EL CISNE
Capítulo
1
Dieciocho
solo un numero
Al fin camino libre por las
calles de Nueva York, lo mejor de volver a casa, si sé que contra mi voluntad,
pero es bueno estar en casa, sobre todo cuando veo mi rostro en un cartel en
plena Gran Avenida, aún no sé cómo logré convencer a mi padre-manager que me
permitiera volver a bailar, no fue fácil, pero esta noche recuperaré por
completo mi libertad, mis padres sobre todo mi padre es un ferviente seguidor
de la disciplina, por lo que no cede ni caprichos ni chantajes, pero dieciocho
es el número mágico, así que ya no habrá ni castigos ni amenazas, seré libre.
Mientras camino perdido en mis
pensamientos algo hace que me detenga, me llama y me hace girar frente en un
pequeño teatro, entro como hipnotizado, mis ojos quedan fijos en ella y quedo
sin aliento, por fin encuentro a mi musa, ella baila para mí, ella es quien me
faltaba, puedo observar cada musculo de su cuerpo contornearse al compás de la
música, su cuerpo vuela sobre el pobre escenario, que no le hace justicia a su
belleza, mi musa se percata de mi presencia recién al llegar a la mitad de las
butacas de terciopelo roídas, no puedo evitar pensar en que jamás habría
entrado a un teatro como este, si me hubiesen dicho que daría mi alma por volar
en este escenario habría despedido a mi padre, mi padre, el vibrar del celular
interrumpe mis sueños de tenerla bailando a mi lado en los mejores escenarios
que he pisado en Montreal, Paris, New York, dejó el teléfono en silencio nadie
me robará este momento, sin pensarlo me subo al escenario y comienzo a fundirme
con su música, ella me hace suyo con la mirada, y me hace tiritar, mi vida
encerrado en una sala de ensayo solo para salir al escenario, pobre del que ose
perturbar la perfección que estamos logrando al fundirnos al son de la música,
pasan horas antes de que nos interrumpa un grupo de bulliciosos adolescentes
gritando y danzando totalmente carentes de talento.
“bueno, bueno Brooklyncita es
nuestro turno” dijo el chico que nos interrumpió mientras hacía sonar el tambor
que llevaba consigo.
“Tan oportuno Franscis como
siempre” le sonrió mientras se aprontaba a recoger sus cosas, yo estaba
inmóvil, rodarían cabezas si alguien se atreviera a interrumpir mi ensayo y
ella tan impasible solo se marchaba, la más talentosa bailarina que había
tenido la oportunidad de ver, no como la número uno o dos o tres, mediocres que
solo sirven de acompañamiento, me sentí furioso nuevamente.
“no te llevas a tu cachorro” me
sacó el chico de mis pensamientos.
“no es mío, te lo dejo, se sabe
mover” le sonrió mi musa, yo totalmente ofendido ¿cómo podía hacerme esto?, ¿cómo
podía tratarme así? ¿Acaso no había sentido la misma conexión que yo? no era
posible, la ira comenzaba apoderarse de mí.
“vamos cachorro ¿o necesitas una
invitación?” cachorro yo, no soy un cachorro, pero algo dentro de mi
revoloteaba, no lo había sentido antes, no sé por qué mi cuerpo obedeció sin
chistar ante esa afrenta, yo solo la seguí como un cachorro sigue a su amo.
Caminamos cuatro cuadras sin
decir una palabra, con la luz del sol se veía aún más hermosa que en ese frío
escenario, ¿cómo brillaría junto a mí?.
A lo lejos observe una cafetería,
apure el paso, parece que había olvidado cómo se habla, porque las palabras no
salían de mi boca.
En mi vida he sido tímido, pero
me sentía totalmente cohibido ante su magnificencia.
“¿quieres un café?” por fin salió
un sonido de mi boca aunque torpemente debo confesar.
“y el cachorro habla” se burló de
mí, me quede de piedra no podría explicar lo que ella me hacía sentir, cada vez
que se refería a mí como cachorro me hacía feliz, casi al punto de querer mover
la colita “¿y no me abrirás la puerta?” me regaño, si fue un regaño, no una
petición, casi como cuando mamá me regaña por la falta los modales, pero no
importo, torpemente abrí la puerta y le acomode la silla.
“Brooklyn” me dijo estirando su
mano.
“Derek” me apronte a responder.
“lo sé, tu cara esta por todo New
York cachorro” no entiendo, si ella sabe con quién está hablando ¿Por qué es
así conmigo? ¿Por qué no muestra admiración? ¿Por qué es como si no le
importara? “dime cachorro ¿qué te trae por estos lados? ¿cómo que no estás en
el Olimpo?”
“¿celosa?” le dije con la
prepotencia acostumbrada, solo le bastó con alzar una ceja, hizo que la
electricidad recorriera todo mi cuerpo, “lo siento” mire la carta, salvado por
la campana llega la camarera y nos interrumpe.
“¿qué van a pedir?” me mira la
camarera.
“un café cortado y un trocito de
torta” dice llena de culpa, yo miro y miro el menú y nada.
“un vaso de agua por favor” digo
al ver que esperaban mi respuesta, Brooke frunce el ceño.
