lunes, 18 de junio de 2018

Muchachos 2



Muchachos 2
Jacob estaba esperando desnudo al lado de la tina cuando finalmente entraron dos niños con un contenedor. Estos niños no traían armas y se veían un poco más pequeños, manejaban con cuidado el humeante contenedor que despedía vapor.
-Puedes bañarte con esta agua y si necesitas un poco de agua fría para templarla puedes tomar de ahí- dijo uno de los niños señalando uno de los contenedores llenos de agua que estaban ahí.

·                     No pidas más, solamente es ésta y ya – aclaro su compañero y salieron de ahí sin decir nada más.
·                      

Jacob se acercó al contenedor y disfrutó del vapor acariciándole la piel. Hacía mucho tiempo que no se bañaba y por lo menos 5 años que no lo hiciera en agua caliente.
Después de un instante decidió probar el agua caliente y con un cazo tomó un poco de agua caliente y se la vacío encima.
·                     Aahh! – exclamó al quemarse con el agua
·                      
Y entendió por qué los niños le habían señalado el otro tambo con agua fría.
  - ¿Estás bien Jacob? – escuchó qué le gritaron desde el otro cuarto y cómo no respondió – are you OK?
  - Yes, I’m OK, the water was really hot.
  - OK
 Jacob templó el agua caliente como le habían dicho y después de enjabonarse con la pastilla de jabón se enjuagó con el agua tibia. Se tomó su tiempo disfrutando mientras el agua corría acariciandole la piel y llevándose la espuma del jabón y la mugre por igual.
Jacob estaba terminando de bañarse cuando entró uno de los chicos que lo habían capturado con una ropa y algo como una manta raída y lo ponía en el borde de la tina.
·                     Apúrate, el jefe quiere que vengas con él. – dijo el chico y luego señaló a lo que había traído. – Towel and clothe, dress – con pésimo acento de inglés, pero Jacob entendió perfectamente y mientras el chico salía él se sequó y frotó con la manta raída que a pesar de todo parecía estar limpia y después se puso el short beige que le habían dejado y las sandalias de cuero y salió hacia el cuarto principal.
·                      
 Pero cuando se disponía a bajar por las escaleras por las que lo habían subido a rastras uno de sus captores se le puso en frente y le impidió el paso. Jacob intentó correr pero este lo alcanzó a agarrar y lo detuvo con una llave. Él trató de forcejear hasta que el chico del escritorio le dijo señalando el cable en la pared:
·                     ¿Quieres otra paliza, again?
·                      
  Y entonces se calmó, pues definitivamente no quería una segunda paliza como la que se acababa de la llevar, y el chico que lo sujetaba lo soltó.
  - Quiero que vengas a dar un paseo por el campamento conmigo, we should walk and talk. – siguió diciendo el chico del escritorio – por cierto mi nombre, my name, es Ignacio
 - Ok

Cuando salieron el chico de 15 años tomó un rifle AR15 y los siguió de cerca.
Ignacio guió a Jacob a lo largo del campamento mostrándole lo que 32 pares de manos habían logrado bajo la dirección de una buena cabeza y de disciplina. Le mostró los invernaderos para comida, los pozos con su sistema de filtrado, el taller y al llegar al garage donde guardaban tres camionetas y almacenaban la gasolina, dos chicos armados con ametralladoras les abrieron las puertas de metal.
·                     Esta parte está vigilada las 24 horas del día – dijo Ignacio mientras abría una de las camionetas y se sentaba en el asiento trasero. – no es tanto por los vehículos, sino por el combustible. Es demasiado valioso, más de una persona mataría por obtener un poco.
·                      
 Jacob solo asintió, y observó con asombro la camioneta tipo Humbie aparcada a un lado.
·                     La trajimos de una base militar abandonada – dijo Ignacio con mucha satisfacción por ver admiracion pura en la cara de su huésped. – también había un helicóptero pero no pudimos hacer que funcionara, y además nadie aquí lo sabe manejar. – los dos chicos se rieron e Ignacio siguió con el recorrido. Primero por un establo donde había cinco caballos, y después regresaron al edificio principal. Ignacio le enseñó la enfermería, la cocina, una especie de salón de clases y el comedor, que era el cuarto más grande. Casi todo era muy rústico, armado con las cosas que habían quedado de la guerra, pero funcionaba. A Jacob le llamó la atención ver una niña en el campamento pero Ignacio ignoró su sorpresa y continuó hasta que llegaron de nuevo al cuarto del escritorio.
·                      
 Cuando entraron el chico de los lentes quebrados estaba sentado en el escritorio tratando de pasar la información de un libro semidestruido a una pizarra. Cuando los vio entrar saltó sobresaltado y trató de ordenar el escritorio.
Jacob pensó que Ignacio lo azotaría con el cable o por lo menos le daría una cachetada, pero Ignacio se sentó de nuevo y solamente sacudió la cabeza del preocupado chico de manera cariñosa.
·                     Este de aquí es nuestro cerebrito- dijo riéndose – en otra época lo hubieran considerado genio pero en este tiempo no es más que un niño debilucho incapaz de sobrevivir, lo rescatamos hace un par de años cuando estaba muriéndose abajo de un puente derrumbado.
·                      
 Jacob asintió y esperó. El chico mayor se había sentado en el suelo al lado del escritorio recargando la cabeza en la pared. Nunca se separaba de Ignacio, Jacob asumió que era una especie de guardaespaldas.
— Pues, ¿qué te parece el campamento? – dijo derepente Ignacio
  - Me sorprende mucho, y también que no haya adultos, es más agradable.
  - Los adultos son monstruos.
  - Casi todos.
  - Eso es cierto. Dime Jacob, ¿te gustaría quedarte en el campamento y formar parte de nosotros?

 - Jacob se sorprendió tanto por la pregunta que no respondió inmediatamente. Trató de formular una respuesta mientras por su cabeza pasaban muchos pensamientos.

3 comentarios:

  1. No habia visto el primer capi. Esta muy buena la historia. Rompe los esquemas

    ResponderBorrar
  2. Que interesante la verdad!!
    Pero aunque no hay adultos los chicos no se salvan de los castigos 😞🙊

    ResponderBorrar