Nuevas
reglas, nuevos castigos
Capítulo
24
Es sábado por la tarde y
tengo permiso para salir con mis amigos pero después de comer me he entretenido
pensando qué ponerme y se me ha hecho tarde.
Adrián: Papá, porfa, ¿puedes llevarme?
Carlos: Cuando me pediste permiso para salir te dije que avisaras a Rafa y me
dijiste que irías caminando.
Adrián: Sí, lo sé, pero me he entretenido y si voy
caminando llegaré tarde, he quedado en 5 minutos. Vamos papá, por favor.
Carlos: Estoy trabajando, ahora mismo no puedo. Si
quieres Natalia puede llamar a Rafa, y tú puedes ir avisando a tus amigos de
que llegarás tarde.
Adrián: ¿Y no me puede llevar Natalia? Ella está
aquí, será más rápido que si tiene que venir Rafa.
Carlos: Por mí no hay problema, pregúntale a ella.
Veo que Natalia sonríe, ¡bien! Dirá que sí.
Adrián: Natalia, ¿puedes llevarme? Di que sí, por
favor.
Utilizo un tono suplicante
y junto mis manos delante de la boca. Natalia se ríe.
Natalia: Sí, claro, ¡vamos payaso!
¡Uf! Menos mal. He quedado con
Nico, Martina y Shaila en el paseo marítimo para dar una vuelta e ir a tomar un
helado. Estamos a finales de mayo, ya empieza a hacer calor y el paseo por el
lado del mar será muy agradable. Debido a la pelea y la expulsión pasé el fin
de semana pasado encerrado en casa y necesitaba salir, cuando ayer le pedí
permiso a mi padre no sabía si me lo daría pero me dijo que sí.
Natalia: Sabes que tienes permiso hasta las siete,
controla el tiempo, ¿vale?
Natalia: ¿Aviso a Rafa o volverás a pie?
Adrián: Mejor avisa a Rafa, ¡gracias Natalia!
Llego dónde hemos quedado
justo a las cuatro, veo que Martina ya ha llegado, pero no están ni Nico ni
Shaila.
Adrián: Hola Martina, pensaba que sería el último, ¿hace mucho que esperas?
Martina: Hola. No, he llegado hace sólo un par de
minutos, pero no eres el último, Nico y Shaila aún no han llegado.
Justo en ese momento, como
sincronizados, suena un aviso de mensaje en mi móvil y en el móvil de Martina.
Abro el mío y veo que es de Nico.
Nico (mensaje de texto): “Adrián, no voy a venir. Aprovecha que
estarás sólo con Martina, ya me entiendes 😜”.
¿Qué? ¿Con eso quiere decir
que Shaila tampoco vendrá? ¿Es una encerrona? Desde el jueves Nico me ha estado
dando la lata preguntándome cuándo pienso pedirle salir a Martina. Según él,
ella ha estado muy pendiente los días de mi expulsión de anotar las tareas y
tomar bien los apuntes para pasármelos, aunque se han turnado para traérmelos.
Y además Martina me ha llamado cada día por si tenía dudas. Después de hablar
en el parque de atracciones nuestra relación no sólo ha vuelto a ser como era
antes de la fiesta sino que, incluso, diría que ha mejorado, nos tenemos más
confianza.
Adrián: Nico dice que al final no puede venir.
Martina: Y Shaila tampoco, ¿qué hacemos?
Me encojo de hombros. Creo
que me he sonrojado.
Adrián: ¿Qué quieres hacer? ¿Suspendemos la salida?
Yo tengo permiso hasta las siete, si quieres podemos pasear un poco y tomar un
helado. Tienes que probarlos, en la heladería que te dijimos hacen los mejores
helados y batidos de la ciudad.
Martina: Por mí vale, no me apetece volver a casa
ahora.
Empezamos a caminar,
estamos un poco cortados, ¡Nico me las va a pagar! Paseamos unos minutos en
silencio, veo que Martina tiene la vista fija en el mar. Hace un día soleado,
el mar está en calma y el agua se ve limpia y transparente, apetece meterse,
lástima que en esta época el agua aún está demasiado fría para bañarse.
Martina: Me gusta mucho el mar, la ciudad donde vivía
antes no era costera y tardábamos tres horas en llegar a la playa por lo que
sólo podía ir cuando mis padres querían y eso eran cuatro o cinco veces en todo
el verano. Estoy tan contenta de vivir aquí, este verano pienso venir cada día.
Adrián: Wow, ¿sólo cuatro o cinco veces en todo el verano?
Tengo una idea, ¿por qué no nos acercamos al agua para probarla?
Martina: ¿Qué? Estará muy fría.
Adrián: Sólo nos mojaremos los pies, venga vamos.
