Capítulo
5
En
internet decían muchas cosas, en unas páginas lo veían como algo de brujería y
otras como un accidente. Yo no conocía a ninguna bruja así que supuse que lo
último era una opción. Decía que había plazos y hablaban de un ritual que no entendía….
Pero lo más importante era que teníamos que estar ambos juntos.
Eso
me estresó más, Federico está en mi casa, con mis hermanos y yo no tengo idea
en cómo puedo reunirme con él. Empecé a buscar mi casa por internet, al parecer
no hay ningún bus que sirva de aquí hasta MI CASA, era un camino en el que
tendría que hacer transbordos, 3 transbordos y unas 2 horas de camino.
Pensé
en contarle a los papás de Federico la situación, tal vez entenderían… o el
guardaespaldas podía llevarme. Dejé el computador sobre la cama y bajé las
escaleras, el papá de Federico estaba ahí junto con Isaac, como si nada hubiera
pasado.
-¿Papá?
-Me arriesgué a decir, la verdad no sé como se dirija normalmente a su padre.
-¿Te
duele algo Fede? -Me fastidiaba mucho ese apodito, sonaba como de niño
chiquito.
-No,
mucho… es que tengo una especie de dolor de cabeza, pero duele poquito -Estaba
hablando como si fuera un niño, sentía que así es Federico normalmente.
-Estás
hablando extraño hijo -Dijo y se acercó a mí, al igual que el entrenador me
puso una mano en la frente como tratando de tomar mi temperatura. Supongo que
se nota que no soy él.
-Hoy
jugamos contra un colegio público -Realmente, no sabía cómo pedirle que me
llevara a mi casa. -Y me sentí mal por los chicos esos, algunos ni buenos tenis
tenían.
-¿De
qué hablas? Uno de ellos casi te mata… se te lanzó encima, creo que si te hizo
daño el golpe -Dijo Isaac, me enojó su comentario, yo no tenía la culpa de que
él me chocara… el niño había pasado de verse dulce y amable a odioso y
engreído.
-No
sé de quien haya sido la culpa, pero aun así deberíamos ayudarlos -Dije un poco
enojado y algo desesperado.
-¿Y
qué quieres que hagamos? -Dijo el papá, lo dijo con fastidio y eso me hizo
explotar.
-AYUDARLOS…
AL MENOS CON UNOS ZAPATOS -Grité, Isaac abrió los ojos y el papá de Federico se
puso de pie, éramos casi de la misma altura.
-Tu
a mí no me gritas, voy a pensar que este arranque es porque de verdad tienes
dolor de cabeza… vete a tu habitación, relájate y deja las ideas tontas, porque
si sigues buscándome me vas a encontrar -El tipo me había amenazado por segunda
vez en el día.
Había
fracasado y no me gusto la actitud que tomaron cuando les mencioné que
ayudaran… subí al cuarto de Federico y di un portazo, tengo que volver a mi
casa.
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-¡Qué
te pasa estúpido! -Escuché la voz de un niño, más o menos de la edad de Issac.
-¿Ahh?
-Dije, aun tenía dolor de cabeza y su voz era muy chillona, no estaba haciendo
nada.
-QUITATE
DE MI CAMA GABRIEL -El chico estaba muy enojado por algo tonto, me levanté y me
fui a la otra cama, no iba a seguirle la corriente hasta que me empujó.
-No
te metas conmigo -Dije devolviéndole el empujón, solo que no me medí mucho y lo
tiré al suelo.
El
chico se levantó rápido, pensé que iba a llorar como quizás lo haría mi
hermano, pero no dijo nada, solo salió del cuarto. Me di cuenta que lo
necesitaba, el chico era el único que podía explicarme qué hacer y como
hacerlo, por eso salí del cuarto persiguiéndolo.
-Perdón
hermano -Dije. Le diría por el nombre si lo supiera.
-Largate,
tu sabes que odio que te acuestes en mi cama -Si el chico quería sonar maduro
jajaja pues no lo estaba logrando.
-Lo
siento, es solo que tuve un día pésimo… en el colegio ese de los ricos me
choqué con un chico y ahora tengo mucho dolor de cabeza. -El chico se quedó
mirándome fijamente, después algo ilusionado se acercó a mí.
-¿Cómo
era ese colegio? ¿De verdad allá es tan diferente al barrio? -La forma en la
que me lo dijo me hizo sentir mal, donde vivo ni es un lugar fantástico y debería
ser algo que parece un sueño para otros.
-Es
grande, tiene canchas y piscina -Dije, me parecía algo normal en los colegios,
pero al parecer para el niño no era así.
-Wooow
como los de las pelis -Dijo y yo asentí algo impactado, era triste que lo viera
como algo tan lejano.
