LA VISITA AL PUEBLO
Tras el último incidente y por consideración a Michelle que todavía no asimilaba que su hijo podía hacer contactos con entes del mas allá, el perfil de los chicos en cosas paranormales se había mantenido muy bajo perfil, además Arturo había comenzado a ir al mismo colegio en de Duncan, y adaptarse a la dinámica de compañeros, diferentes profesores pues lo mantenía concentrado, o mejor dicho alejado de lo paranormal y más cerca del mundo real y los seres vivos.
Ese día en especial Arturo salió de casa entusiasmado haría un paseo con el colegio, iría a Fredericksburg un pueblo a dos horas de su ciudad, su historia remontaba de muchos años atrás cuando una colonia de alemanes se establecieron allí, era un pueblo tranquilo una mezcla extraña entre alemanes y texanos, parecía un pueblo del vaquero de muy buen gusto, todo el año el pueblo se llenaba de turistas de todos lados.
John: Artu anda con cuidado hijo, te portas bien nada de andar inventando con Duncan, sin separarse de los guías y tus compañeros.
Arturo: Papaaa si los dos somos unos ángeles.
John: Siii claro, toma por cualquier cosa. Le dijo entregándole algo de dinero a su hijo, por si quería algún capricho.
Arturo: No hace falta papá, las comidas están incluidas en lo que ya pagaron.
John: Esto es para un extra, para alguna chuchería o recuerdo que quieras comprarte. ¡huuum! Le dijo con cariño.
Arturo: Gracias papiiii. Le dijo abrazándolo fuerte.
Lo que nadie pensó en su momento era que el encanto de un pueblo de ese tipo, era la energía que podía tener. Muchas de las estructuras o casas tenía años de historia y experiencias, lo que antes era una corte de justicia ahora era una biblioteca pública, y por los casos judiciales tratados en la época no todos se habían ido al otro mundo de buena manera, y los chicos estaban por averiguarlo.
La biblioteca era uno de los sitios obligatorios a visitar databa de más de 150 años, y tenía pocas restauraciones. Arturo y Duncan, una vez que se bajaron del autobús, sintieron muchas energías en el ambiente dentro del pueblo, pero lo que sintieron al estar enfrente de la biblioteca los paró en seco, muy a pesar de haber colocado su escudo en un100%. Los chicos se miraron entre sí con algo de preocupación había algo grande adentro y no era para nada bueno.
Profesor: Oigan ustedes dos adentro, no pueden quedarse rezagados.
Chicos: Si, señor.
Duncan: Me molesta el cuello, siento una presión horrible. Le murmuro a Artu.
Duncan se sintió peor al entrar, y descubrió el por qué en un patio interno ahorcaban a los bandidos. Y fue rectificado cuando el historiador del lugar les contaba la historia a los chicos.
Artu: ¿Duncan estas bien? Le pregunto cuando el mismo Artu, vio asombrado la cantidad de espíritus internos que habían en el lugar.
Duncan: No… siento demasiado dolor, rabia, sufrimiento, injusticia…ufff. Dijo algo entrecortado sin embargo tratando de disimular ante los demás.
Artu: Profesor Duncan esta algo mareado creo que las horas de viaje le han cobrado factura.
Profesor: La verdad que esta algo pálido, vamos a sentarlo.
Guía: Permítame que mi compañero lo lleve a la enfermería ahí hay personal que puede atenderlo. Dijo haciendo señas.
Artu: Profe yo acompaño a Artu ustedes sigan con los compañeros que en lo que se sienta mejor los alcanzamos.
Profesor: ¿Seguro?
Duncan: Si… es solo un mareo de nada.
Guía: Mi compañero nos ubicará por la radio y nos alcanzará.
Profesor: Bien, pero si se siente peor me buscas, para saber que otra medida tomar.
Artu: Si, profe así lo haré.
Cuando llegaron a la enfermería Arturo abrió los ojos, no veía el cuarto blanco con la camilla que estaba presente veía una celda sucia, con presos quejándose del trato. También vio como sacaban a los presos a golpes y arrastras para llevarlos a la horca. Duncan estaba abrumado ante tanto sentimientos que se sentó inmediatamente, el guía fue por el enfermero de turno, y a buscarle una manzanilla.
Duncan: Ufff te juro que tengo el escudo al máximo y siento que me estoy agotando muy rápido hay demasiada energía negativa Artu.
Arturo: Si, Duncan tú los sientes y yo los estoy viendo son demasiados, y estoy igual con el escudo al 120%, e igual es demasiado agotador. Sin embargo no se han dado cuenta que los vemos. Le murmuro.
Duncan: Tenemos que salir rápido de aquí.