“una leche con chocolate y un
trozo de pastel para él” sentencia, la camarera se va alegremente antes que yo
pueda decirle algo y pierda la venta.
“yo no voy a comer eso” me
enfado.
“tú vas a comer eso, ¿o quieres
repetir la portada?” ella lo sabía, esa portada, mi mayor vergüenza, el motivo
del término anticipado de mi gira, “el cisne de New York desmayado en plena
presentación, tres días en la clínica, una madre histérica y un padre furioso
fue lo que conseguí.
“¿cómo sabes eso?” le dije
avergonzado.
“eso lo sabe todo el mundo, lo
que no sabe todo el mundo es que paso en casa” se mordió el labio derecho como
tratando de adivinar, como diciendo que fuera lo que ella esperaba, pero yo
jamás le confesaré a nadie lo que ocurrió en casa, a nadie, menos a mi musa.
“Nada, bueno, me dieron el alta y
nos volvimos ya que las fechas se cancelaron y, ya teníamos contrato aquí” todo
rápido y una evidente mentira, años de práctica y me sentía como un nene escondiendo
haber roto el jarrón.
“a nada” se rió descaradamente “si
no quieres contarme” dijo mientras se mordía el labio con deseo.
“¿y qué crees que paso?” le dije
a pesar del rubor que sabía inundaba mis mejillas.
“nada” era el turno de ella
sonrojarse un poco. solo un poco, llego el café, lo tomamos en silencio no
había nada que hablar, era como si nos hubiésemos encontrado después de toda
una vida esperándonos.
Después de comerme todo ante la
atenta mirada de Brooke pague la cuenta y nos dirigimos a su apartamento, no
dijimos nada, solo sabíamos dónde debíamos estar, al llegar ahí desde la puerta
me pregunto.
“¿Qué edad tienes cachorro?” yo
cerré los ojos y me estremecí.
“17 pero esta noche cumplo los
18” me apronte decir, si 18 el número mágico, ella me dio un beso en la frente.
“vuelve a la media noche
cachorro” y cerró, yo no lo podía creer yo quería entrar, pero, ella no dijo no,
solo dijo vuelve a la media noche, me repetía una y otra vez.
No tenía nada más que hacer así
que decidí volver a casa, me extraño ver una patrulla de policía y el coche de
mis hermanos mal estacionados frente a mi mansión.
Mi madre histérica siempre tan
teatral corrió a mis brazos y me envolvió en los suyos.
“¿Derek bebe donde andabas?” me
dijo angustiada, mi padre apareció detrás suyo, se veía asustado, no lo había
visto así desde que desperté en el hospital entubado y lleno de sueros y con una
escayola en la muñeca, si te vas a desmayar no lo hagas a dos metros de altura,
mala idea.
“¿Estas bien?, ¿dónde andabas?”
“por ahí” no entendía tanto
alboroto.
“POR AHÍ DEREK SMITT” mi dulce
padre parecía un ogro a punto de arrancarme la cabeza.
“pa” pero fui interrumpido.
“me esperas en el despacho” yo no
sabía qué hacer, no podía enviarme al despacho, todos saben que ocurre en el
despacho, yo no quiero que eso ocurra, menos ahora, no cuando tengo una cita,
no cuando mañana cumplo los 18, no es justo, mis hermanos me miran con lastima,
pero no dicen nada, yo camine cabeza gacha a mi triste destino, ya que nadie
pondrá un peso para salvarme de mi cruel destino, alcanzó oír a mi padre
disculparse con los agentes, y mis hermanos discutir entre si se quedan y me
patean el culo o se van a sus hogares con sus familias, no sé, que decidieron
pero una cosa es segura eso da igual si viven uno a cada lado de la mansión,
son unos nenes que no puede apartarse de sus padres, y yo cuento los segundos
para poder irme de este infierno, debería estar en el departamento de Brooke y
no en el despacho de papá esperando una zurra, decidí que no tengo por qué
esperar más, me dirijo a la puerta del despacho pero antes de tocarla papá gira
la manilla, me mira serio por unos minutos.
“dame tu teléfono y las llaves
del auto” dijo estirando la mano, yo no comprendía que pretendía.
“no” pero no termine de hablar cuando
él me tomo del brazo y me dio tres fuertes palmadas.
“Ahora” me ordenó, yo hacía
esfuerzos titánicos para no sobarme el culo, me dolía, me sentía humillado, ya
no era un niño, pero en esta posición no era muy fácil hacer otra cosa que
obedecer, le entregue las llave y el teléfono, papá me mostró el celular, 78
llamadas perdidas y justo arriba aparece la campanita tachada, si el celular
con batería y silenciado a propósito, no tenía escapatoria.
“papá lo olvide” trate de
excusarme.
“como olvidaste tu auto abierto
en el peor barrio de New York” me gritó.
“no fue mi intención, solo salí a
caminar” me disculpe.
“por eso despídete de tener auto
hasta los 21” sentencio.
