De niño a tigre
‘Mamá está enojada conmigo, me regaño muy duro y me amenazo
con unos buenos azotes al llegar a casa y yo no entiendo porque, si fueron esos
chicos los que se metieron conmigo yo solo defendía lo que era mío, aunque no
se lo demuestre estoy muy asustado porque nunca la había visto así de furiosa,
creo que no fue buena idea haber peleando con tres chicos mayores y que mamá me
sorprendiera debajo de ellos peleando por una pelota, no entiendo porque no se
da cuenta la pelota la encontré yo primero y eso la hace ser mía, pero mejor no
le digo nada solo espero que papá me salve de las nalgadas, casi siempre lo
logra, porque para el yo soy su campeón y jamás hago nada incorrecto.’ Pensó el
pequeño Steve mientras su mamá lo regañaba y amenazaba mientras caminaba a
casa. ‘si nos desviamos a la fabrica estoy salvado’ sonrió de inmediato el
pequeño.
En cuanto entraron a la fábrica el pequeño Steve corrió a
los brazos de su padre.
“que ocurre tesoro” dijo Sean abrazando de inmediato a su
hijo.
“mamá va a pegarme” dijo haciendo un puchero.
“Rose, como asustas a mi bebe”
“No Sean, esta vez fue muy lejos, no sabes el miedo que
pase”
“mi vida no llores” dijo abrazando a su amada esposa, y
dudando si salvar a su pequeño, algo terrible tendría que haber hecho para
poner a su madre en ese estado. “que ocurrió”
“lo encontré peleando con tres chicos mucho mayores pudieron
hacerle mucho daño, Sean si no huévese llegado a tiempo lo pudieron haber
lastimado”
“Steve André Hyuga me puedes explicar eso” dijo con la voz
más severa que su pequeño hijo había escuchado jamás y eso lo hizo llorar su
padre jamás se enojaba con él.
“me querían quitar mi balón”
“un balón”
“si papito yo lo vi primero y ellos me lo quitaron”
Sean definitivamente estaba furioso con su pequeño esta vez
no lo salvaría del castigo que su madre le impondría o tal vez debía ser él el
que lo castigara, tenía claro que era demasiado permisivo con su muchacho y eso
lo hacía tomar más riegos de los necesarios, si estaba claro que esta vez nadie
salvaría el trasero del muchacho, hasta que escucho decir a su tesoro.
“y le gane papá, les gane a todos” con una sonrisa radiante,
en ese segundo Sean se olvido del mundo, alzo a su tesoro al cielo.
“y le ganaste a todos, tu solito, mi bebe es un campeón”
“soy como mi papá” dijo agitando sus brazos al viento.
“y te gusta el futbol” Pregunto papá
“si papá”
Entonces te comprare un balón, el mejor balón que exista
porque tu mi hijo llegaras lejos, tu mi hijo serás el mejor”
“lo prometo papá”
“solo prométeme que serás feliz”
“seré feliz siendo el mejor papá” dijo el chiquito en su
inocencia.
“vamos entonces” dijo Sean saliendo con su hijo, si el amaba
a su mujer y adoraba a todos sus hijos pero no podía negar que su Steve era
especial, su hijo era su vida, esa tarde después de comprar el preciado balón
hicieron un alto en el trabajo y todos fueron a jugar, Rose y sus hijos menores
hacían barra desde el costado de la cancha mientras Steve burlaba la defensa y
anotaba a su padre, se escuchaba como Sean se reía y decía que era un gran
portero en su juventud y como sus hijos le decían bromas sobre su apodo
‘agenda’ porque todos le anotaban, que más se puede decir esa tarde fue
fantástica y jamás la olvidaran porque en al otro día Sean se enfermo y ni por
muy luchador que fue pudo vencer al cáncer y dejo a su feliz familia desolada y
un niño convertido en un tigre.
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