-¿Me
puedes decir que tengo qué hacer? Es que siento que perdí algo la memoria -Era
una mala excusa, pero al parecer el chico me creyó y me lo dijo muy natural.
-Puuues
como hoy no fuiste al trabajo ni al colegio -¿Gabriel tiene un trabajo? -Y
estas aquí con nosotros, solo nos calientas la comida y ya -¿Solo por ser el
mayor? Es algo injusto.
-Está
bien, y qué es la comida -Dije, tenía algo de curiosidad.
-Arroz
con huevo, riquísimo -¿Qué? Eso no es una comida.
-Solo
eso -Dije y el chico me miró extrañado. -¿Tenemos computador? -Al ver las
condiciones, empezaron a darme muchas ganas de irme a mi casa y quizás de
ayudar a estos chicos.
-En
la biblioteca o en el colegio hay -Dijo subiendo los hombros, ahí entendí que no
tengo internet, lo cual hace más difícil que pueda regresar a mi casa.
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Me
sentía muy molesto, ya no quería estar con gente tan estúpida, sé que no es su
deber darnos dinero, pero podrían ser un poco más empáticos, Federico no
necesita tener dos portátiles, podría regalar uno.
A
la hora de cenar por fin conocí a la mamá de Federico, es una política famosa,
la había visto en televisión antes. Desde el momento en que me senté en la mesa
me di cuenta que tendría problemas porque había comida que yo no conocía y
mucho menos sabía como se supone que debía comer.
Al
principio me dieron ganas de comer como fuera, igual tenía hambre… sin embargo,
al final intenté imitarlos pero me veía bastante inexperto en lo que hacía.
-Fede
cariño come bien -Dijo la señora, me estaba impacientando porque nadie parecía
darse cuenta que yo no soy Federico, sé que no es algo obvio, pero al menos
podrían decir algo.
-Lo
siento -Dije, no sabía que más decir. Intenté seguir con la comida pero realmente
no podía, sentía mucha presión así que dije que no quería más y me puse de pie.
Me
levanté y tomé el plato de comida para llevarlo hasta la cocina, pero me detuvo
el otro hermano de Federico.
-¿Qué
haces? Deja el plato ahí -Dijo con fastidio, yo solo hice lo que me dijo y subí
al cuarto. Me estaba sintiendo cada vez más asfixiado, así que decidí intentar
volver a la casa al otro día después del desayuno.
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-Gabo
tengo hambre -Me despertó la voz de la niña, supuse que ya querían cenar.
Caminé
hasta la cocina, saqué una olla de arroz y cogí tres platos, los puse en la
mesa y después busqué tres huevos. Ambos niños me miraban atentos, pero la
verdad es que yo no sabía que hacer… jamás había cocinado en mi vida.
Busqué
el microondas, pero no lo encontré… no sabía que hacer, me empecé a sentir muy
nervioso.
-Tengo
hambre -Dijo el niño, era algo obvio.
-Cállate
Hernán -Dijo la niña y al fin supe el nombre del chico. -Te ayudo hermanito.
La
niña era tierna, pero fue casi humillante que ella supiera prender la estufa y
yo no. Con facilidad prendió un fósforo y junto con Hernán rompieron los
huevos… unos niños sabían más de cocina que yo.
Era
la primera vez que solo iba a cenar arroz con huevo, era algo extraño, lo
acompañamos con coca cola… al terminar yo seguía teniendo hambre pero, al
parecer no había más comida, yo estaba acostumbrado a repetir o incluso comer
snacks y quedar con hambre me hacía enojar.
La
mamá de Gabriel llegó, era muy tierna… me preguntó sobre cómo estuvo el día y
que tal había estado el partido. Sentía que era la persona más confiable que
había conocido hasta ahora, llevó a sus otros hijos a dormir y nosotros nos
quedamos hablando un rato más.
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Me
desperté temprano, no tanto como estaba acostumbrado, pero si lo suficiente
para alcanzar a ducharme y vestirme. Una señora, de las que ayudan en la casa,
tocó la puerta y me llamó al desayuno. Al bajar todos ya estaban sentados, se
impresionaron de que estuviera bañado, pero el papá de Federico me recordó algo
en lo que no pensé, era día de colegio.
Desayunamos
rápido, la mamá de ellos hablaba mucho de política… me molestaba un poco el
tema así que intenté quedarme callado lo máximo posible. Subí al cuarto, busqué
dinero, tarjetas, documentos y ropa. Al bajar, fui a la cocina y metí dentro de
la mochila comida, salí de la casa intentando pasar desapercibido, no podía
creer que lo había logrado.
Yo
no conocía este vecindario, era bastante extraño para mí. Después de caminar
unos minutos llegué a lo que se veía como una vía importante, me acerqué hasta
un paradero y me subí al primer bus que pasó.