Arturo: Siii.. toma una para cada tobillo. Le dijo pasándole unas cintas de color rojo, al mismo tiempo que él también se colocaba.
Duncan: Gracias, espero nos sirva de algo.
El enfermero al entrar se estremeció por el frío que sintió, y lo primero que hizo fue ver el termostato.
Enfermo: Este perol ya se daño de nuevo. Un sol maravilloso afuera y acá congelados. Lo que no sabía el enfermero era que tenía un fantasma que cuando entró lo abrazó pidiéndole ayuda… al parecer había muerto desangrado en aquella celda, bueno hora en la enfermería. Artu miró impresionado las imágenes eran tan nítidas que no entendía como el enfermero no lo veía.
Enfermo: A ver chico algo más a parte del mareo.
Duncan: Dolor de cabeza, pero ya está cediendo.
Enfermo: Me dicen que estuvieron 2 horas de viaje, salieron temprano y la altura también pudo afectarte, todos los días alguien siempre se siente mal, o a lo mejor es el sitio.
Artu: ¿El sitio?
Enfermo: Bueno unos jóvenes viendo una biblioteca de más de 150 años pues aburrido ¿nooo?
Artu: Ahhh jajaja sip. Dijo disimulado.
Enfermo: Tomate esto seguro que en unos minutos te sentirás bien, y podrás alcanzar a tus compañeros justo para ir a la parte divertida del pueblo. Dijo picándole el ojo.
Duncan: Gracias…
Artu: Ahí muchos lugares antiguos en el pueblo como este. ¿verdad?
Enfermo: Sip, pero este es el único, con muy pocas restauraciones, además no le digan a nadie pero lo que no les dicen en el tour, es que muchos de los condenados en el juzgado los enterraron en fosas comunes en el patio trasero. Decisión arbitraria que tomo el sheriff de la época lo hacía con los condenados pobres o que no tenían familia, para ahorrarse un entierro decente…supongo que desde hace mas de 100 ya tenían problemas con el presupuesto.
Duncan: Jooo si lo que falta es que digas que acá espantan.
Enfermo: Pues muchos de los vigilantes nocturnos renuncian porque dicen que espantan, que se oyen ruidos, y lamentos, después de las 12 de la noche. Yo creo que es el viento la madera vieja del edificio. Aunque tampoco puedo afirmar o negar, pues nunca me he quedado de noche para comprobarlo, y ni pienso hacerlo.
Artu: Seguro lo dice para asustarnos. Dijo mirando a Duncan, que no entendió porque le dijo aquello, seguro que había sentido algo.
Tal como lo indico el guía los compañeros terminaron la visita a la biblioteca, después de enseñarles una infinidad de objetos antiguos, y la visita al patio trasero.
Inmediatamente que salieron de ahí unos pasos alejados del sitio, Duncan se sintió de maravilla y Artu se tranquilizo. Ya estaba buscando la manera de poder llamar a su padre.
El resto del paseo fue increíble hasta que llegaron a un puente, Artu vio como una mujer era empujada de él. Duncan se acercó al ver la cara de su amigo
Duncan:¿Qué pasa?
Artu: La empujaron. Le murmuró
Al cabo de un rato escucharon la historia de que una mujer hacía más de 120 años se había suicidado, en presencia de su esposo, pero nunca habían encontrado su cuerpo había llovido mucho esos días y el río era extremadamente largo.
Los guías decidieron hacer el picnic a la orilla del río y los chicos podían meterse al mismo si querían estaba bastante llano por la época así que no corrían peligro alguno. Tenían hora y media para deambular por el mismo.
Duncan: La siento… desean que la encuentren.
Arturo: Lo sé, ves esas rocas que están de este lado, cerca del árbol grande. Ahí está..
Duncan: ¿Qué hacemos?
Arturo: Ignoramos la biblioteca por la cantidad, pero aquí es solo una, y está pidiendo ayuda. Sin decir más nada ambos chicos caminaron hacía esa parte.
Duncan: Nadó en sentido contrario, confundida escapando de su marido que la empujó, por eso nunca la encontraron. Era absurdo que peleara contra la corriente, y se atasco con las piedras, siento su desesperación cuando su pierna quedo atrapada… el agua subía y subía, cof cof cof hasta que se ahogo. Le decía a Arturo, narrando la agonía de la mujer.
Arturo miraba a sus profes y a sus compañeros, de vez en cuando los mismos estaban cerca, pero no para escuchar lo que decían.
Arturo: Te atreves a sentarte encima de la piedra.
