (dijo dándole un beso a
Camilo. Si definitivamente estaba más calmado)
- Hola, cariño ¿Cómo fue le
día?
- Muy bien, ya te contaré.
Primero quiero hablar con mi hermano (dijo Mario).
-
Antes que hables con el chico, deberías
saber que debido a que cierta persona marcó la casilla CCC de la matricula de
cierto jovencito, es jovencito ya recibió ayer 10 palazos.
- Si esa persona marcó esa
casilla fue precisamente por si pasaba algo como esto.
- ya me lo imagino. Yo solo
quería recordártelo. Y además yo también le di una buena reprimenda cuando
llegamos a casa.
- ¿Cuantos?
- 18 con el cinto ese del
disfraz de colono
- eres un sádico (dijo riéndose, aquel
cinturón era de cuero y era muy grueso).
- Y 36 con la zapatilla.
- ¿Y Camilo, si no hubieras
sabido que yo hoy también tendría unas palabras con ese cierto jovencito le
hubieras dado más?
(Camilo ni le contestó, simplemente apartó la mirada) Lo que pensaba. ¿Qué pasó?
- Un chico empezó a meterse
con él, lo llamó pueblerino y otras lindeces y le preguntó si sus padres eran
hermanos y si él se acostaba con su hermana o con su madre, no sé muy bien.
Pero está claro que aquello le hizo pensar en Cristina. Me confesó que
realmente deseaba acostarse con Cristina, se siente como una especie de
monstruo por ello. Creo que aparte de regañarlo, deberías hablar con él.
- ¿Y qué el digo? ¿Qué ya se
le pasará? Es probable que pasen años antes que se le pase, y jamás olvidará
ese sentimiento por ella.
- ¿Tú sigues sintiendo eso por
él? (dijo un
poco preocupado Camilo)
- Camilo, te quiero, eres lo
que le da sentido a mí vida. Pero no te mentiré él siempre será mi primer amor.
Y si apareciese ahora mismo por la puerta no me iría con él ni borracho, pero
tampoco lo vería como a un hombre más. Y sé que Juan jamás verá a Cristina como
una mujer más. Solo puedo esperara que con el tiempo, se le pase el enamoramiento
y que conozca alguien especial, como lo hice yo (dándole un beso tierno a Camilo).
- pues dile eso mismo. Pero
habla con él. Todo esto le va grande y lo esta carcomiendo por dentro. Y no
querrás que acabe como acabaste tú ¿verdad?
- Por eso mismo me lo traje.
- Necesita escuchar a alguien
que haya pasado por lo mismo y que lo haya superado.
- De acuerdo, hablaré con él.
Solo confío que no sea tan discreto como Fernando o Lucia (dijo con una mueca de
disgusto y se fue para la habitación de Juan).
- ja jajaja
Toc toc (picó a la puerta Mario)
- Adelante (dijo tímidamente Juan)
- Hola monito (eso sonaba bien)
- ¿Sigues enfadado conmigo?
- Enfadado ya no. ahora solo
estoy decepcionado. ¿Expulsado? ¡Venga Juan! ¡Y en tu primer día y por
pelearte! Aun estoy intentando asimilarlo.
- lo siento, de verdad que lo
siento, no pensé, solo estaba tan y tan furiosos y aquel imbécil solo hacía que
buscarme las cosquillas.
- ya bueno, este es tu último
año de instituto, ¿no me estarás diciendo que es el primer capullo con quien te
encuentras?
- No, claro que no.
- Juan sé perfectamente como
te sientes ahora, pero eso no te excusa para emprenderla a golpes con la gente
¿Lo entiendes?
- Todos decís lo mismo, pero
no sois vosotros los que estáis enamorados de Cristina. Bueno Fernando si, pero
él es su marido
- ja jajaja más le vale. Ok,
te voy a decir que vamos a hacer. Te voy a dar exactamente lo mismo que te dio
Camilo y después todo estará perdonado (Juan puso cara de terror y estaba
apunto de abrir la boza par decir algo cuando Mario continuo). Pero antes quiero contarte algo y
necesito saber que no saldrá de estas 4 paredes (la curiosidad le podía más
que la ansiedad por la zurra)
- no diré nada, yo no soy como
Fer.
- me alegra, porqué no quiero
verlo publicado en el diario de la mañana jajaja
- jajaja.
- Cuando tenía 15 años me
enamoré locamente de una persona. Sabes como es nuestra ciudad, es pequeña y
llena de gente chismosa con mucho tiempo libre y muchas ganas de hacer daño (Juan
asintió). Como ya sabes a mi me gustan las personas de mi mismo sexo. Y aquello
no estaba muy bien visto en aquella época.
- Ahora no te creas que mucho (Dijo pensando en una amiga
suya que la tenían frita por ser lesbiana)
- bueno, pero entonces era aun
peor. Yo salía con varias chicas, para que me dejaran en paz. Era bueno en
deportes, buen estudiante, me gustaba arreglar coches, hacía todo lo que se
suponía que hacen los chicos heterosexuales. Pero con 15 años me colgué de un
hombre.
