Algo
Extraordinario
Alex despotricaba tratando de no patear los
muebles cuando le dije que no iríamos más al castillo.
– ¿Por qué? – preguntó por enésima vez.
– Ya te lo dije, al parecer los dueños regresaron
– aún me empecinaba en esa idea.
– Eso no es posible – Alex gruñó ¿Por qué tenía
que ser tan terco? – Según recuerdo papá dijo que esa casa estaba desierta
desde que él era un niño ¡Piénsalo Ángel quien vendría a reclamar la casa
precisamente ahora! – dijo continuando su pataleta.
– Quizás un pariente lejano que la heredo – dije
con sarcasmo frotando mis sienes – No debería interesarnos – puse los ojos en blanco en
señal de irritación – No regresaremos allá y punto final. Mejor almorcemos y les contaré
algo extraordinario.
– No, gracias, perdí el apetito y sinceramente no
creo que nada después de lo que ocurrió en esa casa sea interesante – refunfuño
Alex cruzándose de brazos, Tamara nos vio con cara de impotencia, sabia cuan
tercos éramos Alex y yo, ella suspiro y se fue a su cuarto.
– Continúa con esa actitud y te prometo que te
arrepentirás y no me importara que luego vayas llorando con nuestro padre – le
amenace susurrándole al oído cuando Tamara se perdió de vista seguro a mudarse
de ropa. Alex me miro de pie a cabeza deteniéndose en mi cuello ¡Qué chico más
terco! pensé.
– De acuerdo, me comportaré – desistió muy rápido,
eso definitivamente era sospechoso, raras veces era obediente conmigo aunque le
llevaba tres años de diferencia, él tenía 11 años y yo 14. Tamara era linda,
tierna, pequeña, obediente y madura apenas con sus 6 años de edad ¿Por qué Alex
no podía ser igual?
– Mmm… bien entonces ayúdame a acomodar la mesa –
ordené tratando de evitar la duda en mi voz.
– Si – respondió mansamente y casi dulce, puaj…
ahora estaba seguro, algo tramaba esté chico ¿Dios que será?
Almorzamos con tranquilidad, Alex y Tamara no
dijeron nada, aunque me miraban constantemente.
– ¿Qué? – Pregunté molesto.
– Dijiste que nos dirías algo extraordinario –
refunfuño Tamara y Alex estaba alerta aunque pretendía disimularlo, lo hacía
tan mal.
– Bien – respondí algo agresivo – es solo que… -
suavice mi voz, no quería confesar que temía que nuestro padre llegara y me
lleve al garaje, pues ni yo mismo estaba seguro de lo que había pasado, aunque
me hacia una idea pero nada encajaba, nada tenía sentido ¡rayos! No estaba
seguro de que pasaría cuando él llegará, me tranquilice y decidí contarles –
está mañana fui al castillo y creo que papá me vio cuando regrese – lo dije al
fin y a Alex sólo se le ocurrió voltear los ojos.
– ¿No asististe a clases? Papá te castigará de
nuevo – dijo Alex furioso.
– Eso no lo puedes asegurar – Yo mismo en realidad
no lo sabía y quería pensar que era así – pero cuando estuve allí escuche
ruidos en el castillo, eran pasos – aseguré – Así que tome todo de la caja
antes de irme – estoy seguro que los dueños regresaron – Les dije señalando en
dirección a mi habitación pensando en el baúl en mi cuarto donde guardaba todo
lo que había robado. Eso me provoco nauseas. Había robado, y hasta ahora me
daba cuenta. Sostuve mis piernas
con las manos, esperando que mis hermanos no se dieran cuenta de mi
nerviosismo.
· Eso que tienes en el cuello ¿es un collar de los que vimos
verdad? – pregunto Alex ensimismado.
· Sí
– dije tratando de parecer normal.
· Entonces
qué paso – preguntó – otra vez viste esa luz ¿Verdad?, ¿Dónde, fue en esa casa
o en la nuestra? – No podía creer que dedujera eso, realmente mi hermano
pequeño era muy inteligente.
· Aquí
en casa,
· ¿Cómo
es qué sucedió?
· Deja
que nos lo cuente y no hagas más preguntas – le regaño Tami, Alex hizo una
mueca de enfado pero igual se calló y nuevamente ambos me miraban fijamente.
· De
acuerdo – suspiré, debía decirles todo – Cuando llegue a casa guarde las cosas
en el baúl y me senté en el sillón de la sala, pensé en ver algo de Tv antes de
regresar al colegio por ustedes, en eso llego papá y me vio de frente, quise
salir corriendo pero de repente la misma luz que vimos en el Castillo la ví en
nuestra sala, y sin más aparecí en mi cuarto cerca del baúl al pie de mi cama.
Espere a que papá entrará a mi cuarto y me regañara por estar en allí en vez de
la escuela pero no pasó hasta lo que me pareció unos 10 min, cuando escuche la
puerta abrirse, me escon… me quede quieto – corregí y me sonrojé, no quería
contarles eso – y luego pasado otros 10 min y papá se fue.
· ¿Entonces
la luz apareció de la nada? Recuerda ¿No se inició en tu cuello?
