Capítulo
treinta
Después
de la tormenta ¿viene la paz?
Steve
pov
Rayos, me dormí. Ya tendría que
estar atravesando el océano, no dormido en una manta como un bebé, tengo que
salir de aquí. ¿A quién engaño? Si a alguien le importara ya estarían aquí.
Me invadió esa sensación de
desamparo, mis estúpidas lágrimas no dejaban de caer. Me sentía entumecido, entumecido
mis ojos se cerraron nuevamente.
Siento que me abrazan y me besan
toda la cara, me aprietan con fuerza, con mucha fuerza debo estar soñando, no
quiero abrir los ojos porque esa sensación va a desaparecer.
“Steve, cachorrito abre los
ojitos”
“no quiero” realmente no quería, no
quiero perder esa sensación, no quiero.
“vamos bebé, abre los ojitos”
Ya no me podía seguir haciendo el
tonto, mejor abrirlos de una vez, este sueño se está haciendo una tortura. Como
pude abrí mis ojos, me dolían, estaban muy hinchados.
“mi tigrecito” me dijo. No era un
sueño, papá estaba ahí.
“¿Por qué tienes los ojos rojos?”
le pregunté sorprendido.
“porque te he buscado por todos
lados y no te encontraba”
“no me buscaste” le reproché con
un puchero.
“¿Cómo que no te busqué, campeón?
Es más, debo llamar a tu mamá que está como loca buscándote en todos los
hospitales, y a tus opas que van a freírte el trasero corredor que te gastas”
“yo estaba aquí”
“si pero con tus antecedentes era
mejor ir a los aeropuertos y hospitales primero” bajé la vista avergonzado, porque
no podía discutir eso.
“pero por qué llorabas siempre me
voy y nunca pasa nada”
“yo siempre me aflijo mucho
cuando no estás, y además este último tiempo has estado haciendo más tonteras
de lo habitual” yo no pude evitar dirigir mis ojos a mis muñecas.
“lo siento”
“lo sentirás, mocosito malcriado,
lo sentirás” luego de eso llamó a mamá y le dijo que se fuera a casa, que ya
volveríamos y que tratara con Evan.
“no papito, no le pegues a mi
hermano” le quité el celular “mamita, mamita no le pegues a Evancito”
“Usted y yo jovencito tendremos
una larga y dolorosa conversación con el cepillo”
“mami”
“no hay mami que te salve Steve
Hyuga” me dio un poquito de rabia y recordé todo lo que me había dolido, así
que sin más le corté el teléfono.
“Steve Andrew” dijo papá
sorprendido
“De Steve nada y ya vete no
volveré a su casa”
“vamos a ver como no vuelves”
dijo sacándome de la cama, la cama que compartía con mi mujer, tomando el
maldito cepillo de madera nativa que le regalé cuando visitamos el sur de Chile,
y papá me desnudó el trasero. Ni siquiera me puso sobre sus rodillas, me pegó
ahí, en la cama, la cama de la Kathya! Me quiero morir.
“Noooooooo no me pegues, noooooooo”
¡CRACK! ¡CRACK! ¡CRACK!
“NOOOOOO papi me dueleeeeeeeeee”
¡CRACK! ¡CRACK!
“llama a tu madre y dile que la
conversación en casa no será necesaria” dijo pasándome el celular.
¡CRACK! ¡CRACK! ¡CRACK! ¡CRACK!
No podía creerlo, me estaba
zurrando y quería que le marcara a mamá.
“estoy esperando Steve”
¡CRACK! ¡CRACK!
No me quedo otra alternativa que
llamarla.
“Mamita Auch mamita, me está
pegando buaaaaaaaaa! Mami me está pegado muy fuerte”
¡CRACK! ¡CRACK! ¡CRACK!
“Ya mi niñito, tranquilo bebito”
escuché a mamá llorar “cachorrito ven a casa para que pueda mimarte”
¡CRACK! ¡CRACK!
“Papito no, quiero ir a casa, quiero
irme a casa” papá tiró lejos el cepillo y me abrazó.
“nunca huyas de casa, mi vida. Todo
lo podemos arreglar hablando pero jamás la solución será irte de casa”
“me pegaste muy fuerte”
“solo porque no quería darte con
el cepillo toda una semana” me sonrió cansado, me acomodó la ropa y me llevó
acuestas al auto. Quería ver a mamá, pero no quería ver a Evan. No quiero
molestarlo más, pero no me quedo otra.
“No volveré al colegio” sentencié
apenas entré.
“Steve” dijo mamá mientras me
abrazaban, no entiendo la manía que tienen mis padres de decir mi nombre, como
si no lo supiera o como si el solo hecho de decirlo significara un reto bueno, no
negaré que entiendo lo que quieren decir pero es como si se quedara sin
palabras, sin ideas. Pero el punto es que con solo decir mi nombre no dicen
mucho ni aunque pretendieran decir más podrían, porque Evan se me abalanzó. Yo
creí que a pegarme, pero no, fue para abrazarme y pedirme perdón. Sí, perdón
“no hay nada que perdonar Evan”
dije yendo a mi pieza no hay nada que perdonar porque es la verdad fue el
último pensamiento que tuve antes de caer rendido.
Me ha gustado muchisimo........ quye se reconcilien entre hermanos, y he sufrido con la huida de ambos, pobrecito Evans sentir celos del hermano y el otro inocente sin saber los sentimientos que genera en su hermanito
ResponderBorrarPero ahi papa y mama con amor y firmeza han solucionado las cosas pacificamente ccomo se espera, pero no tan pacifico para ese par de traseros, jajajajajja
un beso lady estuvieron geniales, pero aun asi sigo creyendo que es demasiado corto me has dejado con hambre, jajajaj paro ya me daras algo lindo con ellos como siempre, disfruto a este par qeu empieza una nueva etapa en su vida
Tus críos traviesos son geniales Lady
ResponderBorrarGloria
pobre steve sintiendo se culpable por los celos del hermanito...
ResponderBorrarWaaoooo, a ese par si les dan duro....esitos.
ResponderBorrarYo ya había dejado mi comentario no es justo u.u ehh. Bueno Lady sabes que amo a tu tigrcito, y a su hermanito te quedo maravilloso pero tengo ganas de mas :C hahaha te quedo genial (:
ResponderBorrarKarlieew