- ¿Un hombre?
- Si Juan, un hombre, no un
chico, un hombre. Y aquel hombre se dio cuenta en seguida que yo me sentía
atraído por él, la atracción era mutua y estuvimos 3 años viéndonos a
escondidas.
- ¡Qué! ¿Y porque nunca me lo
has contado?
- No he acabado, espera (Juan sonrió un poquito) ese hombre estaba casado y tenía una
familia. Cuando cumplí los 18 y le dije que me venía aquí para estudiar la
universidad, le pedí que se viniera conmigo, que aquí nadie nos juzgaría.
- Y él no quiso venirse ¿no?
- No, se vino. Sigue casado
con su mujer y viviendo el sueño americano.
- y apero no es bien-bien como
lo de Cristina él no era tu cuñada.
- no, no era mi cuñada era mi
entrenador de baloncesto.
- ¡Qué! ¡¡¡¡¡El entrenador
Cárdenas!!!!!! Dios si me ha visto cientos de veces en el vestuario
- Deja de flipártelo, Juan. Él
estaba realmente enamorado de mí. Pero jamás dará ese paso. Jamás reconocerá
públicamente su homosexualidad.
- Espera, espera, espera, ¿El
entrenador no eran amigos de papá?
- No (sintiéndose muy incomodo)
- Pero, yo he visto fotos del
entrenador y papá juntos
(Mario sacó su licencia de conducir) dime
que pone ahí.
- Mario Macias Cárdenas.
- ¡Mierda! El entrenador
Macias era sobrino de mi madre, era mi primo. Siempre estaba en casa de la
abuela, así que nadie sospechaba que pasáramos tanto tiempo juntos o que me
quedara a dormir en su casa. Éramos familia.
- ¿Cómo Cristina y yo?
- No, nosotros realmente
éramos familia de sangre. Él es mi primo hermano, Juan. Él tenía 20 años más
que yo, estaba casado, tenía hijos y era mi primo hermano. ¿Aun crees que no
puedo hacerme una idea de como te sientes? Es por eso que te traje a casa no
quiero que cabes como acabé yo.
- ¡Pero ahora estás con
Camilo! Y sois felices.
- Si, ahora, pero cuando salí
de casa y me vine aquí a estudiar estaba tan hecho mierda que casi acabo
tirándolo todo por la borda. Estuve tan cerca tantas veces de morir que es un
milagro que esté ahora aquí hablando contigo. Yo no quiero eso para ti Juan.
Solo te pido tiempo. Date un poco de tiempo. No te digo que olvidarás a
Cristina, porque te estaría mintiendo. Pero si que te digo que llegará un día
en que encontrarás la felicidad junto a otro hombre o mujer.
- Mujer (aclaró Juan)
- mujer (repitió riéndose Mario)
- ¿Mario?
- ¿si?
- ¿lo has olvidado?
- no, ni lo haré nunca, él fue
mi primer amor. Fue mi primera relación, aunque fuera secreta jajaja No lo
olvidaré nunca. Pero Juan, lo superé. Y ahora estoy felizmente casado con
Camilo. Y tú eres mucho más fuerte que yo.
- no lo creo.
- si, si que lo eres. Lo sé,
soy tu hermano mayor.
- gracias (dándole un golpecito
amistoso en el brazo) ¿En serio te
acostaste con el entrenado Cárdenas? Dios que asco
-
Juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan.
- No, en serio Mario ¿En qué
estabas pensando? Hay tíos mucho más guapos en el pueblo.
- ¡Juaaaaaan déjalo ya!
- Y cuando vosotros estabais
juntos ¿y quién…ya sabes…quien? Es que no puedo imaginármelo sabes (con cara de asco)
- ¡¡JUAN!! No pienso darte
detalles de mi vida sexual. ¡Y no tienes que imaginarte nada!
- Solo intento entenderlo (dijo fingiendo inocencia
pero estaba disfrutando haciendo sudar de lo lindo a su hermano). ¡¡¡Es que el entrenador!!!
- Entonces era más joven, y da
igual, jovencito, creo que tú y yo tenemos una charla pendiente. Voy a por ese
cinturón y vuelvo. Para cuando regrese quiero esos pantalones y calzoncillos
fuera.
-
¿Porqué vas a hacerme lo mismo que te
hacía el entrenado Cárdenas a ti? (Juan seguía con la bromita) jajaja
jajaja
-
PLAFF (el bofetón resonó por toda la casa. Juan se dio cuenta que se había
pasado tres pueblos con ese comentario)
Juan ya tienes 17 años ya deberías saber que hay ciertas bromas que no tiene
puta gracia. Te he contado lo de mi primer amor para ayudarte no para que
hicieras mofa de ello. Debería saber mejor que nadie lo mal que se pasa.
- Lo siento (dijo realmente arrepentido,
no era su intención, solo quería seguir de broma con su hermano un poco más)
- Ok (dijo forzándose a darle una sonrisa.