Duncan: Si, pero payasea como si me contaras algo.. para disimular. Duncan respiro profundo y con cautela se sentó, pudo sentir lo que Arturo le dijo, el terror y el sentimiento de traición, su propio esposo la había empujado. Antes de caer le había arrancado la cadena a su marido, y mantuvo la misma fuera del agua hasta que se ahogo por completo.
Arturo escucho atentamente, y busco un palo sentándose al lado de su amigo y ambos comenzaron a cavar disimuladamente… y dieron con una punta dorada habían conseguido la cadena, y la halaron un poco.
Arturo: Debemos gritar y pararnos de golpe como si la encontramos por casualidad… para llamar la atención de todos.
Duncan: Ok… un hallazgo fortuito.
Arturo: ¿Listo?
Duncan: Ajaa..
Arturo/Duncan: AHAAAA…. Una manooooo…AAAAA Gritaron se levantaron.
Los profesores corrieron a donde los chicos así como los vigilantes del sitio, para ver con asombro en el agua algo parecido a unos huesos de dedos y a Arturo con un pedazo de cadena con una plaquita de oro.
Duncan: Vimos algo que brillaba..
Artu: Si y lo halamos.. y salió esto. Decían los chicos señalando y entregando al vigilante la cadena.
Vigilante: No puede ser…Inmediatamente radiaron y acordonaron la zona, y escavaron para encontrar el cuerpo de Mariana D´Apostol. Esto último no lo vieron los chicos, y tampoco hacía falta. Para el resto del grupo fue una experiencia impresionante, muchos les pareció cool, algunos se desmayaron, otros daban gracias de no haber sido ellos, etc. Duncan y Arturo, están tranquilos uno de los profesores no les quito el ojo en el resto del viaje, pensando que podían estar impresionados por el hallazgo.
Cuando llegaron al colegio el director no los dejo irse a sus casas solos, sentía la obligación de explicarles a sus padres lo vivido por los chicos, y es que no todos los días te tropiezas con un muerto de más de 120 años enterrado. Los chicos tragaron grueso, porque sus padres en lo que escucharan las novedades sabrían que nada de eso había sido fortuito.
Arturo: Pero profe, estamos bien..
Duncan: Si.. no hace falta llamar a nuestros padres para que nos busquen.
Pero por más que insistieron, sus padres fueron llamados.
Tanto Efrén como John, se tensaron cuando les dijeron que les llamaba el director de la escuela, y sin esperar más corrieron al colegio, a buscar a sus hijos. Ambos padres pasaron a la dirección y encontraron a sus hijos en un sillón, ambos estaban bien, y sus caras no les dijeron nada de momento, el director procedió a contar lo sucedido.
Director: Muy a pesar de lo impresionable que puede ser encontrarse a un muerto, sus hijos han sido valientes pero no me atreví mandarlos solos a sus casas.
John: ¿Un muerto… en un paseo escolar?
Efrén: Sin duda yo me hubiese desmayado como mínimo.
Ambos padres trataban disimular su molestia, denotando asombro.
Director: Siii, los chicos encontraron a una dama que se suicido hace mas de 120 años en el río… aunque según hizo referencia un policía, a lo mejor no fue suicidio después de todo, pero en fin no hay quien pague un crimen después de tantos años, pero al menos le darán un entierro decente a su alma.
Efrén: ¿Encontraron o buscaron? Murmuró mirando a su hijo, quien bajo la cabeza.
Arturo: El director tiene razón la pobre señora ahora descansara en paz. Dijo haciendo ojitos a su padre.
Directos: Los chicos son unos héroes, se merecen una recompensa. Dijo el director en son de broma.
John: Si, creo que tiene razón, muchas gracias por llamarnos. Dijo estrechando la mano del mismo, mientras que Arturo solo trago grueso, de imaginarse la recompensa que le daría su padre.
Una vez dentro del carro, ambos padres regañaron a duo.
John: Peroooo es que en la primera oportunidad se ponen a cazar fantasmas.
Efrén: Que te dije al salir… nada de inventar.
Arturo: Nosotros no los buscamos son ellos que nos buscan a nosotros.
Duncan: Papaaa ni que inventáramos nosotros a los fantasmas.
John: Debían poner su escudo..grrrr..
Efrén: Es que les gusta desobedecer…
Arturo: Lo hicimos pero eran muchos papaaaa.
Duncan: Inclusive nos pusimos esto, y me sentí mal.
Los chicos procedieron a contar todo lo vivido en el museo y luego lo del río, admitiendo que no pudieron negarse en ayudar a la mujer.
John: Ya lo hemos hablado hasta el cansancio Arturo Lenner, no pueden tomar esas decisiones se imaginan que hubiese sido un ente maligno y ataca a todos sus compañeros incluyéndolos.