“no puedes hacerlo, tengo mi
dinero y soy un adulto, me iré de casa” le grite con furia, no lo imagino
haciéndole este escándalo a ninguno de los gemelos y esos sí que se mandaron
grandes cagadas, pero a mí, me que le las trague como siempre, NO, mi
declaración de independencia fue interrumpida por un brusco cambio de posición,
de pronto me encontraba en la posición más odiada y he estado en muchas
incomodas como bailarín.
ZAS cayó su
mano un millar de veces, no conté cuantas fueron y por más que me resistí a
llorar termine haciéndolo, lloré como un nene, me llevó en sus brazos a mi
cuarto y no me dejó hasta que estuve dormido, eso lo sé porque al despertar ya
no estaba, mire el reloj y era oficial era un adulto, 18 el número mágico, tomé
mi mochila y guarde lo más esencial, Brooke me esperaba y yo no quería estar
aquí nunca más.
Salí con la frente el alto y los
ojos rojos.
“Dónde vas con esa mochila” dijo
mamá asustada, yo me hice el duro porque de otra manera la habría abrazado y
pedido su perdón, en cambio mire a papá y le dije lo más frió que pude.
“ya soy mayor de edad” y camine
por la puerta, nadie dijo ni hizo nada mamá se abrazó a papá, Ron y Tay
trataron de venir por mí, lo sé, los escuche pero papá se los impidió, por el
contrario dejó a mamá llorando con ellos, me tomo de un brazo, yo creí que me
llevaría a rastras al despacho, pero me beso la frente.
“te amo hijo y siempre serás mi
hijito, ahora quiero que entiendas que si sales por esa puerta” lo interrumpí
con dolor.
“no vuelvo a entrar” dije mientras
las lágrimas caían por mis ojos, sentí la sonrisa acuosa de papá.
“eso jamás, está siempre será tu
casa, hijo de mi corazón que te quede claro que este es tu hogar” llevo mis
manos a su corazón “te amo, pero hay lecciones que debes aprender solo, ahora
donde iras, es tarde”
“¿no lo sé?” no podía decirle que
me ira donde una chica que acaba de conocer.
“te llevare a un hotel” yo
asentí, me fui llorando todo el camino era como si papá me estuviera echando de
casa y no al revés, papá no dijo nada en todo el camino.
“un mes hijo, no decidas nada antes
de un mes, eso sí, que si quieres volver a casa lo haces de inmediato” sonrió “pero
si decides no volver, no lo hagas antes del mes” sé que papá rogaba que no me
bajara del auto pero yo tenía que hacerlo, había encontrado mi destino.
“lo prometo papá”
“necesitas dinero” dijo sacando
su billetera.
“no papá, tengo un poco”
“Hijo, se cuánto hay en tu
cuenta. Y sé que tus ingresos están en un fideicomiso hasta los 21” dijo
entregándome su tarjeta, y yo sé que es para poder controlar mis gastos.
“papá, me podrías depositar lo de
mis giras” dije rechazando su tarjeta “es de mi trabajo”
“eso haré, no me culpes por
intentarlo” me sonrió y me revolvió el cabello.
“te amo papá” dije cuando me baje
del auto, espere que se fuera para llamar al taxi, era ridículo, me había ido
casa y me escondía de que papá no fuera a saber que había salido, je je me reí
de mi niñería.
Tome el taxi y me fui rumbo a mi
destino.
Toque la puerta y la bella
Brooklyn me abrió la puerta en un babydoll negro.
“creí que no venias cachorro”
“no me lo perdería por nada”
dije cerrando la puerta tras de mí.
Waoooo!!!! me gusto un montón, si que andas inspirada Lady!!! como se te ocurrio??? el titulo me llamo la atención y estoy pidiéndote mas por que lo dejaste para eso!! para pedir mas!!!!
ResponderBorrarCarlilla se llama el cisne porque es el apodo que el han dado en el mundillo del espactaculo jejeje... espero que le segundo cap este a la altura
Borrarsi 18 es un numero muy majo, magico y lleno de ilusion, espero Lady que por favor, por favor, llegues al numero 18 de capitulos por lo mínimo para este personaje tuyo
ResponderBorraracabo de leerlo, esta precioso y ahoa con la icertidumbre de saber que hara con la chica, si volvera a casa, si se metara en promeblas, si sus padres lo bsucaran si se ahra adulto sera mas niño, jajajaj
por favor, actualiza pronto, pronto
marambra
ejejejje esperemos que sean mucho mas de 18... todas esas interrogantes seran respuestas a su tiempo (pues por ahora ni yo se)
BorrarLadyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy preciosa historia, que bonito inicio un chico que busca la independencia, sera que lo logra? sera que la quiere? sera que le dejan?
ResponderBorrartantan interrogantes........ ayyyy muero de la emocion, por favor, ponte al dia si? no te atrases, este que me uero de los nervios
Gerogina
Gerogina el niño no busca independencia... el busca que le dejen de azotar el trasero no sabe donde callo el pobre jejeje
BorrarUn bailarín ... un artista llevando vida de bohemio...y un padre de los estrictos.
ResponderBorrarPromete mucho.
(LittleHoshi)
sip un padre que esta en todas con su hijo y no tiene problemas en ponerlo derechito jejejeje
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