Se preguntaba si Juan era lo suficientemente maduro para entender lo que le
había contado). Voy a por eso y ahora
vengo (dijo intentando no parecer consternado por el comentario de su
hermano. Cuando Mario regresó Juan estaba como le había dicho su hermano sobre
la cama) Acabemos con esto. Estarás
castigado sin salir, tele o cualquier tipo de diversión o entretenimiento dos semanas.
(Mario se sentó en la cama y colocó al muchacho sobre su regazo. Mario a
diferencia de Camilo fue rápido casi no le dejó tiempo para reaccionar cuando
ya caía el siguiente cuerazo. Juan se dio cuenta que en lo que se refería a
castigos, mejor dejarlos en manos de su hermano, Camilo era mucho más
implacable) ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS
-AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU
AAAAAAAAAAAAAAH
-
ZWASS ZWASS ZWASS ¿Porqué estás
recibiendo está zurra Juan Carlos?
-
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH PORQUE ME
EXPULSARON DE LA ESCUELA
AAAAAAAAAAAAAAAU
AY AY
-
ZWASS ZWASSZWASS ¿Y porque te
expulsaron?
-
AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU PORQUE ME
PELEE Y GOLPEE A UN COMPAÑERO.
-
ZWASS ZWASS ¿Y volverás a hacerlo?
-
NOOOOOOOOOOOOOOO NUNCA, LO JURO AAAAAAAAAAAAAAAAH
NO MÁS (en ese momento Juan tenía claro no dejar que ninguno de los dos le
atizara. No volvería darles el más mínimo motivo. Mario dejó en cinto y agarró
una de las alpargatas de Juan)
-
PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF
PLAFFF JUAN CARLOS MACIAS ESCOBEDO SI
VUELVES A METERTE EN UNA PELEA ESTÁS RECIBIENDO ZAPATILLAZOS HASTA QUE SE LE
CAIGA LA SUELA A LA ALPARGATA
-
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
AAAAAAAAAAAAAAAAAA PARA PARA MARIOOOOOOOOOOOOOOOOO POR FAVOR BWUAAAAAAAAAAAAA
BWUAAAAAAAAAAAAA
-
PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF
PLAFFF Y MÁS VALE QUE NO VUELVA A LLAMAR
EL DIRECTOR DE LA ESCUELA PARA QUEJARSE DE TI PORQUE YO MISMO ME ENCARGARÉ QUE
VAYAS CALENTITO A CLASE TODAS LAS MAÑANAS HASTA QUE TENGAS QUE VOLVERTE A
AFEITAR. PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF
PLAFFF PLAFFF
-
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGGGGHH
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO PARAAAAAAAAAAAAAAAAAA LO SIENTO, PERDÓN, PERDÓN, NUNCA
MÁS, LO JURO AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH
- A PARTIR DE AHORA TENDRÁS
BAJO RAYA ESOS ATQUES DE RABIA O TE ASEGURO QUE VAS A PASAR TANTO TIEMPO
MIRANDO AL SUELO QUE TE VAS CONOCER DE MEMORIA LOS DIBUJOS QUE HACEN LAS VETAS
DE LA MADERA.
PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF
PLAFFF
-
AAAAAAAAAAAAARG BWUAAAAAAAAAAAAAAAA
BWUAAAAAAAAAAA NOOOOOOOOOOOOOOO BWUAAAAAAAAAAAAA (Juan lloraba con todas
sus fuerzas llevaba tres zurras en menos de 24 horas, su culo jamás se
recuperaría de esa)
-
Ya está monito, ya está, ya
pasó, shhhhhhhhhhhhhhhh, respira, monito, shhhhhhhh respira (Mario le acariciaba la nuca
mientras Juan lloraba aun sobre sus rodillas) ya pasó, todo perdonado, shhhhhhhhhhhhhhh, tu hermanito Mario te quiere
mucho, shhhhhhhhhhhhh y no dejará que nada malo te pase shhhhhhhhhhhh ya está
mi monito de feria ya está
-
- sniff sniff yo sniff lo
sientooooo, lo sientoooooo muchooooo (dijo aun entre sorbos e hipos) perdóname.
-
Lo sé, monillo, lo sé. Ya está
(ayudándolo a
ponerse en píe y subirse los calzoncillos y pantalones) Todo está perdonado.
-
Marioooo no los subas, por
faaaa (Mario
le costó mucho no reírse, entendía perfectamente que quería decir su hermano.
Cuando él era un crio también prefería no sentir el roce de nada sobre su piel
después de una buena zurra)
-
Acuéstate un ratito. Mientras
Camilo y yo prepararemos el almuerzo. Te llamo en una horita (pero Juan ya estaba
recostado boca abajo en su cama casi dormido) te apago la luz vale (y recibió una especie de murmullo que podría
interpretarse como un vale)
Mario se fue al salón y se
tiró en el sofá estaba exhausto. Camilo había hecho ya lo comida mientras él
estaba con Juan, así que se tumbó junto a su marido y ellos también se quedaron
plácidamente dormidos mientras las noticias sonaban de fondo).
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