Límites
-Siento haber tenido que pegarte, mi niño... pero no voy a decirte que
me arrepiento de haberlo hecho. Tú me desobedeciste y ya sabes que eso no lo
tolero, menos si con esa desobediencia pones en peligro tu vida.- Decía
papá con una voz calma, consoladora que, sumado a las caricias en círculo que
hacía en la espalda bajo su mano, era justo lo que necesitaba su bebito.
Benicio seguía acostado
boca abajo, sollozando abrazado a su almohada. Le dolía mucho el trasero. Su
papá jamás escatimaba en fuerza cuando aplicaba los castigos y ésta vez no fue
la excepción. Eduardo se había asustado mucho y así lo había hecho sentir con
cada palmada que aterrizaba despiadada en las nalgas del niño. Aún podía jurar
que el corazón le dolía.... estuvo casi al borde del infarto.
Pero más que dolor físico,
Benicio sufría un dolor emocional...pues otra vez había jugado con su vida como
si no tuviera nada más por qué o quién preocuparse. Se sentía una MIERDA por
haberse arriesgado sin importarle dejar huérfana a su única hija. Por qué lo
hacía?! Si algo le pasaba a él, Jazmín quedaría solita... bueno, tampoco sola,
porque Benicio sabía que sus padres la cuidarían como propia y le darían todo
lo que estuviera en su poder para hacerla feliz, pero qué sentiría su hijita si
al crecer preguntara por sus papás? Qué pasaría si supiera que su mamá la
vendió? Y que a su papá poco le importó su existencia y fue a correr picadas
con unos muchachos mayores? Lo extrañaría? Lo odiaría por dejarla sin un padre?
Su conciencia lo estaba agobiando y eso, sumado al dolorcito de su corazón y el
de sus partes traseras, lo estaban deprimiendo a un grado que Eduardo se estaba
asustando.
El hombre no sabía qué
hacer. Ya le había dicho a su esposa que llamara al médico de la familia, pero
éste estaba fuera de la ciudad y estaban esperando otro doctor. Eduardo se
ponía cada vez más tenso por los sollozos sin control de su pequeño. Le hería
en el alma como mil cuchillos clavados a la vez escuchar aquél llanto tan conmovido...
Miró a su hijo y no pudo evitar ver a ese bebecito que el médico puso en sus
brazos apenas lograron estabilizar después del nacimiento traumático de Ben.
Sin poder seguir más con su indiferencia, Edú tomó a Benicio en sus
brazos.
-Ven, mi Beni Bonito... Ven, bebé.... Ven con papi... shhhh... Ya está,
campeón. Papi está contigo, mi cielo... Shhhh... No sabes cuánto me alegro al
tenerte en mis brazos, hijo. Así quisiera tenerte toda mi vida.. tal vez así no
te mandarías tantas macanas, eh?- Le decía
con ternura, meciéndolo en su regazo. -Pero
no puedo... si hiciera eso, te estaría privando a ti de vivir la vida...
-Snif snif.. no, pa.. papito.. snif snif... yo.. yo no merezco vi-vir la
vida... si..si no la sé cuidar.. snif..
-PLAFFFF- Una terrible nalgada cayó
hambrienta en el traserito gordo.
-Auuuuuuu... no, papii... snifff..
-No digas tonterías, jovencito.
-Es que es verdad, papá. Snif snif... parece.. parece como si lo hiciera
a propósito... Yo no quiero que Jazmín me odie por dejarla sin un papá.- Confesó entre sollozos, pegándose más al pecho de su padre. Se sentía
frágil y necesitaba la fortaleza de su papá.
Eduardo lo apretó más entre
sus brazos. Ahora entendía por qué la amargura de aquél llanto. -Ay, hijito. Eres tan joven aún...
prácticamente un niño, mi bebito. - Le decía, besándole la cabecita para
que sintiera todo su amor - Y sales de
mis brazos a descubrir el mundo y los límites que hay en él. Eso es normal y
nos pasa a todos. A veces esos límites son fáciles de reconocer, pero tienes
que estar atento siempre, porque hay otros que cuando los descubrimos, golpean
fuerte. Todavía tienes un largo tiempo por vivir, hijo, y yo me voy a asegurar
para que tú y mi nieta tengan una vida larga y feliz... no puedo ser egoísta y pedir
tu vida para mí solo, pero sí puedo acompañarte en el
camino.... siempre estaré a tu lado, Beni Bonito. Siempre me
tendrás cuando me necesites.
Benicio lo
escuchaba atento. La voz de su padre era tan tranquila, y lentamente se fue
adormeciendo con el movimiento y las caricias que recibía.-Te amo, papito. -Murmuró más dormido que despierto.
Edú sonrió- Yo también, mi cielo… con todo mi ser!-
Dijo, y siguió meciendo a su tesorito, intentando no sólo consolarlo sino que
también consolarse él al pensar que podía haberlo perdido. Qué haría él sin su
pequeño? Tan esencial era su vida... más que la propia. Sí, definitivamente más
que la propia. Y él se encargaría de mantenerla a salvo siempre....
Lamentablemente, esa promesa no abarcaba a su colita!
Ariane muchas gracias ya extrañaba a Benny...pero quede con ganas de leer mas sobre mi papá favorito
ResponderBorrarMe encanto por continúala pronto.
ResponderBorrarAriane te quedo genial este capi!!!
ResponderBorrarPero porfis mujer no te pierdas que me gusta mucho esta historia!!!
Me encanto como consolaron a Beni!!
Pobre Beni tiene toda la mala suerte de meterse en lios
ResponderBorrarY ahora con depre
Solo espero que el nuevo doctor sepa tratarlo pero sino esta es mi receta
1._ chocolate M y M en grageas c /8 horas por 5 diad
2._ besitos dulces sabor a leche de Jazmin c/4 horas tiempo indefinido
3._ prohibido PROHIBIDO los pam pam en el culete de por vida por ser altamente peligrosos
4 ._ abrazos incondicionalez de mama y papa pese a los colerones
Atentamente
Marambra
Me encantó la receta Marambra!!! :D
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