Efrén: Y nosotros a mínimo 2 horas del sitio.
Duncan: Pero no era malo…yo lo sentí.
Efrén: Hay entes que engañan lo leímos el otro día Duncan. Le dijo frunciendo más el ceño.
John: Cuando lleguemos a casa directo al establo.
Arturo: No … papaaa con el trenzadito nooo.
Efrén: ¿trenzadito?
Duncan trago grueso su amigo le había enseñado aquel instrumento del mal.
John: Un cuerito que quita lo malo y pone lo bueno, y que va a caer en el traserito de este desobediente, logramos que aprende de una buena vez.
Arturo: no papitooo por favor.. no lo vuelvo hacer, no lo vuelvo hacer te lo jurooo. Dijo lloriqueando sin importarte que Efrén y Duncan estuviera ahí.
Efrén: John a cambio de darte el aventón a tu casa, necesito me preste ese trenzadito para calcarlo en el trasero de Duncan, total ambos son igual de culpables.
Duncan: PAPAAAAAAAAA..
Efrén: Silencio…no quiero ni una sola queja. Nos preocupamos por ustedes, es su seguridad la que está en juego, y ustedes la brincan como si nada.
Los chicos se cruzaron de brazos, colocaron su mejor puchero y se dejaron caer derrotados en el asiento trasero. Al llegar a casa se rehusaban a bajar del carro, y por instinto de supervivencia bajaron los seguros de los carros, mientras sus padres intentaban abrir la puerta.
Efrén/John: ABAJO… Y los chicos negaban con la cabeza.
John: Arturo Lenner…. No compliques más las cosas, sube el seguro.
Arturo: Lo subo si prometes que no nos castigaran con el trenzadito. Dijo con voz infantil.
John: Lo que te puedo prometer es que si no bajas ahora mismo te voy a dejar caer 3 más por malcriado.
Efrén: DUUUNCAAA Abre…
Duncan: Tu me quieres pegar..
Ambos padres daban vueltas sobre su propio eje, se pasaban la mano por la cara, en señal de paciencia “CERO”.
John: Ayúdame Wilson, con este hijo nuestro. Murmuró en un momento de estar al borde del límite.
Y como por arte de magia, los seguros subieron y los chicos bajaron tras un gritico, un palmazo del más allá cayó sobre sus adorados traseros.
Arturo/Duncan: AAAAYYY…JOOO
Ambos padres no se tomaron ni un segundo en pensar que había pasado solo se limitaron a llevar a sus hijos hacia el establo a punta de palmazo limpio.
John: Camina PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS auaua papiiiiii
Efrén: Te gusta desobedecer ¿nooo? PLAS, PLAS, PLAS AUAUAUA… PLAS, PLAS Papaaa noooooo
Una vez adentro John sacó el trenzadito de la gaveta, sin soltar claro está a Arturo de la orejita. Ante la mirada atenta de Efrén y la mirada de terror de Duncan.
John se sentó en la silla, le desabrocho el pantalón a su hijo, los cuales cayeron rápido al suelo, lo coloco en posición y los calzoncillos fueron bajados con la misma rapidez.
John: Te lo advertí la ultima vez Artu, pero volviste a desobedecerme.
No papiiii por favorcito con eso nooooooo
ZAAS AUUUUU ZAAS BUAAAA ZAAS YAAAAAAAA BUAAAA ZAAS PAPIII BUAA ZAAS No lo vuelvo BUAAAA HACEEER YAAAA…
Solo cinco le dio John a Arturo, y el pobre chico chillo de lo lindo, zapateo, y lloró por un buen rato. John le paso el trenzadito a Efrén para dedicarse a frotar la espalda de su hijo, subirle la ropa y acunarlo en sus brazos, para calmarlo
John: Shh Shhh… ya paso Artu… Shhh.. ves por eso se debe hacer caso al papá.
Arturo: snif..snif a “los papas” dijo lloriqueando, mientras se sobaba su culito sin ninguna pena, mientras su compadre recibía la misma dosis.
John: Cierto a los papás… eso me recuerda… “Gracias Wilson, por bajar a nuestro hijo del carro”. Murmuró
Arturo: No se valeeee te manda a decir que “cuando quieras” Ahora debes consentirme doble. Dijo mimoso en el cuello de John.
John: Es bueno saberlo, y claro que mimare a nuestro muchachito mucho mucho. Le dijo mientras le besaba la cabeza a su hijo.
jajaja y el director insistía en que los chicos necesitaban una recompensa!!
ResponderBorrarMe gusta mucho tu historia Sanha que bueno que escribiste de este par de caza-fantasmas ...
Y que opinó Duncan del trenzadito??