Entramos a la playa y nos
acercamos al agua, nos descalzamos y nos doblamos los pantalones hasta las
rodillas. Me acerco al agua y dejo que las olas me mojen los pies. Miro a
Martina, veo que se ha quedado atrás, no se decide a meter los pies en el agua.
No se mueve, me acerco a
ella y le cojo la mano.
Adrián: Ven, ya verás que aunque esté fría es muy agradable.
Llevo a Martina hasta que
toca el agua con los pies.
Adrián: Vamos, entremos un poco más.
Se deja guiar por mí y nos
metemos hasta casi las rodillas. Veo que Martina sonríe abiertamente. Con la
mano que tengo libre cojo un poco de agua y la salpico. Martina me suelta la
mano y corre hacia la arena riendo.
Martina: ¡No Adrián! ¿Qué haces?
Yo también me río. Entonces
ella se acerca al agua pero alejándose de mí, pone la mano dentro del agua y me
salpica.
Adrián: ¡Ah! Veo que te apetece jugar.
Meto la mano en el agua,
cuando Martina ve mis intenciones se aleja corriendo y riéndose a carcajadas.
Yo la persigo y la cojo por la cintura. ¡Ups! Enseguida la suelto, noto que me
he ruborizado, supongo que tendré las mejillas al rojo vivo. Veo que Martina
también se ha sonrojado.
Adrián: Yo … Martina, lo siento.
Martina: No has logrado mojarme.
Y me saca la lengua. Le
sonrío, me siento en la arena y ella se sienta a mi lado. No le ha molestado
que la cogiera por la cintura, ¿será éste un buen momento para pedirle que sea
mi novia? Uf, me da mucho corte pero ¿habrá un momento mejor?
Adrián: Me gustas mucho, ¿sabes? Eres muy buena
amiga pero me gustas no sólo como amiga.
Veo que se sonroja pero
sigue sonriendo. Tengo que hacerlo, ahora ya he empezado.
Martina: Tú también me gustas mucho, Adrián.
¿De verdad? ¿Ha dicho lo
que he oído? Noto como mi corazón late con mucha fuerza, si no me calmo se me saldrá
del pecho.
Adrián: ¿Quieres salir conmigo? ¿Quieres ser mi
novia?
Martina me coge las manos
entre las suyas.
Nos quedamos mirándonos a
los ojos, ¿puedo besarla? Me acerco poco a poco a ella, y veo que también se
acerca, hasta que nuestros labios se tocan. Son sólo unos segundos pero es tan
… ¡uf! He notado como una especie de energía ha recorrido todo mi cuerpo. No he
tenido ninguna novia antes y este ha sido mi primer beso.
Adrián: ¿Sabes que esto ha sido una encerrona?
Martina: ¿Tú sabías que no vendrían?
Adrián: No, pero en el mensaje Nico me ha dejado
claro que no vendrían ni él ni Shaila y que se habían puesto de acuerdo para
dejarnos solos.
Le enseño el mensaje de
Nico y Martina me enseña el de Shaila, casi dicen lo mismo. Martina también ha
sabido que era una encerrona en cuanto ha recibido el mensaje de Shaila.
Decidimos ir a tomar el
helado. Paseamos cogidos de la mano y vamos charlando, al principio un poco
cortados pero poco a poco la conversación se hace más fluida. Aún no me lo
puedo creer, si lo hubiera planeado no habría salido tan bien, ha sido
fantástico.
En la heladería pedimos una
copa de cuatro sabores diferentes con nata y sirope de chocolate para
compartir. Nos sacamos una foto y se la mandamos a Nico y Shaila.
El tiempo pasa volando y
son casi las siete, debo ir a encontrarme con el chofer, Martina llama a sus
padres para que vengan a buscarla. Nos despedimos con otro beso un poco antes
de llegar al sitio donde nos vienen a recoger. ¡Uf! Me pasaría el día besándola,
tiene los labios tan suaves. Rafa ya está y le pido esperar un momento hasta
que llega el padre de Martina. Subo al coche y nos vamos a casa.
Llego a casa y me encuentro
con mi padre.
Carlos: Hola, ¿cómo ha ido la salida?
Adrián: Muy bien papá, aunque Nico y Shaila al final
se han rajado y no han venido.
Carlos: ¿Y esa enorme sonrisa?
Nos sentamos en el sofá, me
acurruco sobre él y le cuento cómo ha ido mi cita. Mi padre me felicita y
aprovecha para darme la charla sobre sexo. Ruedo los ojos cuando comienza a
hablar, ¡papá! ¡Qué no voy a hacer nada! ¡Sólo quiero cogerle la mano y darle
piquitos! Pero le prometo que seré responsable, que no haré nada que no
queramos los dos y que le preguntaré a él si tengo dudas.
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NA: Tenía muchas ganas de
escribir este capítulo, espero que os guste.
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