· No,
no lo sé, bueno talvez. Yo solo recuerdo que estaba en la sala y luego en mi
cuarto.
· ¿Debiste
hacer algo más? Recuerda por favor – Alex insistió algo desesperado.
· Yo…
- titubee, tratando de recordar – sujetaba ese muñeco de trapo y presioné el
botón de PRESS, cuando vi a papá – dije de repente, pues me había olvidado
completamente del muñeco, el cual yacía bajo mi cama. Alex no espero a que
terminará y corrió al baúl junto con Tami. Yo les seguí pues no sabía que más
hacer.
· ¿Dónde
está el muñeco?
· Creo
– espero quise decir – bajo mi cama – Dije – y los 3 fuimos hasta allá, Alex se
adelantó y cogió el muñeco, y sin más lo presionó cerré los ojos esperando que
la luz apareciera de nuevo, pero nada simplemente no ocurrió nada.
· Presiona
el botón tú – me dijo Alex alcanzándome el muñeco. No respondí, no tenía intención de reproducir
esa luz - Entonces alzo tú le dijo a Tamara que estaba más dispuesta que yo,
presiono el botón antes que yo lo evitara. No había ocurrido nada. Y el
nuevamente corrió hacía mi cuarto, abrió mi baúl, ¡Demonios, no lo había asegurado!,
escogió un collar, el azul para ser precisos y se lo puso luego presiono el
botón y nuevamente la luz y esta vez aparecimos en la sala. Por más que quería
evitarlo no lo había logrado y pese al mal presentimiento que apretujaba en mi
pecho, nos vimos nuevamente en la mesa con los platos aún llenos.
· Esto
es maravilloso – exclamo Alex – viendo los platos llenos ante la vista perpleja
de Tami.
· ¿Por
qué? Si solo son fideos, Pregunto ella cogiendo un tenedor para comer los
fideos.
· No
lo recuerdas ¿verdad?
· Recordar
qué – pregunto comiendo los fideos.
· Sobre
lo que nos dijo Ángel y la luz,
· Estás
loco Alex a menos que te refieras a la luz de esa casa. Y por cierto Miki
pienso que debíamos ir igual. Solo para cerciorarnos de que hay alguien en esa
casa y por favor ya dinos que es lo extraordinario de lo que querías contarnos.
· Yo…
- esto era extraño quise decir pero no podía con Tami mirándome, así que solo
atiné a echarle miradas asesinas a Alex.
· Él
le contó todo a Tamara zarpando nuevamente su comida, yo en cambió sentía un
peso en mi pecho, no podía dar un bocado más. Luego de comer todos fuimos a mi
cuarto y Alex le dio a Tami, un collar uno de color rosado que a ella le
encanto y Alex nuevamente presionó el botón del muñeco, nuevamente la luz y
luego nos encontramos en la sala con los platos llenos.
· ¿Qué
te sucede? No hagas eso como si fuera un juguete.
· Pero
Ángel esto es un juguete – dijo todo sonrisas sosteniendo el muñeco.
· Es
verdad pero no pienso comer nada más – refunfuñe.
· Esto
es realmente extraordinario como dijo Miky, así podrimos comer el postre dos
veces… - dijo Tami, y yo solo me limite a sacudir la cabeza, nada de esto podía
ser bueno.
· Bien,
es genial, pero no lo repetiremos por hoy ¿está bien? – Pregunte – no es bueno
hacer esto constantemente.
· Ángel
tiene razón, debemos averiguar qué es lo que dice ese libro antes de continuar
– dijo con una sonrisa, mientras a mí me perturbaba a Alex le fascinaba
arrastrando a Tamara en ello. Ambos observaban sus collares como lo más hermoso
del mundo.
Esa tarde nos entretuvimos con las piedras de
color jugando con ellas, olvidamos nuestros deberes y tareas, hasta que vimos
alarmados el reloj, pasaban de las 6, papá llegaría en cualquier momento. Yo
comencé a hacer la cena y mis hermanos corrieron a sus cuartos hacia sus
tareas, yo en cambio no sabía lo que debía hacer de tarea, pues solo había
asistido a la última clase que era de Moral y conducta, irónicamente. Suspire
resignado y continué preparando al cena, arroz con verduras y chuletas. Era lo
más fácil que podía hacer con el tiempo que restaba.
Cuando papá llegó mis nervios comenzaron, apenas y
podía verle, pero el simplemente nos saludó y se fue a su cuarto a mudarse de
ropas antes de cenar.
· Bien, hoy tengo bastante hambre – dijo y yo aún le miraba aprehensivo,
no podía olvidar sus ojos cuando me vio en la sala, realmente era mágico aquel
muñeco? me pregunte algo perdido – ¡Miguel!
· Papá…
- respondí asustado.
· Come,
se enfriará tu cena – ordeno con voz apacible. Se me antojo que quería hacer
las paces.
· Si
papá – respondí con demasiada alegría. El muñeco había sido lo mejor que nos
había pasado hasta ahora.
Hola Daniela bienvenida al blog!!
ResponderBorrarTu historia me gusta mucho por el toque mágico que le pones!!
Porfis sigue actualizando y quiero saber más de esta familia...
Mil gracias por tu apoyo, de verdad me alegra, continuare sin duda...
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