Nuevas reglas, nuevos castigos
Capítulo 23
Natalia: Vamos
Adrián, abre los ojos y levántate.
Adrián: Cinco
minutos más, hoy no voy al colegio, no pasa nada si me levanto un poco más
tarde.
Natalia: Arriba, ya
sabes que tu padre quiere que mantengas los horarios como si fueras al colegio.
¡Uf! Me levanto y voy al baño. Estoy un buen rato en la
ducha e intento despejarme, tendré a Natalia toda la mañana encima de mí,
necesito empezar el día con buen pie para no acabar mal con ella. Bajo al
comedor, María me saluda y me sirve el desayuno. Me pregunta qué voy a querer
almorzar y charlamos unos minutos. Cuando estoy terminando entra Natalia, se
sienta a mi lado y me sonríe.
Natalia: Ya te dijo
tu padre que quiere que los días de expulsión pase toda la mañana contigo y que
tienes que hacer las tareas que te manden y copiar los apuntes que te pasen tus
amigos.
Natalia: Quiero que
nos llevemos bien, ¿vale? Sé que te molesta que te controle, no es eso lo que
pretendo, quiero ayudarte a organizar el trabajo para que puedas hacerlo todo,
y puedo ayudarte si tienes dudas. ¿Te parece bien?
Le sonrío, me parece que empezamos bien.
Natalia: Cuando
termines de desayunar ve a tu habitación. A las ocho tienes que estar aquí con
todo el material que necesites, estarás trabajando hasta las dos y tendrás dos
descansos, como en el colegio. Tráete la tablet para que puedas mirar si te ha
llegado el correo con las tareas que debes hacer, y la novela que estás
leyendo, ¿de acuerdo?
Hago lo que me dice Natalia, estoy toda la mañana
estudiando en el comedor con ella. Me ayuda a hacer un planning para
organizarme las tareas que me ha enviado el director y donde podré añadir las
que me pasen Martina y Nico, pero no me está controlando todo lo que hago, me
siento cómodo trabajando así. Durante los descansos me dice que puedo salir e
ir al jardín si me apetece. La mañana pasa mejor de lo que yo pensaba.
Recibo un mensaje de Martina y quedo con ella después de
la clase de tenis para que me traiga los cuadernos con los apuntes de hoy.
Además de los cuadernos me da una lista, que ha hecho con Nico, de las tareas
que han mandado hoy los profesores, coinciden bastante con las que me ha
enviado el director. Para que Martina pueda seguir trabajando, Natalia ha
decidido fotocopiar los apuntes que tengo que copiar, nos hace pasar a ambos al
despacho de mi padre. Le agradezco a Martina que se haya tomado la molestia de
venir y ayudarme a seguir las clases, charlamos unos minutos antes de que se
vaya.
Natalia me acompaña a mi habitación, añadimos tareas al
planning y me deja copiando los apuntes. Hacia las seis llega mi padre, llama a
la puerta y entra, con la regla en la mano. Cuando la veo doy un respingo.
Carlos: Hola
Adrián, ¿cómo ha ido el día?
Deja la regla sobre mi escritorio y me da un abrazo y un
beso.
Adrián: Bien papá,
he trabajado mucho y me he portado bien con Natalia. No me castigues, por
favor.
Carlos: Ya te dije
ayer cuál sería el castigo por la pelea y la expulsión, no lo alarguemos,
¿vale?
Me coge de la mano y me lleva hacia la cama. Se sienta y
deja la regla, que ha vuelto a coger, a un lado. Me baja los pantalones, me
tumba y empieza a acariciarme la espalda.
Adrián: No papá, no
quiero que me pegues.
Carlos: Adrián,
dime por qué voy a castigarte.
No dice nada, sólo me sigue acariciando, sé que seguirá
así hasta que yo me decida a contestarle. Suspiro, cuanto más tarde en hablar
más nervioso me pondré.
Adrián: Porque me
peleé en el colegio y me han expulsado. No lo haré más papá, de verdad, no es
necesario que me castigues con la regla.
Deja de acariciarme y me sujeta fuerte. Aprieto la
almohada, después de hoy aún quedarán cuatro días de castigo.
PLAS, PLAS, PLAS, PLAS,
PLAS, ai, PLAS, PLAS, ai, PLAS, PLAS, PLAS, au.
Me baja el boxer y sigue con el castigo.
PLAS, PLAS, PLAS, au
papá, PLAS, PLAS, ai duele,
PLAS, PLAS, PLAS, ai, PLAS, PLAS, au, snif.
Para un momento y enseguida prosigue el castigo con la
regla.
PLACK, ¡au!, duele,
PLACK, PLACK, no papá, snif,
PLACK, para, PLACK, snif, PLACK, au, PLACK, snif, PLACK, ai, buaaa, PLACK, buaaa, PLACK, buaaa, buaaa, buaaa.
Sigo llorando un rato, mi padre me sube el boxer, me
ayuda a levantarme, me abraza y me besa. Yo no le devuelvo el abrazo, hoy me he
portado muy bien, ¿por qué sigue con el castigo? Ya he aprendido la lección.
Carlos: Ya está
cariño, shhh, ya no llores pequeño.
Adrián: Buaaa, no
está, buaaa, me duele y vas a seguir castigándome, buaaa.
Carlos: Shhh,
cálmate, no llores más, shhh.
Me sigue acariciando y me voy calmando. Me froto el
trasero, duele, la regla duele mucho. Estoy enfadado con mi padre pero le
devuelvo el abrazo.
Adrián: Eres
injusto, snif, hoy me he portado muy bien, snif, no tenías porqué castigarme.
Carlos: Sabes por
qué te he castigado. Y, sí, me ha dicho Natalia que has trabajado todo el día y
que te has portado muy bien con ella, estoy muy contento por ello.
Me separa, me mira y me sonríe.
Carlos: Hasta la
cena estoy sólo para ti, dime qué quieres que hagamos.
Jugamos un rato a la consola y después vemos una película
en la sala de cine.
Los otros cuatro días de expulsión pasan más o menos
igual, paso toda la mañana estudiando, salgo para ir a las extraescolares,
Martina y Nico se turnan para traerme los apuntes y mi padre no se olvida del
castigo y no me lo perdona.
El fin de semana lo paso mayoritariamente en casa, el
sábado por la mañana acabo de copiar los apuntes del viernes y adelanto la
lectura de la novela. Por la tarde mi padre me dice que si quiero puedo ir a la
piscina que tenemos en una zona del jardín, estamos a finales de mayo y esta
semana ya la han limpiado y preparado para la temporada de verano. Voy un rato
y él me acompaña aunque no se mete. El domingo me propone salir a dar una
vuelta y le pido ir al parque, nos llevamos un balón y jugamos un rato.
El jueves Hugo y yo volvemos al colegio, nos ignoramos
mutuamente. La tutora nos saca de clase para hablar, nos pide que dejemos de
meternos el uno con el otro y nos dice que los profesores estarán muy
pendientes y no nos dejarán pasar ni una. Ya nos han asignado una mediadora y
tendremos que ir con ella mañana durante la hora de tutoría.
La entrevista con la mediadora no está mal, nos pide que
hablemos y nos expresemos libremente pero sin ser groseros ni ofendernos. Nos
propone algunos ejercicios que debemos hacer para el próximo viernes, que
tendremos que volver a hablar con ella.
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