Algunas
personas de las que estaban en el bus me miraban algo sorprendidas, supuse que
era porque no tenía uniforme de ningún colegio. Pude sentarme e ignoré a todos,
era el primero de los buses que iba a coger para por fin llegar a mi casa.
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-¡GABRIEL
TE QUEDASTE DORMIDO! -Fue el saludo con el que me despertaron, no entendía
nada… solo quería seguir durmiendo, era más temprano de lo que solía levantarme
y eso más el hambre que tenía me ponía de malas.
-Ya
tenemos que salir para el colegio -Dijo la niña, aun no sabía su nombre, pero
ese tono que uso fue lo que hizo que me levantara y buscara el uniforme del
colegio al que iba Gabriel.
Me
alisté en menos de 5 minutos, ni siquiera desayuné, cogí lo que creí que era la
mochila de Gabriel y nos fuimos para el colegio. Al llegar pensé en entrar,
pero ante la mirada de sorpresa de Hernán frené en seco.
-¿Qué?
-Dije confundido, de verdad no entendía.
-Pues
que pensé que ibas a entrar, y tu tienes colegio en la tarde -Me lo dijo como
si fuera algo obvio pero no le entendí.
-¿Entonces?
-Dije sin saber que más decir.
-Tu
vas al trabajo, después vienes por nosotros y después tienes clase -Dijo la
niña mirándome como si estuviera loco.
Asentí,
ellos entraron al colegio, pero yo sigo confundido ¿tengo que trabajar? ¿En qué
cosa y donde se supone que trabajo?
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Me
bajé al final de la ruta, solo que al parecer me confundí porque no entendía en
donde estaba. Pregunté, pero nadie sabía en donde queda mi casa y yo me comencé
a desesperar, me subí en otro bus pero este me llevó hasta un barrio, estando
ahí me desesperé más… busqué el celular y tenía unas 20 llamadas perdidas del
papá de Federico.
Le
devolví la llamada sin pesar en una buena excusa, estaba furioso y yo seguía
algo enojado así que prácticamente solo le envié la ubicación y espere a que me
recogieran sin perder la esperanza de que al final alguien me lleve a mi casa.
Se
demoraron unos 40 minutos, llegó un carro con la policía y escoltas, me
abrieron la puerta y apenas me subí empezó el regaño.
-¿EN
QUE ESTABAS PENSANDO FEDERICO? -Gritó, yo seguía molesto así que le grité
igual.
-Quería
ir a mi casa -Lo dije sin pensar, pero eso solo enojo más al tipo.
-POR
AQUÍ NO QUEDA LA CASA, ¿ERES CONCIENTE DE LO PELIGROSO QUE ES ESTE BARRIO? -No,
porque donde yo vivo se parece aquí.
Me
quede callado y el también, nos llevaron hasta la casa y ambos nos bajamos en
silencio. Me dio algo de curiosidad ver que tan enfadado podía ponerse… pero al
mismo tiempo estaba nervioso.
-¿Qué
te dije ayer que pasaría si volvías a hacer una de las tuyas? -Me quedé
callado. -¡CONTESTA!
-¿Me
vas a pegar? -Dije.
-Y
que esperabas, ¿una fiesta? -Contestó con sarcasmo. -Yo sé que nunca había
usado el cinturón, pero creo que te lo mereces.
A
mi si me han pegado con el cinturón así que no me pareció algo tan terrible.
Cuando pasa yo me recuesto sobre el sofá o una mesa y espero a que acabe el
castigo, así que iba a repetirlo cuando me di cuenta que el papá de Federico me
miraba extrañado.
-¿Qué
haces? -Dijo con el cinturón en la mano.
-¿En
donde me pongo? -Dije ya algo desesperado.
-Tu
siempre sales corriendo, me estás preocupando -El tipo me hizo poner de pie y
subimos hasta su cuarto. -Vamos a ir al médico después de esto.
Sentí
que de un tirón me bajó el pantalón y luego empezó a darme correazos.
Zas
zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas
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Claramente
me dolió, pero no fue tan duro como lo era mi papá así que no estaba llorando
desconsoladamente. Supuse que Federico si era escandaloso porque su papá se
preocupó y se impresionó un poco al ver que no lloraba casi.
-¿Qué
tienes hijo? ¿Por qué están tan raro? -Me dijo, algo extrañado. -Sé que debes
estar molesto pero tu te lo ganaste, no tienes por qué ir a esos lugares.
Eso
debió molestarme, pero no quería que me volviera a pegar ni que empezara a
hacerme más preguntas porque estaba “raro”, dejé que me abrazara hasta que al
fin me dejó solo en la habitación. Tengo que buscar la manera de contactar a
Federico.
Hola,me alegra saber que estás bien espero que pronto te pongas en contacto .
ResponderBorrarMe gusta esta historia ,una vez vi una película que pasaba igual pero era un chico y una chica